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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

:B ! He aquí el capítulo luego de una larga ausencia de una semana :B! Lamento la demora para las señoritas que estan esperando conti en Starbucks pero aquí está ya el cap que lo disfruten! :D 

Tenía la mirada fija en el sobre de manila. Sus manos temblaban. ¿Y si no lo lograba? Negó con la cabeza, tenía que confiar en que esta vez todo iba a salir bien. Sus manos estaban abriendo el sobre cuando sintió a alguien colgarse de su cuello— ¡¿Cómo está el halconcito más malhumorado del mundo este día?!

— ¡Marcus! ¿Cuántas veces te he dicho que no hagas eso? — Siempre que se colgaba de su cuello de esa manera sentía que siempre era una suerte no lo desnucara.

—Ya, ya Lupito— Decía mientras le arrebataba el sobre—. ¿Eh? ¿Y esto?

— ¡Dámelo! No es tu asunto.

Marcus sonrió de lado mientras le daba vuelta al sobre, sin embargo cuando vio el logotipo impreso paró en seco. Fue cuando Lupo aprovechó de arrebatárselo. Miró los ojos verdes que lucían un tanto turbados.

—No me lo dijiste…

Sabía que estaba dolido. Ellos dos jamás se habían ocultado nada— Ni siquiera sé si van a aceptarme— susurró. Marcus tomó aire antes de tirarse en la grama, se quedó largo rato mirando el cielo— ¿No me digas que te has enojado?

— ¿Eso importa?

—Marcus…

Dirigió la mirada a dónde estaba Jensen. A su pesar no pudo evitar sonreír—Vale, si estoy dolido. ¿Dónde quedó la confianza?

Lupo se sentó a su lado y le tendió el sobre— Aquí está— dijo depositándoselo en las manos—. Nadie sabe que presenté la prueba de admisión, así que tú serás el primero en saber.

Marcus sonrió mientras tomaba el sobre— ¿Estás seguro, Jensen?

—Sí, solo en ti confío.

Lupo miró como Marcus abría el sobre con el mismo entusiasmo como si fuera él quien fuera a recibir un veredicto final. Desde que se habían conocido habían formado un lazo que jamás pensó tener con nadie. No lo decía en voz alta, pero Misha era lo más cercano a una familia en muchos años.

Era como la versión mejoradísima de Demian, con él sentía que podía ser él mismo. La confianza que había depositado uno en el otro había sido arrolladora. Aunque sabían fingir ante los demás, porque sabía que su padre no dudaría en separarlo de Marcus si descubría el vínculo que había entre ellos.

—Estimado Lupito…

— ¡No lo leas en voz alta, idiota! — Gritó molesto. No se sentía listo para descubrir si estaba condenado a vivir bajo la sombra de los halcones.

Marcus solo sonrió y empezó a leerlo. Jensen pensó que jamás un minuto transcurrió tan lento, lo veía leer pero su expresión no le decía nada de su veredicto. Al final simplemente dobló el papel y lo puso a un lado. Lupo miró como Misha se llevaba las manos a los cabellos—Oh por Dios…

— ¿Qué? ¡¿Qué dice?!

—Oh por Dios…

— ¡Marcus “Misha” Miderhive qué demonios dice!

—Oh por Dios…

Lupo se abalanzó contra Marcus frustrado ante la repentina limitación mental de su amigo. Sin embargo terminó en brazos de Marcus que casi le saca el aire. Lo puso de pie y empezó a dar vueltas con él en brazo— ¡Joder, Misha, bájame de una puta vez!

— ¡Ni muerto! ¡Te han aceptado!

La noticia tardó varios segundos en ser procesada por Lupo que seguía dando vueltas en brazos de Misha— ¡¿Qué?!

— ¡Que eres un puto genio, cabrón, un puto genio! Te re cogiste a todos los que hicieron la prueba. ¡Eres la mayor nota de más de dos mil aspirantes!

Terminaron en el suelo. Lupo se abalanzó contra la carta, pero en un segundo tenía a Misha abrazándolo de nuevo— ¡Joder, Misha, quítate de encima! ¡Estás demasiado gordo!

— ¡Y una mierda! Yo soy pura fibra…

Lupo empezó a leer la carta aún con Misha encima de él. Sus ojos iban tan rápido que apenas captaba alguna palabra por completo— Me aceptaron…

— ¡¿No lo has leído toda?! — Chilló Misha— ¡Joder, eres la mayor nota, Jensen, te ofrecen una beca completa!

Lupo terminó de leer todo y se quedó atónito— Me han aceptado y me han dado una beca…

— ¡En Inglaterra! — Dijo emocionado Marcus, pero fue como si el pronunciar eso hubiera roto un encantamiento. Ambos se miraron como si por primera vez comprendieran las grandes implicaciones que eso tenía. Inglaterra, otro país, con un mar entero separándolos.

—En Inglaterra— susurró Lupo. Miró la carta y luego a su amigo que lucía anonadado—. Pero…

Marcus notó la preocupación en el rostro de su amigo, una que pocas veces veía y supo que era hora de hacer su papel— ¡Ve!

—Pero…

— ¡Ve, Jensen! Es tu sueño. ¡Te follarás a todas las inglesas!

—Pero que hay de ti…

— ¡Yo no importo! — Dijo con una sonrisa que le costó demasiado mantener.

Jensen le miró dudoso— Podrías ir a visitarme…

Marcus intentó no lucir triste, pero las posibilidades que fueran eran nulas— ¡Claro! No te dejaré toda la diversión para ti solo.

Lupo sonrió un poco más aliviado— Me han aceptado…

— ¡Es tu sueño! ¡Largarte de aquí! ¡Te dije que la suerte iba a cambiar! — Dijo abrazándolo con fuerza. Con demasiada. No quería que se fuera— ¡Joder, pero deja de sonreír que me das miedo!

— ¡Cállate, imbécil! — Dijo molesto empujándolo. Sin embargo al escucharlo reír de esa manera tan despreocupada le hizo sonreír—. Ya, vámonos, tenemos trabajo que hacer.

— ¡¿Trabajo?! No, ni mierda, esta noche salimos a celebrar.

— ¿Estás loco? Nos van a descubrir.

— ¡No me importa! Que el mundo sepa que mi amigo es un puto genio amargado. ¡Esta noche vamos al burdel de Conchita y te montas un trío para celebrar!

— ¡Ni siquiera tengo edad para entrar a uno!

— ¡Pero ya es hora, amigo mío, ya es hora, primera parada un buen bar! ¡Este día seremos los halcones salvajes! — Gritó a los cuatro vientos con una sonrisa.

