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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Bueno henos aquí una vez más con un nuevo cap de EDC :B! Espero que sea de su agrado. Ya medio empecé a responder reviews así que esperen sus respuestas pronto eh?! :D 

Este cap va para Cherry09 que cumplió años el día de ayer, espero que lo haya pasado bien y que sea para ella también un agrado el cap. 

Silencio. El viento golpeteaba suavemente su rostro, se estremeció un poco, no supo si era por la brisa helada o por el simple hecho que Marcus le miraba de esa forma tan intensa que denotaba preocupación. Intentó infundirse valor, se dijo así mismo que si Misha había tenido el valor de enfrentar su realidad y haberse terminado de abrir con él a pesar del miedo del rechazo, él tendría que hacer lo mismo.

— ¿Qué no me has dicho de ti, Jensen? —Se atrevió a romper el silencio se estaba empezando a poner nervioso con tanto misterio.

Jensen desvió la mirada hacia la ciudad que parecía lejana en esos momentos, tan lejana que le hacía creer que tal vez podía escapar de todo. Sin embargo, ahora sabía que no podía dejar a Misha solo en ese infierno.

Encendió otro cigarrillo intentando tranquilizarse— ¿Nunca te has preguntando por qué hago esto? Ya sabes, todo esto…

—Siempre pensé que estarías en una situación parecida a la mía…

Una sonrisa amarga cruzó por el rostro de Jensen, si había algo de parecido en sus situaciones era que ambos no podían escapar de ese infierno— ¿No te pareció muy extraño que aún siendo un halcón buscara una universidad? Aún a sabiendas que la mayoría no puede pagarla.

—Tenías la beca…

Lupo le miró frustrado— Sabes bien que cuando eres un halcón no puedes irte así de simple…—Al ver la expresión de Misha supo que jamás había pensando en todas esas opciones—. Yo voy a hacerlo porque puedo hacerlo. En realidad ahora ya no tengo otra elección.

— ¿Pero cómo? No comprendo nada, Jensen, no des tantos rodeos.

Lupo suspiró frustrado, si no había otro remedio sería directo: —Mi padre es el jefe de los halcones— Marcus abrió los ojos de manera exagerada de la impresión. El verde centellante de sus ojos demostraba toda la sorpresa que su rostro era incapaz de terminar de transmitir—. Y Mapelli es mi hermano…

Silencio. Solo silencio. Ambos se miraban sin saber ahora que decir. Era como si esa noche en verdad se vieran por primera vez como en realidad son— Joder…—Marcus le arrebató el cigarrillo y dio una calada profunda. Se echó hacia atrás sus cabellos—. Me estás intentando decir que eres el hijo de la persona que me está jodiendo la vida…

Lupo asintió con lentitud— Si te hace sentir mejor también me la jode a mí…

Marcus seguía apretando su cigarrillo nerviosamente hasta que se le escapó de los dedos y rodó hasta caer en el suelo— Lupo, ¿por qué no me lo dijiste?

Se encogió de hombros— No lo sé. Supongo que una parte de mí no quería que te alejaras. La mayoría de personas cuando lo saben huyen y eras la primera persona que no sé, no me hacía sentir…solo…

Misha sonrió a su pesar, de una manera algo tonta a criterio de Lupo— Joder, eres adorable ¿no te lo habían dicho nunca?

Lupo frunció el ceño furioso— No lo soy. No me digas eso— Sin embargo Marcus lo atrajo hacia él y lo abrazó. Era la primera vez que ambos se abrazaban y era extraño para Lupo.

—Joder, ¿enserio has aguantado todo eso tú solo? — Susurró luego de unos segundos— Si serás idiota, cabrón, ¿cómo se te ocurre que te dejaría? Eres mi mejor amigo.

Lupo suspiró aliviado. Solo se quedó allí intentando saber cuánto tiempo era demasiado para estar abrazados de esta forma— Marcus, esto es incómodo…—dijo después de unos minutos.

—Oh, lo siento— Se excusó con una sonrisa que no duró mucho—. Entonces eres hermano de Mapelli— susurró sorprendido—. Eso explica porqué te odia tanto. No sé de seguro cree que quieres quitarle su puesto como futuro líder.

Jensen se sintió aún más incómodo que hace unos segundos— Él no será el líder— Sabía que no tenía que agregarlo, pero lo hizo: —. Voy a hacer yo…

— ¿Qué?

—Que voy….

—No estoy sordo— Lo cortó mirándole como si no lo conociera—. Es solo que ¿cómo pasó?

Lupo volvió a apoyarse contra el parabrisas. Intentaba no pensar mucho en ese día que sin querer marcó su destino. Si pudiera retroceder el tiempo hubiera dejado que Demian lo hubiera matado si este hubiera querido— Es una larga historia. No quiero hablar de eso…— Marcus se puso a su lado en silencio, pero luego volteó a mirarle con una sonrisa que pocas veces dejaba ver. Antes de que Jensen reaccionara ya lo tenía abrazado de nuevo— ¡¿Qué mierda te pasa?!

— ¡Tú serás el líder! ¡Joder, ¿no lo ves?

— ¡¿Ver qué?!

— ¡Qué todo estará bien! — Dijo separándose un poco de él—. Será increíble, joder, serás el jefe. ¡Perdonarás mi deuda! ¡Podré tener una vida normal de nuevo! ¡Mi familia no tendrá que seguirla pagando! — Volvió a abrazarlo con fuerza.

Jensen jamás lo había visto así, tan feliz. No era que Misha fuera amargado, pero era la primera vez que veía una genuina felicidad en él. Jamás se había detenido a pensar en las ventajas que tendría ser el jefe. Hasta el momento creía que no traería ninguna. Sin embargo si podía ayudar a Marcus lo haría, aunque eso significase que terminara nuevamente solo. Sintió un vacío en el estómago al imaginarse que su amigo tendría una vida normal y él seguiría allí justo donde estaba en esos momentos: en un callejón sin salida. Una parte de él odió esa idea, pero fue mínima—Sí, será genial…—dijo no muy animado ante la idea de verse solo una vez más.

Marcus no dejaba de abrazarlo. De decirle lo genial que sería todo en el futuro. No supo cuanto tiempo estuvo hablando, pero por primera vez no quería escucharlo. Pensaba en el folleto que estaba en el asiento del auto. En cómo tendría que dejar todo. No era que tuviera mucho que perder, pero no iba a negar que estaba nervioso.

—Jensen…—Lupo seguía en sus pensamientos—Jensen…— ¿Y si fallaba en todo? — Jensen…— ¿Y si al final su padre cambiaba de decisión y no podía ayudar a Marcus? — ¡Jensen! —  Marcus le miraba preocupado—. ¿Qué pasa? Oye, lo siento, con todo lo que pasó empecé a fantasear y no te pregunté qué era lo que te preocupaba.

—No, no nada…

Marcus frunció el ceño— No me salgas con esas mierdas de nenita de no, no me pasa nada. Anda, dime. ¿Qué pasó? ¿Qué te puso tan mal para que llegaras a mi casa? — No respondió—. Creía que al menos ahora si podíamos decir que nos teníamos confianza.

—No empieces con tus chantajes baratos…

—No son chantajes. Confío en ti y creía que tú lo hacías conmigo…

Jensen masajeó sus sienes. Pensó que Marcus era peor que esas novias celosas que salían en las películas— Mi padre descubrió mi carta de aceptación a la universidad— Aún tenía su mano cubriendo sus ojos—. Me chantajeó, dijo que no debía perder el tiempo en lo que yo quiero hacer. Así que ahora debo ir a estudiar a Nueva York. A una carrera que no me interesa, en una ciudad que  me importa una mierda porque mi vida es una mierda y estoy harto de no tener el control de las cosas que me rodean. Es eso lo que me pasa ¿estás feliz?

