Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

[Reviews - 1052]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos! Bueno he aquí un nuevo capítulo que creía que no iba a salir para ahora XD Si tengo que ser sincera, pero aquí está saliendo del horno. Espero que sea de su agrado :)!! Un poco más largo de lo usual para compensar la espera :)!! 

Va con mucho cariño para Fanboyfrustrado que siempre es un gran apoyo para mí ya sea en el ámbito emocional o en el literario :) Es lo mejor de este mundo este perro x)

Marcus rebuscó las llaves de su apartamento, luego de una intensa batalla por encontrarla entre las miles de chucherías que cargaba en sus jeans logró localizarlas. Había ido a encargarse de un trabajo menor. Sabía que a Jensen no le hubiera molestado en ayudarle, pero últimamente no podía estar cerca de él sin sentir la enorme necesidad de decirle que se había enamorado de una arpía.

Entró esperando encontrar un poco paz, pero solo se encontró con Jensen que rebuscaba entre sus casettes. Cerró la puerta con más fuerza de lo usual haciendo que el halcón se sobresaltase— Joder, avisa que vienes.

— ¿Qué haces, Jensen?

—He tomado una decisión. Voy invitar a salir a Clarissa.

Marcus tragó hondo— ¿Enserio? ¿Y eso? Creía que ya tenías suficiente con tus citas de estudio.

Jensen no respondió a la primera, Marcus había aprendido a saber que generalmente le gustaba mucho pensar las palabras antes de dar una respuesta que él considerase apropiada— Sé que vas a fastidiarme, pero sí. Me gusta. Creo que me he enamorado de ella. No sé. A su lado me siento diferente, feliz…

El pelirrojo intentó no mostrar lo mucho que le dolían esas palabras— ¿No crees que es momento que ella haga algún movimiento? Es decir. Alguna señal debe haberte mandado ya para que estés tan decidido con tus sentimientos.

— ¿Desde cuándo eres de los que analizan los sentimientos?

—Siempre he sido una persona analítica— Comentó intentando relajar el ambiente— A todo esto. ¿Qué buscas entre mis casettes?

—Oh, es parte de mi plan.

— ¿Ahora hasta tienes un plan?

—Sí. Hoy en la noche hay una fiesta en la universidad entonces pensaba irla a buscar y preguntarle allí si quiere salir en una cita conmigo.

Marcus se quedó sin palabras. Miraba a Jensen y no creía que fuera él. No era él. Incluso sonreía. Sonreía como jamás lo había hecho y odió no ser la persona que lograba ponerlo de esa manera— Aún no me dices que buscas en mi música.

—He visto películas— Comentó con seriedad—. Muchas. Y en todas el tipo le pregunta a la chica algo importante en medio de un baile. Y yo no sé bailar…

Marcus río, intentó hacerlo— ¿No te estás tomando esto demasiado enserio?

Lupo dejó de buscar entre las cosas de Marcus percatándose por primera vez de su error— Lo siento. No debería estar diciendo estas cosas. Sólo olvida las cosas que dije ¿sí?

El pelirrojo cruzó la estancia y fue a buscar entre la música y sacó un casette— ¿Y dejar que hagas el ridículo frente a todos? — Puso el casette en la radio— No tienes que preocuparte por saber bailar todo. En la mayoría de bailes no importa que hagas el ridículo— Lupo frunció el ceño—. Solo debes preocuparte por el baile lento.

Jensen tragó hondo— Sabes, mejor debería pedírselo en la biblioteca…

Marcus le indicó que se acercara— Siempre es bueno que sepa este tipo de bailes— Lo tomó de la cintura y se estiró un poco para darle play a la música—. Por el momento serás la chica— comentó malicioso.

— ¿Qué mierda es eso? — Preguntó al escuchar la canción.

Marcus sonrió— “Take my breath away” de Berlin, idiota.

— ¿De quién?

—Confía en mí. A las chicas les encanta esta canción.

—Y a ti…

—Sí. Para qué negarlo— Tomó de la cintura a Jensen y lo apegó a él—. Tranquilo. No voy a violarte—Comentó intentando tranquilizarlo—. Mira, vas lento empiezas siempre con el pie derecho. En teoría solo estás moviéndote en una especie de  cuadrado imaginario. El hombre es siempre el que guía. Así que intenta agarrar el ritmo desde ahora— Jensen asintió. Al principio terminó pisando a Marcus más veces de las que consideraba necesaria— ¿Cambiamos?

Lupo asintió un poco más seguro. Luego de unos minutos repitiendo la canción, finalmente logró dominar el ritmo con cierta facilidad. Marcus sonrió encantado— Eres muy bueno en esto.

— ¿Y tú como aprendiste?

—Bueno tenía disimular que era gay ante mis padres, así que me tocó aprender.

Jensen asintió sin saber qué agregar— Esa canción es muy cursi…

Marcus pasó sus manos alrededor del cuello de Jensen quien se quedó sin saber que hacer— Pones tus manos alrededor de la cintura— le susurró divertido de su inocencia.

—Cierto. Cierto. Lo hacen en las películas— Marcus apoyó su rostro en el hombro de Lupo y se dejó guiar por la canción—. ¿Se supone que haga algo en estos momentos?

Marcus río— Enserio, eres como un extraterrestre— comentó pasando los brazos de Lupo alrededor de su cuello y él poniendo sus manos en la cintura de este—. Ahora eres nuevamente la chica. Esto te ganas por ser tan tú.

—Cállate…

Marcus tomó la cabeza de Jensen obligándolo a ponerla sobre su hombro— Tú funcionas mejor diciéndote las cosas que no debes decir o hacer— Lo apegó más a él. Hundió su rostro en sus cabellos—. Así que escucha con atención todo lo que voy a decirte, para que no hagas una tontería.

—De acuerdo.

Se quedó en silencio dejando solo la canción resonara— ¿Sabes? Siempre deseé tener a alguien con quien bailar esta canción— Jensen intentó mirarle, pero Marcus no se lo permitió—. Te quiero. Te quiero…—susurraba con amor—. No soportaría la idea de verte con alguien que no sea yo bailando esta canción. Bailando cualquier canción. Compartiendo una vida contigo— Dieron un pequeño giro por toda la sala—. Te amo. Me encanta estar a tu lado. Adoro cuando ríes, cuando gritas, cuando te enfureces, cuando no tienes idea que hacer— Suspiró—. Me has hecho muy feliz conocerte en esta vida y espero que me permitas estar a tu lado en otras…

—Marcus…

El pelirrojo sonrió— ¿Escuchaste bien? No tienes que decir ninguna de esas mierdas cursis, sino espantarás a cualquiera — Siguió moviéndose intentando no pensar en nada—. Si quieres propasarte un poco, hazlo con delicadeza— Dijo bajando sus manos hasta el culo de Jensen quien gruñó. Marcus río— ¿Ves? Si lo haces muy rápido solo te ganarás una cachetada.

—Bien, ya he entendido…

Finalmente tomó fuerzas para mirarle a la cara— Jensen…—Susurró. Quizás no tenía suficientes fuerzas como para resistirse a su amigo. Ambos dejaron de bailar.

— ¿Qué haces? — Preguntó confundido.

—Take your breath away— susurró antes de poner una mano en su mejilla y besarle. Se separó al notar que Jensen no le correspondía—. Algo así tienes que besarla…

—Marcus…

—Lo harás bien— dijo con una sonrisa triste—. Quiero darme una ducha. ¿Te importa? — Jensen negó—. Quizás deberías arreglarte tú también para tu fiesta…

No dejó que le respondiera. Entró al baño y abrió la ducha al máximo. Se dejó caer en el suelo de esta intentando sofocar su llanto. La ropa húmeda se le apegaba a la piel. A lo lejos aún le llegaba la canción que sonaba una y otra vez. Hundió su rostro entre sus piernas e intentó convencerse que él se había buscado todo esto, porque jamás debió enamorarse de su amigo.

