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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

:) Hola a todos! He vuelto!! :D Aún no salgo de la U en realidad debería estar estudiando...así que por eso actualizo temprano por cualquier cosa :B! 

Espero que disfruten este cap!! Gracias por todo su apoyo y por la paciencia que están teniendo con las actualizaciones y sus respuestas a los reviews, los cuales empezaré a contestar esta semana no se preocupen! :D! Todos tendrán su respuesta! 

Así sin más! Capítulo!

Debían ser probablemente las ocho de la mañana cuando se sintió observado. Lupo siempre se había caracterizado por tener un sueño demasiado ligero. Abrió los ojos con lentitud y se encontró con unos verdes y brillantes demasiado cerca. Aquello se había vuelto una costumbre—Largo, déjame dormir— Lejos de obedecerlo casi sintió su aliento rozar con el del él—. Joder, ¿qué quieres?

Marcus sonrió— El pequeño Lupito va hoy a su primer día en la universidad. No puedo dejar que llegue tarde.

Jensen miró el calendario que estaba colgando en la pared del apartamento de Misha y en efecto. Allí estaba la fecha, incluso había dibujado una calavera alrededor de ella— Que basura es mi vida— Susurró echándose la almohada encima. Se había vuelto ya casi una costumbre que durmiera uno o dos días en la semana en el apartamento de Marcus. Claro que, antes de dirigirse allí se aseguraba que no hubiera otros inquilinos. Su padre no le importaba lo que hacía, ya se había salido con la suya y a él, Jensen, le daba igual lo que Demian pensara de él, en realidad era con quién menos se veía y eso le daba cierto grado de felicidad.

Marcus solo le quitó las sábanas de golpe— Anda. Levántate. ¡Hoy es un día muy importante para nosotros como para que estés de tan mal humor desde temprano!

Lupo abrió solamente el ojo izquierdo— ¿Nosotros? ¿No son demasiadas personas?

Marcus se dejó caer a un lado del halcón. Siempre Lupo terminaba apropiándose del puesto que estaba justo al lado de la pared cuando llegaba a dormir, su lugar favorito, pero nunca le decía nada— Oye, no me excluyas de los momentos importantes de tu vida.

Lupo ladeó el rostro para observarle mejor. Odiaba cuando le miraba con esa intensidad. Se sentía algo incómodo, pero jamás era capaz de decirle que no le mirase de esa manera, no sabía bien qué pensar de esa mirada o qué tanto transmitía— No es tan importante…

—Yo ni siquiera termine la escuela. Nunca podré tener un diploma de graduación como tú. Mucho menos podré ir a una universidad como la tuya. Así que al menos intenta no hacerlo todo tan malo al menos hoy. Por mí ¿vale?— Jensen sintió que había metido las cuatro hasta el fondo. Nunca habían tocado ese tipo de temas con Marcus y jamás pensó que no hubiera terminado la escuela— Oye. No te lo dije para que me tengas lástima. Solo quiero que te animes un poco. ¿Qué dices?

Suspiró derrotado, no tenía caso intentar llevarle la contraria, siempre terminaba haciendo exactamente lo que Marcus quería. A veces se odiaba por tener tan poca personalidad y dejarse manipular tan fácil por él. Se suponía que sería el jefe de los halcones. No tendría que ceder ante los deseos de otros ni al sentimentalismo, pero con él era imposible—Solo por ti. Para que luego no digas que nunca hago nada bueno por ti, bastardo— Intentó sentarse, pero Marcus lo aprisionó contra la cama— ¿Qué demonios haces? Llegaré tarde a la universidad.

—Te abrazo e intento controlar mis deseos de hacerte mío en este momento por ser tan lindo.

—Y una mierda. No soy lindo y jamás mordería la almohada, cabrón.

— ¿Así que si te dejo estar arriba si nos acostamos?

— ¡No! Y quítate de encima.

—Algún día sucumbirás a mis encantos, Lupito. Algún día— Le susurró con voz maliciosa y le besó la mejilla.

Jensen solo frunció el ceño y se pasó su mano por su mejilla como queriéndose quitar el beso de Misha— Cabrón, cursi— Se puso de pie y tomó la toalla que estaba sobre la silla del escritorio. Marcus  le miraba divertido—. Ni se te ocurra espiarme mientras me baño.

—Tú nunca me dejas divertirme. Si no puedo tenerte al menos restriégame en la cara de lo que me pierdo.

Suspiró y negó con la cabeza. Con él no había remedio. Se duchó lo más rápido que pudo, puesto que iba a llegar tarde. Al final había logrado convencer a su padre, con la excusa que debía mejorar en su inglés antes de irse a Nueva York, que le permitiera cursar dos años allí antes de viajar a Estados Unidos. A la universidad que iría era hermana de la de Nueva York así que tendría equivalencia de todas las materias y el requisito para recibir un diploma de la universidad de Nueva York era haber cursado más de la mitad de las materias allá. Así que no habría problemas. Al final tuvo que admitir para sí, que no quería irse y dejar a Marcus, pero ni en un millón de años se atrevería a confesárselo en voz alta porque sería arriesgarse a soportarlo por horas y horas.

Una vez listo se sorprendió que hubiera un desayuno en la mesa. Generalmente Marcus no preparaba nada— ¿Y esto?

—El desayuno de mí para ti. Para que empieces bien el día—Jensen miró el reloj de la pared, pero Marcus se le adelantó: — No, no, no me levanté temprano para que me dejes plantado. Así que te sientas, te lo tragas y te haces que te guste.

Lupo se encogió de hombros. Al final terminaron de llegar a tiempo en su Mustang 69. Se sintió algo incómodo al notar como varios los miraban— ¿Y a estos que mierda les pasa?

Marcus sonrió divertido mientras salía del auto — ¿No es obvio? No muchos de primer año vienen en un trozo de nave su primer día de clases, con ropa de niño rico, además que no eres feo y llamas la atención de las chicas. De seguro los demás tipos te consideran una amenaza.

—No soy una amenaza.

Marcus se encogió de hombros. Lupo aún no era consciente del atractivo que tenía— Bueno. Aquí estamos. En tu universidad.

Lupo miró los amplios jardines que rodeaban a los enormes edificios. Los caminos limpios, pero repletos de personas. Se sintió incómodo. Odiaba a la gente. ¿Por qué había tantas personas? Esperaba no tener que socializar con nadie— Creo que me voy…— Un flash lo cegó— ¡Marcus! — Gritó furioso.