***

Sus manos buscaron entrelazarse con las ajenas. Su boca empezó a repartir besos por los hombros bajando con lentitud por los brazos hasta llegar a una de las manos que ahora estaban entrelazadas y la besó. Su expresión se tornó preocupada al notar como sus besos no hacían efectos. Se apegó más sintiendo la calidez de su cuerpo, su completa desnudez. Intentó una última vez hacerlo salir de su ensimismamiento depositando un beso en el cuello ajeno. Esta vez sí funcionó.

—Estás preocupado— Susurró sin dejar de lucir desolado.

—Solo pienso, ricura, no te preocupes. Solo pienso…

Ariel se mordió el labio, le preocupaba esa expresión— Todo va a salir bien ¿verdad? — No pudo evitar sonar afligido.

Alessandro le miró de una manera que no supo cómo interpretar. A veces le daba miedo que volvieran a tener secretos entre ellos y todo estuviera tan mal como semanas atrás donde parecía que el infierno no tenía final.

—No te preocupes.

Ariel no podía evitar hacerlo cada vez que escuchaba esas palabras. Su mano se deslizó por el cuerpo de su novio. Éste estaba tenso, a pesar que habían hecho el amor hacía unos minutos, ya estaba tenso otra vez. Odiaba sentirlo así y no poder hacer nada para ayudarle— ¿Algún día todo esto acabará?

Alessandro bajó la mirada para encontrarse con la del pelirrojo y comprendió que esa pregunta no debió haber sido formulada en voz alta— No lo sé…—A veces él también deseaba que todo se terminara, pero estaba demasiado metido en eso e incluso creía que si tuviera la manera de salir de esa vida no la vería—Hay que darnos prisa. Tu madre nos estará esperando— Dijo intentando incorporarse.

Ariel lo tomó con fuerza y no lo dejó moverse. No sabía por qué desde que lo vio regresar de la reunión con los demás, sentía un mal presentimiento— Déjame estar así un poco más.

—Ariel…

—Por favor— Susurró hundiendo su rostro en su pecho. Se aferró con todas sus fuerzas a él. Temía dejarlo ir, que no volviera a su lado. Tenía un nudo en su garganta. La misión era arriesgada. Si los atrapaban estaba seguro que los halcones eran de los que preferían morir antes de pasar una vida tras las rejas.

—Ricura, estaré bien. Confía en mí.

—Es que tengo este mal presentimiento, Alessandro, y siempre que lo tengo algo malo pasa. Tengo miedo de perderte y que no vuelvas más a mí.

Alessandro se giró para quedar de frente a él. Lo apegó un poco más a él y acarició los cabellos rojizos que tanto le volvían loco— Volveré.  No lo dudes. Sé lo que hago. Soy el mejor en estas cosas.

—Lo sé…

Sonrió de lado— Entonces no dudes que volveré sano y salvo.

—Vuelve…

—Aún no me he ido— le susurró mientras su labios buscaban los de Ariel.

Ariel pensó que era como si en estos momentos ya estuviera  lejos, tanto que temía no poder alcanzarlo.

***

Lyosha asomó su cabeza con lentitud. Suspiró aliviado al notar que no había  nadie más que la persona que deseaba ver. Aquellos ojos azules ya estaban posados sobre él— Dante no está— fue todo lo que dijo Ethan. Lyosha se ruborizó a su pesar. No quería lucir tan infantil—. En realidad quería evitar ver a Lupo— mintió a medias—. Ya sabes, lo malhumorado que está en las mañanas.

Ethan sonrió a su pesar— Hola, Lyosha.

—Hola, lindo, ¿cómo te encuentras?

—Mejor. Feliz porque ya me largo de aquí.

—Sí. Lupo me dijo que te quedarías con Dante— No estaba triste por esa noticia, para ser sinceros jamás iba a poder odiar a Ethan por haber despertado esos sentimientos en Dante. El chico era de esas personas que no podías aborrecer—. ¿Listo para soportar tantos mimos?

—No— dijo con una pequeña sonrisa—. Aunque confío que será por poco tiempo. Deseo regresar a mi vida y seguir entrando contigo— Mencionó no sin poder evitar pronunciar esto último con cautela—. Eso si tú aun quieres…

— ¿Querer? ¡Claro que quiero! Eres como el tesoro escondido. Nadie logra soportar mi ritmo, ya te lo he dicho. Soy feliz de tenerte como mi pequeño aprendiz.

—Gracias, Lyosha, es bueno escucharlo.

—Ya, ya no nos pongamos sentimentales. El amargado de Lupo vendrá en cualquier momento y se enojará porque no estás listo. Anda te ayudo a prepararte— Ethan asintió mientras se ponía de pie dándole unos segundos la espalda a Lyosha, quien sonrió un poco—Hey, Lupo tiene un lunar igualito al tuyo en ese lugar— dijo con una sonrisa maliciosa.

Ethan se ruborizó hasta límites insospechados y se giró rápidamente. Había olvidado que la bata no le cubría por completo y dejaba expuesta su parte posterior— No me veas así.

—Lo siento, no pude evitarlo, además ese lunar sexy que tienes es difícil de ignorar.

—Lo odio…—dijo apenado.

—A mi me parece muy sensual— Dijo medio en broma, medio enserio—. Eres igualito a Lupo, él también  odia el que tiene.

— ¿Qué es lo que odio? — Preguntó una voz a espaldas de Lyosha. Lupo iba entrando a la habitación mientras cargaba unos papeles con el logotipo del hospital.

—Todo. Aunque en estos momentos estábamos hablando de tu lunar en tu lugar súper secreto.

Lupo frunció el ceño— ¿Qué mierdas le estás contando a Ethan?

—No, nada. Es solo que él tiene uno igualito al tuyo, lo cual es raro, no es un lugar muy común para tener un lunar y juraría que son idénticos.

Lupo miró a Ethan que estaba sonrojado mientras intentaba a toda costa no darles la espalda— Ya tengo todos los papeles, podemos irnos—Ethan asintió mientras se metía al baño sin darles la espalda.

Lyosha se sentó en la cama— Es muy curioso…

Lupo tenía el ceño fruncido mientras miraba la puerta del baño— Debe ser una coincidencia— Dijo intentando no darle importancia, una que era imposible de evitar, pero no quería que Lyosha lo notara. Ya suficiente malo era que Dante, Morello y el enclenque pelirrojo supieran  que era tío de Ethan.

***

Cuando se bajaron de la motocicleta Ariel cayó en cuenta en algo muy importante—No llevaremos a mi madre en la Chopper ¿verdad?

Alessandro sonrió de lado a su pesar— ¿Por qué no? Cabemos los tres perfectamente, ambos pueden llevar a uno de los gemelos.

—Alessandro…

— ¿En verdad crees que llevaría a mi suegra en la Chopper? No te preocupes. Iremos en el Bentley de Dante.

