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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

[Reviews - 1052]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

:) <3 Bueno leer sus reviews ha sido algo que me ha llenado de mucha felicidad :D Gracias a todos por sus hermosos reviews y sus comentarios en el twitter :) en verdad se los agradezco de todo corazón. Muchos venían venir lo de Misha, otros no, pero me alegra saber que aún para los que lo venían venir la manera en que logró ser narrada logró calar hondo en ustedes, no solo se limitó a un ¡Ah lo sabía! :) así que en verdad agradezco a todos por su apoyo! Aún no he terminado de responder los reviews, por la verdad nunca me esperé recibir tantos en este capítulo o.O ¡Y ya son más de 500! 

Este cap va especialmente para  diinoka, prettyreckless, neni, cielo caído, wartful, Naori y una mención a especial a Carlo Magno que me ha dejado en un gran aprieto para responder el hermoso review- ensayo que me ha dejado :) Va para ustedes que me han abrumado por la manera en que hacen suya la historia y por tomarse la molestia en percibir los problemas que rodean a los personajes :)

Así sin más he aquí un nuevo capítulo!

Era extraño que le pidieran que asistiera de día a algún lugar determinado. Entró a las oficinas que sabía que su padre controlaba. Cuando entró a dónde había sido citado se encontró con alguien que jamás había visto con anterioridad.  

Volvió a chequear el papel creyendo que se había equivocado, pero la voz impaciente del hombre le indicó que estaba en el lugar correcto— ¿Quién eres tú?

—Eso no tiene mucha importancia. Si sobrevives al entrenamiento tal vez tengas suerte. Sígueme.

Sin embargo nunca tuvieron su primer entrenamiento, puesto que camino al lugar donde se supone que entrenarían les tendieron una emboscada. Jensen jamás había estado en un tiroteo. El hombre que lo acompañaba no debía ser mayor que él. Sin embargo no podía dejar de pensar en él como un hombre y no como alguien semejante a él.

Corrían entre el baño de sangre. Sintió como alguien le daba justo en la pierna. Gritó de dolor, pero sabía que estaba solo en eso. Sacó fuerzas de dónde no las tenía y siguió corriendo aunque el dolor le mataba. Se metió a un callejón y se ocultó detrás de un contenedor de basura. Sus manos le temblaban cuando intentó volver a recargar su arma. Su pierna sangraba copiosamente. Temblaba. Contenía las lágrimas porque sabía que no debía llorar. Los hombres no lloraban ni aunque estuvieran desangrándose.

Terminó de cargar su arma en el momento en que unos pasos lo alertaron. Alzó su arma dispuesto a volarle los sesos a quien tuviera enfrente, pero al notar la presencia de su compañero bajó el arma. Se miraron unos segundos —Joder, eso debe doler— Fue lo único que dijo antes de rasgar un pedazo de su camisa y le aplicó un torniquete—. Resiste. No puedo cargarte inconsciente las manzanas que faltan hasta llegar a un lugar fuera de peligro.

—No esperaba que lo hicieras— Comentó algo molesto mientras se ponía de pie no sin cierta dificultad.

—Mantén el arma en alto— Dijo mirando hacia un lado buscando algún lugar para escapar—. No vaya a hacer que…

Jensen alzó el arma con rapidez y disparó. Los ojos verdes de su acompañante se abrieron al máximo, éste giró con violencia y notó como tenía un cuerpo a centímetros de él—No te distraigas, el tipo iba a matarte…

—T-tú me salvaste…

Jensen sonrió de lado— No esperabas que te cargara muerto las manzanas que faltan hasta llegar a un lugar fuera de peligro— Se terminó de incorporar intentando no lucir demasiado adolorido—. Andando.

Corrieron el resto de calles hasta sentir que el aliento se les acababa. Se escondieron bajo un puente, quedaron a orillas del río— Joder, no dejas de sangrar. Hay que hacer algo.

—No importa— Si tenía suerte se la amputaban y tal vez así no tenía que seguir pretendiendo ser un halcón—. Solo no lo toques— pidió mientras echaba su cabeza hacia atrás y respiraba profundo. Un silencio se instauró por más tiempo del necesario.

—Marcus—Jensen abrió los ojos y le indicó a su compañero que no lo seguía—. Me llamo Marcus, pero para todos soy Misha.

—Se supone que solo tendrías que haberme dicho tu nombre clave.

Marcus sonrió a su pesar—También se supone que los halcones velan solo por su propia vida. No andan salvando a otros.

Jensen le dio la razón— Soy Jensen, pero para todos soy Lupo.

Marcus reprimió una risa— ¿Qué clase de nombres son esos?

Lupo frunció el ceño— Lo mismo pregunto ¿Qué clase de nombre es Misha?

Marcus se encogió de hombros— Fue el primero que se me ocurrió. A mí me gusta.

—Eres bastante raro…

—Lo mismo digo de ti. Jamás conocí a alguien tan joven que luciera como un anciano.

—Cállate, imbécil.

Marcus frunció el ceño— ¿Ya nos tenemos esa confianza?

—Voy a morirme desangrado de todas maneras, así que pasaré mis últimos minutos de vida como a mí me plazca y si quiero insultarte deberías de respetar mi última voluntad.

—Tienes un humor muy raro. Te diré algo. Te dejaré insultarme todo lo que quieras, pero si vives me la desquitaré en el entrenamiento.

—Trato hecho.

—Y Lupo— El pequeño halcón miró a su compañero—. Antes que te desmayes, solo quería decirte gracias por salvarme.

Iba a decirle que no era tan débil como para desmayarse en el preciso momento en que todo se volvió negro para él.

***

Dos semanas…

La gente gritaba emocionada conforme la hora se acercaba. Miró la hora en su móvil. Solo un minuto. Hace dos semanas que se quedaba con la mejor visión de todo el lugar y del escenario. Claro, ante los ojos de los demás solo hacía su trabajo.

