Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

[Reviews - 1052]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Bueno como ya es bastante obvio la U me agobió toda la semana y por eso no pude publicar D: lamento no haberlo hecho ;-; hasta a mí me dolió no hacerlo; muchas gracias a todos con sus palabras de apoyo :') jaja este cap va para cielo perdido que me ha dado una bonita sorpresa :D! Es Alessandro!! :B! 

http://elraromundodeangelitotravieso.blogspot.com/2012/03/dibujo-de-alessandro.html

:') me ha encantado la mirada de maloso que tiene es hasta intimidante o.0 

Un saludote a PrettyReckless que ahora anda viendo a Misha en todos lados hasta en locales o.O y a otro saludo a Angyy que encontró una calle que se llama "Ángel Ariel" y un puente que se llama EDC y me pasó las fotos :|! 

Así sin más...¡disfruten!

Sobre su cabeza colgaba un enorme candelabro cristal. El lugar estaba atestado, pero él estaba más preocupado por notar la fachada de esa antigua casa de campo. Parecía de esas mansiones tan propias del siglo XVIII o XIX. Seguía examinando el  candelabro cuando sintió una mano sobre su hombro. Se giró un poco y notó a su padre cerca de él, ataviado con un carísimo traje. Él vestía igual. Después de todo aquella noche era una ocasión muy especial; celebraban el cumpleaños número dieciocho de Demian, sin embargo allí no se encontraba ninguno de los amigos de su hermano mayor, aunque sabía que él no los consideraba de esa manera. Demian no tenía amigos. Con los que se juntaba eran solo las personas que le facilitaba conseguir sus propósitos, según las palabras de su propio hermano.

Sin embargo en esos momentos no había rastros de su hermano. Llevaba una hora de retraso y aunque le había sugerido a su padre que mandase a buscar a alguien por él no lo había escuchado. Cuando el reloj de piso empezó a sonar imponente, su progenitor puso una mano en el hombro y empezó a guiarle entre la multitud hacia las enormes gradas que llevaban a la segunda planta, pero a mitad de estas se detuvieron. Todos pasaron a dirigir su vista a donde ellos se encontraban, la orquesta en vivo dejó de tocar.

—Buenas noches a todos. Espero que estén disfrutando de la velada.

Hizo una pausa y todos empezaron a aplaudir. Mirando a su padre parecía que estaba acostumbrado a dirigir ese tipo de discursos. Pasó la vista por el enorme salón dónde la mayoría eran hombres de aspecto bastante rudo. Hacía unos pocos meses había descubierto a lo que se dedicaba su progenitor y eso no ayudó a que se acrecentara el amor por él. Sin embargo sabía que dependía exclusivamente de él y aunque había pensado en denunciarlo al final supo que no podría salir bien librado, de a poco iba comprendiendo el poder que tenía. Entre las personas que estaban en el salón se encontraban un buen número de policías que eran los informantes de su padre, así que no serviría de nada.

—Los he invitado a todos esta noche a ustedes, mis colegas, mis hermanos, mis halcones, porque esta noche nace dos miembros entre nosotros. Uno de ellos, y el más importante está justo a mi lado— Sintió la mirada de su padre y de todos sobre él—. Este día mi hijo empezará a ser parte de nosotros, para que vaya acostumbrándose a sentirse en familia. Después de todo me honra presentarlo frente a ustedes, de una manera formal, como mi sucesor.

Un aplauso se extendió por toda la sala. Su padre le sonrió, quizás era la primera vez en su vida que lo hacía, orgulloso, lleno de expectativas para él que apenas tenía doce años. Se sentía abrumado. Creía que su hermano hablaría con él, que tomaría su lugar. Hace años le había dejado claro que deseaba el puesto mucho más que él y con el paso de los últimos años su visión no había cambiado. Entre todas las personas apareció al frente su hermano. Vio aquellos ojos grises semejantes a los suyos mirarle lleno de odio.

 

—Desde ahora, Jensen, eres uno de nosotros—le dijo su padre ignorando por completo a su hermano.  Bajaron juntos por la escalera, creyó que se reunirían con su él, pero pasaron a su lado y su padre ni siquiera se detuvo para desearle un feliz cumpleaños a su primogénito. Él quería hacerlo e incluso darle un pequeño regalo que había comprado con su mesada, pero su padre no se lo permitió. Lo guió entre las personas con las que a partir de ese momento se formarían parte de su día a día. En esos momentos él ignoraba que solo era la iniciación a una vida llena de muerte.

***

Tenía la vista perdida en las copas de los árboles que se veían desde la ventana del aula— Miderhive, Ariel— Al escuchar su nombre salió de su letargo y  fue hasta el frente del aula. Sonrió al tutor cuando le pasó un sobre manila— ¿Gusta hacérselo llegar al señor Lenz o prefiere que se lo guarde?

—Yo se lo entrego, no se preocupe, creo que está ansioso por saber sus resultados— dijo con una sonrisa. Se dirigió hasta su asiento con los dos sobres. Mike y los chicos del equipo de basquetbol se apresuraron a abalanzarse sobre él— ¿Qué te salió?

—No sé, no lo he abierto— dijo algo ansioso.

— ¡Pues anda! Míralo— empezaron a insistirle todos.

— ¿Puedes creer que a  Mike le salió que tenía para físico matemático? Estas pruebas deben ser una farsa, es decir, ¿Mike un físico matemático?

El aludido solo miró un poco molesto a los de su equipo—Si me va mal en mate es porque no pongo atención. No soy tan estúpido.

—Tú lo has dicho: Tan estúpido—dijo uno de ellos. Sonó el timbre de la salida, que fue opacado por la risa de todos. El resto de sus compañeros se fueron a amontonar contra el escritorio del tutor intentando buscar sus pruebas.

—Gracias por el apoyo amigos, ya Ariel, dinos que te salió.

Solo recogió sus cosas y sonrió un poco—Seguro, les diré mañana cuando no estén acosándome con sus preguntas. ¡Nos vemos!

— ¡Oye, al menos dinos que le salió a Ethan! —Se apresuró a alzar la voz Mike al notar como ya iba por la entrada.

— ¿Aún lo preguntas? ¡Será el mejor psicólogo de la historia! — Anunció antes de salir del salón. En medio de los pasillos veía a todos sus compañeros intercambiarse las pruebas de aptitudes para ver que había escrito en ellas.

Ariel presionó contra su pecho su sobre. Veía a todos reír, bromear con los resultados, fantasear con sus futuros. Se detuvo en medio de los jardines que lo separaban de la entrada principal. Se sentó debajo la sombra de un árbol. Le dio la vuelta a su sobre varias veces. Veía su nombre en él, muchos dirían que en ese mísero pedazo de papel estaba escrito su futuro, sin embargo él no se sentía emocionado porque sabía que su futuro estaba en manos de Mapelli.

Una parte de él quería ver que había escrito, pero la otra se negaba, puesto que pensaba que solo haría más doloroso enfrentar su realidad. Miró a su alrededor, deseaba que Ethan estuviera a su lado en esos momentos. Sabía que contraría las palabras adecuadas para elevarle el ánimo. De seguro diría alguna broma antes de soltarle unas palabras llenas de sabidurías. Aún no podía creer que estuvieran a menos de tres meses de terminar clases y casi a tres de graduarse. Y luego todo terminaría. Diría adiós a lo último que le recordaba que tenía una vida normal. Alessandro quisiera o no formaba parte de su vida especial y aunque fuera de las pocas cosas buenas, realmente buenas, eso no le impedía ver que si no tuviera la vida que llevaba ahora no lo hubiera conocido.