Bajaron del auto justo en el momento en que el Bentley se parqueaba a su lado. Dante bajó del auto con una sonrisa— Un bello día para que les den de alta a todos. ¿Eh? — Le arrojó las llaves a Alessandro—. Mucho cuidado con la pintura.

—Claro, claro, lo has dicho como un millón de veces.

—Y lo seguiré diciendo para que no lo olvides.

Entraron al edificio. Ariel miró a Alessandro unos segundos— Iré a ver a Ethan primero…— comentó no sin cierta cautela. Sabía que ellos dos no se llevaban bien y empezaba a perder las esperanzas que lo hicieran.

—De acuerdo. Iré a ver si tu madre ya está lista— Fue todo lo que dijo. Eso era un gran avance para tratarse de Alessandro.

Ariel miró con curiosidad a Dante— ¿Cómo van las cosas con Ethan? — La sonrisa de Dante fue lo único que lo delató—. ¿Así de bien?

—Eso siento. Claro, no te fíes solo de mi opinión, pero el tenerlo cerca todo este tiempo será de mucha ayuda.

—Aprovéchalo bien.

—Por supuesto— Exclamó sin poder evitar irradiar felicidad—. Ethan es lo mejor que me ha pasado en la vida…— Sin embargo su sonrisa se borró cuando notó que Lyosha estaba cerrando la puerta de la habitación donde estaba Ethan. Su expresión no mentía. Había escuchado lo último.

Ariel quien no quería problemas tan temprano se apresuró a meterse en la habitación. Lyosha miró a Dante con una pequeña sonrisa —Ethan te está esperando—Fue todo lo que dijo mientras pasaba a su lado.

Dante lo tomó del brazo—Lyosha, yo…—No sabía bien qué decir. Veía esos ojos miel mirarles con cierta tristeza—. No has contestado mis llamadas.

—He estado ocupado…

No soltó el agarre— ¿Estás bien?

—Perfecto. Jamás he estado mejor en mi vida.

—No me mientas.

El español soltó el agarre— Cierto, estoy nervioso por el trabajo.

—Ten mucho cuidado— Pidió Dante. Recordaba los momentos en que Lyosha se iba y temía porque no regresara, pero siempre lo hacía. Sabía que era fuerte, pero sentía que esta vez las cosas no iban fluyendo con habitualidad—. Lyosha, ten cuidado.

—Siempre lo tengo. No es por mí por quien deberías preocuparte ahora. Tú ya tienes a alguien…

Dante suspiró—Y tú también. Solo que aún no te has percatado— Vio como Lyosha le miraba extrañado y no pudo evitar sonreír, seguía siendo el Lyosha distraído que había conocido años atrás—. Él te quiere, quizás deberías permitirte quererlo un poco más, también.

—No sé de que hablas— Le espetó con seriedad—. Tengo que irme. Aún hay cosas que debo de hacer.

—De acuerdo. Cuídate…

—Ya lo dijiste…

—Lo sé, pero temo por tu vida.

—Yo no. Cuando vives al límite, temer por tu vida solo es un distractor inútil.

No dio lugar para réplicas. Simplemente salió del lugar dejando a Dante con miles de sentimientos encontrados y con la horrible sensación que algo  podría pasarle a Lyosha.

***

Cuando Ariel entró Ethan tenía todo arreglado— ¿Listo para irte?

—Ni lo dudes. Estaba harto de estar postrado en una cama todo el día. Quiero volver a mi vida.

Ariel sonrió— Todos en la escuela te extrañan. A ti y al capitán estrella.

—Yo también extraño todo eso.

Lupo quién solo miraba la conversación se puso de pie y decidió salir por lo sano. Odiaba esa manera tan empalagosa de tratarse que tenían su sobrino y el enclenque pelirrojo.

Una vez se fue Ariel no dudó en ir a abrazar a Ethan— ¿Todo bien estos días con tu madre?

—Sí. Gracias a ti. ¡Eres el mejor! Casi todo está marchando sobre ruedas.

Ethan le miró extrañado— ¿Casi?

Ariel asintió con cierto pesar—Es Alessandro…

Ethan frunció el ceño— ¿Y ahora qué te hizo?

—No, no, no me ha hecho nada. Es solo que me preocupa la misión…

Ethan se relajó un poco, solo un poco— A mi también. Lupo ha estado demasiado tenso. No ha querido decirme nada, pero siento que algo no va bien.

— ¿Tú también lo sientes?

Ethan apoyó su espalda en el respaldo de la cama— ¿Qué algo no va bien? — Preguntó mientras miraba el semblante preocupado de su amigo— Sí. Y lo peor es que sé que no hay nada que pueda hacer para impedirlo.

—Quizás si hablas con Lupo podría convencer a Alessandro que no lo hagan…

—Ariel, eso solo lo podrías conseguir tú y no lo has hecho. Así que no hay nadie en este mundo que les haga cambiar de parecer. Solo nos queda confiar que todo saldrá  bien— Ariel no quería decir que lo último que quería hacer era confiar en el destino porque ya le había fallado muchas veces como para seguir confiándole el futuro de las personas que amaba—. ¿Y por lo demás está todo bien con él?

El pelirrojo no pudo evitar sonreír, no había el momento adecuado para contarle a Ethan lo excelente que estaban las cosas ahora— Sí. Perfecto. Irreal. Jamás fui más feliz a su lado.

— ¿Así que ya sabes todo sobre él y su pasado?

—Sí.

— ¿Y no te importa? Ya sabes lo de Misha…

Ariel negó —Gracias a él es quién es Alessandro ahora. Si él lo amaba era porque debía ser alguien muy especial.

Los ojos de Ethan se tornaron de un azul oscuro en ese momento, cosa que sorprendió a Ariel— Sí. De seguro era alguien muy especial…

— ¿Está todo bien?

—Sí. No me hagas caso. Creo que mejor nos damos prisa. Tu madre de seguro quiere irse a casa.

Ariel le miró extrañado, pero intentó no darle demasiada importancia al asunto— Andando. ¿Cuándo vuelves a  la escuela? Es horrible estar sin ti.

—Yo también sufro sin ti. No te hagas el mártir. El lunes con suerte, si es que Dante y Lupo me dejan. Son unos paranoicos de primera.

Ariel sonrió un poco más— Pero así los quieres a ambos.

—Sí.

***

El resto de la mañana fue tranquila para Ariel, excepto por la parte que su madre le riñó por haber faltado a la escuela. Antes del almuerzo estaban ante las puertas de la casa. Alessandro cargaba con todas las cosas que las amigas de Emily le habían obsequiado en el hospital, mientras que Ariel y su madre llevaban cada uno, uno de los gemelos.

