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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Hola a todos! Bueno primero que todo disculparme por haber desaparecido de esta semana la semana pasada, pero estuve enferma desde el día sábado anterior así que no me quedó tiempo de hacer el capítulo y empecé a mejorarme hasta el jueves de la semana pasada, así que he aquí un poco tarde el capítulo.

Va para Yoruru-Alessandro por su cumpleaños :) espero que lo disfrute y todos ustedes también!

En todo el edificio solo se escuchaba el resonar de unos pasos que reflejaban la furia y la frustración de su dueño. Estaba desesperado. Por primera vez en mucho tiempo se sentía desesperado. Aún llevaba ese horrible panfleto en su mano, ni siquiera se había atrevido a echarle un vistazo para ver la carrera que tendría que desempeñar el resto de su vida y lo peor: contra su voluntad.

Subió las escaleras de emergencia, incapaz de esperar el lastimero ascensor. No estaba de humor para el horrible traqueteo— ¡Misha! —Gritó apenas puso un pie en el piso—. ¡Misha sé que estás allí, maldito bastardo, ábreme! —Necesitaba desahogarse. No estaba pensando bien y si iba a otro lado sabía que podría cometer alguna imprudencia. 

Empezó a golpear la puerta, sin embargo nadie abrió. Buscó entre sus llaves desesperado y encontró la del apartamento de Misha, la cual se la había dado poco tiempo después de haber empezado su amistad. La puerta cedió. El apartamento estaba en penumbras, apenas una lámpara encendida en la sala. Lupo no se detuvo. Caminó directo hasta la habitación de Misha, le importó bien poco la idea que estuviera dormido. Por primera vez necesitaba de alguien. Necesitaba un amigo.

Abrió la puerta de golpe, gritando el nombre de Misha, pero deseó no haberlo hecho. Jensen se quedó en shock al menos un minuto al notar que su amigo estaba con dos hombres completamente desnudos. Fue imposible no notar como Marcus estaba en el interior de uno de ellos y no quería seguir viendo como uno de los tipos tenía semen en su rostro. Jensen no podía moverse, se había quedado estático mirando a  los otros dos quien le miraban sorprendidos, Marcus estaba horrorizado— Lupo…

La voz se Misha le sacó de su impresión— ¡Oh por Dios! Eres marica…

—Lupo, no es lo que parece…

— ¡¿Entonces qué es?! ¡Dime que no te estás cogiendo a ese tipo! —Lupo empezó a retroceder, su expresión no podía demostrar todo lo que estaba sintiendo en esos momentos. Vio a Marcus sacar su pene, ahora bastante flácido, del cuerpo del sujeto. Aquello fue demasiado para él.

Salió corriendo de allí, sin importarle los llamados de Misha, tropezó con más de una cosa en el camino. Se le atravesó la mesita de noche, la mesa del comedor, el sofá. ¡Todo! Jamás sintió tan lejana la puerta, salió de allí dando pasos torpes. Las piernas le fallaban por la impresión. Se iba aferrando a la barandilla aún con el folleto de la universidad firme en su mano izquierda.

Salió corriendo del condominio. Buscó el Mustang 67 que había recibido hacía poco. Sus manos intentaron meter la llave en la cerradura, pero estas cayeron al suelo. Se agachó para recogerlas y cuando volvió a incorporarse la figura de Marcus a su lado hizo que se le cayeran las llaves de la impresión. A leguas se notaba que se había vestido deprisa, ni siquiera llevaba camiseta y el pants que usaba estaba al revés.

—Aléjate….

—Jensen. Jensen, escúchame al menos—Lupo empezó a negar mientras se agachaba para recoger las llaves. Marcus puso su mano sobre la suya e hizo contacto visual—. Escúchame, escúchame, no me odies. No tú. Joder, no me hagas esto. Sigo siendo yo…—Sin embargo Jensen no podía seguir viéndolo de la misma manera, ni siquiera pudo sostenerle la mirada—. No me hagas esto, bastardo, sigo siendo yo. Dios, ¡¿Por qué crees que no te lo dije?! Sabía que ibas a reaccionar así.

—Creía que te conocía— susurró sin poder evitarlo. Quitó su mano de la de Misha y sin mirarlo subió al auto, cerrando la puerta. Apoyó las manos en el timón. No se atrevía a mirarlo a la cara, pero tampoco se atrevía a dejarlo allí. Tenía la llave en el contacto lista para ser girada y arrancar. Miró de reojo y notó como Marcus intentaba mantener la calma sin embargo vio como sus labios empezaron a temblar. Apoyó su frente en el timón—. Joder, Marcus. No me mires así.

Por primera vez escuchó la voz quebrada de su amigo: —Sigo siendo el mismo…

—No voy a discutir esto aquí. Y no quiero arriesgarme a ver si tus invitados siguen allí—Tomó la poca cordura que le quedaba para pensar rápido—. Así que decide si te quedas con ellos o subes al auto—Una parte de él esperaba que volviera al departamento. No sería algo inusual. Generalmente las personas siempre preferían cualquier cosa antes de estar con él. Sin embargo Marcus jamás había sido así.

Subió al asiento del copiloto y Jensen arrancó. Condujo al menos por una hora sin rumbo, mientras cogía valor para poder hablar con Marcus quien se había permanecido en silencio durante todo ese tiempo. Finalmente aparcó en medio de un lugar poco iluminado donde se podía ver toda la ciudad. Apagó el auto.

Salió del automóvil y se sentó en la capota. Hacía frío esa noche, así que encendió un cigarro. No llevaba mucho tiempo fumando y solo lo hacía cuando estaba demasiado nervioso o estresado. En verdad no bromeaban cuando decían se pueden pegar los vicios de tus amigos, porque había sido Marcus quien le había ofrecido su primer cigarro. Dejó salir el humo y cerró sus ojos intentando no pensar en nada. Empezaba a creer que al universo le gustaba verle estresado, había ido buscando a Marcus intentando buscar un poco de paz y se encontró con más problemas.

Sintió la capota crujir un poco cuando Marcus se sentó a su lado. Ninguno dijo nada en un primer momento, luego de unos minutos Lupo decidió romper el silencio— Así que te gustan los hombres—Más que una pregunta era una afirmación. Tenía un millón de preguntas, pero solo pudo formular la más estúpida— ¿Qué se siente?

Abrió los ojos y notó como su amigo se encogía de hombros— No lo sé. Supongo que de la misma manera que tú te sientes cuando te gusta una mujer— Marcus lucía un poco más relajado de ver que hablaban—. Oh, lo olvidaba tu eres asexual. Nunca te ha gustado nadie. Así que no podrías saberlo.