A veces quería pensar que perdió su libertad, pero ganó el amor. Pero días como estos pensaba que desearía volver a tener su vida normal y su libertad. No podía evitar sentirse fuera de lugar. Quería  volver a tener los mismos problemas que sus compañeros: Quejarse porque sus padres no han pagado el internet;  que no tienen dinero suficiente para salir; que no llegaron a tiempo para comprar las entradas de una película en estreno o un concierto; etc.

Quería esa vida de vuelta. Sin embargo nada en su alrededor le indicaba que volvería a la aparente normalidad. Se estaba hundiendo en esos pensamientos cuando la imagen de Alessandro le llegó con fuerza. No podía seguir preocupándolo. Él ya tenía muchos problemas, anoche que llegó a traerlo al restaurante lucía pálido, preocupado. Estuvo hablando con Dante por largo rato, lo único que logró escuchar fue que tenía que ver con algo que Lupo le había dicho, y no podía evitar sentirse culpable porque creía que tenía que ver en relación a lo que le había dicho: el parentesco entre el halcón e Ethan.

Su celular empezó a sonar, indicándole que su pareja  ya debía estar allí, afuera de la escuela. Guardó los sobres entre sus cosas y avanzó hasta la entrada. Sonrió, a su pesar, al notar como sus compañeras siempre se le quedaban viendo embobadas y este lucía tan indiferente ante sus intentos de llamar su atención. Cuando puso sus ojos en él no pudo evitar sonrojarse ante la sonrisa de lado que le dedicaba.

Apenas se acercó le dio un corto beso en los labios que le sacó un sonrojo. Al parecer lo que sea que le hubo preocupado anoche había quedado en el olvido—Hola ricura. ¿Qué tal tu día?

—Bien, todo en orden.

Subieron a la motocicleta. Ariel cerró sus ojos y se apoyó contra la espalda de su novio. Amaba esa sensación de calidez, sabía que las cosas entre ellos no estaba del todo bien, pero estaba muchísimo mejor que días anteriores y se sentía feliz de saber que las cosas iban mejorando de a poco. Luego de un rato la Chopper se detuvo. Abrió los ojos y sonrió al notar dónde estaban.

—Hace días no veníamos aquí y me apetecía. ¿Te importa que comamos aquí?

—En absoluto.

Tomó su mochila y empezaron a emprender el camino hasta el lugar que solo ellos conocían. Su lugar secreto. Al llegar a la cima no pudo evitar sentirse en paz con el mundo. Hacía mucho que no iba allí, estaba seguro que Alessandro seguía yendo a menudo porque no dejaba que la maleza creciera, pero aún no había reparado la cerca que estaba bastante floja. Sin embargo la vista en esos momentos era soberbia con el cielo despejado.

Alessandro volvió a sacar la cesta de picnic que al parecer había pasado a ser de su propiedad. Sin embargo esta vez no eran hamburguesas, era lo que a leguas se veía que era un platillo italiano— ¿Y eso?

Se encogió de hombros— Tuve que trabajar en casa ahora y llegó un punto en que no podía concentrarme así que decidí hacer nuestro almuerzo. Espero que te guste.

Se sentaron en la manta que extendieron. Ariel quedó sorprendido con el sabor— ¡Todo este tiempo has sabido cocinar y me has tenido torturándonos con mi comida! — Se quejó mientras se atrevía a probar el risotto que estaba igual de delicioso.

Alessandro solo sonrió. Terminaron de comer en silencio. Uno para nada incómodo. Al final se tendieron en la manta. Ariel empezaba a sentirse adormitado, la sombra de los árboles de los alrededores lo protegían de los fuertes rayos del sol de esa hora. Sentía la mano de Alessandro acariciar su espalda con suavidad—Ariel…

—Dime…

— ¿No vas a decirme qué te salió en tu prueba de aptitudes?

Ariel alzó la mirada. Alessandro no lucía molesto, solo curioso— ¿Cómo sabes que me las dieron ahora? — Ni siquiera él sabía que se las iban a dar ese día.

—Ya pasé por eso y todos tus compañeros no dejaban de hablar de sus pruebas a la salida— Vio la tristeza en los ojos de su novio y no pudo evitar sentir que había dicho algo indebido—. ¿Qué sucede? ¿No salió lo que esperabas?

Ariel le dio la espalda—No, no es eso. Ni siquiera sé que me ha salido— Sintió a Alessandro incorporarse un poco y apoyar su pecho contra su espalda.

— ¿No quieres saberlo?

—No— dijo con cierta tristeza—. ¿De qué me serviría? No tengo un futuro como el de los demás. Estoy condenado a pagar esa deuda.

Sintió los labios de Alessandro en su cuello, ascendiendo hasta su mejilla y deteniéndose en el oído—Tú no estás condenado a nada. Además Mapelli solo te llama para trabajar en la noche, perfectamente puedes ir a la universidad. No es justo que sacrifiques todo tu futuro.

Ariel se giró y quedó frente a Alessandro— No puedo. Tengo que trabajar. Ni siquiera he podido abonar a la deuda del hospital. No sé como aún dejan a mi padre que se quede en la habitación. Mi madre y mi hermano o hermana, que está a punto de nacer, me necesitan. Apenas gano lo suficiente para mantenerlos, no sé cómo lo hago porque en teoría no debería alcanzar  ni para cubrir la mitad de los gastos.

—Quizás tu madre es mejor administradora de lo que piensas— sugirió. Puso su mano en la mejilla del otro—. Oye tú puedes tener el futuro que quieras. Puedes conseguir perfectamente una beca, incluso yo que no era ni la mitad de aplicado que tú lo hice.

Ariel le miró sorprendido— ¿Conseguiste una beca? Nunca me lo habías dicho…

Alessandro sonrió— Salí excelente en las pruebas finales y la nacional así que otorgaron una beca a nivel internacional.

— ¿Y qué paso?

—La rechacé— respondió como si nada.

— ¿Por qué? — Sin embargo deseó no haberlo hecho. Algo le decía que conocía la respuesta a esa pregunta— ¿Fue por Misha? — Se aventuró a preguntar. Lo vio vacilar unos segundos pero al final  terminó por responder que sus suposiciones eran correctas. Ariel sonrió con cierta tristeza— ¿Y no te arrepientes de no haberla tomado?

—No. No podría arrepentirme. Quiero creer que él me necesitaba en esos momentos.

— ¿Y él que te dijo?

Sonrió con cierta malicia, como quien acababa cometer una travesura, pero también con cierta nostalgia— Nada. Se enfureció conmigo alcanzando límites insospechados que dejó de hablarme por varios días. Jamás lo vi en ese estado, dijo que era un estúpido por perder esa oportunidad que cualquiera querría. Ya pasó eso. No importa. Lo importante es que ahora tú no renuncies a tus sueños solo porque crees que no puedas lograrlos.