Ariel no perdió tiempo en irle a enseñar la habitación y todo lo que había comprado para sus hermanos. Alessandro miraba todo desde el umbral de la puerta con una sonrisa de lado. Lo veía tan feliz que pensó que si había algo por lo que valía seguir vivo era por poder ver esa sonrisa solo un poco más.  Ariel jugar con sus hermanos les hacía caras graciosas, cosquillas o lo que fuera para verlos sonreír que incluso Alessandro se sentía feliz solo por verlo feliz.

 Emily estaba sentada en una mecedora que habían subido desde la sala para la habitación donde veía a sus tres hijos— ¿No se une a la escena, Alessandro? — Preguntó la mujer con voz maternal.

—No. Soy mejor observador que participante— Se disculpó.

La verdad no podía evitar sentirse muy fuera de lugar. Una parte de él le decía que toda esa felicidad no estaba hecha para él y que debería de dejar de pretender querer una vida normal porque eso ha sido algo que desde el principio se le había sido negado.

Sin embargo no podía evitar pensar que si perdía a Ariel volvería a sufrir. Él había llegado justo cuando más perdido estaba, lo tenía tan dentro de él que era imposible no pensar que a veces eran solo uno.

—Iré a preparar algo para almorzar— Comentó luego de comprender que él jamás podría formar parte de esa escena. No tenía la chispa de vida que tenía su Ariel, pero por lo menos aún vivía y sentía.

— ¿Quieres que te ayude? — Se apresuró a ofrecerse Ariel.

—No te preocupes. Ya tendrás todo el tiempo del mundo para cocinarle a tu madre.

***

Lyosha se maldijo por lo bajo al notar como habían terminado una vez más. Cuando llegó a su apartamento no esperó encontrar a Lamire allí con comida para el almuerzo con el propósito de relajarse un poco antes de la gran misión y de paso para asegurarse que estuviera bien.

Miró a Lamire que yacía dormido desnudo a su lado. Sintió un nudo en la garganta. Quitó uno de los cabellos que caían por el rostro del coreano. Eso no debía seguir así. Tenía que ponerle un alto a todo esto. Suspiró y aún regañándose mentalmente terminó apoyándose en el pecho del asiático. Escuchaba su palpitar tan lento, pausado y sereno. Uno que caracterizaba a Lamire. Todo en Lamire era paz y serenidad. Lyosha jamás se había sentido tan lleno de paz con alguien.

Era agradable, tenía que admitir, el poder tener paz. Cerró sus ojos para dejarse arrullar por el palpitar de Lamire. Y aunque no lo admitiría en voz alta se apegó más a él deseando que ese momento no terminara. Quizás se estaba haciendo viejo; a lo mejor ya estaba harto de llevar la vida que llevaba y ahora solo quería un poco de paz. Una que no admitía que encontraba con el coreano.

***

Ariel volvió a cerciorarse que su madre estuviera dormida en su cama. Después de haber alimentado a los gemelos prácticamente cayó noqueada. Naomi y Chris dormían en sus respectivas cunas. Los despertaría en una hora o dos. El doctor Rosell le había aconsejado que fueran siestas cortas sino quería pasar la noche en vela.

Cuando bajó a la sala notó como Alessandro tomaba su chaqueta y las llaves de la Chopper. Apretó sus labios con fuerza y sus puños inconscientemente. Intentó lucir sereno, pero no podía— No planeabas irte sin despedirte ¿verdad?

—Iba a buscarte— Le aseguró Alessandro—. Bueno, tengo que irme.

Ariel asintió intentando sacar fuerzas de dónde no las tenía— Ten cuidado. Llámame una vez termine todo. Sé que no llevas tu móvil en estas misiones.

—De acuerdo— Se inclinó para besar la frente de Ariel—. Tú cuida a todos por aquí. Adi…

— ¡No! — Lo cortó Ariel mientras lo tomaba del rostro—. No digas adiós porque se oye como una despedida.

Alessandro sonrió a su pesar— Hasta pronto. ¿Así está mejor?

Ariel asintió mientras soltaba el rostro de Alessandro y lo veía salir por el vestíbulo. Cuando la puerta se cerró tardó en reaccionar unos segundo en comprender que se estaba yendo. Aunque su mente le decía que lo que iba a hacer no lo haría alguien fuerte, no pudo evitar salir corriendo detrás de él— ¡Alessandro! — Gritó antes de bajar las escaleras y prácticamente arrojársele encima para besarlo con pasión. Sus piernas se enroscaron alrededor de la cintura de su novio. Lo besó profundo, con mucha lengua. Tan apasionado que cuando se separó de él sentía que no había respirado en mucho tiempo—. No vayas, no vayas, te lo suplico— susurró perdiendo el control—. No quiero perderte.

Alessandro lo tenía firmemente sujetado. Así como estaban, Ariel lucía más alto que él— Volveré. No vas a perderme. No lo harás, ricura. Confía en mí. Tengo todo planeado.

—No, no, no te vayas. Por favor, por favor— Decía abrazándolo con fuerza.

Alessandro suspiró y lo estrechó con fuerza entre sus brazos—Confía, confía en mí. Sé que lo que te pido es demasiado, pero confía en mí, Ariel. Todo va a salir bien.

Ariel negaba desesperado mientras hundía su rostro en el hombro de Alessandro—No es justo. No es justo que tú arriesgues tu vida mientras Mapelli está sin mayores preocupaciones.

—Lo sé. Sin embargo no hay nada que podamos hacer para evitarlo. Tengo que irme, Ariel.

—No. Tú no, te lo suplico. No te vayas. No ahora que todo está bien entre nosotros.

—Y lo seguirá estando. Lo prometo. Sin embargo tengo que ir. No puedo dejar a los otros solos, estarían perdidos sin mí. Soy el líder, debo estar allí para protegerlos.

—Los otros líderes no hacen eso, lo sé— Claro que lo sabía. Había visto a vario de los halcones en las horrorosas fiestas que Mapelli lo había obligado a ir y sabía que Alessandro era especial, era el único que en verdad se preocupaba por el bienestar de su equipo. Eran los únicos que en verdad se trataban como una familia—. No es justo, no es justo. De seguro los demás ni siquiera van a llegar…

Alessandro lo depositó en el asiento de la Chopper y le hizo mirarlo— Perdóname— Susurró mientras rozaba sus labios con los de Ariel—. Perdóname, ricura, por hacerte sufrir de esta manera. No lo mereces. No es justo que sufras por mí, pero tengo que ir.

Si no se ponía a llorar allí era porque se había prometido ser más fuerte— No es tu culpa…

— ¿Te sentirías mejor si te cercioras que todos vamos? — Ariel asintió a su pesar—. Entonces vamos. Luego te vienes en la Chopper, iremos todos en la Hummer hasta Silver Beach.

