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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Hola a todos! :) Unas notas rápidas! Primero ya están contestados sus reviews del capítulo anterior. No los otros. Sigo trabajando en ellos. Respondí esos últimos para que no me castiguen con no reviews por mi atrasado XD pero los leo todos ¿eh? :) 

Segundo este capítulo va para Lucypam que hizo unos preciosos dibujos de Ethan que muchos ya han visto y veo que les han gustado tanto como a mí :D!! Va para ti con mucho cariño este capítulo!!

Tercero :) No podía evitar desearle un feliz feliz cumpleaños a mi niño más sexy y más motorizado: Alessandro "papasito rico" Di Stephano xD Yo no puse el apodo. Fueron ustedes jaja así sin más es hora de leer :D!

Habían transcurrido cinco semanas desde que Jensen empezó a ayudar a Clarissa con sus clases. Las cosas generalmente iban bien hasta que llegaba la noche y tenía que excusarse siempre para ir a resolver algún asunto de los halcones.

En esos momentos Marcus le observaba desde el rabillo del ojo. Hace más de diez minutos simulaba leer el libro que tenía en sus manos, pero era imposible con Lupo dando vueltas por allí— ¿Vas a salir?

—Quedé que iba a explicarle a Clarissa unas cosas antes de su parcial.

—Es domingo— se quejó el pelirrojo—. Los domingos han sido nuestros días desde que nos hemos conocido.

Jensen dejó todo lo que hacía para mirar al otro— Lo sé, pero me necesita.

— ¿Y si yo te necesitara también a quien escogerías? — Preguntó sin poder evitar sonar bastante dolido. Sin embargo el no recibir una respuesta inmediata lo hizo enfurecer más—. ¿Sabes qué? Está bien. Vete con tu nenita de ojitos azules por allí. No te necesito.

—Misha…

—No quiero escucharte, Jensen.

Lupo logró tomarlo del brazo antes que se metiera al baño— ¿Qué sucede contigo?

Marcus le miró furioso— ¡Maldita sea, Lupo! ¿Es que hasta eso tengo que explicarte? ¡Por Dios! ¡¿Viviste aislado en algún desierto para que no puedas comprender el comportamiento humano?!

— ¿Es por Clarissa?

Una sonrisa amarga cruzó el rostro del pelirrojo— ¡Bingo! ¡Tenemos un ganador! — Exclamó mientras se liberaba y aplaudía— Enserio, tu sentido de la intuición se ha vuelto increíble.

—No necesitas comportarte así conmigo. ¿Qué tiene de malo ella? Fuiste tú quien consiguió que le hablara después de todo.

 Era lo que Marcus más odiaba, que él había provocado esa situación— Olvida todo lo que dije ¿sí? Acabo de recordar que quedé para follar con alguien.

— ¿Así solucionas todos los problemas?  ¿Buscando a alguien con quien follar?

Misha ni siquiera le miró— Es mi vida. Si quiero puedo follarme al mundo y no tendría por qué importarte ¿verdad?

—No. No me importa— Respondió Lupo —. Solo no hagas nada estúpido.

—Claro, porque yo soy el que siempre anda de imprudente por la vida mientras tú eres la cordura andando.

—No necesitas…

—Llegarás tarde para ver a tu nenita de los ojos bonitos— dijo con desprecio—. Espero que al menos ya te la hayas follado como recompensa por como que te explota— espetó mientras  se encerraba en el baño.

Lupo se quedó largo rato esperando a que el otro saliera para intentar arreglar las cosas, pero pasaron veinte minutos y su amigo parecía decidido a ahogarse en la ducha. Miró el reloj y notó como se le había hecho tarde. Maldijo por lo bajo y le dejó una nota al pelirrojo antes de salir rumbo a la universidad.

Cuando llegó Clarissa estaba a punto de irse—Creí que no vendrías— Dijo bastante malhumorada.

—Lo siento. El tráfico era tremendo y salí un poco tarde— Se excusó—. No pensé que me tomaría tanto tiempo.

— ¿Tu madre no te enseñó que no debes hacer esperar a otros?

Lupo iba a decir que su madre no tuvo la oportunidad de enseñarle tales cosas, pero prefirió guardárselo — Lo siento. ¿Aún necesitas ayuda?

La chica suspiró y volvió a entrar con él a la biblioteca. Los primeros minutos, aún parecía bastante molesta por haberla hecho esperar y parecía que quería ser recompensada, pero Lupo no tenía idea qué hacer así que se limitaba a seguirle explicando, cosa que parecía enfurecer más a la chica.

Las horas pasaron hasta que se dieron las siete— Ya es tarde…

—Sí, y me muero de hambre.

Si no hubiera sido porque Misha empleaba el mismo tono de vez en cuando, para sonsacarle una salida a cenar, Jensen no lo hubiera reconocido— ¿Quieres ir a comer o algo?

La chica sonrió por primera vez en todo ese día— Me encantaría.

Tomaron sus cosas y salieron de la biblioteca a esa hora y por ser domingo los caminos estaban casi desiertos. Sus pasos resonaban por el solitario sendero que llevaba al parqueo. En ese silencio recordó las palabras de Misha: “Espero que al menos ya te la hayas follado con lo que te explota”.

Suspiró. Si supiera que ni siquiera se atrevía a besarla. ¿Por qué? ¿Temía que lo rechazara? Aquello sonaba algo estúpido incluso en su mente. ¿Además desde cuando se preocupaba por esas cosas tan insignificantes? Una parte de él le decía que ese era el momento apropiado para hacerlo; sin embargo, no lo hizo.

