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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Un poco tarde lo sé. La U apenas me da un respiro, pero he aquí el capítulo que había prometido :) Espero que sea de su agrado :D!! Gracias todos los que dejan un review y me alegran el día :)!! Gracias por su opinión que siempre son importantes ¡Ya casi llegamos a los 950! :D!

Jensen descubrió algo fascinante aquel verano. Los universitarios normales no se la pasaban asesinando en su tiempo libre. Iban a fiestas, al cine, a la playa. Él había hecho las dos primeras, pero nunca había ido a la playa acompañado de alguien.

De hecho apenas y recordaba haber visto el mar en carne propia. Su padre no era amante del turismo y la playa más cercana quedaba a seis horas del lugar, pero Marcus había insistido que sería bonito hacer algo que no fuera matar por unos días.

Al final se habían quedado en una posada frente al mar. Había decenas de tipos vacacionando. Reconoció a varios de su universidad y sólo esperaba que Clarissa no estuviera dentro de esa decena de personas. Misha también lo esperaba.

La relación con Misha había vuelto a hacer lo que ambos habían acostumbrado, incluso se podría decir que había mejorado sustancialmente. Algo que ambos ya no creían posible. Jensen ya no le incomodaba las muestras excesivas de afecto de Misha y éste parecía feliz de que al menos no lo rechazara.

A veces se despertaba en la noche con Marcus prácticamente encima, pero lejos de sentirse incómodo le generaba cierto bienestar el saber que al menos tenía a alguien que siempre estaría a su lado. El tercer día en ese lugar Misha le había dicho que prepararía algo especial.

Por mucho que había avanzado con su trato con Misha sabía que ese algo especial no significaría nada bueno para él y aunque había intentado disuadirlo, todo fue en vano. Así que se veía dando vueltas por el lugar antes que fuera la hora de la cena.

Cada veinte minutos consultaba la hora. Cuando finalmente faltaban diez emprendió camino de vuelta por la playa. Era extraño estar en un lugar tan relajante, le gustaba, pero allí solo parecía que no lograba apreciar a plenitud todo lo que ese paisaje tenía para ofrecerle. Siempre se había preguntado cómo Marcus lo hacía sentir que vivía cada segundo al máximo cuando estaba cerca.

Una figura saliendo de los muchos hostales lo sacó de sus pensamientos. Era una chica a simple vista, pero al fijarse más notó que no era cualquiera. Jensen se preguntó que estaba haciendo mal para tener que encontrarse a Clarissa justo allí. Justo ahora.

Iba a pasar de lado cuando notó que lloraba. Miró la hora si se apresuraba aún podría llegar a tiempo con Marcus. Clarissa estaba a espaldas de él. Tenía los brazos cruzados mientras miraba como la luna se alzaba lentamente en el horizonte. A veces veía sus hombros subir y bajar por reprimir su llanto.

Llevaba al menos un minuto detrás de ella sin saber qué hacer. Cuando finalmente se iba a animar a poner una mano en el hombro de la chica en un gesto tranquilizador esta se dio la vuelta— Clari…—Su voz se quedó apagada al notar a la chica esconder la mirada rápidamente. Antes que se alejara Jensen la tomó de un brazo y con cuidado la obligó a darle la cara. Su corazón empezó a latir con fuerza, lleno de cólera al notar el golpe que cruzaba toda la mejilla izquierda. El labio inflamado, la ceja partida. Aquellos ojos azules llenos de vergüenza y de rabia por verse descubierta— ¿Quién fue? — No respondió—. ¿Fue Demian? —Más silencio— Está aquí ¿verdad? — Miró directo al hostal de donde había salido y sin pensárselo empezó a caminar hasta el lugar— ¡Voy a hacerlo pagar por lo que te hizo!