Dos semanas…

Dos semanas en las cuales su vida había mejorado a tal punto que daba miedo. Miedo porque quizás nunca se había sentido tan genuino. Es cierto, no era todo color de rosa. Aún tenía que matar, cobrar por allí, apuñalar a uno que otro hombre que se pasara de listo, pero las cosas con Ariel estaban tan bien que parecía irreal.

Dos semanas…

Desde que habían ido a Silver Beach y se había abierto en muchos aspectos con él. Ya no tenía pesadillas. Podía hacer el amor por horas  y despertar como nuevo, solo para tener un rapidito antes de llevarlo a la escuela. Todos habían visto su cambio. Era extraño, pero se sentía feliz. Libre. Relajado. Claro que no podía darse el lujo de mostrarlo tan abiertamente, pero todo lucía bien incluso cuando tenía que estar allí arriba viendo como todos esperaban a que su novio saliera a escena para devorárselo con la mirada.

Mapelli se había mantenido bastante al margen con Ariel solo porque estaba teniendo bastantes problemas con la competencia en general. No era su problema.  Por él que la competencia viniera y destruyera todo el emporio de los halcones porque él ahora tenía nuevas metas. Soñaba con vivir en Silver Beach con Ariel, en la casa que desde hace dos semanas estaban reparando en secreto.

Eddie se había sorprendido cuando lo llamó al día siguiente, y lejos de pedirle algo como lo que solía, le había pedido el número de un buen jardinero. Quería empezar por el jardín. Había mandado una foto a Eddie de cómo debería lucir la casa. De alguna manera no quería que perdiera la esencia que esta tenía, así que las reparaciones iban muy bien. Él mismo había tenido que ir hacía unos días a guardar todas aquellas cosas que no quería que fueran tocadas. Todas al final terminaron en la casa de Dante de Silver Beach.  Así que ahora estaban arreglando la parte interior. Las cosas iban bastante bien. Por primera vez se sentía optimista.

Las luces de Tabú se apagaron. Alessandro se apegó más contra la baranda. Los demás sabían que era su guardaespaldas, así nadie se atrevía a hacer algo más que gritarle cosas indecentes a Ariel, pero este conservaba la calma.

Él, Alessandro, nunca podía escuchar la canción ni ver la coreografía hasta el día de la presentación. Ariel decía que eso hacía más interesante las cosas, pero sobretodo le decía que bailaba y cantaba sólo para él. Sin embargo, nada superaba a cuando recorría su apartamento desnudo cantando cualquier melodía pegajosa, desde que le había insinuado que eso era algo que lo excitaría mucho, su ricura había tomado nota de esa observación y lo hacía cada vez que quería provocarle.

Mapelli no llegaría esa noche por fortuna, así que aprovecharía de comérselo con la mirada, aunque Ariel le aseguró que aprovechando que su carcelero no estaba aprovecharía de darse un descanso de ser tan provocativo. Una luz alumbró hasta donde estaba el chico, Will, tocando la guitarra. Sin embargo cuando Ariel apareció en escena todo y todos los que estaban en el escenario se vieron eclipsados.

***

Dos semanas…

Caminaba por los solitarios pasillos del hospital. Le permitían caminar un poco, pero no demasiado. Aunque sabía que era más por precaución, pero se estaba recuperando rápidamente. Eso le hacía sentir optimista. Miró el reloj que pasaba de las doce. Dante estaba a su lado en cada paso que daba. Su mano firmemente estrechada entre las de la persona que había despertado toda clase de sentimientos en él.

— ¿Estás bien? ¿Quieres seguir un poco más o prefieres volver a la habitación?

—Solo un poco más— Pidió. No se sentía en absoluto cansado, pero era extraño volver a caminar más de dos metros luego de semanas  sin hacerlo.

—De acuerdo, pero no te esfuerces mucho. Además Lupo me mata si sabe que te he dejado caminar más de la cuenta.

Ambos rieron. Hacía dos semanas tampoco que no pasaba  nada sexual entre ellos. Al parecer las palabras de Lyosha habían calado demasiado en ellos, pero de diferente manera. Ethan pudo apreciar la culpa en los ojos de Dante por haber incomodado a Lyosha. Era extraño, a veces sentía que de alguna manera había llegado a entrometerse en lo que ellos dos pudieron haber reanudado.

Sin embargo, Dante le había dejado claro que era a él quien quería y no al español. Una parte de él no dejaba de sentirse mal por Lyosha, pero la otra deseaba que él también lograra encontrar la felicidad con alguien más.

También hacía dos semanas que las cosas iban muy bien con Ariel. Después de su pequeño tropiezo con su amistad todo había vuelto a la calma. Reían, bromeaban el poco tiempo que podían pasar juntos. Una parte de él se moría por volver a clases para pasar más tiempo con su amigo el cual lucía mucho mejor desde que había empezado sus terapias con Samuel, él también sentía que hablar con Shiheflit le ayudaba muchísimo. Se sentía más seguro de sí mismo, sin embargo aún le era difícil hablar de ciertos temas, especialmente el de la muerte de Matías.

Ethan no quería decirlo abiertamente, pero tenía pesadillas sobre ese momento al menos tres veces por semana. Despertaba temblando. Una parte de él tenía miedo que volver a matar a alguien, pero la otra, una muy racional le indicaba que no volvería a caer en semejante error. No podía seguir matando. Él no era un asesino como su padre.

Terminaron en el elevador para regresar a la habitación de Ethan. Cuando la puerta se abrió no se esperaron encontrar a la madre de Ariel en él. Se miraron unos segundos hasta que Ethan rompió el silencio— Buenas noches— dijo haciéndose un lado para permitir que saliera del elevador. La madre de Ariel parecía que en cualquier momento podría dar a luz.

