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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¿Me extrañaron? :P He renacido unas dos o tres semanas antes de volver a empezar parciales así que aprovechenme mientras estoy aquí x) 

Bueno un cap algo larguito para compensar la ausencia! Este cap va con cariño para mi migaja que tiene su súper examen de cheff sexy mañana y ps me hará obesa con sus creaciones :P 

Y para Calliope en su cumpleaños! Espero que lo estés pasado súper bien!! :)

Así sin más el capítulo! :D

Marcus caminaba por las calles desoladas a altas horas de la noche. Dejaba que la música intentara hacerlo olvidar a Jensen aunque fuera por sólo unos minutos. Cambió la canción de su CD Player mientras se disponía a cruzar una calle. Los últimos días, las caminatas nocturnas le hacían sentirse un poco mejor. Sólo un poco.

Sus pasos terminaron llevándolo al almacén donde guardaban las drogas. Sabía que Jensen podría estar allí. Quizás por eso inconsciente su cuerpo terminó buscándolo. Ya no podía fingir que no lo necesitaba. Las últimas semanas se había acostado con más personas que en toda su vida. Al final sólo lograba sentir un enorme vacío que parecería que no se llenaría con nada.  Sensación que pocas veces experimentaba cuando Jensen aún estaba a su lado. Sabía que jamás podría estar con él de la manera que quería, pero el sólo hecho que lo tuviera como amigo hacía que todo fuera más llevadero.

Entró al almacén y notó una luz al final. Sus pasos resonaron en el silencio— Jensen…— Pronunció con cierta ansiedad mientras se quitaba los audífonos; sin embargo, no era él— Oh, Mapelli…

El aludido dejó los paquetes de drogas y sonrió socarronamente— No sabía que tuvieras tanta confianza con el imbécil de Lupo.

Marcus frunció el ceño al escucharlo hablar así de su amigo— Eso no es de tu incumbencia— Echó un vistazo rápido al lugar, pero era claro que sólo estaban ellos dos—. Debería de irme…

Demian cruzó la estancia más rápido que el pelirrojo y le bloqueó la salida— ¿Por qué están peleados tú y Jensen? — Marcus no dijo nada— ¿Qué sucede? ¿Descubriste que es un idiota?

—La única persona que estoy descubriendo que es un idiota está frente a mí— Comentó con aire despreocupado.

Demian rió un poco, para sorpresa de Marcus— ¿Mi hermanito ya te puso en mi contra no es así? ¿Qué te ha dicho de mí?

Misha no entendía a dónde iba esa conversación— Nada que no estuviera la vista— Mapelli río un poco, pero era de una manera un tanto diferente a la que Misha estaba acostumbrada a ver a lo lejos— ¿Qué es tan gracioso?

—Tú lo eres.

Frunció el ceño— Genial, ahora soy un payaso. ¿Qué vendrá después?

—No lo sé. Eso depende de ti…

EL pelirrojo abrió la boca, pero al notar la mirada de Mapelli volvió a cerrarla. Le miró incrédulo— ¿Estás drogado, Mapelli?

Demian sonrió más confiado mientras se acercaba a Marcus quién empezó a retroceder— No. No necesito de esa basura cuando hay otras cosas que te hacen sentir mejor. ¿No crees?

—No lo sé.

Los penetrantes ojos grises de Mapelli no le quitaban la mirada de encima. Marcus no pudo evitar sentirse incómodo. Si bien eran del mismo color que los de Jensen, los de Demian eran demasiado inquietantes, escondían algo sombrío, una maldad acechando detrás de ellos— Creo que sí lo sabes, Misha.

—Mira, tengo que irme. Jensen claramente no está aquí y…

Calló cuando Mapelli lo acorraló contra una de las paredes y su cuerpo— ¿Y qué si no está Jensen?

Los sentidos de Marcus saltaron. Su mente seguía diciéndose que esto no podía estar pasando— Oye, no sabía que tirabas para este lado— Dijo intentando sonar relajado—. ¿Eres un gay de clóset o algo así? —Mapelli lo apretó más contra la pared— ¿Qué? ¿Herí tu orgullo? ¿Tienes una novia para que papi no sospeche?

Mapelli apretó su brazo contra el cuello de Misha con fuerza sacándole un jadeo de sorpresa— No necesito de esas mierdas. Si salgo con Clarissa es porque estamos planeando algo contra ella y su familia— Quitó el brazo con brusquedad, pero este viajo rápidamente a la cintura de Marcus—. Así que, Misha, he visto que te gusta divertirte…

—No eres mi tipo, Mapelli. Ve a ver si alguien más te quiere dar por el culo.

Demian puso su mano con brusquedad en la barbilla de Misha— ¿En verdad no soy tu tipo?

—Oh vamos, un poco de dignidad. No todos te van a elegir a ti— Aquello no tenía ni pies ni cabeza para Marcus. ¿Mapelli gay? El mundo en verdad debía estar en contra suya para que el hermano que no le interesaba estuviera interesado, aunque fuera en un plano sexual, de él.

Los ojos de Demian brillaron con maldad—Claro, así como no todos te van a elegir a ti— Su boca se fue al oído de Misha—. Lupo jamás va a elegirte a ti. ¿No deberías tener un poco más de dignidad? — Se separó un poco notando la turbación en el rostro del pelirrojo— ¿Así que muy enamorado de Jensen?

—No es de tu incumbencia…

Mapelli río— Pierdes tu tiempo con alguien como él. No sabe lo que es amar…

— ¿Y tú sí?

—No— Admitió de buena gana—, pero sé de otras cosas que nos harían pasar un buen rato. ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo que te termine gustando yo y no mi hermano?

—Eso jamás va a pasar— Respondió furioso intentando liberarse, pero Demian no se lo permitió.

— ¿Tienes miedo que te enamores de mí? — Preguntó divertido haciendo que sus alientos chocaran— ¿O simplemente tienes miedo de lo que Jensen pensaría si le dijeras que me amas?

Marcus río— ¿Enserio estamos teniendo esta conversación? — Puso sus manos en el pecho de Demian intentando mantener la distancia— No te amo y tú no me amas.

Demian lo apegó más a él haciendo que sus caderas chocaran— Tienes razón, pero el deseo no tiene nada que ver con el amor ¿verdad? — Marcus le miró desconfiado—. ¿Qué pasa Misha? ¿No te crees capaz de acostarte conmigo sin temer que te guste más de lo que debería?

El pelirrojo empezaba a sentirse nervioso por la cercanía de Mapelli— No necesito probarte nada…

— ¿De verdad? — Lo retó mientras sus bocas rozaban— No tiene nada de malo que te guste, Misha. No creas que no he notado como me miras últimamente.

—Tú también me miras, Mapelli. Incluso antes que yo te empezara a mirar.

—Cierto, pero a diferencia de ti, yo no niego lo evidente…

La expresión de Marcus se volvió un poco más sombría— Sabes, deberías de dejar de querer jugar con fuego, Mapelli. No vaya a ser que termines quemándote— Susurró contra sus labios—. Te crees que puedes tener el control de quien quieras ¿verdad?

—Por supuesto.

Marcus se apegó más a él con una sonrisa de lado— ¿Crees que puedes tenerme a mí?

—Planeo tenerte Misha. El que me estés provocando me hace desearte no sólo para una vez.

El pelirrojo sonrió de lado antes de rosar sus labios con los de Mapelli— Que bueno, porque no soy de los que les gusta ser usados sólo una vez— Al notar como éste bajaba la guardia, Marcus se aprovechó de dejarlo acorralarlo contra la pared. Sonrió complacido al notar la sorpresa y la rabia del otro por verse en esa posición— Te dije que te andes cuidado, Map. Yo no soy como el resto de personas— Le aseguró presionando con su rodilla la entrepierna del halcón—. Si llegases a tenerme es porque es mi deseo. No el tuyo. Aquí mando yo— Susurró antes de besarle. Sus bocas se encontraron con fuerza, sintió a Mapelli temblar bajo sus brazos. Misha le tomó con fuerza de los cabellos para separarlo un poco— Ten cuidado, Map. No vaya a hacer que termines enamorado de mí— le susurró con tono burlista, pero Demian volvió a unir sus bocas ansioso. Misha respondió ese beso con más fiereza. Mordía los labios del otro a la menor oportunidad. No era un beso que reflejara algo más allá del deseo.

Marcus se había preguntado en más de una ocasión  si besar a Mapelli sería aunque sea un poco similar de lo que era besar a Jensen, pero se había equivocado. Se separaron sintiendo como por su boca se escapaba un poco de saliva. Aquellos ojos grises le miraban hambriento, pero él no tenía deseos de más.

Giró un poco la cabeza, sólo para encontrarse con la mirada incrédula de Jensen. Marcus no se movió, miró a Mapelli que lucía molesto por la interrupción. Durante unos segundos nadie dijo nada. El corazón de Marcus latía violentamente— ¿Te largas? — Las palabras no salieron de la boca de Demian sino de la de Misha.

Jensen estaba pálido. Ni siquiera utilizando toda su compostura logró evitar no demostrar lo afectado que estaba. No dijo nada. No podía siquiera procesar la imagen enfermiza que estaba ante él. Marcus y Demian. Retrocedió tropezando con unas cajas. Salió de allí lo más rápido que pudo.