A su pesar Jensen reprimió una sonrisa— Cabrón de mierda, deja de joderme con eso...

Marcus reposó su espalda contra el parabrisas y alzó la mirada al cielo estrellado—Creía que te ibas y me dejabas allí…

— ¿Solo y con un pene flácido?

—Es tu culpa, cabrón, hiciste que se me pusiera así del susto.

Lupo dejó salir el humo del cigarrillo antes de ahogar una pequeña risa—A ti se te puso aguada, a mí me causaste un trauma psicológico de por vida. Joder, no me dijiste que eras gay…

Marcus se rascó la barbilla intentando ganar un poco de tiempo—Lo siento. No sabría cómo te lo tomarías, es decir, nunca habíamos hablado de ese tema y como jamás te has interesado en nadie nunca se me había ocurrido cómo tocar el tema.

Lupo miró por primera vez fijamente, en todo ese tiempo, a Misha y para su sorpresa no notó ningún cambio en él, seguía siendo el mismo— ¿Y naces o te haces?

Marcus no pensó en tener ese tipo de conversación con Lupo al menos no pronto y en estas circunstancias— No lo sé. Muchos dicen que se hacen, que prueban y les gusta. Por lo menos en mi caso siempre he sido de esta manera. No sé. No me llaman la atención las tipas— Lupo se limitó hacer un gesto afirmativo con su cabeza.

— ¿Y tu familia sabe? — Por primera vez lo vio nervioso ante una pregunta que le formulaba.

—No, ¿estás loco? Mi padre está muy enfermo y no voy a llegar: ¡Padre tienes un hijo marica! No quiero que se muera de un disgusto. Casi te mato de la impresión a ti.

Lupo jugueteó con el cigarrillo antes de pasárselo a Marcus quien se lo llevó a la boca— Bueno, tú te estabas montando un trío con dos tipos, no creo que hagas lo mismo frente a tu padre para que lo descubra.

Ambos sonrieron a su pesar— Y tampoco se lo diría a Aarón, es demasiado chapado a la antigua; ya sabes, el hijo perfecto que hace todo bien y complace a sus padres; tiene la vida perfecta. Es un niño bien: no fuma, ni sale por allí a emborracharse, montarse orgías. Ahora tiene una novia que es el prototipo de la nuera perfecta.

—Creía que te llevabas bien con tu hermano.

Marcus suspiró— Y lo hago. Es solo que a veces no sé, me estresa que él la tenga más fácil que yo. Sé que él podría ayudarme si se lo pidiera, pero no me atrevo. Está tan feliz ahora con la chica, es una tipa muy agradable, creo que te gustaría si la conocieras—Volvió a darle una calada al cigarro antes de seguir hablando—. No sé, simpática, bonita, se nota que ambos se quieren, Aarón dice que quiere casarse un día con ella. ¿Te imaginas? A lo mejor tengan miles de mocosos pelirrojos que andarán corriendo por la casa y serán la alegría de nuestros padres. No me veo capaz de arruinarles los sueños a todos. Que él se encargue de darle a nuestros padres los nietos que yo no podré darles.

Lupo apenas puso atención al resto de lo que dijo después de que Misha pronunció “Él podría ayudarme si se lo pidiera” — ¿Cuándo planeabas decirme que tienes una deuda con los halcones? — Preguntó de golpe, olvidándose el resto de la conversación.

La mirada de Marcus se volvió turbia— ¿Y tú cuando planeabas decirme que tenías otra opción? — Lupo no comprendió bien a qué se refería hasta que puso el folleto de la universidad en la capota— ¿Es enserio? ¿Nueva York? ¿Ingeniería en armamento?

Lupo suspiró al escuchar la carrera, debió habérselo esperado de su padre— Perdóname…

— ¿Por no decirme o porque lo he descubierto de esta manera? Viendo un folleto en tu auto.

—Porque te estoy reclamando muchas cosas cuando yo no he sido capaz de decirte algo sobre quién soy y me avergüenzo.

Marcus le miró sin saber qué esperar— ¿Eres gay también?

— ¡¿Qué?! ¡No! ¡Claro que no! — Se apresuró a negar. Vio cierta ¿decepción? En los ojos de Misha— ¿Es que quieres que lo sea? — Desvió la mirada de allí—. Misha…

— ¿Qué ibas a decirme?

—No, aguarda. ¿Es que quieres que sea gay por algún motivo? — Preguntó con el ceño fruncido, lo vio desviar la mirada, pero Lupo le tomó el hombro con fuerza evitando que desviara la mirada— Hey, cabrón, mírame cuando te hablo— Lo tenía tomado del rostro— ¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así?

Misha le miraba nervioso, estaba contra el capo del auto. Sin embargo se olvidó de todo lo que podía perder después de eso, se inclinó sobre Lupo y le besó. Se olvidó del resto del mundo y le besó de la manera que siempre había querido hacerlo desde hacía años. Sin embargo se sobresaltó al sentir como le ¿correspondía? Llegó a preguntarse qué pasaría por la mente de su amigo mientras su lengua se colaba por su boca.

En un segundo a otro era Marcus quien lo tenía contra capo. Su cuerpo se estremecía de placer, aún no creía que en verdad estuviera pasando eso. Estaba besando a Jensen. Su mano iba descendiendo por el cuerpo ajeno hasta que la de Lupo le impidió que siguiera bajando. Se separaron agitado, Lupo por primera vez desde hacía horas no tenía el ceño fruncido, solo lucía impresionado— ¿Y bien? —Preguntó ansioso.

La dicha de verlo sin el ceño fruncido duró poco, al siguiente segundo tenía la misma expresión de siempre, a la que él había bautizado como “expresión Lupo”— No sentí nada. Creo que si soy asexual.

Misha a su pesar tuvo que reír— Yo tampoco sentí nada. Es decir, fue hasta cierto punto placentero, pero no fue nada de lo que me esperé, no hubo la magia que creía que habría; todo lo contrario fue como besar a mi hermano.

Lupo le miró horrorizado— ¡¿Has besado a tu hermano?!

Misha río más alto, echó su cabeza atrás y dejó que la risa jovial saliera sin ningún impedimento— ¡No! Es un decir. No te lo tomes tan literal. Además te dije que Aarón no sabe nada— A su pesar tuvo que pasarse la lengua por sus labios para degustar el sabor de la boca de Jensen solo para grabarse ese momento en la parte de su mente que tenía titulado “Cosas que nunca planeé hacer, pero al final mandé todo al diablo y lo hice”—.  Joder, eres malísimo besando. Me has desilusionado. Tantos años  enamorado de ti y un beso manda todo a la mierda.

