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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Hola a todos! Bueno creo que muchos estaban ansioso por leer este capítulo y yo estoy nerviosa de que lo lean :P Así que  espero que lo disfruten :) Ya saben cualquier duda por twitter o face ya que me he retrasado demasiado con los reviews, pero no duden que los leo todos y cada uno de ellos gracias por los 905 reviews hasta el día de hoy *-*

Así que sin pena dejenme review me gustan los desafíos XD Y el actual es reponder todo los que me faltan lol

Este cap va con cariño para "Xoa niña" que en el grupo de facebook ha dejado imágenes de su cast imaginario de la familia Miderhive :) Y de paso cómo se imagina a los personajes a puro fan art :)!! 

Así sin más el capítulo!!

El Mustang se detuvo frente a la facultad de ciencias y humanidades. Jensen lucía algo nervioso, pero había tomado su decisión. Miró su ropa: nada fuera de este mundo para él, pero quizás ésta fuera demasiado fina o elegante para ese tipo de ambientes, pero siempre vestía así. Desde pequeño. Era un hábito del cual sólo lograba desprenderse, no sin cierta reticencia, cuando salía con Marcus.

—Supongo que te veré luego.

Marcus por alguna razón que salía de su razonamiento había decidido acompañarlo hasta allí— Jensen…—pronunció su nombre no sin cierta ansiedad—. Jensen, no entres— Suplicó tomando su brazo que aún se encontraba en el timón.

— ¿Por qué?

— ¿Confías en mí?

—No entiendo que tiene que ver la confianza en estos momentos.

Marcus le miró con cierta cautela— Todo. Si confías en mí nos largaremos de aquí en este instante.

— ¿De qué hablas?

—Jensen, no me hagas decirlo. Sólo vámonos te lo pido como tu mejor amigo. Larguémonos.

—Marcus, sé que ella no te agrada…

—No se trata si ella me agrada o no— Dijo sintiendo como su mal humor empezaba a salir—. No se trata de mí.

Lupo masajeó sus sienes— ¿Entonces de quién hablamos? No sé en primera porqué viniste…

—Jensen, por favor, esto no tiene nada que ver conmigo.

—No mientas. Sé que estás celoso y…

— ¡Claro que lo estoy! —Le cortó molesto por el tono cansado que empleó su amigo— ¡¿Qué crees que bailo de contento cada vez que te veo mirándola?! ¡¿Crees que estoy feliz con que te hayas enamorado de alguien que no te merece?!

—Marcus, basta. No empieces con tus dramas…

El pelirrojo le miró furioso— Claro, no tengo derecho a hacer ningún drama porque me he enamorado de ti y mi vida es una mierda desde que eso pasó porque a ti se te ocurrió enamorarte de alguien que no te quiere como yo lo haría.

—Eso no lo sabes— Le dijo venenosamente.

—Sí. Sí lo sé. Maldita sea, ella no te ama. No te ama y jamás quise decírtelo, pero prefiero que lo sepas por mí antes que lo sepas de la peor manera.

Jensen le miró molesto. Marcus suplicante porque le creyera, pero eso no pasó— Escucha. Eres mi amigo, pero en verdad esto es demasiado para mí, sino te gusta que esté con alguien que me haga feliz…

— ¡No es eso! Si ella fuera la indicada para ti te juro que me haría un lado, pero no lo es. Sólo te utiliza. Ni siquiera le gustas…

—Marcus, basta— Dijo alzando la voz de a poco, pero no lo hacía— ¡Cállate! —Gritó furioso— Tú no la conoces. No sabes cómo es ella en realidad.

El pelirrojo masajeó sus sienes—Jensen, ella no te quiere a ti…

—Bájate del auto— Pronunció con dureza. Se mostró inflexible cuando aquellos ojos verdes le miraron suplicantes—. No voy a repetírtelo.

El pelirrojo se bajó dolido, con lentitud, pero cerró la puerta de golpe y empezó caminar hacia la entrada de la universidad. Jensen también se bajó y siguió su propio camino— ¡¿Sabes?! Creía que estaríamos juntos hasta el final— Gritó Misha— Pero desde que esa maldita perra apareció en tu vida todo se fue a la mierda— Lupo intentó no girarse— ¡Maldita sea, Lupo! ¡Ella quiere a Demian! — Paró en seco. Se giró con lentitud y empezó a caminar hasta donde estaba Misha— Ella quiere a Demian. No quería causarte este dolor, pero prefiero ser yo quien te lo diga.

—Una palabra más y te juro que no respondo…

—Ella no vio todo lo bueno que hay en ti. Ella sólo te utilizó y…

 Ni siquiera le dio tiempo de reaccionar, simplemente llegó y soltó un puñetazo que lo tumbó y arremetió contra él. Después de uno dejó ir otro, y luego otro. Marcus no le devolvió ni un solo golpe. Sólo bloqueó los brazos de Lupo. Sangraba. Fue cuando Jensen cayó en cuenta lo que había hecho. Se levantó asustado. Marcus sólo le miraba dolido, como jamás lo había estado.

—Marcus yo…—El pelirrojo alzó la mano indicándole que no quería excusas. Se levantó y se limpió la sangre que corría por su nariz y por su labio inferior— Marcus…— Éste empezó a alejarse sin importarle las súplicas de Jensen— ¡Marcus, aguarda! — A su pesar se vio corriendo detrás de él, lo cual le pareció patético, pero no podía dejarlo ir. No así. Logró darle alcance y lo detuvo.

Marcus tenía la cara constipada de lágrimas intentando no ponerse a llorar en ese instante— Te odio— susurró con tristeza— Te odio, te odio porque me haces rebajarme, me haces olvidarme que yo también siento y me haces sólo preocuparme por ti— Apretó con fuerza sus puños y sus ojos, pero ninguna lágrima cayó—. No quiero vivir así un solo día. No lo soporto. Te amo, pero no tienes idea lo mucho que duele saber que nunca estaremos juntos, de la forma que deseo. Creí que podría manejarlo, el verte enamorado de alguien más. Creía que podría, pero no cuando se trata de una tipa que no tiene corazón y a la que tú defiendes a tal punto de lastimarme a mí a quién llamas tu mejor amigo.

—Marcus…

—No quiero verte más, Jensen…

Lupo abrió sus ojos al máximo de la impresión— ¿Qué?

—No quiero verte— susurró—. No me hace bien. No me busques ¿vale?

—Marcus, no me hagas esto.

Los ojos verdes del pelirrojo irradiaron cierto resentimiento— ¿Qué no debo hacer? ¿Ser honesto contigo y decirte que Clarissa no te ama? No me pidas que ignore lo obvio y te empuje a un camino dónde sólo saldrás lastimado. Tampoco me pidas que me quede para presenciarlo.

