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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

:) Gracias a todos por sus reviews del capítulo anterior!! :) Me han animado mucho a seguir adelante con la historia :D

Este capítulo va para Lirio Negro por su cumpleaños :') Yay! HBD!! A ti si puedo decirte que te invitaré aunque sea a un helado por tu cumple :B! Así que por el momento disfruta el capítulo como regalo (?) :D

Jamás sintió una desesperación más grande. Estaba destrozado. Su mundo se iba desmoronando poco a poco, pero hasta ese momento Alessandro lo había mantenido a flote y ahora lo había perdido.

Una mano se posó en su hombro, intentando servir de consuelo, pero no servía de nada. Ni siquiera debería ser él quien estuviera recibiendo consuelo. Lo había lastimado, lo había lastimado y no podía perdonárselo. Sabía que Alessandro tampoco lo haría. ¿Cómo había podido ser tan idiota al decirle todas aquellas cosas intentando retenerlo? ¿Cómo no vio que en lugar de ayudarle sólo abrió las heridas del pasado.

Alzó la mirada al cielo estrellado. Se tomó los cabellos con fuerza y gritó desesperado. Vio varios mechones caer enfrente a sus ojos. Se sentía angustiado, desesperado. La mano que estaba en su hombro tomó con fuerza una de sus manos impidiéndole seguir haciéndose daño.

Los ojos oscuros de Will se pusieron frente a él— Deja de lastimarte— No fue una súplica. Fue una orden. El chico lo había encontrado destrozado en el parque, sabía que se había encontrado con Morello en el camino y que para esas alturas ya debía saber su secreto; sin embargo, sólo le había ayudado a ponerse de pie,  lo subió al destartalado Toyota y se ofreció a llevarlo hasta su casa.

—No puedo…

William le miró con una inusitada seriedad—Sí. Si puedes, porque esto no te hace ningún bien. Cometiste un error; puedes enmendarlo. Eres firedoll, no hay persona en este universo que se resista a tus encantos y sé que él va a perdonarte…

—No, no lo hará. No después de lo que le hice— Susurró rompiendo distancia entre él y Will. Apoyó su cabeza en el hombro de su amigo, que era mucho más bajo que él, pero necesitaba un punto de apoyo para no caer—. Lo siento, no tendrías que estar aquí soportando mis lamentos y menos cuando yo me busqué todo esto.

—No te preocupes. Supongo que cuando me enamore de alguien puedo ir a buscarte y cobrarme el favor de ahora.

—Claro— susurró Ariel hipando—. Will. ¿Me abrazas? — Aquellos marcados brazos lo envolvieron haciéndolo sentir un poco mejor. Dejó salir todo lo que sentía. No podía llegar a su casa en ese estado. Su madre haría muchas preguntas, unas que no querría responder.

A lo lejos se escuchaban los autos pasar por la autopista. El frío empezaba calarle hasta los hueso, pero Will no se movió en ningún momento— Ariel— le llamó intentando buscar las palabras adecuadas—. ¿No piensas que es lo mejor? Que ustedes dos estén separados…

Se vio empujado por el pelirrojo— ¿Qué estás diciendo?

Will notó la furia en su amigo— Escúchame. Escúchame primero antes de enfurecerte— Le pidió—. Tú no sabías ya que sentir por él.

— ¡Claro que sí!

—No. No lo sabías— Le echó en cara—. Te confundiste con Ethan y no te juzgo. Esas cosas pasan. Principalmente a  tu edad…

— ¿A mi edad? ¡¿Me estás llamando un niño?! Joder, tú no eres más maduro que yo Will, aún cuando me lleves por cuatro años. Tú ni siquiera sabes qué quieres de la vida. Sólo te preocupas por ir por el mundo follándote a la gente.

William le miró dolido— No hace falta que empieces a atacarme. Tienes razón. No sé que quiero de la vida, pero por eso mismo no me atrevo a hacer muchas cosas. No busco nada serio porque me conozco y sé que no estoy preparado para las implicaciones que conllevan una verdadera relación— Su tono de voz nunca fue de reproche. Simplemente intentaba hacerle ver las cosas a Ariel—. Aún no sé si la carrera que llevo es la correcta. Tengo miedo de equivocarme, de fallar. Sé que es inmadurez no saber lo que quieres cuando llegas a la universidad, pero aún así intento esforzarme por ser mejor. Sé que parezco que nada me preocupa, pero quiero tener un buen futuro. Cuidar de mis padres cuando ellos ya no puedan hacerlo por ellos mismos, que estén orgullosos de mí aún cuando saben que no deben tener altas expectativas conmigo…

—Will…

—Sé que estas molesto contigo mismo por haber lastimado a Morello que aparentemente se llama Alessandro— Prosiguió—. Pero antes de intentar arreglar las cosas con él, deberías arreglar las cosas contigo mismo. Saber bien qué quieres para no seguir lastimando a los demás aún cuando no quieras hacerlo. Quizás esto es lo mejor, deberías probarte que puedes estar sin alguien. No deberías depender de otro para ser feliz. No tiene nada de malo no saber qué quieres de la vida, lo que sí está mal es obligar a otros a permanecer a tu lado mientras intentas averiguarlo.

Ariel quedó sin argumentos ante esas palabras. Will le indicó que deberían proseguir. Una hora después estaban frente a la casa del pelirrojo. En todo el camino no habían vuelto a cruzar palabra— Lo siento— susurró sin atreverse a mirarlo—. Yo no debí desquitarme contigo.