***

Lupo buscó la llave de repuesto que Morello escondía en un lugar demasiado estratégico.  Apenas abrió la puerta del apartamento le llegó un fuerte aroma a alcohol; sin embargo, no esperó ver a Morello como si nada trabajando en el desayunador.

—Cierra la puerta…

Lupo obedeció. Miró a su alrededor. En el piso al menos debía haber diez botellas desde el whisky, hasta el vodka. No había venir la noche que supuestamente había terminado con el enclenque pelirrojo, incluso decidió dejarle un día más de luto. Para ser sincero, Lupo pensó que tendría que venir a intentar hacer que la resaca se  le pasara y obligarlo a salir de su pozo de depresión y pensar algo para ayudar a Lamire.

— ¿Qué ha pasado aquí?

—Nada— Comentó sin despegar la mirada de sus anotaciones. Lupo miró bajo los pies de Morello donde había al menos unas tres docenas de papeles hechos pelota. Además de su violín. Y otra botella considerable de vino—Siéntate. Qué bueno que has venido. Necesito conversar contigo los planes.

No apartó la mirada de Morello quién lucía de lo más tranquilo. Lo más anormal de él era que parecía no haber dormido los últimos días, tampoco parecía haber tomado una ducha y la barba ya empezaba a notársele, por el resto ignorando el fuerte olor a alcohol parecía siendo el mismo.

— ¿Estás bien?

—Claro, ¿Por qué no debería de estarlo? — Preguntó alzando la mirada— Ohhh…—exclamó cuando al notar las reacciones de Lupo— Te has enterado lo de Ariel— El halcón no agregó nada y Alessandro volvió a sus apuntes terminando de darle los últimos retoques—. ¿Por qué luces sorprendido?

—Creía que iba a encontrarte devastado y me tocaría consolarte.

Alessandro río— No soy de los que necesitan de consuelo o lástima. Además ambos sabíamos que esto pasaría tarde o temprano ¿verdad? — Preguntó mirándole de reojo—. No hay tiempo para llorar por cosas que yo me he buscado. Así que admitiré que tenías razón y yo no. Me he equivocado y espero que mi error no impida que me ayudes a salvar a Lamire.

—Primero deberíamos de intentar deshacernos de Claudio.

Alessandro sonrió de una manera un tanto sombría— De eso ya me he estado ocupando desde hace semanas atrás. Confía en mí. A Claudio no le queda mucho de vida.

Lupo asintió un tanto perplejo— ¿Entonces qué haremos con Lamire?

—Hoy lo sabremos. Todo depende de él. Por cualquier mala noticia están estos dos planes. Son los más coherentes. Gozan de simpleza, pero no podemos darnos el lujo de gastar en recursos que no poseemos ¿verdad?

Lupo alzó la mirada asintiendo, pero había algo en la mirada de Alessandro que no lo hacía sentirse tranquilo— Supongo que tú serás el piloto tanto del helicóptero como del jet.

—Sí. No podemos darnos el lujo de pedirle a Dante que usemos su piloto privado, sería poner en riesgo a gente inocente. Si algo malo pasa lo mejor sería que solo nosotros nos las arreglemos como siempre.

— ¿Crees que será fácil sacarlo del país?

Alessandro sopesó la pregunta— Si Claudio era el único soplón entonces no tendríamos que preocuparnos. Incluso estoy planeando usar a ese maldito traidor como distractor para que actuemos con más libertad.

— ¿Tienes tus papeles en orden? Salir del país no es algo fácil si no tienes los medios.

Alessandro sonrió de lado— Un halcón siempre tiene todo previsto. Según investigué también Lyosha y Lamire pueden salir sin problemas.

— ¿No estarás pensando enviar lejos a Lyosha también?

— Sí…

El halcón se puso de pie y golpeó la mesa con fuerza— ¡¿Estás loco?! Si haces que ellos dos huyan Mapelli sabrá que fuiste tú quien los ayudó y no va a dudar en asesinarte.

—No tiene importancia.

—Huirías con ellos ¿verdad?

— ¿Y hacer un mal trío? No. Jamás. No soy de los que huyen y lo sabes.

Lupo volvió a golpear la mesa con más fuerza. Miraba a Alessandro a los ojos y entonces comprendió lo extraño de su mirada. Él se había rendido. Lupo lo conocía prácticamente desde siempre y no podía creer lo que estaba presenciando— No puedes rendirte así. No por un maldito enclenque.

—Esto no es sólo por Ariel — Replicó.

—Claro que sí. Si ibas a actuar de esta manera quizás debiste haberle dicho lo de Misha y tú.

—No, no es tan fácil.

— ¿Por qué no? Sólo llegas y dices algo como: “Mira maldito estúpido, tu tío y yo nos enrollábamos antes, ¿entendiste?”. Listo.

— ¡No puedo! — Gritó furioso— No puedo. No puedo hacerlo no cuando…— Puso su rostro sobre la mesa y sus brazos sobre su cabeza—. Iba a hacerlo. Iba a hacerlo entonces descubrí algo…

— ¿Qué descubriste?

Alessandro alzó la mirada un poco luciendo hundido— No puedo decirlo…

— ¿Puedes mostrarlo? —Alessandro asintió con cierta ansiedad— No aquí. En la cabaña…

***

Ethan se acomodó las mangas de aquel suéter que le quedaba bastante grande. Paseaba entre los perfectos rosales del jardín de Dante. Hacía bastante frío a esa hora de la tarde. Sus mejillas estaban rojas a causa de la brisa y las bajas temperaturas, pero no tenía ánimos de estar adentro de ese lugar que de repente sentía que lo asfixiaba.

Se sobresaltó cuando de la nada Carlo Magno salió a su encuentro. Empezó a caminar a su lado. A veces creía que ese animal era más inteligente que muchas personas. Se detuvo en una de las bancas. Sus manos instintivamente se fueron hasta sus labios, desde que le había besado no dejaba de preguntarse que había estado pensando.

La culpa tampoco podía faltar a esa combinación. Había besado a Ariel casi en narices de Dante no sabiendo con qué propósito, pero sabía que no había sido para reconfortarle. Tampoco las palabras de su amigo le ayudaron a poder calmarse. ¿Él confundido? —Imposible…

Carlo Magno maulló de manera alegre cuando escuchó unos pasos acercándose hasta él. Dante iba hasta él cargando un abrigo extra— Si vas a quedarte aquí afuera toda la tarde al menos deberías cubrirte un poco más— le dijo extendiéndole el abrigo bastante abrigado y también bastante caro. Ethan se lo puso sin decir nada. Dante se sentó a su lado, apenas siendo separados por Carlo Magno quien no tardó en ponerse en las piernas del segundo ronroneando plácidamente—. Ethan ¿Está todo bien entre nosotros?

El azabache no se molestó en mirarle— Sí…

Dante buscó su mirada— ¿Seguro? Es solo que desde que Ariel vino te he notado diferente…

—Quizás te lo estás imaginando.

Dante sintió un pinchazo en su corazón, pero asintió— Tienes razón. Lo siento. ¿Quieres estar solo? — No hubo una respuesta. Suspiró derrotado. Tomó a Carlo Magno entre sus brazos y se alejó de allí intentando no pensar que era una señal a sus peores temores.

Ethan no se movió hasta luego de una hora. No comprendía por qué las palabras de Ariel siempre terminaban afectándolo tanto por más insignificante que fueran siempre había algo que le impedía no tomárselas a la ligera.