—Ethan— dijo sorprendida al verlo usando la ropa del hospital—. ¿Qué te ha pasado?

—Apendicitis—mintió a medias. Aunque intentó mantenerse sereno, estrechó con un poco más de fuerza la mano de Dante.

—Yo no lo sabía. De haberlo hecho hubiera ido a visitarte— exclamó la mujer—. Pero por lo que veo ya estás mucho mejor.

—Sí. Espero que no tarden mucho en darme de alta por la escuela. Ariel ha sido muy amable de prestarme todos los apuntes para que no me atrase mucho.

La mujer sonrió un poco con cierta tristeza— Es lo mínimo que debería de hacer contigo. Tú eres su mejor amigo.

Una triste sonrisa se dibujó en su rostro— Ambos somos el mejor amigo del otro y estamos juntos en las buenas y en las malas— Se miraron unos segundos, pero Ethan no lo resistía—. Sé que es tarde— comenzó con la mayor educación posible—, pero de verdad me gustaría hablar con usted aunque sea un minuto.

Todos miraron el reloj de la pared que marcaba más de medianoche— Unos minutos no me mataran— Además la zona era muy segura. Si se quedaba  hasta esas horas acompañando a su esposo era porque sabía que perfectamente podía tomar un taxi hasta su casa— ¿Vamos a la cafetería? — Propuso.

Ethan asintió. Una vez sentado Dante fue a comprarle una botella con agua a Emily y  un café para él, aunque solo era una excusa para que ambos hablaran. Ethan, quien estaba frente a la madre de su mejor amigo, ahora no tenía ni la menor idea sobre qué hablarle. Mejor dicho, sabía que quería decirle, pero no encontraba las palabras adecuadas. Abrió la boca, pero se sorprendió que fuera Emily quien empezara a hablar y tan directa.

—Debes pensar que soy la peor madre del universo…—Ethan le miró en silencio. No comentó nada al respecto. No podía juzgarla por un error, si bien grave, pero al final solo era un error—. Es solo que no sé que hicimos mal con Aarón.

Ethan sonrió a su pesar— Debería de dejar de preguntarse qué hicieron mal con Ariel, puesto que nunca va a encontrar la respuesta, ya que lo único que han logrado es hacerlo una gran persona— Apoyó sus manos sobre la mesa—. Sé que no tengo derecho de pedirle nada, pero en verdad ya no soporto verlo a los ojos y que siempre tenga que pretender que el tema no le importa.

— ¿Es feliz, Ethan? Mi hijo con ese hombre…

Quería decirle tantas cosas en esos momentos, pero prefirió limitarse a responder la pregunta— Muchísimo. Jamás lo vi más feliz. Tiene la misma cara de felicidad que tenía Aarón cuando la miraba a usted— Vio la tristeza en el rostro de la mujer—. Probablemente vaya a odiarme por lo que voy a decirle, —Los ojos verdes de Emily brillaron por la confusión— pero la verdad es que usted está sola. Muy sola. Lo sé porque he experimentado esa soledad. Sé que pronto tendrá a su bebé y eso de alguna manera va a mermar la soledad, pero va a llegar un punto en que querrá compartir esos momentos con alguien y no tendrá a nadie— Vio los ojos de la mujer humedecerse y se sintió culpable—. No digo que Aarón no vaya a despertar. Yo aún no pierdo la fe, solo digo que quizás aún falte tiempo para que lo haga. Ariel es el único que puede comprenderla; de ser capaz de alegrarse cuando vea al bebé sonreír por primera vez, de escucharlo balbucear sus primeras palabras. No es justo para usted tener que guardarse todas esas emociones por no tener con quién compartirlas y tampoco es justo para Ariel que lo prive de ver crecer a su hermano u hermana.

Emily limpió las lágrimas que amenazaban con caer. Vio al chico y pensó que era demasiado maduro para su edad. Nadie con sólo diecisiete años debería ser capaz de tener mayor juicio que un adulto. Sin embargo Ethan Lenz lo tenía y sabía que en parte era debido a las circunstancias dolorosas que había pasado lo que lo habían llevado a ser así. Pensó en su hijo, en Ariel, en cómo debió haberlo forzado a madurar incluso cuando no estaba listo. A su hijo al cual prometió que lo querría sin importar nada. Había roto su promesa.

Aún recordaba el momento en que nació Ariel, Aarón estaba a su lado, nunca olvidaría la felicidad que sintió cuando tuvo aquel cuerpo pequeñito en sus brazos. Apenas veía unos cabellos rojizos. Ambos; ella y su esposo, habían prometido protegerlo y amarlo sobre todas las cosas. ¿Qué pensaría Aarón de cómo se había comportado con su hijo? — ¿Era verdad? — Preguntó al chico—. Que Aarón sabía que Ariel…

—Sí. Incluso apoyó lo que Ariel tenía con Alessandro— Emily sintió una pizca de rabia contra su esposo, por ocultarle algo tan importante. Sin embargo sabía que no podía enfardarse con Aarón por mucho tiempo. Siempre había sido así desde el primer momento en que se conocieron—. Ariel la necesita. Alessandro cuida de él, pero él siempre va necesitarla a usted. Nadie podrá reemplazar el cariño de una madre— Ethan sintió un nudo en su garganta al recordar a su propia madre. Sus labios temblaron—. No sea igual a mi madre…—susurró. No se atrevió a mirar a Emily—. No sea igual que ella, se lo suplico. Ariel no se merece su desprecio por algo que él no eligió— Así como él no se merecía el desprecio de Clarissa solo por haber nacido—. Como nacemos y como morimos no podemos decidirlo. Tiene que comprender. Ariel aún la perdonará lo sé, pero si deja pasar el tiempo se va a desilusionar, luego eso se transformará en rabia, en ira y después en indiferencia…