Los pasos resonaban en toda la bodega. Marcus vio a Mapelli— ¿Sorprendido?

—Creía que…

Misha volvió a besarle, pero esta vez sin mayor deseo. La primera vez lo había hecho porque quería dejarle claro que era él quien mandaba y también movido un poco por la curiosidad. Éste beso sólo era para confirmar que no había nada memorable en Mapelli.

Se separó de él y sonrió de lado— Bien. Cuídate, Map— La cara de sorpresa de éste era un poema— No te habrás enamorado de mí con sólo un beso ¿verdad?

— ¿Crees que yo puedo amar?

—No— A diferencia de Jensen—. Tú sólo usas a las personas. Para tu desgracia te juntaste con otro que sólo hace lo mismo— Le dio una palmadita en la mejilla y sonrió antes de volverse acomodar los audífonos que colgaban en su cuello hasta ese momento y se dispuso a salir de allí con aire despreocupado.

Sin embargo, apenas puso ambos pies fuera del almacén y confirmó que Mapelli no lo seguía se apresuró a salir corriendo intentando encontrar a Jensen, pero no había rastros de él. Se echó sus cabellos hacia atrás intentando pensar con claridad. Si había actuado de esa forma con Lupo era porque no quería que Mapelli supiera hasta el punto en que le importaba. Sabía que a la larga con un tipo como él, el cual tenía algo con qué chantajearle, no era algo bueno.

Marcus recorrió las calles de la ciudad intentando saber dónde podía localizarlo. Luego de unos minutos logró que un conocido suyo le prestara una moto. Sabía que jamás iría directo a su casa. No después de lo que acababa de ver. Aceleró y fue al único lugar donde creía que podría encontrarlo.

La ciudad se empezaba a ver más lejana por el retrovisor. Llegó al pequeño mirador donde estaba el Mustang estacionado. Vio la figura de Lupo levantarse de la capota del auto al verlo— Jensen…

Bajó de la moto sólo para impedir que éste subiera al Mustang— Qué mierda quieres.

—Quería hablarte…

Jensen le miró molesto— Tú y yo no tenemos nada que hablar, Marcus Miderhive. Todo me quedó muy claro.

— ¿Qué te ha quedado claro exactamente?

—Que sólo me usaste para acercarte a Demian— Su voz sonó profundamente dolido—. Eres igual que Clarissa.

—Las cosas no…

—Las cosas son así. Me quedaron clarísimas— Le cortó furioso apartándolo de la puerta—. No quiero volverte a ver nunca en mi vida. Estoy harto de ser usado por todos y…

Marcus le tomó del rostro— Pequeño idiota desabrido—Susurró demasiado cerca—. No estés celoso de Demian— Jensen intentó separarse de él, pero el pelirrojo se lo impidió—. Te amo. Te amo a ti. No a Demian. ¿Es que no te ha quedado claro?

—Disculpa que tus palabras no valgan nada después de lo que vi.

Marcus sonrió divertido— ¿Estás celoso de él? ¿Enserio? — Jensen desvió la mirada— Te quiero a ti. Sólo podría quererte a ti y si alguna vez dejara de amarte, cosa bastante improbable, ten por seguro que no sería para amar a Demian— Su pulgar rozó la mejilla de Lupo—. Jamás podría usarte. No a ti. Estoy feliz…

— ¿Feliz?

—De que aún te importe aunque sea un poco para ponerte celoso…

Lupo frunció el ceño— No estaba celoso— Se quejó apartando la mano de Misha de su rostro—. Aún me importas, pero creí que yo ya no importaba no después que tienes a tu amiguito ese que llevas a follar todas las noches a tu casa.

Lejos de lucir avergonzado Marcus sonrió aún más— Y dices que no estás celoso— Lo abrazó con fuerza—. Él no significa nada. Sólo tú importas. Te he extrañado pequeño halconcito malhumorado—Lupo gruñó molesto—. Tomaré eso como que tú también me has extrañado.

Lupo vaciló antes de abrazarle. Cerró sus ojos intentando controlarse, no podía dejarle ver lo mucho que le había dolido encontrarlo besándose con su hermano, la persona que menos soportaba en el universo, no quería que notara lo feliz que estaba por recuperarlo— Perdón— susurró tan bajo que creía que  no lo había escuchado.

—Está bien…

—No. Jamás debí haberte lastimado de esa manera. Eres mi amigo. Nunca quise arruinar lo que nosotros teníamos por ella. Tenías razón. Debí haber confiado más en ti. Es sólo que…

—Está bien—Dijo un poco dolido por estar tocando el tema de Clarissa una vez más—. Era normal que no me creyeras estaba celoso que tú amaras a alguien que no fuera yo…

—Ella está en peligro…

—Lo sé— Dijo a su pesar—. ¿Y qué planeas hacer Romeo?

—No lo sé. Aún no lo sé. No podía pensar en ella porque…—Calló al notar lo mal que sonaría terminar la frase con: “Porque no podía dejar de pensar en ti”.

— ¿Pensabas en mí, Lupito?

No lo negó ni lo afirmó, pero se ganó un nuevo abrazo— Yo también pensaba en ti. Todo el tiempo. No te preocupes. Haz lo necesario para tenerla a salvo si eso es lo que quieres. No dudes que estaré allí para apoyarte— Aunque una parte de él saliera lastimada, pero mientras lo tuviera a él, los sentimientos ya no tenían porqué importar.

Quizás era conformarse; ser débil, pero el amor lo volvía así. Jensen lo hacía así y no deseaba sentirse de otra manera si eso implicaba poder sostenerlo en sus brazos aunque sea un poco más de tiempo.

***

Ariel miraba la diminuta figura de su hermano. En esos momentos recordaba las veces que se había quejado de él, de cómo no le dejaba dormir por las noches, de cómo jamás podía estar sin llorar más de unas horas. Al mirar atrás sentía que de alguna forma le había fallado a Chris en ser un buen hermano. Casi siempre no tenía tiempo para estar con él. Si no estaba trabajando había estado en la escuela, con Ethan y principalmente con Alessandro.

Había descuidado a su familia demasiado y comprendió que de nada servía darle todo lo material si eso implicaba no estar allí para darles un apoyo emocional. Había necesitado tanto aferrarse a alguien que olvidó que su familia se apoyaba en él. Ariel comprendió que no era el momento para necesitar a alguien.

Sus manos temblaron de impotencia. Ni siquiera podía tocar a su hermano en esos momentos— Recupérate— Suplicó mirándole a través de la cuna de observación de la unidad de cuidados intensivos pediátrica.

Una de las enfermeras se acercó a él para decirle que debía salir. Miró una última vez a su hermano. No podía describir con palabras el terror que sentía al separarse de él. No quería alejarse porque temía que al regresar le dijeran que Chris también se encontraba en coma. No podría soportarlo.

Salió de la UCI y al llegar a la sala de esperas se sorprendió de encontrar a Will aún allí. Su madre al final tuvo que irse puesto que no había traído suficientes cosas para tener a Naomi en el hospital, además él había insistido. No podía permitirse exponer a su hermana a todas las enfermedades de ese lugar.

Ariel posó una mano en el hombro del chico quién dormía profundamente en la banca de esperas. Éste abrió los ojos un poco desorientado— No tenías que esperarme…

Will se estiró un poco— No iba a dejarte a ti solo. ¿Quieres que te lleve a tu casa? — El pelirrojo se apresuró a negar— Ariel, ya no hay nada que puedas hacer— Él lo sabía, pero eso no ayudaba hacerlo sentir mejor. A veces deseaba poder hacer un poco más—. Deberías ir a tu casa y descansar tú también.

—No. No puedo irme y dejar solo a Chris— El reloj marcaba las cinco de la mañana—. Tú por el contrario deberías hacerlo. Ya hiciste demasiado con traerme aquí y aún así te ofreciste a llevar a mi madre a la casa con Naomi.

Will sonrió un poco— Es lo menos que podía hacer. Ya me sentía un inútil sin saber cómo ayudarte un poco.

—Me has ayudado más de lo que crees— Tomó asiento junto al chico. Los silencios con Will jamás solían ser incómodos, pero esta vez fue la excepción. Lo miró de reojo y lo descubrió mirándole de una manera extraña— ¿Sucede algo?

— ¿Puedo preguntarte algo? — Dijo con cierta cautela— Es algo muy privado y no quiero sonar entrometido…

—Seguro. ¿Qué sucede?

Will sopesó sus palabras unos segundos— ¿Por qué tienes que sobrellevar todo este peso? No lo entiendo. Esta no es una responsabilidad tuya, Ariel. ¿Qué hay de tu padre? Se supondría que debería estar aquí…

Ariel sonrió con cierta tristeza— Él está aquí, Will— Cómo era de esperarse la expresión de su amigo fue de completa confusión—. Ven…— Lo guió entre los pasillos del hospital hasta que llegaron a la habitación dónde él estaba.