— ¿Pe-pero cómo te chantajeó? Es decir, no hay muchas cosas que realmente te importen ¿o sí? Lupo, no importa lo que te diga tu padre. No sé. Haz algo. No puedes dejar que se salga con la suya, podrías…

No quería seguir escuchando nada. Se llevó las manos a los cabellos y los tiró con fuerza—Si no hago lo que quiere amenazó con matarte—No se atrevió a mirarlo—. Tú eres lo único que realmente me importa ahora Misha. Y mi padre sabe que somos amigos. No sé cómo, pero lo sabe y amenazó con hacerte daño, con matarte no lo sé. De lo único que estoy seguro es que si no hago lo que quiere lo vas a pagar tú y yo no voy a poder vivir con esa culpa…

— ¿Renunciaste a tu sueño por mí?

Jensen le miró a los ojos— Si lo dices así suena demasiado gay…

Marcus ignoró ese comentario— Jensen. No es justo que arruines tu vida por mi culpa.

—Tampoco es justo para ti que termines bajo tierra solo por haber tenido la mala suerte de haberme conocido.

—Pero…

—No importa. Ya tomé mi decisión.

— ¿Y?

— ¿No es obvio? Aún sigues con vida…

Marcus le miró algo sonrojado— Joder, vas a hacer que  vuelva a plantearme que estoy enamorado de ti.

— No lo digas. Es extraño.

— ¿Pero estás seguro? ¿Qué quieres hacer esto por mí?

—Insisto que la manera en que lo dices hace que suena demasiado gay. Y sí. Lo haré. Es decir, somos amigos ¿verdad? Supongo que es lo que cualquier amigo haría. No sé. No he tenido otro amigo aparte de ti, o al menos no lo recuerdo.

Marcus sonrió a su pesar— ¿Sabes? Si no fueras tan asexual ya te hubiera llevado a mi cama para darte las gracias como te mereces.

Lupo no hizo mayor expresión— No gracias. Además puede que tu cama aún esté ocupada. Por cierto ¿Sales con alguno de esos tipos?

Marcus sonrió a su pesar— ¿Estás loco? Nah, solo eran un ligue ocasional.

— ¿Y no tienes pareja?

— ¿Por qué? ¿Estás celoso? — Preguntó con cierta malicia.

Lupo apenas y se inmutó— No. Es solo que quiero dejar de pensar en lo que acabo de decirte y es el único tema que se me ocurre.

Marcus chasqueó la lengua— Eres de los difíciles ¿eh? Pero bien, te seguiré el juego. No, no tengo novio. Nunca he tenido. Nunca planeo tenerlo.

— ¿Por qué?

—Las relaciones son problemáticas. Demasiadas peleas, poco sexo. No es para mí. Nunca he tenido un novio y no creo que en estos momentos exista una persona en la faz de la tierra que me haga cambiar de parecer.

Lupo frunció un poco el ceño— ¿O sea que solo buscas sexo?

Misha rió un poco— Bueno, si se trata de ti ya es otra cosa. Siempre hay una excepción a toda regla y tú fácilmente puedes ser la mía ¿qué dices?

—Que dejes de perder tu tiempo conmigo, cabrón. Ya te lo dije, confórmate con ser mi primer beso.

—Vale, vale no hay que ponerse tan agresivos— Se quedaron en silencio mirando el cielo estrellado—. ¿Quieres quedarte a dormir conmigo esta noche? No creo que quieras volver a tu casa.

Lupo no se movió— Mientras cambies las sábanas de la cama, está bien— Al final las cosas en ese día no habían salido como había planeado, pero al menos tenía la certeza que Misha seguiría allí—. Y por cierto—Las palabras no salían—. Ya sabes…por escucharme…

Marcus sonrió, sabía lo que Jensen había pensando incluso antes que intentara darle su tonta explicación—Para eso estamos los amigos. Gracias por salvarme la vida otra vez. Eres como mi súper héroe personalizado, con todo e identidad secreta, pero  sin mallas…

—Ni lo menciones…

***

Lo primero que Ethan notó cuando despertó fue que Carlo Magno estaba dormido sobre su espalda. Lo sentía ronronear sobre esta. Lo otro que notó era que había alguien más. Se frotó sus ojos aún somnoliento—Hola. ¿Ya es tarde?

Dante estaba a su lado, no sabía cuánto tiempo llevaba viéndolo dormir, pero no le molestó en absoluto— No, aún puedes seguir durmiendo un poco más.

—No, no te preocupes. Ahora estás aquí…

—No quería despertarte. ¿Has dormido bien?

—Mejor que nunca. Esta cama es increíble.

—Deberías probar la mía— Comentó sin tapujos.

Ethan sonrió sonrojado a su pesar—No me has invitado a probarla.

— ¿No? Qué mal anfitrión soy. La probaremos más pronto de lo que piensas, por ahora qué tal si te duchas y salimos a tomar un poco de aire fresco antes que te lleve a la escuela.

Dante se inclinó para quitarle a Carlo Magno de encima. Ethan se dio la vuelta y luego se percató en cierto problema del cual no se había dado cuenta—Tuviste algún sueño… ¿interesante? — Dante tampoco pasó el problema por desapercibido. Se limitó a poner al gato en el suelo con una sonrisa maliciosa sin dejar de mirar al azabache.

Ethan se armó de todo el valor para no bajar la mirada avergonzado. Sabía que solo bastó unos segundos para hacerle comprender a Dante que él había estado en ese sueño. Intentó saber qué haría alguien en ese tipo de situaciones, para no verse tan patético, así que hizo lo único que se le ocurrió en ese momento. Lo tomó de la camisa dejándose llevar por el deseo de hacer su sueño realidad. Su boca buscó la de Dante ansiosa. Su cuerpo tembló al sentir como Dante con su rodilla ejerció presión en su sexo.

Ethan gimió con fuerza. Antes de eso de por sí ya se sentía bastante excitado, ahora poder sentir a Dante sobre él y de esa manera le hizo creer que aún soñaba— Ethan, eres demasiado para mi precario autocontrol— le susurró al oído.

—No te controles, no pares—suplicó. Quería que su sueño se volviera por fin realidad.

— ¿Seguro que quieres seguir? — Le susurró al oído. Quería que Ethan estuviera listo, que el momento fuera perfecto, que no tuviera duda que quería tener su primera vez con él.

—Sí…

Dante lo apegó más a él, elevó una de sus piernas para quitarle el pantalón del pijama. Ethan elevó sus caderas ansioso. Se veía exquisito con sus labios rojos a causa de los besos que habían compartido y su cabello todo alborotado. Terminó de desnudarlo. Sintió como él empezaba a tener un problema entre sus pantalones—Ethan—susurró a su oído—. Quiero hacerte mío…

Ethan se sentía ansioso. No iba a negar que estaba un poco nervioso al verse tan vulnerable frente a Dante, sin embargo quería hacerlo—Y yo quiero ser tuyo— le aseguró antes de inclinarse para besarle un poco más. Sentía su cuerpo arder de excitación.

Tembló al sentir como Dante tomaba su sexo sin vacilar y empezaba a masturbarle. Ethan se estremeció y gimió demostrando su excitación, alzó un poco sus caderas para sentirle aún más. Abrió los ojos y se encontró bajo la mirada penetrante de Dante quien no perdía detalle de sus expresiones.

Ethan llevó sus manos hasta la camisa del otro quien interrumpió unos segundos su labor para dejar que se la quitase. Esperó unos segundos más para ver si se animaba a hacer alguna otra cosa, pero veía que Ethan estaba nervioso aún. Se inclinó para besarle—Lo haremos despacio. No te preocupes—lo tranquilizó.

Ethan asintió aún sintiéndose avergonzado por estar tan nervioso, es decir, era Dante. Quería hacerlo, no tendría que estar nervioso. Lo vio inclinarse para besarle, Ethan se dejó llevar por el momento, disfrutarlo al máximo. Cuando menos se lo esperó estaba sobre Dante quien le miraba sorprendido, sin embargo le sonrió indicándole que todo estaba bien.