El pelirrojo no pudo evitar soltar una carcajada— Oye déjame tener un recuerdo de tu primer día— En un rápido movimiento había sacado su cámara fotográfica.

— ¡Haces que la gente nos vea, idiota! — Dijo aún furioso.

—Claro que nos ven. Estás gritando como loco. De seguro creen que tendrás algún arranque de locura y los mataras a todos. Ya, vete. Se te hará tarde. ¿O quieres que te acompañe hasta tu aula?

—No. Sería raro…

Marcus sonrió— ¿No quieres que nadie sepa que somos pareja? ¿A poco te avergüenzas de mí?

—No somos pareja, idiota. Deja de decir tantas estupideces. Y no entiendo por qué quieres fotografiarme solo.

— ¿Quieres una foto de nosotros, amorcito?

Un grupo de chicas pasaba a su lado en ese momento quienes los miraron sorprendidas, pero luego algunas soltaron una pequeña risa que a Lupo le pareció escandalosa.

—Mira lo que haces…

Marcus le ignoró y lo acercó para poner la cámara en alto— Vamos sonríe— Como era de esperarse Lupo no obedeció—. Listo. Otra para nuestro álbum.

—No tenemos álbum.

—Claro que sí. Nos tomo fotos juntos en la cama mientras duermes— Lupo se limitó a tomar sus libros que había dejado sobre el techo del Mustang. Empezó a caminar hacia uno de los edificios— ¡Cuídate, cosita! — Gritó Marcus cuando iba a una distancia considerable lo que hizo que todos los del alrededor lo voltearan a ver.

Lupo tuvo que reprimir sus ganas de asesinarlo. Solo volteó furioso— ¡Ve a que te den por el culo!

— ¡Prefiero ser activo para que lo sepas! — Gritó Marcus con una sonrisa.

Lupo no comprendía cómo podía decir esas cosas tan a la ligera. Suspiró. Con él no había caso. Metió sus manos en el bolsillo y tomó las llaves del auto y se las arrojó a Marcus quien le miró sorprendido— Si viene con un rasguño considérate muerto. Salgo a las dos.

— ¡Aquí estaré puntual, amo y señor de mi vida!

Lupo se alejó intentando evitar las miradas de todos. Vaya bonita manera de empezar su primer día de clases en la universidad. Iba a mitad del edificio cuando notó que no tenía ni la menor idea a dónde se dirigía. Sacó su página donde tenía anotada las aulas. Empezó a trotar viendo el papel tan concentrado que terminó chocando con alguien y tirando todos sus libros.

—Lo siento…

La chica al notar que se disculpó se mostró más relajada y se inclinó a recoger sus libros.

—No. Yo lo hago— le impidió Lupo mientras empezó a tomar todos sus libros y los miró extrañado. En especial uno que era el doble de grueso que los que él usaba “Derecho Romano” — Aquí tienes— dijo mientras se los devolvía—. Lo siento. No quise chocar.

La chica se encogió de hombros— No te preocupes. Fue un accidente.

Lupo se quedó mirándole directo a esos brillantes ojos azules hasta que notó que le observaba más tiempo de lo apropiado—Yo tengo que irme…—dijo rápidamente y empezó a caminar más a prisa por los pasillos.

—¡Hey! Aguarda…

Lupo se detuvo extrañado y giró hasta la chica que corría hasta él— Se te cayó esto— Dijo pasándole el papel con sus aulas.

—Oh, lo siento…

— No te preocupes. No fue nada. Y por cierto. Este es el edificio de ciencias y humanidades. El tuyo está hasta el otro lado del campus tiene una enorme bandera que dices campus de ingeniería. No te perderás. Puedes tomar el atajo cruzando los jardines porque si no, no llegas a tu clase.

Lupo le miró algo avergonzado. ¿Tan evidente era que no tenía idea donde estaba? — Gracias de nuevo…

—No fue nada. ¡Suerte en tu primer día!

Sin decir nada más se alejó de allí dejando a Lupo sintiéndose de una manera extraña. Su corazón palpitaba de la misma manera que lo hacía cuando sentía la adrenalina antes de empezar una misión. Se quedó allí parado más de un minuto aún con la imagen de esos ojos azules. Y de repente se le apeteció cambiar su color favorito a azul.

***

Ariel tenía a su hermana en brazos. Hacía mucho se había dormido, pero él no lo había notado. Debían ser las diez de la mañana y él estaba mirando por la ventana de la que había sido su habitación. La noche anterior no había podido pegar un ojo pensando en todo lo que había pasado. Lo peor de todo es que ahora solo se sentía más confundido.

No creyó que estaba haciendo algo malo con Ethan hasta que regresó a casa y se encontró con Alessandro allí en su casa, con su hermano en brazos. La imagen seguía siendo como un puñetazo en su cara. Miró a su hermana antes de dejarla en la cuna. Bajó las escaleras sintiéndose aún bastante confundido.

Su madre estaba en la cocina tomando un té— ¿Ya se ha dormido tu hermana?

—Sí. No te preocupes. Seguro no se despertarán hasta la hora del almuerzo— Comentó mientras se sentaba frente al desayuno que a esta hora debía estar bastante frío, pero no tenía ánimos de calentarlo.

Era extraño estar con su madre a solas a esa hora. Desde que habían regresado a la casa con los gemelos siempre estaba alguna amiga de la Iglesia o de su club de lectura, o la empleada que se encargaba de ayudarle a cuidar a los gemelos o Alessandro.

— ¿Estás bien, Ariel?

—Sí…

La mujer sonrió maternalmente— ¿Seguro? Te noto preocupado. Además tienes unas ojeras horribles. ¿No dormiste bien? — Emily tenía reconocer que nunca había tenido una relación de demasiada confianza con su hijo, pero creía que era porque su hijo había salido igual de reservado que su esposo, pero después que descubrió que era homosexual descubrió que eso que ella llamaba “reservado” en realidad había sido la falta de confianza entre ellos y quería resolver eso. Quería tener el mismo vínculo que notó entre su esposo y su hijo antes que el accidente pasara.

Las últimas semanas habían mejorado su relación, pero aún le faltaba un poquito más para sentir que en verdad Ariel podía confiar en ella; sin embargo, en el poco tiempo que habían podido convivir a solas descubrió que al final su hijo también tenía mucho de ella, pero se había privado de ver esa parte durante tantos años por no haber podido ver que su primogénito había cargado con un gran secreto por tanto tiempo.