Abrió la puerta y le indicó que entrara, vio al chico vacilar, pero luego de unos segundos lo hizo; sin embargo, se detuvo apenas había dado unos pasos. Ariel cerró la puerta detrás de él— Ariel…

El pelirrojo sonrió con cierta resignación— Hubo un accidente. Mi padre salió herido y ahora está así desde hace más de seis meses. No sé por qué no despierta o si podrá hacerlo alguna vez— Miró el cuerpo inerte de Aarón quién cada día le parecía estar más sin vida—. Todos pierden la fe. Los doctores, las enfermeras e incluso mi madre, pero yo simplemente no puedo hacerlo porque si me resignara sería perderme a mí mismo. El creer que mi padre podrá despertar tarde o temprano es lo que me mantiene de pie.

Will lucía demasiado afectado por la noticia— Ariel, ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—No es algo que se pueda decir tan fácil, William…

El chico miró a Ariel y luego a Aarón— Siempre creí que trabajabas porque querías tu independencia o algo así…

—Ojalá fuera así. Ahora sabes la verdad— Will no podía despegar la mirada de Aarón, pero cada vez se veía peor—. ¿Quieres salir a tomar un poco de aire?

Terminaron en la cafetería del hospital, pero se limitaron a pedir una botella con agua puesto que la mayoría de comida de allí era bastante mala. Will luego de unos minutos de silencio parecía haber salido del shock— Ariel, no sé como lo haces. Y-yo no podría. Simplemente no podría.

El pelirrojo le miró algo avergonzado— Yo también a veces creo que no podré, pero siempre hay alguien que está allí para cuidarme o darme su apoyo cuando lo necesito— Bajó la mirada unos segundos antes de sonreírle agradecido—. Hoy tú fuiste mi mayor apoyo. Jamás podré agradecerte todo lo que hiciste por mí.

—Hubiera deseado poder ayudarte un poco más...

—Hiciste más de lo que cualquiera hubiera hecho.

El chico le miró un poco avergonzado por sus palabras— ¿Y ahora que vas a hacer?

—Seguir trabajando para Mapelli…— Su mirada se volvió turbia al mencionarlo. 

Will se percató de ello, era imposible no notar el temor con que pronunció esas palabras, el terror que se asomaba por sus ojos— Ariel, tú no puedes seguir trabajando en ese lugar— Comentó con una seriedad muy impropia de él—. No soy estúpido. No sé porqué te empecinas a trabajar en un lugar como Tabú, encima con el jefe rondándote.

—No sé de qué hablas, Will…

El chico le miró con tristeza— Sé cómo te mira. Todos se han percatado. Aquella vez que te encontré en su despacho.

—No pasa nada— Lo cortó con brusquedad.

Sin embargo Will alzó un poco más la voz — Y ahora— La expresión de Ariel fue de verdadera vergüenza. Volvió a bajar la voz—. He visto mucha gente en estos últimos años acudir a él por un favor y han salido con las manos vacías, Ariel.  Tú eres el primero que lo consigue y sólo bastaba con mirarte a los ojos para descubrir que hiciste para conseguirlo.

El pelirrojo no bajó la mirada. Apretó sus puños con fuerza— Tú no lo entiendes…

—Tienes razón. Nunca he estado en tu situación, pero no te estoy juzgando…

—Hice lo que tenía que hacer…

Will le miró con cierta tristeza— Lo sé, es sólo que no quiero que termines como muchos de los meseros de Tabú. Sería muy doloroso.

Ariel le miró con dureza— Yo no soy como ellos. Jamás seré de esa forma.

—Eso no puedes asegurarlo— Le espetó—. No quiero que termines mal, Ariel. Enserio. Deberías salirte de allí mientras puedes. No sé, puedo ayudarte a conseguir para que le pagues al jefe lo que le debes y…

—Esto es algo que debo hacer por mi cuenta, Will. Las cosas no son tan fáciles.

El chico le miró algo preocupado— Lo sé. Sé que hay cosas que no me dices, pero no voy a insistir en ellas. Quiero que me lo cuentes cuando estés listo— Ariel no dijo nada. Había cosas que aún no estaba preparado para hablar inclusive con Will—. Sólo digo que deberías andarte con cuidado con personas como el jefe. Hay algo siniestro en él…

Ariel sonrió con amargura, pero no dijo nada al respecto. Era mejor que su amigo sólo sospechara de ese “algo siniestro” de Mapelli a dejárselo conocer de primera mano.

***

Lyosha despertó entrada la una de la tarde. Por unos segundos no recordó como había terminado allí. Luego todo le llegó de golpe. Lamire aún dormía a su lado. Jamás aquello había resultado incómodo, pero después de haber subido a la habitación no le había dirigido la palabra.

Era extraño tener que lidiar con un Lamire molesto. No sabía bien cómo manejar esa situación, para ser franco. Entró a la ducha del hotel. Sabía que nadie podría acompañarlo a ver a su padre. No sería lo más apropiado. Además no quería que Lamire estuviera presente para cuando eso ocurriera, porque no sabría que esperar y más importante que eso, no quería llevarlo al hospital porque si estaba al menos la mitad del personal que estaba cuando él se fue sabría que estaría en muchos más problemas con él.

Salió de la ducha y miró su aspecto en el espejo. Tenía unas ojeras bastante profundas. Apenas podía dormir desde que supo que volvería a España. Ahora que finalmente estaba allí aún no sabía bien cómo reaccionar. Al salir del baño, Lamire le miraba fijamente. Sabía que tenía que decir algo, pero no encontraba nada apropiado en esos momentos. Cómo le explicaba a su bonito si eligió ese lugar era porque creía que allí era dónde menos lo reconocerían.

—Hola ¿Te desperté?

—No.

Lyosha tragó hondo. Estaba molesto. Demasiado— Bonito…

—Deberías apresurarte. Recuerda que Morello no tiene mucho tiempo— Lo cortó en tono irritado.

Lyosha asintió sintiéndose perplejo por ese comportamiento. Intentó no mostrarse demasiado sorprendido y se cambió. Dudó unos segundos una vez listo— ¿Quieres que…?

—Puedo hacer las cosas por mí mismo, Lyosha.

Suspiró— Lo sé. Yo sólo…—Calló. No tenía sentido darle explicaciones en esos momentos. No cuando no quería escucharlas—. Volveré pronto. ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Lamire no dijo nada más. El español salió bastante afectado. Justo en el momento en que cerró la puerta, la de al lado se abrió. Morello parecía no haber dormido nada desde que llegaron a Barcelona— ¿Estás bien?

—Creo que yo debería decir eso— Apuntó el español—. Luces terrible. ¿Estás bien?

Alessandro mostró cierta ansiedad— Eso creo…— Cómo le explicaba a Lyosha que desde hace horas tenía un mal presentimiento respecto a Ariel y no había podido quitárselo de la cabeza— ¿Entonces cuál es el plan? — Preguntó intentando no pensar en su ricura sólo por unos segundos.

—Ir a buscar a mi padre…

— ¿Y después?

—Improvisaré— De nada le servía prepararse mucho para hablar con su progenitor. Sabía que al final cuando estuviera frente a él olvidaría las palabras y volverían los recuerdos.

— ¿Estás seguro de esto?

—Sí.

—No tienes que hacerlo.

El español sonrió un poco— Lo hago por Lamire. Así que sí tengo que hacerlo. Volveré pronto. Intenta dormir un poco.

Morello asintió no muy seguro, pero no hizo nada para impedir que se alejara Lyosha. Miró la habitación de Lamire y a las cámaras. En un rápido movimiento logró forzar la cerradura. La puerta se abrió— ¿Lyosha? ¿Eres tú? Yo lo siento yo no…— Calló al notar que era Morello— No eres Lyosha— Dijo con cierta decepción.

—Las palabras llegaron unos minutos tarde— Respondió Morello cruzándose de brazos—. Escucha no voy a meterme en nada de lo suyo, sólo deberías de ceder un poco. Sé que debe ser shockeante venir y ver que Lyosha es algo así como el embajador de Barcelona, pero eso ya lo sabías incluso desde hace antes.

—Lo sé, es sólo que no estaba tan consciente de la situación…

Morello suspiró. No comprendía en qué momento se hizo tan blando y volvió a preocuparse por los problemas de los que lo rodeaban— Lyosha ha cambiado mucho por ti. Es lo único que puedo decirte. Se nota que va enserio contigo. Deberías de darle un poco de crédito por lo que hace.

—Lo hago…

—Porque enfrentar a su padre luego que juró no volver nunca más mientras él viviera es suficiente prueba que él en verdad haría cualquier cosa por ti— Lamire se quedó en silencio—. Bajaremos a buscar algo de comer dentro de unos minutos. ¿Necesitas ayuda o algo?

—Estoy bien. Nos vemos abajo—Alessandro asintió antes disponerse a salir de la habitación—. Y Morello, gracias…— No volvió a mirar a Lamire.

***

Ethan escuchó la puerta abrirse. Se sentía un poco desorientado cuando la luz le pegó directo al rostro. Se echó las sábanas sobre la cabeza, molesto por la luz del día— Ethan…—Esa voz. Pensó el azabache sintiendo algo oprimirle el pecho— Ethan despierta— El azabache se sintió desorientado porque en primer lugar no debería estar escuchando esa voz.

Se quitó las sábanas claramente confundido de ver a Dante allí. Iba a preguntarle que hacía en su habitación cuando recordó que ese no era su apartamento. Miró a su alrededor y al ver el mar a través de la ventana supo que estaba en el hotel de él.

—Se hace tarde para el entierro. Creí que ya estarías despierto.