—Lo siento. Lo siento ¿Feliz? Sabes que no le pido perdón a cualquiera, sólo a ti. ¡Maldita sea, no lo hagas más difícil!

Una sonrisa amarga se dibujó en los labios del pelirrojo— Lo hago difícil, porque es lo mejor. A la larga es lo mejor para ambos. Respeta mi decisión y no hagamos un drama de esto ¿vale?  Adiós, Jensen…

No tuvo el valor de detenerlo. No encontró motivos para obligarlo a permanecer a su lado. Jensen se quedó viendo como la figura de su amigo se perdía entre los jardines del campus. Se iba. Se iba y no sabía si eso era un adiós definitivo, pero sabía que no iba a soportar esa distancia no importaba el tiempo que fuera. Empezó a caminar en círculos, furioso consigo mismo. Llegó cerca al auto y le pegó con fuerza al Mustang lleno de impotencia. Gritó furioso. No supo en qué demonios estaba pensando.

Se quedó largo rato apoyado en el auto intentando tranquilizarse. Fumando hasta que su caja de cigarrillos no dio para más y dejándole un sabor a soledad y culpa en su boca. Cuando finalmente decidió entrar a la fiesta, con la esperanza de olvidar aunque sea unos minutos lo ocurrido con Marcus, supo que todo había sido en vano. Clarissa no estaba allí. No había asistido.

Con un enorme vacío regresó a su casa. No podía ir dónde su amigo. Entró sintiéndose peor que nunca. Todo había sido inútil. Cuando entró al vestíbulo sabía que algo extraño había en el ambiente. Una de las empleadas le miró sorprendida que estuviera allí, últimamente sólo llegaba durante el día para recoger ropa y luego irse dónde Misha.

—Su padre pidió que pasara al comedor si llegase a venir.

Lupo asintió no sintiéndose de ánimos, pero prefería salir de cualquier compromiso con su padre en esos momentos. Al entrar en él vio la mesa puesta elegantemente, la vajilla de plata estaba siendo usada. Algo especial debía estar aconteciendo. Su mirada no tardó en cruzarse con la de su progenitor.

— ¡Oh, Jensen, allí estás! — Él nunca lo había vuelto a llamar por su nombre de pila desde que se convirtió en un halcón— Ven, saluda a nuestra invitada.

 En esos momentos Jensen no se había percatado de la presencia de su hermano y de la invitada. La chica sonrió al principio cordial mientras se ponía de pie, pero cuando notó que se trataba de Jensen  se quedó sin palabras al igual que el primero. Ambos mirándose sin poder creer que eso en verdad estaba pasando.

—Ella es Clarissa, la encantadora novia de Demian.

 Jensen se quedó atónito y sólo deseó que la tierra se lo tragara de una vez por todas.

***

Lyosha asomó su cabeza a la habitación de Lamire. No podía describir el dolor que le producía el ver a su bonito en ese estado. Allí estaba viendo él de nuevo sus piernas como si fuera incapaz de creer que no podía moverlas.

El español se armó de valor antes de entrar con la bandeja con comida— Hey ¿Qué haces bonito? — Preguntó con una sonrisa— Te he traído algo de comer. Espero que te guste.

Lamire desvió la mirada de sus piernas e intentó sonreír al español, pero no era fácil pretender que estaba bien— He escuchado que vendrán Morello y Lupo. ¿Pasó algo?

Le tendió la comida— Es mejor que esperemos a que ellos vengan— sugirió. No iba a tener el valor de enfrentar eso él solo—. Lamire— susurró con cierta ansiedad. El coreano le miró confundido mientras comía el arroz que le había preparado, le había costado mucho conseguir prepararlo de la manera que a su bonito le gustaba, pero se sentía feliz de poder complacerlo aunque sea con pequeñeces— ¿Por qué nunca me cuentas nada de ti? — No había podido sacarse esa pregunta de la cabeza desde que Morello le preguntó por la familia de su pareja y no supo que responder.

Lamire apartó su mirada de su plato de arroz y sonrió con sinceridad desde que el español había entrado— Nunca me has preguntado nada. Creí que no era importante.

Lyosha frunció un poco el ceño— No es como si quisiera saberlo todo, pero al menos me gustaría saber el verdadero nombre del bonito que me hizo enamorarme de él. Tú sabes el mío.

—Sí. Tienes razón, Nicolás— Dijo con una pequeña sonrisa.

—No me llames así. No me gusta— Nunca le había gustado su nombre y era extraño que Lamire lo pronunciara para él siempre había sido Lyosha y no quería mezclar lo que conllevaba ser Nicolás con él.

—Kim Dong-Yul — Pronunció como si le fuera extraño estarlo pronunciando frente a Lyosha.

— ¿Perdón?

—Mi nombre: Kim Dong-Yul.

Lyosha soltó una pequeña carcajada, pero al ver que Lamire no se reía se calló— ¿Es enserio? — Lamire asintió mientras volvía a prestar atención a su plato de arroz.

— ¿Kim no es nombre de chica? Como Kimberly.

—Es mi apellido— Contestó con tranquilidad— Mi nombre es Dong-Yul.

Lyosha le miró extrañado— ¿Por qué?

—Es el eligieron mis padres para mí.

El español revolvió sus rizos algo confundido— Dong-Yul…No suena como un nombre para ti, bonito.

—Tú tampoco tienes cara de Nicolás.

Lyosha sonrió a su pesar— ¿Y significa algo? Al menos el mío significa “El que lleva a su pueblo a la victoria”. No sé, es extraño, pero a mi padre le gustaba ese significado, pero no siento que pegue conmigo. 

Lamire dejó de lado su comida y revolvió los rizos del español— Claro que sí. No haríamos nada sin ti en las misiones. Yo no haría nada sin ti—El español se sonrojó un poco—. Y Dong-Yul significa “Pasión Oriental”.

Lyosha sonrió un poco más y se mordió el labio con malicia— Pues tus padres estaban muy seguros que ibas a hacer alguien muy apasionado cuando crecieras para ponerte ese nombre— Lamire rió a su pesar algo avergonzado—. Deberían prohibir que alguien más use tu nombre, sólo tú englobas muy bien toda la pasión que hay en el oriente.

Lyosha se subió a la cama y se acercó como si acechara a Lamire quién empezaba a respirar algo agitado. El español tomó la nuca del coreano quien no puso ninguna objeción. Ambos se miraron anhelantes. Nublados por el deseo hasta que este pudo más y Lyosha unió sus labios con cierta ansiedad. Sus bocas se unían deseosas, sus lenguas se acariciaban anhelantes por poder fundirse en una sola.  Se sentó sobre Lamire sin dejar de besarle ni un segundo sintiendo como la excitación empezaba a hacerse presente y las semanas de abstinencia empezaban a pasarle factura.

