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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

:) Hola a todos .///. Bueno quiero agradecer  a todos los que siguen leyendo y comentando esta historia :) Espero que cumpla sus expectativas la 2° parte :B.

Este capítulo va dedicado para Sudakara que sin querer queriendo me adivinó que canción estaba escuchando a la hora de escribir la escena de Ariel & Alessandro del cap anterior :B Era "Love the way you lie" de Eminem & Rihanna :B creo que esa será su soundtrack (?) xD

Ok así sin más espero que disfruten el capítulo :D!

Había salido a correr como todas las mañanas. Desde que no entrenaba con Lyosha siempre buscaba algo que hiciera que su cuerpo no sintiera que estuviera holgazaneando. A veces corría cinco kilómetros; otras solo tres, mucho de eso dependía de su ánimo. Hoy por ser domingo había decidido correr hasta que el cuerpo aguantase. Apenas eran las siete de la mañana y le había dejado suficiente comida a Carlo Magno así que podía tardarse más de lo necesario.

Durante los últimos días había pensando, y mucho. Había llegado a la conclusión que su vida ahora era más tranquila, pero no por ello era más feliz. Su día a día era un constante ir y venir sin mayores alegrías, estas se limitaban a cuando veía a Lupo que era con el único que ahora podía hablar de casi de todo. Quería a Lupo y muchísimo, pero él no era Ariel y admitía que lo extrañaba demasiado como para seguir creyendo que su vida era perfecta. También extrañaba a Lyosha, sus entrenamientos, sus ocurrencias. Se habían vuelto muy unidos. Ahora se reprochaba el haber salido corriendo así nomás y haber dejado de lado su amistad con éste cuando claramente le explicó que no sabía de la confusión de Dante.

Había actuado de una manera precipitada. Se detuvo de golpe en medio de un pequeño puentecito que atravesaba el parque. No podía negar que ahora se sentía: — Solo…

Además el hecho que su madre se hubiera olvidado de su existencia tampoco ayudaba a sentirse la persona más dichosa del mundo. Aún le dolía el hecho que Clarissa no hubiera reconocido que fue ella quien lo echó, de una manera muy diplomática, de la casa. Tampoco se había animado a responder alguno de los numerosos mensajes del oficial Erbil. No cuando su madre le indicó, de una manera muy sutil, que no quería que formase parte de su futuro, por eso mismo evitaba ir a todos los lugares que ella frecuentaba, él solo ya no quería ser un estorbo para los demás.

Siguió trotando con desganas, por aquel solitario parque el cual siempre se mantenía así los domingos, por eso le gustaba Ethan, podía pensar, despejar su mente y retomar aquellas cosas que le sucedían que creía que merecían volver a ser analizadas con detenimiento. Sintió como alguien le pasaba justo al lado en esos momentos, sin embargo no le prestó demasiada atención hasta que giró en una pequeña curva y el tipo le estaba esperando con una  navaja en alto. Se detuvo en seco— No ando nada, lo juro— dijo un tanto sorprendido.

—No necesito nada de dinero, por fortuna.

Retrocedió dos pasos y fue cuando notó que tenía a alguien a sus espaldas, también con una navaja. Se puso de lado a manera de ver a los dos sujetos, altos, de unos treinta años, barba de varios días— ¿Qué quieren entonces de mí? — Solo rieron. Ethan no comprendía bien a dónde iba el asunto, jamás había visto a esos tipos— Oigan, no sé quiénes son en primer lugar o qué desean.

—No necesitas saberlo Ethan Lenz.

El sujeto que lo había rebasado corrió hasta él intentando dar un navajazo, pero su postura era muy mala, la peor que había visto hasta ahora, iba demasiado inclinado, se dejó completamente desprotegido y la mano con la navaja ni siquiera estaba bien sujeta. Ethan le frenó en seco el brazo, le apretó con fuerza la muñeca hasta el punto que el tipo soltó la navaja y la alejó de su alcance, dio una patada justo en el pie que tenía más próximo a él haciendo que cayera de rodillas. El otro tipo al ver a su compañero en problemas no dudó en intentar abalanzarse a Ethan, el cual dio una voltereta en el aire sin soltar el brazo del  primer sujeto que terminó contra su espalda y lo escuchó gemir de dolor.

No quería problemas, no tan temprano. Así que solo dio una patada en la espalda del tipo e hizo que chocara con el otro y salió corriendo de allí lo más rápido que pudo. Aunque le hubieran seguido difícilmente le hubieran podido dar alcance. Cuando llegó al final del parque se detuvo y giró solo para comprobar que en efecto no le seguían, pero después de lo que había ocurrido no se sintió más tranquilo. Si no había sido un robo común y corriente ¿entonces qué querían?

Por precaución prefirió dar varios rodeos antes de animarse a regresar a su apartamento. Una vez se aseguró que nadie lo había seguido entró en el edificio y se apresuró a llegar hasta su piso. Aún mirando a su alrededor entró a su apartamento y cerró la puerta. Aún con la mano en el pomo suspiró aliviado.