Ariel no respondió en un primer momento, miraba a su pareja incrédulo ¿Acababa de compartirle parte de su pasado sin forzarlo? Aún más importante: Le había hablado un poco de Misha— No creo tener la misma suerte. No soy tan brillante como tú. Además ir a la universidad es carísimo.

—Yo puedo ayudarte a pagarla— le aseguró.

— ¿Qué?

—Yo puedo, Ariel, si es tu sueño entonces quiero ayudarte— Vio la incredulidad en sus ojos—. ¿No me crees?

—Creía que tú hacías todo eso por dinero…

Alessandro le miró con aspecto sombrío— Al principio se podría decir que si lo hacía. Ya no. Insisto que te desvías el tema. ¿Quieres ir a la universidad? ¡Hazlo! Elige la que quieras.

—Alessandro, no sé…

—Piénsalo. No voy a permitir que tus sueños mueran. Ahora que tal si empezamos viendo que dice ese endemoniado papelito que serás.

Ariel sonrió un poco, confundido, anonadado por lo extraño que se comportaba Alessandro, pero no le molestaba solo le sorprendía—De acuerdo. La verdad, no quise abrirlo allí porque quería esperar a estar con la persona más importante para mí.

Alessandro sonrió de lado— Incluso en estos momentos de seriedad sales con una cursilería. Anda, abrámoslo. Me mata la curiosidad.

Buscó en su mochila su sobre y lo miró unos segundos antes de atreverse a abrir el sobre. Al siguiente segundo Alessandro estaba a la par suya leyendo a su lado. Empezaban diciéndole cual era sus habilidades, inteligencia general, etc, etc. Al final se saltaron a la parte más importante las carreras a las que podía aplicar. Empezó a leer la larga lista. Luego de unos minutos puso las hojas en sus rodillas. E intentó procesar lo que le decía. Alessandro le miraba ansioso— ¿Salió alguna que estuviera en tus opciones?

Ariel sonrió un poco y asintió— No estoy muy seguro aún. Es decir no me lo había planteado seriamente con todo esto, pero sí.

— ¿Adivino? — Ariel asintió con una sonrisita. Se sonrojó ante el largo escrutinio de Alessandro hasta que finalmente pronunció: —Arquitectura.

Ariel le miró sorprendido— ¿Cómo lo supiste?

Alessandro sonrió victorioso— Solo lo supe  y ya.

— ¿Y qué opinas?

—Me gusta. Te veo como un sexy arquitecto. ¿Pero a ti te convence?

—Aún no estoy del todo seguro, pero es la que más me llama la atención, aunque me da miedo por tanta física y matemáticas.

—Lo harás bien. Serás excelente en lo que te propongas.

No pudo evitar sonreír por sus palabras. Se inclinó y le besó con amor. No podía dejar de besarlo, quería intentar compensar todos esos besos que no se dieron por mucho tiempo. Sus besos se volvieron más ansiosos, más desesperados, tanto que Alessandro se separó un poco y le miró preocupado— ¿Seguro que estás bien, mi ricura?

Intentó asentir, pero al final la culpa le ganó— Es solo que ahora cuando veía a todos tan felices, pensando en el futuro, me sentí perdido. Sentí que no había esperanzas. Solo podía pensar que estaba triste, derrotado, sin escape y yo…— calló. De seguro Alessandro sabía a dónde iba a llegar toda esa conversación.

Le tomó del rostro— Siempre habrá esperanzas para ti. Tú tendrás un mejor futuro que todos ellos, Ariel. No pienses en esas cosas, solo te haces daño y te hace querer recaer en las drogas. Ya hablamos de eso…

—Lo sé, pero al final creo que soy más débil de lo que creía porque solo pude pensar que si consumía solo un poco podría olvidarme de todo— Buscó abrazar a Alessandro quien no se resistió. Amaba el calor y la seguridad que este emanaba.

—No quiero que te presiones, esas cosas no se solucionan de un día para otro. No te preocupes. Prometí que iba a ayudarte y eso voy a hacer. Ayer se me ocurrió una manera, pero quería consultarlo contigo antes, porque lo más importante es que te sientas cómodo— Besó los cabellos de Ariel. Deseaba poder ayudarlo—. Lyosha ayer te dio unas pastillas, eso te ayudará a no necesitar las drogas, pero la adicción es un problema psicológico y por eso necesitas hablar de esos problemas con alguien.

—Ya los hablo contigo— susurró aferrándose a la camisa del otro—. ¿No es suficiente?

—Yo no puedo ayudarte como quisiera, pero Samuel Shiheflit sí puede— Buscó la mirada del otro al pronunciar esas palabras. Lucía perplejo—. Él es psicólogo y sabrá ayudarte mejor que nadie, pero quería consultarte primero si es con él quien deseas hablar, porque si tú no te sientes cómodo no servirá de nada.

— ¿Crees que me servirá?

—Nunca te pediría que hicieras algo de lo que no estuviera seguro que sería para tu bien. Pero no quiero que hagas esto solo por mí. Necesito que te des cuenta de la gravedad de tus problemas, que quieras curarte por ti mismo. ¿Qué dices?

Ariel le miró detenidamente. Alessandro solo quería ayudarle. No había nada de malo en eso, pero se sentía avergonzado. No quería que Samuel supiera lo bajo que había caído. La verdad no quería que nadie lo supiera, pero tenía que aceptar que tenía un problema y ahora tenía que atenerse a las consecuencias: —Digo que hablemos con Samuel— susurró una pequeña sonrisa.

***

Sentía sus mejillas arder. Pasaba la mirada constantemente entre el rostro de Lupo y la pantalla de televisión. En general no reaccionaba tan mal a ese tipo de escenas, solo se sentía levemente incómodo aún a sabiendas que era natural, pero cuando le propuso a Lupo empezar a ver True Blood no creyó que pusieran tantas escenas subidas de nivel. Así que allí estaban los dos viendo esa serie, en realidad  Ethan miraba para otro lado incómodo cada vez que algún vampiro se le salía lo calenturiento.

— ¿Esos vampiros solo piensan en follar? Siento que estoy viendo una versión hetero de la vida de Lyosha.

El comentario no hizo sentir mejor a Ethan. Le puso pausa. Quizás se animaría a verla cuando Lupo no estuviera allí presente, porque la trama le llamaba la atención. Quitándole las partes llenas de encuentro sexuales la serie estaba buenísima.

—Lo siento. No creía que la serie sería tan explícita— Lupo sonrió restándole importancia— Por cierto, ayer ya no pude preguntarte nada porque Dante estaba aquí y luego me quedé dormido una vez más. ¿Pasó algo malo? Dante me dijo que hablaste con Morello, pero después de eso te noté extraño—Lupo no respondió a la primera—. Se pelearon ¿verdad? — Era extraño decir eso, pero el halcón siempre, o casi siempre le decía las cosas sin mayores problemas. Únicamente dudaba o era muy cerrado cuando era algo personal.

—Da igual. No me importa lo que piense Morello de mí.

— ¿Seguro? Aún te noto molesto. No lo conozco muy bien, pero por lo que Ariel me dice muchas veces dice cosas sin pensarlo. Quizás deberían de hablar.

—Que hable él. Yo no tengo nada que decirle.