—Lamire…—Jadeó en un segundo que sus bocas se separaron—. Sé que está mal, pero quiero hacerte el amor, ahora mismo.

El coreano río un poco— Lo que está mal es que no me lo hayas pedido antes. ¿Podemos verdad? — El español asintió—Entonces tú diriges esta vez. No sería justo que sólo yo tenga el control de todo.

Lyosha mordió el labio inferior del coreano— No planeaba dejártelo mucho tiempo. Después de todo a mí también me gusta dar no sólo recibir— dejando muy claro a entrever el doble sentido de esa frase. Le quitó la camisa a Lamire ansioso—. Bonito…

Lyosha fue desnudando a Lamire ansioso, a lo lejos le llegó el sonido de una motocicleta, pero en esos momentos no podía parar. Su boca se fue directo al sexo del coreano quién jadeó al sentir como prácticamente se devoraba su pene.

Lyosha alzó la mirada y notó como Lamire tenía cerrado los ojos intentando no jadear demasiado, pero esos sensuales suspiros que dejaba salir lo iban a volver loco. Lyosha rozaba de vez en cuando, con cierta picardía, sus labios con un poco más de presión por la erección  que iba despertando a cada segundo. Su boca abandonó el sexo de Lamire para besarle ansioso, pero su mano se fue hasta la erección humedecida con su saliva y continuó masturbándole. El coreano aprovechó de quitarle la camisa al español en esos momentos.

—Lyosha, quiero correrme…

Le calló con un beso— Tranquilo. Déjame disfrutar a mí también de la vista que me regalas— Su mano continuó masturbándole con cierta ansiedad. Lamire no apartó los ojos de los del español en ningún momento.

—Ya casi…

Lyosha sonrió divertido al notar la ansiedad de su bonito y apretó con cierta fuerza el glande sacándole un pequeño gemidito al otro. Escuchó la motocicleta apagarse frente a la cabaña, pero Lamire no lo había notado. Lyosha no iba a detenerse por nada en esos momentos. Su boca volvió a bajar hasta la erección de Lamire quién estaba a su límite.

—Lyosha, más rápido— susurró mientras con sus manos tomaba los rizos del otro y le urgía en silencio. La puerta de la cabaña se abrió— Lyosha, voy a correrme— pronunció con voz aguda. El español aumentó el ritmo, luego de unos segundos la puerta de la habitación se abrió justo en el momento en que Lamire alcanzaba su orgasmo dejando escapar un sensual gemido. Lyosha terminó haciendo que parte del semen de Lamire manchara el abdomen de ambos al separarse para ver quién se había atrevido a interrumpirlos.

Morello estaba en la puerta mirándoles sorprendido— Necesitamos hablar— dijo aclarando su garganta luego de unos segundos.

Lyosha se quitó restos de semen de su boca con tranquilidad. Lamire evitaba mirar a ambos algo avergonzado— Seguro, sólo deja que termine.

—Lyosha…

— ¿Te quedas a mirar o cierras la puerta?

—Todos estamos afuera esperándote— El español ignoró olímpicamente a Morello y lamió sus dedos antes de empezar a preparar a Lamire quien aún no se recuperaba del orgasmo ni de la sorpresa de la intromisión—. Lyosha…

—No he follado en semanas Morello y voy a hacerlo estés o no estés mirando— dijo con seguridad mientras que con su mano libre se desabrochaba el pantalón y los bajaba con todo y bóxer. Lyosha puso las piernas de Lamire sobre sus hombros terminando de prepararlo.

—Lyosha, esto puede esperar…

—No— Gruño algo molesto por la interrupción. Sabía de lo que hablarían. No quería arruinar ese momento con la realidad, quería al menos tener un tiempo a solas con Lamire, sentir que ambos eran normales y podían atender sus necesidades. Miró hasta la puerta— ¿Aún estás allí? — Exclamó algo irritado. Morello no respondió— Bien, no me importa—Dijo mientras entraba con lentitud en Lamire quién ahogó un jadeo de sorpresa.

La puerta se cerró en el momento en que el español terminó de penetrar al coreano. Lyosha suspiró aliviado al sentirse dentro de Lamire— ¿Estás bien?

—Soy yo quién debería preguntar eso— dijo en voz baja—. Lamento haber reaccionado así— Lamire le besó indicándole que no había problema.  Lyosha dejó escapar un suspiro de satisfacción

— ¿Seguro que estás bien?

No. Lyosha no lo estaba. Tenía miedo de lo que Morello podría decirle. Temía que esta fuera la última vez que pudiera estar así, pero no dejaría que eso arruinara su momento— Lo estaré en cuanto empieces a gemir mi nombre— susurró con una sonrisa antes de empezar a penetrarle.

***

El borde de la mesa se clavó dolorosamente en su espalda baja. Ambos ahogaron una risa antes que sus bocas se encontraran una vez más ansiosas. Ethan subió a Ariel a la mesa, mientras éste pasó sus piernas alrededor de la cintura del azabache atrayéndolo más a él.

Las manos de ambos recorrían el cuerpo contrario. Ariel pasó sus manos alrededor del cuello de Ethan mientras sus lenguas se acariciaban dentro y fuera de sus bocas. El pelirrojo alzó su cabeza dejando expuesto su cuello, el cual no tardó de sentir los labios de su amigo besándole con deseo. Ariel jadeó suavemente mientras tiraba con cierta fuerza de la camiseta de Ethan y al poco tiempo estaba sin ella. El azabache por su parte forcejaba con el pantalón de Ariel.

Todo era apresurado, ansioso, donde predominaban los movimientos torpes como si temieran que uno de los dos se echara para atrás en cualquier momento.

—Ethan— Gimió Ariel, cuando el azabache succionó la delicada piel de su cuello recorriendo por momentos toda su longitud y por otros besando sus labios de forma ansiosa.

Pronto ambos se vieron sin camisa. Se miraron deseosos. Ariel pasó sus manos por el torso desnudo de Ethan— ¿Recuerdas la vez que prometimos sólo acostarnos entre nosotros ante circunstancias adversas?

— ¿Así vez esto?

—No. No quiero creer que esto sea así. Sólo quería que supieras que en estos momentos me parecía imposible que  no estuvieras seguro de algo.

La respiración de Ethan era un poco errática— Estoy seguro de lo que estamos haciendo en estos momentos. ¿Y tú?