—No he dormido bien…

No pudo evitar sonreír. Si ella fuera un poco más joven, si se sintiera más joven, podría jurar que volvía al pasado, donde tenía que sacarle a cucharadas las cosas a Aarón. Si se hubiera sentido más joven hubiera dicho que aquello era como volver al pasado, pero se daba cuenta que su hijo también tenía mucho de ese carácter de su esposo, pero por fortuna ella había aprendido a lidiar con ese tipo de temperamentos.

—Tu padre siempre que no podía dormir era porque algo lo aquejaba. Siempre se sentía mejor después de hablar conmigo. ¿Quieres probar suerte?

Ariel reprimió una sonrisa, pero no pudo evitar notar como Emily hablaba de Aarón en pasado. ¿Había perdido la fe acaso? Él no dejaba de ir al hospital al menos tres veces por semana, a veces más. Ahora que su madre no podía salir con tanta libertad prefería ser él  quien la tuviera informado de su estado— No lo sé. Supongo que sus problemas son más de adultos.

—Bueno, al menos admitimos ya que tenemos un problema— Comentó con tranquilidad la mujer que tuvo que reprimir una sonrisa al notar que su hijo se vio atrapado—. Sé que no tenemos la misma confianza que tenías con tu padre, Ariel, pero él…

—Lo sé. Puede que aún falte un poco más para que despierte.

—No soy tu padre, pero me gustaría ayudarte. Quizás no de la manera que él lo haría, pero lo haría a mi manera porque eres mi hijo y cualquier cosa que te afecte me afecta a mí.

Ariel se quedó mirando unos segundos su desayuno. No era que no confiara en su madre, pero aún le era difícil hablar de ciertos temas con ella. No podía olvidar de la noche a la mañana todas las palabras hirientes que decía sin saber que se dirigían a él. No guardaba rencor. Simplemente no podía borrar todo tan fácil y podría decirse que tenía miedo que la homofobia de su madre se volviera a manifestar en cualquier momento.

No estaba listo para hablar de temas tan complicados con ella, así que intentó irse por la tangente y buscar algún tema no tan perjudicial — ¿Qué piensas de Alessandro como persona? Sé sincera.

Emily se quedó sorprendida unos segundos, pero comprendió porqué su hijo había dudado tanto en preguntarle. Había cometido cientos de errores sin darse cuenta, pero quería ser capaz de enmendarlos.

—Me recuerda a tu padre…

Ariel no pudo evitar mostrarse incrédulo— ¿Alessandro?

—Obviamente no en el físico. Tu padre nunca tuvo el cuerpo que Alessandro tiene— La mujer tuvo que reprimir un sonrojo al ver la cara de incredulidad de su hijo—. El otro día anduvo haciendo unas reparaciones en la casa y se quitó la camisa para no ensuciarla. Así que no pude evitar notarlo…

Ariel se sonrojó un poco por el comentario de su madre. Jamás pensó que tendría una conversación sobre el físico de su novio. Era demasiado extraño, así que mejor le ponía un punto y final a ese tema— ¿Entonces se parecen como persona con mi padre? —  No podía  evitar pensar que le estaba tomando el pelo.

—Sí.

— ¿Cómo? — No podía imaginar una tan sola semejanza entre ellos dos. Los veía tan diferentes que no podía creer que en verdad hubiera algo que tuvieran en común.

—Ambos no se aprecian a ellos mismos.

Los ojos verdes de Ariel relucieron llenos de confusión. ¿Alessandro? ¿No apreciarse? ¡Pero si era un egocéntrico de primera! ¡Un narciso cuando se lo proponía!

—Lo que he podido apreciar de Alessandro es que cree que no merece tenerte. Tu padre era igual, por eso tuvimos tantos problemas al principio.

— ¿Por qué piensas eso? ¿Te ha dicho algo?

Emily negó con la cabeza— Son cosas que las aprendes a identificar con el tiempo. Al principio no comprendía mucho a tu padre. Siempre decía que no podíamos estar juntos, que no me merecía, que jamás podría darme la vida que merecía.  Creo que son de las pocas cosas que aún no he podido comprender: el porqué las decía…

Ariel sintió que aquellas eran más palabras de Alessandro que de su padre— No entiendo por qué crees que Alessandro piensa que no me merece.

—La manera en que te mira…

— ¿Qué tiene su manera de mirarme?

Emily sonrió a su pesar. Su hijo aún no se daba cuenta de muchas cosas— La intensidad de sentimientos que esa mirada refleja no es fácil de comprender. Él se nota que es un hombre demasiado reservado en cuanto a sus sentimientos, por eso me recuerda a tu padre. No lo sé es solo mi opinión, puede que me equivoque, pero ¿Recuerdas la vez que le pregunté que si te amaba?

—Sí…

—Él es del tipo hombre que no admite sus sentimientos en voz alta. Se reprime así mismo en ese aspecto. Sin embargo sus acciones demuestran tanto, Ariel. A veces las mejores parejas no son las que se dicen las palabras más bonitas, sino las que se entregan uno al otro a plenitud. Alessandro te mira como si fueras un sueño. Uno demasiado bueno para ser verdad o demasiado bueno para que le esté sucediendo a él y a mi parecer él cree que podría terminarse en cualquier momento. Él te ama. Nunca tuve dudas de ellos. Ni siquiera debí haberme atrevido a preguntárselo. Él estuvo a tu lado cuando yo no lo hice. Te cuidó y te dio el amor que tanto necesitabas en esos momentos. Quizás no con palabras, pero si con actos.

—Pero mi padre no era así contigo ¿verdad? Del tipo que se guardaba sus sentimientos.

—Claro que sí.

— ¿Mi padre? No puedo creerlo. ¡Si él te ama! Desde que tengo memoria ha sido muy cariñoso contigo.

— Al principio no. La gente no comprendía por qué él y yo estábamos juntos. Mis padres menos. Creo que nunca llegaron a comprenderlo, pero lo importante es que yo lo hacía. Al principio no fue fácil porque veía al resto de mis amigas con sus novios que se decían palabras bonitas. Siempre escuchaba un te amo de parte de sus novios para ellas, pero yo nunca.

—Pero si era así ¿Nunca dudaste que en verdad te amaba? ¿Nunca te sentiste mal por no escuchar lo que querías?

