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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Hellou a todos :P! He aquí el siguiente capítulo espero que sea de su agrado. Sigo en proceso de responder sus reviews, pero allí vamos avanzando! Ya tienen respuesta todos los del último capítulo por si quieren ver :D! Un saludo cariñoso para wartful que odió el anterior por razones personales XD

Y este capítulo va para Fanboy Frustrado que es un encanto que me hace sentir frustrada con mi vida y me ha revelado grandes misterios de la vida, aparte de ayudarme con muchas cosas en el último capítulo del fic. 

Marcus abrió sus ojos intentando acoplarse a la luz de la habitación. Habían pasado dos meses desde que se había atrevido a decirle por primera vez, con toda la seriedad que alguien como él podía tener, un “Te amo” a Jensen. Giró su rostro encontrándose con el de su mejor amigo. La persona por la que se suponía no debería sentir nada.

Sonrió con cierta culpabilidad. A veces creía que era un masoquista de primera por dejarle dormir a su lado, incluso cuando él nunca quería solo dormir.  Tenía unas enormes ganas de terminar de estrenar esa cama, la cual Lupo había comprado hace poco, al tener un apartamento de una sola habitación el halcón había insistido que debían comprar al menos una cama decente donde los dos cupieran sin tener que estar prácticamente uno encima del otro.

Aún recordaba cuando fueron a comprarla al almacén. Las mujeres del lugar casi se iban de boca cuando Jensen de lo más tranquilo dijo que quería comprar una cama matrimonial para ellos dos. Un sonrojo adornó las mejillas de Marcus al recordarlo. ¿Cómo su amigo no se daba cuenta de esas cosas? Al final Jensen lo obligó a acostarse a su lado para asegurarse que ambos estuvieran plenamente cómodos bajo la atenta mirada de las vendedoras que sonreían divertidas.

Así que allí estaban ambos, en la nueva cama que abarcaba casi toda la habitación. No es que tuviera muchas cosas en ella. Así que no había problema. Suspiró bastante acalorado. Los últimos días las temperaturas estaban por los cielos por lo que en esos momentos a ambos apenas los cubrían unos bóxers.

Marcus no despegó la mirada de Jensen, quien aún dormía profundamente,  vaciló unos segundos antes de rozar con las yemas de sus dedos ese cuerpo semidesnudo. Su sonrisa cambió por una anhelante. Sus dedos delinearon las curvaturas de esos brazos bien formados, deslizándose hasta poder tocar parte de su torso.

Marcus entreabrió sus labios mientras sus dedos recorrían aquella sensual curvatura de su cintura, como deseaba poder pasar su lengua por aquella curva tan peligrosa. Jensen tenía más cintura que la tal Clarissa, la cual lo hacía perder la paciencia.

Sonrió un poco más al ver como se removía sin despertarse. Más mechones de cabello cayeron por la frente de Jensen. Si su amigo se veía joven, cuando dormía parecía tan ¿lindo? Reprimió una risa ante semejantes pensamientos— Jensen— su boca lo traicionó susurrando el nombre de la persona que era objeto de sus deseos.

Sus dedos tocaron la tela del borde del bóxer del futuro jefe de los halcones. Marcus no dejaba de pensar qué pasaría con ellos cuando ese día llegara. Su mirada bajó aún más mirando aquellas largas piernas bien formadas. Sonrió avergonzado. Sabía que tenía que detenerse ahora mismo si no quería terminar con una erección; sin embargo, no podía parar. Sus manos emprendieron el viaje de regreso por el cuerpo del halcón, aunque su mirada se había quedado prendida en aquel lugar donde aquellos caprichosos bóxers escondían la única parte de Jensen que aún no conocía.

Sintió su garganta reseca de repente, empezó a respirar más agitado. Un escalofrío lo recorrió al ser más consciente de la piel bajo sus dedos. Se sobresaltó cuando lo sintió moverse, pero simplemente se dio la vuelta dándole la espalda. Soltó el aire aliviado. Era una advertencia que debía parar, pero era lo más cercano que alguna vez estaría de él.

Sonrió divertido al notar como los bóxers estaban más debajo de lo debido— No estás ayudado a que no te viole— susurró tan bajo que hubiera podido apostar que lo dijo en su mente. Miró con curiosidad aquel lunar que había descubierto hacía tiempo por accidente y que casi hace que pierda la cabeza, literalmente, Lupo le había lanzado una lámpara por haber estado husmeando cuando se cambiaba.

Se relamió los labios, como ansiaba poder ponerlos sobre ese lunar que lo volvía loco. Quería deslizar su lengua un poco más abajo, hasta que se perdiera en el sensual culo de su amigo. Se sentía un poco traicionero por estar fantaseando con ese cuerpo, por empezar a excitarse a costa de él. Sus dedos delinearon la espalda de Lupo.

Marcus se apegó un poco más, permitiéndose sentir su olor. Aquello fue lo que terminó con todo el esfuerzo que estaba poniendo en controlarse. Su nariz rozó la piel de Lupo.  Su cuerpo se estremeció al sentir más cerca aquel olor, a Jensen. No sabía cómo definirlo, pero lo volvía loco, no era suave, pero tampoco era fuerte, muy masculino, excitante, único. Sus manos lo apegaron más a su cuerpo, tembló al sentir su entrepierna rozar aquel delicioso culo donde se frotó un poco para descargar un poco lo que sentía.

Sin embargo, aquello apenas duró unos segundos más— ¡Mierda! ¡Marcus! — Gritó furioso Jensen haciendo que lo soltase— ¡¿Qué demonios estás haciendo?!

El pelirrojo se separó de él y tomó su almohada intentando cubrir cualquier indicio que señalaba que empezaba a excitarse, pero cuando vio aquellos ojos grises echando chispas desistió— Yo…

— ¡¿Querías violarme o qué mierdas te pasa?!

—Y-yo lo siento…

— ¡¿Sientes qué?! ¿El estarte calentando a costa mía o el casi habérmela clavado mientras duermo?

— ¡Maldita sea ya te pedí perdón! ¿Qué más quieres? ¡Perdón si atenté contra tu maldito orgullo de macho! — Explotó Marcus haciendo que Jensen se quedara perplejo al verle de esa manera—. No todos tenemos tu maldito autocontrol ¡¿Lo sabes?! ¡Si tanto te molesta o te da asco no te acerques más a mí!

—Marcus…

— ¡¿Marcus qué?! Tú sabes bien lo que siento por ti…

Jensen quedó desarmado al notar como las lágrimas de frustración empezaban a aparecer en aquellos ojos verdes. Tragó hondo.  Marcus tomó un puñado de ropa de la nada y sus zapatillas deportivas saliendo del apartamento sin siquiera dejarle reaccionar.

Misha,  dando saltos por las escaleras terminó de ponerse los pantalones y salió lo más aprisa que pudo de allí. A esa hora aún no hacía tanto calor así que sus pies descalzos soportaban bien la temperatura del pavimento. Luego de varias cuadras comprendió que Jensen no lo seguía y eso en lugar de alegrarlo lo hizo sentir peor.