—No, no debiste— Comentó con tranquilidad—, pero lo has hecho y no puedes cambiar tus actos. Sólo enmendarlos. No lo digo por mí. Lo digo por todos. Quizás deberías dejar tranquilo a Morello por unos días. Créeme que no le hará bien que insistas con el tema.

—Supongo que tienes razón…

—Tú y yo aún tenemos una conversación pendiente, pero deberíamos dejarlo para otra ocasión cuando estés más tranquilo— Sugirió—. Descansa y no sigas llorando, sino preocuparás a tu vieja.

Ariel asintió— Gracias, Will. No sé que hubiera hecho sin ti.

—Es mejor que no lo averigüemos nunca— Le recordó con pequeña sonrisa mientras le daba un golpecito en el hombro—. Cuídate, firedoll.

— ¿No quieres pasar la noche aquí? Ya es tarde.

—No te preocupes. Aprovecharé de visitar a mis viejos. Buenas noches.

—Gracias por todo…

***

Ethan estaba recostado sobre las piernas de Dante, de vez en cuando ambos interrumpían sus respectivas lecturas para sonreírse o regalarse un beso. Ahora que Tessa y Armand habían salido de viaje de negocios era un poco más cómodo para Ethan el estar allí. Los empleados parecían no importarles lo que ellos dos hacían en la intimidad y siempre se anunciaban para no interrumpir nada.

— ¿Qué tal “Rayuela”?

Ethan dejó su libro por un rato— Bien, aunque es un poco complicado. Y no me fío en eso de que tiene sentido no importando si lo lees en el orden de la tabla del inicio o de la manera tradicional.

Dante sonrió— Entonces fíate de mí que lo he leído de ambas maneras.

—No me habías dicho eso.

—Bueno, tenemos mucho tiempo para que te cuente todo lo que he leído— Le aseguró con una sonrisa antes de besar su frente—. Y sí.  No importa cómo lo leas, siempre quedas igual de desorientado— confesó —. Aunque sé que no me creerás hasta confirmarlo por ti mismo.

Ethan se sentó y mordisqueó juguetonamente los labios del rubio—  En palabras de Cortázar “Cómo podía yo sospechar que aquello que parecía tan mentira era verdadero...” 

Dante lo acercó un poco más a él— Muy bien. Veo que aprendes rápido.

Ethan se puso encima de Dante— No es lo único en lo que aprendo rápido— Le aseguró con una sonrisa encantadora. Las manos del rubio buscaron quitarle la camisa al azabache, pero éste las tomó con una mano y las inmovilizó—. ¿Ves? — Le susurró antes de besarle— Soy un muy buen aprendiz…

Dante suspiró al sentir los labios del azabache rozar su cuello— ¿Así que quieres mostrarme lo que has aprendido?

—Sí. Quiero también ganarme puntos extras…

Ambos sonrieron con complicidad— Creo que tendré cuidado. No vaya a ser que el alumno supere al maestro.

Ethan se apegó más a Dante mientras alzaba las manos de este al ver como intentaba liberarse— ¿Qué? ¿Tienes miedo  que pueda superarte?

Dante río; sin embargo, tenías sus mejillas encendidas— En realidad tengo miedo que me guste demasiado…

—Te gustará, eso no lo dudes. Quiero que te encante…

Sus bocas se encontraron ansiosas. Ethan afirmó más el agarre de las muñecas de Dante mientras la otra mano se deslizaba rozando el borde del pantalón. Había tomado la decisión de ser más seguro de sí mismo. No dejaría que sus inseguridades arruinaran lo mejor que le había pasado hasta ahora. Sus lenguas rozaban con lentitud, pasionales, sensuales. Se separaron agitados aún sintiendo como la saliva corría por sus comisuras, pero el deseo estaba ya a tope.

—Dante, quiero…

La puerta se abrió sobresaltando a ambos. Ethan fue el primero en notar a Morello. No supo qué había en él, pero algo le indicó que no estaba bien— Largo…—Ethan no se movió. En realidad ni siquiera se molestó en quitarse de encima de su pareja— ¿Qué no escuchaste? Dije: Largo de aquí.

Dante finalmente logró liberarse de las manos de Ethan— No. Tú eres el que está interrumpiendo algo. No Ethan. No tienes derecho a venir a aquí dando órdenes. Esta también es ahora su  casa  y él puede estar aquí si lo desea.

Alessandro le miró perplejo por unos segundos, pero luego su semblante cambió por uno más serio, casi venenoso.

Ethan se puso de pie— No. Está bien. Yo me voy.

—No…

Ethan miró a Dante quien lucía determinado a no dejar escapar ese momento— No te preocupes. Seguiré leyendo. Tengo que terminar el libro antes de la otra semana para el control de lectura—Le recordó con tono conciliador—. Te espero arriba— dijo antes de besarle—. No te preocupes, seguiremos lo que empezamos— Dante asintió más relajado.

— ¿Vamos al estudio? — Ofreció le rubio al halcón mientras se puso de pie y se dirigió hasta el lugar indicado.

Ethan le dedicó un fugaz vistazo a Alessandro justo antes de intentar pasar a su lado, pero no se esperó que le impidiera el paso. La mano del halcón estaba firmemente puesta en el marco de la puerta. Sus nudillos estaban blancos por la presión e incluso sus dedos temblaban de la cólera. Alessandro miró de reojo que Dante no se estuviera percatando de nada.

Ethan no sabía bien por qué había reaccionado así, pero tembló al escucharle hablar: — Sé lo que hiciste, Ethan Lenz— Alessandro no cambió su semblante amenazante—. Sé lo que hiciste con Ariel y si te atreves a lastimar a Dante por causa de tus malditos complejos e inseguridades te juro que no voy a dudar en destruirte lenta y dolorosamente, porque ya nada me impide hacerlo.