Emily sonrió al notar la sorpresa e interés que tenía en su historia—Era un tanto frustrante al principio, pero luego veía que todas esas parejas que se juraban amor eterno terminaban. Me tomó tiempo comprender que los “Te amos” de tu padre siempre habían estado allí. Era yo quien no era capaz de escucharlos. Me lo decía siempre que sus ojos brillaban al verme. Al escucharme siempre que tenía un problema; cuando me ayudaba a resolverlos o a encontrarle una solución o cuando simplemente se quedaba a mi lado porque no quería estar sola. Tardé en comprender que a veces las personas no van a demostrarnos que les importamos tal y como queremos. Todos tienen una manera diferente de demostrarlo y debemos estar atentos para saber captar esas muestras de afecto.

Ariel no sabía qué pensar. No se imaginaba una época en la cual su padre era tan diferente a lo que él veía. Desde que tenía memoria su padre no perdía oportunidad para besar a su madre o tomarle de la mano o tener algún gesto que le indicara que a pesar de los años el amor que le tenía a ella no se había extinguido.

— ¿Entonces  Alessandro es del tipo que no les gustan ser demostrativos?

—Es del tipo de hombre que prefieren mostrarse al mundo como si nada les importara verdaderamente, pero la verdad es que lo hacen porque tienen miedo de perderlo todo— Dio un sorbo a su bebida—.Te repito que tú lo conoces más que yo, pero he podido apreciar que  Alessandro no te demuestra lo mucho que le importas, incluso se muestra distante, pero es porque es su manera peculiar de hacerte saber que le importas y no quiere perderte.

Ariel bajó la mirada no sabiendo bien qué sentir— ¿Cómo lograste que mi padre cambiara?

Emily sonrió con cierta malicia— Una mujer tiene sus métodos— Al ver como su hijo fruncía el ceño río un poco—. No hay secreto. Si Alessandro es tal como lo estoy describiendo él se irá rindiendo a lo que siente poco a poco. Luego puede que sea igual que de cariñoso que tu padre. Nosotros no podemos cambiar a las personas. Ellas son las que cambian por uno. Tu padre fue cambiando poco a poco hasta convertirse en la persona que tú conoces— Ariel no podía imaginárselo de otra manera— ¿Pero por qué me preguntas si Alessandro me parece buena persona?

—No lo sé. Supongo que quería saber si te agradaba ahora…

—Por supuesto que me agrada. Es una buena persona sólo que él aún no lo sabe o no quiere aceptarlo. Las personas como él: las más difíciles de comprender son las que tienen sentimientos más genuinos a la hora de amar.

***

No se esperó encontrarse con una Hummer a la salida del apartamento. La puerta de esta se abrió y no tuvo más remedio que entrar— ¿Qué hace aquí? ¿Cómo supo de este lugar?

Mapelli sonrió de lado— ¿Crees que soy tan estúpido de mandarte a hacer un trabajo y no saber siquiera dónde buscarte? — Silencio—. No me has dado nada útil últimamente.

Firedoll apenas y pasa en Tabú. No es mi culpa.

— ¿Acaso no puedes admitir que no estás haciendo bien un simple trabajo?

Calló. Sabía bien que no debía llevarle la contraria a un hombre como él. Era demasiado peligroso— ¿Podríamos irnos de acá? Es peligroso que me vean bajándome de su camioneta.

— ¿Qué? ¿Ahora tienes miedo que te vean conmigo? Te recuerdo que tú me ofreciste conseguir la información que quisiera de firedoll por un buen precio y hasta ahora no veo mayores resultados.

—Quiere que le ayude y si la gente equivocada nos ve juntos no podré darle lo que quiere.

Mapelli sonrió divertido por tales pensamientos— Siempre se puede eliminar a la gente equivocada— Su sonrisa se ensanchó ante la expresión de temor y sorpresa de la persona que tenía en frente—. No  finjas sorpresa. Desde el primer momento que pisaste Tabú tenías una idea a dónde te estabas metiendo— Desvió su atención de esos ojos negros unos segundos para dirigirse al chofer e indicarle que avanzaran.

—Ayer estuvo en Tabú el amiguito de firedoll. Ethan Lenz. ¿Lo conoce?

Los ojos grises de Mapelli brillaron como dos peligrosas balas— Así que Ethan fue a Tabú. Interesante. ¿Qué más?

—Por lo que pude apreciar entre él y firedoll hay algo más que amistad. La manera que se trataban.

—Siempre ha habido eso entre ellos. No deberías de sorprenderte.

—No. Esta vez es diferente. He visto a muchas personas confundirse, pero entre ellos es algo más serio. Quizás debería verlos usted mismo y juzgarlo.

—Quizás lo haga…

Se encogió de hombros— No hay nada que Ethan no hiciera por firedoll. Eso está claro. Inclusive yo que era la primera vez que los vi juntos me pude percatar de eso. Si quiere  sacar provecho de firedoll pues debería ir por esa línea.

—Mantenme informado de cualquier novedad.

—Por supuesto.

La Hummer se detuvo y Mapelli volvió a quedar solo en la parte de atrás. Tenía una sonrisa de lado. Esa información al final había sido más valiosa de lo que cualquiera sospechara. Era una señal para seguir actuando. Si movía bien sus piezas  y con un poco de suerte  tarde o temprano alguno de los dos traicionaría al otro.

La amistad de esos dos era lo único que le impedía tenerlos a ambos. Sin embargo él era el jefe de los halcones. Estaba acostumbrado a no dejar nada al azar. Además tenía la gente adecuada para terminar de consumar el plan. Solo tenía que dejar que las cosas se dieran lo más naturalmente posible para evitar cualquier tipo de sospechas.  

***

Ethan despertó en una cama a la que no estaba habituado, sin embargo no se perturbó por aquello. Se abrazó con fuerza a la almohada. Pocas veces habían sido las que se había quedado a dormir en ese lugar, pero le era demasiado familiar. Se sentía en casa. Un verdadero hogar para él.

La puerta se abrió en esos momentos— Lo siento. Creí que ya estarías levantado.

Ethan sonrió y le indicó que todo estaba bien. Se incorporó un poco— Buenos días. ¿Qué horas es?

—Tarde. Casi las once. Creía que estabas enfermo porque no acostumbras a levantarte tarde.

Se sentó al borde de la cama y Lupo le pasó una taza con leche caliente— Gracias— Al final no se había visto capaz de enfrentarse a Dante después de lo que había hecho con Ariel. Sabía que había sido un completo cobarde, pero no tenía cara para verle—. Y gracias por haberme permitido pasar la noche aquí.

—No me molesta— Lupo se sentó al lado de Ethan mirando hacia el pasillo del apartamento—. ¿Está todo bien con Dante? No ha salido con una nueva tontería ¿verdad?