—Ethan…

—Yo sé lo que se siente tener una madre que no lo quiere. La soledad, el rechazo, la indiferencia que una madre puede tener con su hijo es lo peor que alguien puede experimentar. No quiero eso para Ariel, no cuando usted ya le dio todo su amor, si para mí es difícil aceptarlo no quiero imaginar cómo sería para Ariel…—Apretó sus ropas. Sus lágrimas empezaron a caer— ¿Sabe cuántas veces ha venido mi madre a verme desde que estoy aquí? Una. Y alguien la obligó a venir. Quizás yo no pueda cambiar lo que mi madre sienta por mí porque ahora sé que ella nunca me ha querido— Odiaba verse tan vulnerable, pero dolía, el hecho que su propia madre no le quisiera, la persona que se supone que estaría a su lado en las buenas y en las malas no lo quisiera—. Pero usted, usted amó a Ariel una vez, y quizás sea tonto, pero en verdad quiero creer que usted puede aceptar a su hijo— Alzó la mirada cargada de lágrimas—. No le pido que lo acepte de inmediato, solo que lo escuche, cuando lo haga entenderá que no hay nada de malo en él. Que su manera de amar a Alessandro no tiene nada de malo. ¿Podría hacerlo por favor?

Emily alargó la mano hasta el rostro de Ethan y limpió las lágrimas con el amor que solo una madre podría—Lo haré…—Ethan le miró sin poder creer las palabras que la mujer decía—. La verdad es que yo también he pensando mucho sobre el tema y tienes razón, Ethan, me siento sola. Extraño ver a mi hijo por la casa, verlo cenar junto a mí. Quizás no entienda porqué ama a un hombre, pero si su padre lo aprendió a aceptar quiero creer que yo también podré acostumbrarme a la idea aunque vaya en contra a los principios que me enseñaron, pero un hijo es un hijo y no hay preceptos morales que te digan que no hay motivos para no amarlo. Me tomó mucho tiempo comprenderlo, pero escuchándote hablar comprendí que en verdad lo extraño y que aún lo amo.

— ¿De verdad?

—Sí. Quiero hablar con él. ¿Podrías decirme como localizarlo?

Ethan sonrió como pocas veces lo hacía, solo cuando estaba muy feliz, se apresuró a tomar una servilleta, cuando buscó un lapicero de la nada le tendieron uno. Alzó la mirada y se encontró con la mirada atenta de Dante, quien le pasó el agua a Emily, al parecer había estado esperando el momento adecuado para acercarse. Ethan se apresuró a anotar el teléfono de Ariel— Este es el de Ari, le pondré el mío también en caso que no pueda localizarlo, podría llamarlo y así facilitarle que hablen.

Le tendió la servilleta con una sonrisa que difícilmente se borraría— Gracias, Ethan, mi hijo es muy afortunado de tenerte a su lado.

—Ambos somos afortunados de contar con el otro— le aseguró.

—Será mejor que me vaya.

— ¿No desea que la lleve hasta su casa? — Propuso Dante.

La mujer sonrió agradecida —No se preocupe. Señor Di Ferrer— Dante le miró sorprendido—. Todos en la ciudad saben quién es. Además sé que mi hijo trabaja para usted. También le agradezco de cuidar a Ariel.

—Se ha transformado en un buen amigo— le aseguró.

—Es bueno escuchar que mi amigo tiene tan buenos amigos. Será mejor que me vaya y no se preocupe por mí. Mejor acompañe a Ethan hasta su habitación— Dante asintió mientras la mujer se ponía de pie no sin cierta dificultad—. E Ethan, gracias una vez más.

Emily salió del hospital con una sonrisa que pocas veces se había visto en su rostro en los meses pasados. Mañana tenía, el que esperaba que fuese, su último control prenatal, así que tendría que levantarse temprano. Se detuvo al notar como empezaba a caer una suave llovizna en la ciudad.

—Estúpida lluvia, estúpida ciudad, estúpido parqueo con pocos lugares—Emily miró con curiosidad al hombre que se ponía su lado— Estúpido paraguas…—El hombre volteó hacia donde ella al sentirse observado.

Ella sonrió al reconocerlo— Buenas noches, señor Lupo—El halcón miró a la mujer y solo hizo un leve gesto con la cabeza—. Veo que no le gusta la lluvia.

—Es problemática—se limitó a decir. Sin embargo al notar a la mujer viendo la lluvia caer sin moverse le hizo reparar que él tenía un paraguas. Sin decir nada se lo tendió.

La mujer sonrió— Si lo tomo usted no tendrá cómo resguardarse de la lluvia— El halcón se encogió de hombros—. Sigue siendo un hombre de pocas palabras.

—No tengo nada interesante que decir—Emily se limitó a permanecer en su lugar—. Es tarde…—fue lo único que Lupo dijo luego de un silencio que duró demasiado. La mujer sonrió a su pesar. Lupo alzó una ceja sin comprender qué era lo que le parecía tan gracioso.

— ¿Podría acompañarme hasta el punto de taxis?

Lupo solo asintió mientras alzaba el paraguas procurando cubrir a la mujer. Por fortuna el paraguas era lo suficiente grande para hacerlo. Caminaron en silencio por largo rato, empezaba a sentirse incómodo. Nunca había sido bueno hablando y menos con las mujeres— ¿Cómo se encuentra Civella?

—Olvidaba que así lo llamaban en el trabajo— Comentó la mujer luego de unos segundos de silencio—. Sigue igual. No hay signos de mejoría ni de haber empeorado. No sé que es peor—Caminaban con lentitud por las solitarias calles, olía a tierra mojada—. ¿Usted cree que pueda despertar?