Se incorporó sobre sus codos para besarle, Ethan se removió ansioso sobre Dante quien aún tenía sus pantalones puestos— ¿Te importaría? —Le susurró ronco.

Ethan llevó sus manos hasta el pantalón más confiado, desabrochó el botón y bajó la cremallera con lentitud, se incorporó un poco para dejarle desnudo igual que él. Era la primera vez que podía apreciar el cuerpo de Dante sin ningún impedimento. Las veces anteriores era él quien terminaba desnudo y el otro con casi toda su ropa encima. Su mirada se paseó por todo ese cuerpo sin ningún pudor. Sus miradas se encontraron y sintió un poco de vergüenza por como lo había estado observando— Espero que te guste lo que ves, porque a mí me encanta lo que estoy viendo—le aseguró Dante quien se sentó y le besó con deseo.

Ethan llevó sus manos a los cabellos del mayor, sus cuerpos se sentía por fin sin ningún impedimento. Dante recorría su cuerpo con seguridad, con una confianza dada por la experiencia.

 Ethan pensó que en verdad sabía lo que hacía y cómo hacerlo sentir bien. Él también quería hacerlo sentir aunque sea la mitad de bien. Estaba tan metido en sus pensamientos que no notó en el momento en que Dante se separó un poco de él y se inclinaba hacia a un lado donde estaba su pantalón—Joder, ¿quién puede interrumpir esto? — Susurró molesto. Sacó su móvil dispuesto a apagarlo cuando notó quién era quien llamaba.

Intentó no prestarle atención a eso al notar la mirada de Ethan, pero el celular seguía sonando insistente—Contesta…—dijo finalmente el azabache sin poder evitar sonar molesto. Se quitó de allí y empezó a recoger la ropa.

—Ethan…

Sin embargo el menor en esos momentos estaba cerrando la puerta del baño. Dante bufó furioso. Sin embargo marcó el número devolviendo la llamada, esperaba que fuera urgente porque si no iba a tener muchos problemas—Espero que sea importante porque no tienes idea lo que acabas de interrumpir— dijo molesto. Alzó la mirada y se encontró con la mirada de Carlo Magno que lo hizo sobresaltarse. ¿Había estado mirándolos todo ese tiempo? De repente se sintió algo pudoroso y puso una almohada para cubrir su desnudez del gato quien no dejaba de mirarle con sus ojos maliciosos.

Sin embargo al escuchar el tono de Alessandro supo que había problemas y que en verdad no lo hubiera interrumpido sino hubiera sido necesario— Voy para allá. No te preocupes. ¿Necesitas algo más? — “Solo necesito hablar con alguien”. Si eso no era suficiente prueba para saber que las cosas estaban mal no sabía que podía serlo.

Colgó y miró la puerta del baño. Suspiró. No podía dejar las cosas así. Por fortuna no tenía seguro, Ethan estaba en la ducha, sus miradas se encontraron y algo le decía que la había embarrado por completo.

Intentó entrar a la ducha, pero el otro fue más rápido y se lo impidió—Ethan…

— ¿Te vas?

—Alessandro me necesita, pero si tu quieres yo podría…

—No— Lo cortó—. Ve con él. Total tengo clases, se me hará tarde.

—Ethan, en verdad lo siento. No quería que esto terminara así.

Ethan le miró unos segundos con indecisión antes de quitar su mano de la puerta de vidrio que impedía que Dante entrase. Retrocedió unos pasos para dejarle entrar a la ducha— No, tú perdóname. No sé porqué actué de esta manera— Le miró verdaderamente arrepentido. No sabía por qué había reaccionado tan mal—. No quise ser tan inmaduro, perdóname…

Dante sonrió a su pesar. Tomó el rostro de Ethan para besarle, se estremeció al sentir sus labios tocar los ajenos, y también por el agua— Tengo que irme. No quiero dejarte, pero creo que es algo importante.

—De acuerdo…

—No podré irte a dejar a la escuela ¿Te sientes con suficiente energía para llevarte al Jaguar?

Ethan le miró sorprendido— ¿Acabo de comportarme como un idiota y me ofreces tu Jaguar?

Dante sonrió a su pesar— Sí, así de raro soy. ¿Qué dices? Me sentiré más tranquilo saber que tienes como irte.

—Mejor no. He quedado salir más tarde con Ariel y no podría traerlo temprano.

Dante no quiso emitir ningún comentario sobre la salida porque de seguro sus celos también saldrían a relucir y no quería estropear más las cosas— Entonces más razón para que te lo lleves. Así andas más cómodo. Te dejo las llaves en la cama. Que te diviertas y ten cuidado ¿eh?

Ethan asintió— Gracias. Y de verdad lo sient…— Dante le calló con un beso.

—Deja de disculparte que me haces sentir culpable por haber arruinado nuestro momento. Prometo apagar el móvil la próxima vez— Ethan se limitó a sonreír. Dante salió de la ducha dejando a Ethan solo y sin poder evitar haberse sentido como un idiota.

Cuando salió del cuarto de baño en efecto allí estaban las llaves y la tarjeta de circulación del Jaguar. Ethan se dejó caer en la cama. ¿Cómo había podido ser tan idiota? No había querido actuar así, pero cuando alcanzó a ver el nombre de Alessandro en la pantalla supo que llevaba todas las de perder y que hasta allí había terminado su momento de intimidad.

Carlo Magno se dejó caer sobre su espalda una vez más incrustando sus garrita en su espalda desnuda— ¿Crees que necesito un ajuste de actitud? — Su  mascota se limitó a maullar— Tomaré eso como un sí…

Media hora después salió en el Jaguar. Se sentía extraño estar manejándolo. En especial después de haberlo tomado sin permiso y haber ido en él hasta Silver Beach. Miró su mochila y de repente no le dieron ganas de ir a clases.

Se detuvo en un semáforo y recordó que había postergado demasiado tiempo una visita. Miró el reloj y supo que era buena hora. Cuando el semáforo cambió decidió que se saltaría las clases ese día.

***

Aquella mañana Lamire había despertado con más dolores de lo usual. Lyosha había pasado las últimas horas intentando hacer que el dolor se dispara, pero había tardado más de lo acostumbrado en hacer que el dolor cesara.

Lamire le miraba mucho más tranquilo, pero temía que todo fuera una fachada — ¿Seguro que te sientes mejor? — Preguntó preocupado—. Podría llamar a Dante o Morello para que traigan algo, o yo mismo podría irlo a buscar.

—No te preocupes, Lyosha, estoy bien de verdad— Le aseguró con voz cansada.

El español acarició su rostro con delicadeza. Nunca pensó que en verdad Lyosha pudiera ser tan delicado, siempre lo había visto como alguien que no se dejaba llevar por cualquier emoción y ahora estaba allí con él tratándolo de esa manera que hacía que sus dolores desaparecieran. Sin embargo sabía que Lyosha seguía preocupado por él— Mejor dime de qué trataba la carta que recibiste ayer.

Los ojos color miel de Lyosha se abrieron mucho de la impresión— Creí que estabas dormido…

Lamire sonrió a su pesar— Lo siento. ¿No debía haber visto eso? —Cuando no recibió respuesta supo que había sido mala idea haber tocado el tema—. Lo siento, porqué no mejor tú pones el tema de conversación.

Ayer Lupo le había hecho el favor de traerles a ambos la poca correspondencia que había en sus respectivos apartamentos. Lo vio negar y sacarse del bolsillo del pantalón la carta. Lamire en verdad se arrepentía haber tocado el tema porque ahora el otro lucía bastante sombrío.

— Es otra carta de mi padre…

— ¿Él está bien?

—Eso creo.  No es como si me importara realmente su salud.