Ethan se giró sorprendido. Alessandro quitó con rudeza la mano para dejarle pasar; sin embargo el mirar del halcón impidió que se moviera un  milímetro. Lo vio alejarse de él y aún cuando la puerta del estudio se cerró, Ethan sentía un frío calarle hasta los huesos. Jamás había visto a alguien mirarle de esa forma. No era sólo un odio momentáneo, era un completo desprecio hacia el mundo, por cada una de las personas que habitaba en él. Rabia. Ira. Furia. Aversión. Dureza. Crueldad. Las palabras pasaban en su mente con rapidez, pero no había una sola palabra que pudiera definir todo lo que esa simple mirada le transmitió.

 Ethan intentó seguir su camino, pero sus piernas tardaron unos segundos en responder. Subió las escaleras, pero en su mente aún tenía esos ojos verdes que jamás lucieron más aterradores para él. Era la primera vez que en verdad temió de Alessandro.

El halcón entró en la habitación donde Dante ya le esperaba sentado en un cómodo sofá individual y con un elegante ademán le indicó que tomara asiento— ¿Has cenado ya?

—No te preocupes.

— ¿Algo de tomar? — Ofreció mientras le señalaba el mini bar que estaba a disposición de Alessandro, este asintió mientras tomaba la botella de Whisky—. Yo estoy bien—Comentó al ver que el otro iba a servirle un trago para él. El halcón se encogió de hombros y destapó el Whisky y se empinó la botella de la cual bebió una generosa cantidad antes de separarla de sus labios. Dante hizo caso omiso—. Antes que me digas a que has venido te agradecería que no vuelvas a tratar a Ethan de esa manera nunca más esté o no esté presente.

—Claro. Como diga su alteza— Comentó con desprecio. Volvió a dar un largo trago a la botella.

Dante esta vez no pudo seguir ignorando el comportamiento de su amigo— Alessandro…

El halcón le dio la espalda y siguió bebiendo de la botella— No me mires así. Sabes bien cuanto me enferma.

— ¿Qué ha pasado? — Preguntó poniéndose de pie.

Alessandro puso la botella de Whisky, que iba ya a la mitad, sobre una pequeña mesa circular—Necesito tu ayuda— anunció mientras estudiaba la reacción de perplejidad de su amigo—. Mapelli quiere que mate a Lamire. Necesito sacarlo del país y eres a la única persona de fiar que conozco.

—Aguarda… ¿Mapelli qué?

—Lo que escuchas y no, Lyosha aún no lo sabe.

Dante tragó hondo al escuchar aquello, pensó en el español en lo mucho que había sufrido cuando creyó a Lamire muerto y ahora, si algo salía mal en verdad podría terminar así— ¿Cómo puedo ayudarte?

—Necesito tu jet privado. Y tu helicóptero.

Dante asintió— ¿Pero tienes un plan?

Alessandro suspiró— Dos tentativos. Ambos arriesgados…

Una sonrisa llena de tristeza se dibujó en los labios del rubio— Dime una tan sola vez que tus planes no hayan sido arriesgados.

—Es parte de la diversión— Comentó mientras volvía a tomar la botella de Whisky, pero Dante le detuvo.

—Basta. No puedo seguir viendo cómo te destruyes a ti mismo.

Alessandro retrocedió y  aún bajo la mirada decepcionada de su amigo se llevó la botella a la boca sintiendo como el Whisky le quemaba, le nublaba de a poco los sentidos, pero eso estaba bien— Si tienes suerte— Dijo mientras se limpiaba un poco el trago que se le escapaba por la boca—, no tendrás que soportarme mucho tiempo.

— ¿Qué significa eso?

— ¿Cuento con el jet y el helicóptero?

—Alessandro…

— ¿Sí? O ¿No?

Era una batalla de voluntades. Una dónde Alessandro durante toda su vida las había llevado de ganar— Sí…—Era doloroso para Dante ver como su amigo se hundía más y más en las sombras. Sabía que estaba roto por dentro y por más que intentara repararlo jamás lo conseguiría, así que sólo estaba allí para ayudarle siempre que lo necesitara—. Pero tienes que dejar de beber.

— ¿Acaso eres mi madre? — Preguntó molesto mientras tomaba otro sorbo.

—Deja de hacerte daño a ti mismo — Suplicó—. Esto no te hace bien. ¿Qué va a decir Ariel?

Alessandro ahogó una risa antes de terminarse la botella— No lo sé. No me importa. Da igual lo que haga a partir de ahora porque he terminado con él.

Dante tardó unos segundos en reaccionar— ¿Qué? ¿Por qué? — Estaba tan atónito que ni siquiera se molestó en impedir que abriera otra botella, esta vez de Ron.

Alessandro quien había estado de espaldas los últimos segundos se giró con lentitud. Atravesó la estancia sin quitarle los ojos de encima al rubio que lucía desconcertado al notar que rompió toda distancia entre ellos. Empezó a respirar agitadamente cuando el aliento alcoholizado de Morello chocó con su rostro— ¿Por qué no me lo dices tú? —Dante entró en pánico— ¿Puedo realmente confiar en ti, Dante?

—Soy tu mejor amigo…

Alessandro agachó la mirada y reprimió una risa— Claro. Mi mejor amigo. Al que me follaba. Te encantaba ¿verdad?

—Basta…

—Claro que sí. Te encantaba. Jamás te escuché gemir como  lo hacías conmigo— Le tomó del cinturón y lo apegó a él—. ¿Aún te sigues masturbando pensando en mí? — Dante intentó separarse de él, pero Alessandro aún con la botella en mano se lo impidió— Ambos sabemos cómo funcionaba esto de los amigos especiales, pero nunca le hicimos daño a nadie. Sólo entre nosotros. Estábamos enfermos para tener algo así ¿verdad?