Ariel tenía su mano en pecho de su amigo. No respondió de inmediato, aquellos ojos dilatados por el placer le robaron el aliento, al igual que esos labios bastante inflamados a causa de sus besos. Asintió con lentitud— Yo también estoy seguro de lo que estamos haciendo y quiero llegar hasta el final…

Unieron sus frentes con una pequeña sonrisa llena de complicidad. Ethan cargó al pelirrojo hasta la cama. Una vez lo depositó en ella un nerviosismo invadió a ambos. Ninguno se movió en primer momento. Ariel harto de esperar tomó la iniciativa, empezó a quitarse los zapatos con una inusitada lentitud, sonrió al otro para tranquilizarlo, lo cual funcionó porque Ethan se desabrochó su pantalón dejándolos caer hasta sus tobillos.

Sin despegar la mirada uno del otro se desvistieron hasta quedar solo en ropa interior, ambos uno frente al otro sin poder ocultar su nerviosismo, como si fueran ambos vírgenes. Fue entonces que ambos descubrieron que no importaba haber estado con alguien el pasado siempre estaba el temor de la primera vez al hacerlo con alguien diferente; y el deseo de no querer estropearlo aún estaba presente.

Ambos se miraban como si en verdad fuera la primera que podían verse como realmente eran. Una tímida sonrisa se formó en la boca de Ethan a la cual Ariel respondió con una jovial risa.

Ethan se sintió más relajado al notar como no era el único nervioso allí. Rompió toda distancia entre ambos. Acarició la mejilla de Ariel antes de besarle con suavidad, más confiado. El beso fluyó con naturalidad, primero lento, para ir subiendo de a poco el nivel. Percibió a Ariel estremecerse bajo sus brazos, de a poco Ethan le fue acomodando en la cama.

Los besos se volvieron más salvajes, las caricias más desesperadas. Ambos rodaban por la cama intentando mantener el control de la situación. Ambos respirando agitados. Restregando sus cuerpos para despertar aún más sus erecciones aún ocultas bajo las telas de los bóxers.

Por mutuo acuerdo se despojaron de la ropa que les quedaban. Los dos respiraban ansiosos. Ariel fue esta vez quien se puso encima de Ethan y empezó a rozar sus erecciones haciendo jadear a ambos. Ethan le miró embobado mientras el otro se movía sensualmente sobre su cuerpo procurando que sus erecciones se rozaran lo más posible. La habitación se llenó de suspiros, de jadeos. Casi se volvió loco cuando Ariel tomó su erección e hizo que ésta rozara las nalgas de éste. El pelirrojo se restregaba contra la erección de Ethan, quién movía sus caderas ansioso, dejando escapar jadeos llenos de placer.

Ethan llevó su mano hasta el pene erecto de Ariel y empezó a masturbarle también, esos jadeos lo estaban volviéndolo loco. En un rápido movimiento lo dejó bajo de él y no dudó en bajar hasta la erección del pelirrojo la cual había seguido probando en más de algún sueño, pero aquello le sabía a gloria. Sus labios abarcaron sin dudar toda su extensión haciéndole sentir más excitado. Su boca húmeda recorría todo el sexo, concentrándose especialmente en la punta donde hacía jadear con más fuerza al pelirrojo. La apretaba con malicia sacándole gimoteos llenos de súplica porque fuera más a prisa.

Sus manos empezaron a acariciar sus muslos sintiendo como los vellos de Ariel se erizaban bajo su tacto— Ethan, para— suplicó mientras sentía todo el cuerpo de este se tensaba y luego eyaculó con fuerza en su boca.

El azabache se separó algo agitado, pero sin poder evitar contener su excitación. Su sexo dolía a horrores. Su boca buscó la de Ariel quien terminó probando parte de su esencia, aumentando más el deseo— Ethan, penétrame…

El azabache asintió ansioso; sin embargo recordó algo importante— No tengo condones…

Ariel sólo le besó con deseo— ¿Te parece que me importa eso en estos momentos? — Susurró contra sus labios— Hazlo, quiero que te corras dentro de mí.

Ethan jamás le había visto así, pero no podía evitar desear a Ariel de la manera que lo hacía. Su amigo tomó su mano y lamió seductoramente tres de sus dedos— Mierda, Ariel, vas a hacer que me corra sin que te haya penetrado…

Ariel dejó de lamer los dedos y río— Siempre puedo causarte otra erección…

—No lo dudo— fue lo único que dijo antes de prepararle. Fue algo rápido, ambos tenían prisa.  No podía esperar un minuto más para sentirse.

—Estoy listo…

Ethan asintió mientras retiraba los dedos la entrada de Ariel. Era el momento. Ambos no apartaban la mirada del otro, pero esta vez estaban seguros de lo que hacían— En verdad pones de cabeza mi mundo— Susurró poniendo las piernas del pelirrojo sobre sus hombros—. Me haces perder el control…

Ariel sonrió seductoramente— Si esto implica que lo pierdas. Recuérdame volverte loco más seguido.

Ethan empezó a penetrarle con lentitud. Ariel hundió con fuerza sus uñas en su espalda sacándole un gruñido mitad de placer, mitad de dolor— ¿Estás bien? — Preguntó jadeante ya con la mitad de su sexo dentro de Ariel.

—Sí…

—Joder, eres demasiado estrecho— Dijo no sin cierta dificultad antes de seguir. Cuando finalmente entró en él ambos ahogaron un gemido de satisfacción.

Ethan respiraba profundo, sentía que en cualquier momento podía correrse por sólo sentir la estrechez y calidez de Ariel. Se miraban fijo, respirando con dificultad, hasta que Ethan se río dejando confundido a Ariel— Mierda, te estoy follando…

—Ni siquiera has empezado— dijo algo divertido el pelirrojo.

Ethan le besó deseoso. Ariel pasó sus piernas hasta que logró llegar a las nalgas del azabache donde no dudó en hundir sus talones haciendo que se adentrara un poco más en él sacándoles un jadeo a ambos.

Ariel onduló morbosamente sus caderas para Ethan incitándole a moverse. Le penetró primero con cierta inseguridad, pero Ariel se encargó de dejarle claro con suaves jadeos que aquello lo estaba disfrutando, miraba esos ojos azules completamente dilatados, rebosantes de deseo—Ethan— gimió al sentir como le penetraba—. Más fuerte…

El azabache asintió mientras tomaba las caderas de Ariel para hacer las penetraciones más profundas. Ariel gimió con fuerza al sentir como sacaba casi la mitad de su sexo y luego arremetía con fuerza— ¿Así?

— ¡Joder, sí!