Ethan solo sonrió un poco. A veces Lupo era tan orgulloso como Alessandro. Y no había nadie que los sacara de ese plan. Desvió su mirada y su rostro se iluminó al ver a Dante allí. Lupo no pasó desapercibido aquel detalle, desde el día que fue a hacer el trabajo encargado por Morello esos dos estaban demasiado felices juntos, mucha miradita llena de sexo de parte de Dante, que muchas veces se encargaba de mantener a raya por el bienestar de Ethan. Juraba que lo castraba si se le ocurría hacerle algo a su sobrino aún en su estado tan delicado.

—Bueno, ya que éste ya llegó  necesito irme a encargar de unas cosas— respondió Lupo y se dispuso a salir de la habitación, no sin antes lanzarle una mirada de advertencia a Dante. Cuando ellos dos estaban juntos se sentía fuera de lugar, y no era solo porque ambos fueran homosexuales, sino que la alegría, la ilusión del primer amor era algo que le provocaba repulsión. Solo esperaba que Ethan no terminara igual que él. En verdad quería que las cosas para su sobrino fueran diferentes. Él se merecía una mejor vida.

***

Ethan sonrió al quedarse a solas con Dante. Últimamente se había sentido raro con Dante, no incómodo, sino raro, de alguna manera sentía más cosas de las que debería. Su mente empezaba a cavilar más pensamientos de lo normal. No sabía también si debía atribuírselo a su nula actividad física, pero cuando le besaba sentía que su cuerpo reaccionaba en un santiamén.  No sabía si eso era normal, pero era la primera vez que le pasaba con alguien. Quería creer que era normal de la adolescencia, una que casi ni sintió su paso, pero al parecer sus hormonas si querían experimentar lo que todos.

— Has venido más temprano de lo acostumbrado— comentó.

—Sí. Es que aún tengo que solucionar unas cosas en Silver Beach y no quería irme sin pasar tiempo contigo.

— ¿Hasta allá?  Llegarás muy agotado.

—No te preocupes. El verte me revitaliza. ¿Y qué quieres hacer ahora? Podemos seguir con las series, o puedo ayudarte con los ejercicios de memoria, o…—Ethan se inclinó y le besó. No sabía bien por qué lo había hecho, pero últimamente sentía una necesidad de besarle cada vez que podía—O podemos besarnos, eso también está muy bien— dijo con una sonrisa pícara.

Ethan se sonrojó un poco— ¿Seguro?

—A mi me encanta todo lo que tenga que ver contigo— Dante posó su mano detrás de la nuca de Ethan para atraerlo y besarle con delicadeza, pero Ethan respondió con más pasión y con más lengua de la que esperaba. Tuvo que ahogar un gemido de satisfacción. Sus manos no se quedaron quietas por mucho tiempo y subieron hasta aquellos cabellos azabache que acarició extasiado.

Ethan acariciaba el pecho de Dante con más pasión de la acostumbrada. No sabía si era por estar viendo las escenas subidas de todo de True Blood o era simplemente el deseo, la atracción que sentía por Dante. Se sentó haciendo que sus pechos chocaran. Su boca jadeó al sentir como Dante bajaba la mano por su espalda, provocándole agradables escalofrío—Dante…—susurró con voz ronca. Sus manos se fueron bajo la camisa del otro quien no mostró resistencia. Ethan exploraba maravillado el cuerpo que tenía tan próximo a él. Gimió con fuerza al sentir como depositaba besos en su cuello. Cerró sus ojos dejándose embriagar por esa sensación. Buscó los labios de Dante una vez más y compartieron un beso húmedo. Ethan se terminó acostado en la cama una vez más, haciendo que Dante prácticamente se subiera en la cama.

Se separaron unos segundos agitados. Extasiados, jamás se habían besado de esa manera Dante le miraba estupefacto. Ethan sintió sus mejillas arder. ¡¿Qué le estaba pasando?! ¿Y por qué su cerebro no había intentado detenerle aún? Intentó moverse, y solo consiguió apretar el control remoto con su codo, al instante los sonidos eróticos de la escena que había puesto pausa hacía unos segundos le inundaron de nuevo.

Ambos se miraron respirando agitados, Ethan se sentía ya bastante excitado cosa que no pasó desapercibido por Dante—Quizás deberíamos parar—propuso Dante. Era cierto que una parte de su cuerpo reclamaba por atención, pero la otra, la racional le decía que si no quería problemas con Lupo debía parar allí mismo. Sin embargo al notar la decepción en el rostro de Ethan sintió una punzada de culpa.

— ¿No soy tan bueno? — Preguntó con cierta desilusión—. ¿Es que tú no quieres…?

Dante le miró incrédulo—No, no es eso. Es que no deberíamos estar haciendo esto aquí es decir…— Cómo le decía: ¡Hey no podemos hacer nada porque tu tío va a castrarme!

Ethan le miró con cierta tristeza— Comprendo. Quizás deberíamos mejor hacer otra cosa— dijo mientras ponía la mano en el pecho del otro mientras le indicaba que era mejor que se quitara encima de él.

—Ethan, yo…

La puerta se abrió en esos momentos, ambos intentaron separarse con rapidez, pero eso no evitó que Ariel y Alessandro vieran la escena. Los cuatro se quedaron unos segundos solo mirándose— Creía que ése estaba enfermo, pero si tiene energías para haciendo esas cosas yo lo daría de alta— comentó Alessandro así sin más. Ethan se sonrojó un poco por el comentario—. Dante ¿podemos hablar afuera? Digo, si no están muy ocupados con sus cosas pervertidas…

—No estamos ocupados. Dante ya se iba de todas maneras. Tiene que ir a Silver Beach— se adelantó Ethan. Dante no supo como tomarse esa intervención, pero Ethan evadió su mirada a toda costa. No se sentía con ánimos de verle después de lo que acababa de pasar—. Que tengas buen viaje.

Dante le miró algo decepcionado, pero se inclinó para besar sus cabeza— ¿Puedo llamarte cuando llegue?

—Por supuesto.

Una vez que Alessandro y Dante salieron de la habitación se dejó hundir en la cama. ¡Era un estúpido! Casi se arranca los cabellos de la frustración por lo que acababa de hacer, pero al notar a Ariel allí se abstuvo de hacerlo— ¿Todo en orden? Porque siento que interrumpimos algo.

—No interrumpieron nada.

— ¿Seguro? Porque luces bastante irritado. Creo que la abstinencia sexual de años te está empezando a pasar factura…

—No soy abstemio. ¡Ni siquiera lo he hecho la primera vez!

Ariel rió a su pesar. Se sentó a la orilla de la cama—Eso es porque  ha sido tu decisión.

—Oye, no estaba listo con Hayley y mucho menos lo iba a hacer contigo en situaciones adversas. El maldito karma me está pasando factura, ahora que sí quería hacerlo Dante me sale que no quiere y…

Ariel se sintió incómodo al escuchar mencionar a la chica, pero dejó pasarlo—Aguarda— lo cortó impresionado—. ¿T-tú querías hacerlo con Dante? — El rostro sonrojado de Ethan lo delató. Ariel le miró impresionado— ¡¿Es enserio?!