—Tardaste más de lo que supuse— Giró con rapidez, asustado. Al ver al hombre que estaba en su sala se relajó— ¿Estás bien?

Se sintió como un verdadero idiota. Conocía la voz de Lupo a la perfección y aún así había reaccionado de esa manera. Además nadie más tenía copia de la llave de su apartamento, se la había dado porque muchas veces a Lupo le tocaba esperar afuera mientras salía de sus entrenamientos o de la escuela, aunque estuvo reacio a aceptarlas al principio terminó accediendo—S-sí, no te preocupes. Hola…

No recordaba haber quedado con él ese día. Lo recordaría, además el halcón no tenía libre los domingos— Date prisa. Vamos a salir— Carlo Magno estaba acomodado en sus piernas ronroneándole—. Báñate y busca algo formal.

— ¿A dónde vamos?

Se dirigió hasta la cocina donde se sirvió un vaso con agua. Tenía la garganta seca y no era del cansancio de correr, sino que se había quedado preocupado por aquellos sujetos, es decir no había equivocación de que lo buscaban a él. No vio en el momento en que Lupo llegó demasiado cerca de él— Oye, si me vas a hacer gastar saliva al menos deberías poner un poco de atención.

Ethan se perdió en aquellos ojos grises. Aquellos que tenían el mismo color de los de su padre. Un escalofrío le recorrió al recordar aquel detalle. Lo escuchó hablarle, pero no reaccionaba. Su mente ya no estaba en el apartamento.

— ¿Es que ya no puedo venir a saludarte?

El aire se le escapó de los pulmones. Se sentía mareado— Bien ya lo hiciste. Me largo— Empezó a caminar intentando poner la mayor distancia entre ambos, sin embargo dos tipos le cerraron el paso—. Quítense o no respondo— no quería estar allí. No cerca de ese hombre.

—Oh, vamos una charla padre e hijo no nos va a matar a ninguno de los dos.

Ethan giró para encararle— Tú y yo no somos nada— le dijo entre dientes—. Aléjate de mí— Miraba a su alrededor, no había nadie a esas horas en la calle. Pasaban de las once, se había quedado practicando sus tiros libres más de lo que había planeado en primer lugar. No sabía cómo  había encontrado donde estudiaba, pero no se sentía a salvo en absoluto. Lo vio sacar un arma— ¿Vas a matarme? —Lo creía capaz.

—Se llama persuasión, Ethan, así que entra a la camioneta.

Podía correr, pero se arriesgaba a salir herido. Lo miró con detenimiento y no había nada en su postura que le diera la mínima posibilidad de quitarle el arma. Además si intentaba hacer algo sabía que los otros dos sujetos no iban a tardar en reaccionar o si corría con peor suerte el tipo de la camioneta, que estaba a unos dos metros de él, sacaría un arma y le dispararía con posibilidad de dar en el blanco en un cien por ciento.

No bajó en ningún momento el arma, y como era de esperarse: Ningún policía cerca cuando se necesitaba. Le miró furioso antes de entrar—Que enternecedor tienes mi misma mirada cuando tenía tu edad.

No dijo nada al respecto y menos cuando lo tuvo enfrente. No había visto ese modelo de camioneta donde los asientos quedaban frente a frente y si no hubiera estado demasiado preocupado por saber si iba a salir vivo de esa, tal vez hubiera puesto más atención a los interiores del carro— Ya me tienes aquí. ¿Y ahora?

—Paciencia, paciencia— dijo con una sonrisa de lado—. Tu madre si no te ha enseñado modales, no saludas, no me tratas con respeto ¿qué vendrá después?

—No respeto a quienes no se lo merecen.

Lejos de parecer ofendido sonrió aún más— Yo respeto a quienes se lo merecen, pero vamos  seamos sinceros ¿a quienes vas a respetar en este mundo podrido?

—Si está podrido es porque existe personas como tú.

—No me ofendes en absoluto—Apoyó su codo en su rodilla y se inclinó hacia Ethan—. Agregaré a la lista mal agradecido, porque te recuerdo que si tienes una buena vida ahora es gracias a mí—Su semblante era serio—. Antes que digas algo déjame recordarte quién fue que le pago los estudios a tu madre para que sacara su patética carrera y pudiera mantenerte. ¿O en verdad crees que hubiera accedido a tenerte sin dinero alguno? —  Abrió la boca para defenderse, pero al notar la expresión de Mapelli supo que en verdad no lo hubiera hecho— Ambos sabemos que Clarissa no es el alma más caritativa del universo. Después que la echaron de la casa quería deshacerte de ti, si no hubiera sido por mí no estarías vivo. ¿Cuándo vas a comprender que ella no te quería?

Apretó con fuerza sus puños, intentó mantenerse impasible, pero aquellas palabras dolían— Tú tampoco me has querido. ¿Qué pretendías con eso?

—Eres mi heredero.

— ¿Y cuál es la gran herencia si se puede saber?

—Mi organización— Ethan le miró como si se hubiera vuelto loco—. Eres un halcón. Lo llevas en la sangre. Te he observado más de lo que tú piensas.