—El auto está por aquí…

Empezó caminar hasta el Mustang, pero se detuvo al notar quien estaba apoyado en él. Jensen se tensó— ¿Qué demonios haces aquí? — Su voz no pudo evitar sonar venenosa aún cuando tenía a Clarissa al lado.

Demian sonrió mientras dejaba escapar el humo del cigarrillo— Ya veo porque de repente te dio de estar de estudioso. Si tuviera compañeras como ella no dudaría en pasar en la biblioteca toda la semana.

Lupo frunció aún más el ceño y dio un paso adelante intentando proteger a Clarissa de la mirada lasciva que su hermano le lanzaba a la chica— ¿A qué has venido, Demian?

—No creas que estoy aquí por mi voluntad. Hay un pequeño problema…

El tono le dejó claro que se trataba de algo de los halcones, pero en esos momentos solo quería tener una cena normal con una chica normal— Bien. Lo resolveré cuando llegue a casa.

— ¿Aún cuando se trate de Misha?

La expresión de Lupo cambió por completo— ¿Qué pasó?

—Quizás deberías verlo tú mismo.

— ¡¿Qué pasó?! — Dijo perdiendo el control.

—Nada. Había trabajo que hacer y pues, solo él y yo estábamos disponibles y…— Antes que pudiera seguir hablando Lupo lo tenía contra el automóvil.

— ¡¿Qué le hiciste, maldito?!

— ¿Yo? — Preguntó burlón— Nada. No es mi culpa que el tipo no pueda hacer bien su trabajo.

—No me vengas con mierdas como esa. Sé muy bien que eres capaz de dejar de lado a todos con tal de salvar tu pellejo.

—Oye. Yo solo estoy aquí porque me ordenaron avisarte. Además ese trabajo les tocaba a ustedes. No a mí. Ni siquiera debería estar aquí, pero ya conoces a nuestro jefe, siempre empecinado en que todos debemos estar al pendiente de nuestros compañeros de equipo y toda esa mierda sin importancia.

— ¿Dónde está?

—En la clínica. Supongo.

—Si algo le pasa te juro que vas a pagarlo.

Lo empujó lejos del Mustang. Fue cuando recordó a Clarissa que seguía allí, mirándole sorprendida— Yo. Lo siento. Surgió una emergencia. ¿Necesitas que te lleve a algún lado?

La chica se esforzó por intentar sonreír, pero claramente estaba molesta por ser dejada de lado una vez más— No te preocupes. Me quedaré un rato por aquí.

—Lo siento.

—Ya en otra ocasión será.

Quizás debió haberse mostrado más arrepentido, pero en esos momentos Lupo solo podía pensar en Marcus. Subió al Mustang y aceleró. El camino hasta la pequeña clínica privada que estaba al servicio de los halcones jamás se le hizo tan lejano. Se saltó todos los altos y semáforos que se interpusieron entre él y Misha.

Cuando se estacionó frente a la pequeña clínica habían pasado solo cinco minutos. Cuando entró su padre estaba allí, como era costumbre cada vez que alguno de sus miembros importantes salía herido. Nunca supo si Misha era importante por el plus económico representaba o por el simple hecho que era bueno haciendo su trabajo. Sea cual sea el motivo, sabía que su amigo hasta cierto punto se encontraba en una posición privilegiada respecto al resto de los halcones.

— ¿Cómo está?

Su padre apenas reparó en él— Sobrevivirá. ¿Dónde has estado toda la tarde?

—En la biblioteca. Estudiando— Mintió a medias.

—Primero eres un halcón, Lupo. No lo olvides. El resto de cosas son superfluas. Tienes una obligación con tu familia.

Se limitó a preguntar en qué habitación estaba Marcus. No era momento de decirle que la única obligación que tenía era consigo mismo. Entró a la habitación a la cual echó seguro para evitar molestias. El pelirrojo estaba en la camilla mirando al techo.

—Marcus—Este intentó incorporarse al escuchar la voz de Lupo, pero reprimió un gesto de dolor—. Idiota. No te muevas.

Los expresivos ojos verdes de su amigo le miraron con intensidad— Viniste— Susurró sin poder creerlo.

—Claro que sí. Estúpido. ¿Qué pasó?

—Nada.

— ¿Cómo que nada? Demian llegó a la universidad y…

— ¿Te avisaron? — Preguntó con voz cansada— Joder, les pedí que no te preocuparan. La bala solo me rozó uno de los costados. 

— ¿Y si hubiera sido algo más? — Replicó Jensen molesto.

—No fue algo más. Además no quería interrumpirte a ti y a tu novia.

—No es mi novia. Y al final si nos interrumpiste.

—Lo siento— susurró dolido.

Lupo chasqueó la lengua molesto ¿Siempre metía la pata en ese tipo de situaciones? — No quise decir eso. Lo que quise decir es que…

—Si te necesito me elegirías en lugar de a ella— Terminó la frase Marcus. Jensen suspiró derrotado. Se limitó a tomar la silla próxima a la camilla y a sentarse. Al final suponía que eso era lo que significaba ya que había dejado de lado a Clarissa—. Jensen, no tenías que hacerlo…

—Descansa.

—Pero…

—Dije que descanses— Ordenó mientras se cruzaba de lado.

Marcus se limitó a sonreír un poco más— Si sigues actuando así no vas a conseguir que te deje de amar…

—No digas esas cursilerías tan a la ligera. Descansa.

— ¿Vas a quedarte a mi lado?

— ¿Dónde más podría estar si estás herido, idiota?

—No quise preocuparte.