—Shh…baja la voz. Sino todo el hospital se va a dar cuenta— pidió totalmente apenado. No sabía por qué siempre terminaba contándole esas cosas a Ariel—. Es que no sé. Últimamente sentía que ambos estábamos en sintonía. Quizás estoy loco, pero jamás me había sentido más a gusto con él y aún me gusta más de lo que soy capaz de admitir, pero…

Ariel escuchaba todo aquello sorprendido. No pensaba que Ethan hubiera solucionado a tal magnitud las cosas con Dante— Veo que las cosas están muy bien entre ustedes.

Ethan desvió la mirada—No lo sé. Aún tengo muchas dudas. A veces no sé que se me pasa por la cabeza. Después de eso no podré mirarlo a la cara— dijo lleno de vergüenza. No quería que Dante pensara que era un calenturiento.

Ariel sonrió un poco más relajado— Ohh vamos, no exageres. Échale la culpa a las hormonas o haz como si no ha pasado nada.

—No es eso lo que me preocupa— susurró deprimido—. Es que siento que no fui lo suficientemente bueno…

Ariel sonrió un poco al escucharle hablar así. Era extraño tener una conversación de lo más trivial con Ethan. Generalmente hablaban de cosas bastante deprimentes o como intentar seguir adelante, era agradable tener un respiro. Se inclinó a él y le dio una palmadita en la mejilla—Bobo, tú eres buenísimo en todo lo que te propones. Besando calientas a cualquiera— Incluso a él lo había calentado en más de una ocasión, pero no quería recordar esos momentos porque no quería terminar sonrojado igual a su amigo.

—Ese es el problema. Solo se besar y Dante pues…—Se hizo un silencio incómodo— Ya sabes, él tiene experiencia— Más de la que  él admitía. Lo sabía. Sin embargo Ethan intentaba no pensar en eso, porque solo lo hacía sentirse más inseguro—. Y yo no sé nada. No quiero quedar como un tonto o que me vaya a dejar por no llenar sus expectativas.

Ariel sonrió un poco más— Por lo que me dices creo que te estás adelantando a los hechos, a no ser que ustedes dos ya sean pareja.

—No, no somos, pero….

—Tú quieres que sean— concluyó Ariel con una sonrisa.

Ethan empezó a juguetear con sus dedos. Para él era difícil estar hablando de esos temas. ¿Cómo le decía a Ariel que no se sentía seguro para decirle a Dante que quería algo con él? Muchos temores habían salido a relucir últimamente y solo había descubierto que era más inseguro de lo que creía— ¿Podemos cambiar de tema?

Ariel sonrió un poco— De acuerdo, pero cuando estés listo para hablar de eso ya sabes que puedes contar conmigo— Tomó su mano con cariño para darle apoyo, Ethan sonrió ante el contacto. Allí mirando a esos ojos azules, Ariel no pudo evitar sentir que las cosas eran como debían ser. El escucharlo hablar así de alguien más no le generó los celos que creyó que sentiría, lo cual le indicó que quizás  solo se sintió confundido en su momento. Intentaba no darle muchas vueltas a esos asuntos. Por ahora solo se sentía cómodo de estar junto a él. Le indicó que le dejara un huequito. Ethan sonrió mientras le habría espacio en la cama a Ariel—.Por cierto te he traído algo que estoy seguro que te animará— dijo mientras sacaba los resultados de la prueba de aptitudes. Se acostó al lado de Ethan mientras esperaba que abriera el sobre— ¿No vas a verlos? — Ethan le dio varias vueltas al sobre. Sonrió un poco e hizo lo que Ariel le había indicado. Sintió la mirada de su mejor amigo clavada en los informes. Al final sonrió al final al notar la respuesta que ambos sabían— No sé porqué no me sorprende— comentó divertido.

— ¿Y a ti que te salió?

—Arquitectura. ¿Loco no crees?

Ethan sonrió un poco divertido— No realmente. Me gusta cómo suena: “Arquitecto Miderhive”.

—Vale, si tengo oportunidad de ir a la universidad. Con todo esto que me está pasando lo dudo.

—Yo tampoco tengo muchas posibilidades— le recordó Ethan quien sintió cierta culpabilidad por haber dudado solo un segundo entre el bienestar de su amigo y la idea de ir a la universidad. Viéndolo allí tan cerca suyo sabía que siempre elegiría velar por el bienestar de Ariel—. Así que veremos cómo lo lograremos. Juntos lograremos salir adelante. No importan  los obstáculos que se nos pongan enfrente.

—Extrañaba esa actitud tuya— dijo con una sonrisa mientras le abrazaba—. Gracias por ser mi mejor amigo y el único súper especial.

Ethan sonrió al escucharle hablar así— Ari, quiero decirte algo. Te lo digo porque confío en ti y es algo que no puedo decírselo a Lupo— dijo más serio—: Yo últimamente no puedo recordar casi nada. Si me preguntas que hemos estado hablando siento que he olvidado muchas cosas.

Ariel le miraba sorprendido— ¿Fue por el golpe? — Ethan asintió—. Pero necesitas decírselo a alguien…

—Dante lo sabe. Estaba aquí cuando los doctores me lo dijeron. No me he atrevido a decírselo a Lupo porque no quiero preocuparle más de lo que ya está. Me ha costado mucho hacer que empiece a recuperar su rutina diaria, así que no quiero preocuparle más. Sin embargo aún con Dante me cuesta abrirme en ese tipo de temas, me da miedo que a la larga no sea capaz de recordar más cosas, Ariel.

—No pasará. ¿Puedo ayudarte en algo?

—Solo haz que no olvide las cosas importantes ¿sí?

Ariel sonrió un poco más— Nunca dejaría que olvidaras las cosas importantes—Dijo mientras le abrazaba—. Gracias por confiarme tus temores.

—Tú harías lo mismo. Así que no hay nada que agradecer.

Ariel nunca iba a comprender cómo las cosas parecían ir siempre bien y luego Ethan siempre decía algo que lo hacía sentir culpable, pensó que si su amigo era tan honesto de compartir sus temores con él, lo mínimo que podía hacer era pagarle con la misma moneda. Se le vinieron a la mente mil maneras de decírselo, pero al final decidió el camino más corto: — Consumo drogas…

Silencio. Ethan se separó un poco de él y empezó a reír— Oye, si no sabías que decir no tendrías que haberme salido con eso porque por un segundo me la he creído.

—Ethan, es verdad.

Ariel agachó la mirada acongojado— No sé porque lo hice, pero solo sé que ahora no puedo parar— susurró lleno de vergüenza—. Alessandro lo descubrió y sentí que mi vida se acababa allí, pero lejos de alejarse de mí ha estado a mi lado. Lyosha me va a ayudar con una medicina, no sé no estoy seguro de casi nada, pero…

Ethan le tomó del rostro—No me lo dijiste…

—No me atrevía ni a decírmelo a mí mismo en voz alta. No es que quisiera ocultártelo a ti, pero todo se salió de control. Todo estaba tan mal así que yo…

—Fue por Alessandro ¿verdad?

—Fui yo quien lo hizo. No es justo que todos lo culpen.

— ¡Es porque él tiene la culpa! —Dijo perdiendo el control. Odiaba que fuera tan comprensivo con Alessandro—. ¡¿Es que no ves que si te encuentras en este estado es porque él te arrastró a eso?!

—Ethan…

La puerta se abrió y entró Alessandro con Dante— ¡Tú! — Ethan le miraba furioso— ¡¿Es que no te basta con arruinarle la vida a la gente vendiéndole mierdas como esa, sino que ahora quieres arrastrar a Ariel a ese mundo?!