—Ve a que te den por el culo, cabrón, esa fue la primera vez que beso a alguien…

Marcus le miró incrédulo— Estás de broma ¿verdad? — Al ver que no decía nada reprimió una risa—. ¿Es enserio? ¡Tu primer beso soy yo! ¡Joder, que halagado me siento! Y más siendo tu último día de clases de la secundaria, será una bonita historia para contar en unos años—Misha no pudo más y volvió a reírse sin quitarse encima de Lupo— ¡Joder, la mayoría  esta altura de la vida pierden la virginidad del culo o de la vagina, no de los labios!

Lupo estaba rojo de ira y de vergüenza — ¡Mira bastardo deja de reírte! — Aquel día estaba siendo bizarro, insano. Cuando llegó a casa de Misha no creyó que iba a recibir su primer beso y mucho menos su primera declaración de amor  ¡Y de un hombre!

Misha intentó controlarse sin mucho éxito—Ya, ya me calmo. Lo siento— Tuvo que limpiarse las lágrimas que tenía de tanto reír. Miró a Lupo con una sonrisa de lado— ¿Y yo que tal soy besando? Ignorando que no sentiste nada por mí.

— ¡No voy a responderte, maldito puto!

— ¿Tomo eso como que fui digno de tu primer beso?

— ¡Has lo que se te pegue la gana, pero quítate de encima! —Dijo empujándolo. Volvió a sentarse y evitó mirarlo a los ojos porque sentía que si lo hacía se iba a ruborizar y él jamás hacía algo tan inmaduro como ruborizarse—. Eres una mierda, una mierda…

—Pero esta mierda tiene tu primer beso— Canturreó feliz. Se quedaron en silencio largo rato hasta que empezó a reírse de nuevo, al sentir la mirada asesina de Lupo río más alto—. Lo siento, es que la vida es tan impredecible. Cuando saliste a mi apartamento creí que jamás ibas a volver a hablarme, que ibas a evitar todo contacto conmigo y  míranos horas más tarde: nos estábamos besando.

—Tú me besaste— Masculló entre dientes cruzándose de brazos sin perder su ceño fruncido.

—Y tú me respondiste— Apuntó con una sonrisa traviesa—. Por cierto, ¿a qué fuiste a mi apartamento? — Allí fue cuando la expresión de Lupo cambió — ¿Pasó algo? ¿Estás bien? No es normal que vayas allí a estas horas.

—Necesitaba hablar con alguien…

Marcus comprendió que debía ser algo sumamente grave para que Jensen se tragara su orgullo y fuera a buscarlo— ¿Vas a decirme qué es? Me estás preocupando…

Lupo tomó aire antes de mirarle a los ojos— Tiene que ver con lo que no te he dicho de mi…

***

Lyosha siempre se había preguntado cómo había personas que podían afirmar que la vida podía cambiar tanto en cuestión de minutos. Ahora lo creía. La vida cambiaba en minutos, horas y los cambios que podías experimentar en días era impresionante.

Una semana había pasado desde que habían rescatado a Lamire. Una semana donde su vida había tenido la variedad de emociones más grande que jamás hubiera experimentado. Al final habían dejado Silver Beach al día siguiente que Lamire había despertado.

Se las habían ingeniado para trasladarlo en helicóptero hasta la guarida secreta de los halcones. Morello les había ofrecido la casa hasta que Lamire mejorara, sabía que lo hacía para que el coreano estuviera más seguro no solo de la policía. Sabía que Mapelli  querría asegurarse que Lamire no hablase, por lo que Morello había preferido asegurarse que no fuera molestado hasta que estuviera mejor.

Tal como todos habían sospechado estarían inactivos por algunas semanas, lo cual agradecía, así podría cuidar mejor de él. Dante y Morello se encargaban de llevarles todo lo que necesitaban. Medicinas, comida, ropa, lo que necesitaran. Incluso Lupo se mostraba más solidario con ellos. Siempre preguntaban por el estado de Lamire quien a paso lento iba recuperándose, pero sabía que sería un proceso que requería paciencia y sacrificios.

Lyosha miró una vez más a la persona que dormía a su lado. Sonrió a su pesar. Incluso en estos momentos que todo parecía estar mal tenía motivos para sonreír. Lamire era ese motivo.

Su mano rozó con las yemas de los dedos de su pareja. Sonrió algo avergonzado y agradeció que él estuviera dormido para no ver sus reacciones tan infantiles, pero no pensó que en verdad pudiera volver a enamorarse de alguien. Y sin embargo ahora lo estaba y aunque se moría por poder abrazarlo; besarle y golpearle como se merecía, la verdad ese simple roce de sus dedos era suficiente para tranquilizar sus ansias.

— ¿Qué me has hecho, bonito? — Susurró con una sonrisa que ahora le era más fácil de mantener.

Él no veía las heridas, los moretones, lo inflamado que estaba, lo horrible que podía parecer ante los ojos de los demás, para él seguía siendo Lamire. Solo Lamire. Su Lamire.

***

El timbre para salir al receso sonó. Apenas pusieron un pie en el pasillo todos se acercaron para hablar con Ethan. Era su primer día de clases después del accidente. Respondía a todos con educación y agradecía por su preocupación, luego de unos minutos finalmente logró escapar de todos e irse con Ariel a un lugar más tranquilo.

Ambos se dejaron caer en la grama— Y creía que aquí podríamos estar juntos sin ninguna interrupción.

Ariel giró un poco su rostro para verlo— Era de esperar que reaccionaran así. Todos te extrañaban mucho. A ti y al súper capitán.

—Sí…—Ethan tenía la mirada clavada en el cielo un tanto nublado—. Por cierto, no vayas decirle a Dante o a Lupo que volveré a entrenar. No quiero que se preocupen tanto por mí y sé que no van a dejar que lo haga.

Ariel suspiró —No me gusta la idea de tener que mentirles…

Ethan apartó la mirada del cielo para mirar a Ariel— Anda, hazlo por mí. Es algo que he querido hacer desde que me dieron de alta. Faltan pocas semanas para la final y de verdad quiero estar allí para mi equipo.

Ariel se mordió la lengua. La verdad el equipo desentonaba mucho desde que Ethan no había estado, si habían logrado llegar a la final era porque habían ganado todos los juegos anteriores al accidente de Ethan.

Pensó en que todos querían que Ethan tuviera una vida normal, él también lo quería, así que no veía nada de malo que hiciera las cosas que cualquier persona normal haría— Solo lo hago por ti. ¿Eh? Pero no quiero que te esfuerces mucho. No quiero que tengas otra recaída. Y mejor empieza a hasta la otra semana con los entrenamientos ¿eh?