Fue cuando empezó a temer. Mapelli era del tipo de personas que decía mucho menos de lo que sabía. Siempre aguardando el momento indicado para asestar el golpe final— Yo no soy como tú.

—Es cierto, pero lo serás a su tiempo— Para Mapelli aquello era algo que solo requería de tiempo. No dudaba que el chico caería en sus redes—. Aún estás atrapado en la etapa donde piensas que el mundo es bueno, que tus amigos son todos leales, pero la verdad es que al final solo te tienes a ti mismo. La gente engaña; te utiliza y cuando ya no eres útil simplemente se deshacen de ti.

—Eso no va a pasarme a mí.

— ¿A no? Clarissa ya te dio la espalda— Le encanta ver las reacciones de Ethan, era tan patético, como un niño pequeño, ingenuo, soñador, idealista—. No me sorprendería que luego te diera la espalda Ariel y todos tus demás amigos.

—Ariel es mi mejor amigo. Jamás va a dejarme.

Se masajeó las sienes intentando controlarse, por eso mismo no le gustaban los adolescentes, siempre tan ingenuos, creyéndose más sabios que los adultos— Eso dices ahora porque aún le eres útil. Pronto verás que solo te utiliza. Solo deja que se enamore y verás cómo se olvida de ti, cómo pasas a ser plato de segunda mesa, solo va a estar disponible para ti cuando su novio no lo esté, no va a querer escuchar tus problemas, solo estará allí para hablar de los suyos— Intentó seguir sereno, como si aquellas palabras no le afectaran; no fuera su caso, pero la verdad todo lo que le decía sentía que era verdad—. Al final te vas a quedar solo Ethan. Las personas como nosotros solo podemos vivir de esa manera.

—No, yo no soy así.

—Sí, si lo eres. Tarde o temprano vas a darte cuenta que no eres bienvenido donde antes te recibían con los brazos abiertos. Todos te van a ir traicionando, ocultándote cosas en la cara y cuando menos lo esperes vas a estar muy solo.

—No, no es verdad— No podía serlo. Él tenía a Ariel, Dante, Lupo, Lyosha, Lamire. No ellos no se atreverían a ocultarle algo, ellos iban a estar allí con él siempre. Así como él siempre estaba dispuesto a estar allí para ellos.

—Sí es verdad. Ya te lo dije. Si tu propia madre te dio la espalda, la que se supone que va amarte pase lo que pase, ¿qué posibilidad tienes que tus amigos se queden a tu lado cuando no hay nada que los ate a ti?

Intentaba recordar cualquier cosa que Lyosha le había enseñado para despejar su mente, para no prestar aquellas palabras, pero no recordaba nada. Se sentía tan a merced de Mapelli allí viéndole con esos ojos grises que dejaban más que claras sus intensiones: Quería verlo destrozado— Ethan…

—Ethan…

Sintió las manos de Lupo sobre sus hombros. Reaccionó—L-lo siento. ¿Me decías? —No. Aquellos ojos no eran iguales a los de su padre, los de Lupo estaban aún llenos de vida, de bondad hacia su persona, de preocupación por él. ¿Por qué seguía recordando esa conversación que pasó hace meses?

— ¿Seguro que te sientes bien? — Preguntó extrañado. Pocas veces le había visto actuar de esa manera y cuando lo hacía realmente se sentía preocupado por él.

—Sí, lo siento. No dormí bien— Intentó alejar todos esos recuerdos, esas palabras que al final resultaron ser ciertas. Al final casi todos le habían ocultado cosas en su cara—. ¿Qué vamos a hacer ahora? — No quería seguir pensando sobre ese tema.

Aún con dudas. Buscó en sus bolsillos y sacó dos entradas de color dorado. No pudo evitar disfrutar la expresión de desconcierto de Ethan y luego ver como esos preciosos ojos azules se iluminaban de una manera casi mágica— ¡¿Es enserio?! ¡Dime que no me estás engañando por favor!

— ¿Acaso alguna vez te he tomado el pelo?

Solo sintió un abrazo que sacó todo el aliento— ¡Iré a bañarme! No me tardo nada, lo prometo— dijo sin borrar su sonrisa mientras corría hasta su habitación.

Una vez  le vio entrar a su habitación, Lupo no pudo evitar sonreír, así como años atrás, lleno de vida, de ilusiones, lleno de una absurda felicidad. Estar con Ethan lo ponía feliz, no iba a negarlo, le quería, aunque aún le costaba mucho demostrarlo. Así como pocas veces se permitía sonreír de la manera en que lo hacía en ese preciso instante. Sintió una mirada y cuando se fijó en el sofá Carlo Magno tenía la vista puesta en él, como si comprendiera el privilegio que tenía de ver aquella preciosa sonrisa, una que lo hacía ver mucho más joven de lo que en verdad era. Una sonrisa fresca, de esas que no envejecen y sobretodo muy atractiva.