Lupo le miró derrotado. ¿Cómo es que siempre terminaba sintiéndose extraño cuando Misha empezaba a hablarle de esa manera? — No importa. Qué bueno que estás bien.

—No quise comportarme como un idiota esta tarde.

— ¿Podrías dejar de hablar?

—No. Escúchame. Yo no debí haber reaccionado así. Solo estaba celoso…

— ¿Celoso?

Marcus se encogió de hombros, pero esa leve acción le ganó un buen pinchazo de dolor— Desde que le ayudas a Clarissa pasas menos tiempo conmigo y no estoy acostumbrado a compartirte. Siempre pensé que seríamos tú y yo hasta el final de los tiempos. Nunca me planteé la idea que te interesaras en alguien de verdad. Y no sé, supongo que no soy bueno manejando mis emociones.

—Lo siento…

—No. Yo lo siento. Eres mi mejor amigo. El único que tengo. Supongo que estas cosas pasan. El que tú te intereses por chicas. Debería estar feliz porque tú eres normal.

Lupo pasó su mano por su rostro— Tú eres normal. Excepto cuando dejas las esposas y demás cosas extrañas por el apartamento.

Marcus sonrió un poco— ¿Crees que lo soy? Porque sabes que hace poco fui a ver a mis padres y pues ya sabes que ellos y yo no tenemos la mejor relación del universo. Los amo, pero cuando tocan temas como la homosexualidad me hacen sentir que de alguna manera los estoy defraudando.

—Haces esto para protegerlos. No los defraudas. Creí que estabas bien con eso de ser gay.

—Y lo estoy, la mayor parte del tiempo, pero cuando la gente empieza con comentarios despectivos o hirientes me hacen preguntarme si en verdad soy normal.

—A la mierda lo que la gente opine. No necesitas aprobación de nadie. ¿Entendiste? Lo único que importa es que tú sepas quien eres y qué quieres de esta vida. Si no fueras gay no sé, supongo que no serías tú, de alguna manera esa es parte de tu esencia.

Misha río un poco, pero deseó no haberlo hecho por el dolor— ¿El gay asesino?

—Nada de etiquetas. Solo eres Marcus. El idiota de Marcus Miderhive que por alguna extraña razón es mi mejor amigo. Así que no pienses en esas cosas y descansa de una buena vez.

—Eres adorable, Lupito— susurró con una pequeña sonrisa—. ¿Me vas a llevar a cenar a mi restaurante favorito cuando salga de aquí?

—Solo si dejas de hablar…

Marcus sonrió antes de cerrar sus ojos, pasaron unos minutos en los cuales Lupo creyó que su amigo descansaba pero lo siguiente le pilló por sorpresa: — Te amo aunque tú no sientas lo mismo…

La última frase no fue a manera de reproche, pero por alguna razón Lupo se sintió culpable. No podía evitar pensar que de alguna manera le estaba fallando a Misha, pero no había nada que pudiera hacer o al menos no se le ocurría nada. No en esos momentos. Así que se limitaría a estar a su lado hasta que sanase. Se lo debía. Después de todo ambos se habían prometido estar allí apoyándose mutuamente sin importar de qué se tratase.

***

Tres días habían transcurrido desde que Mapelli lo puso en jaque; desde que se le cruzó por la mente la ridícula idea de realmente asesinar a Lamire.

Tres días desde que había descubierto a Ariel comportándose extraño. Se acercó hasta el pelirrojo que miraba la ciudad desde el pequeño balcón de su apartamento. Alessandro lo abrazó por la espalda y lo estrechó contra él— ¿Estás bien? — Susurró contra su oído.

—Sí…

Aflojó el agarre. De repente se sintió en el pasado una vez más. No podía evitarlo, al escuchar ese tono. La distancia. Besó el cuello de Ariel. Olió sus cabellos para obligarse volver al presente, para recordar que Ariel no era Misha y que jamás haría algo que lo lastimara, pero su comportamiento era similar y se preguntó si había situaciones en las que no importaba de quién se tratara, sino que era cuestión de simple comportamiento humano.

—Te quiero— Le susurró intentando convencerse que era Ariel. Su Ariel. 

—Lo sé— Alessandro soltó el agarre al escuchar aquello; sin embargo Ariel se giró y sonrió—. Lo sé. Te amo— El pelirrojo lo atrajo a él y le besó logrando que Alessandro disipara todas sus dudas en esos momentos.

—Te quiero—volvió a repetir inconscientemente. Se aferró a él con fuerza. Odiaba sentirse así; sin embargo, no podía evitarlo: el necesitar de Ariel—. Te quiero…

 ¿Dónde quedó su orgullo? Sus manos se fueron debajo de la camisa del pelirrojo. ¿A dónde quedó esa superioridad de la que siempre se jactaba? Las manos de Ariel empezaron a hacer su trabajo. Entraron al apartamento dejando un camino de ropa hasta la habitación. ¿En qué momento volvió a caer en ese juego? Sus manos recorrieron el cuerpo desnudo del pelirrojo con infinita entrega. ¿Cuándo volvió a bajar la guardia y empezó a sentir eso de nuevo?

Su boca recorrió cada uno de los puntos de placer de pelirrojo quien solo pudo gemir: —Alessandro—  justo antes de hacerlo explotar.

¿En qué momento perdió el control de la situación y terminó siendo él la víctima? No dejó que el otro se recuperara por completo. Necesitaba sentirlo en esos momentos. Un suave gemido murió en la boca de ambos. Una sonrisa. La suave caricia que creyó que no volvería a entregarle a alguien volvía a estar presente en sus actos ¿Cuándo se convirtió en el esclavo de la persona que estaba bajo suyo? Empezó con un lento vaivén intentando prolongar ese momento lo mayormente posible. ¿Cuándo empezó a sentir otra vez?