Se puso de pie sintiendo sus manos entumecidas a causa del frío. Debía de dejar de pensar tanto en Ariel y enfocarse en Dante le debía una disculpa por su actitud de hace una hora. Subió las escaleras hasta la habitación. La puerta estaba entreabierta. Carlo Magno estaba dormido en la cama de Dante. El último caminaba nervioso de un lado a otro en la habitación— Alessandro, tienen que saberlo ya — Hablaba por teléfono—. ¿Quieres que sea sincero? — Preguntó deteniéndose de golpe—. Tengo miedo que hagas una locura. Necesito que me jures que no harás una tontería— Silencio—. No me obligues a ir hasta allá y obligarte a que me lo jures. Sé que quieres que todo se acabe, pero no tienes que exponerte a tantos peligros. Tú aún puedes ser feliz…

Por su expresión y la frustración con que lanzó el teléfono a la cama era obvio que el halcón había colgado. Dante se giró furioso dispuesto a salir de la habitación, pero se detuvo en seco al notar a Ethan en la puerta— ¿Vas a ir a buscarlo? — Ethan sintió un acceso de rabia al notar que en verdad eso planeaba hacer— ¿Por qué? ¿Por qué dejas siempre todo de lado por Alessandro?

—Tú también dejas todo por Ariel…

—No estamos hablando de Ariel. ¿Por qué siempre quieres meterlo en nuestra relación?

— ¿Por qué te empeñas en querer pretender que ya no está bien metido en ella? — Le cuestionó.

—No es Ariel. Es Alessandro el que está en medio de nosotros. Siempre viene o va y tú no dejas de ir detrás de él aún cuando sabes bien que no quiere ser salvado. ¿Por qué te empeñas a querer intentar reparar a alguien con el alma rota?

Dante sonrió con tristeza— Es mi mejor amigo. Sé que no quiere ser salvado de ese mounstro que habita dentro de él y solo le ayuda a autodestruirse…

— ¿Entonces por qué sigues yendo tras él una y otra vez?

— ¿No harías tú lo mismo por Ariel? — Le preguntó con suavidad— ¿No sentirías que es tu deber intentar salvarlo de sí mismo? Incluso cuando él no quisiera tu ayuda.

—Yo no estuve enamorado de él…

— ¿Me lo juras?

— ¿Acaso no crees en mi palabra? Ariel es mi mejor amigo sólo eso y a veces siento que tú aún amas al tuyo— Dante se sentó exhausto a la orilla de la cama. Carlo Magno movió sus orejas, pero no se molestó en abrir los ojos—. ¿Sabes? A veces tengo la sensación que te resignaste a que nunca será tuyo y por eso intentas algo conmigo…

Dante se puso de pie, caminó hasta Ethan le tomó de las manos y lo guió hasta la orilla de la cama donde lo hizo que se sentara, se puso de cuclillas frente a él— ¿En verdad piensas eso?

—Sí…

Tristeza. Decepción. Culpa— Te amo, Ethan Lenz— susurró con tristeza—. Realmente lo hago, pero no sé cómo convencerte que eres a quien quiero a mi lado. Sé que Alessandro está presente más de lo que debería, pero simplemente no puedo darle la espalda— Apretó las manos de Ethan—. ¿Sabes algo? Siempre pensé que sólo podría amar a Alessandro, durante mucho tiempo creía que estaba destinado a sólo ver cómo otros eran felices y yo seguía aquí sintiéndome sólo. Intenté llenar ese vacío con sexo, con alcohol, con cualquier cosa que me hiciera olvidar lo que sentía y de repente apareció Lyosha y supe que podía seguir adelante, pero Lyosha no era para mí. Entonces cuando creía que había perdido la esperanza apareciste tú…

Posó sus manos en sus mejillas— Tú. Ethan Lenz. Quien me hizo conocer lo que se llama amor a niveles insospechados. Me hiciste sentir feliz, vivo, lleno de esperanza— Su rostro se iluminó—. Me hiciste ver el mundo de otra manera. No sé, me has cambiado la vida. Jamás he sido más feliz. Me has enseñado a ser mejor, persona. A amar y creer que en verdad algo puede ser para siempre, en verdad quiero creer que lo nuestro puede ser para siempre…— Su sonrisa se fue apagando poco a poco. Su mano rozó los labios rojos de Ethan—. Sin embargo estoy consciente que eso no depende solo de mí y aunque te ame como jamás creí ser capaz no depende solo de mí el estar juntos. También estás tú y te pregunto ¿Quieres esto? Esta vida, este hogar, este amor que sé que te ha lastimado en más de una ocasión…

— ¿Por qué me preguntas eso?

Intentó volver a sonreír, pero no pudo— Porque tengo la sensación que aún no sabes si me quieres a mí de la misma forma que yo te quiero a ti.

—Dante…

— ¿Quieres esto? ¿Sí o no? — Lo interrumpió lo más gentil que pudo—. Sé que nunca quieres lastimar a los demás, pero entiende que hay situaciones donde uno siempre saldrá lastimado en más de una ocasión y prefiero que seas honesto ahora primero contigo mismo y luego conmigo. Es hora que pienses primero en ti y lo que realmente quieres.

— ¿Por qué haces esto?

— ¿Por qué no quieres responder a mi pregunta? Te he explicado las cosas como son, lo que quiero. Eso es todo. Tengo derecho a saber si tú también quieres esto o quieres buscar algo mejor. No voy a juzgarte, pero necesito una respuesta, Ethan. No me hagas amarte más si no estás seguro de lo que sientes por mí…

—Dante…

— ¿Amas a Ariel? — Preguntó con suavidad. Silencio. Intentó sonreír— Tomaré tu silencio como una afirmativa y te ahorraré el trabajo que tú lo digas. ¿Está bien?

—No. No está bien. Yo no  sé que sentir…

Ethan pudo notar como los ojos de Dante se volvían vidriosos— Está bien— Ocultó su rostro unos segundos—. Es mejor que me lo dijeras ahora y no cuando ya no pudiera parar lo que siento por ti— Aunque algo le decía que ya era demasiado tarde para detenerlos.

—Dante, en verdad no sé, no sé qué me pasa. Yo en verdad te amo, pero…

—No sabes bien qué sientes por Ariel…

—No quiero terminar contigo.

—Yo tampoco quiero hacerlo, pero si no sabes que sentir quizás sea lo mejor ¿no crees?

Ethan no sabía bien qué decir o que hacer— Te amo…

—Y yo a ti, lindura— susurró Dante—. No pasa nada. ¿Quieres que nos demos un tiempo? — Ethan le miró no muy convencido—. Tranquilo, nada pasará. Siempre te seguiré queriendo.

—Me iré ya mismo si así lo quieres…

—No— suplicó abrazándole—. Quédate a mi lado. Sólo esta noche. Quédate junto a mí. Ethan Lenz. Sólo una noche más.

***

Lamire no borró su sonrisa mientras veía a Lyosha bailar para él. Reía ante las ocurrencias de su novio. Luego de unos minutos se acostó a su lado bastante agotado— ¿Así eres de consentidor con todos tus pacientes?

—No, sólo contigo— le aseguró.

Lamire le besó con gentileza. Ahora sentía más libertad. Lyosha acababa de quitarle el yeso tanto del brazo como el de la pierna. Sus dos manos se fueron hasta el rostro del español— Extrañaba poder tocarte de esta forma— Sin embargo notó que él no estaba igual de feliz que él—. ¿Pasa algo?

—No. Es sólo que tengo un poco de hambre. ¿Quieres que cenemos temprano ahora? — Lamire lo sujetó con fuerza— ¿Eh? ¿Qué estás haciendo?

— ¿Pasa algo?

—Claro, que no. Sólo tengo hambre. Ya te lo he dicho.

No muy confiado soltó el agarre, pero esta vez lo tomó de la cintura— Lyosha— susurró contra su oído—. Quiero hacerte el amor…—Notó la sorpresa en aquellos ojos color miel.

— ¿Ahora?

— ¿Hay algo que no los impida?

—No, pero…

—Lyosha— El español intentó evadir su mirada, pero lo tomó con cierta fuerza obligándole a verle a los ojos—. Me estás ocultando algo…

— ¿Por qué piensas eso?

—Te conozco— Le aseguró—. Mejor que a ti mismo. No me engañas. ¿Qué sucede?