Miró los tiquetes. Por sacarle una sonrisa a Ethan era capaz de cualquier cosa. Sabía bien que el chico llevaba más de un mes hablando de la increíble exposición que iba a ver ahora en San Peter sobre la evolución del arte abarcando desde el clasicismo hasta el post modernismo. Además iba a estar no sabía qué pintor, escultor y escritor que tanto llamaba le atención.

Esta vez no le había sido tan fácil conseguir sus fines, puesto que era una exposición de carácter privado y no cualquiera estaba invitado, pero Lupo no era cualquiera, él tenía sus medios para conseguir lo que se proponía. Cuando estaba realmente motivado era excepcional todo lo que podía conseguir. Un pago por un informante por aquí, una pequeña extorción por allá, un poquito de persuasión y ¡Listo!

No era tan difícil la verdad. Cualquiera podía hacerlo, pero no de la manera en que lo hacía. Así que ahora tenía el resto del día para ver cuadros que en la mayoría no iba a entender, pero con tal de ver al chico feliz estaba seguro que valdría la pena. Además le aseguraron que el almuerzo buffet estaría buenísimo. Quizás lo más difícil de todo fue lograr escaparse de Morello, pero al diablo el tipo, luego se tragaría su mal humor. Además desde ayer sábado tuvo que aguantarse ver al enclenque pelirrojo a buena mañana y ya bien entrada la noche. No iba a negar que disfrutó ver como Lyosha lo hacía papilla, pero luego de ver a la misma persona caer más de cien veces en menos de dos horas perdía cierto encanto, aunque seguía disfrutándolo, sin embargo verlo ahora también todo el día no le apetecía.

Luego de diez minutos Ethan salió con su mejor traje— ¿Nos vamos? — Preguntó ansioso. Esperaba que aquel fuera un buen día. Puso su mano sobre la cabeza de Carlo Magno a manera de despedida.

***

Aquella mañana despertó excepcionalmente tarde. Hacía meses que no se daba el lujo de hacerlo. Se removió buscando al cuerpo de su pareja; no lo encontró. Soltó un gruñido de insatisfacción aunque no abrió los ojos de inmediato. Sabía que era bastante tarde, puesto que la luz se colaba con más  fuerza de lo usual por la ventana.

Sentía todo su cuerpo adolorido. Ayer había pasado entrenando con Lyosha bajo la atenta mirada de Alessandro durante horas. Para su sorpresa había mejorado aunque sea un poco, ahora era capaz de aplicar una llave decente y poder tumbar a alguien si iba con claras intenciones de hacerle daño. Aunque aún no habían practicado defenderse contra armas. Ayer Lyosha le enseñó a defenderse de alguien con un puñal o una navaja, aunque tener a su pareja viendo cada segundo cada movimiento que hacía no ayudaba mucho y menos cuando parecía al borde de un ataque de nervios al ver la navaja tan cerca del otro.

Sabía que no estaba de acuerdo que entrenase. Después de su discusión lo sentía más distante. Estaba consciente que estaba dolido porque no le hubiese comentado nada al respecto, aunque empezaba a creer que se sentía así porque la situación se parecía más a lo que sea que hubiera vivido con Misha. Las últimas horas había evitado hablar sobre el tema, pero tenía tantas dudas sobre Alessandro, tanto que le parecía que se había enamorado de un completo extraño. A veces estaba seguro que lo había hecho.

Alessandro sabía mucho, por no decir todo, sobre él. Unas cosas las iba descubriendo de a poco, y otras tantas se las contaba con la confianza que creía que se debía tenerle a su pareja. Sin embargo Alessandro no decía nada y se le hacía difícil el pensar que los halcones o Dante lo conocieran más que él.

Abrió los ojos con lentitud, intentando acostumbrarse a la luz. Hacía mucho calor, pero estaba mal envuelto entre las sábanas que solo cubrían de su cintura hacia abajo. La noche anterior hacía demasiado calor así que se había quedado solo con un pants. Sintió un peso sobre la cama y luego unos labios recorrer su espalda. Quiso sonreír, sin embargo sentía que estaba forzando las cosas.

Alessandro al notar la actitud del menor; solo se limitó a besar su mejilla y darle los buenos días, no de la manera que él había planeado, suspiró mientras se sentaba al borde de la cama. Ariel no dijo nada. Las cosas se habían puesto tensas entre ellos desde su discusión. Sabía bien lo que el otro quería: Conocer sobre él. Sin embargo aún no era capaz de compartir todo lo que le sucedía. A veces creía que el mundo estaba en su contra por tener un pasado tan complejo.

Se dirigió hasta la cocina donde estaba el desayuno de ricura. Él mismo lo había preparado, sin embargo hacía creer al otro que no sabía cocinar. La verdad había aprendido varias recetas con el chef del restaurante de Dante años atrás. No era malo en ello, pero desde que Misha murió había perdido las ganas de cocinar, porque antes solo lo hacía para él. Se sentía un idiota, él había sido un idiota durante todo el tiempo que pasó enamorado.