—Más…

¿En qué momento se olvidó de sí mismo y solo se preocupaba por complacer al otro? Aumentó el ritmo hasta que se volvió demasiado intenso. Su boca buscaba la de Ariel. Sus manos recorrían el cuerpo empapado de sudor del pelirrojo— Ariel…

—Ya casi—Su mano se entrelazó con la otra buscando volver a experimentar esa sensación que creyó que ya jamás volvería a sentir— ¡Alessandro! — El cuerpo del pelirrojo se contraía logrando elevarlo a él también.  Permitiéndole volver a experimentar esa sensación no solo de satisfacción sexual, sino que volvía a sentirse completo.

—Ricura…— Volvía a sentirse feliz.

***

Ethan se apresuró a tomar a Carlo Magno que cruzó como un rayo el enorme vestíbulo de la mansión Di Ferrer— Tranquilo— dijo mientras intentaba aplastar los pelos completamente erizados de su mascota.

Uno de la docena de hombres que habían llegado hacía más de tres horas se dirigió a él—Chico. Controla a tu gato. No nos deja trabajar en paz.

—Lo siento. No volverá a hacer una molestia— Ethan miró a su mascota— ¿Te das cuenta en los problemas que me metes? — Carlo Magno se limitó a mover su cola y a mirarle con esa expresión de superioridad— A mi no me miras así. Soy tu dueño— El gato bajó las orejas al escucharle hablar de esa manera, al verlo de esa manera Ethan no pudo sostener ese semblante de seriedad demasiado tiempo— ¿Qué voy a hacer contigo? — La puerta de la mansión se abrió dejando a relucir un perplejo Dante ante tanto movimiento— ¿Sorpresa?

— ¡Ay no! — Exclamó echándose los cabellos hacia atrás— ¡Mamá! — Ethan tuvo que reprimir una pequeña sonrisa cuando Tessa apareció de la nada— Madre, te pedí que nos lo tomáramos con calma este año.

— ¡Y lo he hecho! ¿Sabes lo difícil que fue reducir la lista de quinientos invitados a solo cien?

Dante pareció cansado— Mamá. Enserio no tenías que hacerlo. Yo quería un cumpleaños tranquilo para variar.

—Pero si nunca te has quejado de las fiestas que organizo.

Dante se sintió un poco incómodo— Esta vez es diferente— Le explicó con gentileza—. Quería que ésta fuera, no sé, diferente.

Tessa se cruzó de brazos— Bueno, después de la fiesta puedes celebrarlo como quieras. Además la programé un día antes. Supuse que querías pasar tu cumpleaños con Ethan— El aludido se sonrojó al escucharla hablar—. Ahora mejora esta cara que no trabajaré para nada.

Dante sonrió derrotado y abrazó a su madre— Está bien. Tú ganas como siempre. Gracias también por pensar en lo que querría. Y el jardín se ve precioso.

—Espera a que esté listo para mañana. Solo espero que no llueva, pero en cualquier caso ya tengo todo previsto.

—Me sorprendería que no lo hicieras.

Tessa salió al patio y Dante sonrió a Ethan— Hola, lindura. ¿Vas a salir?

—Sí. Solo será por unas horas— Se puso de pie y no pudo evitar sentirse un poco culpable cuando Dante le ofreció las llaves de Jaguar.

—De acuerdo. Salúdame, a Ariel, dile que lo espero mañana.

Ethan se tensó al escucharle pronunciar ese nombre— No te he dicho que iba a verlo a él…

Dante río un poco— No necesitas hacerlo. Es la respuesta más obvia— Ethan le miró lleno de culpabilidad—. ¿Te espero para cenar?

—Sí. No me demoraré mucho— Dudó unos segundos, antes de besarle con suavidad. Se prometió que esa sería la última vez que lo besaría sintiendo culpa.

Dante le miró mitad sorprendido y mitad complacido— ¿Qué fue eso?

—Un beso de “espérame para cenar”— Le dijo con una pequeña sonrisa maliciosa.

— ¿Es una promesa?

—Es una promesa…

***

Lupo fingió no darle importancia al hecho que Lyosha estaba encima de Lamire. Intentaba pensar que el coreano aún estaba débil para hacer cualquier tipo de cosas. Intentó no hacer ruido mientras cerraba la puerta, pero esta crujió. Ambos, Lamire y Lyosha, voltearon en su dirección sorprendidos.

Lupo permaneció inmóvil— Iba a cerrar…

— ¿Eh? ¡Lupito! ¡Hola! — Exclamó el español — ¿Me das una mano?

Lupo estaba a punto de decirle que preferiría tirarse del acantilado cerca de allí antes de involucrarse en lo que sea que estuvieran haciendo cuando se dio cuenta  que Lyosha estaba  cambiando uno de los esparadrapos del abdomen de Lamire y limpiando las heridas que aún no habían terminado de sanar.

—De acuerdo…

El coreano sonrió un poco al ver la expresión de desconcierto de Lupo—Lyosha. No tienes que estar encima de mí todo el tiempo.

— Claro que sí. Te mueves demasiado.

—No lo hago…

—Claro que sí.

Lupo frunció el ceño— Si van a tener una de esas peleas de pareja que no tienen final, mejor no cuenten conmigo.

Lyosha le indicó que se acercara— Vale, vale nos calmaremos. Allí hay un poco de jabón gel para que te desinfectes.