—Civella es fuerte. Lo hará.

Emily miró con detenimiento al hombre que la acompañaba. A su pesar su manera un poco tosca de decir las cosas le hizo sentir mejor. La determinación y la convicción con que lo dijo le hicieron contagiarse de esa seguridad— Gracias, necesitaba escucharlo.

Lupo solo volvió a asentir con la cabeza mientras tenía su mirada bien puesta en el frente del camino. La lluvia se hizo más fuerte y la mujer se apegó más al halcón. Lupo no comentó nada al respecto. Sentía que iban demasiado lento, pero no podía apurarla. Emily seguía caminando en silencio cuando sintió un dolor agudo. Se frenó en seco. Lupo giró confundido, sin embargo cuando la vio allí teniéndose el vientre no supo que pensar— Se encuentra…— El grito de dolor le hizo desistir de completar la pregunta—. ¿Ya pasó el dolor? — La mujer negó.

—Se me rompió…

Lupo seguía sin comprender— ¿El bebé? — Preguntó luego de unos segundos aunque luego se maldijo por preguntar algo tan estúpido.

—No, la fuente…

Emily tomó con fuerza la mano libre de Lupo— ¡¿Y eso que significa?! — Preguntó el halcón  reprimiendo una mueca de dolor al notar como la mujer parecía proponerse romperle al menos unos dedos. ¿Desde cuándo las mujeres tenían tanta fuerza?

—El bebé va a nacer…

Lupo palideció al escuchar eso— ¡¿Aquí?! No, no puede, dígale que intente más tarde…

— ¡¿Cómo quiere que le diga eso?! — Gritó la mujer histérica.

Lupo miró a todos lados. No había nadie cerca. ¡¿Cómo demonios se metía en esos problemas?! — ¿Puede caminar? — La mujer negó—. Ok…Ok…— Tiró el paraguas logrando que ambos se empapasen enseguida. Lupo la cargó en sus brazos —. Resista. Y dígale a su hijo o hija que no nazca sobre mi ropa— Empezó a correr bajo la lluvia con la mujer en brazos.

Lupo quiso preguntarle si tendría un bebé humano o un bebé ballena porque la mujer parecía pesar una tonelada. Los gemidos de dolor no ayudaban a sentirse más tranquilo. Cuando entraron al hospital toda la gente se les quedó mirando extrañada. Vio a Ethan y a Dante entre la multitud— ¡Podrían dejar de mirarnos como idiotas y alguien hacer algo antes que el bebé nazca en el vestíbulo!

Los enfermeros y doctores reaccionaron, se apresuraron a llevar una camilla donde depositó a Emily— Lamento los inconvenientes— alcanzó a pronunciar la mujer.

Lupo se quedó sin saber que decir. Solo vio cómo se la llevaban. Uno de los enfermeros se acercó hasta Lupo— No se preocupe, su esposa y su bebé estarán bien.

El halcón lo miró como si hubiera enloquecido— No es mi esposa— ¡¿Es que de repente todos querían hacerlo padre?! Ya suficiente soportaba con las miradas de las enfermeras sonriéndole por ser un “padre ejemplar” con Ethan—. Es la esposa de un compañero de trabajo.

Una de las enfermeras que se habían ido con Emely volvió unos segundos— ¿Es usted el padre?

— ¡NO! — Gritó ya frustrado de que todos le preguntaran lo mismo. ¡¿Es que tenía más cara de padre de familia que de asesino?!  Al ver que todos lo observaban se apresuró a recobrar el control—. Trabajo con el esposo.

—Llame a sus familiares. El bebé esta por nacer— Fue lo único que dijo antes de darse la vuelta dejando a Lupo aún más confundido.

Ethan y Dante llegaron hasta donde él— ¿Qué pasó?

—No sé caminábamos y luego dijo que venía el bebé— exclamó aun confundido. De lo único que estaba seguro era que sus brazos dolían por haberla cargado las últimas tres cuadras.

—Hay que avisarle a Ariel—Fue lo único que dijo Ethan.

***

Will estaba casi encima de Ariel quien estaba completamente sonrojado— Joder, ya quisiera pasármelo tan bien como tú lo haces— le decía con una sonrisa maliciosa—. Cinco, seis— decía mientras contaba las marcas que tenía en su abdomen—. Joder, ese tu novio misterioso es muy posesivo.

Ariel se alejó y se apresuró a ponerse su camisa— Le he dicho que no lo haga, pero no entiende.

Will rió —Si tú fueras mío también te marcaría de todas las maneras posibles, firedoll.

—Ya, deja de decir esas cosas.

Los ojos negros de William brillaron con cierta malicia— ¿Quieres que las haga?

— ¡No! — Exclamó mientras guardaba todas sus cosas en la maleta—. Por cierto. ¿Has seguido viendo a Lyosha?

Will sonrió— Sí. El tipo es increíble, insaciable, joder me deja exhausto y con un dolor en el culo que tarda horas en desaparecer.

Ariel comprendía de esos dolores y de personas insaciables, pero ese comentario mejor se lo guardaba— Pensé que estabas con Hayley— comentó sin mirarlo directo a los ojos.

—Ella no se opone— dijo con una sonrisa—. Además no tendría por qué. Yo no le digo nada porque ande de ofrecida con todos esos hombres.

Ariel se tensó— ¿Le has comentado a alguien sobre lo de las diferencias?

—No. ¿Por qué debería de hacerlo? Solo conseguiría que me despidieran y necesito el dinero— Ariel asintió. En parte aliviado por no tener que decirle que no lo comentara con nadie—. Lo que no entiendo es que haces tú en esa sección.

—Ni yo…— comentó un poco más serio mientras se sentaba en una de las bancas.

— ¿No te da miedo? — Preguntó en voz baja—. Que un día  te dijeran que debes hacerlo con uno de esos tipos.