No notó en qué momento tomó con demasiada fuerza el vaso con jugo que tenía en la mano y lo hizo quebrarse en millón de pedazos. Se quedó allí mirando como la sangre caía por su mano, aún con los pedazos de vidrio incrustados. No hizo nada para parar el sangrado, ni siquiera cuando Ariel apareció en el umbral de la cocina y reaccionó con rapidez. Lo obligó poner la mano debajo del chorro de agua para limpiar el jugo que aun resbalaba, lo llevó hasta el comedor, lo obligó a sentarse en una silla y empezó a reñirle por ser un descuidado.

No dijo nada. De hecho no quería hablar de nada. Solo quería sentir a Ariel cerca de él. Su piel contra su piel. Fundirse en uno solo, volver a creer que podía amar y no salir perjudicado en ese peligroso juego. Cerró sus ojos mientras le  extraía los pedazos de vidrio con meticuloso cuidado y aplicaba el agua oxigenada. Sintió la pomada cicatrizante, siempre tan exagerado con los cuidados hacia su persona, incluso le estaba vendando la mano en esos momentos. Su mano sana apartó las manos que lo curaba— Lo siento. ¿Te he lastimado?

No. Y ese era el problema: que no lo lastimaba en absoluto y aún así no era capaz de amarlo.  Abrió sus ojos y se encontró con la expresión preocupada de su pareja. Lo besó sin pensarlo,  y agradeció que el otro se dejara hacer. Su mano se aferró a los cabellos rojizos y tiró con cierta fuerza dejándole expuesto aquel delicioso cuello que no dudó ir hasta él y besarlo, saborearlo, marcarlo como suyo. Ariel era solo suyo. No iba a dejar que nadie le pusiera una mano encima.

Al poco tiempo lo tenía sentado sobre él. Las manos de éste recorrían su torso desnudo. Hacía demasiado calor como para andar con camisa, de hecho no andaba nada puesto. Total era su casa y podía andar de nudista si así lo deseaba. Escuchaba a su pareja jadear cada vez que succionaba con un poquito de fuerza en su cuello. Sus manos lo acercaron más a él— ¿Qué nos estamos perdonando?

Alessandro buscó sus labios— En realidad tu me estás perdonas a mí— Por todo. Lo sintió apegarse aún más a él. Quería hacerle el amor en esos momentos. No soportaba un segundo más, quería sentir su cercanía física y emocional de nuevo. Lo cargó directo a la cama. Sus bocas apenas lograban separarse para tomar un poco de aire, el cual nunca era suficiente, compartían húmedos besos, sensuales caricias.

Ya lo estaba despojando de la poca ropa  que el otro tenía cuando su móvil empezó a sonar. Gruñó de frustración.

— Mejor atiende…— No. No quería hacerlo, volvió a besarle para indicarle que estaba con él en esos momentos. El maldito aparato siguió sonando tanto que hizo que Ariel lo parara, lo vio inclinarse sobre la mesita de noche y tomar su móvil — Es Lyosha…

Le arrebató el celular más por frustración que por otra cosa— ¡¿Qué?!

—Oh, Por Dios, los interrumpí, ¡Lo siento, lo siento! No creía que despertaran ganosos. ¡Y-ya mejor cuelgo no los interrumpo! Espero que no estés ya en lo mejor del you know, you know.

—No Lyosha, I don’t know, I don’t know. Y no tengo que darte detalles de mi vida con Ariel. Así que me dices que demonios quieres o te juro que solo llego a torturarte por haberme interrumpido.

—Es que…

— ¿Qué?

—Es que estoy solito…

Ariel vio como Alessandro estaba a punto de romper el celular del enojo— ¡Eres un hombre de casi treinta años! ¡¿Estás insinuando que no puedes estar solo?!

—Es que Lamire no ha venido y Lupo me llamo para decirme que no iba a  venir ahora hasta en la noche.

Alessandro contuvo su ira asesina al escuchar lo último— ¿Cómo que no va a ir? Sabía que lo necesito para una misión.

—Se lo dije, pero no quiso escucharme. Que luego se arreglaba contigo.

—Esta no se la dejo pasar.

—Así que como tienes que cubrir a Lupo pensaba que podía seguir entrenando a mini morellito.

El pelirrojo le indicó que el plan le parecía perfecto, pero sintió al otro recargándose más sobre él. Al parecer no se iba a ir tan rápido— Llegaremos en una hora— dijo frustrado. No dejo que el otro respondiera y colgó. Dejó caer todo su peso sobre Ariel. ¿Es que ya no podía siquiera disfrutar un poco del tiempo con su pareja?

—Mejor nos damos prisa—Ahora el efecto se había roto y recordaba todo lo malo que acechaba su relación. Lo hizo quitársele de encima. Y se sentó al borde de la cama. A veces se odiaba por olvidar que estaba molesto con él por su falta de confianza—. ¿Te bañas primero? Quiero buscar algo que desayunar— Mentiras. Si estuvieran bien no le importaría el hambre y se ducharía con él, sin embargo se estaba sintiendo cansado de todo.