Ethan apretó su taza con un poco de fuerza haciendo que sus nudillos se pusieran blancos— No, no él es muy bueno conmigo—El idiota había sido él—. No te preocupes.

—Bien…

Ethan miró a Lupo unos segundos— ¿Y tú estás bien? Últimamente apenas te he visto. Creía que querías deshacerte de mí.

—No digas tonterías. Y pues hemos estado ocupados con Morello resolviendo unos problemas.

Fue imposible no notar el tono molesto en la voz de Lupo al mencionar a Morello— ¿Pasó algo con él? — Se aventuró a preguntar.

—Siempre pasa algo con ese idiota.

Ethan puso la taza en la mesa de noche— Entonces sí pasó algo. ¿Quieres hablar de ello?

—No. No necesito que me analices…

El azabache sonrió un poco— Aún no puedo hacerlo. No soy psicólogo aún.

Lupo frunció el ceño y le miró de reojo— A veces siento que ya lo eres. No me acercaré a ti cuando te gradúes de la universidad.

Ethan rió a su pesar— Solo si voy a la universidad…

Lupo le miró extrañado— ¿Hay algo que quieras decirme?

Ethan se apoyó contra la pared y Lupo hizo lo mismo— No. Es decir, quiero ir a la universidad. Tener mi carrera. Ayudar a los demás. El sueño sigue allí…

Lupo asintió— ¿Entonces cual es el problema?

—El dinero. Después de todo lo que ha pasado con mi madre está más que claro que no va a pagármela. Para fines prácticos hago como si mi padre no existe y pues no sé, en el aspecto para superarme en cuanto a mi educación estoy solo.

Lupo puso una mano en el hombro de Ethan— No estás solo…

Los ojos azules de Ethan brillaron con cierta melancolía— Lo sé. Los tengo a ustedes para todo lo demás.

—Me tienes a mí para todo lo que necesites, Ethan. Si quieres ir a la universidad y superarte yo puedo ayudarte.

—No tienes que hacerlo…

—Lo sé. Por eso te estoy ofreciendo mi ayuda. Supongo que ayudarte en tus estudios es una mejor manera de gastar el dinero que tengo.

—Deberías ahorrarlo para el futuro…

Lupo sonrió con amargura ¿Cuál futuro? No le importaba el futuro. Pocas cosas le importaban ya. Una de ellas estaba frente a él. A lo mejor moría ese día o mañana. Al menos quería haber hecho algo bueno en todos esos años. Sentir que fue útil para algo que no fuera destrucción— Tú decides si aceptas o no mi ayuda para pagar tus estudios. Aunque quiero que sepas que si no lo haces de todas maneras lo derrocharé en un Maserati o en un Ferrari.

— ¿Quieres un nuevo auto?

—No lo necesito. Solo me siento aburrido últimamente así que tal vez lo compre.

— ¿Así que cuando estás aburrido compras carros de miles de dólares?

—Es un buen hobby. Pregúntale a Dante.

Ethan  río a su pesar— Recuérdame no juntarlos demasiado. Sería peligroso.

— ¿Entonces qué dices de mi oferta?

—No lo sé…

El semblante de Lupo se tornó más serio— Ethan Lenz. La sociedad y tú me han nombrado como tu padre sustituto así que cumpliré mi deber de padre y te mandaré a la universidad y no quiero un no como respuesta.

Esos ojos azules brillaron mitad de alegría mitad de impotencia, impotencia por no poder hacer que las cosas fueran diferentes. Abrazó a Lupo aún a sabiendas que no le gustaban esas muestras de afecto— ¿Sabes algo? Aunque no pudieras mandarme a la universidad aún quisiera que tú fueras mi padre.

Lupo alzó la mirada al techo— ¿Si te dieran el derecho a elegir en verdad me quisieras a mí? Aún sabiendo que soy un asesino y que no tengo la mejor personalidad del mundo.

—Sí. Te elegiría a ti. Quisiera que tú y yo pudiéramos ser una familia…

Hacía tiempo no sentía esa sensación: el nudo en la garganta. Había olvidado cuando odiaba esa sensación, era horrible. Terrible. Posó una mano en el hombro de Ethan y lo estrechó con fuerza. Él también deseaba que pudieran ser una familia. Sin embargo ya había tomado su decisión de protegerlo de todo el mal que su hermosa familia tenía. Para mantenerlo a salvo había que mantenerse al margen de su vida lo más que pudiera, sino todos estarían a merced de Mapelli.

***

Hacía frio, demasiado. Miró a través de la ventana donde la nieve caía lentamente. Vio una figura que hacía mucho ya casi había olvidado, era una figura sin rostro para él a esas alturas, solo recordaba unos ojos semejante a los suyos. Lo escuchó entrar y preguntar si su madre estaba en casa, respondió que estaba arriba jugando con el señor de siempre.

Luego todo se volvió un tanto confuso. Gritos, peleas. Él afuera sintiendo frío. ¡Boom! Un hombre joven a su lado—Vamos a llamar a unas personas que vendrán por ti y tendrás que irte con ellos.

— ¿Por cuánto tiempo?

— Tal vez para siempre.

— ¿Puedo llevar a mi gato gordo conmigo?

— Quizás no nos volvamos a ver. Confío que así sea, por tu bienestar…

Alessandro abrió sus ojos con lentitud. Siempre el mismo sueño. Una y otra vez intentando decirle algo. Algo importante que había olvidado hacía mucho. ¿Qué había olvidado? ¿Cómo recordarlo? ¿Se lo había contado a alguien alguna vez?

Miró el reloj de la mesa de noche, era casi mediodía. Ariel trabajaría hasta las dos en el restaurante de Dante y después con un poco de suerte quizás vendría a visitarlo. No quería presionarlo aún más de lo que ya estaba. Quizás llegara. Quizás no. A lo mejor después del trabajo iría a ver a Civella al hospital o ayudar a su madre con Chris y Naomi.

Volvió a recordar el sueño: ese donde hacía un frío infernal, en esos momentos tenía tanto calor que quitó las sabanas que cubrían su desnudez. Se quedó allí en la cama largo rato pensando en que ese sueño una y otra vez no era casualidad. Más que un sueño era un recuerdo.

Su mano instintivamente se afianzó a la cadena donde yacía su anillo. Volvió a mirar el grabado en él. Pensó en todo lo que ese anillo simbolizaba para su vida lo que recordaba y lo que ya había olvidado. ¿Hace cuanto empezó a olvidar?