— ¡Ethan, ya basta!

— ¡No! ¡¿Es que estás ciego o qué demonios te pasa?! — Ethan miraba furioso a Ariel— ¡¿Es que el sacrificio de tu padre por protegerlos te importa poco?! — Ariel se quedó sin palabras— ¿Qué crees que diría si supiera que por culpa de él empezaste a consumir esa porquería?

—Él no tiene la culpa, Ethan…

—Claro, defiéndelo. Siempre eres así. Defendiendo a personas que no valen la pena.

—Ariel, sal de aquí—pidió Alessandro.

— ¡No voy a salir! — Le dijo molesto, pero a quien miró furioso fue a Ethan—. Claro yo soy el que anda defendiendo a personas que no valen la pena, claro, ¿qué hay de tu madre?

—Con ella no te metas.

— ¡Ves allí estás de nuevo defendiéndola! ¡Ella es quien en verdad no vale la pena! ¡¿Cuántas veces ha venido a verte por voluntad propia?!

—Cállate, Ariel. Tú no tienes ningún derecho a decirme  que…

— ¡¿Qué tu madre es una arpía?! ¡Eres tú quien no quiere verlo! Maldita sea, tú harías cualquier cosa por ella, cuando ella no se lo merece.

—Soy yo quien va a juzgar eso— le dijo realmente dolido.

—Bien, entonces yo juzgaré lo conveniente con Alessandro, así que no te metas en mis asuntos. No necesito que me digas lo que está bien o mal.

—Bien, me sentaré a ver cómo te jodes la vida.

—Pues te quedarás esperando— dijo Ariel con frialdad. Tomó a Alessandro de la mano y salió de la habitación.

Ethan se quedó allí mirando la puerta por la que acaban de salir. Dante le miró preocupado— Ethan…

—Estoy bien— lo cortó mientras  le daba la espalda—. Estoy bien…de seguro lo olvidaré en unos minutos—esperaba poder hacerlo porque empezaba a sentir un nudo en su garganta.

***

La motocicleta se detuvo frente al restaurante de Dante. Ariel bajó de ella aún molesto. No podía creer que Ethan le hubiera dicho esas cosas a Alessandro— Ricura, sé que no es normal que yo lo diga y menos con respecto a ése, pero deberías disculparte.

— ¿Quieres que me disculpe con él? ¡¿Acaso no escuchaste todo lo que te dijo?!

Alessandro le miró con cierta tristeza. No quería admitirlo en voz alta pero: —Él tiene razón. Yo te arrastré a eso. No importa lo que tú digas. Sé que fue por mi culpa y que si hubiera sido un poco más cuidadoso contigo no tendríamos que estar pasando por esto.

— ¿Desde cuándo lo defiendes? — Preguntó molesto.

Alessandro se repetía a cada segundo: “Paciencia”. Tomó las manos de su pareja y lo apegó a él— No le defiendo. Solo digo que el amor que me tienes no debería impedirte ver mis defectos. Eso no está bien— Acarició la mejilla del otro—. Te quiero, Ariel, por eso no quiero que alejes a las personas que intentan ayudarte. Incluso cuando esas personas no tengan ni la menor estima de mi parte, pero debo de reconocer que ése es buen amigo tuyo y que es tan leal como Dante, personas así no se encuentran tan fácil, por eso te digo que aprendas a valorarlas. Actuaste como es normal en ti: Con impulsividad. Así que supongo que ése no tendrá problemas en perdonarte.

Ariel le miró con cierta culpabilidad— Pero tengo que ir a trabajar ahora y Dante debió haberse ido ya y no hay manera que pueda llamarlo.

—Yo tengo que regresar a hablar con Lupo. Si quieres puedo decirle algo.

Ariel sonrió un poco antes de besarle— Esta nueva etapa tuya me da miedo, pero a la vez me hace amarte más. ¿Vienes por mí a las once?

—Once. Entendido. Cuídate ricura.

Ariel le besó una última vez antes de entrar al restaurante donde Hamid ya lo estaba esperando para seguir con sus clases de cocina, pero precisamente esa tarde tenía una petición especial para cocinar.

***

Lamire  se detuvo frente a la puerta. Había llegado media hora antes. Lo sabía, pero había llegado resuelto a aclararle de una vez a Lyosha lo que sentía por él. En su mundo no había cabida a la idea que alguien tan maravilloso como el español pudiera corresponderle sus sentimientos. ¿Entonces por qué confesarse? Había pensado en un momento. Luego de darle vueltas al asunto había llegado a la conclusión que lo hacía para que por lo menos el otro estuviera consciente de que si algún día se aburría de todas las personas apuestas; él estaría allí para él, dispuesto a aceptar lo que sea que él quisiera ofrecerle.

Para Lamire era extraño sentirse así. Aunque nunca había sobresalido por tener una autoestima particularmente sobresaliente y el ver a Lyosha tan cerca y tan lejos de él no ayudaba mucho. Sin embargo le quería. Jamás había sentido tal magnitud de sentimientos por nadie. Lamire sentía que moría y vivía al mismo tiempo cada vez que veía aquellos preciosos rizos. Nunca experimentó un amor tan intenso. Quizás todos sus sentimientos se habían reprimido hasta que apareciera la persona indicada y el ver a Lyosha le hacía pensar que él podía serlo.

No dejaba de pensar que una persona de su edad no debería sentirse así. Es decir, veía a los adolescentes recorrer las calles y comportarse tal y como él lo estaba haciendo justo en esos momentos, pero para los jóvenes era algo excusable, es decir, eran tontos, no sabían nada de la vida. Aún no habían aprendido que el significado de unas palabras como: para siempre  duraba hasta que una de las dos personas se cansara; que nunca era siempre; no te voy a fallar siempre era hasta que aparecía una dificultad. Era difícil, pero era parte de crecer, él ya lo había hecho y sabía que no aspiraba a tener una historia como en las películas surrealistas que tanto les gustaban a las mujeres. Estaba consciente que amor venía de la mano con las lágrimas, sufrimiento, desesperanza. Él estaba dispuesto a arriesgarse a vivir todo eso con Lyosha.

Respiró profundo, sus manos temblaban, una de ella con lentitud se alzó para tocar la puerta, pero no llegó a hacerlo puesto que ésta se abrió en esos momentos, dejando a relucir a un hombre un poco mayor que él que reía con el español — ¿De verdad tienes que trabajar o solo no quieres que te amarre a la cama? —Preguntó con una sonrisa maliciosa.

—El que terminaría atado a la cama serías tú. Yo no presto mi culo a cualquiera, cariño. Así que largo, tengo que prepararme y…— reparó en el coreano que estaba plantado en la puerta—. Llegas antes— comentó—. Ves, aquí está Lamire para decirte que en verdad tenemos que trabajar. ¿No es verdad, cariño?

La única palabra que pasó en esos momentos por su cabeza fue desilusión—Sí…

—Vale, vale te intentaré creer, pero no me trago eso que no te la montas con los del trabajo.