—De acuerdo. Solo voy por las llaves de la casa.

Alessandro lo vio subir por las escaleras y supo que jamás iba a poder soportar la cara de desesperación de Ariel al verlo partir en cada misión.

***

En la mansión Di Ferrer la escena no era muy diferente—Joder— Aulló Lupo al sentir como Carlo Magno le clavaba las garritas con más fuerza de la necesaria mientras colgaba de su pierna.

Ethan sonrió mientras se agachaba y prácticamente le arrancaba al minino del pantalón—No quiere que te vayas—Le explicó mientras intentaba contener a su mascota en sus brazos, pero le era difícil y más ahora que pesaba más de lo que recordaba—. Y yo tampoco…

Ambos se miraron unos segundos— No ir no es una opción.

Ethan sonrió con cierta tristeza—Lo sé. Solo pensé que era un buen momento para hacerte saber que creo que es una mala idea, pero sé que ya has tomado tu decisión y no puedo persuadirte que hagas lo contrario—Lupo asintió en parte aliviado por no tener que lidiar con escenas dramáticas donde la gente lloraba o suplicaba que no se fuera—. Aún así creo que no hago mal en pedirte que te cuides. ¿Verdad?

—No. No lo haces. No te preocupes. Volveré más rápido de lo que imaginas.

—Te estaremos esperando con Carlo Magno.

Lupo asintió y miró ceñudo al gato— Y tú aprende a tu dueño y déjame ir sin mayores complicaciones— Carlo Magno solo emitió un triste maullido—¡Bah! Volveré pronto bola de pelos—Dijo dándole unas torpes palmaditas en la cabeza al minino, pero pareció complacido con los “mimos” dados por Lupo—. Y tú no ganas nada estúpido en mi ausencia.

—Lo mismo digo— Fue lo único que dijo Ethan con una pequeña sonrisa en los labios, que se borró al ver como Lupo de disponía a irse—. Lupo— Le llamó y aunque sabía que el halcón odiaba los sentimentalismos lo abrazó aún con Carlo Magno en brazos—. No se te ocurra dejarme huérfano— Le amenazó—. Ya sabes, después de todo eres mi padre y debes acompañarme en mis próximos chequeos en el hospital.

Lupo solo puso una mano en los cabellos de Ethan—Descuida. No te librarás tan fácil de mí. Y controla al gato— dijo frunciendo el ceño al notar como Carlo Magno estaba pegado a su camisa y amenazaba con dejársela hecha tiritas.

—Carlo Magno, suelta a Lupo, volverá pronto—Luego de batallar una vez más con el minino sonrieron antes de despedirse una última vez. Ethan miró no sin cierta preocupación por dónde había salido Lupo—. Que todo salga bien…—suplicó en voz baja.

***

Cuando Ariel y Alessandro llegaron al PS estaban afuera Lyosha y Lamire que le estaban dando las últimas indicaciones del momento a Claudio quien parecía aturdido con tantas indicaciones.

— ¿Y Lupo? — Preguntó Alessandro mientras bajaba de la Chopper.

—Ya viene. Estaba con Di Ferrer— Fue todo lo que dijo Lamire.

Ariel volvió a mirar a Alessandro no sin cierta preocupación. Una parte de él aún albergaba una vaga esperanza de que no se presentaran, pero al parecer había sido muy ingenuo. Cinco minutos después Claudio fue a empezar a hacer la larga lista de tareas que los halcones le habían encargado. Diez minutos después llegó Lupo y fue cuando Ariel no pudo evitar abrazar con fuerza a Alessandro—Te amo, ten cuidado— le susurró al oído—. No me importa lo que tengas que hacer para regresar, pero hazlo, por favor.

Alessandro asintió mientras lo estrechó con fuerza en sus abrazos antes de besarle una última vez— Volveré por ti…

— ¡Hey un poco de amor para nosotros también que nos ponemos celosos! — Exclamó Lyosha con una sonrisa.

Ariel no pudo evitar abrazar al español también y luego a Lamire— Ustedes también tengan mucho cuidado.

—No te preocupes. Esto no es nada más que los gajes del oficio— Mintió el español. La verdad no le gustaba la idea de ir a traer un cargamento. No era ellos de los que se la jugaban usualmente en ese tipo de trabajos. Había gente para hacerlos, no ellos—. Te lo cuidaremos bien, Mini Morellito, así que tú tranquilo.

—Gracias— Dijo con una sonrisa. Sus ojos se posaron en Lupo —. Tú también ten cuidado. Por Ethan.

Lupo no emitió ningún comentario al respecto, pero Ariel quiso creer que de alguna manera sus palabras generarían resultado. Los vio a todos subir en la Hummer e intentó mantenerse sereno cuando los vio partir. Sonrió, pero su interior le gritaba que los detuviera.

***

Ethan miraba por la ventana la ciudad que lucía tan tranquila, pero que sabía que esa tranquilidad solo era una apariencia, así como la que él intentaba mantener. La puerta se abrió con lentitud. Vio a Dante posar primero la mirada en la cama— Creí que dormías.

—He dormido lo suficiente estas semanas como para no necesitar hacerlo por lo menos un mes— Comentó Ethan volviendo a enfocar la mirada en la ciudad. A lo lejos se veían los últimos vestigios del atardecer. La habitación estaba quedando en penumbras.

Dante caminó con lentitud hasta él y quedaron ambos de frente. Lo vio apoyar una de sus manos contra el cristal— Estás preocupado por Lupo.

Ethan no negó ni afirmó nada. Dante le tomó del rostro— Estarán bien. Lo han hecho un millón de veces.

—Esta vez es diferente. Sé que tú también lo sabes y que estás preocupado por Lyosha y Alessandro— Ethan miró de reojo a Dante, pero no emitió ningún comentario al mencionar a las dos personas que aún despertaban demasiados sentimientos confusos en Dante.

Quizás era eso lo que frenaba a Ethan, el no saber bien en qué posición lo dejaba a él en todo ese drama. Sabía que lo había preferido a él sobre Lyosha,  pero aún estaba Alessandro quién estaba seguro que había sido el primero en la vida de Dante.  Quién a pesar que sabía que Alessandro era agua pasada a veces no estaba tan superado estaba. Y sobre todo las palabras de Mapelli aún estaban presentes en él y en algo coincidía con ellas; a veces pensaba que los primeros amores eran enfermizos ya que aunque quieras borrarlos nunca lograbas hacerlo por completo. A veces le daba miedo pensar que el amor verdadero era solo el primero y que los demás que sucedían a este solo eran reemplazos. Él no quería ser un remplazo de nadie. Estaba harto de ser el plato de segunda mesa de todos.