Lamire se incorporó un poco sobre las almohadas para quedas reclinado— ¿Lyosha qué pasó con tu padre? ¿Por qué lo odias tanto?

No respondió a ninguna de las preguntas. Simplemente evitó la mirada del otro. No quería hablar de esas cosas. No ahora que era feliz con él. A lo mejor pensaba que era una persona horrible, quizás sentía asco por él por ser tan ruin. Él mismo no se había perdonado nunca lo que había hecho.

Puso una mano sobre una de las lastimadas de Lamire— ¿Quieres seguir viendo Naruto? — Preguntó con una pequeña sonrisa.

Lamire simplemente negó— Quiero que hablemos de esto. Si te lo pido es para comprenderte un poco más. No sé, siempre que recibes una de esas cartas te pones así. Al menos quiero saber el motivo para poder descubrir cómo ayudarte.

Lyosha apretó con un poco más de fuerza la mano del coreano y la besó— Tú no debes ayudarme en nada, bonito. Solo concéntrate en recuperarte. Creo que es hora de tu medicina, iré por ella…

Lamire se quedó confundido al verlo salir de esa manera tan apresurada. Miró el reloj, apenas hace una hora había recibido su dosis diaria. Lyosha lo sabía bien. Simplemente no estaba listo para hablar del tema. El problema era que no sabía que tan dispuesto estaba él a esperar a que hubiera más confianza entre ellos, porque le preocupaba el semblante que  tenía.

Además tenía que admitir que le molestaba un poco que Morello y Di Ferrer supieran lo que le aquejaba y que aún así no hicieran la mayor cosa para ayudarle. ¿Es que nadie veía lo mal que se ponía Lyosha? ¿O simplemente no importaba mientras fuera eficiente para lo que sea que lo necesitasen?

No sabía cómo, pero tenía que encontrar la respuesta a los problemas de Lyosha para intentar ayudarle. Si él no se lo decía, a lo mejor Di Ferrer podría ayudarle o inclusive Morello, pero al último lo descartaba porque algo le decía que tenía más problemas de los que podía manejar.

Lo había visto bastante preocupado e inquieto la última vez que estuvo allí para cerciorarse que no necesitaran nada. No era que su líder lo expresase abiertamente, pero tenía un brillo inquietante en su mirada, había tardado en reconocerlo, pero después de mucho convivir con él y con Lupo sabía que esos dos eran de las personas que jamás admitirían abiertamente que estaban mal a no ser que se lo preguntasen directamente e inclusive de esa manera lo negarían al principio.

Quizás Lamire podía comprenderlos un poco mejor que Lyosha porque él era también un poco de la personalidad de Morello y Lupo, se guardaba muchas veces sus sentimientos, pero a diferencia de ellos él no podía ocultar mucho lo que le aquejaba por mucho tiempo porque sentía que se asfixiaba, se preguntaba cómo se las ingeniaban ellos dos para poder aguantar tanto tiempo sin pedir ayuda.

***

Ethan estacionó el Jaguar en el parqueo subterráneo del edificio. No se iba a arriesgar que Dante pasara por allí y viera su auto cuando tendría que estar en la escuela. Después de haberle mandado un mensaje de texto a Ariel diciéndole que la salida no se suspendía y que lo  esperaría a la salida del colegio, salió del auto y se dirigió al edificio.

Apenas y puso un pie en el vestíbulo las miradas de todo se enfocaron en él haciéndolo sentir bastante incómodo. De seguro ellos sí sabrían la verdad sobre el secuestro del señor Shiheflit. Se acercó a la recepcionista, era extraño pedir hablar con Samuel cuando antes lo podía hacer a toda hora, pero no sabía si aún podía pasearse por ese edificio tan libremente.

Esperó unos segundos antes de recibir la autorización para pasar. Conocía el lugar a la perfección. A veces creía que podría recorrer ese edificio con los ojos vendados. Miraba todo con cierta nostalgia. No podía creer que hubiera pasado tan poco tiempo desde que estuvo trabajando allí, para él habían pasado años.

Se detuvo unos segundos justo donde había saltado para evitar que robaran el invento de Shiheflit. En esos momentos no tenía ni idea de lo mucho que iba a cambiar su vida y la de Samuel. Eran esos días donde Matías vivía aún y él jamás se había planteado que podría asesinar a alguien.

Saludó a la secretaria personal de Samuel quien le miró sorprendida de verlo allí. Al parecer temía que volviera a trabajar y le quitara su puesto. Tocó la enorme puerta de la presidencia antes de entrar.

Samuel estaba en su escritorio, se veía exhausto. Demasiado. Ethan se sintió culpable por alguna razón—Hola, seño Shiheflit— Se sintió aliviado al ver cómo aún era capaz de sonreírle.

— ¡Ethan, qué sorpresa! ¿No tendrías que estar en clases?

Se vio algo acorralado, pero siempre tenía una buena excusa a la mano— Lupo dijo que mejor empezaba hasta la otra semana y que debería descansar para estar recuperado por completo.

— ¿Y no deberías estar descansando?

—Yo solo quería hablar con usted. Si no es buen momento puedo volver en otra ocasión— Intentaba no pensar en que en verdad le incomodaba su presencia.

Samuel apartó todos los papeles y cerró su laptop y le invitó a pasar— Entonces hablemos. ¿En qué puedo ayudarte? —Ethan sonrió aliviado, Samuel pudo percatarse de eso. Lo vio tomar asiento mucho más tranquilo, incluso volvía a tener esa sonrisa que lo caracterizaba— ¿Está todo bien? ¿Has seguido los ejercicios de memoria como habíamos acordado?

—Sí, sí. En realidad creo que ya no tengo problemas con eso— Y no era exactamente gracias a los ejercicios, inconscientemente se llevó su mano justo donde había recibido el golpe con el arma de aquel policía que noqueó en el elevador. Quizás sonara algo ilógico, pero creía que eso había sido justo lo que necesitaba para poder volver a la normalidad—. Yo solo quería preguntarle algo…

—Te escucho…

¿Cómo se lo decía? No encontraba las palabras adecuadas, pero necesitaba hacerlo porque desde que Mapelli había ido a buscarlo a la casa de Dante y le había dicho que por su culpa la  vida  de Samuel era un desastre no había podido quitarse esas palabras de la cabeza.

—Si gustas podemos dejar el tema para después, cuando te sientas más cómodo— Propuso Shiheflit al ver que no sabía cómo empezar a hablar—. Ayer vino tu amigo Ariel a su sesión.

Ethan sonrió un poco al escuchar eso— Gracias por ayudarle. ¿Cómo lo está manejando?

—Mucho mejor.  Ha mejorado, pero no sé…

Ethan le miró preocupado— ¿Pasa algo con Ariel?

Samuel se sintió algo avergonzado, se suponía que esas cosas quedaban entre su paciente y él— No, no te preocupes.

—Seño Shiheflit. Si algo le pasa a Ariel le suplico que me diga. Así puedo ayudarlo— La manera en que le miró Samuel le hizo sentirse un poco avergonzado por haber reaccionado tan impulsivamente.

—No es que le suceda algo. Es solo que lo he notado un poco no sé ¿perdido? Es como si de repente no tuviera un rumbo. Es solo una etapa por supuesto, no es nada de qué preocuparse. Quizás está confundido o algo así. Es normal a esa edad.

Ethan se sintió más aliviado de escuchar eso. Creía que algo malo le había pasado. Él también lo había notado así ayer. Más pensativo. Ya se encargaría de hablar con él más tarde— ¿Pero cree que ya no puede sufrir una recaída con las drogas?

Samuel no respondió de inmediato— No puedo darte una respuesta definitiva. Lo que sí puedo asegurarte es que Ariel está aprendiendo a afrontar sus problemas de la manera correcta. Es un buen chico y ha reconocido su error— Además por lo que le había contado ahora todo estaba mejor en su familia y eso le daría la estabilidad que necesita—. Todos pueden volver a caer en las drogas una vez que lo prueban, pero estoy seguro que ahora no tienes nada de qué preocuparte.