Ethan sentía su polla dura, seguía penetrando a Ariel regocijándose de ese poder de dominación que sentía sobre éste. Ariel se entregaba a él sin reparos. Sus bocas se encontraban ansiosas, sus lenguas se rozaban lujuriosas, Ethan a veces bajaba un poco por el cuello lamiendo la fina capa de sudor que cubría ambos—Ari…

—Sólo un poco más— suplicó Ariel cerrando con fuerza sus ojos y arqueando su espalda—. Aguarda sólo un poco…

Ethan asintió dejando escapar un gruñido de placer al sentir como el cuerpo del pelirrojo se contraría deliciosamente apretando su erección, quería llenarlo con su semen, quería marcar a Ariel como suyo, aquella idea hizo que Ethan le penetrara más fuerte haciendo que Ariel gimiera más alto, más agudo.

Los dos gimieron con fuerza cuando finalmente llegaron al orgasmo. Ethan se corrió con fuerza en el interior de Ariel haciendo que este gimiera aún más fuerte y más agudo. El azabache se dejó caer sobre el cuerpo del pelirrojo sintiendo su corazón martillar con fuerza.

Ambos jadeantes, agotados, pero muy, muy satisfechos. Ethan salió con cuidado de Ariel notando como el semen escurría de su entrada, aquello le produjo mucho morbo. Se había corrido dentro de Ariel. Miró al pelirrojo quien aún parecía presa del orgasmo. Nunca se imaginó que se viera así después de un orgasmo. En realidad nunca pensó que se viera así en su vida, pero aquella imagen lo dejó sin aliento.

Ethan apartó unos mechones de cabello de la frente de Ariel quien abrió sus ojos aún dilatados del placer— Joder…

— ¿Es lo único que dirás? — Preguntó Ethan con cierta gracia mientras se dejaba caer a su lado.

—Deja que recupere el aliento— Se quejó el pelirrojo.

Ethan se inclinó para besarle. Ariel correspondió, pero sintió algo diferente en ese beso. El azabache se separó de él con una sonrisa, pero no fue la sonrisa que hacía que su corazón latiera como loco como si hubiera vuelto a tener un nuevo orgasmo. Sólo latió con fuerza. No había esa intensidad que le provocaba un placer exquisito y al mismo tiempo una gran felicidad.

Ariel sonrió también, pero no como solía hacerlo después de hacer el amor. Tampoco sintió deseos de buscar algún mimo de Ethan, pero cuando se vio rodeado por los brazos de este no sintió que la felicidad aumentaba, al contrario, sintió un frío instaurarse en su pecho al notar como empezaba a sentir cierta culpa…

***

Lyosha salió de la habitación más radiante, más relajado. Sin embargo no esperó encontrarse con Dante allí. Se sonrojó un poco porque había hecho gritar más de la cuenta a Lamire y estaba seguro que todos habían escuchado lo que había pasado en esa habitación.

—Lamento la demora— Comentó como si nada mientras tomaba asiento.

Morello sólo le miró de reojo— ¿Mejor?

—Mucho— Admitió. Dante le sonrió de una manera comprensiva. Lupo por su parte se limitó a tener su mirada en las notas que tenían—. ¿Entonces?

Alessandro miró a Dante quién asintió antes de informarle: — Entonces mañana vendremos para sacar a Lamire del país. Sólo necesitamos que nos digan dónde están sus pasaportes.

— ¿Cómo planean llevarlo hasta el aeropuerto? — Preguntó bajando la voz el español.

—En helicóptero. No podemos darnos el lujo de trasladarlo por tierra, si hubiera una emboscada sería todo más peligroso y no estaríamos en condiciones de defender a Lamire— Alessandro se tomó unos segundos antes de preguntarle: — ¿Él aún no lo sabe?

—No…

Morello gruñó— Joder, Lyosha ¿Qué mierdas estás pensando? ¿Qué acaso quieres que también se lo diga? ¿No crees que ya tengo trabajo suficiente con intentar que no lo maten? No puedo solucionarle la vida a todo el mundo— Su voz había ido subiendo de nivel gradualmente hasta que casi terminó  gritando.

Todas las miradas estaban en Alessandro, incluso la de Lupo que mostró cierto matiz de preocupación. El halcón se limitó a salir del lugar sin decir nada más. Lupo suspiró— Voy por él…

Lyosha puso su mano en el hombro de éste— No. Yo voy. Es mi culpa…

Se puso de pie y se apresuró a ir hasta el claro. No vio a Morello allí, pero sí encontró la motocicleta, así que no podría estar muy lejos. Empezó a caminar entre los árboles. Nunca había sentido mayor curiosidad de llegar más allá de los primeros veinte metros del frondoso bosque que rodeaba la cabaña. Llegó hasta un pequeño manantial. Lyosha jamás pensó que hubiera un lugar así en un lugar como ese, pero tenía cierto sentido que los árboles nunca pareciera que necesitaban agua.

Entre las rocas divisó a Morello quién estaba bebiendo de una licorera. El español con cierto cuidado logró llegar hasta dónde él estaba— Estás tomando más de lo que acostumbras…

— ¿Te molesta?

—Sólo hacía una acotación— Comentó mientras se sentaba  en la roca más próxima a él—. No sabía que existía este lugar.

—Muchas veces no nos damos cuenta de las cosas que nos rodean. No importando que tan cercanas estén a nosotros.

Lyosha miró alrededor. Allí todo parecía tan tranquilo— ¿Venías mucho aquí con Misha?

Alessandro le miró de reojo con seriedad, pero decidió confiar en él— Muchísimo. Él era una especie de explorador le encantaba andar descubriendo nuevos lugares incluso dónde parecía que no había dónde descubrir nada, siempre encontraba algo maravilloso— Una pequeña sonrisa nostálgica se dibujó en sus labios—. Siempre que veníamos aquí encontraba algo nuevo.

—Lamento lo que pasó con él…

—Yo también…

—También lamento aún no haberle dicho nada a Lamire. Tienes razón. Debo afrontar mi realidad, pero es que a veces la verdad…

—Es peligrosa— Susurró con cierta amargura—. Prefieres cargar con ella sólo un poco más antes de causarle dolor a la persona que te importa, aún a sabiendas que al final  la sabrá te sientes bien porque al menos evitaste su sufrimiento sólo un poco más— Volvió a beber de su licorera—. Comprendo por qué lo hiciste y sé que soy la persona menos indicada para reaccionar molesta.

— ¿Quieres hablar sobre eso?

Alessandro sonrió de lado— No, no realmente. En realidad ahora que estamos los dos solos quería preguntarte algo— Su mirada se oscureció un poco— ¿Qué tan dispuesto estás a dejar todo lo que tienes acá y quedarte con Lamire en Barcelona?