Una vez listo, Lupo se acercó para ver qué podía hacer. Notó como un roce de bala ya casi sanaba por completo del exterior. Sin esperar indicaciones de Lyosha se dispuso a encargarse de esa herida. Cuando terminó se encontró con la vista de los dos clavada en él — ¿Qué?

—No sabía que tenías experiencia curando a otros ¿Cómo aprendiste?

Lupo se encogió de hombros— Termina tú— puso lo que había estado utilizando y salió de la habitación. Se dejó caer en la silla del comedor— Estúpido Misha…— Susurró antes de cerrar sus ojos por unos minutos.

Volvió a abrirlos cuando sintió la presencia de Lyosha— ¿Estás bien?

—Sí. Traje lo que me pediste.

—Gracias. Disculpa las molestias. Iba a pedirle a Morello, pero estaba con Ariel— Lupo se limitó a fruncir el ceño—. ¿Está todo bien entre Morello y tú?

— ¿Por qué?

Lyosha se dirigió al refrigerador donde sacó un té helado en lata y le pasó uno a Lupo— No lo sé. He notado que ambos intentan no hablar del otro. ¿Pasó algo?

—Nada  importante.

El español apoyó sus codos contra el comedor. Dio un largo sorbo a su bebida antes de decir: — Creo que Morello está en problemas. No quiere hablar conmigo. No lo conozco tanto como tú, pero sé que le preocupa algo, así que pensé que podrías hablar con él.

— ¿Por qué tengo que ser yo?

—Porque probablemente eres la persona en que más confía, aparte de Dante claro está. Y si es algo demasiado peligroso estoy seguro que no le dirá nada a éste. Así que solo se tiene a ti.

— ¿Ahora yo debo cargar con todo solo porque no tiene más amigos?

Lyosha no se inmutó ante el tono molesto que empleó el halcón. Sonrió. Solo eso— No. Debes cargar con eso porque eres su amigo. Y los amigos están allí para hacerse la carga más liviana.

— ¿Ahora todos tenemos cinco años y creemos esas fantasías de la amistad?

Lyosha terminó su bebida y sonrió con cierta tristeza— No. Ambos somos lo suficientemente adultos para comprender que esas cosas no son tan fáciles, pero sea lo que sea por lo que estén molestos, creo que por el bien de todos deberían dejarlo de lado y recordar que ambos confían uno en el otro. Quizás Morello no sea la mejor persona del universo, pero es leal con quienes le importan y sé que tú también.

—No, no lo sabes.

—Claro que sí.

—Si crees eso, entonces no me conoces.

Lyosha río un poco— Síguete mintiendo a ti mismo— Salió rumbo a la habitación de Lamire dejando a Lupo con sus excusas en la boca.

***

Ethan estacionó el automóvil frente al parque. Había tardado más de cinco minutos en encontrar un lugar libre a esa hora. Empezó a caminar por aquel lugar mientras sentía la suave brisa indicándole que el otoño tal vez se adelantaría un poco más de la cuenta ese año.

Estuvo caminando sin rumbo alguno hasta que inevitablemente se encontró con Ariel. A veces creía que había algo en su interior que siempre lo guiaba al pelirrojo no importando donde se encontraran. Dudó unos segundos antes cruzar el puente que los separaba. El pelirrojo estaba en el medio de este mirando la pequeña corriente de agua correr bajo él.

Ethan se puso a su lado y se vio reflejado en el agua junto a su amigo— Querías verme…

—Creí que no ibas a venir.

—Respondí a tu mensaje diciéndote que vendría.

Ariel se dio media vuelta y se estiró un poco. Ethan no pudo evitar notar las marcas en el cuello de su amigo y una que otra justo en el borde donde empezaba el pantalón que logró ver cuando la camisa se elevó un poco.

— ¿Está todo bien entre nosotros?

Ethan no se movió— Claro que sí. ¿Por qué lo dices?

—Siento que me has estado evitando.

—Si lo hiciera, no estaría aquí ¿verdad?

Ariel frunció un poco el ceño— Creí que después de lo que pasó entre nosotros…

—Las cosas han seguido como si nada hubiera pasado—Le recordó con gentileza —. Es lo que acordamos ¿no?

—No creí que te costara tan poco fingir que nada ha pasado.

A Ethan no le gustó para nada ese tono de reproche— Bueno, a ti no te ha costado nada porque sigues acostándote con Alessandro.

Ariel sonrió de lado: — ¿Estás celoso?

—No. No debería. Es tu novio después de todo— Le dijo dolido por esa actitud—. Pero me molesta que me reclames por seguir con mi vida cuando tú sigues con la tuya.

— ¿Cómo sabes que sigo con mi vida?

Ethan contuvo la respiración al sentir como Ariel se aproximaba peligrosamente a él— ¿Qué quieres de mí, Ariel? — Susurró al sentir cómo el otro le tomaba de la camisa y las manos de este se posaban en su nuca.

—Quiero saber si en verdad no te importaron mis palabras.

Lo sentía rozar con su aliento. Ethan se estremeció al sentirlo de esa manera. ¿Cómo no se había dado cuenta que Ariel podía ser de esa manera? — Me confundiste; sin embargo, no podemos jugar con los sentimientos de otras personas.

— ¿No lo hizo Dante contigo?

Al escuchar aquello se separó de Ariel dejándolo sorprendido— ¿Para esto me querías? Si es así, entonces no debí haber venido— Empezó caminar intentando alejarse de Ariel.