—Gracias por ayudarlo, de verdad.

Samuel sonrió un poco— ¿Lo quieres mucho verdad?

—Es mi mejor amigo.

Samuel asintió— Él también te quiere mucho a ti. Siempre se expresa de una manera muy peculiar, intensa, no sé bien qué palabra describir pero se nota que la relación que ustedes tienen es muy fuerte— Inclusive los últimos días sentía que su pequeño paciente se expresaba con más intensidad de Ethan que de su novio. Sin embargo ese tipo de comentarios sí se los guardaba. Además había amistades que expresaban mucha más alegrías que los noviazgos.

Ethan sonrió algo apenado— Sí. Siempre estamos allí uno para el otro como todos los amigos.

—Es bueno saber que tienes un amigo así. Cuídalo mucho. No todos los días se encuentran personas así.

—Por supuesto—Iba a agregar algo más cuando se escucharon los gritos fuera del despacho. Ambos hombres se miraron confundidos hasta que la puerta se abrió de golpe— Señora, no puede pasar— La secretaria de Samuel intentaba en vano cerrarle el paso.

Ethan palideció al notar de quién se trataba. Jamás había tenido la oportunidad de hablar con ella, pero la conocía por las fotografías que Samuel solía tener en su despacho. Ahora  se daba cuenta esas fotografías se habían removido. La esposa de Samuel Shiheflit palideció unos segundos antes de enrojecer de furia al verlo allí.

— ¡¿Así que por esto no me podías recibir?!

—Cariño, yo…

— ¡No me digas así! —Lo cortó la mujer furiosa— No cuando sigues defendiendo a este asesino— Ethan casi podía palpar la rabia de la mujer—. ¡¿Cómo puedes estar con él después que por culpa de él perdimos a nuestro hijo?!

—Elena, por favor, podemos discutir esto afuera— Dijo poniéndose de pie—. No hay que involucrar a otros en nuestros problemas.

La mujer le miró lleno de odio— El problema, Samuel, es que estoy viendo al causante de todos nuestros problemas justo ahora— Dijo dirigiendo la mirada a Ethan—. ¿Tienes alguna idea del daño que has hecho? —Ethan intentó decir algo, pero nada salía— ¡Responde! ¡Mi vida es un infierno por tu culpa! ¡Tú mataste a mi hijo! ¡Lo mataste! ¡A mi bebé!

—Y-yo, yo no quería— Dijo con voz quebrada. Sentía un nudo en su garganta, era la primera vez que sentía que alguien realmente le echaba en cara lo que había hecho. Se puso de pie con lentitud—. Fue un accidente, le juro que yo no quería…

— ¡¿No querías?! ¡¿Entonces por qué mi hijo está muerto?!

—Fue un accidente, fue un accidente…

Ethan no pudo seguir hablando porque Elena cruzó la estancia en menos de un segundo y lo abofeteó— No sigas hablando, no cuando mi hijo está muerto por tu culpa. ¿Por qué no nos haces el favor a todos y dejas de existir? Así al menos dejarías de causar daño a otros— Dijo llena de rabia—. ¿Cómo tienes el descaro de presentarte frente a Samuel? ¿No te basta con haber destruido nuestra familia? — Levantó la mano otra vez, pero esta vez Samuel fue más rápido y la detuvo.

—Ethan, vete, sal de aquí…—Lo dijo intentando lucir tranquilo, pero no lo consiguió. Ethan no se movió en un primer momento— ¡Ethan, sal de aquí por favor! —Dijo elevando la voz.

—Le juro que yo nunca quise hacerle daño a nadie— Decía desesperado—. Por favor, créame. Lo siento, lo siento…

— ¡Cállate! ¡Tú deberías estar muerto no él! ¡Yo amaba a mi hijo! ¡Me has quitado todo! —Gritaba histérica intentando zafarse de su esposo—. ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Personas como tú no deberían existir!

Ethan no se podía mover— Yo no sabía que era Matías, créame, se lo suplico. Yo no sabía, yo no quería…

— ¡Jane llévatelo de aquí! — Pidió Samuel a su secretaria. La mujer se apresuró a tomar a Ethan quién no se resistió, pero no dejaba de ver a la mujer desesperado.

—Yo no quería, perdóneme…

— ¡Te odio, Ethan Lenz! ¡Si pudiera te mataría con mis propias manos! — Samuel volvió a pedirle que se diera prisa para sacar a Ethan de allí— ¡Ojalá te pudras en el infierno!

—No me odie, yo no quería, yo no quería…

— ¡Cállate! ¡Estás podrido por dentro! ¡¿Crees que alguien que no hubiera querido hacerlo lo hubiera matado?! Te maldigo Ethan Lenz. ¡Eres un mounstro! Ojalá que jamás puedas ser feliz porque personas como tú ni siquiera merecen vivir —Jane cerró la puerta del despacho donde aún se escuchaban las imprecaciones de la mujer—. ¡Ese chico ni siquiera debería estar vivo, Samuel! ¡Tú mismo viste a su madre en el juicio! ¡Su propia madre, si ni ella es capaz de quererlo es porque ese chico no tiene nada bueno dentro de él!

—Ethan…

No se quedó a escuchar lo que Jane tenía para decirle, salió corriendo por la escalera de emergencias. Escuchó a la mujer llamándole preocupada, pero no podía parar. Salió corriendo por el vestíbulo donde chocó con uno de los trabajadores. Ethan terminó con el café caliente del sujeto entre sus ropas.

Todos le miraban preocupado, pero no les dio tiempo que les dijeran nada. Salió corriendo de allí desorientado al principio. Al final logró llegar al Jaguar, abrió la puerta del conductor, pero cuando intentó poner la llave en el contacto está se le cayó. Ethan intentó tomarlas, pero se quedó allí con la frente apoyada en el timón. Dejó que las lágrimas cayeran libres, sentía que el aire le faltaba, pero eso no evitó que gritase desesperado. Golpeó el timón haciéndose daño, pero no tanto como el que le había causado lo que había escuchado.

Las palabras de Elena Shiheflit seguían en su cabeza, no se iban. Se estaba volviendo loco. Se abrazó intentando buscar un poco de consuelo. Era un mounstro. No merecía vivir. ¿Entonces por qué seguía con vida? ¿Por qué nada podía estar bien para él nunca? Ella tenía razón. No debía vivir.

***

Ariel miraba por la ventana como unos pájaros construían un nido en el árbol frente a su aula. Eso era más interesante que lo que sea que estuviera en la pizarra. No dejaba de preguntarse qué pudo pasarle a Ethan para que no llegase a clases ese día y aún así le prometiera que lo acompañaría a San Peter.

Se preguntó que estaría haciendo Alessandro en esos momentos, pero su mente no tardó en volver a Ethan. Últimamente pensaba mucho más en su amigo que en su novio. Ariel no se había detenido a reparar eso, solo seguía recordando la conversación que había tenido ayer, inconscientemente se llevó sus manos hasta sus labios recordando el beso que le había dado a Ethan. No había podido evitarlo. Fue como si su cuerpo le pidiera que lo hiciera simplemente. El sonido del timbre indicando que era hora del receso lo sacó de sus pensamientos.

La clase terminó justo en el momento en que su móvil empezó a sonar. Ariel se quedó extrañado al ver que era Samuel Shiheflit— ¿Aló?

— ¿Ariel? Ariel disculpa que te llame. Sé que estás en clases...

—No, no se preocupe justo acabo de salir a receso. ¿Qué sucede? — Escuchaba a Samuel nervioso.

—Es Ethan. Estuvo hace poco aquí y mi esposa vino y…

—Comprendo, pero ¿dónde está Ethan? — Preguntó preocupado.