—Ya, cree lo que quieras. No le debo explicaciones a nadie.  Largo, debo de trabajar— sin mayores delicadezas despidió al tipo. Mientras tomó a Lamire para que entrase y le tiró la puerta en la cara al otro—. Discúlpalo es un idiota— comentó mientras se subía los pantalones que hasta esos momentos llevaba a la cadera  ya que estaba desabotonado. Lamire reparó en una que otra marca en el pecho desnudo de Lyosha y sintió una ira subirle por la garganta, quería ir donde el tipo y romperle los huesos por atreverse a marcarlo—. Solo me ducho rápido. Si quieres algo de tomar puedes tomarlo. Ya regreso.

Miró toda la sala, al parecer había habido mucha diversión antes que él llegara. Se sentó en el sofá pero deseó no haberlo hecho porque encontró un botecito de lubricante. Cerró sus ojos intentando no pensar en lo que acababa de ver. Intentaba no prestarle atención a nada de lo que había visto, pero sentía que moría de rabia, de celos; cuando alguien se acercaba a Lyosha solo son intensiones de pasar un buen rato. ¿Es que nadie veía lo bello que era? Lo hermoso que lucían sus ojos cuando  estaba pensando en alguna travesura, la  perfecta curvatura que adoptaba su sonrisa, como sus rizos siempre se encontraban en perfecta armonía. ¿Es que nadie podía ver esos atributos?  ¿Acaso solo veían los atributos de la cintura para abajo? Quizás por eso él seguía soltero a estas alturas de su vida.

Luego de unos minutos la puerta del baño se abrió. Lyosha salió con una diminuta toalla, tan diminuta que Lamire juraría que era la toalla para manos— No me tardo.

—Descuida, yo vine antes…

—Sí. Eso es raro. Siempre vienes puntal ni un minuto antes ni uno menos. ¿Pasó algo?

Lamire le miró vacilante, pero se puso de pie y caminó hasta el español. Tragó hondo al notar como unas gotas de agua aún se deslizaban insinuantes por ese cuerpo de dios griego— Yo…—miró esos ojos color miel que le hipnotizaron—. Lyosha…—Solo tenía que dar un paso más y no habría más distancias. ¿Cómo le decía que moría por amarlo? Que sentía que había esperado toda una vida por él y que jamás pensó encontrarlo en un mundo como ese— Mejor date prisa. Hay mucho que hacer— susurró con cierta tristeza.

— ¿Pasó algo? Lamire, sabes que puedes decirme lo que sea.

—Lo sé— Sin embargo no se atrevía.

—Si tienes un problema ya sabes puedo escucharte. No prometo dar buenos consejos porque soy malísimo en esas cosas, pero intentaré ayudarte— dijo mientras sonreía de esa manera tan perfecta, amaba los hoyuelos que se formaban en sus mejillas. Lamire se quedó embobado viéndolo—. No me tardo.

Lamire esperaba que sí. Tenía que solucionar el problema que tenía en su entrepierna en esos momentos.

***

Cuando bajó de la motocicleta supo que estaba de suerte. El Audi de Lupo estaba en el estacionamiento y justamente iba parqueándose Samuel Shiheflit. Alessandro no era bueno pidiendo favores o ayuda a los demás, pero por Ariel era capaz de dejar su orgullo de lado. Se arregló su chaqueta y empezó a caminar hacia Samuel Shiheflit que al parecer ya había renovado su séquito de guardaespaldas— Señor Shiheflit—Le llamó con voz pausada. Los hombres se pusieron en guardia, pero Alessandro mantuvo su semblante tranquilo.

Samuel tardó unos segundos en reconocerlo— Usted es amigo de Dante, Ethan y del señor Lupo— dijo con una sonrisa mientras le indicaba a sus hombres que no había problema. Estrechó la mano de Alessandro con una sonrisa— Disculpe, creo que la vez pasada no tuvimos la oportunidad de presentarnos.

—Alessandro, un placer— dijo con una sonrisa—. Me preguntaba si se encuentra muy ocupado en estos momentos. Quería hablar unos minutos con usted, prometo no robarle mucho de su tiempo—El hombre miró la hora y asintió—. Gracias, si gusta hay una cafetería cruzando la calle para que estemos más cómodos— sugirió. Si el tipo iba a ayudar a su ricura lo mínimo que podía hacer era comportarse lo más amable que posible.

Llegaron a la cafetería dónde se sentaron en una de las butacas. Una joven llegó a pedirles la orden, al poco tiempo ambos ya tenían su taza de café. Los guardaespaldas de Shiheflit se mantenían cerca en todo momento— Disculpe que nuestra conversación no sea tan privada como  debería.

—Comprendo. No se preocupe— Además él ya estaba acostumbrado a ver los guardaespaldas de Mapelli incluso en lugares donde no quería.

—Lo escucho— dijo con una sonrisa.

Alessandro sopesó las posibilidades de cómo pedirle el favor, uno de los favores más grandes que pediría en toda su vida— Ariel me ha hablado mucho de usted— empezó con voz casi inexpresiva, no podía evitar ponerle siempre un poco de sentimiento al pronunciar el nombre de la persona más importante para él—. Siempre habla de lo bueno que es usted con Ethan— casi le dieron ganas de irse a enjaguar la boca con cianuro por pronunciar ese nombre— y con él. No quiero hacer el cuento largo; yo estoy aquí para pedirle su ayuda. Créame señor Shiheflit que es algo que no hago todos los días. Puede preguntarle a Dante y le respondería que preferiría amarrarme una piedra al cuello y tirarme de un puente antes de pedir un favor— Suspiró—. Ariel tiene problemas, más de los que él se atrevería admitir en voz alta.

—Lo sé— se aventuró a acotar—. Es un buen chico, pero Ethan me ha contado que últimamente no ha tenido las cosas muy fáciles con su familia.

Alessandro pensó que Samuel ni siquiera sabía la mitad de cosas que debería— Lo sé. Por eso pensé en usted para pedirle este favor— Tomó un poco de aire para darse valor—. Ariel está consumiendo drogas, señor Shiheflit, no sé desde cuando, pero sé por qué y  no sé qué hacer. En realidad sí sé que hacer y por eso recuro a usted. Sé que usted tiene sus propios problemas y que ya está ayudando a Ethan, pero no puedo pensar en  nadie más que a usted para que ayude a mi ricura…

Samuel Shiheflit solo sonrió un poco—Es una manera muy singular de llamarlo— Alessandro no cambió su expresión, pero se maldijo por dentro por haberle llamado así frente a Samuel—. No se preocupe, la manera que venía hablando de él desde hace unos minutos atrás me hizo comprender la relación de ustedes. Y en verdad agradezco el voto de confianza para que haya recurrido a mí— hizo una breve pausa—. Mi tiempo en estos momentos es muy limitado, pero deseo ayudar a Ariel porque sé que es un buen amigo de Ethan a quien le tengo aprecio, pero principalmente quiero ayudarle porque usted dejo de lado todos sus prejuicios y su orgullo para pedirme ayuda— Tomó una de las servilletas y anotó su número telefónico—. Si gusta puede llamarme mañana a este número por la mañana, con gusto podré decirle que días puedo atender a Ariel, aún no sé cuantos días podré ayudarle, pero le prometo que aprovecharé el tiempo al máximo con él.