—De acuerdo. Lo hago solo por ti. ¿Eh? La verdad me moría por quedarme ahora a entrenar.

—Ya lo harás y volverás a hacer el mejor del equipo. El capitán estrella.

Ethan cerró sus ojos y dejó que la suave brisa acariciara su rostro. La verdad él también deseaba eso. Volver a ser solo Ethan, un estudiante normal que juega al básquetbol en sus tiempos libres.

— ¿Y ya sabes que vas a darle a Dante para su cumpleaños?

Ethan suspiró frustrado al recordar ese detalle—No. Y no se me ocurre nada. Es decir, Dante tiene de todo y lo que no tiene es porque no le gusta. Es demasiado difícil. ¿Alguna idea?

Ariel analizó las posibilidades, pero no se le ocurría mucho—Si quieres puedo preguntarle a Alessandro si tiene algunas ideas para regalarle, a lo mejor de allí nos podemos guiar. ¿Te parece?

En realidad no le apetecía mucho la idea, no le gustaba la idea que alguien más conociera mejor a la persona por la cual tenía sentimientos muy fuertes— Supongo que podríamos dejarlo como plan B.

—Si no te gusta la idea deberías decírmelo…

Ethan pensó que debería empezar a sincerarse con su amigo—No me gusta mucho la idea— admitió luego de unos minutos en silencio—. Es solo que me da rabia saber que Alessandro lo conoce mucho mejor que yo. No sé, solo quiero darle algo que venga de mí y que se emocione por lo que le he dado.

—Comprendo…—Ariel dejó que la brisa lo relajara. No había podido dormir bien porque Chris se había despertado en la madrugada llorando sin ningún motivo, lo que acarreó a que despertara a Naomi y esta también empezara a llorar.

Amaba a sus hermanos, pero Dios sabía que no aguantaba porque crecieran un poco más y le dejaran dormir en paz. Extrañaba una barbaridad poder dormir tranquilo con el cuerpo desnudo de Alessandro a su lado. Sin embargo, sabía que su madre aún lo necesitaba un poco más, a pesar que ahora tenía la ayuda de la empleada que Dante había hecho el favor de contratar y Alessandro había insistido que se quedara para que le ayudara a su madre durante el día mientras él estaba en clases o haciendo algún trabajo.

— ¿Estás bien?

Ariel abrió sus ojos y se encontró con la mirada de Ethan cerca de la suya— Sí. Solo pensaba en todo.

— ¿Todo como qué?

—Mis hermanos, el futuro, ya sabes esas cosas que la gente piensa cuando se empieza a hacerse vieja.

Ethan le miró un poco más serio— No eres tan viejo, solo tienes diecisiete.

Ariel chasqueó su lengua— También pensaba en Mapelli…—Ethan se quedó en silencio al escuchar eso. Ariel al notar que no decía nada le hizo pensar que debía decir algo para despejar ese silencio incómodo—. Me ha llamado esta mañana. Quiere que vaya a San Peter mañana, Alessandro no puede llevarme porque es demasiado peligroso para él.

— ¿Te ha dicho para qué?

—No. No sé. Supongo que es algo del trabajo de firedoll —Nunca le había gustado pensar en él mismo con ese nombre. Sentía que eran dos personas completamente diferentes—. Supongo que no puedo quejarme, los últimos días con todo lo que había pasado con Alessandro y los otros no había tenido tiempo de atormentarme como él sabe hacerlo.

Ethan desde hace días había querido asegurarse que su padre estuviera cumpliendo su promesa y sabía que Ariel no se lo contaría a no ser que se lo preguntara directamente—¿No se ha propasado?

Ariel abrió mucho los ojos de la impresión ante lo directo que fue su amigo— No. Es lo que me preocupa. No sé. La manera en que me mira me hace entender que no sé…—Él no era idiota. Sabía bien la manera en que Mapelli lo miraba. El deseo que escondía siempre que lo veía o como esos ojos grises se paseaban sin ningún pudor por su cuerpo—Me hace preguntarme porque no simplemente lo hace y termina con esta tortura— A veces creía que la incertidumbre y la espera por ver cuánto tiempo más Mapelli mantenía el control lo matarían más que el simple hecho. Ethan tomó su rostro dejándolo abrumado al ver que le sonreía con tranquilidad.

—No te preocupes, Ari.  No te hará daño— Ariel no comprendía cómo podía decir esas cosas con tanta seguridad—. Tranquilo. Mapelli jamás te hará daño. Confía en mí. Mientras estemos los dos juntos jamás te hará daño— Ariel casi nunca se detenía a pensar en el significado de las palabras que los otros y tampoco reparó en el gran significado que encerraban las palabras de Ethan—. Tranquilo. ¿Alguna vez te he dicho algo que luego no cumpla? — Ariel negó y sonrió a su pesar cuando unieron sus frentes—. Si quieres puedo acompañarte hasta San Peter mañana. ¿Qué dices?

—No tienes que hacerlo. Además no me gustaría que te encontraras con él…—En realidad le preocupaba la idea que Ethan y Mapelli volvieran a encontrarse—. No quiero que la pases mal. Siempre lo haces cada vez que te lo encuentras.

Ethan suspiró— ¿Y si me quedo dando vueltas por allí mientras tú te encargas de lo que debas? Podría buscar algo para Dante en todo eso, después no sé podríamos salir por allí como antes ¿qué dices?

Ariel sonrió ante esa idea—Me gusta el plan. Entonces mañana después de la escuela ¿qué dices?

—Me parece excelente— Iba a separarse de Ariel, pero la manera en que lo miraba impidió que lo hiciera—. ¿Está todo bien? — Lo vio sonrojarse un poco— ¿Ariel?

—Sí. No te preocupes. Es solo que me gusta estar tan cerca de ti— Se mordió el labio unos segundos antes de inclinarse a besarle en los labios. Se separó con lentitud— Y me gusta besarte— Últimamente le gustaba demasiado.

—A mí también. No tienes idea cuanto…

***

Cuando Ariel se despidió de Ethan lo había notado bastante extraño. Sin embargo, no quiso darle demasiada importancia, de seguro solo se sentía un poco cansado, después de todo era su primer día de clases desde el accidente. Había insistido en esperar hasta que Dante hubiera ido por él, pero le aseguró que estaría bien.

En esos momentos se dirigía al apartamento de Alessandro donde aprovecharía de comer con él. Le había dicho que prepararía algo para que ambos almorzaran así que le hacía mucha ilusión pasar un poco de tiempo en paz.