—Alessandro, no sigas…

— ¿Te avergüenzas?

—No…

Puso un dedo sobre los labios de Dante quien no sabía cómo reaccionar— Deberías. Deberías de estarlo. Era un ser asqueroso. Obligándote a prestarme tu cuerpo. Haciéndote daño. No me extraña que quisieras vengarte al no decirme nada sobre que ése se encamaba con Ariel ante mis narices.

El otro negó—Yo no quería que sufrieras más. Ariel te escogió a ti…

—Porque tú le arrebataste a Ethan.  No hay nada de felicidad en ser las sobras de otro, eso deberías saberlo mejor que nadie.

—Sólo quería protegerte…

Alessandro rozó sus labios con los de Dante— ¿Por qué te empeñas en buscar mi felicidad?

—Te mereces ser feliz…

Una carcajada retumbó en el estudio, Dante se encogió de miedo— ¿Feliz? —Repitió como si no conociera el significado de esas palabras— ¿En verdad crees que un ser tan asquerosamente retorcido como yo merece siquiera vivir?

—Claro que sí, Alessandro…

—Yo no soy nada. No soy nadie. Sólo un instrumento que se acopla a las necesidades de los demás: placer, muerte, destrucción, puedo ser todo, pero jamás una persona que merezca ser feliz.

—Basta. Deja de pensar así de ti mismo.

Giró su rostro para empinarse la botella de ron— ¿Qué quieres que piense de mí entonces? No necesito tu lástima. Ni tu compasión. Sé muy bien lo que soy. Todo lo que tengo me lo he buscado.

—Claro que no…

—Claro que sí y lo sabes. Ya no me importa salir lastimado tantas veces porque ya ni siquiera duele ¿sabes? — Volvió a reír y caminó hasta dejarse caer en el sofá de cuero—. Haces el dolor parte de ti. Caer es una rutina. Puedes ir por la vida desmembrándote y ya no importa porque solo quieres que esto acabe— Sus ojos carecían de brillo, de vida—. Cuando las cosas van demasiado bien no puedes disfrutar de esa felicidad porque siempre está la pregunta ¿Cuánto durará esta vez? Solo quiero que esta vida se acabe, pero antes voy a salvar a Lamire. Y después ya no me importa lo que me suceda— Dante cruzó la estancia e intentó quitarle la botella, pero paró en seco al ver como Alessandro sacaba su Colt—. Ni se te ocurra— siseó amenazante.

—Entonces escúchame— suplicó sin moverse. Aún era apuntado con el arma—. Tú mereces ser feliz…

—Las personas merecen serlos. Yo sólo soy una cosa…

— ¡BASTA!

Alessandro río dejando que su cabeza cayera sobre el reposa brazo— ¿Por qué pierdes tu tiempo en algo como yo? ¿Por qué la gente pierde su tiempo en siquiera mirarme? No tienes idea el asco que me doy yo mismo...

—No deberías estar así por Ariel…

Ladeó el rostro con lentitud, simplemente era un cuerpo vacío. Sin alma— Ariel…Ariel…Ariel— susurró una y otra vez como si fuera una oración; un mantra—. Mi ricura, mi vida, mi amor…

—Tú lo amas…

—Lo mío no puede llamarse amor. ¿Sabes? Estoy feliz que se terminara.

—No lo estás…

—Sí. Sí lo estoy— Le aseguró mientras movía su arma con cierta torpeza. Terminó otra botella de ron—. Pásame otra…

—No…

— ¡Qué me pases otra maldita botella! — Gritó.

Dante no se movió— Deja de hacerte daño…

— ¡Es mi puta vida y si quiero descuartizarme por diversión lo hago y no te debería importar un carajo!

—No puedes seguir así…

—Cierto— Comentó  conteniendo su ira, se puso  de pie dejando la Colt sobre el sofá. Caminó hasta el mini bar y tomó otra botella de Ron—. Ahora sí.

—No vengas a destruirte frente a mí si no vas a dejar que te salve…

Alessandro río. Se puso de cuclillas y siguió bebiendo— Nadie puede salvarme. Ni Misha. Ni Ariel, ni cualquier pobre bastardado que quiera hacerme creer lo contrario…

—Deja de menos preciarte…

— ¿Menos preciarme? ¡Mírame! ¿Crees que alguien con mi apariencia se menospreciaría? — Cuestionó mientras se ponía de pie una vez más— Sé muy bien lo que soy, lo que tengo, el efecto que causo en los demás, pero el que diga que nadie puede salvarme es simplemente aceptar una realidad y ser realistas no tiene nada de malo. Es lo que me ha mantenido vivo por años.

—Sólo vives cuando amas…

—Entonces oficialmente estoy muerto— Proclamó con una sonrisa de lado.

—Alessandro, Ariel va a esperar tu perdón…

—Y no pienso dárselo— Comentó con sorna— ¿Sabes por qué? Porque no quiero que se ensucie más de lo que ya está.

—No te entiendo…

—Claro que lo sabes. Soy un ser asqueroso que jugó con sus sentimientos, un maldito cabrón que las tenía siempre de ganar. ¿Crees que no me daba cuenta? La manera en que me veía, la intensidad con la que me amaba.  Te lo repito, tengo lo que me merezco. Llámalo karma, destino o como tú quieras.