Lyosha por un momento creyó que estaban hablando de utopías, pero al notar el semblante de Morello supo que iba muy en serio— ¿Por qué lo preguntas?

—Lo amas ¿verdad? Si dices que deben operarle y todas esas cosas lo mejor sería que estuvieras a su lado para apoyarle.

Silencio. Sólo se escuchaba el correr del agua— Morello, ¿qué estás planeando?

Alessandro miró su licorera y luego al español— Digo que si es tu deseo estar con Lamire deberías quedarte con él en Barcelona. No sé, estoy seguro que ambos podrían empezar de nuevo.

Lyosha entendía el punto de Morello. Claro que quería una vida tranquila al lado de su bonito, pero jamás se había planteado seriamente el tener una. Ambos eran muy buenos en sus ramas, podrían conseguir un trabajo decente sin problemas, pero: — No podemos desaparecernos y ya. No cuando Mapelli…

—Yo puedo encargarme de Mapelli y de todo lo demás. Sólo te digo que si en verdad estás dispuesto a quedarte con Lamire en Barcelona sólo tendrás una oportunidad y no deberías desaprovecharla— Alessandro se puso de pie y con una gracia casi felina logró con facilidad alejarse entre las piernas.

Lyosha se quedó allí mirándole en silencio— ¿Has hablado esto con Lupo?

—Preferiría que esto quede entre los dos. Lupo no comparte mucha de mis opiniones últimamente— Alessandro se alejó de allí con paso sereno, pero aquello sólo logró que Lyosha se sintiera intranquilo.

Intentó seguirle el paso, pero tardó más de lo que esperaba en alcanzar la orilla lejos de las piedras de las cuales muchas estaban bastante resbalosas. Cuando logró divisarlo los separaban al menos unos veinte metros y él ya estaba entrando a la cabaña. Al llegar a este la puerta se abrió dejando a relucir a Dante quién sonrió aliviado— Iba a ir a buscarte. Creía que no lo habías encontrado.

—Claro que sí. Sabes que soy un rastreador innato— Dijo mientras subía el pórtico—. Gracias por todo. Es obvio que has metido tus millones dentro de esta causa.

Dante sonrió algo apenado— Todo ya estaba. Sólo lo puse a disposición suya.

—Gracias.

—Dámelas cuando logremos sacar a Lamire de aquí. Deberías hablar con él.

El español estaba de acuerdo. No había de otra. Entró de nuevo a la cabaña. Recibiendo una mirada de Lupo que  también le indicaba que fuera a hablar con Lamire.

Al entrar en la habitación el coreano estaba dormido. El español río para sus adentros, al parecer tendría que entrenarlo para que no quedase tan agotado con sólo una vez. Muy a su pesar lo despertó.

Lamire aún somnoliento se incorporó— ¿Pasa algo? — Susurró intentando despertarse.

—Hay algo que debes saber— Comentó con seriedad, quizás demasiada porque el coreano pareció despertar por completo—. Mapelli no está muy contento con que hayamos ido a rescatarte. De hecho está furioso a tal punto que mandó a Morello a asesinarte…— Lamire abrió los ojos al máximo—. Tranquilo, nada va a pasarte. Vamos a sacarte de aquí. Morello tiene un plan y…

—No…

Lyosha abrió la boca para reclamar, pero su impresión fue tal que ninguna palabra surgió de su boca— ¿Qué dijiste?

—No, Lyosha. No quiero que se expongan más por mí. Podríamos meter en problemas a Morello y él ya tiene suficientes además está Ariel y…

—Por él no te preocupes— Ambos giraron hasta la puerta dónde estaba Alessandro apoyado en el marco de ésta. Detrás de él estaban Lupo y Dante—. De lo único que debes preocuparte es no hacer nada estúpido que arruine mi perfecto plan que he estado trabajando por varios días. ¿Entendido?

— ¿Pero qué intentan hacer?

—Barcelona— Fue todo lo que dijo Alessandro.

En un principio Lamire no captó muy bien por qué ese lugar, pero al observar a Lyosha entendió por dónde iba las cosa— Mi padre y las personas que trabajan en él han logrado con éxito que varias personas vuelvan a caminar gracias a un proyecto experimental. He leído los casos y eran más complicados que el tuyo. Además es sólo una pierna y…

— ¿Estás seguro? Es decir, no quiero forzarte a ver a tu padre…

—Estoy seguro. Yo lo propuse. Hay que sacarte de aquí lo más pronto posible.

Lamire miró a todos— ¿Es seguro? ¿Nadie pagará las consecuencias por ayudarme?

—Deja de preocuparte tanto por eso. Es otra misión más. Limítate a obedecerme— Ordenó Morello—. Lupo irá por sus cosas. Sólo déjenle saber qué es lo que necesitan, en especial tú Lamire. El resto luego nos encargaremos de deshacernos nosotros. Procura decirle dónde está cualquier información de importancia o que podría ser perjudicial si alguien más lo encontrase ¿entendido?

Alessandro miró a sus compañeros y luego a Dante— Creo que eso es todo por ahora. Saldremos a las cuatro de la mañana así que procuren dormir— dejando muy en claro con su tono que esperaba que no se desvelaran haciendo cosas innecesarias. Le indicó a Dante que era hora de irse—. Encárgate de todo, Lupo. Nos estamos hablando—  Una simple mirada a Lyosha bastó para dejarle claro que iba muy enserio lo de pensar la posibilidad de quedarse en Barcelona.

Alessandro salió en compañía de Dante hasta el claro y le indicó que subiera detrás de la motocicleta. Arrancó. Era extraño como el sentir a Dante detrás de él le hacía recordar los días escuela cuando siempre se iban por allí en la motocicleta  intentando olvidarse de todo y de todos. A veces Alessandro quería que todo fuera como en el pasado aún a sabiendas que pedía un imposible.

Llegaron cerca de la carretera dónde estaba el auto de Dante parqueado y oculto entre los árboles— Gracias por ir a ayudarnos con los detalles— Alessandro y Lupo se habían adelantado al aeropuerto para ver todos los detalles del jet para asegurarse que todo estaba listo para su vuelo de mañana, posteriormente Dante se les unió—. Tampoco era necesario que vinieras hasta aquí. De seguro ése debe estar esperándote para celebrar.

Dante no dijo nada al respecto, lo cual dio pauta a Alessandro para preguntar— ¿Estás bien?