Se estremeció al sentir las yemas de los dedos de Dante delinear su barbilla. “El siempre preferiría a Morello antes que a ti.” Apartó el rostro con brusquedad al escuchar la voz de Mapelli en su interior. Al notar la mirada de Dante sintió un pinchazo de culpabilidad— Quizás necesitas estar a solas. La cena se sirve a las siete…

Ethan no trató de tenerlo, estaba demasiado agotado mentalmente como para hacerlo. Ciertas conversaciones empezaban a volver a su mente de a poco, en su mayoría eran las dolorosas. Además ahora era capaz de recordar la mayoría de conversaciones que sostenía.

Escuchó la puerta cerrarse, pero antes de que lo hiciera una mancha naranja se precipitó en la habitación. Al siguiente segundo tenía a Carlo Magno frotándose contra una de sus piernas. Ethan no se movió. Últimamente estaba dándole demasiadas vueltas a las palabras de las personas y de lo único que estaba consciente era: No tenía una verdadera familia en la que apoyarse; tenía que hacer lo imposible para que su memoria volviera a hacer lo que era; tenía que empezar a buscar una universidad, pero para eso antes necesitaba dinero, cosa que no tenía.

Recordó las palabras de Mapelli y por un segundo deseó haber antepuesto su educación; sin embargo al acordarse a Ariel; como le había sonreído ahora y le había dicho que todo estaba bien en su vida le había confirmado que había hecho lo correcto. Si Mapelli, no su padre puesto que él nunca ha tenido uno, le hubiera puesto una mano encima estaba seguro que Ariel se hubiera hundido en las drogas y ni siquiera Alessandro hubiera sido capaz de sacarlo de ese abismo.

Ethan se convencía que había hecho lo correcto y que Ariel hubiera hecho lo mismo  si hubiera estado en una situación semejante a la suya.

***

Se bajaron de la Hummer con lentitud. Miraron a todos lados aunque sabían bien que allí nadie los molestaría— Qué basurero…

Alessandro prefirió no decirles que era el basurero dónde había sido criado. Entraron a la casa. Él no había tenido muchas ganas de ir allí, pero mañana llegarían a la otra casa a hacer las últimas reparaciones así que no quería interrupciones.

Entró a su habitación y tiró la maleta que había empacado para la misión. Se tiró en la cama antes de sentir la presencia de Lupo— ¿Cuándo vas a decirnos el resto del plan?

Alessandro tenía uno de sus brazos tapando sus ojos, pero al escuchar aquello apenas lo movió —Después. Estoy agotado.

—Todos lo estamos, pero queremos saber qué demonios vamos a hacer, Morello. No estamos dispuestos a irnos a meter a una misión suicida sin ningún plan.

Alessandro se sentó en la cama de golpe y miró con dureza a Lupo— Te dije que tienen que fiarse de mí. Así que vas a esperar a que sea el momento adecuado.

— ¿A qué temes? Estaremos aquí encerrados hasta que sea la hora.

—No lo entiendes, Lupo, son precauciones que me tomo porque sé todo lo que está en juego. Todos tenemos mucho que perder.

—Solo espero que sepas lo que haces…

La puerta fue azotada con fuerza. Alessandro se dejó caer en la cama—Yo también lo espero…—susurró. Sacó su billetera y sonrió un poco al sacar la nueva adquisición a sus fotos. Ariel con Chris en brazos, parecía más un padre orgulloso que un hermano. Él tenía mucho que perder y no iba a arriesgarse a ponerlo en riesgo solo porque a Mapelli se le ocurrió querer vender más de la cuenta.

Se quedó adormitado por más de media hora hasta que volvieron a llamar a la puerta. Esta vez fue Lamire quien entró— ¿Tú también vienes a exigirme que te diga el plan? — Preguntó de mal humor.

El coreano se limitó a extenderle una cajita de comida china y una cerveza. Alessandro suspiró y la tomó sin muchos ánimos. Siempre era lo mismo una noche antes de hacer algo arriesgado, el apetito parecía desaparecer, no dormía bien por estar repasando mentalmente el plan, aún a sabiendas que no todo siempre era tan fácil como se lo imaginaba.

—Siéntate…—Lamire se sentó al borde de la cama— ¿Dónde están Lupo y Lyosha?

—Lupo está en una de las habitaciones. Lyosha está en la sala viendo su novela por la televisión que hizo funcionar. Está con el volumen bajo, no te preocupes.

—No lo hago. Aquí pueden montarse una orgía y todos a los alrededores saben que no deben decir nada— Lamire se limitó a tener su vista pegada en la pared como si fuera la cosa más fascinante del universo—. Aunque te sugiero que lo de las orgías con Lyosha lo dejes para después de la misión— Soltó como si nada mientras luchaba con los palillos chinos para tomar el arroz. Morello sonrió de lado y miró de reojo a Lamire quien había empezado a sudar frío y lucía pálido—. Está bien. No sé si lo han hecho, pero como has reaccionado debo tomarlo como un sí. Y si veo tu cuello donde tienes un chupetón bastante grande—Continuó señalando con un los palillos chinos—. Supongo que tengo la razón para no perder la costumbre.

Lamire se llevó con rapidez la mano hasta su cuello. Sin embargo no emitió ningún comentario. Solo se quedó allí en silencio. Morello miró de reojo la puerta para confirmar que seguía cerrada. Dio un largo sorbo a su cerveza y dejó todo a un lado. Y solo le dio un golpecito en el hombro al coreano— Es la primera vez desde que te conozco que muestras sentimientos por alguien, por un momento creí que era de esos autómatas que hacen ustedes los asiáticos— Lamire seguía sin decir nada lo cual no ayudaba mucho a Morello—. No sé a dónde va lo de ustedes o si se quedará en esos términos y tampoco me importa. Solo te pido que los dejes de lado durante la misión— El coreano le miró a los ojos—. Yo he estado en tu posición, Lamire, y si te conozco aunque sea un poco, sé que eres capaz de cometer una locura para proteger a Lyosha— Tanto mutismo era estresante para él—. Entonces como no dices nada creo que me das la razón y por eso espero que comprendas porqué mañana te pondré de pareja con Lupo y no con Lyosha.

— ¿Qué?

—Yo me encargo de cubrirle la espalda. No lo dudes. Somos un equipo.

— ¿En verdad lo harás?

Alessandro sonrió a su pesar con cierta empatía— Lo cuidaré como si se tratara de Ariel si esto te ayuda a tranquilizarte y hacer bien tu trabajo. Aunque déjame decirle que le estás quitando puntos a Lyosha. No es de los que necesitan protección— El perfil de Lamire se volvió sombrío. Alessandro solo le dio otro golpecito en el hombro—.  No seas tan duro contigo mismo. Es completamente normal preocuparse por el otro aún cuando es un pateador de culos por naturaleza— Eso ya lo había vivido en carne propia, por eso no podía evitar sentir empatía por Lamire, pero también le preocupaba que éste no pudiera controlar sus sentimientos.