—Bonito…

—Deja de ocultarme cosas que tarde o temprano sabré. ¿Sí? — Lyosha agachó la mirada—Hey, hey ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Es tu padre? — Negó—. ¿Pasó algo con Morello o Lupo? — Volvió a negar. Lamire intentó pensar en algo coherente, pero nada se le ocurría— ¿Es por mí? — Preguntó ya no sabiendo que podía atormentar así a su pareja. Lo vio asentir con lentitud. Lo obligó a mirarle a los ojos— ¿Qué pasa? ¿Te aburriste de esperar a que estuvieras bien? — Preguntó temeroso—. ¿Pasó algo en la fiesta? — Lyosha intentó hablar— ¿Te acostaste con Di Ferrer o con alguien más?

—No…No…No es eso…

— ¿Te diste cuenta que no me amas?

— ¡NO! Lamire, deja de decir tantas tonterías.

— ¡¿Entonces qué pasa?!

Lamire perdió el control, pero era por el miedo a tanto misterio— Eres tú…

— ¿Yo? — Preguntó sin saber qué esperar.

—Cuando te rescatamos vi tu reporte médico y decía…

Lamire le tomó del rostro— Escúchame. No me hagas esto. No necesitamos lastimarnos más con esto. Sólo dilo.

—No estoy seguro que puedas volver a caminar…

Las manos de Lamire resbalaron con lentitud por las mejillas de Lyosha confundido. Temblando— ¿Qué?

—Bonito, yo…—Lamire se movió con rapidez, escapando al agarre de Lyosha. Se puso de pie. Lyosha le miró incrédulo. No salía de su asombro, pero Lamire estaba de pie. Sonrió al verlo allí frente a él— Lamire…

El coreano sintió que le devolvían la vida— No vuelvas a asustarme así…—Intentó moverse, pero su pierna no reaccionó— No puedo moverla…— Su voz mostró todo el temor que sentía—No…—Intentó moverla, pero sólo logró terminar en el suelo. El español se apresuró a ir a su lado— No puedo…

—Bonito…

—No puedo, no puedo...

Lamire miró desesperado a Lyosha quién lucía igual que él. Había sido una ilusión. Por un segundo ambos creían que en verdad todo estaría bien y ahora ambos caían cuenta en su realidad.

Le tomó del rostro— Tranquilo, bonito…

— ¡¿Cómo quieres qué esté tranquilo?! Tú mismo lo viste…

—Lamire…

—Déjame solo…

—No. No voy a hacerlo.

— ¡VETE! — Gritó— ¡Vete, Lyosha! — Lo empujó con fuerza. Deseó sacarlo a la fuerza, pero no podía. No podía caminar. Quizás nunca volvería a hacerlo.

—No. No voy a dejarte.

Tomó el frasco de medicina que estaba próximo a él y se lo lanzó con fuerza— ¡Vete! — Gritó desesperado.

Lyosha lo esquivó, así como todo lo siguiente que Lamire le lanzó. Al poco tiempo lo tenía a su alcance. Lamire se resistió, pero en poco tiempo Lyosha logró inmovilizarlo— Escúchame. No voy a dejarte. Y ya he visto demasiados doramas contigo así que sé lo que viene. Querrás dejarme porque te sentirás como una carga, pero te juro que te asesino si se te llega a pasar por la mente dejarme por eso ¿escuchaste? Así que no hagas nada estúpido. No me alejaré de ti nunca. No vas a deshacerte de mí. ¿Entiendes? Estamos juntos en esto. No necesitamos agregarle más drama a esta situación— Ambos respiraban agitados, Lamire le miraba sorprendido, pero Lyosha estaba allí indicándole que iba muy enserio—. Te amo, idiota. No voy a dejar que hagas una locura. He esperado demasiado para conocerte así que no te desharás de mí tan fácil ¿Te ha quedado claro?

Lamire asintió con lentitud y Lyosha lo soltó— Lo siento…

El español le besó con desesperación. Las manos de Lamire se hundieron en aquellos rebeldes risos. Sus bocas chocaban con frenesí. Sus lenguas se acariciaban ansiosas— ¿Entendiste que no voy a dejarte? ¿O necesito volver a besarte? — Susurró jadeante.

—Está claro, pero no quiero que dejes de besarme…

***

Lo primero que notó fue ese brazo alrededor de su cintura. Volvió a cerrar sus ojos en vano. Ya estaba sintiendo todo. El calor, la culpa. Ethan abrió sus ojos con lentitud una vez más notando como ya había amanecido. El cómo seguía lastimando con Dante con su presencia. No comprendía por qué no lo había dejado marchar la noche anterior. ¿Por qué le gustaba lastimarse así mismo?

Miró la hora se hacía tarde para su gran juego. Uno que había esperado con tantas ansias y ahora que el día había llegado no se sentía capaz de sentir algo que no fuera culpa por lastimar a Dante.

—Tienes que irte ¿verdad?

—Sí. Se hace tarde.

Sin embargo Dante no lo soltó e Ethan no se movió. Sólo sintió los labios de él sobre sus hombros — ¿Puedo ir a verte al juego?

—No lo sé. ¿Tú quieres?

—Creía que ibas a pensar más en tus necesidades y no en las de los demás— Con un suave gesto le indicó que se diera la vuelta. Aún reticente Ethan obedeció. Miró a Dante y no supo bien qué estaba sintiendo el otro, lo cual era poco usual desde que vivían juntos—. Ethan, tienes que aprender que a veces está bien pecar de egoísta. Si no quieres que vaya puedes decírmelo.

—Quiero que vayas…

Dante asintió y acarició la mejilla de Ethan— Entonces iré. Estaré allí para apoyarte.

—No lo merezco.

—Lo sé. Te mereces más.

Ethan le miró entristecido— No quiero estar confundido...

—Yo tampoco quisiera que lo estés, pero es la realidad que nos está tocando vivir. Sólo nos queda aceptarla— Posó un dedo sobre los labios de Ethan—. No digas nada. No cuando no solucionaría nada y sólo te haría sentirte más culpable. Mejor nos alistamos y te llevo a tu gran juego.

Se puso de pie y fue a ducharse. Abrió la llave de la ducha deseando que el agua se llevase lejos las ganas de decirle a Ethan que no quería perderlo. ¿Por qué la felicidad siempre parecía tan efímera para alguien como él? Salió del baño sintiendo que el peso de sus errores del pasado ahora le estaba pasando cuenta justo cuando menos lo deseaba.

Luego de unos minutos se encontró con un Ethan que estaba guardando todas las cosas de la habitación que no había usado desde que habían hecho el amor. Se apoyó en el marco de la puerta y notó con tristeza como aquello en verdad estaba pasando. Ethan se iría de su lado y probablemente no volvería. Se sobresaltó al sentir algo enrollarse en su pierna y al bajar la mirada se encontró con los enormes y expresivos ojos de Carlo Magno. Sonrió con tristeza. Ethan se llevaría todo y sólo le dejaría un enorme vacío; sin embargo, sabía que era mejor que vivir engañado. Quería creer que era lo mejor.

La mirada de ambos se encontró— ¿Hay problema que venga después por ella?

Dante negó— Si gustas puedo llevártela a tu apartamento con Carlo Magno. Así te ahorra muchos problemas— Ethan asintió— ¿Desayunamos?

— ¿En verdad quieres hacerlo?

—Te lo agradecería. Me ayudarías hacerme a la idea que será la última vez en algún tiempo— Si es que no era para siempre.

El desayuno fue un momento agridulce para Dante. Notaba que Ethan no sabía bien cómo actuar y se prometió que sería la última cosa egoísta que le pediría. Salieron rumbo al gimnasio de la ciudad donde se llevaría acabo el juego. El lugar ya estaba bastante lleno cuando llegaron.

Apenas pusieron un pie en el gimnasio todos los de la escuela de Ethan empezaron a hacer alboroto. Dante sonrió con cierta nostalgia por esos días— Estaré por allí animándote.