En momentos así resentía la ausencia de Ariel. Pensó en cómo a pesar de repetirse más de una vez que jamás debería acostumbrarse a lo bueno, siempre terminaba yendo contra sus principios. Miró el lado de la cama que Ariel solía ocupar. Siempre al lado de la pared. Era su lugar favorito e incluso aún en su ausencia lo respetaba quedándose a la orilla de la cama.

Alessandro intentó alejar sus pensamientos del pelirrojo. No toda su vida podía girar en torno a Ariel, pero empezaba a creer que quizás ya lo hacía. Recordó que tenía que deshacerse de Claudio. Tenía que llamar a Lyosha para preguntar por Lamire, para saber  que harían cuando se enfrentaran a la hora de la verdad y qué harían en caso que Lamire no reaccionara como Lyosha y él esperaba. Debía encontrar la manera que Lupo le escuchara. También tenía que tener la guardia alta por si Mapelli planeaba algo más en su contra, por si quería lastimar a Ariel.

Ariel…

De alguna manera u otra, todo terminaba en Ariel una vez más. A veces creía que se había equivocado al dejarle adentrarse tanto en su vida, pero ya no se veía capaz de sacarlo de ella. En qué momento volvió a caer en ese juego peligroso donde apostaba todo a ganar o perder. Aún después ya haberlo perdido todo una vez. Incluso a sí mismo.

No se veía capaz de volver a pasar por lo mismo. Volvió a recordar a ese hombre de los ojos semejantes a los suyos, pensó en cómo lo había olvidado, pero aún tenía la capacidad de recordar al gato gordo que mencionaba en su sueño. Una pequeña sonrisa nostálgica cruzó su rostro. Recordaba a ese gato. Era muy gordo. ¿Cómo recordaba aquellas insignificantes cosas que le hacían feliz y no las importantes que cambiaron su vida?

Apretó el anillo con fuerza y se repitió que quedarse allí no haría que su vida fuera diferente. Una vida diferente. Alessandro se preguntó cómo sería él ahora de no haber pasado por todo lo que había vivido. No estuvo seguro del porqué, pero algo dentro de él le dijo que su vida no sería demasiado diferente de lo que era ahora.

***

Ariel se paseaba entre las mesas con las pesadas charolas sirviendo los platos ordenados. A esa hora siempre el restaurante estaba lleno.  Volvió a la cocina donde Hamid volvió a llenarle la charola no sin antes de volverlo a felicitar porque al fin había preparado el pato a la naranja sin estropearlo. Le había costado bastante tomarle el truco, pero al final se sentía orgulloso de los progresos que hacía en la cocina. Cuando creyó que tendría un poco de descanso vio como Dante iba entrando al restaurante, de repente sintió como si lo hubiera apuñalado por la espalda a él también. Su jefe le sonrió al verlo y le indicó que fuera a su oficina.

Si no hubiera sido por la sonrisa hubiera jurado que lo llamaba para despedirlo. Al entrar en el despacho Dante lucía como de costumbre— Hola, Ariel, pasa. Te tengo tu paga quincenal— dijo como si nada extendiéndole el cheque.

De repente Ariel sintió como si acabara de morder la mano que lo alimentaba. Dante había sido muy bueno con él durante todo ese tiempo y él solo lo había traicionado—Gracias…

— ¿Estás bien? Luces un poco pálido.

—Sí. No es nada. No te preocupes.

—Si no te sientes bien puedes terminar por hoy. Estoy seguro que alguien podría cubrirte sin problemas.

—No, no hace falta. Estoy bien. Supongo que es cansancio rezagado.

— ¿Se divirtieron ayer con Ethan? Me comentó que iban a salir.

Ariel empezó a sentir la culpa en sus hombros y descubrió que no era demasiado bueno para cargarla— Sí. Nos la pasamos bien. ¿No te contó cómo nos fue?

—Oh no, Ethan no durmió en la casa anoche. Se quedó con Lupo. Quería pasar tiempo con él y me pareció bien. Alguien debería alegrarle la vida de vez en cuando a ese viejo cascarrabias ¿no crees?

Ariel intentó sonreír lo más que pudo— Sí. Lupo…viejo amargado… ¿Necesitas algo más? He dejado desatendidas mis mesas y no quiero que otros carguen con mi trabajo.

—No. Nada más. Gracias por el buen trabajo que haces. No he tenido ni una sola vez una queja de ti.

Ariel salió de allí sintiéndose peor. Las siguientes horas no ayudaron mucho a sentirse mejor. Alrededor de las dos estaba terminando de llevar su último pedido antes de salir cuando notó que Ethan entraba al restaurante. Sus miradas no tardaron en encontrarse. Ambos se quedaron estáticos. Nadie dijo nada. Ni una sonrisa. Solo se miraban intentando saber bien qué había pasado.

Dante apareció de la nada depositando un beso en la mejilla del azabache que hizo que Ariel apartara la vista de allí sintiéndose algo molesto. Ethan notó la reacción de su amigo, pero no hizo nada más que sonreír a Dante y entregarle las llaves del Jaguar que previamente había llevado a su casa. Lupo había terminado llevándolo al lugar aún contra las protestas de Ethan ante el peligro de salir a la calle cuando la policía aún lo buscaba.

Quince minutos después Ariel estaba en el baño terminando de cambiarse. Cuando salió uno de los cubículos no esperó encontrarse a Ethan allí terminando de lavarse las manos. Sus miradas se encontraron a través del espejo— Hola…

—Hola…

Ethan se giró para quedar cara a cara con Ariel quien soltó su mochila donde cargaba su uniforme del restaurante— No pude encontrar tu celular en el auto. Quizás se te cayó en el apartamento, puedo ir a ver si deseas…

Ariel negó— Puede esperar hasta el lunes. Solo me llaman tú y Alessandro…

Silencio. De repente el silencio que había entre ellos era incómodo. Ethan metió sus manos en sus Jeans y se acercó un poco más a Ariel— ¿Cómo está? — Al ver que su amigo no le seguía tuvo que agregar— Alessandro. Anoche vi la moto fuera de tu casa. ¿Todo en orden?

Al escuchar la pregunta Ariel sintió un acceso de rabia sin mayor motivo— ¿Cómo me preguntas eso después de lo que pasó entre nosotros? — Dijo entre dientes. Ethan le miró sorprendido, pero su sorpresa fue mayor al verse dentro del cubículo del baño y a Ariel echando seguro a la puerta—¿Cómo me preguntas si todo está en orden cuando anoche él estaba allí cuidando a mis hermanos y ahora tuve que soportar toda la gentileza de Dante? — Ethan no respondió. Solo bajó la mirada— ¡Maldita sea, Ethan! ¡Dime algo!