—Lo siento. Si quieres adelántate.

Dante negó— Esta bien. Iré a desayunar. Sólo no tardes demasiado. Te veré en el vestíbulo en veinte minutos ¿de acuerdo?

—De acuerdo— Era extraño no recibir una sonrisa de Dante ni un beso al despertarse, pero era claro que no podía esperar mucho de él en esos momentos. En realidad no debería esperar nada. Salió de la cama dispuesto a ducharse. Anoche Ethan había estado dormitando por más de unas horas en un asiento incómodo en la vela de Elena.

Al final no muy convencido, había terminando el ofrecimiento de Dante de irse a dormir a su hotel. No tenía mucho dinero en mano y tendría que ingeniárselas para economizar lo más posible. Al final no le habían quedado muchas opciones.

Salió de la ducha y se apresuró a cambiarse. Al bajar Dante ya estaba en el vestíbulo. No se dirigieron la palabra en todo el camino hasta el cementerio. Al llegar allí todos estaban reunidos alrededor de Samuel dándole su apoyo. Sus ojos no tardaron en posarse en los de Ethan. Su mirada volvió a inquietarle. Samuel se acercó a ellos e intercambió un par de palabras, pero había algo en él que ahora le preocupaba a Ethan.

Quería decírselo a Dante, pero apenas y podía estar cerca de él sin que éste se sintiera incómodo. Jamás quiso que las cosas llegaran a esos términos. Durante todo el entierro Samuel estuvo demasiado silencioso. Ethan sentía que de alguna manera sus decisiones habían terminado perjudicando demasiado a Samuel. Deseó por un momento no conocer a nadie de los que había lastimado puesto que era demasiado doloroso para él el ver como sus vidas se iban desmoronando y él no podía evitarlo.

El entierro terminó luego de una hora. Media hora más tarde Ethan caminaba entre las tumbas del lugar. Un escalofrío se había instaurado desde que había notado la lápida de Matías junto a la de dónde pronto estaría la de su madre.

Ahora que todo había terminado lo más normal sería que regresara a su casa, pero por alguna razón no emprendió viaje de inmediato. Además su mochila aún yacía en el auto de Dante y éste estaba hablando con unos amigos de los padres de éste. En poco tiempo había aprendido a reconocer a todos los que rodeaban el entorno de Dante y éste entorno lo había aprendido a reconocer a él, pero eso no lo hacía sentir mejor ante las miradas amables que le dirigían, puesto que para los ojos de esas personas ellos seguían siendo pareja.

Se giró con rapidez al escuchar de pronto unos pasos detrás de él— Señor Shiheflit— Dijo sorprendido de verlo allí.

—No quise asustarte— Se disculpó con una pequeña sonrisa—. ¿Te importa si te hago compañía? — Ethan se apresuró a negar y continuaron con su caminata en silencio por unos minutos— Aún no puedo creer que se haya ido— Susurró haciendo sentir un poco incómodo al menor—. No importa cuántos conocimientos llegues a adquirir en la vida. Nunca lograrás encontrar una explicación que te reconforte ante la pregunta de por qué las personas mueren.

— ¿Qué planea hacer ahora?

Samuel se detuvo, Ethan giró confundido nuevamente algo en Shiheflit le hizo sentirse inquieto— No lo sé. Las últimas semanas mi meta era volver a conquistar a Elena. Hacerle ver que estaba cometiendo una equivocación al separarnos y demostrarle podíamos superar esto juntos—Se habían alejado bastante de dónde estaban el resto de personas. Ethan se preguntó si no era momento de regresar—. ¿Qué haces, Ethan, cuando la persona en la que tenías puesta todos tus objetivos, ilusiones, planes para el futuro, simplemente deja de existir?

—Seguir adelante— Respondió sin dudarlo—. Buscar un nuevo objetivo, supongo. Algo que lo haga mantener con vida. Una nueva meta que haga la pena vivir un poco más. Debe buscar algo nuevo por lo que apostar todo.

Samuel sonrió un poco más tranquilo haciendo que Ethan se sintiera menos tenso— ¿Crees que encontraré esa nueva meta?

—Por supuesto.

— ¿Puedo contar tu ayuda para encontrar esa nueva meta?

Ethan asintió más relajado— Por supuesto, señor Shiheflit. Haré todo lo que esté en mis manos para ayudarle.

Samuel puso una mano en el hombro de Ethan— Eres lo más cercano a un hijo que tengo ahora—Aquel comentario le hizo sentir bastante incómodo, puesto que él había sido quien le había arrebatado a su hijo—. También me gustaría ayudarte con tus nuevas metas, como un padre.

—Es usted muy amable—Pero él ya tenía a Lupo, a quién consideraba como su padre. El padre que siempre deseó tener, pero en lugar de eso tenía a Mapelli.

— ¡Ethan!

Ambos giraron al notar como Dante se acercaba a ellos. A primera vista parecía que todo estaba bien, pero Ethan lo conocía demasiado bien para ver que estaba nervioso. Samuel dio un paso atrás cuando el rubio se les unió— Creo que ustedes dos tienen algo que hablar. ¿Puedo llamarte, Ethan?

—Seguro.

Samuel se alejó del lugar dejándoles a solas— ¿Qué hacías con él tan lejos de todos?

—Conversábamos…—Dante no parecía más tranquilo con esa respuesta— ¿Qué sucede? ¿Por qué luces tan preocupado?

La voz de Ethan volvió a sacarle de sus pensamientos— Anoche dejé mi móvil en el auto  y tenía una llamada perdida de Ariel, acabo de hablar con él. Su hermano está en el hospital.

— ¿Chris? — Preguntó perplejo— ¿Pero por qué? ¿Está bien? — Se apresuró a tomar su móvil, pero no tenía carga. Ni siquiera lo había notado.

—Tuvieron que operarle. En estos momentos sigue delicado de salud.

—Tengo que ir a verlo. Tengo que regresar…

—Yo te llevo—Ethan no supo bien qué decir ante ese ofrecimiento—. Confía en mí. Llegarás más rápido que si vas en autobús— Se despidieron rápidamente de Samuel quién era el único que quedaba en el cementerio.

Ethan se detuvo antes de entrar al auto móvil. Samuel tenía la vista fija en donde la tierra acababa de sepultar para siempre a Elena Shiheflit. Una expresión de dolor cruzó el rostro del azabache— ¿Crees que estará bien?

Dante miró hacia Samuel— No lo sé. Hay cosas en esta vida que sólo el tiempo las dirá.

***

Lyosha se bajó del taxi antes de llegar a su destino y decidió caminar las últimas cuadradas hasta el hospital donde creía que podría estar su padre. Miraba todo lo que lo rodeaba y se sentía ajeno a ese lugar. Era como si estuviera dentro de una burbuja que le impidiera sentirse de nuevo en su hogar. Las cosas apenas parecían haber cambiado durante su ausencia, pero sabía que ya nada era igual. Las personas a las que amaba ahora estaban muertas.

Finalmente llegó a la entrada de emergencia, pero al estar frente de ella no pudo moverse a la primera. Desde allí podía ver a varios médicos pasar apresurados a atender a varios pacientes. De repente se vio así mismo deambulando por esos pasillos justo antes que su hermano entrara cubierto de sangre. Retrocedió al recordar la mirada de su hermano justo antes de morir. La sangre. La impotencia.

— ¡A un lado! — Lyosha giró justo a tiempo para evitar que un hombre que cargaba a una chica lo atropellara. Lyosha entró detrás de ellos— ¿Alguien puede ayudarme?

Lyosha miraba a todos lados, pero no había ni un solo médico cerca. Había una camilla próxima a ellos y no dudó en traerla— Póngala acá— Dijo mientras miraba a la chica que no debía pasar más de los quince años— ¿Qué pasó?

—No lo sé. Estaba caminando del otro lado de la calle y de repente esta chica se desmayó frente a mí. No sabía qué hacer entonces vi el hospital justo enfrente y sólo se me ocurrió traerla— Explicaba al hombre lo más rápido que podía mientras Lyosha venía los signos vitales de la chica—. ¿Está muerta?

Lyosha lo ignoró antes de empezar a aplicar RCP. Lyosha se separó unos segundos de la joven— Busque a alguna maldita enfermera o médico en este lugar y dígales código azul. Ellos entenderán — Se apresuró a decirle sin dejar aplicarle un masaje cardiaco externo.

El hombre salió corriendo. A los pocos segundos venían los médicos y las enfermeras con el desfibrilador— ¡Al fin aparecen! ¡¿Creen que puedo tener a esta chica viva toda la vida?! — Exclamó furioso Lyosha en el momento en que sus ojos cruzaron con unos negros que le miraban sorprendidos. Ni siquiera se movía de la impresión—. ¡Oh maldita sea! ¡¿Aún sigues sorprendiéndote por la cualquier cosa?! — Exclamó quitándole las paletas del desfibrilador. Luego de dos intentos la joven volvía a tener pulso. Dejó escapar un suspiro llevo de alivio y le volvió a pasar las paletas al doctor— Ya está estable, ahora veamos si al menos puedes hacer que no te se mueran los pacientes que salvo.

Las enfermeras miraban sorprendidas al español, pero se apresuraron a llevar a la joven lejos de la entrada de emergencias. El hombre le miró avergonzado antes de irse con el resto de enfermeras.