— ¡Ethan! —Ariel tuvo que correr para darle alcance—. Lo siento. Yo no quería…

— ¿Realmente no querías eso? — El pelirrojo bajó la mirada— Escúchame. No te estoy evitando. Las cosas siguen como siempre, como deben ser. He estado un poco ocupado con lo de la final. Te recuerdo que estamos a nada de ella y es el partido más importante que jugaré. Lo sabes. ¿Verdad?

—Sí…

Ethan posó sus manos en los hombros del otro— Te quiero, te quiero Ariel Miderhive, pero ambos nos estamos confundiendo y los dos tenemos la culpa de esto. Quizás deberíamos tomarnos las cosas con calma lo de ser amigos especiales— Vio un destello de tristeza en los ojos del otro—. Siempre serás mi  amigo súper especial. Es solo que ahora las cosas se nos han ido de control.

— ¿Entonces tú quieres estar con Dante?

—Sí. Si quiero. Quiero intentarlo con él.

—Pero…

—Tú estás con Alessandro, sino sabes bien lo que quieres ahora, quizás deberías tomártelo con calma y pedirle tiempo para ordenar tus ideas— Ariel no respondió nada—. Ariel, quiero intentarlo con Dante.

— ¿Crees que las cosas no van a funcionar entre nosotros?

Ethan soltó el agarre y retrocedió un poco, echándose sus cabellos hacia atrás— Por todos los cielos, ¿te estás escuchando?  Ariel, reacciona. Tú estás con Alessandro, la persona que se supone que tú amas. No puedes venir aquí y preguntarme si creo que las cosas no van a funcionar entre nosotros porque no hay un nosotros más allá de la amistad.

Ariel tragó hondo —Es solo, es solo que no puedo dejar de pensar qué hubiera pasado si te hubiera dicho lo que sentía justo cuando debía…

—Ari…

—Crees que no amo a Alessandro ¿verdad? Debes creer que soy un mounstro por venir a decirte esas cosas cuando acabo de hacer el amor con él, pero es que la duda me está matando.

—No deberías mortificarte con esas cosas…

—Pero lo hago— Le dijo con seriedad—. Y no dejo de pensar si esa duda ya no existiría si tú y yo hubiéramos…

— ¿Nosotros hubiéramos qué?

Ariel tragó hondo— Si hubiéramos terminado lo que empezamos en tu apartamento.

Ethan soltó una risa nerviosa, pero calló al notar que Ariel iba enserio— ¿En verdad crees que eso solucionaría las cosas?

— ¿No lo has pensado tú?

—No…—No mentía. Solo pensaba que se habían dejado llevar, jamás se le había cruzado por la mente terminar lo que empezaron.

Ariel sonrió con tristeza— Comprendo. Soy yo quién debe tener algo malo para pensar algo tan absurdo ¿No? — Intentó pasar al lado del azabache, pero lo envolvió en un abrazo—. Lo siento…—su voz se quebró—. No sé que estoy haciendo.

Ethan acarició los cabellos del otro—Lo sé. No pasa nada. Te quiero. Nunca lo dudes.

—Nunca…

—Enserio, Ariel. Me preocupas. Quizás deberías tomarte lo de una relación con calma. Estás sometido a mucha presión. No necesitas mortificarte demás. Sé que Alessandro no le importará esperarte. Te has convertido en la persona más importante en su vida. Todos somos testigos de eso.

—Lo sé.

 Y por eso se sentía aún más culpable, porque finalmente había conseguido ser la persona más importante de su mundo y ahora él no tenía idea porque estaba actuando de esa manera tan estúpida.

— ¿Estás bien?

—Lo estaré.

— ¿Necesitas que te lleve a tu casa?

—No. Quedé de verme con Will.

Ethan le abrazó con fuerza— Lo siento. Nunca fue mi intención confundirte.

Ariel sonrió a su pesar— Eres demasiado guapo. Ese es tu problema.

— ¿Crees que con una cirugía para hacerme más feo ayudaría?

Ariel besó su mejilla— Imposible. Al principio me encantó tu físico, pero luego tu personalidad me cautivó.

—Rayos, creía que eso ayudaría.

— Te quiero, Ethan. Supongo que te veré mañana en la fiesta de Dante.

Al escuchar el nombre de Dante tuvo que sincerarse con su amigo: —Ariel, necesito decirle a Dante lo que pasó entre nosotros…

—Creí que habíamos…

—Sé lo que te prometí— Lo interrumpió. Veía el miedo en los ojos de su amigo—. Sé que prometí no decirle nada, pero es una promesa que ya no puedo seguir manteniendo y prefiero decírtelo de frente antes de traicionar tu confianza.

—Le dirá a Alessandro…

—No. No lo hará.

— ¿Cómo lo sabes?

—Confía en mí.

—Pero…

—Confía en mí, como siempre lo has hecho— Pidió con una sonrisa a la que Ariel no pudo negarse—. Todo estará bien.

—De verdad quieres hacer las cosas bien con él ¿verdad?

Ethan se sonrojó a su pesar— Sí. Y últimamente nuestro secreto me ha impedido dar ese paso.

—No quise ponerte en esa situación.

—Lo sé, si accedí a tu deseo es porque creí que podría manejarlo, pero la verdad es que no puedo más.

—Está bien…

—Hey, no le dirá nada a Alessandro. Confía en mí.

— ¿Crees que debería decírselo? — Ethan le miró sorprendido— El que tú tengas el valor de decírselo y yo no me hace sentir que estoy haciendo las cosas mal, como siempre.

—Tú no haces las cosas mal.

— ¿Entonces como las hago?