Ariel tragó hondo y miró a Will antes de asentir— No sé qué haría en esos momentos. Intento no pensar en eso.

—Lo siento…

—No tiene importancia.

—Es solo que a veces me da miedo como el jefe se te queda viendo. Parece que quisiera violarte y no en el buen sentido.

Ariel sonrió a su pesar— ¿Hay un buen sentido cuando hablamos de violación?

—Sí. Por ejemplo si el tal Morello quisiera violarme yo no me opondría.

Ambos rieron a su pesar— No tienes remedio, Will.

Se encogió de hombros— Es que el tipo se ve que tiene un buen aparato y que sabe cómo usarlo.

Ariel quiso decirle que ni siquiera se imaginaba que tan bien podría usarlo— Sí. Eso creo.

—Claro, se me olvidaba que el señor enamorado no tiene ojos para nadie más que para su noviecito misterioso.

—Cierto.

—Es un tipo con suerte— Fue lo único que dijo mirándose en el espejo que había delante de ellos.

—Te equivocas— Le aseguró Ariel—. Yo soy quien tiene la suerte de tenerlo.

Sus mejillas se encendieron al notar lo sorprendido que Will se encontraba— Eres un cursi sin remedio— fue lo único que dijo mientras le daba un golpecito en el hombro—. Enserio no tienes corrección. Bien, creo que mejor nos damos prisa antes que tu guardaespaldas crea que te estoy violando.

Como si hubiera sido invocado en esos momentos Alessandro entró a la habitación— No contestas tu celular— fue lo único que dijo.

—Lo siento, creo que lo tenía en silencio— Comentó mientras lo buscaba entre sus cosas. Fue cuando tenía alrededor de unas veinte llamadas perdidas de Ethan y otro número igual de Dante. Palideció un poco antes de girarse—. ¿Pasó algo?

—Es tu madre.

— ¿Le pasó algo malo?

—El bebé ya viene— Fue todo lo que dijo.

Si segundos atrás estaba preocupado su rostro cambió a una expresión de completa felicidad— ¡¿Es enserio?!

Alessandro quiso sonreír en esos momentos, pero el chico Will estaba allí así que se limitó a asentir— Hay que irnos ya.

—Sí, sí— dijo recogiendo sus cosas lo más rápido que podía—. ¡Te veo después Will! — Salió corriendo del lugar rumbo a la Chopper. Alessandro se apresuró a arrancar— ¡¿Por qué no me habías dicho antes?!

—Lupo me llamó hasta hace unos momentos al notar que no le contestabas a Dante ni a ése.

— ¿Lupo? — Preguntó extrañado.

—Sí. Yo también pensé que era extraño que lo hiciera.

—No importa. Hay que darse prisa — Pidió Ariel.

***

Llegaron al hospital dos horas y media más tarde, debido a la lluvia. Ambos estaban empapados. Sin embargo eso no impidió a que Ariel entrara corriendo al hospital, aunque casi se resbala en la entrada. Si no hubiera sido por el doctor Rosell hubiera terminado en el suelo— Tranquilo, tranquilo…

— ¡Doctor! ¿Sabe algo de mi madre?

El doctor Rosell rió— ¿Qué si sé de tu madre? Yo atendí su parto.

El rostro de Ariel se iluminó aún más— ¿Es decir que…?

— ¿Quieres ver? — Ariel asintió emocionado—. Tus amigos se dirigen allí en esos momentos. El parto ha terminado hace poco. Tu madre está bien, aunque un poco agotada como es de esperarse— Alessandro entró pocos segundos después al hospital—. Ya me extrañaba que no viniera a acompañar al joven Miderhive.

—Estaba estacionando la motocicleta. ¿Ella está bien?

—Sí. Síganme.

Iban a hacerlo cuando Alessandro notó a dos figuras que conocía muy bien— ¿Qué demonios están haciendo aquí?

—Intentamos llamarte, pero no contestabas, probamos suerte con Lupo que me dijo que el bebé había nacido así que obligué a Lamire a que me trajera— Exclamó orgulloso Lyosha.

—Ya qué…— Dijo Alessandro.

A medio camino se encontraron con Ethan, Dante y Lupo— ¡Ari! Diablos, creía que no podrías llegar por la lluvia.

—No hay lluvia que me impida conocer al bebé— Le aseguró—. Gracias por avisarme— Iba a abrazar a Ethan cuando Lupo lo tomó con fuerza de la camisa y lo alejó de él.

—Ni se te ocurra abrazarlo mojado. Vas a hacer que se enferme— Le dijo con seriedad.

Ambos amigos se miraron unos segundos y sonrieron resignados. El doctor Rosell los guió hasta un pasillo donde se podían ver a los bebés detrás de un enorme cristal. Ariel se apresuró a abalanzarse contra este— ¿Cuál es? —Preguntó ansioso.

— ¿No lo reconoce?

Alessandro se puso a su lado. Ambos empezaron a buscar entre las docenas de cabezas. Luego de unos segundos: — ¡Allí está! — Exclamaron los dos al mismo tiempo. Sin embargo no señalaban la misma cuna. Ambos se miraron extrañados. Y vieron el que el otro apuntaba— Tienes razón. Es ese— volvieron a decir al mismo tiempo.

El doctor Rosell rió— Ambos están en lo correcto.

Ariel tardó varios segundos en procesar todo. Miró a Alessandro quien no quitaba la vista de él. Nadie dijo nada en un primer momento hasta que Lyosha rompió el silencio: — No me jodas, el Civella si que nos salió potente.

Ariel miró otra vez a través del cristal— Es un niño y una niña— comentó el doctor Rosell—. Si le hace sentir mejor, nosotros también estábamos sorprendidos. Se suponía que solo era un niño, pero a veces cuando son gemelos uno no se ve en los ultrasonidos.