Últimamente apenas lo había podido ver más de media hora a solas, ya que siempre había alguien o recibía alguna llamada o estaban en su casa con su madre acechando por allí con los gemelos, así que esperaba que todo saliera bien esa tarde. Sin embargo cuando entró al apartamento y vio a Lupo allí no pudo evitar mostrar su molestia. 

Alessandro estaba en la cocina charlaba con el halcón que estaba esperando que el otro terminara de cocinar. Morello fue el primero en reparar en la presencia de Ariel quien sonrió al verlo— Hola, ricura. Aguarda un poco el almuerzo ya casi está listo. Ponte cómodo— Al pelirrojo le dieron ganas de irse de allí, sabía que su novio lo sabía por la manera insistente que le miraba y alternaba la mirada hacia Lupo. Morello se encogió de hombros y sonrió como excusándose.

Ariel fue directo hasta la habitación de Alessandro y se dejó caer en la cama intentando controlar su molestia. Sin embargo no se iba. A lo lejos escuchaba a Alessandro seguir hablando con Lupo hasta que luego de unos diez minutos llegó a buscarlo. Lo escuchó cerrar la puerta antes de que se pusiera encima de él.

—Estás molesto— susurró a su oído mientras mordía con malicia el lóbulo de la oreja—. ¿Quieres follar? ¿Es por eso que estás así?

Ariel le miró a los ojos algo avergonzado— Creía que tendríamos tiempo para nosotros dos. Extraño sentirte dentro de mí— Suspiró al sentir como Alessandro mordía sus labios y luego le besaba con mucha lengua—. Joder, Alessandro, me estás excitando.

Su novio sonrió un poco— ¿Qué dices si hablo con Dante mañana y tenemos toda la tarde para hacer el amor?

¿Debería decirle a Alessandro que Mapelli lo había mandado a llamar? Luego de sopesarlo un poco decidió que lo mejor no era preocuparle— Ya había quedado con Ethan para acompañarlo a San Peter a buscar un regalo para Dante—Pensó que esa excusa lo dejaría más tranquilo, pero al notar la expresión molesta en su rostro le hizo entender que tampoco había dicho lo más apropiado.

Se levantó de golpe—Bien. Entonces supongo que otro día será ya que no puedes dejar a ése.

—Oye, no estás siendo justo. Ethan…

Alessandro le miró bastante molesto— Me pides que tenga tiempo para nosotros y es lo que intento hacer y tú me sales con que te vas a ir con ése.

Ariel frunció el ceño— Pues lo habríamos tenido ahora si Lupo no se la pasara metido aquí.

—Estamos trabajando—Fue lo último que dijo antes de abrir la puerta e irse a reunir con Lupo quien fingía no haber escuchado como los dos al final habían alzado la voz. Ariel fue a reunirse con ellos al poco tiempo. Miró a Alessandro como pidiéndole permiso para sentarse a la mesa, sin embargo estaba demasiado molesto por la actitud de Ariel que no pudo evitar soltarle:— ¿Vas a quedarte todo el día de pie como un idiota?

Ariel se sentó y empezó a servirse un poco de todo lo que Alessandro había cocinado. No se atrevía a mirar a Lupo aunque era difícil de ignorarlo. Sin embargo este no tenía ningún problema en ignorar olímpicamente al pelirrojo.

—Lo siento— dijo Ariel luego de unos minutos—. No creía que estuvieran trabajando. Después de todo no pueden salir. Así que creía que no estaban haciendo nada importante…

Alessandro le miró unos segundos en silencio hasta que asintió. Lupo tenía el ceño fruncido mientras untaba un poco de mantequilla a su pan— Estamos intentando averiguar por qué nos pasó lo que nos pasó en Silver Beach— Comenzó a explicar Alessandro—. Si no te había comentado nada era porque quería decírtelo hasta que tuviéramos un sospechoso o un culpable.

Ariel asintió intentando ser comprensivo, pero no le gustaba cuando Alessandro le ocultara cosas para no preocuparle— ¿Aún no tienen idea de quién pudo delatarles?

— ¿Por qué tenemos que discutir esto con el enclenque, Morello? —Soltó de repente Lupo—. Después de todo no es un halcón. Hasta mucho haces diciéndole este tipo de cosas.

Ariel miró molesto a Lupo. Sin embargo Morello se adelantó— Le cuento esto porque Ariel es mi pareja y tiene derecho a saber las cosas que estoy haciendo y porqué no puedo pasar tiempo a solas con él como se merece— Lo cortó tajante. Lupo empezó a mascullar una serie de palabras entre dientes. Alessandro sonrió a Ariel—. Hasta ahora no tenemos idea. Pocos sabían lo que íbamos a hacer.

— ¿Quiénes?

—Estaba Eddie, quien ya conociste, sin embargo no sabía bien el día que íbamos a hacerlo, pero tenía conocimientos que la policía estaba detrás de nosotros.

Ariel le miró preocupado— ¿Crees que él haya sido?

Alessandro sopesó la idea de seguir hablando, pero había decidido aprender a confiar más en la persona que tenía frente a él—No. Conozco a Eddie desde hace años. Es de confianza. Además dijo que la llamada que alertó a la policía vino de esta ciudad.

— ¿Entonces es alguien que conocemos?

—No lo sé. Sin embargo la lista de personas que sabían lo que íbamos a hacer era muy corta.

Ariel empezó a sopesar en las posibilidades— ¿Qué hay de Mapelli?

—No sabía que el cargamento se había adelantado o por lo menos yo no le dije nada— Miró significativamente a Lupo quién frunció el ceño.

—A mi ni me mires, con ese imbécil no tengo nada que hablar.

Ariel sintió cierta pena por la manera en que escuchaba hablar a Lupo. Sabía que era Mapelli y Lupo, pero no dejaba de darle tristeza ver como dos hermanos se llevaban tan mal. Esperaba nunca tener esa relación con Chris o con Naomi— Sin embargo alguien más pudo decirle…

Alessandro asintió dándole la razón a Ariel—Aparte de ti, solo lo sabía Dante, quién automáticamente está descartado de sospechas.

—E Ethan— dijo Ariel como si nada— Sin embargo la mirada de su novio tan insistente le hizo dejar de comer—. Ya sabes, se despidió de Lupo…

Morello miró molesto a Lupo— ¿Le dijiste a ése lo que íbamos a hacer?

—Ése, como tú lo llamas, es mi sobrino y aunque él no lo sepa, se preocupa por mí. Así que tiene derecho a saber donde yo estoy.

—Te dije que no le dijeras a nadie y me desobedeciste.

Lupo siguió comiendo como si nada—Es mi etapa de rebeldía— Dijo como si nada—. Además tú le avistaste al enclenque y a Dante.