Ethan le miró con cierta culpa— Lamento obligarte a venir…

—No lo haces. Sabes cómo me encanta verte hacer lo que te apasiona. Da lo mejor de ti, pero sobretodo diviértete porque estos momentos son los que quedan gravados para siempre en la memoria ¿De acuerdo? — Ethan le abrazó y Dante no pudo rechazar ese abrazo.

Ethan sonrió una última vez y se dirigió hacia sus compañeros a quienes no parecía extrañarle esas muestras de afecto con Dante. Miró el público y entre toda la multitud notó como Dante saludaba a unas personas vestidas élegamente para una ocasión como esa. Eso sólo podía significar una cosa: Era del comité que cambiaría su destino.

Tragó hondo. Una mano en su hombro lo hizo sobresaltarse— Creo que eso responde de antemano mi pregunta de cómo te sientes.

Ethan abrazó a Lupo apenas salió de su impresión— Viniste…

—Te dije que vendría.

Ethan se aferró a Lupo con fuerza— Es sólo que eres el único que nunca me ha defraudado y que vengas hace que todo sea mejor.

Lupo le dio unas palmaditas en la espalda intentando transmitirle, torpemente, su apoyo— Impresiónalos.

El halcón se alejó dispuesto a ir hasta las gradas donde sus compañeros se apresuraron a abrirle espacio en la primera fila. Al parecer ya era común para ellos verlo allí. Ethan se terminó de quitar su chaqueta y su pants del equipo cuando notó que alguien más iba entrando al lugar. La última persona que se imaginaría. Ethan sintió la mirada de Dante y Lupo sobre él.

El entrenador los llamó a todos a hacer tiros y a calentar, pero Ethan caminó hasta John Erbil— ¿Qué hace aquí?

—Sólo quise venir a apoyarte.

— ¿Sabe mi madre que usted está aquí?

—No. No sé los problemas que ustedes tengan, pero pensé que si no puedo figurar como tu familia al menos me permitirías ser tu amigo.

Ethan vaciló. No sabía que tan bueno sería involucrarse con John Erbil. No después de todo lo caótico que era su entorno. Además sabía bien que a la larga que fueran amigos y al mismo tiempo siguiera manteniendo contacto con los halcones solo complicaría todo.

—No estoy tan seguro que funcione…

—Sé que ya tienes bastantes amigos, pero a mí me vendría bien ampliar mi círculo ¿qué dices?

Ethan odiaba el tipo de personas como Erbil, porque eran del tipo que inevitablemente te caían bien porque sí. Allí frente a él sabía que una parte de él quería llevarse bien con él, pero la otra le decía que ya lo había lastimado mucho indirectamente— Supongo que un período de prueba estaría bien— pronunció a su pesar, y la sonrisa de John sólo le hizo sentir más culpable—. Gracias por venir a apoyarme…

—Lo harás muy bien.

Ethan fue a calentar con el resto del equipo sintiéndose extraño por tener a alguien más apoyándole. Al mismo tiempo sabía que faltaba alguien: Ariel. No podía evitar estar viendo de vez en cuando a la multitud esperando encontrarse con aquellos cabellos rojizos y esa sonrisa que le hacía sentir un calor en su pecho, pero no llegaba.

El árbitro indicó que el partido estaba a punto de comenzar. El alboroto se hizo mayor. Ethan volvió a ver a la entrada, en esos momentos entró Samuel Shiheflit. Ethan se quedó sorprendido de verlo allí. No esperó que llegara. Este le sonrió al verlo en la cancha listo para entrar en acción y con un simple gesto le indicó que le deseaba la mejor de las suertes. Ethan sonrió agradecido.

En esos momentos supo que no estaba solo. Siempre había personas apoyándole a su alrededor. Incluso Lyosha le mandó un mensaje de texto mientras iba de camino en el cual le deseaba suerte de parte suya y de Lamire. No estaba solo. Tenía personas que se preocupaban por él incluso cuando ellos mismos lidiaban con sus propios problemas.

Después del saludo respectivo con el equipo contrario, Ethan indicó a todo su grupo que hiciera un círculo— Todo por lo que hemos luchado se reduce a este momento. Sea cual sea el resultado quiero decirles a todos que estoy orgulloso de este equipo, de cada uno de ustedes. Me siento honrado de poder ser su capitán y más que eso de poder ser un amigo para todos. He aprendido mucho gracias a ustedes y les agradezco que me hayan depositado su confianza. Prometo no defraudarles. Ahora vayamos y demostremos de que estamos hechos.

El círculo se rompió y el equipo se dividió unos directo a la cancha y los otros a la banca. Ethan se dirigió al círculo central donde estaba ya el árbitro y el sujeto con el cual pelearía el balón le sacaba varios centímetros de altura, pero no perdería contra él.

El árbitro indicó que se pusieran en posición, Ethan tenía la mirada fija en el balón, el árbitro lo lanzó. Saltó. Apenas por unos centímetros logró ganar el balón logrando que llegara a manos de Mike quien se apresuró a ir directo hasta la canasta del equipo contrario, estaba cruzando la línea de tres cuando le robaron el balón.

Ethan leyó los movimientos del jugador logrando robar el balón Cruzó la cancha lo más rápido que podía, apenas que le venían pisando los talones se lo pasó a Marc quien logró encestar desde la línea de tres puntos haciendo que el marcador se abriera a su favor.

Ethan les indicó a todos que regresaran a defender. Su posición: Pívot le ayudaba a ver con un poco más de panorámica los próximos movimientos del resto de su equipo y de los atacantes, pero le resultaba problemático que él fuera el más alto del suyo en especial cuando habían tres del equipo contrario más altos que él.

El balón pareció una mancha cuando hicieron un pase de lado a otro de la cancha tomando a la defensa desprevenida, Ethan apenas logró reaccionar para girarse, pero cuando saltó el otro equipo ya había anotado. Todos se quedaron anonadados ante la velocidad de los pases. Ethan les indicó a los otros que se adelantaran mientras Mike le pasaba el balón.

Entre Marc y Bill lograron encestar una vez más, pero con dificultades. En especial porque empezaron a hacerles marca personal. Los siguientes minutos fueron los más largos y difíciles porque de repente el otro equipo empezó a anotar como si estuvieran en un entrenamiento. Al final del primer cuarto les sacaban una diferencia de veinte puntos.

Ethan miró hacia la grada. No había rastros de Ariel. Apretó sus labios con fuerza. El entrenador indicó que cambiaran a marca personal también lo cual sería más desgastante, pero si no se arriesgaban la distancia solo se haría más grande.

Volvieron a la cancha, pero su mirada volvió a buscar en vano a Ariel y en lugar de eso sólo se encontró con la de Dante que comprendió a quién buscaba. Aquello lo hizo sentir peor y no vio como el del otro equipo venía en el contraataque haciendo que terminara en el suelo y de paso marcándole falta personal por obstruirle el paso a los del equipo contrario.

El entrenador no tardó en saltar y reclamarle por estar en la luna. Mike se apresuró a ayudarle a ponerse de pie— ¿Estás bien?

Ethan asintió intentando volver su cabeza al juego. Apretó los dientes con fuerza cuando notó como había encestado a causa de su error. Miró hacia las gradas donde los del comité hablaban entre ellos y le señalaban. Ethan intentó concentrarse durante los siguientes minutos, pero terminó cometiendo otra falta más. Logrando que el entrenador lo amenazara con sentarlo si cometía otra.

—Ethan, relájate…

Miró el marcador que estaba cuarenta a setenta y cuatro. Jamás les habían sacado más de diez puntos de diferencia en otros partidos. Jamás se sintió más aliviado cuando el árbitro indicó que era tiempo del descanso del medio tiempo.

El entrenador les indicó a todos que fueran a los vestidores, pero Ethan no se movió al notar que Alessandro iba entrando al lugar. Sus miradas se encontraron haciéndole quedarse en su lugar. Se acercó a Lupo con el cual intercambió unas palabras. Ambos le miraron unos segundos. Alessandro buscó entre la multitud a Dante a quién le indicó que se acercara. Al poco tiempo tenía a Lupo acercándose a él.