—Te compré el desayuno, ya está servido—No dijo nada más. Solo se puso de pie y fue directo hasta la ducha para intentar desahogar toda la frustración que cargaba.

***

Estaba seguro que cuando Morello llegase iba a tener muchos problemas por haberle interrumpido. Suspiró mientras veía la pantalla de su móvil. ¿Qué hacía? Lamire no había llegado aún, así que las posibilidades se reducían bastante. Aunque si él estuviera, algo le decía que tampoco tendría mucho que hacer, puesto que había estado actuando extraño desde hacía unos meses. ¿Qué le pasaría? Estaba seguro que no había hecho nada que lo molestase.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó que lo observaban desde hacía unos minutos— Estás perdiendo cualidades halcón. Ni siquiera te has dado cuenta que te he observado desde hace ratos—Lyosha se sobresaltó. Y solo vio como una sonrisa  tímida se dibujaba en el rostro ajeno.

El corazón del español se aceleró. No supo bien qué decir o qué se suponía que debía sentir— ¿Qué haces aquí?

—Claudio me dejó pasar. Espero que no te importe…

—Morello no está aquí.

—Pero yo he venido aquí por ti— Cuantas veces deseó escuchar esas palabras en el pasado. Ahora que las tenía no sabía bien qué decir.

—No deberías estar aquí, Dante.

—Lo sé. Sin embargo quería venir a disculparme contigo y a ofrecer a mi nariz  como ofrenda de paz para que la rompas y logre hacerte sentir mejor.

No pudo evitar sonreír al escuchar lo último. ¿A quién demonios engañaba? No podía estar furioso con él. Le indicó que entrara y se sentara junto a él. Lo miró sin reparos, Dante Di Ferrer, siempre salido de una revista de alta costura. Por las noches parecía salido de una revista porno— ¿Puedo saber porqué la disculpa tomó tanto tiempo en llegar?

Dante se dejó hundir en el sofá—Porque me di cuenta que actué como un idiota.

—Siempre actúas como uno, lindo.

— ¿Cómo me soportabas?

—Eres buenísimo en la cama, eso compensa lo que el amor no puede resolver.

Lyosha siempre tan sincero. Sin embargo nunca llegó a hacerlo en los momentos en que realmente lo necesitaba— ¿Cómo terminamos así? — Miró al español con una sonrisa llena de nostalgia—Yo te amaba, Lyosha.

—Si me hubieras amado no te hubieras ido sin decirme nada— le dijo dolido. No iba a negarlo. Había sufrido por aquello—. Sabía que querías estudiar en el extranjero, pero no me hubiera molestado que me hubiera dicho que ya tenías una resolución.

—Lyosha, si me fui es por la carta que me enviaste y…

— ¿Carta? — Le cortó mirándole extrañado— Dante yo nunca te he enviado una carta.

—Pero en ella me decías que no querías volver a verme porque yo…

—Dante, yo nunca te he enviado nada. No es mi estilo y lo sabes— volvió a interrumpirle—. ¿Por eso te fuiste sin decirme nada?

—Me dijiste que no querías volver a verme. Que si no había respetado tus sentimientos que por lo menos respetase tu decisión y que nada que dijera te haría cambiar de parecer— Al ver la expresión de Lyosha notó como en verdad no tenía idea sobre qué le estaba hablando—. T-tú nunca escribiste eso ¿verdad?

Solo negó con la cabeza. No era capaz de decir algo. ¿Todo este tiempo habían estado separados por un mal entendido? No, debía haber algún error. Aquello no podía ser verdad, pero al ver a Dante notó que él estaba pensando en lo mismo. Ambos habían sido unos idiotas. Se suponía que lo que sentían era algo fuerte, genuino y lo habían arruinado por un mal entendido. Y ahora…

— ¿Y ahora?

Aquello le causó un nudo en la garganta a Lyosha. Tomó la mano de Dante— Y ahora tú ya no me quieres a mí porque te has enamorado de Ethan— Lo vio dudar unos segundos antes de siquiera abrir la boca—. No digas nada, bonito. Ya vi la duda en tus ojos. Si me quisieras entonces no hubieras dudado y me hubieras dicho que me amas hace solo unos minutos en lugar de emplear ese horrible pretérito.

Dante se sintió culpable, por todo, por no haber luchado por Lyosha, por no haber sido capaz de enfrentar sus sentimientos mucho antes y haberles ahorrado el sufrimiento a él y a Ethan— Lyo, oye yo…

—Oye. No digas nada porque si no voy a romperte la nariz— le dijo mirándole ceñudo—. Y te advierto que Ethan es mucho mejor que yo en eso. Mejor solo abrázame unos segundos—No podía evitar sentirse muy bien entre esos brazos. Cerró sus ojos al sentir aquel calor. ¿Qué estaba haciendo? Él ya no era un niño, ninguno de los dos lo era ya, como cuando se enamoraron—. Dante…

— ¿Dime?

—Debes irte.