Se puso su camiseta y se perdió entre las calles de la ciudad. Intentando tranquilizarse. No podía ser más patético. Casi se ponía a llorar frente a Lupo.  No comprendía cómo llegó ser tan estúpido como para enamorarse de alguien como su amigo.

Cuando el calor fue insoportable se puso sus zapatillas. Su estómago empezó a gruñir y entró a la cafetería más cercana después que comprobar que había aún un billete de cinco en sus bolsillos. Al menos podría comprar un panecillo con un café. Se puso en la línea más preocupado por ver si tenían su muffin favorito que ver a quien tenía enfrente.

— ¿Entonces qué tal con el chico Demian?

—Muy bien. Anoche me invitó otra vez a salir. Fue increíble.

—Está muy guapo, pero creía que aún seguías viendo al otro tipo…

— ¿Jensen? — Las alarmas de Marcus se encendieron y fue cuando notó que la persona que tenía enfrente era nada más y nada menos que Clarissa con una de sus amigas—. Sí, aún lo veo, pero no estoy interesada en él.

—Oh vamos ¿No te gusta ni un poquito?

—Al principio, admitiré que me pareció atractivo, pero con él no llegaré a ningún lugar. Además su personalidad es un cero a la izquierda.

—No seas tan cruel. Se nota que es tímido y te quiere de verdad. No sé, me cae simpático.

—Entonces deberías llevártelo tú a la cama. Te lo regalo. Ya le puse el ojo a Demian.

—Entonces deberías de dejar darle falsas esperanzas al pobrecito.

—Lo haré. Cuando pase la materia. Puede ser tan aburrido, pero es un cerebrito así que bien vale soportarlo un poco.

—No cambias, Clarissa— Ambas chicas rieron—. ¿Entonces qué le pretendes sacar a Demian?

— ¿A él? No, nada. Me gusta. Me gusta muchísimo.

—Sí, claro y yo soy virgen.

Marcus hizo una mueca de disgusto.

— Enserio. Me gusta. Este fin de semana saldrán mis padres a un viaje de negocios así que aprovecharé de invitarlo a mi casa y…

Marcus no soportó más y explotó: — ¿Qué? ¿Te lo follarás como la maldita zorra que eres? — Las palabras salieron con más rabia y fuerza de la que pensó.

Clarissa giró asustada— Tú…

Marcus temblaba de ira— Tú maldita oportunista, no eres más que una zorra, una cualquiera. ¡Sabes bien que Jensen te quiere y tú solo te aprovechaste de él!

— ¡A mí no me hablas así! — Gritó la chica furiosa quien provocó que todo el lugar los mirase.

Marcus no apartó la mirada de Clarissa— Escúchame bien si te metes con Jensen te juro que no respondo y me importa bien poco que seas mujer; mujer porque jamás podrás ser una dama— Frenó en seco la mano de la chica que se disponía a abofetearlo—. Estás escogiendo al chico equivocado. No tienes idea de lo afortunada que eres porque alguien como Jensen se fije en una cualquiera como tú.

— ¿Estás celoso porque no se fija en un maldito maricón como tú?

Marcus le miró furioso y soltó su mano con brusquedad— A mi me llamas como se te pegue la gana, pero a Jensen no te atrevas a lastimarlo— Varios hombres le miraron con asco y furibundos— ¿Y ustedes qué mierda quieren? ¡Si quieren que me los folle les digo que se jodan! ¡Soy gay, pero no tengo mal gusto! — Salió del lugar furioso dando un tremendo portazo que creyó que el vidrio se rompería, al menos no andaba tan mala suerte.

Se alejó del lugar olvidándose del hambre. Luego de caminar un rato se sentó en una banca de una parada de autobuses. Se llevó sus manos a su cabello al comprender lo grave de la situación. Demian, hablaban de un Demian. No podría ser Mapelli. ¿Verdad? ¿Pero cómo? ¿Cuándo?

El sonido del claxon de un auto lo hizo sobresaltarse. Al levantar la mirada se encontró con el Mustang de su amigo— ¿Podemos hablar? — Preguntó Lupo—. Traje una ofrenda de paz— Dijo enseñando su panecillo y su café favorito.

Marcus sonrió a su pesar. Lupo jamás se la ponía fácil. Siempre era tan adorable aunque no se lo propusiera. Subió al Mustang y se dejó guiar por Jensen hasta las afueras de la ciudad hasta ese lugar que se había vuelto como un refugio para ambos. Una vez allí volvieron a sentarse en la capota del auto— Marcus…

—Gracias por el desayuno— Lo cortó el pelirrojo mientras daba una gran mordida a su muffin.

—Lo siento…

Marcus no se atrevió a ver a aquellos preciosos ojos grises. Mantuvo la mirada en la ciudad— No. Yo lo siento. No sé qué me pasó. Sé que no tienes estos gustos y debería de resignarme de una buena vez, pero no es fácil.

— No. No es tu culpa. Digo, debe ser difícil. Yo seré más considerado con respecto al tema. Solo no vuelvas a hacer lo de esta mañana…

Marcus sonrió a su pesar— De acuerdo— Suspiró largamente—. Jensen ¿Clarissa conoce a tu hermano?

— ¿Eh? ¿Por qué la pregunta?

El pelirrojo tuvo que pensar rápido— No sé. Creo que no deberías hacerlo si quieres impresionarla realmente.

Jensen se cruzó de brazos— El consejo vino dos meses tarde. Se han visto, pero no sabe que es mi hermano— Marcus tragó hondo. Esa situación se estaba saliendo de las manos— ¿Quieres ir a almorzar? Yo invito. No tenemos porqué ir ahora mismo, podemos hacer algo antes.

—No tienes que hacerlo.

—Es solo que en verdad no quise reaccionar de esa manera. No quise, no sé…

— ¿Hacerme sentir mal? — Jensen asintió con extrema lentitud— Está bien. No te preocupes. Aún somos los mejores amigos del mundo. No dejaremos que una erección nos separe ¿verdad?

—No…

—Eso quería escuchar. Y McDonald’s está bien para almorzar— Dijo bajándose de la capota del auto. Sonrió al ver a Lupo allí aún mirando el paisaje con ese aire ausente.  Marcus observándolo  supo que quizás nunca podría borrar sus sentimientos por completo.

***

Ariel sujetó con cariño la mano que tenía entre las suyas. Llevaba aproximadamente una hora  sumergido en un monologo que parecía que jamás tendría final, por momentos su voz temblaba o sus manos y tenía que aferrarse con más fuerza a la que tenía entre las suyas porque de lo contrario creía que se desmoronaría.

—Los gemelos están bien. Mamá los ha traído ahora a su primera revisión— Decía con una pequeña sonrisa—. Ella ha tenido que llevarlos a casa rápido, ya sabes cómo es de paranoica con su salud— Ariel miraba a Aarón que seguía inmutable—. Papá, tienes que despertar. Te lo suplico. Yo…yo puedo…yo puedo encargarme de la deuda solo. No es problema de verdad, pero te extraño…—Ariel se aferró a la mano con más fuerza—. Te extraño tanto, papá. No me hagas esto. Sé que fui muy cruel contigo muchas veces, pero te necesito. Tú lo sabes, una vez te dije que iba a necesitarte siempre. Aún lo pienso. Aún te necesito…

Su voz tembló. La puerta se abrió e intentó parecer lo más sereno posible, pero cuando notó que era Alessandro dejó de intentarlo— Ricura…

— ¿Qué haces aquí? — Susurró.