— Lyosha, tienes que dejar de ser un maldito con tus estudiantes— Se reprendió en voz alta. Miró al hombre que aún estaba en shock—. Todo estará bien ahora. No se preocupe. Acaba de salvarle la vida a esa joven. Quizás debería tomar asiento— El hombre asintió bastante afectado.

Lyosha sonrió un poco al ver como el hombre se dejaba caer en uno de los asientos de emergencia. Al apartar la mirada toda la tranquilidad se evaporó— Aún sabes reaccionar con rapidez, Nicolás.

Lyosha no respondió nada. Con todo lo que pasó se olvidó por completo que hacía unos minutos estaba dispuesto a largarse de allí— Padre…— El hombre sonrió mientras se acercaba a él. Lo único que había heredado de su padre había sido los ojos color miel, sino fuera por ellos no habría nada en común. Él era bastante bajito mientras su padre era alto. Sus rizos contrastaban con el cabello lacio de su progenitor.

— ¿Así que has vuelto? — Preguntó con tono prepotente— Sabía que tarde o temprano volverías.

—Al parecer no estás lo suficientemente grave como creía— Una lástima, pensó—. ¿No deberías estarte muriendo en una cama de tu hermoso hospital? — Preguntó con cierta amargura.

El hombre cambió su semblante a uno más severo— Veo que aún no has cambiado, Nicolás.

— Lo mismo te digo a ti. ¿Qué pretendías mandándome todas esas cartas?

—Éste no es un buen lugar para hablar. Vamos a mi despacho— Dio media vuelta y empezó a caminar hacia su oficina sin preocuparse porque Lyosha lo siguiera.

El español apretó con fuerza sus puños. No había cambiado nada. Seguía creyendo que podía controlar todo a su alrededor. Que todos se someterían a sus caprichos. Haber ido allí había sido un grave error; sin embargo, no se atrevió a irse. No podía hacerlo aún. Lamire confiaba en él.

La puerta de la oficina estaba abierta. Su padre ya lo esperaba sentado en su imponente silla que solo servía para dejarles claro a los demás quién mandaba allí. Lyosha echó un rápido vistazo al lugar. Las pocas fotos familiares que antes habían estado colgadas en las paredes ahora eran sustituidas por reconocimientos al hospital.

El español se preguntó si el tener todos esos reconocimientos al menos le hacían sentir un poco menos culpable a su padre— Siéntate— No obedeció—. ¿Aún sigues teniendo ese carácter tan rebelde? Ya no eres un crío, Nicolás.

—Y tú ya no eres el dueño de mi vida— Respondió molesto—. ¿Qué pretendías enviándome todas esas cartas? ¿Qué tuviera lástima de ti?

—No. La lástima no funciona contigo. Tú nunca sentirías lástima de un pobre viejo como yo.

Lyosha apretó con fuerza sus dientes— Tú no sentiste lástima de mi madre y mi hermano cuando…

— ¡Nicolás! — Lo cortó amenazante— No hables de hechos que no sabes cómo sucedieron.

Lyosha se mordió con fuerza el interior de su boca para evitar soltar cualquier improperio que afectara a Lamire— ¿Para qué me llamaste?

— ¿A qué has venido? Es obvio que no regresaste para hacer las paces.

—No— Y tampoco esperaba hacerlo alguna vez—. Necesito un favor.

Su padre sonrió con superioridad— ¿Vienes a atacarme y esperas que yo te haga favores?

El español le miró molesto— Si me has mandado a llamar con tanta insistencia es porque tú también necesitas algo de mí, padre— No era estúpido. Su padre jamás fue de las personas que se apegaban sentimentalmente a las otras. Si lo había buscado con tanta insistencia era porque necesitaba algo de él, pero no comprendía bien qué podría ese algo.

—Tienes razón. Necesito algo que sólo tú puedes darme, pero primero necesito saber qué es lo que tú necesitas para ver si estamos en igualdad de condiciones.

Una sonrisa amarga cruzó su rostro— Tú nunca pierdes ¿verdad? Creí que después de tantos años lograrías cambiar aunque sea un poco, después de haber perdido a toda tu familia.

— ¿Qué es lo que quieres, Nicolás? — Lo cortó.

—Una operación— Soltó—. No es para mí. Es para alguien más. He leído del programa que estás desarrollando. Sé que aún es experimental, pero necesito que él vuelva a caminar.

— ¿Debo de inferir que es uno de tus asquerosos amantes?

—Tú no debes inferir nada— Le soltó molesto—. Ya has escuchado que es lo que quiero de ti. Es tu turno.

—Planeo vender las acciones del laboratorio. Estoy cansado de lidiar con él. Hay un comprador en Alemania que pagará muy bien por ella.

Lyosha apretó con fuerza sus puños al pensar que de lo que estaba harto era de lidiar con el recuerdo de la compañía que fundó con su madre— Supongo que ese “muy bien” es por lo menos el triple del valor real de la compañía— Su padre sólo sonrió—. No veo entiendo qué tengo que ver con todo tu maravilloso plan.

—Tu madre— Dijo como si escupiera veneno—. Al constituir la sociedad dejó muy aparte su capital del mío— Lyosha sonrió para sus adentros. Al parecer para ese entonces ella sabía con qué clase de hombre se había casado—. Dejó todas sus acciones a nombre de ustedes y al ser tú el único heredero no puedo hacer nada con esas acciones a no ser que…— Dejo la idea al aire.

Lyosha comprendió bien que quería— ¿La operación a cambio de cederte las acciones? — Pronunció.

—Veo que comprendiste bien a dónde vamos.

El español frunció el ceño— Primero necesito saber si Lamire cumple con los requerimientos para ser operado. No soy estúpido, sé que sólo determinada personas cumple el perfil de los que estás operando. Necesito una garantía primero.

— ¿No te fías de mí?

—Nunca lo he hecho y por como actúas en estos momentos, no me das motivo para empezar a hacerlo.

Su padre sonrió un poco mientras entrelazaba sus manos sobre su pecho— De acuerdo. Trae a tu amado Lamire y haremos esas pruebas.

—Volveré pronto. Ten todo listo— Su padre sonrió—. Cuando me refiero a todo, es el equipo que necesites para hacerle las pruebas no tus sucios papeles, eso me ha quedado claro que los tienes listo desde hace mucho.

***

Will apareció en la cafetería con un par de hamburguesas para ambos— No era necesario, Will— Se quejó el pelirrojo.

—Claro que sí. No has comido nada desde ayer. Ahora que tu madre está con Chris finalmente puedes hacerlo— Le dijo con una sonrisa—. A ver, te ayudo con tu hermana mientras comes.

Tomó a Naomi en sus brazos— Oye, tu hermana será una preciosura cuando sea grande— Ariel frunció el ceño al escuchar ese comentario—. ¿No me digas que serás de esos hermanos celosos?

—No te acerques a mi hermana cuando sea grande— Su estómago gruñó cuando vio la apetitosa hamburguesa, se dispuso a darle una mordida, pero se detuvo para añadir: —. Pensándolo bien también aléjate de mi hermano.

Will río divertido— ¡Oye no soy tan asalta cunas! Nos llevaríamos por veinte años sería aterrador. Si tuvieran mi edad y fueran tan liberales como yo, eso ya sería otra historia.

Ariel sonrió un poco más relajado. Will notó eso y se sintió aliviado, pero había ahora algo en el pelirrojo que había cambiado. No sabía bien cómo describirlo, pero en definitiva había algo diferente. Se dispuso a jugar con Naomi quien lo miraba con sus expresivos ojos verdes.

— ¿Estás seguro que no tenías ningún otro compromiso?

— Sólo iba a salir con Hayley, pero ya le llamé diciéndole que lo dejaríamos para otro día. Como era de esperarse se puso una fiera, pero da igual— Comentó despreocupado mientras le hacía caras a Naomi que le sacaban una sonrisa—. Tú me necesitas ahora o al menos me necesitarás hasta que aparezca tu amiguito súper especial—Ariel sonrió con cierta tristeza. No tenía muchos ánimos de ver a Ethan, pero era obvio que Dante le diría lo que había pasado— ¿Ya pensaste que vas a decirle?

—No…

— ¿Y a Alessandro? Creí que le llamarías. El verlo te vendría muy bien.

El verlo le devolvería la vida, pensó el pelirrojo— Esta fuera de la ciudad. No sé cuándo regresará y además no puedo cargarlo con mis problemas. Él tiene los suyos. No sería justo hacerlo lidiar con los míos.

—Todos tenemos problemas, Ariel. Tú mismo lo has dicho a veces necesitamos de otros para poder seguir adelante.

El pelirrojo sonrió— Es cierto, pero ahora yo soy ese alguien que mi familia necesita. No puedo seguir dependiendo de los demás. Si la ayuda viene la aceptaré, si no, entonces estaré listo para soportar esta carga yo solo— Terminó de comer y tomó a su hermana en brazos para dejar que Will comiera.

Ariel miraba a su hermana con todo su amor. Desearía poder darle más de lo que podía darle. Besó la cabecita de su Naomi— Chris se va a poner bien. No te preocupes, hermanita— De alguna manera tenía que ponerse bien. Luego de unos minutos se dirigieron a reunirse con su madre.