—Pero…

—Pero antes ¿me das un último beso por lo buenos tiempos? — Aquello Dante no se lo esperó. No se merecía siquiera estar en presencia de Lyosha, pero al verlo a los ojos notó que en verdad esperaba que lo hiciera. Aún lleno de culpa buscó los labios del otro con delicadeza y unió sus labios no con el deseo, sino con el amor que tuvo años atrás. Un amor que había desaparecido y que se había negado a creer que era así, pero que tuvo que escucharlo de esos labios que besaba en esos momentos para darse cuenta que su momento ya había pasado. No supo cuanto tiempo estuvo besándole, pero sabía que nunca sería el suficiente—Vete…

—Lyosha yo…

—Vete antes que tenga que sacarte a patadas y no haya posibilidad que seamos amigos Dante Di Ferrer— le dijo bastante molesto. El otro sabía bien que odiaba que no le hiciera caso a la primera.

— ¿Pero estarás bien?

—Oye, yo no soy un niño idiota como tú— dijo dándole una palmadita que sonó más a una mini cachetada—. Así que lindo, mejor vete, tu sexy niño de los ojos azules te espera.

— No lo merezco.

—Eso es cierto, pero ya sabes que los idiotas tienen suerte y se consiguen a las mejores personas.

— ¿Crees que me acepte?

—Él te quiere Dante. Y vale mucho, porque sé que no va ser tan estúpido como yo de perdonarte todo a la primera. Estoy seguro que estará feliz de tener a su lado de nuevo, pero tendrás que ganarte su confianza de a poco, así que tienes mucho trabajo que hacer, pero no dudo que te perdona.

—Lo siento…

—Yo no. Me ahorras discusiones, pleitos, reconciliaciones— Fingió tener un escalofrío—. Demasiado drama para mí. Ya suficiente tengo en el trabajo. Así que ve y se bueno con él, porque si le haces algo a mi pequeño aprendiz te juro que no sales vivo.

—Te quiero…

Sonrió con cierta nostalgia—Dante, los días en que tú decías “te quiero” y yo finalizaba diciendo “en mi cama” se acabaron. Así que ya suficiente drama, Dios esto parece una de las novelas coreanas corta venas que tanto le gustan a Lamire. No es un adiós definitivo. Es un cuídate Dante, me llamas cuando tengas alguna fiesta increíble a la que deba asistir o un cuídate Dante, me llamas cuando metas la pata con Ethan y tenga que ir en tu auxilio porque soy tan genial que voy a ayudarte a que no lo estropees con el único chico que estoy seguro que te impondrá carácter; te quitara todo lo horrible que tienes; te hará ser un buen hombre; no el niñato consentido y mujeriego que conocí.

— ¿Cómo es que a veces siento que me conoces mejor que yo?

—He estado dentro de ti más veces que cualquiera— le dijo con una sonrisa—. Eso me ayuda mucho. Además que soy más encantador; inteligente; y más viejo pero no por ello menos guapo que tú. Así que no me hagas sentirte peor y te siga contando porque yo soy tan maravilloso y experimentado de la vida y tu eres una mierda comparado conmigo.

—Gracias, Lyo. ¿Cómo puedo agradecerte todo lo que haces por mí?

—Uno: dejando de ser tan idiota. Dos: Mandándome uno de esos almuerzos que tanto me gustan que prepara tu chef elevadito con una buena botella de vino del cuarenta y tres. Tres: Largándote porque no es la primera vez que te lo pido. Tengo muchas cosas que hacer, no soy un niño mimado que tiene todo con pedirlo.

Dante sonrió a su pesar, ahora recordaba porque se había enamorado de Lyosha, siempre le hacía reír en los momentos más incómodos— Entonces creo que debo irme. Le prometí a mi madre que iba a llevarla a no sé dónde y debe estar esperándome, pero no quise seguir postergando este momento.

—Sí, sí, lo sé. Eres un cobarde. Qué bueno que recapacitaste y te sentiste en verdad culpable por ser idiota, de verdad Ethan hace milagros porque nunca te vi así de culpable— Le miró sin rencor—. Ya vete. Tu madre es odiosa cuando no hacen lo que ella quiere, son iguales en ese aspecto— Dante no iba a negarlo. Se puso de pie, pero al notar que Lyosha no hizo nada prefirió no alargar ese momento. Caminó hasta la puerta sin saber si volteaba o no—. Y Dante…—Giró confundido, pero Lyosha solo sonreía con serenidad—. No mentía con lo del almuerzo.

—Lo sé. Te mando a Jean Claude, es el único suficiente prudente de no abrir la boca en mis misiones especiales. Además está acostumbrando a venir por aquí.

—Cuídate. Te llamo porque sé que serás tan estúpido de no hacerlo por creer que me vas a lastimar con tu presencia. Cuídate bonito.

—Eres único.

—Lo sé. Por eso me amo a mí mismo. Te quiero, pero no en mi cama, en la de Ethan estaría bien, seguro tienes mucho que enseñarle.

—Aprendí del mejor.

—No lo olvides nunca.

—Jamás.