—No lo sé. No sé dónde pueda estar. Las cámaras lo vieron salir en el convertible de Dante, pero no tengo idea donde pudo haber ido. Intenté localizar a Dante, pero no contesta y no cuento con el número del señor Lupo y solo se me ocurrió recurrir a ti.

Ariel temió que Ethan hiciera una locura— Lo buscaré. No se preocupe.

—Yo también, lamento haberte llamado.

—Yo no. Buscaré a Ethan. No se preocupe. Cualquier cosa por favor llámeme— Colgó rápidamente y se apresuró a meter todas sus cosas en la mochila. Salió corriendo de allí. En el patio de recreo vio a Mike quien se acercó a verlo con el bolsón.

— ¿Te vas?

—Sí. Tengo una emergencia.

— ¿Vendrán por ti?

—No, ese es el problema. Necesito que me ayudes a salir de aquí. Tú lo has hecho mil veces antes.

Mike le miró algo avergonzado— No han sido miles…

—De acuerdo, no han sido miles, pero necesito que me digas como escaparme. Es una emergencia.

Mike le indicó que lo siguiera. Ariel lucía bastante preocupado así que no quiso hacer más preguntas. Lo guió hasta la parte trasera del gimnasio, había más de alguna pareja besuqueándose, pero le indicó que siguieran un poco más. Llegaron hasta el enorme portón azul que a veces servía para que los camiones llegaran a dejar materiales o equipo de gimnasia.

Miraron a todos lados antes de indicarle— Por aquí— Ariel le miró como si estuviera loco— Puff. Principiante. A ver pon el pie justo donde yo lo hago y no te mataras, aunque tira primero la mochila al otro lado— Así lo hizo. Mike empezó a trepar por las pequeñas salientes que el portón tenía. Ariel miraba nervioso a todos lados siempre que subía un poco más— ¿Estás bien?

—Sí, sí…—Solo esperaba que no los atraparan.

—Date prisa— Al final Mike le terminó de ayudar a que llegara a la cima del portón.

—Joder, estamos alto— Dijo nervioso.

— ¿No me digas que te dan miedo las alturas? Y no estamos tan alto, son apenas seis metros de aquí al suelo.

—Bueno, me da miedo caerme de aquí y partirme el cuello— Pero lo hacía por Ethan.

—Ayúdame a bajar de aquí…—Mike sonrió un poco antes de indicarle cómo tenía que bajarse. Ariel no pudo describir con palabras la felicidad que sintió cuando tocó suelo— ¿Puedes volver a subir tú solo?

—Claro, cómo crees que mis padres no se dan cuenta si me vienen a traer a diario. Suerte en lo que tengas que hacer.

—Gracias, Mike. Te debo una.

Tomó su mochila y salió corriendo de allí. Intentaba pensar algún lugar donde pudiera estar, pero no se le ocurría nada. ¿Dónde pudo haber ido? Solo se le ocurría que podría estar con Lupo, pero no tenía idea donde vivía. Tampoco tenía su número.

Ariel empezó a correr creyendo que iba a algún lugar sin sentido, pero al final no estaba corriendo sin rumbo como él había creído. Disminuyó la marcha al notar le Jaguar de Dante en el edificio donde Ethan tenía su apartamento. Ahora que lo recordaba había pagado unos meses por adelantado, al parecer aún cubría ese tiempo.

Ariel llamó al señor Shiheflit para decirle que lo había encontrado y que si llamaba Dante que no le dijera nada para no preocuparle. Él se haría cargo ahora. Subió las escaleras hasta llegar al apartamento de Ethan. Pensó en tocar primero, pero cambió de idea y abrió la puerta. Tal como supuso la puerta estaba abierta.

En la sala no había nadie. Dejó su bolsón en el sofá y caminó hasta la habitación principal. Ariel se detuvo en el umbral de la puerta. Sus piernas flaquearon al notar como Ethan tenía un enorme cuchillo en sus manos— E-Ethan…— Vio los enormes ojos azules rojos de tanto llorar mirarle desesperado— ¿Qué estás haciendo? — Dijo aproximándose con lentitud hasta él.

— ¿No es obvio? Intento terminar con todo, el dolor, con mi vida…

Ariel intentó avanzar, pero Ethan se apegó más contra el respaldo de la cama—No te acerques…

—Ethan, soy yo. Solo quiero hablar.

—Yo no. No quiero hablar. Ya no quiero nada de esta vida— Decía desesperado.

—No te voy a hacer daño tranquilo. Solo voy a sentarme en la cama ¿de acuerdo? — Ethan le miró desconfiado unos segundos antes de asentir. Ariel en verdad temió que se hiciera daño. Se sentó al borde de la cama— Ethan, tranquilízate— El azabache negó desesperado y presionó con fuerza el cuchillo en su brazo— Ethan, no lo hagas— Pidió Ariel aterrado ante la idea que en verdad lo hiciera—. Dame eso…

Ethan negaba una y otra vez mientras las lágrimas volvían a salir— No puedo, no puedo más, Ariel— Su mano temblaba, tenía el cuchillo sobre su brazo, pero su mano temblaba.

—No quieres hacerlo. No lo hagas…

— ¿Cómo lo sabes?

—Si lo hubieras querido hacer te hubiera encontrado muerto— Susurró Ariel—. Lo que necesitas es ayuda.

Ethan le miró aún con sus ojos llorosos— No, lo que necesito es que todo esto pare ya…

Ariel le miró preocupado— Parará, pero no de esta manera. Ethan, no lo hagas.

— ¿Por qué no? Todos estarían mejor sin mí…

—Yo no. Te necesito—Se miraron fijamente e Ethan dejó de ejercer tanta presión con el cuchillo—. Te necesito, Ethan. No se te ocurra dejarme solo. Sé que crees que es la solución, pero no lo es. Aquí estoy yo para ayudarte.

— ¿Lo harás?

Ariel sonrió— Siempre. No temas— Se inclinó sobre él y con mucha cautela tomó la mano que tenía el cuchillo, lo sintió tomarlo con más fuerza—. Dámelo. Estoy aquí por ti…

Ethan sufría leves espasmos intentando controlar su llanto— ¿Por mí?

—Por ti, solo por ti— Su otra mano se posó en su mejilla—. Aquí estoy. No te voy a dejar solo— Sintió como aflojaba de a poco el agarre del cuchillo hasta que finalmente pudo quitárselo y lo tiró lejos de allí. Ethan le abrazó con fuerza— Joder, ¿qué te pasó?

Ethan temblaba— N-no quiero hablar de eso. No ahora, por favor…

Ariel lo estrechó con fuerza— Tranquilo, tranquilo…

—No me dejes solo, Ari, te lo suplico. No ahora. No quiero pensar en nada, pero no puedo. No puedo. Haz algo te lo suplico me estoy volviendo loco. Te necesito…

Ariel le tomó del rostro y limpió sus lágrimas— No iré a ningún lugar. No sin ti— Le besó con suavidad, pero Ethan le respondió desesperado. Torpe, nervioso.

Ariel intentaba acoplarse a ese ritmo, acariciaba su espalda intentando tranquilizarlo. Sus bocas apenas se separaban unos segundos. Ariel le apegó un poco más, imprimiendo un poco más de pasión. Sintió como Ethan se dejaba hacer. Al poco tiempo lo tenía contra el colchón— Ethan…—Él le miraba con ojos llorosos, aún demasiado abrumado por todo lo que estaba sintiendo. Estaba confundido. Nada tenía sentido, lo único que sabía que tener a Ariel cerca lo tranquilizaba. Lo abrazó con fuerza—. Aquí estoy. No te preocupes— susurró antes de besarle un poco más ansioso.