—A tu manera— Comentó con una pequeña sonrisa llena de complicidad—. Y supongo que él tiene derecho a saberlo. Además creo que te sentirás mejor cuando se lo digas. Ayudaría también a arreglar las cosas.

—Quizás es lo mejor para todos.

***

Will tenía una mano en su rostro intentando ocultar su vergüenza —Hayley. Entiende de una vez que no quiero que estés aquí.

— ¡¿Por qué no?!

—Oye, en primer lugar te dije a lo que venía, sabías que iba a reunirme con Ariel y sabes que tenemos que discutir cosas importantes.

— ¿Entonces no puedo escuchar?

— ¿Por qué no te quedaste en San Peter?

— ¿Y qué iba a hacer yo allí sola?

Will no comprendía cómo siempre terminaban juntos. No juntos como pareja, pero lo más cercano a esta sin serlo. Empezaba a creer que los dos eran sadomasoquistas— Hayley, enserio tenemos que discutir unas cosas del trabajo y si no se nos ocurre algo hoy luego el jefe nos va a matar. No tenemos tiempo que perder.

— ¿Entonces yo soy una pérdida de tiempo?

—Yo no he dicho eso, es solo que por hoy necesitamos concentrarnos al máximo y si estás allí me será un poco difícil concentrarme.

— ¿Concentrarte en lo que tienes que hacer o en buscar un método para llevarte a firedoll a la cama?

—No empecemos con eso de nuevo, por favor. He tenido mucho trabajo en la universidad estos días y si sumamos a lo de el encargo del jefe me estoy volviendo loco. Anda, sé buena y ve a dar una vuelta por allí.

La chica le miró aún molesta— De acuerdo. Aunque no entiendo cuándo vas a comprender que con firedoll no tienes oportunidad.

Will sonrió un poco más— Lo mismo digo para ti y tu amor platónico Ethan.

Hayley frunció el ceño— Al menos yo ya lo tuve una vez, a diferencia de ti.

—Auch. Golpe bajo— Exclamó Will—. Vale, vale te dejaré ganar esta porque no quiero pelear. Te llamo luego ¿sí?

—Bueno. No te tardes demasiado.

Hayley salió del centro comercial y empezó a caminar por la acerca intentando encontrar algún lugar agradable para pasar el rato. La luz del semáforo se puso justo en rojo cuando el Jaguar que había aprendido a identificar en poco tiempo— Supongo que te quedaste con el tipo del auto.

Ethan al escuchar la voz de Hayley tardó unos segundos en reaccionar. Al ver a la chica frente a él sonrió— ¿Qué haces aquí?

—No tenía nada que hacer y acompañé a Will que se iba a reunir con tu amiguito.

—Lo sé. Lo acabo de dejar en el centro comercial— Al final había logrado convencerlo de darle un aventón. Se fijó en la hora y luego en la chica—. ¿Quieres compañía mientras espera a que Will termine de hablar con Ariel?

— ¿Tienes tiempo?

—Tengo que estar en un lugar antes de la hora de la cena. ¿Importa?

—No. Es mejor un poco de tiempo antes de pasármela sola todo el rato— La chica  subió al asiento del copiloto. La luz dio verde y ambos chicos sonrieron unos segundos antes de avanzar.

***

Ariel agradeció al mesero cuando le llevó su frozen de café y a Will su latté de vainilla— ¿Y bien?

Will se agachó unos segundos para buscar entre su mochila y sacó una enorme cantidad de discos, un CD player, además de su iPod— Algo se nos debe ocurrir con tu música y la mía.

Ariel sacó su móvil y lo puso sobre la mesa. Se habían reunido para empezar a pensar en algo que se ajustara a las exigencias de Mapelli, para bien o para mal era parte de su deuda, pero no se le había ocurrido nada interesante en los últimos días o mejor dicho no había podido pensar con todo lo que le estaba pasando, así que decidió pedirle ayuda a Will— ¿Tienes alguna idea?

—Ahora no, pero algo se nos tiene que ocurrir a ambos— Comentó el chico animado—. ¿En sí que es lo que te pidió el jefe?

—El mejor show hasta ahora. Es lo único. No sé. Me voy a volver loco si no se me ocurre nada.

—Bueno, entonces pongámonos manos a la obra. ¿Reviso yo tu música y tú la mía? — Preguntó mientras hacía el amague de tomar el celular de Ariel, pero este se apresuró a quitar el móvil de allí.

—Ok, tomaré eso como un no.

—Lo siento— Encendió la pantalla y de fondo vio la fotografía que tenía con Alessandro. Él era feliz con su novio. A veces le costaba comprenderlo, pero lo amaba y sin embargo ¿por qué había dudado lo que sentía por él? —Will… ¿Tú crees que soy una mala persona?

— ¿Eh? ¿Por qué la pregunta?

— ¿Crees que es posible amar a dos personas a la vez?

Will sonrió y apartó los CD’s — Creo que antes de pensar en el trabajo deberíamos solucionar tus problemas personales— Ariel sonrió a su pesar y guardó su móvil—. Mira, soy un asco dando consejos para cuando una relación ya es formal. Generalmente termino estropeando las cosas antes de llegar a esa parte. He escuchado que muchas personas sí se enamoran de dos personas a la vez.

— ¿Y tú qué piensas?

—Que a uno traes  demasiadas ganas de hacerlo tuyo que lo confundes con amor y al otro si lo amas— Respondió mientras se balanceaba en la silla—. ¿Problemas de amor, firedoll?

—Más de los que imaginas.

— ¿Y si eliges al que te trate mejor?