Cuando iba por los pasillos cuando se encontraron con el doctor Rosell— Ariel— Dijo con una sonrisa—. ¿Cómo siguió Christopher?

El médico se fijó en Will tan sólo unos segundos para luego volver a apartar la mirada de allí— Está evolucionando, pero aún los doctores no están siendo demasiado optimistas.

—Estoy seguro que todo saldrá bien— Comentó mientras veía a Naomi—. Ya verás que la pequeña Naomi pronto tendrá a su hermano de vuelta.

—Gracias a usted, sino no hubiera sido por su ayuda mi hermano…— Calló. No quería pensar en eso—. Gracias por intervenir.

El doctor sonrió un poco más— Estoy feliz de poder haber sido de ayuda— Al sentir la mirada de Will agregó: —. Tengo que irme, debo continuar con mi ronda.

Ariel asintió con una sonrisa. El doctor Rosell se perdió por el pasillo, Will aún tenía la mirada por donde el hombre se había ido— ¿Fue él quién te ayudó a lograran empezar a operar a Chris?

—Sí. Es el doctor Rosell. Es quien se encarga de estar pendiente de mi padre también— Le explicó con tranquilidad—. ¿Algún problema?

Will frunció aún más el ceño— No, nada. Andando…

***

Lyosha entró al hotel sintiendo una mayor carga que cuando salió. Una parte de él había creído que al final su padre iba a lograr cambiar, pero se había equivocado. Había salido del hospital hecho una fiera.

Llegó a la habitación intentando refugiarse en Lamire, pero no estaba allí. Los buscó en el restaurante del hotel, tampoco estaban allí. Salió hasta la piscina del hotel donde varias chicas estaban alrededor de la piscina. Lyosha suspiró un poco. Lamire estaba leyendo un libro un poco alejado de la piscina mientras Alessandro nadaba en la piscina como si la vida dependiera de ello.

Al llegar a la orilla y lo vio se apresuró a salir de la piscina haciendo que las chicas que estaban alrededor comenzara a reír nerviosamente— Estás llamando la atención, Morello. Creía que teníamos que pasar desapercibidos.

Alessandro sonrió de lado— No estaban allí hace diez minutos— Se secó un poco antes de atreverse a preguntar— ¿Está todo bien?

—Sí…

— ¿Seguro? Luces demasiado tenso.

— ¿Dónde está Lupo? — Cambió de tema.

—No lo sé. Salió por allí. Volverá en media hora. Supongo que quería conocer la ciudad.

— ¿Lupo haciendo turismo? Es broma ¿verdad?

—Para nada.

— ¿Pero a dónde pudo haber ido Lupo?

***

Los pasos retumbaban en medio del túnel del acuario. No había nadie a esas horas. Pronto iban a cerrar, pero él había tenido la necesidad de ir a ese lugar. Se quedó mirando la exhibición de los tiburones. Su mirada se vio reflejada en el túnel.

— ¿Por qué demonios me has traído aquí?

— ¡¿Aún lo preguntas?! ¡Sólo mira este lugar, es increíble!

—Enserio, Misha te comportas como un crío cuando es de conocer lugares nuevos.

— ¿No te gusta? Mira todos los peces— Tembló al ver los tiburones—. Es escalofriante.

—Es aburrido…

— ¿Podrías al menos fingir que te diviertes? Hazlo por mí

Jensen suspiró e intentó lucir más animado. Siguieron recorriendo las exhibiciones hasta que llegaron a los peces tropicales. Se quedó viendo los bancos de peces de colores. Marcus miraba todo con la inocencia y sorpresa de un niño pequeño— ¿Eres feliz?

El pelirrojo sonrió sin mirarle— Podría estar en el mismísimo infierno, pero mientras estés a mi lado sería feliz.

—Las cosas saldrán bien. No te preocupes.

Un atisbo de tristeza cruzó el rostro de Misha y Lupo se arrepintió de haber arruinado ese momento. El pelirrojo tenía la mano apoyada en el cristal. Lupo puso la suya sobre la de éste. Marcus le miró sorprendido— Lo siento…

Marcus sonrió con tristeza— Lo sé. No te preocupes— Jensen apretó con fuerza la mano del pelirrojo —.Quiero que seas feliz— Susurró. Quería que su amigo fuera feliz y sólo él podía darle lo que necesitaba, así que estaría todo lo que estuviera en sus manos.

—Si quieres hacerme feliz entonces bésame— Comentó divertido, pero al ver que Jensen no sonreía dejó de reír—. Oye, no lo…— Calló al ver cómo este se acercaba a él— No quiero obligarte a nada y…

Lupo puso torpemente un dedo sobre los labios de Marcus. No sabía bien qué decir en estas circunstancias, sabía que tendría comportarse de una manera especial, pero no comprendía cómo era esa manera— Perdóname. Arruiné tu vida y ahora no sé cómo sacarte de este infierno…

—Sabes que nada de esto es tu culpa…

—Claro que sí.

—Jensen, basta. Las cosas pasan por algo.

Lupo negó con la cabeza. Unió sus frentes— Si pudiera volver al pasado y hacer las cosas bien te juro que lo haría, Misha. Quizás no te hubiera salvado de todo, pero al menos las cosas serían más fáciles.

Marcus temblaba al sentir el aliento de Jensen rozando sus labios— No quiero hablar de cosas que ya no tienen remedio— Susurró empezando a respirar un poco más agitado—. Bésame, Jensen. Sólo bésame…

La voz de una mujer anunciando que pronto cerrarían sacó del pasado al halcón. La expresión de Lupo se había vuelto taciturna. Llena de tristeza— Misha…— Susurró sin poder evitar extrañar a su amigo.

***

Ethan casi trotaba por los pasillos del hospital. Finalmente encontró a Ariel hablando con ese chico, William. Frunció el ceño al verlos juntos y ver como el chico parecía hacer que Ariel se sintiera mucho mejor— ¡Ari!

El pelirrojo volteó y sonrió al verlo— No tenías que venir…

Ethan le abrazó intentando no aplastar a Naomi— ¿Estás bien? — Preguntó tomándole del rostro con cuidado—. ¿Cómo está Chris?

—Aún está en cuidados intensivos...

—Todo saldrá bien. No te preocupes. Chris se va a recuperar— Le aseguró con una sonrisa tranquilizadora.

—Lo sé. Gracias por venir…

—Eres la persona que más me importa en este mundo. No podría no estar a tu lado— Ethan notó como Will simplemente alzaba una ceja—. Hola, William.

—Hola, Ethan— Comentó con naturalidad—. Creo que tomaré a Naomi antes que la aplastes por querer a abrazar a Ariel— Dijo tomando a la bebé en brazos—. Y supongo que quien te acompaña es el famoso Dante.

Ariel se sobresaltó al escuchar el comentario de Will. Miró al rubio que contemplaba incómodo la escena. Ethan quitó las manos del rostro pelirrojo y retrocedió unos pasos— Hola. Qué bueno que Chris haya salido bien con lo de la operación— No supo que responderle ante tal comentario—. Yo sólo vine a dejar a Ethan y a ofrecerte de vuelta tu empleo—Ethan miró al pelirrojo extrañado—. Sé que no querías seguir trabajando allí, pero con todo lo que ha pasado quizás te gustaría reconsiderarlo…

—Me gustaría mi empleo de vuelta— Dijo avergonzado el pelirrojo—. Actué con impulsividad sin recordar que otros dependen de mí. No volverá a ocurrir.

Dante sonrió un poco— De acuerdo. Eres bienvenido a volver cuando estés listo. Ahora lo mejor será que estés cerca de tu familia. Estaremos en contacto y no dudes de mantenerme al pendiente del estado de Christopher.

—Dante, ¿Podrías no decirle nada a Alessandro? Él tiene demasiados problemas ahora.

— ¿Estás seguro?

—Sí. Él debe estar lidiando por demasiadas cosas, además no creo que merezca su lástima.

—Lo que él siente por ti no es lástima.

—Lo sé— Admitió incómodo por la mirada de Ethan—, pero no le digas nada. Por favor…

Dante suspiró— Si él pregunta no podré mentirle y lo sabes, pero intentaré respetar tu deseo lo más que pueda.

—Gracias…

***

Cuando Lupo entró al comedor del hotel encontró a sus compañeros sumergidos en una acalorada conversación. Los tres alzaron su mirada cuando Lupo entró— Al fin apareces. Creía que tendríamos que irnos sin ti.

— ¿Qué sucedió?

—Iremos al hospital para que le practiquen unos estudios a Lamire para la operación.

Lupo asintió mientras miraba la carta y pedía algo rápido para comer— Me parece bien no podemos quedarnos demasiado tiempo en Barcelona. Mapelli sospechará. En cuanto le digan cuando será la operación Morello, Lyosha y yo podemos regresar a…

—Lyosha no vendrá con nosotros— Lo interrumpió Alessandro.

Lamire miró sorprendido al español que desvió la mirada—Lyosha volverá con nosotros— Sentenció Lupo—. Volverá con nosotros aunque yo mismo tenga que amordazarlo y obligarlo a entrar a ese maldito jet porque sino Mapelli sabrá que Lamire no está tan muerto como debería y el único que terminará muerto de los que estamos en esta mesa serás tú, Morello. De por sí las cosas entre tú y Mapelli andan mal. No le des un motivo para que te asesine más rápido— Lupo se levantó molesto. Alessandro bufó irritado.