Ethan jadeó un poco, pero no opuso resistencia cuando Ariel empezó a subir su camiseta manchada con lentitud. Estaba pegajoso a causa del café que se había tirado encima. Al poco tiempo estaba sin ella. Ariel le miraba ansioso, aún cuidando sus reacciones pasó su lengua por el abdomen de Ethan para quitarle esa sensación pegajosa. Ethan le miraba abrumado, sin embargo su cabeza estaba a punto de estallar así que intentó no pensar mucho en lo que estaba pasando.

—Ariel… ¿Qué estás haciendo?

—No lo sé. De lo único que estoy seguro es que no quiero parar— Susurró antes de acariciar su rostro y besarle una vez más. Sus lenguas se encontraron ansiosas. Ariel tomó con fuerza los jeans de Ethan para apegarlo más, con un hábil movimiento desabrochó el pantalón.

—A-ari…—Susurró abrumado.

—Shhh… ¿No querías olvidarte de todo? — Ethan le miró indeciso, pero asintió luego de unos segundos—. Tranquilo. Va a gustarte…

Ariel deslizó su mano debajo del pantalón y empezó a acariciar con lentitud el sexo de Ethan  sobre la tela del bóxer mirando sus reacciones. Lo vio jadear un poco nervioso. Sus ojos mostraban confusión y sorpresa.

— ¿Te gusta?

Ethan sonrojado asintió. Ariel tomó eso como pauta para seguir adelante, le bajó quitó el pantalón aunque tuvo problemas porque aún llevaba los tenis puestos. Al final tuvo que quitárselos también.

Ariel se inclinó para besarle un poco más. Ethan lucía más tranquilo. Solo se dejaba hacer. Besaba delicioso, pensó el pelirrojo. Se puso encima de él sintiendo como él también empezaba a excitarse. Se terminó quitando la camisa a causa del calor que empezaba  a sentir.

—Ariel…—susurró confundido Ethan al ver cómo se quitaba los pantalones y quedaba solo en bóxers— ¿E-estás seguro? — Solo recibió un beso como contestación.

Se acariciaron con lentitud, extasiados, Ethan dejaba que Ariel le indicara como quería ser tocado. Obedecía sin poner mayor resistencia. De a poco se aprendió los lugares que el otro deseaba que tocara. Un poco más confiado se atrevió a besarle el cuello, escuchó a Ariel gemir excitado.

Ambos se miraron con una pequeña sonrisa antes de morderse los labios juguetonamente. Ariel volvió a acariciar el sexo de Ethan sobre sus bóxers los cuales ya dejaban sentir la humedad del sexo de su amigo. Ethan quería seguir pensando. Solo quería seguir sintiendo. Sin embargo de vez en cuando sentía una lágrima caer sin ninguna razón. Siguió besando el cuello de Ariel intentando evitar que a su mente acudieran los recuerdos de Elena Shiheflit, de su madre, de Mapelli.

Mordió con fuerza la clavícula de Ariel al recordar que debería estar muerto. Ariel gimió entre dolor y placer—Joder, no seas tan rudo…

—Lo siento…

Ariel lo volvió a ponerlo contra el colchón— Voy a tener que cobrarme esa— Le dijo con una sonrisa traviesa. Sus manos bajaron hasta el bóxer de Ethan y descubrió su sexo el cual empezaba  a ponerse duro. Pasó su lengua por sus labios— ¿Alguna vez te han hecho una felación? — Susurró a su oído.

—No…

— ¿Quieres que sea el primero?

Ethan giró un poco el rostro sorprendido— Ariel…

— ¿Sí? O ¿No?

Los labios de Ethan temblaron un poco inseguros antes de responder— Sí…

Ariel empezó a depositar besos por el pecho de Ethan bajando con lentitud. Cuando llegó hasta el pene dejó que su aliento chocara contra este. Alzó la mirada y aquellos ojos azules le miraban abiertos al máximo, sin despegar la mirada de aquellos dos océanos pasó su lengua sin ningún descaro por toda la extensión. No se perdió ningún detalle. Ethan abrió aún más sus ojos y dejó salir un enorme gemido antes de echar su cabeza hacia atrás.

Ariel sonrió complacido antes de tomar el sexo con sus manos e introducirlo lentamente en su boca. Sintió el cuerpo de Ethan tensarse. Empezó a introducirlo y a sacarlo de su boca primero con lentitud. Escuchaba los jadeos de Ethan que eran erráticos.

—Ariel…—Jadeó.

Como respuesta el pelirrojo apretó un poco más el glande sacándole un gemido más fuerte a Ethan quien se removió ansioso— ¿Quieres más? — Preguntó parando unos segundos. Ethan le miraba sonrojado, pero asintió—. Marca tú el ritmo, yo me dejará hacer—Tomó las manos del otro y las puso sobre sus cabellos—.  Así me indicas como te gusta…

Volvió a tomar el ritmo que tenía, sin embargo Ethan aún no le indicaba nada. Hizo el ritmo más lento y tortuoso— Ariel, más rápido— suplicó con voz ronca.  Sin embargo Ariel no obedeció hasta que Ethan empezó a urgirlo tomándolo con un poco más de fuerza de los cabellos e indicándole el ritmo—. Joder…

Ethan jamás había sentido algo como eso. Sentía como si todo su cuerpo fuera a explotar. La lengua de Ariel era como una estela de fuego que se enrocaba maliciosa por toda su extensión. Juraba que podía sentir los dientes del pelirrojo rozar de vez en cuando su pene haciendo que todo se volviera más irreal, pero lo que lo volvía loco era cuando succionaba con fuerza su glande. Jamás pensó que una felación se sintiera tan bien—Más, más…—Sentía su cuerpo arder. 

Ethan empezó a mover sus caderas intentando hacer aún más contacto. Ariel se dejó hacer y dejó que fuera Ethan el que marcara el ritmo. Su propia erección empezaba a doler, llevó una mano hasta ella y empezó a masturbarse intentando aliviarse.

Sentía la erección de Ethan palpitar con fuerza, su boca se empezaba  a llenar del pre semen de su amigo, sabía que no faltaba mucho para que se corriera. Ariel siguió dejándose guiar por Ethan hasta que este intentó alejarlo de su erección, pero este no se lo permitió, incluso apretó con más fuerza el glande y solo escuchó el  gemido de Ethan con su nombre grabado en el momento en que se corría. Ariel bebió todo el semen de su amigo, se separó un poco y se relamió.

Ethan estaba en la cama respirando erráticamente. Tenía pequeños espasmos a causa del orgasmo que acababa de tener. Ariel le miraba excitado. La erección le dolía demasiado en esos momentos, así que se quitó los bóxers. Ethan no perdió detalle de eso, aún agitado se inclinó hasta Ariel ansioso, le besó excitado, esta vez dejándose llevar por sus impulsos. Sus bocas se degustaban ansiosas.

Apenas se separaron unos centímetros unidos por un hilito de saliva— Ariel, yo también quiero darte placer, pero no sé cómo hacerlo correctamente…

Ariel volvió a besarle excitado— Déjate llevar por tus instintos. No pienses tanto en que va a gustarme. Solo imagina qué es lo que te gustaría que te hicieran a ti y házmelo— Ethan sintió antes de volver a besarle, aún sintiendo su propia esencia impregnada en la boca de Ariel. Su boca bajó con lentitud hasta que tuvo la erección de Ariel frente a él. La miró un unos segundos—. No tienes que hacerlo si no estás listo…

Ethan negó con la cabeza— Estoy listo— susurró antes de dejar que sus labios rozaran primero solo la erección de Ariel. Lo escuchó jadear y movió un poco sus caderas haciendo que la erección golpeara un poco su rostro.

—Lo siento— Dijo algo avergonzado.

Ethan se limpió el pre semen que tenía en la punta de la nariz y sonrió indicándole que todo estaba bien. Esta vez un poco más seguro introdujo parte del sexo de Ariel en su boca. Se sentía extraño, pero por alguna razón al mismo tiempo se excitó. Empezó a lamer y a succionar intentando hacer que Ariel sintiera el mismo placer que él. Al poco tiempo escuchaba los gemidos de Ariel. Jamás pensó que su amigo pudiera ser tan excitante. Jamás lo había visto de esa manera, pero ahora que lo escuchaba gemir de esa manera sentía como su sexo iba despertando de nuevo.