— ¿Qué quieres que te diga? — Susurró.

— ¡No lo sé! Al menos dime que tú también no sabes que pasó allá, que estás confundido, algo…

Ariel contuvo el aliento al notar la manera que el otro le miraba— Te dije, te dije que tú y yo no debíamos seguir adelante…

— ¡Ya lo sé! — Chilló furioso— Esto no puede estar pasándome a mí. No cuando todo estaba bien entre Alessandro y yo—Dijo desesperado echándose sus cabellos hacia atrás—. No me puedo estar enamorando de ti otra vez…

Aquellos ojos azules brillaron llenos de sorpresa— ¿Otra vez?

Ariel le miró unos segundos aterrado por lo que acababa de confesarle. Se suponía que Ethan jamás iba a saber aquello. Antes que pudiera poner la mano en la cerradura del baño Ethan ya le había impedido toda escapatoria. Se veía acorralado por sus brazos.

— ¿Tú me amaste alguna vez? — Susurró. Ariel bajó la mirada. No quería tener esa conversación. No allí. No ahora. Quizás nunca. Tenía demasiados problemas como para agregar uno más — ¿Por qué nunca me lo dijiste? — Ethan le tomó de la barbilla obligándolo a mirar, su otra mano seguía apoyada contra la pared a la altura de  su cabeza impidiéndole que saliera— ¿Me amaste?

La respiración de Ariel se volvió más pesada— No me preguntes esas cosas…

— ¿Por qué no?

—Porque todo eso quedó ya en el pasado. Porque tú y yo amamos a otras personas ahora…

Ethan bajó la mirada— Me confundiste. No sé por qué pasó aquello o por qué no te detuve como la otra vez. Ariel, te quiero…

—Yo también, pero ya no sé si te quiero como debería…

Sus ojos se encontraron una vez más— Debiste haberme dicho lo que sentías en su momento. Todo sería más fácil ahora. No estarías dudando de lo que sientes por Alessandro…

—Yo a él lo amo…

La mirada de Ethan se volvió sombría— ¿Entonces qué sientes por mí?

—No lo sé, yo solo…—La frase quedó inconclusa cuando Ethan le besó con fiereza. Una que jamás había experimentado de la boca del azabache. Ariel reprimió un jadeo de sorpresa. Abrió los ojos al máximo, pero de a poco se fue rindiendo ante el deseo. Sus manos se fueron rápidamente hasta camisa de Ethan la cual casi  arrancó y terminó en el suelo. Gimió con fuerza cuando Ethan fue hasta a su cuello y le besó con deseo. Sintió las manos de éste irse hasta su camisa la cual también terminó en el suelo.

Ariel apenas y podía procesar lo que pasaba, solo sabía que una parte de él le decía que no debería hacer eso, pero no podía evitarlo. Sus piernas se enroscaron alrededor del torso de Ethan quien lo aprisionó contra la pared.

Sus ojos rebosaban de deseo. Su boca deseaba volver probar a Ethan una vez más. Solo un poco más. Sus lenguas se encontraron ansiosas. Su cuerpo iba reaccionando, de repente el aire de ese lugar se le hizo pesado. Sus bocas no dejaban de desearse. Ariel tiraba con fuerza de los cabellos de Ethan quien solo ahogaba gemidos en su boca mientras las manos de este yacían en el pantalón del pelirrojo el cual intentaba abrir.

El beso se rompió dejando a relucir los gemidos de Ariel al sentir como Ethan besaba, una vez más, su cuello con deseo— Ethan…

Al escuchar la voz de Ariel se separó haciendo que el otro casi cayera. Ethan estaba en contra de la otra pared del estrecho cubículo mirándole incrédulo. Ambos con los labios enrojecidos, con sus torsos desnudos, aún con la saliva escurriendo por sus comisuras— ¡¿Estás loco?!

Ariel le miró indignado— ¡Fuiste tú el que me besaste!

— ¡Era tu deber detenerme!

— ¡¿Cómo quieres que te detenga cuando te dije que me confundes?!

— ¡Tú también lo haces, maldita sea! — Gritó Ethan furioso.

Silencio. Solo silencio. No supieron cuanto tiempo pasó hasta que Dante entró al baño buscando a Ethan quien tuvo que mentirle y decirle que todo estaba bien, que lo esperara afuera para irse juntos. La puerta volvió a cerrarse.

— ¿Qué nos está pasando? — Susurró Ariel confundido.

—No lo sé. Solo sé que esto no está bien y debemos ponerle un alto a esto. No sé cómo, pero no estoy dispuesto a mirar a Dante todos los días a la cara sin que sepa lo que hice contigo…

—No puedes decirle lo que pasó entre nosotros.

— ¿Por qué no? ¿Tienes miedo que se lo diga a Alessandro?

Ariel bajó la mirada— No se lo digas. Por favor. Solo no sé fue un accidente, supongo. Nos dejamos llevar. No volverá a pasar.

Ethan se miró a sí mismo y luego a Ariel. Dudó que no volviera a pasar, pero tenía que confiar en él— Tú amas a Alessandro. Yo soy feliz con Dante. Así deben ser las cosas ¿verdad? — Ariel asintió—. Bien. Ahora vístete. No le diré nada a Dante.

El pelirrojo le miró sorprendido— ¿De verdad?

—Sí— Le afirmó mientras se ponía con rapidez la camisa y salía del cubículo. Se miró en el espejo y no se reconoció así mismo o a alguno de los actos que acababa de hacer. Su mirada se encontró con la de Ariel que aún tenía su torso desnudo y la camisa en sus manos—. Hagamos como si nada ha pasado por el bien de todos.

—De acuerdo…

—Supongo que te veré el lunes en clases.

—Supongo…

Ethan salió del cubículo del baño dejando a Ariel más confundido que nunca.

***

Alessandro no pudo evitar sonreír al notar a Ariel entrar en el apartamento. Sin embargo notó algo extraño en él, pero familiar en su vida. Apenas se acercó le tomó del rostro mirándole confundido— ¿Qué pasa?

El halcón le miró a los ojos, pero solo sonrió—Nada. Solo quería una excusa para mirarte bien antes de llevarte a mi cama— susurró— ¿Qué dices? ¿O estás muy cansado para divertirnos un poco?

Ariel sonrió un poco— Estoy un poco cansado, pero si tú…

—No. No te preocupes. Es normal que no puedas dormir en las noches bien por los gemelos. Si quieres tener un poco de paz puedes dormir un rato. Yo te despierto luego.