—No querías olvidar a Misha. Era demasiado pronto…

Bebió, bebió hasta atragantarse y tuvo que toser. Dante no se movió. Y Alessandro no quería que lo hiciera— ¿Sabes lo único que me produce felicidad? El que no supiera nada. Ariel  no se merecía ese dolor de saber que su tío tenía una relación conmigo. Misha siempre le importó su familia— se quedó unos segundos en silencio como si hubiera olvidado que estaba hablando con él—. Quería a Ariel. Lo adoraba. Deseaba poder conocerlo en persona alguna vez. Quería que lo quisiera y ser su tío favorito. ¿Qué crees que hubiera pensado si hubiera sabido de lo mío con Misha? No puedo dejar que la imagen que Ariel tiene de él se destruya. No puedo hacer infelices a ambos.

—Te haces infeliz a ti mismo…

—A veces es mejor cargar con un peso extra antes de causarle dolor a otras personas…

—No tienes que ser un héroe.

Sonrió de lado, divertido con la comparación— Yo no quiero ser un héroe. Soy lo más alejado a esa figura. Soy un simple ser humano que fue bendecido con una arrolladora belleza y que está condenado a pagar por cada uno de sus errores.

—Suena un precio demasiado elevado por tanta belleza…

—La belleza no es gratis…

—Habla con Ariel…

—No. Debe buscarse un nuevo amor.

—Él te quiere a ti…

—Ahora. ¿Alguna vez te has puesto a pensar qué hará cuando pague la deuda? — Dante se quedó en silencio—. He pensado en eso cada noche desde que iniciamos esta locura. Te diré lo que creo que hará cuando pague esa deuda: se irá lo más lejos de aquí porque tendrá la posibilidad de hacerlo, intentará borrar todo recuerdo de esa vida, irá a la universidad, será un profesional exitoso, querrá darle a sus hermanos un ambiente seguro donde vivir, lo más lejos de este mundo de mierda que se llevó toda su inocencia. Yo formo parte de ese mundo que querrá olvidar…

—Eso no lo sabes…

— ¿Querrías tú recordar algo? ¿Crees que me haría feliz despertar a su lado cada día por el resto de su vida recordándole que alguna vez perteneció a este bajo mundo? Él me quiere ahora porque se siente protegido a mi lado, porque no puede darse el lujo de tener un novio que valga la pena por temor a que Mapelli lo asesine. En mi mundo no podrás encontrar jamás un amor que no esté corrompido.

—Entonces sí lo amas…

—Lo que yo sienta no tiene importancia. Lo único que importa aquí es que él esté bien y que saque a Lamire del país lo más pronto posible.

—Pero…

— ¿Aún me ayudarás?

—Sabes que sí.

—Entonces no tenemos nada más que hablar— Guardó su Colt, pero en ningún momento soltó la botella de ron.

— ¿Qué planeas hacer?

—Emborracharme— Susurró saboreando cada una de las sílabas de esa palabra.

—No voy a permitirlo.

—Sí. Sí lo harás porque es la única cosa que me hace sentir medianamente humano y no una simple herramienta— Volcó la botella sobre sus labios para hacer más énfasis en sus palabras—. Voy a emborracharme porque tengo el maldito derecho de celebrar que no destruí una familia por mi simple presencia. Voy a beber hasta que caiga inconsciente para olvidarme de todo y mañana cuando me levante volveré a ser sólo Morello. La persona que nunca debí olvidar que era. Seré Morello y voy a hacer lo que mejor hago: joderle la vida a las personas.

—No puedo dejarte ir así…

—Claro que sí.

—Alguien tiene que protegerte de ti mimo. Tengo que protegerte…

Alessandro le miró fijamente— Escúchame bien. No soy Ethan Lenz que anda por el mundo pregonando su vulnerabilidad y su vida caótica llena de problemas. No necesito que tú intentes salvarme, como intentas salvarlo a él. Mis problemas me los trago yo solo. No necesito empatía de nadie, ni la ayuda de nadie para superar mi propia basura. Me vale una mierda lo que la gente piense de mi, si soy un maldito cabrón sin sentimientos está bien para mí. Me da igual si el resto de mundo me odia porque al menos no voy a darle gusto al universo que se ría de mí y de la vida que me ha tocado soportar. Nadie nunca sabrá toda la mierda que cargo desde hace años.

—Tienes miedo— susurró—. Siempre lo has tenido. Tienes miedo a que te juzguen por todas las cosas que has hecho, por lo inmoral que puede ser vista tu relación con Misha y luego tu relación con Ariel, por eso no quieres que nadie sepa nada; sin embargo, yo sé toda la verdad y  aún estoy a tu lado. Sé que si le dices a Ariel, comprenderá a la larga y podrían empezar una nueva relación esta vez sin las mentiras o verdades a medias, sólo sus sentimientos y esperanzas…

—No quiero una nueva relación. Me gusta ahogarme en mi vida llena de mentiras. Las esperanzas son para quienes tienen un futuro, para quienes quieren uno. Yo sólo deseo que la próxima bala con la que me encuentre me mate y ponga fin a todo.

Lo dijo con tanta contundencia que Dante no se atrevió a intentar disuadirlo. Lo vio tomar dos botellas más, las llaves de la Chopper y salir del estudio dejándole sin ideas para ayudarle. La puerta de la entrada de la mansión se cerró con ímpetu. Más violento fue el arranque de la motocicleta.

***

Ariel vio como el Toyota se alejaba por su calle con un horrendo traqueteo. Se quedó unos minutos intentando tomar fuerzas para enfrentar a su madre. Tarde o temprano tendría que decirle que Alessandro había terminado con él, pero temía que se decepcionara por su comportamiento. Ella siempre le había enseñado a ser siempre sincero uno mismo y a respetar los sentimientos de los demás.