—Ethan, surgió algo…

— ¿Está todo bien?

—Te explicaré todo en otro momento. No te dejaría sino fuera algo realmente importante— Este asintió— En verdad lo siento.

—No, no te preocupes. Ve. Ten cuidado.

—Suerte. Cuídense del número siete y del doce son los que más daño les están haciendo. El trece siempre le da pase al tres y el quince siempre falla los tiros de media distancia, pero hace daño desde la línea de tres.

Ethan asintió agradecido por los datos de los cuales no había notado. Alessandro salió con Lupo a quien no miró; sin embargo notó como miraba una última vez molesto a Dante. Aún a sabiendas que tenía que ir a los vestidores fue hasta Dante— Creí que te irías con Alessandro…

—Le dije que esperaría a que terminara el juego.

Aquello no se lo esperó— No tenías porque hacerlo.

—Claro que sí. Quiero estar presente para ver cuando ganes.

—Si es que logramos remontar…

—Claro que lo harás. Confío en ti.

Ethan sonrió un poco más seguro en sí mismo. Fue directo a los vestidores donde el entrenador no dejó de reñirle, pero él no perdió los estribos en ningún momento. No era momento para hacerlo.

Apenas el entrenador salió del vestidor bastante alterado Ethan les indicó que se acercaran y les repitió la  información que Lupo le había dado además de indicarles que volvieran a la  defensa de zona al menos por este período sino no soportarían el último cuarto. Todos parecían confiar más en él que en entrenador que era de poca ayuda cuando se enfurecía.

Iba por los pasillos dispuesto a volver a la cancha cuando apareció Ariel a la entrada este. Ethan se quedó estático en especial cuando este corrió hasta él — Perdón. Perdón por venir tarde…

No quería escucharle, sólo le abrazó—Maldita sea, Ariel, creí que me habías abandonado…

—Lo siento yo…

—No importa—Lo cortó—. Estás aquí. Ahora tal vez pueda concentrarme porque no dejaba de pensar que quizás algo malo te había pasado de camino acá.

Ariel se separó un poco de él— No quise preocuparte—Ethan asintió un poco más tranquilo—. Ahora ve y gana…

—Es fácil decirlo. Nos están masacrando.

—Lo sé. Dante me dijo que viniera a verte— Aquello fue como un balde de agua fría para Ethan—. ¿Estás bien? — Se limitó a asentir—. Tranquilo. Van a remontar.

Ambos salieron de los vestidores y notó a Dante animándole junto al señor Shiheflit. John seguía allí también animándole. Ariel se quedó en las primeras gradas dándole ánimo. Volvieron a la cancha— ¿Por qué no se rinden y nos ahorran el trabajo de avergonzarlos aún más? — Cuestionó uno de los del equipo contrario.

Ethan le miró molesto— Lo siento. Rendirse no está en mi vocabulario.

Recibió un pase el cual pasó de inmediato a Thomas quien se apresuró a adelantarse, cuando la marca se le hizo bastante apretada dio un pase hacia atrás que terminó en manos de Ethan el cual no dudó en encestar de tres. Haciendo que la barra de su escuela saltara de emoción.

El contraataque fue tan rápido cómo habían esperado, pero también lograron robárselo rápido ya que Lupo había estado en lo correcto al decirle que el número trece le daba pase siempre al tres. Mike logró robarlo esta ocasión haciendo que Ethan corriera hasta estar cerca de la línea de tres donde no tardó en ser marcado por uno de los más altos del equipo contrario, pero apenas tocó balón se lo pasó a Bill, en ese breve momento de distracción del que lo marcaba logró entrar en el área logrando hacer un alley oop que dejó al equipo contrario enmudecido.

Los siguientes minutos fue como un renacer para su equipo. Ethan logró dar los pases correctos a las personas adecuadas haciendo que el margen de diferencia se fuera acortando. Faltaban treinta segundos para que terminara el tercer cuarto y la diferencia era solo de un punto. Bill tomó el balón fuera del área se infiltró dentro del área, pero dos jugadores se apresuraron a bloquearle, este dio un pase hacia atrás que terminó en manos de Ethan quien no dudó entrar en el área logrando no sólo encestar sino ejecutar un soberbio clavado en el aro.

Ethan sonrió satisfecho iba a soltarse del aro cuando notó a quién tenía enfrente suyo, fuera de la cancha. Le miraba con la misma sonrisa de satisfacción en sus labios, pero mucho más perversa. Ethan se dejó caer, pero sus pies apenas lograron soportar el peso de su cuerpo.

— ¿Desperdiciando tus habilidades como halcón?

El árbitro indicó que era el fin del tercer cuarto. Todos se apresuraron a abandonar la cancha menos Ethan quien no movía ni un músculo al ver a Mapelli frente a él— ¿Qué haces aquí? — Preguntó sin poder disimular lo mucho que le afectaba verlo allí.

—Vine a apoyar a mi hijo como es de esperarse. ¿A poco no te alegra? — Ethan retrocedió al sentir como lo llamaba el entrenador. Los ojos de Mapelli se fueron directo hasta la grada dónde estaba Dante con Samuel y Erbil— Veo que tienes tu propia barra personal.

—Vete…

— ¿Así tratas a tu padre?

—Tú no eres mi padre. Jamás lo serás.

—Te guste o no esta es nuestra realidad, querido Ethan. Deberías alegrarte después de todo no falta mucho para que todos te abandonen.

—Largo…

—Ethan, deja de intentar alejarme de tu vida, al final seremos tú y yo padre e hijo hasta el final de los tiempos.

—Nunca…

Mapelli le ignoró olímpicamente— No deberías tratarme así. No vaya a hacer que la paciencia se me acabe y pase un accidente en este lugar. ¿Verdad?

Ethan miró a todos lados y notó como había varios hombres de Mapelli custodiándole— No te atrevas…

—Claro, aunque podría lastimar sólo a quienes te importan. ¿Con quién debería empezar? ¿Shiheflit? ¿El pobre diablo de John que apenas tiene vida? ¿O por tu preciado Dante?

—Con él no te metas— Bramó furioso.

Mapelli río— ¿Tanto te importa?

—Eso no es de tu incumbencia…

—Ethan, Ethan, creía que ya habíamos tenido una conversación semejante por teléfono ¿recuerdas?

Claro que lo recordaba, había sido la vez que Ariel lo había encontrado en el patio de la escuela bajo un árbol temblando, pálido. Mapelli había amenazado con lastimar a Dante sino accedía a reunirse con él. Aún recordaba todas las palabras que le había dicho, la descripción que le dio de cómo torturaría a Dante si no accedía, empezó a sudar frío de solo recordarlo— Ambos sabemos que sólo es cuestión de tiempo, Ethan— Este negó—. Te convertiré en mi arma más letal y te gustará en lo que te convertirás.

—No…

—Te encantará sentir como la sangre ajena se desliza entre tus dedos, te volverás adicto a la sensación de poder que te da el poder ver como la vida se escapa de los ojos de tus víctimas. Vas a aprender a hacer un halcón.

—Basta…

—No habrá lugar para la amistad porque para esas alturas descubrirás que nadie fue tu amigo en verdad y todos te ocultaban cosas.

—No es cierto…

—Ethan, Ethan —Canturreó—. La gente te dará muchas sorpresas tantas que cuando llegue tu turno no dudarás en hacerlos pagar por ellas. Tú mismo cobrarás venganza y harás su vida un infierno…

— ¡Cállate! — Gritó con fuerza antes de salir corriendo del lugar.

Ethan salió del gimnasio temblando. Aún recordaba cómo había amenazado con dañar a Dante después que le había dicho que su madre ya no tenía importancia en su vida. Él siempre iba a saber a quién lastimar para que lograse hacer lo que él quisiera. Le había pedido información de la investigación de su madre en aquella ocasión y era otorgársela o poner a Dante en peligro de muerte.