—Sí. Perfecto— Comentó intentando sonreír mientras se quitaba su sobretodo y abría la puerta del copiloto para colocarlo allí, pero lo único que logró fue hacer que una caja se cayera—. Maldición…

Alessandro se acercó para recogerla y a simple vista notó que aquellas cosas no pertenecían a su amigo. Buscó la mirada del otro, pero éste le rehuyó— Dante…—El aludido se limitó a recoger todo con rapidez y volverlo a meter en el asiento del copiloto—. Ya está todo lo que necesitas ¿verdad?

Morello le tomó con fuerza del brazo y le hizo alzar la mirada— ¿Qué demonios te hizo?

—Nada— La mirada de Alessandro no le hacía sentir más cómodo—. Alessandro, no necesito que me estés cuidando como si tuviera quince. Estoy bien. Ya sabes. Estas cosas pasan. A veces las relaciones no funcionan y uno tiene que seguir adelante…

Alessandro apretó con fuerza sus puños— Ése va escucharme ahora mismo…— susurró con rabia.

—Déjalo. Es  apenas un niño. Es normal que no sepa bien lo que quiere o quizás sí lo sabía, pero no quería lastimarme.

— ¿Desde cuándo eres tan comprensivo?

Dante se encogió de hombros— Sólo creo que el hacer más drama sobre esto es lastimarte más. No sé. No quiero pensar en eso. No ahora. Es muy reciente todo quizás aún no he procesado la noticia. Una parte de mí quiere creer que todo ha sido un mal entendido y que todo se solucionará pronto y volveremos a hacer felices…

—No es justo. Siempre es lo mismo…

Dante sonrió con tristeza— No me gusta este tema…

—A mí tampoco, pero sé cómo ponerle un punto y final.

***

Ariel despertó después de lo que le pareció que habían sido varias horas de sueño. Lo primero que notó era que caía una suave llovizna sobre la ciudad. En segundo lugar; que Ethan aún estaba abrazado a él. Se giró y se sorprendió de verlo despierto— Hola, Ari— susurró con una sonrisa radiante antes de besarle.

—Creí que dormías— Susurró intentando no sentirse extraño con la situación.

—Desperté hace poco. ¿Tienes hambre?

Ariel se incorporó para  buscar su pantalón y coger su móvil. Sintió un pinchazo de culpa al notar la foto de fondo de pantalla en la que salía con Alessandro. Aún no se había atrevido a quitarla. Intentó ignorarla y notó las tres llamadas perdidas de su madre. Ariel marcó el número de su casa y le indicó a Ethan que aguardara— ¿Ariel? ¿Dónde has estado? — Contestó su madre.

—Te dije que hoy era el partido de Ethan. Después fuimos a celebrar su victoria y se nos fue el tiempo. ¿Pasa algo?

—No sé. Chris ha estado comportarse de manera extraña últimamente. ¿No lo has notado más pálido últimamente?

—No, mamá. Para mí Chris está perfecto. Sigue desvelándome todas las noches— murmuró algo cansado masajeándose las sienes—. ¿Eso querías decirme?

— ¿Estás ocupado?

El tono de su madre lo hizo sentir algo culpable— No, ¿necesitas ayuda con los gemelos? Puedo ir en una hora y darte una mano o al menos con la cena.

—Me sería de mucha ayuda, hijo.

—De acuerdo llegaré pronto— susurró colgando el teléfono. Miró a Ethan quién seguía desnudo en la cama mirándole con curiosidad—. Lo siento. Creo que dejaremos la comida para otro día.

El azabache asintió— ¿Quieres darte una ducha primero?

—Me caería de maravilla— Se puso de pie y sintió un extraño pudor al verse desnudo frente a Ethan quién le sonreía con naturalidad. Tomó sus jeans, su ropa interior y sus zapatos; y se introdujo al baño dónde no dudó en meterse a la ducha dónde se relajó un poco. Sin embargo el sentir el semen de Ethan bajando por sus piernas le hacía sentir extraño, culpable.

Intentó no pensar en eso, pero esa sensación persistía. Se frotó con fuerza todo su cuerpo intentando que así se fuera esa sensación, pero sin éxito. Cuando salió de la ducha sentía que había perdido al menos una capa de piel. Se puso su ropa. Se miró al espejo y sentía como si su consciencia le dijera que las cosas no estaban mejorando. No soportó la mirada que tenía. Tampoco se sintió mejor al ver unas pequeñas marcas en su piel.

Salió del cuarto de baño incapaz de seguirse contemplando en el espejo. Ethan andaba por el apartamento sólo con su ropa interior. Cuando Ariel apareció sonrió— Creía que te habías ido por el desagüe.

—Lo siento…

—No te preocupes. ¿Seguro que no puedes quedarte a cenar? Podemos preparar algo para que le lleves a tu madre.

—No, no te preocupes. Creo que debería ir a darle una mano, además ha estado sola con los gemelos todo el día. ¿Has visto mi camisa? — Preguntó algo avergonzado. Ethan la encontró debajo de la mesa y se agachó para tomarla y luego se la tendió a Ariel, pero cuando este intentó tomarla la alzó— ¿Qué haces? — Preguntó divertido.

—Nada— dijo en tono juguetón.

Ariel intentó quitársela, pero no lo consiguió— Ethan, enserio tengo que irme.

—No, no dejaré que te vayas— Le dijo con una pequeña sonrisa traviesa—. No quiero que te vayas— Susurró mientras lo tomaba de la cintura y lo apegaba a él. Ariel se ruborizó al ver la cercanía y la intensidad de su mirada—. Ari…

Ethan se inclinó para besarle y Ariel no tuvo fuerzas para rechazarle. Una parte de él quería evitar ese beso y otra no. Sus bocas se juntaron con lentitud. Ethan le tomó de la cintura con fuerza, con posesividad. Ariel posó sus manos en el pecho de su amigo sintiendo ese palpitar violento y una parte de él se sintió mal al percatarse que el suyo no latía de la misma manera.

En el pasillo se escuchaban unas personas discutiendo, luego como si alguien forcejara la cerradura de la puerta  y luego ésta se abrió— Enserio, Dante mientras más rápido dejes esta mierda, más rápido podrás seguir con tu vi…

Ariel se separó de Ethan y el corazón casi se le cae al ver a la persona en la que había estado pensando mientras besaba a su amigo. Alessandro estaba allí con una caja en sus manos. Dante detrás de él mirándolos a ambos sin poder ocultar lo destrozado que estaba.

Ninguno dijo nada, pero la manera en que Alessandro le miraba deseó estar bajo tierra. Tiró la caja con  fuerza— Allí te dejo tu porquería y no vuelvas a acercarte a ninguno de nosotros— Exclamó con odio mirando a Ethan.