Ariel vio como Alessandro empezaba a molestarse más y más—Oye, tampoco es tan grave. Podemos confiar en Ethan.

— ¿En verdad podemos confiar en él? — Alessandro miró molesto a Lupo—Porque incluso antes que todo se volviera un cuento color de rosa donde habitan unicornios que cagan arcoíris de colores para ti y tu sobrino, tú no te fiabas de él porque sabía demasiado.

—Es Ethan— Volvió a intervenir a Ariel—. ¿No te fías de mi buen criterio? Además  nos has ayudado demasiado, no solo a mí. Sino a ustedes también. Gracias a él completaron la misión en San Peter, además salvamos a Lamire. No es justo que desconfíes de él.

—Sabe demasiado, Ariel, incluso más de lo que crees— Empezaba a creer que incluso más de lo que él sabía—. Además dijiste que llegó a tu casa diciendo que la policía había sido alertada. ¿Cómo explicas eso?

Ariel miró a Lupo quién por primera vez parecía interesando en lo que iba a decir. Él sabía la verdad, pero el decir que Mapelli lo había ido a buscar a casa de Dante no lo pondría en una posición más sencilla, capaz creían que Ethan en efecto le estaba pasando información a Mapelli. Idea completamente descabellada— Estaba hablando con John Erbil cuando escuchó la llamada. Y sí, quizás Ethan sabe muchas cosas, pero pueden ser casualidades. No puedo creer que desconfíes así de mi mejor amigo. ¿Es que no hay nadie más que pueda ser inculpado?

—No quedan muchos sospechosos.

Lupo quien se había mantenido al margen de la conversación aportó algo—Quizás alguien ha instalado micrófonos o cosas así en las habitaciones del PS.

—Es imposible—Aseguró Alessandro—. Sabes bien que revisamos el lugar antes de una reunión.

—Además Claudio también lo hace…

Lupo le miró extrañado— ¿Claudio?

Ariel asintió—Sí. Casi que lo he visto anda buscando micrófonos en la sala de reuniones. Las pocas veces que no hace eso anda con unos papeles de las cosas que ustedes le encargan.

Alessandro miró un poco más serio a Ariel—Y los papeles los saca de nuestros despachos ¿verdad?

—Sí… ¿Por qué?

Alessandro solo miró de reojo a Lupo—No por nada, ricura. Supongo que tenemos que seguir buscando un poco más.

—Sí. Solo un poco más—Le siguió la corriente Lupo.

***

Ethan alzó la mirada al edificio que estaba frente a él. Miró a su alrededor para asegurarse que nadie lo seguía. Entró. Empezó a caminar por los pasillos concurridos de personas, niños llorando. Llegó hasta la habitación que había averiguado que era la de él. Abrió la puerta con cuidado por si estaba dormido.

Sin embargo John Erbil estaba despierto. Ethan se quedó unos segundos en silencio mirándolo— Hola, Ethan…

En ese momento deseó cerrar la puerta para poder haber ido a comprar algo y no simplemente aparecerse allí con las manos vacías—Yo solo quería asegurarme que estuviera bien— En lo que cabía de la definición de bien. Se había enterado que habían trasladado a John hace poco tiempo desde Silver Beach.

—Gracias por preocuparte. Pasa…

No muy convencido terminó de entrar a la habitación—No puedo quedarme mucho tiempo.

John asintió y sonrió a su pesar—Lo sé. Debes estar ocupado con los últimos meses en la escuela. ¿Cómo vas? ¿Aún sacas notas brillantes? ¿Podrás jugar lo que resta de la temporada de básquetbol?

Ethan miró de reojo a John y sintió cierta tristeza por él. Sonreía a pesar que su rostro ahora tenía una fea cortada justo en la frente. Sin embargo lo que más le hacía sentir tristeza por ese hombre era que le habían tenido que amputar un brazo— Hago lo mejor que puedo. Y sí. Podré jugar lo que resta de la temporada.

— ¿Puedo irte a ver a jugar la final?

El menor se enfocó en el único ojo con que Erbil le miraba. El izquierdo había salido seriamente dañado y era probable que hubiera que extirparlo también por seguridad— No creo que sea conveniente— dijo Ethan con seriedad. Notó la tristeza en el semblante de Erbil y se preguntó que hacía en ese lugar—. No creo que a Clarissa le guste saber que se junta conmigo.

John lució tenso— ¿Ethan, qué pasó con tu madre? Siempre que te menciono parece como si le estuviera mencionando a la mismísima muerte.

Ethan le dio la espalda unos segundos intentando no prestarle atención al dolor en su pecho que fue provocado por esas palabras. También intentando ignorar aquella vocecilla en su mente que le decía que en verdad era una de las formas humanas que la muerte tomaba—No lo sé. Debería preguntarle a ella.

—Ella no me dice nada…

Se aferró un poco más al tirante de su mochila— No me sorprende. Clarissa nunca habla a no ser que la tengan contra la espada y la pared.

Ethan no podía ver a John en esos momentos, pero el oficial empezaba a preocuparse por escucharlo hablar de esa manera— La otra vez me diste a entender que ella me oculta algo.

La voz en el interior de Ethan seguía diciéndole que debería aprovechar ese momento para asegurarse que su madre nunca fuera feliz otra vez —Le oculta varias cosas. No crea que es solo una—  A lo mejor no era tan bueno como todos creían y por eso estaba allí; para seguir destruyendo la vida de la persona que había arruinado parte de la suya. En esos momentos no se le ocurrió siquiera pensar que eso lo hacía más por proteger a John Erbil. Se dio la vuelta con lentitud—. Ya le dije, si quiere saber más de ella pregúnteselo. Empiece por quién es mi padre.

—Es su pasado, Ethan, no podría…

El menor se encogió de hombros— Entonces usted solo está cavando su tumba. El que quiere ignorar el pasado está destinado a que este regrese para hacerle pagar ese descuido— Lo dijo con tanta seguridad que vio vacilar a John—. Sin embargo, si usted confía en Clarissa, yo no puedo hacer nada para impedírselo. Cada quién debe ser capaz de elegir como quiere morir.

— ¿Ethan, qué te está pasando? Tú no eres así…

Ethan sonrió de lado. Empezaba a creer lo que su subconsciente le decía: Él jamás iba a poder ser bueno. Hasta era muy probable que fuera más repulsivo que su propio padre—Quizás sí, quizás no. Eso el tiempo lo dirá. Tengo que irme. Me alegra que esté con vida— Por ahora. Si seguía con su madre no dudaba que lo pondría en un mayor peligro—. Si de verdad desea verme jugar le haré saber cuándo es la final. Hasta pronto, oficial Erbil— Iba a tomar la perilla cuando la puerta se abrió.