Intentaba permanecer sereno, pero una parte de él seguía creyendo que Alessandro llegaría a buscarle en cualquier momento y le perdonaría aunque no se lo mereciera. Sintió su móvil empezar a vibrar y lo tomó esperanzado— ¿Aló?

— ¿Tan feliz te pones de escuchar mi voz, firedoll?

Ariel tembló— Mapelli…

— ¿Cómo va mi acto principal?

—Bien. No se preocupe. Todo saldrá como desea.

—Eso espero. Necesito que el número lo dividas en dos partes.

—De acuerdo— susurró sintiéndose agotado.

— ¿Creo que está demás decirte qué podría pasar si no me complaces?

Mordió su labio con fuerza— Puedo imaginármelo. No es necesario…

Colgó. No soportó seguir escuchando esa voz un segundo más. Intentó controlarse antes de siquiera animarse a entrar a su hogar. Pasaron diez minutos más antes que tuviera el valor de hacerlo. Entró al lugar intentando hacer el menor ruido posible. Sólo quería llegar hasta su habitación e intentar olvidar todo.

—Desde ese día no he podido dejar de pensar en usted—Ariel terminó de cerrar la puerta con extremo cuidado. Era la voz de su madre—. Intenté localizarlo, pero no tenía idea de cómo hacerlo.

—Bueno, henos aquí…

Sintió como si le hubieran sacado todo el aire al escuchar la voz de Lupo proveniente de la cocina.

— ¿Entonces acepta?

— ¿Está segura de esto?

—Ya le dije que sólo he podido pensar en usted. ¿Acepta?

Ariel tembló. ¿Aceptar? ¿Aceptar qué? Miles de ideas pasaron por su mente— ¿Su hijo sabe de esto?

—A él no le importará…

Ariel caminó con lentitud hasta ponerse en el umbral de la puerta. Su madre sonreía a Lupo mientras este bebía una taza de café. Ambos voltearon para mirarle— Mamá…

Emily sonrió con naturalidad— Ariel, que bueno que llegas ¿Nos acompañas?

— ¿Qué hace él aquí? — Preguntó con rabia contenida.

—Yo lo he invitado a cenar— Le explicó con tranquilidad—. ¿Ya has comido?

—No tengo hambre— Pronunció sin disimular su desconfianza ante la presencia de Lupo en el lugar. Éste se limitaba a responderle su mirada con una de desprecio— Iré a ver a mis hermanos…

—Ariel, aguarda— Pidió su madre mientras le indicaba que tomara asiento a su lado. Sin despegar la mirada de Lupo tomó asiento no entendiendo por qué tanto misterio. Apartó la vista del halcón para intentar descifrar lo que su madre quería decirle—. Ariel— empezó conteniendo la emoción—. Le he pedido al señor Lupo que sea el padrino de los gemelos…

Silencio. Ariel intentó descifrar si era una broma. La peor broma de su vida, pero allí estaba su madre indicándole que iba muy enserio— ¿Qué?

—Le he pedido que sea el padrino de Naomi y Chris.

Miles de imágenes pasaron por su mente desde Lupo riéndose en esos momentos en su cara hasta Lupo enseñándole a Chris como disparar, a catar drogas— No…

— ¿Ariel?

—No— Volvió a repetir esta vez más seguro sin mirar al halcón—. Mamá. Sabes bien que lo de los padrinos es algo serio. Además se supone que tienes que discutirlo con mi padre.

Emily intentó permanecer serena, pero si algo había heredado el pelirrojo de su madre era su pésima cualidad de pretender que ciertos temas no lo afectaban. La mujer sonrió nerviosa a Lupo— Lo sé, pero tu padre…

— ¡¿Qué?! ¿Crees que no va despertar? — Preguntó intentando controlar toda la rabia que lo estaba carcomiendo por dentro.

—No. No yo no he dicho eso…

— ¡Pero lo piensas! — Explotó—. Sé que crees que no va a despertar. No puedes hacerle esto a papá. Él…él…—Él aún era la cabeza de la familia—. Él va a despertar. Él no nos va a abandonar.

Emily se levantó para abrazarle con fuerza. Ariel hundió su rostro en el pecho de su madre— Lo sé. Lo sé.

—No, no lo sabes…—le reprochó—. Ya no lo crees.

Emily suspiró mientras se ponía en cuclillas y hacía que su hijo la mirase— Sé que ha sido difícil sin tu padre. Lo sé. Todos lo extrañamos mucho; sin embargo, estoy segura que a él le haría feliz que el señor Lupo fuera el padrino de Naomi y Chris. Siempre me hablaba muy bien de él. Tu padre le tiene un gran aprecio y yo también— Ariel no podía seguir escuchándola. No quería seguir haciéndolo—. Tus hermanos deben ser bautizados y no podemos esperar hasta que tu padre despierte.

— ¡¿Por qué no?! ¿Cómo crees que se pondrá si descubre de todo lo que se ha perdido?

—Él entenderá…

Ariel se levantó furioso— Pero yo no…

Emily impidió que su hijo se fuera de allí— Ariel. Esto es importante para nuestra familia. No necesitas comportarte como un chiquillo malcriado frente al señor Lupo.

Ariel miró lleno de rabia al aludido quien permanecía con su semblante imperturbable. El llanto de Naomi hizo que la tensión del momento se rompiera. Emily le ordenó a su hijo que no se moviera y salió rumbo a la habitación de los gemelos.

Apenas se escuchó el rechinido del escalón, miró furioso a Lupo— Aléjate de ella.

—Para que lo sepas ella fue quién me buscó.