Salió por el pasillo sintiéndose más aliviado. Sin embargo no podía evitar sentirse muy mal por haber lastimado a Lyosha. Iba con la mirada baja y si la alzó fue porque había unos zapatos con dueños a unos centímetros de él.

Lamire le miraba serio. ¿Habría escuchado todo? — Si vuelves a hacer algo que lo haga sentir mal te juro que aunque el te perdone yo te parto la cara— Jamás pensó escuchar una amenaza de él. En especial cuando jamás habían cruzado más de dos palabras—. Mejor vete, que Lyosha no  vea que aún estás aquí.

—Lo siento.

Aunque no comprendía por qué se disculpaba con él exactamente. No dijo nada y salió del lugar. Lamire le siguió con la mirada hasta que cruzó las puertas del PS. ¿Qué demonios le sucedía? Él no amenazaba a nadie fuera de horas laborales. Además aquello era ridículo ¿él defendiendo a Lyosha? Y más cuando este daba las mejores palizas de los halcones. Se apoyó contra la pared. En verdad se desconocía últimamente.

Caminó hasta la sala común. No se decidía si entrar o no. Así estuvo varios minutos fuera de esta, cuando finalmente tomó su decisión sintió a Lyosha chocar con él— ¡Lamire! — Dijo asustado— ¡Joder, creía que eras Claudio! Tiene la mala maña de andar curioseando— Sonreía, pero sus ojos estaban rojos. Lamire le tomó del mentón, obligándole a mirarle a los ojos— ¿Eh? ¿Qué pasa?

—Estás triste…

—No es verdad. Yo nunca estoy triste— Refutó con una sonrisa que era difícil de mantener al sentir un horrible nudo en su garganta, sus labios temblaron—. Estoy bien. ¿Por qué no debería de estarlo? — Se vio reflejado en aquellos ojos negros y notó como sus propios ojos estaban llenos de lágrimas— No pasa nada—Sin embargo una lágrima cayó. Y luego otra, antes que pudiera pensar estaba llorando frente a su compañero—. No pasa nada, no me hagas caso— suplicó intentando sonreír en vano.

—Si estás triste…

Apretó sus labios con fuerza, pero no pudo más— ¡Claro que estoy triste! Acabo de perder al único tipo que aguantaba hacerlo cinco veces seguida. ¡Era magnífico en la cama! ¿Dónde voy a encontrar a alguien como él?

En verdad Lamire no comprendía de dónde sacaba el otro la inventiva para hacer ese tipo de comentarios en momentos así. Su otra mano se fue a la mejilla empapada de lágrimas—No deberías llorar por un tipo como él.

—Lo sé, en realidad estoy llorando por tener tan baja autoestima y haberme enamorado de ese idiota.

—Lyosha…

—Estoy bien. No estoy en plena pubertad donde creo en el amor verdadero y toda esa patraña que viene en las tarjetas del día de San Valentín que lo único que inducen es a un consumismo desmedido y la gente se olvida de el verdadero significado de ese día ¿Nunca te has puesto a pensar en eso?

Solo sintió como lo abrazaba con fuerza—Cállate, Lyosha, mejor llora para sacar todo lo que tienes dentro— No supo porqué pero abrazó a Lamire fuerza e hizo lo que le ordenó. No quería volver a llorar por Dante. No por amor, mejor dicho por desamor.

—Gracias…

—Llora…

Solo lo sintió asentir con la cabeza. Lyosha siempre le había parecido muy fuerte e imponente a pesar de su tamaño. No es que él fuese un gigante, pero era ligeramente más alto que el español. No fue hasta ese momento que notó como sus cuerpos parecían encajar a la perfección. Aquello nunca le había pasado con nadie. Estaba feliz que ocurriera con Lyosha. El verlo llorar era la escena más agridulce del mundo, odiaba verlo sufrir, pero lo encontraba exquisitamente bello con su nariz y mejillas rojas; sus ojos húmedos y esa expresión de buscar lo mismo que todos en el mundo: amor.

Si tan solo tuviera el valor de pedirle que dirigiera ese amor hacia él. Sin embargo Lamire no dijo nada, solo dejo que su corazón hablase aún siendo consciente que la persona que tenía entre sus brazos no podía escucharle. Aunque  no le importaba no ser escuchado, el tenerlo entre sus brazos ya era suficiente para él, aquello era un recuerdo bello y doloroso. El primero que demostraba una verdadera cercanía entre ellos, y eso ya era mucho más de lo que Lamire alguna vez esperó que sucediera.

Notas finales:

Una consulta para los que me siguen en twitter -que tal vez muera con la SOPA pero eso es cosa aparte ;-;- como le llamamos a este fic EDC o IDA2 (?) XD esq unos dicen una cosa y luego otros así que por votación, seamos democráticos aunque nuestros gobiernos no lo sean :D! XD Así todos hablamos un mismo idioma para cuando poco un breve adelanto del siguiente cap o aviso que ya hay actualización :B!

Así sin más ya saben que siempre ando por aquí respondiendo los reviews, ya estan todos contestados :B y ps nos veremos hasta el lunes, feliz finde :D!


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