Ethan miró con indiferencia a su madre que parecía estar controlándose para que no le diera un ataque de nervios— ¿Qué haces aquí?

—Hola, Clarissa…

— ¡¿Te pregunté qué estás haciendo aquí?! — Chilló—. ¡Tú maldito mounstro aléjate de John!

Miró con frialdad a la mujer— Tranquila. No querrás tirar tu teatrito de buena madre frente a John ¿verdad? — Le dijo lo suficiente bajo para que solo ella escuchase.

— Largo…

Ethan se encogió de hombros—Yo ya me iba. Solo quería pasar a saludar— Clarissa se echó a un lado—. Y para que lo sepas, John me cae bien. Aunque sea tan idiota por creer que  puede haber algo bueno en ti—le dijo deteniéndose a su lado—. No se te ocurra seguir lastimando a más personas.

—No quiero volverte a ver aquí…

Eso fue lo último que dijo antes de azotar la puerta detrás de Ethan. Quien se quedó unos segundos justo donde estaba. Al final decidió no darle importancia a esos sentimientos que aún quedaban por Clarissa. Después de todo ella no se los merecía. Sin embargo no podía evitar sentir que le dolía el rechazo.

***

Claudio entró al PS. Había salido a almorzar durante dos horas. Desde que los halcones estaban fuera de las grandes ligas por un buen tiempo todo se había vuelto más monótono. Estaba subiendo las escaleras cuando recibió un llamado. Fue rápido. Lo de costumbre. Hablaba despreocupado mientras se dirigía hasta el despacho de Morello. Ahora es más fácil hacer ese tipo de cosas.

El despacho de su líder siempre tenía unas cortinas gruesas que hacían que pareciera que estuvieran en mitad de la noche aunque el sol brillase afuera. Terminó de hablar por teléfono asegurando que conseguiría lo que le había sido encargado y encendió las luces. Metió su móvil en el celular y empezó a caminar hasta el escritorio.

Claudio se sobresaltó al ver como la silla giratoria empezaba a dar vuelta con lentitud—Hola Claudio…

Morello estaba en la silla con expresión seria, demasiado seria como para no pensar que tendría problemas. Al final había querido creer que lo que Ariel le había dicho no significaba nada, pero ahora veía que se estaba equivocando. Morello subió los pies sobre el escritorio y le examinó de arriba abajo—Hola jefe. No sabía que vendría ahora…

Silencio. Claudio empezó a sentir que la boca se le resecaba, que el ritmo cardíaco se le disparaba— ¿Ahora tengo que darte cuentas cada vez que desee venir a despacho? — No dejó que su subordinado le respondiera— ¿Con quién hablabas?

—Con Lupo, quería que buscara unas cosas.

Alessandro reprimió una sonrisa de lado y ocultó su rostro unos segundos, lucía peligrosamente amenazante— ¿Escuchaste, Lupo? Dice que hablaba contigo— exclamó luego de unos segundos mirando a Claudio esta vez sin ninguna sonrisa en su expresión.

La puerta del despacho se cerró de golpe. Al lado de esta estaba Lupo en quién Claudio no había reparado en ningún momento a la hora de entrar— Sí. Es curioso. No recuerdo que yo pueda hablar con los muertos— Exclamó Lupo mientras sacaba su revólver con lentitud—. O con los que pronto pasarán a mejor vida.

Morello bajó los pies del escritorio y miró fijamente a Claudio— ¿Creíste que nunca íbamos a descubrirte? — Preguntó con voz muy baja y pausada— ¿Te creías más listo que nosotros?

—Morello, no es lo que parece—dijo vacilante, por primera vez consciente del peligro de esa situación.

El aludido se limitó a levantar una ceja con lentitud, mientras él hacía lo mismo y tomaba la daga de los halcones— ¿No es lo que parece? ¿Entonces qué es? Porque lo único que veo yo es una sucia rata que se ha querido pasar de lista desde hace tiempo con las personas que lo alimentaban. ¿Es que nunca entendiste que tú solo eras una mascota? — Antes de darle un segundo para comprender bien la situación Morello tomó con fuerza a Claudio y estrelló la cabeza de este contra el filo del escritorio.

El cuerpo inconsciente de Claudio cayó al suelo dejando una mancha de sangre en el borde de escritorio. Lupo miró reprobatoriamente a su líder— Creí que solo íbamos a noquearlo.

Morello le miró de mala manera—Está noqueado. No te quejes. ¿Tienes la Escopolamina? —Lupo sacó una pequeña jeringa. Miró a Claudio unos segundos antes de inyectarle sin el mayor cuidado directo en la yugular.

— ¿Cuánto tiempo tenemos antes que empiece hablar estupideces? — Preguntó con seriedad.

—No lo sé. Es difícil saberlo con certeza. Creo que una media hora como máximo para estar seguros. ¿Ya sabes qué vas a preguntarle?

Morello asintió, levantó el cuerpo inconsciente de Claudio y lo dejó caer en su silla. La sangre le corría por el rostro. Alessandro bufó molesto y le hizo una señal para que le pasara el alcohol. Luego de unos minutos finalmente pudieron reanimarlo. Tenía las pupilas dilatadas. Lucía ausente.

Morello pasó la navaja alrededor del cuello del sujeto solo rozándola con ella— ¿Sabes quién soy? — Preguntó tomándole de los cabellos con rudeza. Lo vio asentir—Di mi nombre…—Claudio empezó a negar mientras unas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas—Dije que digas mi nombre sucia rata de alcantarilla— Dijo apretando con un poco más de fuerza la navaja justo cuando se paseaba por uno de los antebrazos. La sangre empezó a brotar y Claudio intentó alejarse, pero la escopolamina ya había empezado a hacer efectos.

—Morello…—sollozó—. Morello…

Alessandro asintió— ¿Fuiste tú quién nos delató a la policía?

—Sí…

Fue lo único que dijo con voz muy suave, pero fue suficiente para que terminara en el suelo con todo y silla. Claudio sollozaba mientras escupía sangre. Morello miraba furioso al sujeto, Lupo tenía la mirada fija en él pendiente para intervenir cuando fuera necesario así evitar que lo matara antes que terminara el interrogatorio.

Morello volvió a poner la silla en su lugar y a un sangrante Claudio en ella— ¿Quién te lo ordenó? ¿La competencia? — Negó— ¿La policía? — Volvió a negar. Alessandro frunció un poco más el ceño y su voz se volvió más sombría antes de pronunciar: — ¿Mapelli?