Ariel mostró incredulidad— Aguarda, ¿me estás diciendo que elija al que me trate mejor y no al que me folle mejor?

Will sonrió de una manera muy curiosa— Tú eres de esos que les gusta ser mimado, por eso te lo pongo así. Si fueras otra persona le diría vete con el que folle mejor o en mi caso eso haría.

—El problema es que me siento bien con ambos. No es que uno me trate bien y el otro no, es solo que son personas demasiado diferentes.

—Estamos hablando de tu amiguito Ethan y tu novio súper misterioso ¿verdad?

Ariel se sonrojó un poco— ¿Cómo lo sabes?

—Hayley me contó que Ethan estaba confundido respecto a sus sentimientos por ti y ahora vienes tú y me sales con lo mismo, así que no hay que ser un genio para saberlo— Ariel no despegó la vista de su bebida, la cual tenía en su boca para evitar hablar— ¿Y ya te acóstate con tu amiguito follable? — Will soltó una carcajada al notar como el pelirrojo escupía parte de su frozen.

— ¡Will! — Chilló furioso.

— ¿Tan difícil es responder eso?

— ¡No voy a responder a eso!

—Vale, vale— Exclamó intentando calmarlo—. Me calmo. Mira el tipito Ethan se ve que es buena onda y te quiere, pero si ninguno está seguro lo que quiere del otro en estos momentos deberían dejar esa posibilidad para después cuando tú estés libre o ambos más seguros de lo que quieren. No vale la pena mandar por el caño una amistad como esa cuando no se está seguro lo que buscan— Will le dio unas palmaditas a la mano de Ariel—. De nosotros dos tú eres el que tiene mejor juico, sé que tomarás la mejor opción.

Ariel sonrió a su pesar— Gracias. Tienes razón. Es mejor que no haga nada sin saber qué queremos uno del otro. Eres bueno dando consejos ¿sabes?

—Sí, pero no me pidas que los ponga en práctica— Comentó mientras le indicaba que mejor se ponían manos a la obra. Empezó a buscar entre los discos algo que lo inspirara, así que no notó la mirada de gratitud que le dedicó el pelirrojo.

—Eres un buen amigo…

Will alzó la vista unos segundos y río— Y mira que no te pediré ningún favor sexual a cambio, eso me hace mejor.

—Lo sé— Comentó mientras empezaba a ver alguna canción en su móvil—. Gracias, Will.

—Hey, hey, agradéceme cuando se nos ocurra algo para el espectáculo— Giró su rostro intentando buscar inspiración, cuando su mirada se enfocó en la enorme pitón amarilla que estaba en la vitrina de la tienda de mascotas— ¿Y si hacemos algo con serpientes?

— ¿Eh?

—Sí. Seguro al jefe no le importa conseguir unas para el espectáculo.

—Mejor no.

— ¿Te dan miedo?

—No, no es eso— Ariel pensaba que si tenía una serpiente con él lo primero que haría sería arrojársela a Mapelli y luego rezaría porque a ésta no le diera por vomitarlo cuando descubriera que su jefe es más venenoso que ella.

***

Cuando Ethan entró a la casa el primero que salió a recibirlo fue Carlo Magno. Miró la hora y sabía que se le había hecho tardísimo para cenar— ¿Sabes dónde está Dante? — Le preguntó a su gato. Al poco tiempo se vio siendo dirigido por el gato, por más extraño que le pareciera, hasta la habitación de Dante.

Tocó antes atreverse a entrar. Allí estaba, viendo el trabajo que los últimos trabajadores hacían a esas horas de la noche a través del balcón que tenía— Dante…

—Te vi llegar. ¿Te divertiste?

—Lo siento, me encontré con alguien de camino acá y yo— Calló cuando Dante apartó la vista del jardín para verle—. Lamento haber roto mi promesa…

Dante volvió a entrar a la habitación y se desordenó sus cabellos— No te mortifiques. Esas cosas pasan.

— ¿Romper una promesa?

—Tampoco era la gran cosa. No te preocupes. ¿Ya cenaste?

—No…

— ¿Quieres que mande a subir la cena?

— ¿Acaso no has comido?

—Me prometiste que vendrías y yo prometí  implícitamente esperarte todo el tiempo necesario.

 Ethan cerró la puerta, moviendo con el pie a Carlo Magno que había permanecido allí todo este tiempo, al ver las intenciones de su amo de dejarlo afuera de la habitación le miró con mala cara y se alejó de allí con aire de ofendido— Gatos…—Murmuró el azabache antes de cerrar y echar llave a la puerta—. Tengo que decirte algo…

Se quedó allí en silencio mirando su mano en el picaporte de la puerta hasta que sintió los brazos de Dante rodearle— Calla…

—Es importante.

—Ethan, no digas nada— Suplicó hundiendo su rostro en su cuello.

—Pero Dante…

—Sé lo que vas a decirme y no quiero escucharlo.

—No. No lo sabes. ¿Cómo podrías saberlo?

—Solo lo sé.

Ethan lo sintió aferrarse a sus ropas. Él dejó su mirada fija en sus zapatos ¿Por qué era tan difícil de decirlo? — Dante…

—No sigas…

—Necesito decirlo…

—No, no necesitas decirme nada— Ethan lo sintió respirar entrecortadamente. Lo siguiente vino en un susurro que le hizo estremecer: —. Algo pasó entre tú y Ariel ¿verdad?

Él siempre lo supo…

Notas finales:

:) Bueno! Nos veremos el lunes de la próxima semana! Un beso y feliz semana!! :D!!


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