—Tu madre llamó. Está preocupada por ti. Me dijo que te quedaste aquí y eso no te hace bien.

—Sí. Si lo hace— Le aseguró sin moverse un centímetro—. Mi madre está loca. Lo sabes.

—Ariel…

—Es verdad. Sé que no lo dice en voz alta, pero sé que está perdiendo la fe. Cree que papá ya no va a despertar— Intentó sonreír, pero sus labios lo traicionaron y solo pudo hacer una triste mueca—. Una locura ¿verdad? Ella perdiendo la fe. Mi madre que siempre me ha inculcado que la fe se pierde al último. ¿Por qué hace eso? — Preguntó dolido— Porqué me enseñó a nunca perderla  si ella misma no puede  poner en práctica lo que enseña…

Ariel tembló al sentir los brazos de Alessandro a su alrededor— Ricura, estar aquí no te hace bien. Vámonos.

—No, no puedo dejarlo.

Alessandro se preocupó al verlo en ese estado—No lo harás, pero ya es suficiente por un día. Podemos venir mañana si quieres. Yo mismo te acompañaré.

—Él sólo me tiene a mí. Sólo a mí…

—Tu madre lo ama, está teniendo más trabajo con los gemelos, es normal que no pueda moverse tan libremente.

— ¡¿Si lo ama por qué no está aquí?! — Explotó— Ella debería estar aquí. A su lado. Le he dicho que yo puedo encargarme de los gemelos por unas horas, pero siempre dice que quizás luego o que se siente cansada. ¡¿Cómo puede hacer eso?! Es su esposa…se aman…Aún se aman ¿verdad?

Alessandro se obligó a sacarlo casi a rastras de esa habitación— Vamos…

—No, no suéltame…

Lo tomó de los hombros y lo obligó a mirarle a los ojos— Basta— Dijo con autoridad—. No voy a permitir que entres a esa habitación por el resto del día. No te hace bien.

—Pero…

—He dicho que es suficiente por hoy, Ariel— Le tomó del rostro con cierta rudeza—. Perdóname, pero no puedo permitirme ver como entras a esa habitación sólo para hacerte más daño.

Bajó su mirada— Lo siento…

— ¿Has comido algo? — El pelirrojo negó— Entonces iremos a comer.

—No es necesario…

—Lo sé, pero no quiero dejarte así.

— ¿Siempre tienes que salvarme, incluso de mi mismo?

—Siempre…

***

Lyosha terminó de recoger las sobras de los alimentos. Lamire se veía más fuerte. Más saludable, pero siempre estaba allí la duda. No se había atrevido a decirle nada de la altísima probabilidad que sus piernas no reaccionaran cuando intentase ponerse de pie.

Los platos temblaron entre sus manos. Se apresuró a dejarlos en el lavabo. ¿Qué iban a hacer si Lamire no caminaba? Volvió a la habitación donde Lamire veía que dorama ver para amatar el tiempo.  Últimamente estaban viendo muchos y sólo esperaba que ellos dos no terminaran como la mayoría de esas historias: Muertos o condenados a vivir eternamente uno sin el otro.

***

Ariel se levantó las gafas de sol y notó como Alessandro se había quedado dormido. Sonrió un poco admirando su desnudez. La vida por momentos podía ser increíble, llena de felicidad, de tranquilidad. Atesoraba esos momentos con Alessandro. Allí tan alto.

Hacía tiempo que no iban a su escondite secreto y allí estaban de nuevo, justo después de hacer el amor. Apreciaba esos pequeños detalles que lo volvían loco. Si no hubiera sido por Alessandro estaba seguro que seguiría al lado de su padre haciéndose más daño, aunque se negaba a pensar que visitarle era perjudicial para él.

Además el tema de su madre lo había estado volviendo loco últimamente. Sabía que no debía ser fácil para ella con tres hijos y su esposo en coma, pero también a veces sentía que se esforzaba por no ver la realidad. Por momentos deseaba abrirle los ojos, hacerle ver que la vida no siempre había sido tan fácil como ella creía. Incluso esos últimos días llegó a odiar la sobreprotección que ejerció su padre sobre su persona y sobre su madre.

El salir de su burbuja no había sido nada fácil. Aún por momentos quería protegerse en los pedazos que quedaban de ella, quería olvidarse del mundo real. Se apegó a Alessandro a quién ya no sabía si considerarlo parte de su burbuja o de su mundo real. No importaba lo que fuera, pero se sentía seguro junto a él.

Sus dedos rozaron con los de Alessandro.  Se sentó mientas alzaba su mirada al cielo nublado en esos momentos. Tenía miedo. Su novio no había vuelto a tocar el tema de Lamire y las dos semanas estaban a punto de expirar. ¿Qué iba a hacer?

Su mano de repente se vio rodeada por la calidez de Alessandro. Al poco tiempo lo tenía detrás de él, besando su espalda. Su cuerpo se relajó, dejándole entre ver lo bien que le sentaban esos mimos— ¿Estás mejor?

—Sí. El sexo de relajación estuvo increíble.

Lo sintió sonreír contra su piel. Alessandro hizo que ladeara su rostro— Todo estará bien— le aseguró.

Ariel posó una mano en la mejilla del rostro que le transmitía una calma sin límites— Lo sé. Estás aquí conmigo— Le besó con ternura—. Extrañaba estar aquí contigo. Tan alto. Donde los problemas parecen que no pueden alcanzarlos.

—Podemos venir las veces que quieras— Le aseguró rodeándole con más posesividad—. Sólo quiero que estés bien.

— ¿De verdad?

—Sí— le susurró al oído antes de bajar sus labios al cuello y besarle—. Quiero que esa sonrisa nunca se borre de tu rostro.

Ariel sonrió de la manera que sabía que a su novio lo hacía volverse loco —Te amo…

Y yo a ti…

Los ojos de Ariel se abrieron al máximo, llenos de sorpresa, incredulidad, pero allí estaba Alessandro sonriéndole más seguro que nunca. Indicándole que no bromeaba— ¿Enserio?

— Lo digo muy enserio — Tomó entre sus manos el rostro de Ariel y le besó de lleno. Lográndose sentir más vivo que nunca. Creyendo que parte de ese peso que aún arrastraba con él empezaba a desaparecer— Ricura…—susurró con anhelo. Se besaron por largo rato sintiéndose vivos. Felices. Sus manos se entrelazaron dejándose embriagar por ese momento— ¿Cómo te las ingenias para hacerme actuar tan diferente a lo que acostumbro?

— ¿Te molesta?

—No, es fácil acostumbrarme a todo lo que estoy sintiendo.

Estuvieron largo rato mirando el paisaje hasta que empezó a oscurecer y decidieron que era hora de vestirse y regresar a la ciudad. Cuando llegaron a la casa de Ariel su madre estaba terminando de alimentar a los gemelos.

—Allí estás. ¿Sabes lo preocupada que me tenías?