—Alessandro…

Salió de allí sin mirar atrás. Ariel sabía que no tenía que darle explicaciones, porque en primera había sido Alessandro quién había terminado con él, pero sentía que si no lo hacía en esos momentos se iba arrepentir toda la vida.

Corrió detrás de él, golpeando el hombro de Dante quién seguía en el umbral de la puerta. Quién apretó sus labios para evitar que siguieran temblando— Supongo que esto es suficiente para no hacerme ilusiones que volverás…

—Dante, yo…

Alzó la mano indicándole que no dijera nada más— No lo hagas. No lo digas— suplicó—. No digas que lo sientes cuando está claro que no lo haces— Ethan sólo se sintió más culpable—. Las cosas son como son. No hay que disfrazarla con eufemismos.

—Nunca quise lastimarte…

Dante asintió sintiendo como sus ojos empezaban a escocerle— Lo sé— susurró con dificultad—. Yo tampoco quise lastimarte nunca. Supongo que estamos a mano ¿verdad?

—Esto no es una venganza…

Dante agachó su mirada y una lágrima terminó en el suelo— Estoy consciente de ello. En verdad estás enamorado de él. Será mejor que me vaya. Yo enviaré a alguien para que te traiga a nuestro…A tu gato— se forzó a corregirse.

—Dante…

—No digas nada. No hagas las cosas más difíciles. Deja que me vaya con la poca dignidad que me queda.

Ethan le miró lleno de culpabilidad jamás quiso lastimarle de esa manera. Lo vio salir de su apartamento y sabía que tenía que dejarlo ir— Perdóname…

***

Ariel llamó a Alessandro, pero no se volvió en ningún segundo. La llovizna se había convertido en una pequeña lluvia— Vete…

—Alessandro…

— ¡Vete, maldita sea! — Gritó con fuerza girándose hacia Ariel — Vete antes que te haga algo de lo que me arrepienta. No somos nada. ¿Por qué te empecinas a explicarme cosas que no me tendrían que importar?

—Ale…

— ¡¿Ale, qué?! — Gritó furioso— ¡No somos nada, Ariel Miderhive! — Su voz se apagó— No somos más nada— susurró sintiendo el dolor de cada una de esas palabras.  Uno que no se dio el lujo de exteriorizar.

—Tú así lo quisiste…

Alessandro tenía hecho puño sus manos— ¡¿Y por eso te fuiste a revolcar con ése?! ¡¿Eso era lo que querías desde un primer momento verdad?! — Ariel no respondió— ¿Sabes qué?, haz lo que se te pegue la gana. Eres libre de hacer tu vida de la manera que te plazca.

—Alessandro, por favor…

— ¿Por favor qué? ¡Maldita sea, Ariel! No eres un niño. No me vengas a decir que ahora te diste cuenta que no quieres a ése porque te follo mejor, porque eso no es justo para nadie— Ariel se quedó sin palabras— ¿A qué juegas? No me des motivos para lastimarte…

—Yo lo hice contigo…

—No lo entiendes. No entiendes nada. Mis manos suplican poner mis manos en tu cuello o al menos en uno de tus huesos y pulverizarlo— Quería hacerlo sufrir; que todo fuera más fácil y poder revertirle el daño que éste le causaba—, pero no puedo hacerlo. No podría lastimarte de esa manera nunca. No así, no a ti…

—No merezco que me trates de esta manera…

Alessandro estaba volviéndose loco— Ya no digas nada…

—Perdóname. No sé porqué hice todo esto. No lo sé, apareciste en mi vida y descubrí que eres todo lo que siempre deseé, pero después…

— ¿Siempre desechas tan rápido lo que deseas? — Ariel no pudo responderle— ¿Por qué no simplemente te largas?

Ariel se estremeció no sabía si fue por la lluvia que se hizo más fuerte o por el tono de voz de Alessandro— No voy a dejarte ir en ese estado…

— ¿A qué le temes?

—Yo…

Al verlo vacilar Alessandro le miró lleno de rencor—Te diré a lo que le temes: Temes a que haga una locura ¿crees que me quitaría la vida por ti?

—Yo nunca dije eso…

Alessandro entrecerró sus ojos— No hace falta, lo he visto en tu mirada. Siempre has sido un libro abierto para mí. Tienes miedo a que me quite la vida y la culpa no te deje seguir adelante.

—Tienes razón. No podría vivir con la culpa, pero…

—Sin embargo—Lo cortó— Sí puedes vivir con la culpa de haberme engañado…

Ariel le miró dolido— ¿Y qué hay de ti? Todo este tiempo pensando en Misha. ¿Eso no cuenta? Ambos nos fuimos infieles…

—Yo te dejé claro desde el principio que no podía amarte porque él tenía mi corazón.

—Y sin embargo te enamoraste de mí y ahora tu corazón me pertenece—Declaró regodeándose del momento.

Alessandro tembló de rabia— Vete a la mierda, Ariel. Tú y toda tu maldita familia pueden irse al carajo— Susurró sintiendo que no podía seguir un segundo más así—. Estoy harto de ti y de todos los Miderhive que creen que pueden usarme a su antojo, estoy harto de ser el juguete personal de tu familia. No lo soporto. Ya no lo soporto…Ojalá nunca hubiera conocido a nadie de tu familia que sólo ha hecho este infierno más insoportable —No lo soportaba. El engaño. Las mentiras, el que luego quisiera regresar una y otra vez pidiendo perdón y el ciegamente otorgándolo. Todo se había vuelto demasiado doloroso y jamás pensó que tendría que volverlo vivir con Ariel, había creído él que era diferente.

— ¡Alessandro! — Ariel se giró y notó a Dante mirándole preocupado. Este se acercó a él y le susurró al oído haciendo que el otro le mirara furioso, pero de a poco aplacó su ira. Miró a Ariel una última vez. Ambos le miraron— Vámonos. Tú y yo ya no tenemos nada que hacer aquí. Ya no hay nada que podamos hacer…

“¡No somos nada, Ariel Miderhive!”

Y a pesar de todo seguían hiriéndose como si fueran una pareja. No sé qué hago lastimándote y lastimándonos de esta manera, pensó el pelirrojo sintiéndose cada vez más perdido. 

Notas finales:

Lo más probable que no pueda actualizar el próximo lunes, sino hasta el siguiente los parciales se acercan y a todos mis compañeros les agarró por ser responsables este ciclo y quieren terminar pronto los trabajos de grupo así que el deber llama vv' cualquier cosa ya siempre confirmo por twiiter y facebook :) 

Un besote a todos! Y ya saben que leo todos los reviews y cualquier duda crítica o sugerencia haganla saber sin pena :) La tomo en cuenta!


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