— Morello, no me habías dicho que…

—Lo mejor sería que te quedaras con Lamire. Lo demás no importa— Comentó mientras se ponía de pie—. Nos vemos en cinco en el vestíbulo. Iré por el amargado de Lupo.

Lamire miró a Lyosha algo molesto— ¿Por qué no me habías dicho de la propuesta de Morello?

—No había encontrado el momento adecuado y…

—Genial, primero traes a este lugar plagado con tus ex y ahora me ocultas esto, sino planeabas quedarte a mi lado pudiste haberlo dicho y listo.

El español le miró sorprendido— Lamire…

Antes que pudiera decir algo más este ya se alejaba de él con su silla de ruedas. Lyosha golpeó con fuerza la mesa. Las cosas no podían ponerse peor.

Media hora más tarde entraron una vez más al hospital. Al ver quién se acercaba a ellos Lyosha supo que en verdad las cosas podían ponerse peor— ¡Nicolás! Creí que te habías vuelto a marchar sin decir adiós.

—Hola, Kevin— Dijo apenado—. Lamento no haber saludo como se debía hace unas horas. No esperaba que nuestro recuentro fuera tan intenso.

Lamire carraspeó molesto— Oh, no es lo que todos piensan. Nicolás nos ayudó con un paciente, le salvó la vida. ¿Supongo que él es tu amigo al que traes para hacer las pruebas?

—En realidad…

—Sí. Soy yo— Lo interrumpió coreano—. Mucho gusto soy Lamire.

—Hola, Lamire. Soy el doctor Beltrán. Kevin para los amigos, un placer. El doctor De Aragón está esperando para hacerte las pruebas. Es por aquí— Dijo con tranquilidad.

Lyosha se dispuso a seguirle— No es necesario que me acompañes, Nicolás— Exclamó molesto Lamire.

Kevin miró al español que se quedó como piedra al escuchar esas palabras— No te preocupes, doc. Yo me encargo de tu amigo. Tengo un rato libre dentro de media hora ¿Comemos algo juntos?

Lyosha seguía sin saber bien cómo acercarse a Lamire una vez más— Esta bien…

Cuando ambos se perdieron por los pasillos del hospital Lupo preguntó: — ¿Te acostaste también con él? — Lyosha lo fulminó con la mirada. Lupo sonrió— ¿Tomo tu silencio como un sí?

—Cállate, Lupo.

Tuvieron que pasar dos horas antes que Kevin volviera aparecer por el pasillo— Nico, tu padre quiere hablar contigo— Lupo reprimió una risa al escuchar como el doctor llamaba a Lyosha. El joven cayó en su error y se ruborizó un poco—. ¿Vamos? — Preguntó intentando no parecer demasiado incomodado por su error.

—Sí. Seguro.

Empezaron  a caminar por los pasillos repletos de enfermeras— ¿Cómo está Lamire?

—Se supone que tu padre debería decirte eso, pero hay altas posibilidades que vuelva a caminar. Lo bueno de tu amigo es que sólo tendríamos que operar una pierna.

—Mi novio…

El doctor río— Tú no tienes novios, Nico.

El español le miró con seriedad— Esta vez es diferente.

—Veo que has cambiado mucho estos años lejos de España— Comentó con cierta sorpresa—. Por cierto ¿Por qué te fuiste? Tu padre nunca mencionó nada.

—Es personal— Respondió algo incómodo, para su fortuna finalmente habían llegado a su destino y no tendrían que seguir con esa conversación. Lamire estaba ya en esos momentos en su silla de ruedas.

—Nicolás, tu amigo ha pasado satisfactoriamente todas las pruebas— Le tendió el cuadro clínico—. Velo por ti mismo, si es que aún recuerdas como hacerlo. No sé qué trabajo de vago estarás haciendo últimamente.

Lyosha miró molesto a su padre y le arrebató los papeles y empezó a examinarlos con cuidado. Todo parecía en orden— ¿Quién va a operarlo?

—Yo por supuesto— Respondió su padre.

Lyosha le miró desconfiado— Quiero que Kevin te asista— El aludido dio un pequeño respingo—. ¿De acuerdo?

— De acuerdo.

— ¿Cuándo puedes operarle?

—Mañana en la tarde si te parece bien.

Lyosha asintió. Su padre con una mirada le dejó claro lo que seguía— Vamos a tu despacho— Comentó con seriedad.

—Tu amiguito— Dijo con tono burlesco—. Deberá quedarse desde ahora en la noche. Doctor Beltrán, busque a una enfermera que le ayude a instalar al paciente— Miró una última vez a Lamire—. Vamos, Nicolás.

Lyosha salió sin mirar a Lamire. Cuando llegaron al despacho de su padre le esperaba un folder bastante grueso lleno de papeles por firmar. Su padre le tendió la pluma. La tomó desconfiado y miró justo donde tenía que empezar a firmar— La operación incluye las terapias posteriores y la estadía de Lamire en el hospital ¿de acuerdo?

—Por supuesto. Eso ya lo tenía claro desde el momento en que lo pediste— Lyosha firmó la primera hoja, la segunda, la tercera— ¿En verdad vale la pena ese tipo?

—No lo entenderías— Comentó molesto mientras seguía firmando—. A ti sólo te ha importado el dinero desde siempre. Además estaba claro que pretendías quedarte con todo desde el principio.

—No pensé que accederías tan fácil.

Lyosha casi rompe una de las hojas por la fuerza con la que firmó. Al llegar a la última se detuvo— Una cosa más. Quiero un millón en efectivo.

Su padre le miró sorprendido y luego furioso— Ese no era el trato.

—Cambié de opinión— Exclamó Lyosha—. ¿Qué dices? Mi firma creo que vale un millón.

— ¿Qué demonios harás con todo ese dinero?

— ¿Importa acaso? Tendrás muchos más por la compañía.

—No hay trato entonces.

Lyosha sabía que jugaba con fuego, que podía poner en peligro la operación de Lamire, pero estaba harto que su padre se saliera con la suya siempre— ¿Estás seguro?  Puedo buscar a alguien más que opere a Lamire.

—No encontrarás otro hospital que haga este tipo de operaciones.

—Quizás no ahora, pero en unos cuantos años sí. Sé que Lamire podrá esperar. ¿Podrás esperar tú a deshacerte del recuerdo de mi madre?

—Nicolás…

—No estás en posición de negociar, padre ¿qué dices?

—Mañana tendrás tu mugroso dinero.

Lyosha sonrió victorioso y firmó el último papel— Una última cosa— Su padre le miró furioso, pero el español aún tenía los papeles en su poder—. No quiero que quede registro alguno de la operación de Lamire. ¿Entendido? Ni siquiera información para tus investigaciones.

— ¿En qué estás metido, Nicolás? Las heridas del tal Lamire no fueron hechas por casualidad.

Lyosha no respondió a la pregunta— Nadie puede saber que él está aquí ¿entendido? — Dijo tendiéndole los documentos.

—De acuerdo.

Llamaron al despacho. Kevin entró— Lamire ya ha sido instalado en la habitación quinientos doce. Creo que estará cómodo allí. Tiene una bonita vista de la ciudad. ¿Algo más o regreso a mi ronda?

—Dígale a alguien del personal administrativo que envíe un fax con estos documentos a mi abogado y que haga una reunión con él para media semana, doctor Beltrán— Ordenó el padre de Lyosha mientras le pasaba la carpeta en la que acababa de cederle todas las acciones.

Kevin frunció el ceño algo molesto. Odiaba cuando el jefe lo tomaba de secretario en lugar de médico— Enseguida.

—Voy contigo— Se apresuró a añadir Lyosha—. Nos veremos mañana— Añadió dirigiéndose a su padre. Apenas salieron del despacho el español se sintió más relajado— ¿Sigues dejando que los demás te pisoteen?

—No. Sólo tu padre.

Lyosha sonrió un poco más tranquilo— Eso ya es un avance. ¿Así que doctor Beltrán eh? Siempre supe que llegarías lejos.

—Claro que no. Siempre decías que si lograba trabajar por más de dos años en este hospital es porque me contratarían como personal de la limpieza.

Lyosha rió al recordar sus palabras— Es mi arte motivacional.

—Me gustaba más tu otro arte motivacional.

Lyosha se ruborizó al recordarlo. Y su sonrojo fue al por mayor al notar que iban pasando por el almacén de medicinas donde usualmente lograban tener sus encuentros— El punto es que con o sin motivación lograste convertirte en un buen médico.

—Que hace de secretario de tu padre.

—No todo trabajo es fácil.

El español se detuvo frente a la cafetería donde estaban Lupo y Morello— Creo que aquí es donde debo de quedarme. Supongo que te veré luego.

—Seguro, cuídate, Nico. No se te ocurra irte sin despedir otra vez.

***

Lamire miraba la ciudad desde su nueva habitación. Odiaba estar en cama siempre. Se odiaba por no poder hacer cosas más por sí mismo. Sentía que se iba a volver loco si tenía que seguir un segundo más allí.

La puerta de la habitación se abrió— ¿Lyosha?