—Lo siento. Se me descargó el celular. Pudiste hablarle a Alessandro— Comentó mientras entraba y sonreía a su hermanito.

—No siempre estaré molestando a Alessandro.

El aludido de repente deseó no haber aceptado la invitación de Ariel a pasar— No es ningún problema.

— ¿Lo ves?

— ¿Y las compras?

— ¿Qué compras?

—Ariel ¿No fuiste al súper como te lo pedí? — Preguntó Emily mientras le sacaba el aire a Naomi—. Tus hermanos ya no tienen pañales además sólo hay comida para un día.

—No, no fui.

Su madre suspiró— Ariel, te lo recordé antes de dejarte en el hospital. Faltan muchas cosas para la casa.

—Lo olvidé, perdón.

—Ariel. No sé donde andas la cabeza últimamente, pero en verdad necesito esas cosas y…

— ¡Ya sé! — Explotó— ¡¿Crees que no lo sé?! Dante me pagó justo hoy ¡Perdón por olvidarme ¿sí?!

Emily le miró sorprendida. Alessandro permanecía lo más al margen que podía de esa situación— Bien. Supongo que podemos arreglárnosla con la cena de ahora en la noche.

—Yo no tengo hambre— Comentó bastante molesto el pelirrojo—. Mejor me voy a dormir— Se sentía irritado. Toda la tranquilidad que había conseguido tener se fue por la borda. Miró a Alessandro de reojo—. Buenas noches.

Subió las escaleras a toda velocidad y se escuchó un terrible portazo. Alessandro miró incómodo a la mujer quien tenía la mirada baja— Ariel tuvo un día difícil— Intentó justificarlo—. Está sometido a mucha presión últimamente.

—Lo sé. Lo sé— dijo la mujer con voz quebrada—. Sé que no debería pasar por esas cosas. Es sólo un niño y debería tener una vida normal, pero en lugar de eso está aquí manteniendo a su madre y a sus hermanos.

Alessandro se llevó una mano a la cabeza al notar los hombros de la mujer subir y bajar con rapidez intentando reprimir sus sollozos— No es culpa de nadie…

—Claro que sí. Hace mucho debí conseguir un empleo, pero con lo del embarazo…

—No necesita explicarme nada.

—Soy una inútil. Durante toda mi vida dejé que Aarón me mantuviera ahora que él no está…

Alessandro se acercó a la mujer. Se puso de cuclillas y puso una mano sobre la de ella—  Su esposo aún no se ha ido a ningún lugar, pensar como si ya no está tampoco le hace bien. Ha criado a Ariel para convertirlo en la persona que es hoy en día. Ha cuidado de su familia, la ha mantenido unida en estos momentos. Eso no es algo que una persona inútil haría, para eso se necesita mucha fortaleza.

Emily limpió sus lágrimas— A veces quisiera poder hacer más.

Alessandro asintió— Sus hijos la necesitan en estos momentos. Sé a lo que se refiere. Quizás pueda encontrar alguna manera de ganar dinero sin necesidad de descuidarlos. Ariel dice que es muy buena bordando, ahora que se acerca el otoño quizás podría hacer algunas bufandas o guantes. Sus amigas podrían ayudarle a venderlos o ¿por qué no hace almuerzos? Su comida es exquisita. Nadie dudaría en comprarle un plato de comida.

Emily se sintió más segura con aquellas palabras— Tiene razón. No hago nada lamentándome. Debo poder trabajar con lo que tengo a la mano. Gracias, Alessandro.

—No es nada.

—No. Lo digo enserio. Su presencia en esta casa es como una bendición. Gracias por amar a mi hijo.

Alessandro sonrió un poco— Soy yo quién debería de estar agradecido por eso. Yo sólo quiero que todos ustedes sean felices— su mano acarició la cabeza de Naomi quien sonrió al sentir la calidez del halcón—. Se lo merecen.

—Usted también.

Alessandro negó— Yo no me merezco nada de lo que tengo en estos momentos, pero soy muy feliz.

—No debería hablar así de usted mismo.

Aquella mujer estaba genuinamente preocupada por él. Ella tenía sus propios problemas y aún así tenía tiempo para preocuparse por los demás— ¿Sabe? Me recuerda mucho a mi madre. Ella era maravillosa. La adoraba tanto. Siempre se interesaba por los demás, por ayudarles incluso cuando tenía sus problemas.

—Debió ser una buena mujer.

—Ariel es afortunado por tenerla— Evitó el tema—. A veces tiene su carácter explosivo, pero creo que es una defensa cuando está sometido a tanta presión.

—Ha aprendido a conocer muy bien a mi hijo en poco tiempo.

El sonido de su móvil lo interrumpió. Miró la pantalla— Lo siento. Tomará un segundo— Se puso de pie — ¿Lupo? Sí. Sí. No lo he olvidado. Estaré allí en veinte. Nos vemos— Miró a Emily—. ¿Necesita algo antes que me retire?

— ¿Hablaba con el señor Lupo? Él trabajaba con Aarón.

—Sí. Era él.

—No sabía que se conocían— Comentó con interés—. Podría esperar unos minutos.

Alessandro se sentó en el sofá, pero no esperó que Emily le pusiera en los brazos a Naomi. La niña rió—Hola—La bebita sonrió infantilmente mientras se llevaba las manos a la boca—. Creo que alguien se quedó con hambre…

Luego de unos minutos entró de nuevo en la habitación— Podría entregarle esto al señor Lupo— Pidió mientras le tendía un sobre sellado. Alessandro asintió—. Muchas gracias.

—No hay problema— Dijo mientras le devolvía a la bebé—. Tengo que irme.

—Gracias de nuevo por su consejo. Buenas noches.

Alessandro salió del lugar y miró con genuina curiosidad el sobre. ¿Qué tendría que hablar la madre de Ariel con Lupo?

***

Ethan terminó haciendo un soberbio clavado en el aro dejando atónitos al resto de sus compañeros. Rió divertido ante la cara de todos los presentes y se dejó caer. El entrenador había preparado una práctica especial ese día por la mañana.

— ¡¿Desde cuándo puedes clavarte?! — Preguntó Mike que estaba estupefacto.

—No hace mucho. He estado practicando— Admitió.

—Joder, los últimos entrenamientos has estado increíble. A este paso la final será pan comido— Comentó otro de sus compañeros.

El entrenador los llamó a todos para poner fin a la práctica de ese día. Últimamente habían estado entrenando como locos. Una práctica por la tarde y una en la noche. El instructor los felicitó por el buen trabajo y les dio el resto del día libre.

La mayoría estaban bastante confiados que se llevarían el trofeo de la final a casa. Sabían que su rival era duro, pero todos estaban de acuerdo que con Ethan podrían pararlos. El azabache esperaba no decepcionarlos. Es lo que menos quería hacer. Salió de las duchas cuando todos se habían ido.

Volvió a la cancha dispuesto a hacer unos tiros libres. Los últimos días apenas tenía tiempo de pensar. Salía de prácticas directo a estudiar y cuando no lo hacía estaba con Dante. Era extraño pensó, mientras lanzaba la pelota y encestaba limpiamente, el cómo de la nada ambos eran novios. Eran novios y  vivían juntos.