Escuchó la puerta abrirse. Ethan se sobresaltó, pero sólo era Ariel. Sólo Ariel. A lo lejos le llegó el silbato indicando el inicio del último cuarto— Ethan. ¿Estás bien?

Este temblaba, sólo negó con la cabeza. Ariel le tomó del rostro— Tranquilo. Ya se fue. Ya se fue…

—No, no es verdad…

—Es verdad. Se fue. Todos lo vimos. Tranquilo. Necesitas volver a entrar.

—No puedo. No puedo hacerlo. No así. No en este estado— Decía sin dejar de temblar—. Quiere dañar a todos los que me importan....

Ariel le tomó con más fuerza— No pasará nada.

—Claro que sí. Siempre vamos a estar a merced de él; estará allí acechando, esperando la oportunidad perfecta para aparecer y recordarnos que no nos dejará en paz hasta que se salga con la suya.

—Ethan, basta.

—No puedo, Ari. No puedo seguir pretendiendo que tengo una vida normal.

—Entonces no lo hagas, pero no renuncies a tus sueños. La gente del comité está esperándote no puedes dejar escapar esta oportunidad, Ethan. Es tú momento. No dejes que Mapelli te arrebate ese sueño.

—No puedo volver…

—Tu equipo te necesita. No puedes abandonarlos. Tú no eres así.

—No puedo pensar ni siquiera puedo dejar de temblar y…

Ariel le besó con fuerza. Ethan se tensó primero, pero luego no dudó en corresponderle. No sabía bien que hacía, pero su mente quedó en blanco. Sus ojos fueron cerrándose lentamente. Sus manos se aferraron a Ariel y él le hizo lo propio. Se separaron jadeantes— Ya no estás temblando…—Ethan le miró con intensidad—. Ve. Te necesitan.

—Creí que no debería besarte nunca más…

—Cierto, pero no dije nada acerca de besarte yo a ti.

—No sé qué haría sin ti…

Ethan salió corriendo hacia el gimnasio. Ariel sonrió un poco más tranquilo; sin embargo, esta duró poco al sentir unos pasos caminar hacia él. Sintió un escalofrío cuando los pasos se detuvieron a unos pasos de él— Espero que estés satisfecho, mi precioso firedoll— Ariel cerró sus ojos con fuerza cuando Mapelli le tomó con fuerza apegándole a él—. No digas que no te complazco de vez en cuando.

Sentía el aliento de su opresor chocar con su cuello— Sé que habrá un precio. Siempre hay un precio— Tembló al sentir los labios de este en su cuello.

—Esta vez ando de buen humor. Sólo quería pasar a saludar. No olvides preparar mi espectáculo.

Ariel abrió los ojos sólo para ver como las manos de Mapelli lo apegaban aún más a él. Intentó no demostrar su temor— No lo he olvidado…

—Así me gusta. Tiene que ser algo muy especial. Este año la fiesta está hecha en honor a uno de mis hombres.

Ariel se giró un poco parar mirar a Mapelli quien mantenía ese semblante serio, pero a la vez que tenía un aire de peligrosidad y un poco de demencia a su parecer— Bien por él.

— ¿No quieres saber?

— ¿Eso importa?

—Bueno, tú lo conoces…

Ariel vaciló unos segundos— No conozco a nadie a parte de Morello y unos cuantos de vista…

Mapelli sonrió aún más— Ya has adivinado para quién será la fiesta. Así que espero que hagas sentir al agasajado muy bien. ¿Entendiste?

No se movió incluso cuando escuchó a Mapelli alejándose. Aún intentaba procesar lo que Mapelli acababa de decirle. La fiesta era en honor a Alessandro.

***

Lyosha salió de la habitación de Lamire. Al fin había logrado que descansara un poco más, aún a sabiendas que no lo necesitaba. Echó su cabeza hacia atrás haciendo que esta se apoyara contra la puerta. Cerró sus ojos unos segundos. No había podido dormir ni un segundo. Había estado intentando darle lógica al actual estado de Lamire. Se suponía que ni siquiera debería ser capaz de sentir su pierna y menos de lograr ponerse de pie, pero el sólo hecho que eso pasara significaba que aún había una pequeña esperanza a la cual aferrarse. No todo estaba perdido.

La puerta de la cabaña se abrió entraron Lupo y Morello con un gesto le indicó que Lamire dormía. Ambos asintieron y le indicaron que necesitaban hablar. Aquello también le había tenido nervioso. No sabía bien qué pasaba, pero sabía que era algo grave y que por alguna razón no se lo habían dicho aún ni a él ni a su bonito.

Llegó al comedor y tomó asiento frente a Morello. No sabía bien qué había pasado con él, pero desde hace días había notado un cambio. Uno para peor— ¿Pasa algo? — Lupo le lanzó una mirada significativa a Morello quien no habló de inmediato— Morello ¿Qué sucede? —Insistió empezando a preocuparse.

—Mapelli me ordenó asesinar a Lamire…

Las palabras quedaron suspendidas unos segundos y luego parecieron como si  se hubieran materializado y golpearan a Lyosha directo en el rostro— A-aguarda…¿Qué? ¿Por qué? No, no puedes….

—Lyosha…

—No puedes. No voy a permitírtelo— Dijo poniéndose de pie luciendo bastante perturbado con la noticia.

Morello solo le miró significativamente —Me lo pidió hace casi dos semanas. Créeme que no tengo ganas de mancharme las manos con la sangre de uno de mis amigos.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

—Necesitaba que estuvieras sereno. Lamire necesitaba terminar de recuperarse y te necesitaba bien emocionalmente.

Lyosha se dejó caer en la silla y llevó sus manos a sus cabellos desesperado— ¿Por qué Mapelli quiere asesinarlo?

— ¿Aún lo preguntas? — Cuestionó Lupo— Sabes bien las reglas.

Lyosha miró a Morello intentando buscar ayuda— ¿Qué debo hacer?

Morello apoyó sus manos en la mesa— ¿Puede o no puede caminar? — Lyosha dudó decirle la verdad ¿Y si le decía que no y decidía matarlo? — Lyosha te he hecho una pregunta— Le recordó con voz autoritaria.

—No…

—Mierda— Susurró antes de asentir—. Entonces no tenemos otra alternativa.

— ¿Qué van a hacer?

—Tenemos que sacarlo del país. No sé quizás con su familia ¿Sabes dónde encontrarla?

Lyosha no supo que responder ante la nueva interrogante de su líder. Fue el primer momento que en verdad repara en que no sabía nada de Lamire y cuando decía nada era nada.

—Lamire no puede caminar. Tiene que poder volver a hacerlo— Dijo Lyosha—. He estado investigando. Hay un hospital que ha logrado cirugías con éxito. Es aún experimental, pero casi todas sus operaciones han sido exitosas.

Morello no pronunció nada en un primer momento— Lyosha, sé que esto es importante para ti, pero estoy intentando mantenerlo a salvo. No podemos dejarlo en cualquier hospital y…

—No es cualquier hospital— Declaró Lyosha—. Es el que dirige mi padre…

Lupo miró significativamente a ambos. Era el único que no sabía nada del pasado del español, aparte de Civella, claro está— ¿Estás seguro?

Dudó— Si tengo que enfrentar mi pasado para que Lamire vuelva caminar entonces lo haré. Además Barcelona es seguro para él. Mi padre podría perfectamente hacerlo pasar por alguien más o inclusive pretender como si no estuviera en ese lugar.

—Entonces está decidido. Será Barcelona.

***

Fue marcada falta a favor de Ethan  luego que terminara en el suelo a causa de uno de los mastodontes del otro equipo. Se levantó con cierta dificultad y apenas pudo apoyar el pie. Una mueca de dolor cruzó su rostro y volvió a terminar en el suelo. El árbitro indicó tiempo muerto. Miró el reloj aún faltaba treinta segundos para que el juego terminara. Ganaban por dos puntos. Sólo dos puntos. Si anotaban se iban a tiempo extra y no creía que su equipo lograra soportarlo.

Mike llegó hasta él— Ethan ¿Estás bien?