Ariel no decía nada— ¿Ariel? — Le llamó preocupado Alessandro— ¿Estás bien? — Unas lágrimas empezaron a caer por el rostro de Ariel. Unas que Alessandro no supo cómo interpretar— Ricura…

—Estoy bien—dijo recuperando la compostura—. E-es solo que estoy feliz. No te preocupes, estas son lágrimas de felicidad— Alessandro lo abrazó, importándole poco que tuviera compañía, le besó. Ariel respondió el beso con efusividad. Ambos se separaron con una sonrisa en sus labios— Son dos— Dijo Ariel sin poder salir de su asombro— ¡Son dos! ¡Y son iguales!

Alessandro solo lo abrazó. Ariel seguía llorando de la emoción, miró a todos— ¡Son dos!

—Todos sabemos contar, no somos retrasados— Exclamó Lupo al exasperado por tanta efusividad. Sin embargo ahora comprendía por qué parecía que la mujer de Civella parecía pesar más de lo que debería.

Ethan sonrió— ¡Y son tus hermanos!

—Mis hermanos…—susurró Ariel sin poder creerlo—. Mi familia— No podía apartar la mirada por más de unos segundos.

—Tu madre quiere verte— Comentó el doctor Rosell.

Ariel en un momento creyó que le estaba jugando una mala broma— Es verdad. Quiere hacer las paces contigo— Se apresuró a agregar Ethan.

—Si me permites el atrevimiento, creo que tú y tu novio debían irse a cambiar antes de verla— Comentó el doctor Rosell—. Ella no irá a ningún lado y los gemelos tampoco.

—De acuerdo— Dijo Ariel aún emocionado.

— Los acompañamos— Se apresuró a decir Lyosha con una sonrisa—. Aún llueve, así que mejor los traemos.

—Gracias…—Emprendieron el camino hacia el vestíbulo, pero a mitad de camino Ariel no pudo resistirlo y corrió de vuelta hasta donde podía ver a sus hermanos—. ¡No me tardo! Volveré lo más rápido que pueda. ¡Los amo! ¡Prometo ser el mejor hermano mayor del mundo!

— ¡Volveríamos más rápido si pudieras despegarte de ese cristal por unos segundos!

***

Cuando Ariel entró en la habitación donde yacía su madre lo primero que notó es que sus hermanos estaban allí. Al parecer había terminado de alimentarlos porque se veían felices. Aunque empezaba a creer que los bebés siempre estaban felices. Cuando sus ojos se encontraron con los de su progenitora no pudo evitar sonreír enternecido y orgulloso de los hermosos hermanos que le había regalado. Su madre lucía agotada, pero muy feliz.

—Hola…

Su madre le indicó que se acercara. Ariel caminó con cierta vacilación, sabía que no debía hacerlo, pero la verdad le había dolido muchísimo el rechazo que su madre había tenido con su persona los meses pasados y una parte de él aún temía que lo rechazara. Se detuvo a su lado y no pudo borrar su sonrisa— Son dos…

— ¿Quieres cargar a uno? — Preguntó su madre.

— ¿Puedo? — Tomó a su hermanita con el mayor cuidado posible, jamás había cargado a un bebé, pero cuando la tuvo en brazos supo que era una sensación que jamás olvidaría. La miraba embobado, era tan pequeñita, tenía el cabello rojizo, pero lucía ondulado. Su hermano en cambio tenía el cabello rojo y liso como él y su padre. No pudo evitar sonreír al notar como la bebé bostezaba.

Se veía tan frágil e inocente, ajena al dolor del mundo. Allí con su hermanita en brazos sentía que aún había cosas en el mundo por las que luchar, el amor, la familia. Ariel se juró en ese instante que iba a protegerlos no importando lo que tuviera que hacer. Miró a su madre que le sonreía con su hermanito en brazos y se sintió afortunado de seguir teniendo una razón más por la que seguir luchando.

—Ariel, hijo yo quería…

—No lo digas— Pidió con una pequeña sonrisa—. Te amo, mamá, no necesitas decir nada.

—Sí, si tengo, nunca debí haberte tratado de esa manera. Perdóname, hijo. No soy nadie para juzgarte.

Ariel se inclinó para besar a su madre en la frente—No necesitas pedir perdón. Solo me gustaría que con el tiempo pudieras aceptarme, sé que no debe ser fácil para ti hacerte a la idea que nunca podré cumplir todas las expectativas que tenías conmigo y de verdad me duele no poder hacerlo— Miró a sus hermanos y deseó que ellos si pudieran hacerlo, pero principalmente deseó que fueran felices—. Perdóname tú a mí, pero en verdad prometo no darte más desilusiones…

Emily le indicó que se acercara, besó la mejilla de su hijo— No, Ariel. Tú nunca me has desilusionado. Perdóname. Yo debí haberte apoyado y en lugar de hacerlo reaccioné de la peor manera. No quiero que me odies, no cuando eres al hijo que amo tanto. Sé que tardé más de lo que debería en entenderlo y que te lastimé mucho, pero no quiero que nuestra familia se vea dividida solo porque no podía comprender algo como tus preferencias.

—Yo tampoco quiero que estemos divididos. Te he extrañado.

—Yo también, pero fui terca, pero Ethan me ayudó a terminar de comprender muchas cosas.

Ariel no se esperó esa confesión— ¿Ethan?

Su madre solo sonrió mientras arrullaba a su hermanito —Sí. Tienes un amigo muy especial.  Personas así no se encuentran todos los días.

—Lo sé. Estoy rodeado de gente que no se encuentra todos los días—Personas buenas y malas. Se quedaron en silencio por largo rato—Desearía que tu padre pudiera estar aquí…

Se esforzó por no mostrarse y decirle que estaba pensando en lo mismo— Él está con nosotros. Nunca se ha ido. Pronto despertará y se llevará una gran sorpresa al saber que la familia ha crecido.