Ethan alzó un poco más las caderas de Ariel. De repente solo sintió una enorme necesidad de darle todo el placer del mundo. Su lengua se paseó unos segundos por sus testículos a lo cual Ariel gimió con más fuerza.  Ethan se arrodilló en la cama y rodeó con sus brazos las caderas de Ariel las cuales elevó por completo dejándolo solo medianamente apoyado contra el colchón. Éste le miraba sorprendido, pero muy excitado, ansioso por saber que se proponía.

Ethan le miró vacilante, pero dejó que sus instintos lo guiaran— Dime si te gusta — pidió antes de dejar que su lengua rozara primero tímida por el ano del pelirrojo.

Ariel cerró con fuerza sus ojos— Joder, Ethan, hazlo…

— ¿Te gusta?

—Sí, eso me encanta. Hazlo, hazlo…

Ethan paseó su lengua por la entrada del pelirrojo quien empezó a jadear con más fuerza. Su lengua más segura empezó a penetrarle— ¡Ethan! — Gritó lleno de placer. Ariel tenía los ojos cerrados, sentía su corazón martillarle con fuerza. Su mano se fue directo a su erección y empezó a masturbarse para incrementar el placer— No te detengas— suplicó al sentir esa lengua abrirse paso entre sus entrañas. Sus gemidos iban haciéndose más y más sonoros. No iba a resistir mucho ese ritmo. Hacía días que necesita eso, necesitaba sentir a alguien— ¡Ethan! —Gritó con fuerza al sentir como el orgasmo le invadía el semen caliente terminó en su abdomen. Ethan dejó su labor unos segundos para mirar la expresión de Ariel. Jamás lo había visto de esa manera, jamás había pensando de poder verlo así. Era extraño y a la vez no. Era un sentimiento de familiaridad, como si las cosas siempre debieron ser así.

Ariel se inclinó para besarle un poco más— ¿En qué piensas?

—En lo mucho que me sorprende que esto no me sorprenda…

Ariel sonrió a su pesar— ¿Te refieres a esto? Nosotros dos: Así.

Ethan asintió. Ariel rió un poco antes de morderle los labios— Me alegra saber que pensamos lo mismo— susurró antes de besarle un poco más.

***

El sonido del reloj en esa habitación era lo único que se escuchaba. Dante seguía en la misma posición desde hacía más dos horas. Había llegado, pero Alessandro se había salido por la tangente. Ahora estaba allí con una taza de chocolate demasiado frío y sin respuestas. Sin embargo estaba a acostumbrado a esos silencios.

Alessandro dio un largo sorbo a la botella de Whisky que llevaba más de la mitad tomada. Dante quiso decirle que debería parar, pero no se atrevió porque se arriesgaba a que se la terminara solo por llevarle la contraria. Además no estaba seguro hacía cuanto no comía su amigo.

— ¿Hasta cuanto es permitido ser egoísta en el amor? — Habló finalmente.

Dante le miró sorprendido— ¿Hablas de Ariel? ¿Finalmente admites que lo amas?

Alessandro puso una mano sobre su rostro— ¿Por qué te gusta torturándome pidiéndome una explicación de mis sentimientos?

Dante sonrió un poco a su pesar— Porque de vez en cuando es bueno saber que no soy el único que se atormenta con sentimientos.

Dejó caer su cabeza hacia atrás. Era confuso para él hablar de sentimientos. Generalmente no se detenía a analizar tanto el significado de las cosas— Limítate a responder mi pregunta— Le dijo molesto.

Típica respuesta de Alessandro. Siempre se salía por la tangente, pero Dante estaba acostumbrado a eso— Supongo que el amor nos vuelve egoístas a todos. Quieres tener a esa persona solo para ti y eso es normal.

—Sí, pero qué pasa cuando quieres tener esa persona para ti y sabes que a la larga le harás daño— Se llevó las manos al rostro. No había podido pegar un ojo en toda la noche pensando en lo que Claudio le había dicho.

—Alessandro ¿qué pasa?

Se incorporó un poco para mirar a Dante—Descubrí quien era el que había estado infiltrando información— Hizo una breve pausa—. Era Claudio.

— ¿Claudio? ¿Estás seguro? — Preguntó sorprendido— ¿Pero cómo? Es decir, creía que era de fiar.

Una sonrisa amarga cruzó el rostro de Alessandro antes de volver a dar un largo sorbo a la botella— Créeme que todos creíamos eso, pero eso no es lo importante. Mapelli me está vigilando, Dante. Sé que cuando crea que soy más perjudicial que benéfico no va a dudar en intentar destruirme— No sentía miedo ante esa idea, sin embargo: — Lo único que temo es que pueda dañar a Ariel o su familia. Él no puede sufrir más.

— ¿Y qué vas a hacer? No estarás planeando romper con él…

Alessandro miró la botella, casi estaba vacía— Te seré sincero, pasé toda la noche pensando en eso, pero sé que no puedo perderlo. No otra vez. Ya lo hice una vez y me niego a volver a estar lejos de él.

Dante sonrió a su pesar y finalmente probó el chocolate que no sabía nada mal frío— Lo amas, lo amas y no quieres admitírtelo a ti mismo porque sientes que estás rompiendo tu juramento de no volverte a enamorar de nadie más.

—Ese no es el punto. Lo que necesito que me digas es que debo de dejar der ser tan egoísta y hacerme cambiar de parecer, porque en estos momentos no soy capaz de dejarlo.

—Si lo dejaras sería condenarte a ti mismo.

Alessandro mantuvo la mirada fija en la mesa— No quiero que sufra, no quiero verlo morir. No soportaría la idea de que alguien volviera a morir por mi culpa.

Dante buscó la mirada de su amigo— Hey, ¿desde cuándo eres tan trágico? Eres Alessandro “Morello” Di Stephano. El  mejor pateador de culos de todos los tiempos. Tú nunca temes a nada. Nunca dudas. Así que deja de empezar con esos malos hábitos justo ahora. La cosas quizás se compliquen, pero tienes la ventaja que Mapelli no sabe que tú sabes lo que planea—Alessandro suspiró—. Sé que se te ocurrirá algo. Siempre eres el mejor ideando planes. Recuerdas el juramento que te hice hace tiempo ¿verdad? — Lo vio sonreír un poco—. Solo para que lo sepas no bromeaba cuando lo dije, así que solo te lo recuerdo para que lo tengas bien presente.

Alessandro asintió. Sabía que debía ser más agradecido, pero las palabras jamás habían sido su fuerte, solo con Marcus y con Ariel había logrado abrirse, pero no había sido fácil, sin embargo quería mejorar. Ariel se merecía solo lo mejor y si para eso tenía que aprende a ser algo que jamás había sido lo haría sin dudarlo.

—Renunciar a él no es una opción.

Dante sonrió— Ese es el Alessandro que yo conozco. No eres de los que renuncia a sus sueños.

Era verdad. Alessandro no era de los que renunciaba. Incluso cuando la vida en más de una ocasión había matado sus sueños no dejaría que esta vez se saliera con la suya. Había caminado errante por mucho tiempo hasta que encontró un nuevo sueño: Ariel. Una vida con él. No importaba lo que tuviera que hacer, no dejaría que la vida matara ese nuevo sueño. No esta vez.

Notas finales:

Bueno, pues la idea venía planteada desde el principio. Creo que está demás decir que ya nos vamos acercando a una de las partes más a la parte crítica para todos los personajes. Veremos que tal les va el próximo lunes ;) feliz semana gente! :D Un beso y cualquier comentario es bienvenido todo para mejorar o para saber que les pareció :D Un beso!


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