Este asintió e intentó ponerse de pie. El dolor fue un poco más soportable, pero aún estaba seguro que no soportaría correr más de un minuto— Estás lastimado, le diré al entrenador que haga sustitución— Antes que Mike levantara la mano Ethan le detuvo.

—Escúchame. Puedo hacer un último esfuerzo— Le indicó, Mike le miró no muy seguro— Necesito que te equivoques en el próximo pase y que el equipo contrario anote.

— ¿Estás loco? Si hacen eso…

—Sí hacen eso se confiaran. Deja que anoten y luego necesito que me pases el balón lo más lejos que puedas. Solo tú puedes hacer pases que sean más de media cancha necesito sólo uno para  poder anotar y terminar con esto si nos vamos al alargue no hay forma que ganemos.

Mike asintió y fue a tomar el balón que el árbitro le tendió. Ethan le indicó que hiciera lo que le había pedido. Mike lo hizo ganándose el mayor abucheo de la historia y la indignación de todos cuando el otro equipo anotó haciendo que estuvieran empatados. Mike corrió a la línea de saque antes que cualquiera de sus compañeros tomara el balón.

Ethan empezó a correr hasta el otro lado de la cancha intentando ignorar el dolor de su tobillo, Mike lo vio y lanzó el balón lo más lejos que pudo, exigiéndole al azabache correr aún más a prisa para poder tomarlo. Sintió como le llegaban de los dos lados, pero ya estaba a un paso del aro el de la derecha venía próximo a él. Saltó el otro jugador extendió la mano dispuesto bloquearle, pero Ethan logró amagar al último segundo logrando anotar con la mano izquierda y de paso volver a clavarse en el aro el estado quedó en completo silencio, cuando el sonido del silbato indicó que todo había acabado fue cuando los gritos de victoria lo ensordecieron.

Aún sujeto del aro, Ethan no creyó que aquello era real. Se dejó caer haciendo que el dolor del pie fuera mayor, pero apenas pudo prestar atención a él porque al siguiente segundo era alzado por todo su equipo. Ellos habían ganado.

Ethan miró a la multitud que saltaba, gritaba enloquecida de emoción. Entre la gente sólo logró distinguir a John Erbil quien también sonreía encantado y gritaba su nombre. Al señor Shiheflit aplaudiendo encantado. A Ariel corriendo hasta donde él estaba y a Dante con una sonrisa que no logró descifrar si encerraba más alegría o tristeza.

Apenas tuvo tiempo para procesar todo. John estrechándole la mano diciéndole que había hecho un trabajo soberbio. El señor Shiheflit felicitándole también, pero algo le hizo sentir que no estaba bien con él, aunque en esos momentos con tanta euforia apenas se percató de eso. Los del comité diciéndole que se mantendrían en contacto, pero por la expresión que tenían le hacían creer que en verdad lograría tener esa ansiada beca.

Después Dante. Dante. Dante abrazándole. Diciéndole que estaba orgulloso de él. Dante consiguiendo algo para vendar su tobillo lastimado que luego de unos minutos dejó de doler demasiado, pero con leve dolor para recordarle que debía revisárselo cuando todo terminara. Dante besando su frente antes de partir a hacer quién sabe qué, pero tenía la sensación que era algo peligroso.

Después la entrega del trofeo y su respectiva medalla como campeón y el mayor anotador de todo el torneo incluso cuando había perdido demasiados juegos. Los abrazos, las felicitaciones de sus compañeros de equipo quienes también dedicaron una ovación a Mike y le pidieron disculpas por haberlo insultado ante el pase que Ethan le había ordenado.

Decenas de rostros llenos de orgullo, de felicidad. Padres orgullosos abrazando a sus hijos, tomándole fotografías para que en unos años ellos pudieran enseñárselas a sus futuros hijos. Aquello lo desarmó y aún cuando tuviera el derecho de llevarse por esa noche el trofeo del campeonato se sintió sólo. Deseó que Lupo estuviera allí.

Más tarde la celebración dónde Lupo le habló y logró sentirse un poco mejor. La comida. Las risas. Ariel. Las bromas. Ariel. Siempre estaba allí tan constante en su vida. Las miradas que ambos se dirigían llenas de un sentimiento que aún no comprendía, pero le hacía sentirse extraño. ¿Él también se sentiría así? ¿O era algo unilateral? Más fotos. Bromas. Pizza de todos los sabores que pudieran imaginar. Comían a montones. No importaba porque la comitiva de la escuela pagaba. Risas. Nuevas memorias que lograron hacerlo olvidar que ya no podía volver a casa de Dante. Nuevos momentos que le hicieron reemplazar el mal recuerdo de Mapelli en ese lugar hace unas horas.

Se despidieron del resto del equipo y fue cuando el mundo pareció tomar su ritmo de siempre. Caminaba con Ariel en silencio por las calles— ¿Seguro que no quieres ir a un hospital a que te revisen?

—No. Estoy bien.

Siguieron andando ambos se detuvieron frente a su apartamento. Ariel le miró interrogante, pero Ethan le indicó que subieran. Apenas entró fue consciente de lo que implicaba estar allí. Sólo. Otra vez sólo. Puso el trofeo en la mesa y se quitó la medalla. No se atrevió a mirar al pelirrojo quién sabía que esperaba una respuesta.

— ¿Qué hacemos aquí?

Ethan apoyó sus brazos al borde de la mesa— Dante y yo nos hemos separado…

Silencio. Sólo eso. Luego de lo que pareció una eternidad finalmente Ariel se atrevió a preguntar— ¿Por qué?

Ethan se giró sintiéndose molesto sin mayor razón aparente— ¿Enserio, Ariel? — Preguntó alzando la voz. Su amigo estaba en medio de la sala indicándole que en verdad no tenía razón. El azabache cruzó la distancia que los dividía y lo tomó con cierta fuerza del rostro aquellos ojos verdes reflejaban sorpresa. ¿Por qué? — ¡Maldita sea, Ariel, no me mires así! — Alzó la voz soltándole.

—No entiendo cómo te estoy mirando…

El azabache retrocedió— ¡¿Qué no ves que odio cuando me miras así?!  No entiendo. No entiendo porque cuando me miras de esa manera me siento extraño— Ariel intentó acercarse, pero Ethan no se lo permitió—. No comprendo porque de un momento para otro no puedo sacarte de mi mente. Te veo y no sé qué sentir con respecto a ti. No sé porqué me afectas tanto. A tal punto de cortar con Dante porque no entiendo porqué le amo y te veo a ti y sólo tengo deseos de besarte…

—Ethan…

La distancia fue acortada entre ambos Ethan lo atrajo a él tomándole de la cintura y con la otra mano rozó los labios de Ariel— No entiendo qué siento— susurró desesperado—. Toda mi vida me he dicho que si tengo todo bajo control todo va a estar bien. Durante años me repetía que quizás si era lo más cercano a la perfección mi madre me querría un poco. Sólo un poco. Y entonces vienes tú y me haces darme cuenta que no existe la perfección—Presionó su dedo índice contra los labios de Ariel al notar cómo quería decir algo—. No sé porqué me haces perder el control y me hace desear hacerte cosas que los amigos no deberían hacer…— Ariel le miró lleno de sorpresa, de repente la atmosfera se volvió pesada—. A tu lado todo es mejor, todo es peor, me confundes, me vuelves loco, me haces plantearme preguntas que jamás se me habían cruzado por la mente y es por eso que no entiendo qué siento por ti en estos momentos. No comprendo por qué te estoy mirando a los ojos y sólo deseo besarte no como un amigo sino como un amante…—Ambos estaban tan juntos que no podían no prestarle atención al palpitar desenfrenado del otro—. Detenme, Ariel Miderhive, porque ya no sé de lo que soy capaz de hacer.

 Ariel no lo hizo…

Notas finales:

¡Hasta aquí el capítulo de ahora! :) Actualizo el próximo lunes para no prologar más la espera.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).