—Y vaya que va a llevársela.

— ¿Has pesando algún nombre para mis hermanitos?

Su madre asintió con una sonrisa— Naomi y Christopher. ¿Te gustan?

Ariel los repitió en voz baja y sonrió— Naomi y Chris Miderhive, me gusta como suena.

—Qué bueno que te gusten— Al poco tiempo llegó una enfermera para llevarse a  los bebés para que Emily pudiera descansar—. Ariel, ¿él está allí afuera?

—Sí…—Respondió no sin cierto temor de haber sido inapropiado llevar a su novio, sin embargo cuando su madre le pidió hacerlo pasar, supo que había hecho lo correcto. Alessandro estaba hablando con Lamire, Lupo y Lyosha. Ethan estaba hablando con Dante. Cuando apareció todos pensaban que era hora de irse, pero se sorprendieron al notar que Emily quería hablar con él.

— ¡Suerte con la suegra! — Le deseó Lyosha con una sonrisa.

Cuando Alessandro se adelantó, Ariel no resistió y fue a abrazar a Ethan con todas sus fuerzas—Gracias. No sé que hayas hablado con mi madre, pero me la has devuelto. Me la has devuelto, Ethan, no sé cómo podré pagarte todo lo que haces por mí. Te quiero tanto.

El azabache se sintió abrumado por esas palabras, pero sonrió y abrazó a Ariel—Prometiéndome que seremos los mejores amigos siempre.

Ariel se separó con una sonrisa—Incluso mucho más. Te quiero.

—Y yo a ti, Ari. Ahora ve a ver que tu madre no le haga un interrogatorio a Morello.

—Gracias, de verdad— Dijo por última vez antes de correr a alcanzar a su novio. Sin embargo él y su madre ya estaban hablando cuando se asomó por la puerta.

Alessandro se encontraba al pie de la cama, al parecer en verdad eso se convertiría en un interrogatorio. Ariel tragó hondo y no se atrevió a entrar— Lo quiero. Y solo sé que haría lo que sea para protegerlo.

Emily no mostraba mayor expresión— Querer no es lo mismo que amar. Uno puede querer a sus amigos y ser capaz de sacrificarse por verlos feliz.

Ariel quiso intervenir, pero no se atrevió— Lo sé. Sin embargo el amor es algo que no puede tomarse a la ligera y se construye de a poco en base a la confianza. Las cosas no han sido fácil con su hijo, en un primer momento, por mi culpa. Sé que aún nos falta mucho para poder llegar a hacer siquiera la sombra de la relación que usted y su esposo se profesan, pero también le aseguro que lo que siento por Ariel no es amistad, ni un simple gustar, lo que siento por su hijo, es algo más fuerte, algo que creía que no volvería a darme el lujo de permitirme sentir.

Silencio. Ariel estaba tenso— En verdad no sé qué tiene que no importando las circunstancias pareciera que lleva siempre las de ganar—Alessandro sonrió a su pesar—. No quise empezar espantándolo, es solo que Ariel es mi primer hijo, fue el único por tanto tiempo que lo protejo como mi tesoro más preciado.

—Él también es mi tesoro más preciado— Ariel sintió que se sonrojaba al escúchalo hablar así, pero Alessandro seguía allí con su semblante serio, incluso cuando decía palabras de ese calibre seguía viéndose tan perfecto ante sus ojos. No se veía cursi, lo decía de un modo tan varonil que hacía que su piel se erizara—. Lo cuido como tal. No dude de eso nunca. No pretendo arrebatárselo, solo deseo hacerlo feliz y a la vez protegerlo igual como usted lo ha hecho durante muchos años.

—Francamente jamás había conocido a persona más galante como usted. Al principio pensé que solo quería aprovecharse de mi hijo, por lo que dicen de las personas…—Alessandro solo asintió indicándole que le seguía—. Sin embargo desde el momento en que no dejó a mi hijo cuando yo lo hice, supe que en verdad lo ama. Incluso cuando no se atreve a decirlo en voz alta. Sé que no la necesita, pero en verdad quiero que sepa que cuenta con mi aprobación.

—Gracias, por su confianza.

Emily sonrió— Se la ha ganado con sus actos. Bienvenido a la familia y Ariel, ya puedes dejar de escuchar detrás de la puerta, ¿no te he enseñado que es de mala educación?

Ariel se sobre saltó al escucharse ser nombrado. Avergonzado abrió la puerta—Lo siento. No quise interrumpir.

—No tiene importancia. Ahora todo está bien.

Ariel se sorprendió porque por primera vez en verdad todo parecía estar bien. O casi todo, pero a comparación del infierno que había vivido los últimos meses en verdad se sentía en el cielo. Estuvieron hablando por unos minutos más, hasta que una enfermera llegó a indicarles que Emily debía descansar.

Ariel se despidió de su madre con un beso en su frente— Vendré mañana temprano. Descansa, mamá.

—Tú también, hijo, te amo.

Ariel sonrió al escucharla hablar con el mismo cariño de antes— Yo también te amo.

Alessandro también se despidió, aunque aún se sentía extraño estar rodeado de tantas muestras de amor. Así que se limitó a despedirse de palabra. Cuando salieron de la habitación, Ariel le plantó un beso en los labios— Eres perfecto ¿Lo sabías?

—Claro que lo sabía, después de todo hablamos de mí…

Notas finales:

:) Gracias a todos por sus reviews, lamento que no esten todos respondidos en estos momentos, pero lo mínimo que se merecen es una respuesta que realmente salga de corazón, así que trabajaré en eso y en el capítulo del día jueves! Nos leemos :D!! Un beso y feliz semana!


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