Alessandro sonrió agradecido. Tanto como no se había sentido, con un casi desconocido, desde hacía mucho. Estuvieron hablando un poco más de cualquier cosa banal. Jamás decía mucho de él, la mayoría siempre lo consideraba como alguien reservado, pero una parte de él sentía que Samuel sabía que ocultaba muchas cosas. Al final ambos se pusieron de pie y se dispusieron ir al hospital, donde Samuel hablaría con Ethan y él aprovecharía a sacar a Lupo de allí.

— ¿Qué debería hacer? — Preguntó Alessandro luego de cruzar la calle— Con Ariel, siento que no puedo ayudarle tanto como quisiera.

—El que usted esté allí cuando lo necesita es más que suficiente por el momento. Apóyelo, no lo juzgue, demuestre que lo ama no importando las circunstancias, en ese tipo de situaciones lo más importante es tener el amor de todos los que lo rodean y sobre todo evitar  el motivo por el cual empezó a consumir drogas.

Siguieron caminando en silencio, uno que instauró Alessandro puesto que lo último le dejó pensativo. Cuando llegaron a la puerta pidió hablar primero con Ethan. No esperaba tardar mucho tiempo. Una vez adentro, ambos: tío y sobrino, le miraron extrañado— Necesito hablar con él— comentó sin mirar a Ethan. Lupo no muy seguro asintió y salió de la habitación.

Ethan le miró con tristeza—Mira, si vienes a restregarme en la cara que Ariel te prefirió a ti, ahórratelo —pidió.

Alessandro suspiró— En realidad vengo de parte de Ariel a decirte que lo siente. Él quería venir personalmente pero iba a trabajar— le miró de mala manera, pero luego algo cambió en su expresión—. Ariel es ciego cuando se trata de mí. No tenía derecho a enojarse porque le dijiste la verdad, pero así como hice que se hundiera yo voy a sacarlo. No me importa cuánto me cueste, pero no soy tonto y sé que va a necesitar toda la ayuda posible y eso significa que también te va a necesitar a ti aunque la idea de verlos juntos hace que prefiera meterme primero a una jaula llena de hienas hambrientas. Sin embargo tendré que hacerme a la idea porque quiero que él esté bien.

Ethan no supo bien que decir, estaba midiendo sus palabras, pero todo lo que le había dicho Alessandro jamás se lo esperó— Has cambiado…

—No es mi culpa, échasela a Ariel.

Ethan sonrió a su pesar— Dile que lo perdono y que lo espero el miércoles para escuchar esa disculpa de sus labios. Ambos lo ayudaremos a nuestra manera, pero él te va a necesitar más a ti—Alessandro asintió y no teniendo nada más que agregar se dispuso a salir— Por cierto, Alessandro— le llamó—: Feliz cumpleaños adelantado— Aquellos ojos verdes le miraron con cierta frialdad—. Por eso dije miércoles, de seguro mañana Ariel no querrá separarse de ti.

—Insisto que sabes demasiadas cosas, Ethan Lenz. No me tientes demasiado. No vaya a ser que un día me den ganas de eliminarte.

—Puedes confiar en mí…

—Sí claro, eso nunca va a pasar…

Salió de la habitación y se despidió de Samuel no sin antes prometer que le llamaría mañana. Cuando se quedó a solas con Lupo supo que venía la parte difícil. Odiaba disculparse con las personas, pero desde que conocía a Ariel lo hacía con más frecuencia de la que su ego podía soportar— Lupo…

—Morello…

No daba su brazo a torcer. Lo vio en su expresión— ¿Podemos hablar en la cafetería? Odio estar de pie.

El halcón se encogió de hombros y caminó hasta el ascensor. Durante el corto trayecto a la cafetería ninguno dijo nada. Se sentaron en una de las mesas del centro. Lupo le miró con escrutinio— ¿Hoy de qué vienes a culparme?

—En realidad quería disculparme contigo— Vio la sorpresa en el otro—. Yo no debí haberte acusado sin fundamentos, pero tú nunca me dijiste que Mapelli y tú eran hermanos…

Lupo palideció — Voy a matar al enano pelirrojo, lo voy a freír y…

—No es su culpa. No me lo dijo con querer…

Aquello no hizo que el ánimo del halcón mejorara, pero al ver a Alessandro tan tranquilo le hacía neutralizar sus deseos asesinos— Nadie puede saberlo, Morello, nadie.

—De acuerdo. Nadie lo sabrá. En especial ése. Sé que es eso lo que más te preocupa.

Silencio. Solo eso. Lupo lo rompió esta vez— No es normal que tú te disculpes.

—Lo sé, pero nunca debí insinuar que podrías llegar a traicionar a Misha. No después de ver lo unidos que ustedes dos eran a pesar de ser a la vez tan diferentes.

—Misha ha sido el único que ha sabido comprender a mi retorcida persona. Jamás me atrevería a traicionarle.

—Lo sé. Ahora lo sé— le aseguró con seriedad—. Lupo, lo que me dijiste ayer ¿era cierto?

— ¿Cómo podría mentir sobre eso? Sé que lo amas; que su relación fue extraña; que tenían altibajos; pero él te amaba Morello. Sin embargo la pregunta aquí es ¿qué harás tú ahora que lo sabes?

Alessandro miró sus manos intentando recordar la calidez del cuerpo de Misha, pero no lograba conseguirlo, Ariel se había apoderado de cada uno de sus sentidos— Creo que seguir adelante. Pasé mucho tiempo llorando la muerte de Misha. Sé que jamás podré a amar a nadie de la misma manera. Así que intentaré buscar la manera especial de amar a Ariel.

— ¿Aún sigues con la idea de estar con ese niño?

—Sé que no lo comprendes, pero él es especial porque es quien es. Ya es hora que aprenda a vivir con el recuerdo de Misha, pero…

— ¿Pero? — Siempre en nuestra vida había un pero.

—Hubiera querido decirle lo que sentía una vez más o por lo menos haber tenido la oportunidad que él se despidiera de mí. Así como lo hizo muchas veces.

Lupo suspiró— Supongo que las personas siempre buscan tener una despedida, para así saber que todo ha terminado y hay que seguir adelante.

—Sin embargo eso ya no se podrá. Solo me queda seguir adelante…

—Eso ya lo has hecho desde el momento que te despertaste un día después de su muerte y te pusiste de pie. Él siempre pensó que eras más fuerte que él y que podrías seguir viviendo.

—Espero poder vivir lo suficiente para decir si en verdad valió la pena.

—Todos los que llevamos esta vida deseamos lo mismo.

—Supongo que solo eso el tiempo lo dirá…

—Por ahora solo hay que vivir…

Notas finales:

Bueno he aquí la parte fea de la historia, veran me han puesto acargo de la alfabetización de mis 3 primos y como veran...son 3...y son haraganes y pierdo toda la tarde con ellos vv' asi que tendré que actualizar hasta el otro lunes; la verdad espero poder avanzar unos cuantos caps ahora que las vacas de semana santa estan próximas para volver a la normalidad y espero a que este mes acabe para decirle a mi tia que ella eduque a sus hijos xD y ser medio libre y quedarme solo con la U, el fic y mis traumas normales xD así que bueno :/ de verdad lo siento ni yo contaba con eso D: así que nos veremos el otro lunes un beso a todos y todas :)!! 

Y....

El otro cap hay lemon ;) 

Espero o.O


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).