—No, Kevin— Dijo una voz tranquila. Lamire se volvió a hundir en su cama. Lo que más odiaba de su estado era el hecho que Lyosha iba a dejarlo allí. Sólo porque no era capaz de caminar—. Lamento no ser Nico— Dijo el doctor Beltrán—. Sólo pasaba a ver si no necesitabas algo.

—No— Le dijo molesto.

Kevin sonrió un poco más— Eres muy afortunado.

— ¿Por estar en una cama siendo un maldito paralítico?

—Me refería a Nicolás o Lyosha como tú lo llamas. Debe amarte mucho.

—Él tiene mucho amor para dar a todos…

El hombre río— ¿Ya te encontraste con las aventurillas de Nico? — Lamire no respondió—. Él solía ser así. No esperes venir a España e irte sin conocer al menos a unos doce que no se hayan acostado con él. Si vas a hacer así de celoso lamento informarte que estás en el peor lugar del universo. Nico tiene record en este hospital.

—Y supongo que tú formas parte de ese record.

—A mucha honra— Comentó sin inmutarse—. Él es alguien sorprendente y no sólo en el plano sexual.

—Seguro…

El hombre se acercó hasta Lamire con una sonrisa— Sí. Debe amarte demasiado como para renunciar a toda su fortuna por ti— Al ver que había captado la atención del coreano sonrió—. El ser el secretario del jefe tiene ventajas. No está muy explicito pero es obvio que Nico renunció a todas las acciones que le correspondían de la empresa que su madre fundó para que su padre te operara— Al ver el silencio de Lamire sólo agregó—. Pensé que deberías de saberlo porque tus celos no pintan bien, no cuando Nico no duda en decir que eres su novio y sus actos demuestran que él si cree que eres el indicado. La pregunta aquí sería si crees que él eres el indicado para ti.

La puerta se cerró dejando a Lamire en el cuarto a oscuras. Minutos después llamaron a la puerta— Lamire, bonito. Sé que no quieres hablarme— Dijo el español entrando a la habitación con cierta cautela—, pero no sé no quería dejarte sólo esta noche. Lupo y Morello ya se fueron, pero si no quieres que me quede contigo esta noche puedo regresar al hotel y…— Lamire lo tomó con fuerza del brazo y lo atrajo a él para besarle.

Lyosha tembló al sentir como la lengua de Lamire reclamaba su boca, mientras terminaba de hacerlo quedar encima de él. Lyosha reprimió un jadeo al sentir como el otro colaba sus manos debajo de su camisa. Se separó al sentir que el aire el faltaba.

—No te merezco— Susurró el coreano antes de volver a besarle—. Lyosha no tenías que hacerlo…

Los besos de Lamire apenas le dejaban pensar con claridad, pero en un atisbo de claridad sólo tuvo una respuesta: Kevin. Ese maldito seguía entrometiéndose donde no lo llamaban, sin embargo esta vez no lo haría pagar— Lamire, sé que debí haberte explicado muchas cosas, pero yo…

Lamire volvió a callarlo con un beso— No digas nada, déjame hacerte el amor…

Lyosha puso sus piernas a los costados de Lamire. El coreano le quitó la camisa con rapidez. Sus labios se fueron hasta el cuello del español que cerró sus ojos con fuerza al sentir como succionaba su piel. Un pequeño jadeo salió de su boca.

Lamire lamió su cuello con deseo— Lyosha, eres mío. Me importa bien poco que toda la ciudad sepa quién eres. Sólo puedes pertenecerme a mí ¿Escuchaste? No dejaré que vuelvas a acostarte con alguien que no sea yo.

Un escalofrío recorrió al español al escuchar a Lamire hablar de esa manera tan ronca y posesiva. Lyosha se apresuró a quitarle la bata a su bonito antes de compartir otro beso húmedo. Reprimió una sonrisa la recordar que era el hospital que manejaba su padre, que alguien podría entrar en cualquier momento.

Al sentir el pene semi erecto de Lamire se olvidó de todo. Terminó de desvestirse ante la atenta mirada del coreano— Soy sólo tuyo— le aseguró mientras le masturbaba. Lamire llevó tres dedos a la boca de Lyosha quién no dudó en lamerlos ante la atenta mirada del otro.

Lamire retiró los dedos de la boca del español y los llevó a la entrada de éste quién jadeó al sentir el primero— Joder, estamos ansiosos…

—Quiero marcarte como mío con mi semen ¿Eso tiene algo de malo?

Lyosha reprimió un jadeo al sentir el segundo dedo deslizarse en su interior— No, no tiene nada de malo— Susurró extasiado. Nunca pensó que los celos despertaran esa faceta tan posesiva y dominante de Lamire, pero al parecer aún tenía mucho que aprender de él.

El sexo de Lamire estaba bastante húmedo para esas alturas— Hay que hacerlo rápido…

— ¿Tienes miedo que tu amiguito que no deja de llamarte Nico entre? — Preguntó mientras introducía el tercer dedo.

Lyosha reprimió una sonrisa— ¿Estás celoso de él?

—Estoy celoso de todos los que te han tenido antes que yo. No dejaré que vuelvan a tocarte…

Retiró los dedos de su interior y Lyosha alzó un poco sus caderas. Lamire rozó su pene con las nalgas del español quién reprimió un jadeo de ansiedad antes de presionarse contra el sexo del coreano que con lentitud fue dejando que éste entrara en su interior.

Lamire ahogó un gruñido al sentir todo su sexo en el interior de Lyosha quien le miraba jadeante— ¿Estás bien?

—Sí— Pero esa posición era un poco dolorosa para él—. Sé que no debería estar hablando, pero sólo quería decirte que quiero que seas el último con quién pueda estar de esta manera.

Lamire sonrió y le besó con delicadeza. Lyosha sin romper ese beso empezó a moverse sobre el coreano quién le puso sus manos sobre sus caderas indicándole el ritmo a seguir— Lamire— Gimió Lyosha con deseo.

Lamire lamió el cuello del otro sacándole un jadeo— Mío— Pronunció con dificultad mientras le abrazaba posesivamente.

—Tuyo, bonito— Susurró jadeante—. Sólo tuyo…

Lamire empezó a masturbarle y gruñó al sentir como Lyosha apretaba su erección deliciosamente—Vas a volverme loco— Susurró mientras se acostaba—. No pares, Lyosha— Suplicó sintiéndose demasiado excitado con la vista que el español le regalaba.

Lyosha continuó cabalgando sobre Lamire mientras éste no dejaba de masturbarle— No soportaré mucho— Susurró jadeante—. Lamire, voy a correrme…

—Yo también…

Lyosha se inclinó un poco para besarle haciendo que sus lenguas se enredaran ansiosas. Un gemido fue reprimido en la boca del otro cuando finalmente lograron alcanzar el orgasmo. El español gimió con más fuerza al sentir como Lamire se corría en su interior.

Durante unos segundos ninguno se movió. Lamire lo tenía fuertemente abrazado. Lyosha sentía el semen del coreano bajar por sus muslos, con cuidado se levantó sintiendo como el semen bajaba por sus piernas— Hiciste un buen trabajo marcándome como tuyo…

Lamire lo atrajo a él— Y tú hiciste uno excelente seduciéndome sin darte cuenta.

Lyosha se sonrojó— Te amo, bonito.

Lamire le besó. Ahora que había descargado toda su frustración, sus temores e inseguridades volvía a hacer él. Se sonrojó al notar que lo habían hecho en un hospital—Mira las locuras que me haces hacer…

—Me gustó verte celoso— Susurró mientras se acomodaba en el pecho del coreano.

—Lo siento…

Lyosha sonrió. Lamire volvía a hacer el mismo— El resto ya no importa...

Se quedaron en silencio largo rato— Lyosha creo que lo mejor es que regreses con Morello y Lupo— Comentó con seriedad.

—Pero…

—No quiero que otros salgan lastimado por mi culpa— El español guardó silencio—Morello se la está jugando por nosotros. Unos meses separados no cambiarán lo que siento por ti.

—No quiero dejarte ahora que me necesitas.

—Esto ya no depende sólo de lo que nosotros queramos. Volveré a caminar y cuando pueda hacerlo iré a buscarte. No sé qué haremos después, pero tenemos tiempo para averiguarlo ¿verdad?

Lyosha unió la frente con la de Lamire— Bonito…

—No se te ocurra hacer nada demasiado peligroso, puesto que no estaré allí para cuidarte.

— ¿Entonces esto es una despedida?

—Nosotros nunca nos diremos adiós. Es un hasta pronto— Susurró antes de hundir sus dedos en aquellos rizos y besarle—. No soy bueno con las palabras…

—Lo estás siendo en estos momentos— Susurró Lyosha—, pero si quieres demostrarme que tus sentimientos no cambiaran se me ocurren varias maneras— Susurró mordiendo sus labios— ¿Qué dices? Aún tenemos tiempo…

—Entonces será mejor que empiece…

 

Notas finales:

¿Les gustó? :) Espero que sí! Gracias a todos por sus reviews con su apoyo enserio me animan a seguir adelante cuando tengo mini crisis de escritura :P! 

El próx cap se vienen cosas....muajaja (?)...muy interesante :P Creo que no se lo querrán perder...Así que me comprometo a traerlo el prox lunes aún si no duermo por escribirlo así que hasta la prox O/ Un besote a todos feliz semana~


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