En todo el gimnasio se escuchaba el sonido del solitario balón rebotando. Volvió a tirar encestando con facilidad. ¿Eso estaba bien? Se cuestionó. Vivir con Dante aún cuando apenas estaba empezando a construir algo con él. No es que su relación fuera la más normal del universo. Volvió a encestar. No porque ambos fueran hombres, sino por el simple hecho que las cosas jamás se habían dado de la manera correcta entre ellos.

Dante lo había besado apenas se habían conocido. Hablaron después, sí, pero luego se había derrumbado frente a él aquella noche de la inauguración del restaurante. Ethan creía que en una relación uno no debía mostrarse tan frágil o al menos  debía de mostrar la mejor parte de uno, no sus debilidades, pero Dante prácticamente sólo conocía ese aspecto de él.

Retrocedió unos pasos hasta la línea de tres puntos, falló. Caminó para recuperar el balón preguntándose si alguna vez aquello afectaría su relación. Intentaba no ser negativo, pero incluso ahora que era feliz. Tan feliz como jamás había sido en toda su vida se sentía inseguro. Tiró con más fuerza esta vez, pero aún así el balón rebotó en el borde del aro evitando que entrase.

Agitó su cabeza frustrado— Te he visto lanzar mejores tiros que ese— El azabache sonrió al ver a Lupo entrar al gimnasio—. Supuse que estarías aquí.

—Hola…

— ¿Está todo en orden? Haces esos tiros con los ojos cerrados.

Ethan sonrió un poco y volvió a lanzar fallando una vez más. La pelota cayó cerca del halcón quien empezó a hacerla rebotar.

— ¿Sabes jugar?

—No. Aunque no se ve demasiado difícil.

Ethan sonrió a su pesar— ¿Quieres jugar conmigo?

Lupo se subió las mangas de su camisa— No me des ventaja.

—No planeaba hacerlo— Le aseguró. Lupo se dispuso a tirar cuando Ethan cruzó como un rayo la distancia que los dividía e hizo un impresionante bloqueo. Lupo frunció el ceño, pero corrió hasta el balón que casi se escapaba el borde de la cancha.

Apenas lo tocó y ya tenía marca personal de Ethan. Era más difícil de lo que pensaba, tuvo que admitir. Ethan no dejaba ningún espacio libre y lo tenía acorralado entre el borde de la cancha y su marca. Giró enfrentándolo, haciéndole creer que tiraría, pero en el momento en que el azabache alzó las manos para bloquearle aprovechó de escabullirse por su lado izquierdo. Tiró desde la línea de tres antes que Ethan lo alcanzara y lo bloquease una vez más. El balón entró con cierta facilidad que hizo dejó sorprendido a Ethan.

— ¡¿Después de ese tiro quieres que crea que nunca has jugado?! — Preguntó yendo por el balón.

Lupo sonrió un poco— Nunca lo he hecho. Sólo veía jugar— A Misha. Pensó con cierta tristeza. Recordó los días que iba al parque cerca del apartamento del pelirrojo y siempre estaba allí buscando a alguien que le diera una paliza, pero siempre era él quien terminaba propinándolas.

El sonido del balón entrando a la net lo sacó de sus pensamientos— ¿Estás bien? Ni siquiera intentaste bloquearme.

Lupo asintió tomando el balón. Jamás jugó con Misha a pesar que le había insistido muchas veces que lo hicieran. No pudo complacerlo en esa cosa tan minúscula. No había podido complacerle en muchas cosas. Terminó en el suelo a causa del gran bloqueo que le encajó Ethan quien se apresuró a disculparse, pero Lupo se limitó a tomar el balón y retomó el juego.

¿En cuántas cosas más le había fallado a su amigo? Ahora que no estaba, deseó haberlo podido complacer sólo un poco más. Anotó. Marcus lo siento.

El juego se prolongó por más de una hora. Al final Ethan terminó dándole una paliza, pero había sido bastante entretenido. Tan fuera de lo común. Al final terminaron en un restaurante poco conocido. No necesitaba que la gente equivocada los viera juntos. Luego de pedir ambos se quedaron en silencio un rato— Así que…Tú y Dante…

Ethan se ruborizó al escucharlo— ¿Cómo…?

—Lyosha…

Había sido un idiota por pensar que Lyosha no diría nada. Además ni siquiera le había pedido que guardara el secreto. No es que no quisiera que Lupo lo supiera. Simplemente le hubiera gustado decírselo personalmente— Quería decírtelo en persona.

—No necesitas decirme nada. Es tu vida.

Puso sus manos sobre la mesa y empezó a jugar con el salero para tenerlas ocupadas— ¿No eres mi padre adoptivo? Creía que deberías preocuparte esas cosas.

—Cierto. Estoy feliz que seas feliz.

Ethan sonrió lleno de felicidad al escucharle hablar así. Lupo no era de los que decía algo que no sintiera— Yo también estoy feliz. Es un poco raro ¿no?

— ¿El ser feliz? — Cuestionó—. Supongo que después de todo lo que has pasado es normal que tanta felicidad sea desconcertante, pero no tiene nada de malo serlo. No cuando tú te lo mereces.

La comida fue servida en esos momentos interrumpiendo la conversación un poco— ¿No has pensado que tú también mereces un poco de felicidad?

Silencio. El semblante de Lupo no cambió en ningún momento y siguió comiendo como si nada. Ethan iba intentar remediar su error cuando le escuchó hablar— Yo ya fui feliz una vez. Lo fui por muchos años y ni siquiera lo noté. Ahora sólo tengo los recuerdos, pero descubrí que en esos momentos fui feliz.

— ¿La querías?

Lupo apartó la mirada del plato— La amaba, pero no me refería a ella. La felicidad no siempre tiene que ir de la mano del amor. A veces se es más feliz con una verdadera amistad.

Ethan asintió volviendo a retomar sus alimentos cuando se percató de algo— Nunca me comentaste nada de un amigo…

—No suelo hablar mucho de eso. No me gusta.

—Pero creía que eras feliz. ¿Qué pasó con él?

Esa fue la primera vez que Ethan notó verdadera tristeza en Lupo—Murió— pronunció intentando parecer no darle mucha importancia, pero su intento fue en vano—. Murió incluso cuando intenté salvarlo de muchas maneras.

—Yo...lo siento mucho. ¿Quieres que cambie de tema?

Lupo rió. Una risa triste, melancólica, apagada— Te preocupas demasiado por los demás. Me da igual hablar de eso— Mintió a medias—. Los buenos momentos que tuve con él nadie me los podrá quitar.

Ethan le miró con verdadera empatía— Se nota que era un buen amigo.

—El mejor. Yo no lo fui tanto. Y aún así nos las ingeniábamos para funcionar.

—Estoy seguro que a él le gustaría verte de nuevo feliz. De seguro no querría verte tan solo.

— ¿Estás intentando conseguirme una novia? ¿No crees que ya no tengo edad para esas cosas?

Ethan se sonrojó un poco al verse descubierto— Sólo me preocupo por ti. Además no eres viejo. Hay muchas mujeres que se interesan por ti. Por ejemplo la doctora que me atendió cuando estuve en el hospital. No creas que no me fije cómo te miraba o lo atenta que era contigo.