***

A la mañana siguiente Alessandro apenas y había conciliado el sueño por una o dos horas a intervalos  de veinte minutos como máximo. Al salir de la habitación constató como sus compañeros no parecían habérselo pasado mejor que él. Siempre era así.

Los reunió a todos en torno a la mesa— Es hora que empiecen a conocer un poco del plan— Explico con seriedad—. El barco arribará al punto acordado a medianoche. Como ya les había dicho hay dos lanchas rápidas esperándonos cerca del muelle. Zarparemos a las tres para no despertar sospechas.

Lupo tenía los ojos cerrados mientras sus dedos tamborileaban sobre su barbilla— ¿Cómo justificaríamos que llegamos a la plena madrugada con un cargamento que no son peces? — Cuestionó—. Creía que ese lugar siempre estaba custodiado por la guardia costera y un montón de polis extra.

Alessandro sonrió de lado— Y no te equivocas. He allí parte de nuestro plan— Sacó una fotografía de lo que parecía un risco común y corriente—. Aquí. A diez kilómetros de la costa está este lugar.

Lamire y Lyosha miraron la fotografía sin comprender muy bien—Hay una cueva submarina— Explicó Morello—. Nadie conoce su ubicación aparte de mí. El cargamento siempre viene bien empaquetado así que el agua no sería un problema, puedo ir de a poco a depositarlo allí hasta que consideremos que es seguro volver por él.

Lamire sonrió a su pesar— Así que sí tenías un plan…

—Regresaremos al muelle sin problemas. Siempre hay pescadores que zarpan al anochecer, podemos hacernos pasar por uno de ellos sin ningún problema y llegar al amanecer. Por precaución extra sé que en las rotaciones de los vigías hay un margen de diez minutos. Así que no deberíamos tener problemas.

—Suena como un plan aprueba de tontos— Exclamó Lyosha aliviado—. Joder, te besaría en es momentos si no supiera que me partirías la cara.

Alessandro miró significativamente al único miembro del equipo que no había hablado hasta este momento— ¿Lupo?

—Me parece bien— Exclamó finalmente—. Realmente me parece un buen plan— Admitió Lupo.

 ***

Ethan despertó ya bien entrada la mañana. Se disponía a bajar cuando llamaron a su puerta, era una de las empleadas de la casa— Joven, allá abajo lo está buscando un caballero. Dijo que le avisara que no tendría problemas en atenderle.

Ethan lo hizo pasar a la sala, sin embargo no tenía idea quién podría irlo a buscar a esas horas. Bajó hasta la sala, abrió las puertas. A primera vista no había nadie allí. Confundido cerró las puertas tras sí. Cuando volvió a enfocar la mirada en el lugar fue que realmente se percató quién estaba allí.

—Hola, Ethan…

— ¿Cómo me encontraste? — Fue lo único que atinó a decir con un atisbo de pánico en su voz.

Mapelli rió por bajo haciéndole helar la sangre— ¿Aún no comprendes los recursos que tengo? Yo sé dónde estás, qué haces, qué comes. No hay nada que no hagas tú o mi precioso firedoll que yo no sepa. Por cierto ¿Cómo están los gemelos? — Ethan tragó hondo al escucharlo— Christopher y Naomi ¿cierto?

— ¿Qué quieres? Tú no eres bienvenido en ninguna parte.

—Solo venía a ver cómo iban las cosas con Dante. Ya sabes, debo ser un buen padre y preocuparme por mi hijo. Asesorarlo en las relaciones problemáticas.

—No hay nada que asesorar. No somos nada.

Mapelli rió un poco— No es lo que he escuchado por allí. Por cierto ¿Quién es el otro hombre que te visita? No sabía que eras tan popular entre la población masculina. Entonces quién es el que todos creen que es tu padre.

Sus sentidos gritaron alerta sus manos volvieron a posarse en las perillas de las puertas— ¿Te vas tan pronto? No, Ethan, no seas mal educado. No quiero verme en la penosa necesidad de matar a todos los de este lugar solo porque no tienes modales— Sus manos dejaron las perillas con lentitud—. Así está mejor. Entonces quién es la persona que quiere suplantarme en la noble tarea de ser tu padre.

Ethan tragó hondo—Nadie importante. Solo alguien que quiere pretender formar parte de mi familia…

— ¿John Erbil, será?

Ethan se apoyó contra la puerta— ¿Cómo sabes de él?

Mapelli sonrió de lado— ¿Adiviné? ¡Vaya! Creía que el juego duraría más.

Ethan no emitió ningún comentario, pero entre salvar a Erbil y a Lupo sabía bien a quién iba a preferir toda la vida— ¿Qué demonios quieres? Si es atormentarme ya has hecho tu trabajo. Lárgate de esta casa.

—Ya hasta hablas como si fueras el dueño. Qué enternecedor. ¿Compraron con Dante los muebles o fue Morello quien los compró antes que tú aparecieras?

—Largo de aquí o te juro que te saco muerto— Dijo entre dientes apretando sus puños con fuerza.

— ¿Crees que tienes las fuerzas suficientes?

—Para matarte siempre voy a tener la fuerza necesaria, así que mejor vete a atormentar a otros.

Los ojos grises de Mapelli brillaron peligrosamente— En realidad de eso ya me estoy encargando también, pero quería pasar a ver como estabas. Ya sabes, después de todo el pleito judicial que tuvo que pasar Samuel Shiheflit, la exorbitante fianza que tuvo que pagar y de paso darte terapia como medida de seguridad porque todos creen que estás loco y en cualquier momento vas a tomar un arma y disparar contra todos…

— ¿Q-qué?

Mapelli sonrió con satisfacción— ¿No me digas que no sabías? Incluso Erbil intervino en tu favor. Un juicio demasiado polémico. La mayoría te quería detrás de las rejas en especial la esposa de Shiheflit. Y alguien más…

— ¿Quién?

—Tu madre, Ethan. ¿No me digas que no sabías que estaba en contra tuya en el juicio? Recibió la propuesta para manejar el caso y una buena suma de dinero más el prestigio claro está y no dudó en aceptar la oferta— Los labios de Ethan formaron una finísima línea para evitar que notara como temblaban—. Pero al final te saliste con la tuya, claro Shiheflit lo pagó con su matrimonio. Muy mal por ti, Ethan. Una cosa es andar por la vida siendo un estorbo, una lacra de la sociedad  y otra muy diferente ser un asesino y estar destruyendo familias.