Claudio le miró a los ojos, parecía ausente, pero  sabía que el efecto de la escopolamina aún era el adecuado como para que soltara toda la verdad sin arriesgarse a que tergiversara la información con sus delirios— Sí…

Lupo se apresuró a tomar a Morello para evitar que desahogara su frustración con la persona que tenía frente—Morello, cálmate. Lo necesitamos aún— Alessandro se liberó del agarre de Lupo furioso, caminó de un lado a otro de la habitación incapaz de seguir preguntando a causa de la rabia. Lupo lo analizó y decidió seguir preguntando él— ¿Hace cuanto le pasas información a Mapelli? ¿Y por qué?

—Desde que vinieron a esta ciudad. Él no confía en ustedes— Sin embargo miró significativamente a Morello—. En él principalmente.

Lupo bajó la mirada unos segundos— ¿Por qué no confía en Morello?

Claudio tenía su cabeza colgante, apenas podía sostenerla por el efecto de la escopolamina además de la golpiza que había recibido, pero confiaba que por la escopolamina misma el dolor no fuera demasiado—Dice que lo reta demasiado. No se modera. Cree que quiere su puesto o vengarse por algo.

Morello le miró furioso— ¿Te dijo por qué cree que quiero vengarme?

Claudio negó— Solo menciona que es por alguien muerto. Él no habla de esas cosas. Si aún te conserva es porque aún le generas más beneficios que dificultades.

Lupo asintió— ¿Qué hay de Lyosha, Lamire y yo? ¿Confía en nosotros?

—No…—susurró Claudio—. Dice que son demasiado leales a Morello por eso me mandó a vigilar a todos.

Alessandro frunció aún más el ceño y empezó a atar cabos que venían sueltos desde hacía mucho tiempo— ¿Fue él quien ordenó que entraran a nuestras casas?

Claudio asintió una vez más— Buscaba pruebas. No confía en su lealtad. Cree que lo quieren asesinar.

—Hijo de puta narcisista…

Lupo asintió aún más serio— ¿Qué le has dicho de nosotros? — Claudio guardó unos segundos silencio— ¿Qué te pidió que averiguaras? — Volvió a preguntar con más fuerza y seguridad.

—Sus direcciones, cree que se reúnen fuerza de aquí por órdenes de Morello para conspirar en contra suya.

— ¿Solo eso? — Claudio negó. Lupo frunció el ceño aún más— ¿Qué más te ha pedido averiguar?

—Sus movimientos con respecto a su dinero. Sus misiones. Si le entregan cuentas cabales. La cantidad de droga que venden, a quién la venden, que adquieren con su dinero…

Alessandro estaba fuera de sí. Sin embargo tuvo la claridad para poder preguntarle: — Ariel… ¿Les has contado de Ariel? — Esta vez abalanzándose contra él sin que Lupo pudiera detenerlo. Lo alzó y lo estrelló contra el escritorio— ¡Responde! — Gritó— ¡¿Le has contado de Ariel?!

—N-no…

Sin embargo Alessandro no le creyó. Le dio un puñetazo que le hundió más de un diente— ¡No me mientas! ¡¿Le has contado algo sobre a Ariel y sobre mí?!

Lupo los separó una vez más. Claudio tenía el rostro cubierto de sangre, no sintió lástima por él. Se lo merecía por ser un maldito soplón—Morello, no puede mentir. No en estos momentos. Tranquilízate.

—Solo me pregunta por sus actividades, pero…—Claudio quedó inconsciente unos segundos. Volvieron a reanimarlo, esta vez tardando más tiempo del necesario. Volvieron a repetirle la última pregunta y las últimas palabras que había dicho—. Mapelli tiene más gente contra ustedes. Contra Morello— Enfatizó—. Los  guardaespaldas de Mapelli hablan, dicen que tiene más personas intentando averiguar más cosas de Morello. No confía solo en uno. Divide la información que quiere saber…

Lupo miró a Morello quién por primera vez desde que entraron en la habitación lucía preocupado, preocupado como pocas veces lo habían visto— ¿Sabes quienes son los demás?

—Mapelli no dice nada. Es muy receloso con su información.

— ¿Por qué quiso deshacerse de nosotros en Silver Beach? —Cuestionó Lupo.

Claudio negó— Solo quería eliminar a Morello. Muchos problemas. Morello es problemático. Morello debe ser eliminado a toda costa. No importa los sacrificios…

Claudio siguió repitiendo las mismas palabras hasta que quedó inconsciente una vez más. Alessandro le miraba, pero parecía que no estuviera allí. Lupo volvió a tomar su revólver. Sin embargo Alessandro le impidió que le apuntara— ¿Qué estás haciendo?

—No lo mates. No aún…

Lupo le miró extrañado— Morello, es por este tipo quien casi todos morimos. Si Lyosha hubiera sabido que por él Lamire…

—Lo sé. Ya estuviera muerto, pero no les diremos nada a ellos. No aún. No hasta que decida qué hacer con él.

— ¿No estás planeando dejarlo con vida?

—Solo un poco más. Si lo matamos ahora, Mapelli sabrá que fuimos nosotros. No dejes que tus impulsos cieguen tu juicio.

Lupo no dijo nada más. Se quedó mirando a Claudio en silencio— ¿Qué vas a hacer ahora, Morello? — Se atrevió a preguntar.

Alessandro siempre supo que su vida nunca sería como lo había planeado, desde hacía semanas venía sospechando miles de cosas y una de sus teorías era que el mismo Mapelli lo quería muerto. Aún cuando tenía esa teoría bien cimentada en su cabeza aún no podía salir de su asombro, pero lo que más le dolía era saber que no se había equivocado y que si quería que Ariel estuviera a salvo tendría que valorar las implicaciones de que estuvieran juntos porque de lo contrario le iba a causar solo sufrimiento a él y a su familia— Proteger lo único que me importa a toda costa…—En esos momentos odió lo que sentía por Ariel porque sabía que renunciar a él y tener que alejarse con todos esos sentimientos que ni él mismo terminaba de comprender podría ser el sacrificio más grande que tendría que hacer, en caso que las cosas se salieran completamente de control. Sin amor no hay sufrimiento, sin sufrimiento no hay amor. ¿Es que las cosas nunca serían mejores para él? 

Notas finales:

Creo que este mes y la primera semana de julio me quedaré actualizando solo los días Lunes porque es el final de ciclo y necesito salir medianamente bien. Así que nos veremos hasta el otro lunes. Espero que les haya gustado :) prometo ponerme al día con los reviews prontos, ya los he leído y se los agradezco por todo el apoyo :D Un beso!!


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