Ariel asintió antes de dirigirse a la cama y derrumbarse allí. Se repitió que nada malo estaba pasando, que las cosas estaban bien. Al fin estaban bien con Alessandro y que no debería de ser tan idiota.

Al poco tiempo sintió el peso de su novio en la cama— ¿Estás dormido?

—No…

Alessandro pasó una de sus manos alrededor de la cintura de Ariel, lo sintió tensarse— Solo quiero estar así contigo, sé que estás cansado.

— ¿Sabes algo? No lo estoy…— Susurró dándose la vuelta y le miró a los ojos antes de besarle. Sus manos se fueron bajo la camisa de Alessandro, sin embargo el otro le paró. El pelirrojo le miró confundido, temeroso que hubiera descubierto su secreto. Tanto era su miedo que no había escuchado el móvil de Alessandro sonar.

—Lo siento. Solo será un segundo. Puede ser Lupo—Dijo antes de levantarse a contestar su móvil. Al notar el número deseó no haber interrumpido lo que había estado haciendo con Ariel— ¿Aló?

—Vaya. Hasta que contestas.

—Estaba ocupado, Mapelli.

— ¿Ocupado cuando no estás trabajando para mí estos días?

—Tengo una vida que no te interesa.

La risa de su jefe le hizo enfurecer— Sí. Es mejor que no me entrometa en la vida de mis empleados. La última vez que lo hice el tipo terminó muerto.

Alessandro quiso asesinarlo en esos momentos— ¿Qué necesitas?

—Que vengas. Mañana a San Peter. No me importa la hora. Tenemos asuntos pendientes que tratar.

—De acuerdo. Allí estaré.

—Y otra cosa. El hecho que estés enclaustrado no significa que debes de dejar de ir a traer y a dejar a firedoll. Sabes bien que el chico es valiosa mercancía y no me gusta que ande solo por San Peter.

Alessandro se quedó sin saber cómo reaccionar unos segundos— ¿A qué te refieres?

—Que ayer vino a San Peter y tú no estabas con él cumpliendo tu trabajo.

—Ni siquiera me avisaste que…

—No quiero excusas. Si no sabías pues debías llamar para preguntar si firedoll no vendría a Tabú.

—De acuerdo. No volverá a pasar— Cedió solo por esa vez. No estaba en posición de ganar una pelea—. Mañana estaré allí— Colgó intentando controlarse. ¿Por qué Ariel no le había dicho nada?

Volvió a la habitación donde el pelirrojo quien  seguía viéndole con los mismos ojos llenos de culpa. ¿Acaso le miraba así por no haberle dicho que iría a dónde Mapelli? Se acercó intentando parecer tranquilo— ¿Era Lupo?

—No. Asuntos pendientes. Y Luke llamó que aún no has ido a cortarte el cabello— Lo último no había sido mentira.

—Ya veré que día voy…

Alessandro se sentó a la orilla de la cama y besó con suavidad a Ariel. No quería pelear. No tenías energías para pelear. Se sentía agotado de pelear por todo y contra todos. Solo quería un momento de paz junto a la persona que lo hacía feliz. Sus manos se fueron hasta la camisa  la cual empezó a quitar con lentitud. Sus bocas se separaron solo para terminar de quitársela.

Ariel volvió a acercarse para besarle, pero esta vez Alessandro lo detuvo con rudeza. Miró el hombro del pelirrojo y las marcas en su cuello. Sus ojos de Alessandro viajaron rápido a los de Ariel— ¿Fue él?

—Alessandro, yo puedo explicarlo…

— ¡Fue él! — Alzó la voz furioso— ¡Ese maldito se atrevió a tocarte! 

—Alessandro…

—Es por esto que no querías decirme que fuiste a verlo ¡¿verdad?! — Si Ariel estaba aterrado hace unos segundos, ahora no sabía que pensar. Sentía los dedos de Alessandro marcarse en sus brazos— ¡¿Cuánto tiempo planeabas ocultarme que habías ido a ver a Mapelli?!

—Yo…

—Voy a matarlo. Voy a matarlo por atreverse a tocarte…

Ariel le detuvo— No lo hagas. No puedes.

— ¡Claro que puedo! No voy a permitir que siga lastimándote frente a mis ojos. No voy a dejar que te haga daño.

Ariel sentía que esto se le estaba saliendo de las manos— No. Escucha. Ya te dije. Es mi deuda. Es mi vida.

Alessandro le tomó con un poco más de fuerza— Te equivocas. Es nuestra vida, Ariel. No me pidas que me siente a verte sufrir porque no voy a complacerte.

—No estoy sufriendo…—Intento hacerse el fuerte, pero notó esa mirada que su madre le había descrito. Jamás había sido capaz de verla. ¿Cómo no se había dado cuenta? — No estoy…—una lágrima cayó por su mejilla. La culpa lo estaba matando—. No hagas nada. No valgo la pena…

Alessandro al verlo en ese estado aflojó el agarre. Si actuaba de esa manera nunca podría ayudarlo, pensó, acarició la mejilla del otro— Te equivocas. Tú vales toda la pena del mundo.

Ariel negó— No hagas nada. No quiero verte herido por mi culpa.

—No voy a salir herido. Soy el mejor en lo que hago.

—Lo sé, pero no te arriesgue. Mapelli no ha hecho nada…

Alessandro le miró incrédulo— Mira como te dejo. ¿Esto no es nada para ti?

— ¿Me quieres?

—No estamos hablando de eso ahora.

— ¿Me quieres o no?

Alessandro odiaba cuando se ponía en ese plan porque se veía sin salida. ¿En qué momento terminó siendo subyugado por Ariel? — Te quiero…—susurró derrotado.

—Entonces no hagas nada. No quiero perderte, así que no hagas nada…

—No me pidas algo que…

—Hazlo por mí. Por favor. No hagas nada te lo suplico. Solo esta vez ignora lo que pasó.

La manera en que le miraba le hacía imposible llevarle la contraria. Suspiró derrotado— Si vuelvo a verte en este estado te juro que no me detendrás— Ariel le abrazó con fuerza intentando no mirarle a los ojos. Por qué no era capaz de decirle: Te engañé.

Notas finales:

Buenos por los trámites de fin de ciclo para no mentirles mejor digo de una vez: Actualizo el otro lunes!! Feliz semana a todos!! :D Que anden bien!! Ya saben que sus opiniones siempre son importantes para mí :) Un beso!


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