Lupo sonrió de lado al recordarla. Incluso lo había invitado en más de una ocasión a tomar un café por allí— No sé de qué hablas…

—Claro, ahora eres tú con los problemas de memoria— Se quejó Ethan—. Tener alguien con quien compartir tu vida no te vendría mal ¿sabes?

—Hay personas que gustan de su soledad ¿sabes? Si lo que te preocupa es que no lleve una vida sexual adecuada o algo por el estilo deberías despreocuparte de esas cosas. Estoy muy bien conmigo mismo.

Ethan no insistió más sobre el asunto. No quería molestar a Lupo, pero le gustaría verlo feliz alguna vez. En más de una ocasión se había sentido tentado por preguntarle quién había sido aquella mujer que le hizo tanto daño en el pasado. No podía olvidar la conversación que sostuvieron hace tiempo, en la cual le escuchó hablar por primera vez de alguien que no terminó muerto gracias a su arma.

—Lupo…—El halcón interrumpió su comida, pero Ethan no se atrevió a preguntarle—. Dante consiguió que unos miembros de fundación que otorga becas deportivas vayan a verme a la final y evaluar si pueden darme una ¿genial no? — Aunque al ver la expresión de Lupo le pareció que no le parecía tan genial como a él.

—Ese niño rico está haciendo mi trabajo. Tendré que hablar con él.

—Él solo quería ayudar. Además no es seguro que me la den.

—Claro que te la darán. Eres el mejor— Le aseguró el halcón con extrema seriedad—. Bueno, supongo que ahora que el arreglo está hecho no hay mucho que pueda hacer.

— ¡Claro que sí! La fundación otorga la beca, pero no la universidad. ¿Quieres ayudarme a escoger una?

Una genuina sonrisa se asomó por el rostro de Lupo. Era la primera vez  que Ethan veía ese rostro iluminarse por completo el rostro— ¿Quieres que yo te ayude a escoger una universidad?

— ¡Por supuesto! Sé que Dante está ayudándome mucho, pero en verdad me haría feliz poder escoger una contigo. No sé. Siempre soñé con este momento, poder escogerla con mi padre— Su expresión se apagó un poco—, pero al diablo con él. A quién en verdad considero un padre eres tú y nada me haría más feliz que poder hacer estas cosas con mi padre.

— ¿Sabes? Si quieres enternecerme hasta las lágrimas no vas a conseguirlo.

—Eso ya lo sé, pero de verdad me gustaría que me ayudaras con eso.

—Por supuesto que lo haré. Después de todo me has nombrado como tu padre.

—Eres el mejor, papá.

***

La música cesó. Apenas Ariel dijo que podían tomar un descanso todos se dejaron caer. Incluso él se sentía extenuado, pero cada vez faltaba menos para la fiesta de Mapelli. Will se quitó la camisa, hacía un calor del demonio allí adentro y después de estar practicando los pasos por más de tres horas era normal que estuviera sudando a chorros.

—Joder, creí que nunca nos darías un respiro.

Ariel tomó su botella con agua y dio un largo sorbo— Lo siento. Estoy un poco nervioso con todo esto.

Will le indicó que se sentara— Lo estamos haciendo bien. Poco a poco le estamos tomando el ritmo. La coreografía no es de lo más sencilla.

—Sí. Lo sé…

—Entonces no te preocupes. Todo va a salir perfecto.

Ariel asintió— Quizás podríamos ensayar lo que llevamos una última vez.

— ¡NO!

El grito de todos los que formaban la coreografía lo hizo sobresaltarse. Will rió— Yo puedo practicarla contigo una última vez si lo deseas.

—Gracias— Una vez le indicó a todos que podían irse volvió a poner la música. En teoría no había problemas de prescindir de los demás, porque en las partes que eran en pareja le tocaba con Will.

Al final no lo hicieron una, sino tres veces más hasta que Ariel quedó satisfecho— ¿Suficiente? —Preguntó el chico respirando con cierta dificultad. Ariel asintió— ¿Qué tal estuve?

—Mejor de lo que esperaba. Eres muy bueno en esto, Will.

—Sí. Lo sé— Rieron en complicidad bastante cercanos uno del otro justo cuando Hayley entraba en el local y les lanzó una mirada acusadora, pero siguió de largo.

— ¿Volviste con ella?

—En teoría no estamos juntos— Le recordó con gentileza.

—No entiendo cómo puedes sostener una relación como esa.

—Ni yo. Creo que es un poco el sexo, el otro tanto por ciento es que me preocupo por ella.

— ¿De verdad?

—Sí. Ella no es mala persona, pero a veces no la comprendo. Muchas de las acciones que toma no la llevan a nada bueno, supongo que una parte de mí siempre se niega a dejarla a ir por completo porque le preocupa que haga una estupidez o se junte con alguien que la haga sufrir.

— ¿Eso no es amor?

—Nah, eso es ser idiota. Uno muy masoquista— Ariel rió—. Por cierto ¿solucionaste tu problema con el tal Ethan y tu novio?

Su semblante se volvió taciturno— Eso creo. Ethan al final está de novio con alguien más.

—No luces muy feliz por eso…

—Oh no, quiero que sea feliz. Es solo que no esperé que se olvidase tan pronto de lo que le había dicho. Supongo que él jamás me tomó demasiado enserio en ese aspecto.

— ¿Están peleados?

—No, pero ahora que tiene a Dante lo siento más distante aunque él me asegura todo lo contrario.

— ¿No eres feliz con tu novio?

—Claro que sí.  A su lado todo siempre es  increíble, pero no sé. Creo que sólo estoy dolido por lo de Ethan, pero cuando estoy con Alessandro me olvido de todos mis problemas y soy ridículamente feliz.

Will sonrió con sinceridad— Entonces deberías de olvidarte de Ethan y enfocarte en todo lo bueno que te da el tal Alessandro— Al escuchar el nombre de los labios de Will se sobresaltó—. Veo que no me dijiste el nombre porque confiases en mí.

Ariel le miró preocupado— Prométeme que no le dirás a nadie su nombre.

Will asintió extrañado— Ariel…— el pelirrojo se estaba poniendo pálido—. Hey, no le diré a nadie. Confía un poco en mí. ¿Vale?

No muy seguro el pelirrojo asintió— Lo siento es sólo que aquí nadie, a parte de ti y Hayley, sabe que tengo novio. Y  sólo tú sabes su nombre.

— ¿Te preocupa que sepan que eres gay? Porque si es eso, te informo que eso lo dejaste claro desde el primer momento.

—No, no es eso— Ariel se estremeció.

— ¿Es por el jefe? — Susurró tan bajo y tan cerca de él que sus labios casi se rosaron. Notó la expresión de pánico en el pelirrojo confirmando sus sospechas—. No sé qué se trae él contigo, pero desde la vez que te encontré en su despacho…— Ariel tapó la boca de Will alarmado, pero no vio a nadie allí.

—Aquí no— suplicó—. Aquí no…

— ¿Entonces dónde?

—No lo sé, pero no puede ser aquí. Es peligroso.