—No sé qué quieres aquí o qué quieres de nosotros.

— ¿Desde cuándo tengo que darte explicaciones?

Ariel tembló de rabia— No voy a permitir que te acerques a mi familia. No dejaré que la hundas— La sonrisa socarrona de Lupo lo hacía enfurecer—. ¿Qué es tan divertido?

—Hablas de proteger a tu familia cuando no puedes protegerte a ti mismo. Eso es lo divertido.

—Cállate. Tú no sabes nada.

Lupo se puso de pie con lentitud— ¿Enserio? A ver. Al menos intenta darme un buen golpe — Apenas terminó de pronunciar la “e” cuando Ariel intentó abalanzarse encima. Un simple movimiento le bastó para ponerse fuera de su alcance— ¿Ves? ¿Así quieres proteger a los otros? — Ariel volvió a arremeter contra Lupo quien lo inmovilizó contra la mesa, dejándole el rostro sobre esta— ¿Ves? — Sonrió complacido cuando lo escuchó reprimir un quejido de dolor— Debería disculparme, pero supongo que estás acostumbrado a terminar siempre debajo de los demás.

— Suéltame…

— ¿No que ibas a proteger a tu familia? Eres solo un niño, Ariel Miderhive. Creo que te convendría dejar de pensar tanto en ti, en cómo te sientes, y en qué deseas de la vida si en verdad deseas proteger a los tuyos.

Lo soltó. Ariel se intentó golpearle, pero no lo consiguió— ¡Lárgate de mi casa! No quiero verte cerca de mi madre o de mis hermanos nunca más. ¡¿Me escuchaste?!

— ¡Ariel! — Su madre estaba terminando de entrar en la cocina— ¿Podrías repetir lo que acabas de decir jovencito?

—Ya lo escuchaste. No quiero verlo cerca de ti ni de mis hermanos— Exclamó agitado, furioso—. No voy a permitir que éste tenga que ver algo con nuestra familia.

—Eso no lo decides tú.

Ariel miró a Lupo quien seguía sin querer demostrar lo divertida que le parecía esta situación— Mamá…

— Ariel, ya he tomado mi decisión. Sé que tu padre también la avalaría. No podemos dejar a tus hermanos sin bautizar. Sé que esas cosas no son importantes para ti, pero para tu padre y para mí sí lo son.

Ariel contuvo las lágrimas de la cólera— Bien. Haz lo que quieras. No me pidas que forme parte de esto porque yo no voy a traicionar a mi padre— Pasó a un lado de su madre, fue directo a su habitación donde tomó un suéter y caminó hasta la entrada.

— ¿A dónde crees que vas?

—Da igual…

—No, no iras a ningún lado. No puedes estar molestando a Alessandro siempre con tus problemas.

Ariel se detuvo al pie de la puerta y giró con sus ojos cargados de lágrimas— No puedo ir donde él por más que quiera porque terminó conmigo…

Vio la sorpresa en el rostro de su madre que estaba en el umbral del pasillo— Ariel…

—Quiero estar solo…

***

Surgió de entre las sombras al notar la enorme camioneta que se detenía frente suyo. Subió en ella. Su jefe parecía estar de mal humor. Apenas entró, la camioneta empezó a avanzar por la ciudad sin rumbo alguno— Espero que sea importante. No me habrás hecho venir hasta acá sólo para quejarte que el trabajo se está complicando ¿verdad?

Firedoll  y Morello— Su tono de voz reflejó la ansiedad de su descubrimiento; sin embargo, no vio la misma sorpresa en su jefe— ¿No lo entiende? Ellos dos…

—Sí. Están juntos. Lo sé…

— ¿Lo sabe? — Preguntó sin poder creerlo.

Mapelli sonrió de lado y se inclinó para tocar la mejilla de la persona frente de él— Aún no tienes idea dónde te has metido ¿verdad?

— ¿Entonces por qué me mandó a vigilar a firedoll si ya sabía lo que necesitaba de él? — Aquello no tenía sentido—. ¿Cómo lo supo?

—Crees que sólo tendría un informante. Así como tú hay muchos.

— ¿Cuántos?

—Eso no te importa…

Tragó hondo— ¿Entonces qué sabe? ¿Qué quiere que averigüe? Todo sería más fácil si me dijera algo en concreto.

—Tu trabajo es mantenerme informado de cualquier cosa que se considere relevante. Yo decidiré qué información me es útil y cuál no. ¿Algo más?

Firedoll le fue infiel a Morello con Ethan…

Mapelli sonrió para sí, por primera vez complacido por la información brindada— Excelente. ¿Sólo eso?

—Morello lo sabe — Susurró casi con temor que no cumpliera sus expectativas, pero asintió aún más complacido.

—Está bien— Chasqueó lo dedos haciendo que la camioneta se detuviera. El chofer se bajó y abrió la puerta trasera—. El precio de esta información será bien remunerado. Espera tu paga. Mantenle un ojo a firedoll bien puesto.

—Por supuesto.

***

Corrió por las calles que empezaban a quedar desiertas. Subió aquella ridícula colina, tembló cuando llegó a aquella entrada ridículamente enorme. Tomó su móvil—. Sé que debes estar ocupado, que quizás no quieres hablarme, pero… te necesito…

— ¿Dónde estás?

—En la puerta principal.

No se había atrevido a tocar el timbre. A los pocos minutos escuchó unos pasos apresurados bajando las escaleras. La enorme puerta se abrió dejando a relucir a un Ethan perplejo— Ariel…

—Lo siento. Lo siento por venir aquí— sollozaba—, pero estoy desesperado. Y…—Ethan le abrazó con fuerza. Ariel se aferró a él como si fuera su tabla de salvación—. Todo está mal.