—Mientes…

— ¿En verdad lo hago? Quizás deberías irle a preguntarle a tu futuro padrastro si en verdad te estoy mintiendo— Los ojos de Ethan se volvieron turbios—. ¿O en todas las veces que te ha ido a visitar no me digas que no te ha invitado a la boda?

— ¿Bo-boda?

—Pobre, Ethan, ¿No ves que todos al final te van a dejar solo? Por qué no nos ahorramos todo el drama y de una vez por todas vienes conmigo y te conviertes en el halcón que siempre has estado destinado a hacer.

—Eso no va a pasar nunca. Las personas que me rodean siempre van a estar conmigo: todos y cada uno de ellos.

— ¿Apuestas? —Preguntó mirándole con frialdad y una sonrisa que no transmitía nada— ¿A qué temes? ¿No que muy seguro de los grandes amigos que tienes?

—No necesito probarte nada…

—Pero te conviene. ¿Qué dices? Si todos tus amiguitos no te han abandonado para antes que termine este año te doy mi palabra que no sabrás nunca de mí, pero sí en cambio todos te abandonan ya sabes lo que te pediré— Ethan le miró desconfiado cuando se iba acercando a él, se apegó más contra la puerta incrustándose dolorosamente el pomo en su espalda—. No tienes nada que temer. ¿Qué tanto puede cambiar las cosas en unos meses?

—Se trata de ti. Jamás podría confiar en alguien como tú…

—Pero lo harás, en su momento. Sabes que tengo razón en más cosas de las que admitirías en voz alta. ¿Así que tenemos un trato? — Preguntó extendiéndole la mano. Ethan no se movió ni un ápice—. ¿No me dejaras con la mano extendida? Si no cerramos trato no me iré de aquí.

—Eso es chantaje…

—Yo lo llamo persuasión—Dijo sin apartar la mirada del menor. Sonrió satisfecho cuando la vacilante mano de Ethan estrechó la suya— ¿Tengo tu palabra?

—Solo si yo tengo la tuya…

—La tienes. Lo has comprobado con firedoll. No deberías de ser tan desconfiado— Apartó a Ethan de la puerta y la abrió así sin más—. Como siempre es un gusto hablar contigo, hijo. Y deberías hacerme caso, hazle una visita al que todos creen tu padre, puede que encuentres más de una cosa interesante si hablas con él.

Ethan no volteó cuando escuchó a los empleados despedir a su padre. Ethan se dejó caer tembloroso en un sofá. Se sentía débil, física y mentalmente. Nunca era lo suficiente fuerte para enfrentarlo. Se llevó una de sus manos a sus cabellos— ¿Joven, Lenz? — Ethan se sobresaltó al sentir una mano sobre él. Volteó y se encontró con el rostro preocupado de una de las empleadas— ¿Está usted bien? ¿Desea que llame al joven Di Ferrer al trabajo?

—No, no lo moleste— Se apresuró a decir. Miró a la mujer unos segundos. Su mente trabajó más rápido de lo que lo había hecho las últimas semanas—. En realidad pensaba irlo a ver y darle una sorpresa. ¿Hay algún taxi para llamar?

—No, pero siempre puedo llamar al chofer de la familia o siempre están las llaves del Jaguar por si se siente capaz de manejar— Bingo. Fue todo lo que pensó.

***

Cuando John Erbil vio a Ethan parado frente a su estrecho cubículo creyó que estaba ante un espejismo— Ethan, por todos los cielos ¿Qué haces aquí?

— ¿Es verdad? — Fue todo lo que preguntó con más fuerza de lo que quiso. Todas las personas a su alrededor voltearon a mirarlo y de repente silencio— ¿Qué se va a casar con mi madre? — Sintió a varios de seguridad acercarse— ¡No tengo una maldita arma! — Gritó furioso haciendo que más de alguno tirara lo que tenía en las manos.

—Ethan, tranquilízate. Deberías estar descansando…

— ¡Responda!

—Sí…—Asintió sin tener valor a preguntarle el resto, si empezó con esa pregunta fue porque creía que era la que menos iba a importarle—. Ethan quería decírtelo, pero tu madre me dijo que no querías vernos y menos a mí. Si no te visité era porque ella me dijo que tú la corriste cuando te fue a ver al hospital.

La rabia se estaba apoderando de Ethan. Bajó la mirada sentía que ya no soportaba más seguir ocultando las cosas— Sí. Es cierto. La eché del hospital a esa vieja arpía— Alzó la mirada, sus ojos usualmente de un azul claro como un océano en calma se habían vuelto de un azul oscuro semejante al de un mar en tempestad—. La eché de mi vida porque estoy harto de que sea una víctima y siempre sea yo quien pague las consecuencias ¿Va a negarme que ella me quería tras la rejas?

—Ethan, ella no tenía otra opción y…

Toda la gente en la oficina tenía la vista clavada en él— Usted cree que la conoce, pero hay miles de cosas que le oculta— Lo cortó. No quería seguir sabiendo como esa mujer le envenenaba la mente a John Erbil—. Le sugiero que las averigüe antes de meterse al mismo infierno en que yo vivo. Empiece preguntándole quién es mi padre.

—Creí que estaba muerto…

Ethan río, no una risa alegre, jovial, sino una fría llena de rabia— Si estuviera muerto yo no estaría aquí preguntándole nada. ¿Es verdad? Que he destrozado el matrimonio del señor Shiheflit porque decidió ayudarme — El teléfono empezó del escritorio a sonar.

John miró el aparato y luego a Ethan repetidas veces— Es una emergencia, aguarda…—Ethan se quedó justo donde estaba, aunque no sabía por qué, ya había leído la respuesta en los ojos de John—. Departamento de policía, habla el oficial Erbil— Dijo con el altavoz activo.

— ¡Erbil! ¿Por qué no contestabas rápido?

—Estaba atendiendo a alguien, Paco— Explicó sin apartar la mirada de Ethan—. ¿Qué es tan urgente que no pueda esperar?

Los halcones— Ethan se tensó al escuchar esas simples palabras que contenían mucho significado—. Recibimos una llamada hace unos minutos. Dicen que reciben un cargamento importante esta noche. Es una fuente confiable. Puede ser nuestra oportunidad de finalmente atraparlos. Ya estamos montado el operativo con la policía de Silver Beach, pero como son de nuestra jurisdicción nos dejaran participar, así que hay que salir ya mismo…

—Te veo en la entrada en cinco minutos—Apretó el intercomunicador para apagarlo—. Ethan, lo siento, pero ten… ¿Ethan?

Notas finales:

¡Haré todo lo posible para actualizar el jueves! :D Aunque tengo parcial ese día así que luego me pondré a trabajar en la tarde para tenerlo listo y no hacerlos esperar demasiado :B! Un beso a todos! Cualquier cambio de planes lo diré en el twitter! Feliz semana!


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