Al ver el estado en que estaba, Will no decidió insistir más por el momento— De acuerdo. Hablaremos después. ¿Sí? — Le ayudó a ponerse de pie— Por qué no vas a ducharte y yo me encargo de arreglar todo en el escenario y guardar las cosas.

— ¿Seguro?

—Por supuesto, para eso estamos los amigos sensuales como yo.

— Gracias.

Ariel bajó del escenario aún preocupado por lo que le iba a decir a Will. Cruzó por el pasillo directo por sus cosas cuando una voz lo hizo detenerse— No estuviste nada mal…

Ariel se asomó un poco y notó con cierto horror cómo Hayley terminaba de ponerse el sujetador y uno de los bailarines se estaba terminando de poner sus bóxers— Creí que eras la novia de ese chico William.

— ¿De ese idiota? No, sólo me estoy quedando con él porque es fácil sacarle cosas.

— ¿Así que juegas con muchachos idiotas?

—Sólo con quienes me lo permiten.

El hombre tomó a Hayley de la cintura— Si quieres tener más diversión ya sabes dónde encontrarme.

—Claro, en las duchas masturbándote.

Se despidieron con un beso y el tipo cruzó la puerta trasera. Hayley terminó de arreglarse la falda cuando se giró justo a dónde estaba Ariel— ¿Disfrutaste el espectáculo, firedoll?

Ariel abrió la puerta por completo y entró intentando no fijarse en que estaba medio desnuda de la cintura para arriba. Agradeció cuando la chica tuvo la decencia de ponerse la camisa—No. No vi la mayor cosa, por suerte.

—Claro, a ti no te importan esas cosas, solo las pollas. El tipo ese no tenía mucho que mostrar, pero sabía usarla.

Frunció el ceño algo molesto— Bien por ti.

La chica terminó de arreglarse el cabello y encaró al pelirrojo— Si tienes algo que decir, entonces dilo.

— ¿Cómo puedes hablar así de Will? Él jamás diría algo como eso sobre ti. Él te quiere y le importas mucho.

— ¿Qué te molesta?

—El que digas tan a la ligera que estás utilizándolo. ¿No te da vergüenza?

La chica río— Por favor. ¿Estás hablando enserio? Tú hablándome de lo que es o no es correcto.

— ¿Qué estás insinuando?

—Que eres la peor persona para decirme que no me comporte como una cualquiera— Ariel abrió la boca para protestar—. Sé que eso piensas de mí. Me quedó clarísimo desde el primer momento en que hablamos, pero sabes algo: No voy a permitirte que me des clases de moral cuando tú no eres mejor que yo.

—Yo no soy como tú…

—Tú le pones los cuernos a tu novio.

—Yo no…

— ¿Vas a negarlo? — Preguntó poniendo sus manos en sus caderas— Por favor, es cierto que eres gay, pero al menos ten la dignidad de admitir que te revolcaste con Ethan.

Ariel tembló de furia— No, tú eres la que se revuelca con los hombres. Yo no. A mí sí me importan los sentimientos. A ti solo el placer.

—Oh, vamos. Solo intentas excusarte lo que hiciste. No creas que me tragaré tu teatrito barato, sé que algo pasó entre ustedes. No soy idiota, esas confusiones no surgen solo porque un día se tomaron de la mano y ya.

—No te voy a permitir que vengas a decirme esas cosas…

— ¿Qué? ¿Estás dolido porque Ethan no te escogió a ti en lugar del otro tipo? — Ariel tembló de furia— Sí. Lo sé todo. Hablé hace poco con él y me dejó claro lo feliz que era con su nuevo novio y tú quedaste ardido porque no te escogió a ti.

—Hayley, es suficiente…

— ¿Qué? ¿Tan difícil es aceptar que no todos te van a preferir a ti?

—Al menos yo tuve a Ethan de la manera que tú jamás podrás.

La chica le miró furiosa, pero contuvo su ira— ¿Así que estás admitiendo que te revolcaste con él?

Ariel no soportaba la actitud de la chica y explotó: — ¡Sí! ¡Sí, me acosté con él y me encantó! ¿Y sabes qué? Lo haría otra vez si tuviera la oportunidad porque Ethan es increíble en la cama, pero eso es algo que tú jamás podrás saber porque él no se acostaría con una cualquiera como tú.

—Ariel…

Su corazón se detuvo al escuchar aquella voz a sus espaldas. Palideció de golpe. Todo su mundo pareció tambalearse. Giró con extrema lentitud deseando que todo fuera una pesadilla, pero al ver allí a Alessandro comprendió que apenas empezaba.

—Yo…— Su expresión era ilegible, excepto por sus ojos.  Ariel sabía que había escuchado todo—. Tendrás que volver en el metro a tu casa. Mapelli me acaba de poner trabajo extra. Sólo eso…— Salió de allí.

Ariel no pudo reaccionar en esos momentos. Se quedó paralizado. Temblando, sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Qué había hecho? Escuchó la puerta de los empleados cerrarse a sus espaldas indicándole que estaba solo.

Will entró en esos momentos cargando la radio— ¿Ariel? — Preguntó preocupado— ¿Ariel qué pasa? — Ariel gritó furioso, las lágrimas rodaron por sus mejillas, golpeó con fuerza uno de los casilleros dónde tenía guardada sus cosas haciéndose daño, pero no puro parar— ¡Ariel cálmate!

—Soy un imbécil. ¡Soy un imbécil! — Gritó lleno de furia, de impotencia. No podía dejar que se fuera. No así. Salió corriendo, empujó a Will a un lado. Corrió hasta la puerta de la entrada y buscó con la mirada la Chopper, pero no había rastros de ellas.  ¿Qué había hecho?

Los pasos apresurados de Will lo alertaron, alzó la mirada y miró al destartalado Toyota— Ariel…

—Conduce…

— ¿Qué?

— ¡Conduce! — Gritó histérico— ¡Yo no puedo manejar un automóvil! Necesito que me lleves.

— ¿A dónde?

— ¡No sé!

—Ariel…

—Will, Will— Decía desesperado. Sus lágrimas corrían por sus mejillas —. Escúchame necesito que conduzcas, no me importa a dónde, sólo hazlo te lo suplico.

—Sube…

Ariel miraba a todos lados desesperado por ver la Chopper, pero nada. Conforme pasaban los minutos se sentía más abatido. Will no decía nada, pero estaba claro que no le molestaría saber por qué recorría San Peter sin rumbo alguno.

Justo cuando estaba perdiendo la fe, la vio— ¡Para! — Gritó con fuerza. El Toyota dio un brusco frenazo. Antes que Will pudiera decir algo Ariel se bajó a toda velocidad del auto, escapando a ser atropellado por un auto que venía del otro carril. Cruzó la calle. La Chopper estaba en el parqueo de un parque.

Ariel corrió buscándole por todos lados— ¿Dónde estás? — Susurraba desesperado. Lo encontró. Estaba sentado en una banca justo al lado de un pequeño estanque. Corrió hasta él, pero a unos metros se detuvo de golpe.

Alessandro le miró unos segundos antes de volver su vista al estanque— ¿Qué haces aquí, Ariel?