—Tranquilo…

—Me quiero morir. Me quiero morir.

—Ariel, no digas esas cosas.

—Ya no lo soporto, Ethan. Me voy a volver loco. Siempre estoy equivocándome. Quisiera que las cosas me salieran bien aunque sea una vez…

—Estoy aquí. Sé que no es de mucha ayuda, pero no voy a dejarte solo.

—Alessandro, mi familia, Mapelli, tú, todo...— Hipó intentando controlarse—. No sé, no sé todo parece desmoronarse frente a mis ojos y por más que trato no puedo evitar que el mundo se me venga encima.

Ethan lo estrechó con más fuerza. Ariel hundió su rostro en el cuello de su amigo mientras lo empapaba con sus lágrimas. Hipaba. Le costaba respirar. Alzó la vista unos segundos encontrándose con la mirada de Dante que los observaba al pie de las escaleras. Ariel se separó avergonzado.

— Lo siento— Susurró intentando no seguir viendo al novio de su amigo—. Yo no debí venir. No sé qué me pasa últimamente.

Ethan quién no se había dado cuenta de nada le miró incrédulo— No. No voy a dejarte que te vayas así. Mírate.

Ariel intentó limpiarse las lágrimas avergonzado— Voy a estar bien. No es nada. No quise venir a molestar.

—Ya estás aquí— La voz de Dante lo obligó a mirarle a los ojos—. Si quieres quedarte nadie te echará.

Ariel asintió, pero notó rencor en el tono de voz de Dante y en su mirada. Ethan parecía ajeno a la escena y le indicó que entrase. Ariel no muy cómodo con la idea lo hizo. Una vez en el salón Ethan le miró extrañado— ¿Me puedes decir qué pasa?

— ¿A qué te refieres?

—Primero Alessandro vino como alma que se la lleva el demonio y ahora tú te apareces en este estado y…

— ¿Alessandro estuvo aquí? — Preguntó ansioso.

— Él sabe lo que hicimos— Susurró Ethan. Ariel le miró sorprendido—. ¿Terminaron por mi culpa?

De dejó hundir en el mullido sofá. No se atrevió a mirar a su mejor amigo— No es tu culpa. Es mía. Sólo mía…

Ethan alzó la mirada para asegurarse que no hubiera nadie en la sala o en los alrededores— Ariel— le dijo bajito—. Ambos decidimos hacerlo. No puedes echarte toda la culpa a ti. Yo debí haberte detenido…

—Tú estabas mal…

Ethan posó su mano en la mejilla de su amigo— Lo sé; sin embargo, una parte de mí deseaba poder estar contigo de esa manera…

Ariel le miró sorprendido. Intentó hablar, pero las palabras no le salían— ¿Por qué me estás diciendo esto?

—No lo sé— admitió—. Somos amigos. Supongo que puedo decirte todo lo que siento ¿verdad?

—Tú estás con Dante— Susurró temeroso que lo escucharan.

—Y quiero estar con él— Le aseguró con una contundencia que lo lastimó—. Quiero estar con él, pero no quiero que pienses que lo que pasó entre nosotros no significó nada para mí.

Ariel le miró con tristeza— ¿Entonces sólo fui un polvo con significado?

—No. Tú siempre serás más que eso— Le aseguró. La distancia entre ambos se iba acortando—. Te quiero…

—Yo también— Dijo con cierto temor. No sabía que estaba haciendo ya. Quizás Will tenía razón y debía de dejarle de dar vuelta a todos los asuntos. A lo mejor debería olvidarse de tener una pareja por un tiempo— Ethan…— susurró al sentir como tomaba su rostro para evitar que esquivara ese beso. Sus labios se encontraron haciendo sentir culpable a Ariel. Era la primera vez que besar a Ethan le sabía a culpa y odió sentirse así— Para…— Sin embargo no le obedeció— Ethan, por favor— sollozó—. Detente— sus besos se iban haciendo más profundos. La culpa lo embargaba. Lo empujó dejándolo confundido.

—Lo siento…

Ariel temblaba— No vuelvas a besarme nunca más. No lo hagas. Somos amigos. Sólo amigos. Nunca debimos caer en este juego. Tú tienes a Dante y no seré yo quien los separe— No quería destrozar la vida de su amigo—. ¿Qué nos está pasando últimamente? Tú siempre has sabido qué quieres y ahora vienes y me besas como si intentaras descubrir si en verdad estás tomando la decisión correcta al estar con Dante.

Ethan palideció un poco— Quiero a Dante…

—Deja de decirlo como si quisieras convencerte a ti mismo.

 Ethan obligó a Ariel a mirarlo— Lo quiero. No me estoy convenciendo a mí mismo. ¿Entiendes?

Ariel soltó su agarre— Entendido. Mejor me voy…

—Ariel, aguarda.

—No. Es mejor que me vaya. Iré a apoyarte a la final. No te preocupes.

—Ariel, no te vayas así.

El pelirrojo ignoró su suplica, pero se detuvo a su lado antes de salir— ¿Sabes? Will me dijo que debería tomarme un tiempo para aclarar mis sentimientos. Quizás tú deberías hacer lo mismo porque ese beso me supo a algo más…

Notas finales:

Aún no estoy segura si podré actualizar el próximo lunes debido a unos problemillas personales que intento solucionar y de paso mañana entro a la U  de nuevo y quiero tomarle bien el ritmo desde el principio. Cualquier cosa estoy avisando por mi twitter y por la página en facebook! :)

Gracias por su apoyo~ :) 


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