Se estremeció al escuchar ese tono de voz—Yo…—Alessandro se puso de pie— ¡No te vayas!

—No tengo nada que hacer aquí.

—Alessandro, por favor, déjame explicarte…

— ¿Explicarme qué? Que todo fue un accidente, que solo fue una vez, que no significó nada ¿He adivinado lo que ibas a decirme?

Ariel tembló al verle de esa manera. No había alzado su tono de voz en ningún segundo lo que le parecía más inquietante— Perdóname, perdóname, sé que debí decírtelo, pero Dante me dijo que no debía decirte nada…

— ¿Así que Dante lo sabía? — Susurró para sí.

Ariel se estremeció al percatarse de su error— Alessandro lo que pasó…

Alessandro empezó a caminar hasta él, por un segundo creyó que iba a golpearle, pero se vio sorprendido al verse entre los brazos del halcón— Dime que me amas…

—Te amo…

Alessandro lo abrazó con más fuerza— Gracias, necesitaba escucharlo— Ariel lo abrazó creyendo que todo estaría bien—. Necesitaba engañarme a mí mismo. Hacerme creer que en verdad me amas aún cuando ya he visto la duda grabada en tu cuerpo— Ariel tembló—. Había sido él y no Mapelli ¿verdad?

—Sí…

Alessandro empujó con fuerza al pelirrojo al escuchar aquello, haciéndolo casi caer. Ariel le miró incrédulo— Vete…

—Alessandro, escúchame…

—No. No me pidas que te escuche. Ya he oído más que suficiente.

— Fue un accidente, fue un accidente, te juro que jamás quise engañarte. Ethan estaba mal y yo…yo no sé, en esos momentos sólo quería que él estuviera bien. Compréndeme él es mi amigo.

—Y yo era tu novio…

Ariel se desmoronó al escuchar esas palabras— Aún lo eres…

—No. Ya no. Tu problema es que haces cualquier cosa por tus amigos, incluso acostarte con ellos.

Intentó pasar a su lado, pero Ariel le retuvo— No te vayas. No me dejes. Te lo suplico. Perdóname, perdóname…

—No…

— ¡¿Por qué no?! —Gritó desesperado. Las lágrimas caían sin cesar— ¡Misha te engañaba y tú lo perdonabas una y otra vez! — Alessandro se giró mirándole sorprendido— No creas que no lo sé. Sé que él te engañaba. Lo mío fue un accidente. No volverá a pasar ¿No puedes olvidarlo y ya? ¡¿Por qué todo era más fácil con Misha?!

—Las cosas no eran fáciles con él…

— ¿Entonces? ¿Por qué lo perdonabas?

—Yo no podía darle muchas cosas, era normal que las buscara en otros…

Ariel le miró incrédulo— ¿Te estás escuchando a ti mismo?

—Misha no quería lastimarme…

— ¡Por Dios! ¡¿Qué no ves que él jugaba contigo?!

—No…No lo hacía…

Ariel lo empujó con fuerza— ¡Claro que sí! ¡Nunca le importaste! ¡Nunca te hubiera engañado una y otra vez si en verdad te amaba! ¡¿Por qué te empeñas en no ver la verdad?!

Creyó que Alessandro gritaría, le pegaría por ser tan atrevido, pero solo volvió a acercarse, le tomó del rostro acariciando sus mejillas— Basta. No sigas, Ariel. No odies a Misha. Él no tenía la culpa de nada. Era yo. Siempre era yo…

—Demasiado tarde. Ya lo odio. Lo odio con todo mí ser por hacerte creer que eras tú el del problema…

—No estamos hablando de él— Dijo con dificultad.

—No quiero perderte…

—Y yo quiero perdonarte…—Ariel intentó abrazarlo, pero el halcón se lo impidió—, pero necesito que me digas en este instante que no sientes nada más que amistad por Ethan Lenz. Que en verdad fue un accidente y que en estos momentos estás seguro que soy yo con quién en verdad quieres estar— Ariel no respondió. Solo se quedó viendo aquellos ojos verdes que le indicaban que lo estaba matando por dentro— ¿Ahora entiendes porqué no podemos estar juntos?

—Alessandro…

— ¿Alessandro qué, Ariel? ¿Qué quieres de mí? Te di todo lo que era. Todo. Intenté ser alguien que no era por ti. Ansié  ser una mejor persona para ti;  darte la vida que te mereces;  ser el hombre digno de compartir una vida contigo, pero sólo me engañé a mí mismo. Yo jamás podré ser alguien como el que ambicioné para ti.

—Ya eres. Ya lo eres. Te quiero a ti…

Una sonrisa triste cruzó el semblante de Alessandro, pero sus labios temblaron— No nos engañemos más. Si tú buscaste a ése es porque jamás te di lo que necesitabas. Te he perdido una y otra vez por mis errores, míos. Siempre he sido yo quién ha tenido la culpa de todo en esta relación. Intenté convencerme a mí mismo una y otra vez que yo era el indicado para ti. Me  propuse ser lo más perfecto para ti, pero al final viste a través de mí y supiste ver lo que yo siempre supe desde el principio: Que jamás sería lo suficientemente bueno para un ángel como tú. Que una persona como yo, con mi pasado, con mis fantasmas jamás te daría la felicidad que te mereces.

Ariel negaba con la cabeza— No es tu culpa. Es mía. Es mía…

Alessandro posó su índice en los labios de Ariel— Se acabó, Ariel. Tú no sabes lo que quieres y yo ya no tengo fuerzas para pretender que la persona a la que amo siente lo mismo que yo.

—No, sólo estaba confundido, pero ya no. Ya no. Te amo, Alessandro. Te amo. Está bien si no me amas….

Agachó su mirada — Sí lo hago. Sé que muchas veces debiste preguntártelo: El por qué nunca te lo dije: que te amaba. ¿Quieres saberlo? — Susurró— Porque cuando eres completamente sincero con tus sentimientos eres más vulnerable. Es como si te entregaras en bandeja de plata a la otra persona para que te destruya— Alzó la vista—. ¿Sabes? Tenía miedo, y no me avergüenza decirlo, temía que cuando te dijera que te amaba creyeras que mis “Te amo” no eran lo suficientemente buenos, que no lograran expresar la intensidad de sentimientos que tengo por ti.

—Basta…Basta…

—Tienes razón. Ya no tiene caso decirnos todas esas cosas.

—No te vayas.

—Sé feliz…

—No puedo…

—Sí podrás. Encontrarás alguien mejor que yo. A esa persona que te otorgará todo lo que te mereces y más—Alessandro sonrió con tristeza antes de rozar sus labios con los del pelirrojo—. Yo estaré siempre cuidándote desde las sombras que es donde pertenezco. Quisiera poder decirte que esta será la última vez que me verás, pero ambos sabemos que eso no será posible, así que te prometo que la próxima vez que nos veamos seremos sólo dos desconocidos obligados a convivir por culpa de un caprichoso destino. Adiós, mi Ariel…

Notas finales:

¡Actualizaré el próximo lunes! Cualquier queja, duda, sugerencia, cartas de odio por los últimos capítulos ya saben que acepto todo tipo de críticas x)! 


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