—¡No! ¡No te atrevas! — Dijo la chica corriendo para bloquearle el camino—. No es culpa de Demian, fue mía…—Jensen le miró incrédulo—. Fue culpa mía. No hice lo que él quería entonces se molestó y y-yo me lo merezco…

—Estás loca—La chica le miró incrédula— ¿Cómo puedes decir eso? Tú no te mereces nada de eso— Tomó el rostro con toda la delicadeza que él era capaz, la cual no era mucha— No es la primera vez ¿verdad?

—Es mi culpa. Demian siempre está sujeto a mucha presión y…

—Todos lo estamos, pero no ves a los novios de tus amigas desquitarse con ellas sólo porque las cosas van mal.

Los ojos azules de Clarissa brillaron llenos de rabia— No te metas, Jensen. Este no es asunto tuyo.

—Es asunto mío. No voy a permitir que te siga lastimando. No puedes, no te mereces esto. Te mereces algo mejor, una pareja mejor. Demian no te valora como la persona que eres sólo te está utilizando y…— No vio venir la chaqueteada. Jamás pensó que ese simple gesto doliera tanto. Sintió su mejilla escocer— Puedes pegarme todo lo que quieras, pero eso no cambiará que Demian te está usando…

—Cállate…

—Clarissa, él no te ama…

— ¡¿Entonces quién lo hace?!

— ¡Yo! — Soltó con fuerza, con seguridad una que amenazó con evaporarse al ver la expresión de la chica, pero ya estaba hecho. Lo había dicho y por alguna razón no sintió la emoción que debería porque al fin se había quitado ese peso de encima. En realidad no sintió nada — Sé que nunca te he dicho nada y que no soy bueno demostrándolo, pero…

La chica alzó la mano— Cállate. No quiero escucharlo. Estoy con tu hermano, no puedes venir y decir esas cosas…

—Es lo que siento…

—Y lo que yo siento por Demian es amor— Le dijo con seguridad—. Por ti no siento nada, Jensen. Sé bien como me miras, pero no te amo. ¿En verdad pensaste que alguna vez tú y yo podríamos estar juntos? Cuando todos, incluyéndome, siempre prefieren a Demian.

Aquellas palabras cayeron como dagas en su cuerpo. Jamás la había visto de esa manera, siendo tan cruel. Clarissa en verdad estaba disfrutando ese momento. Había estado acostumbrado a ese tipo de personas toda su vida, pero nunca pensó que la persona en la cual se había fijado podía ser igual de venenosa que el resto del mundo— No. Jamás lo imaginé, pero ahora yo te pregunto ¿En verdad crees que lo tuyo con Demian será para siempre?

Ante la simple pregunta la chica gritó llena de furia y comenzó a pegarle— ¡Vete! ¡Vete! ¡No quiero volverte a ver! — Lo último que sintió fue las uñas clavarse en su mejilla antes que Clarissa se alejara de allí.

Jensen llegó con media hora de retraso donde habían acordado con Marcus. Al ver todo perfectamente arreglado se sintió culpable por haber llegado tarde por alguien que no merecía la pena. Al notar el rostro enfadado de Misha sintió que había estropeado esa velada, esas vacaciones.

—¡Eres un maldito desconsi…!— La furia de Marcus se disipó al ver el arañazo de Lupo en su mejilla— ¿Qué demonios te pasó?

—Nada. Sólo descubrí una verdad que nunca quise aceptar…

***

Las ruedas del jet tocaron con suma delicadeza la pista de aterrizaje. Lyosha miraba el asfalto aún humedecido por la lluvia que debió haber parado hace poco. Sus dedos rozaron sus labios intentando no olvidar la sensación de los suyos sobre los de Lamire.

Lupo despertó a los pocos minutos a unos tres asientos del suyo. El español no haría preguntas de ningún tipo, porque no era la primera vez que el mayor de los halcones tenía pesadillas, pero era la primera que lo escuchaba mencionar el nombre de Misha.

Era extraño ver a Lupo y sentir que por primera vez no veía todo lo que él era. A veces  se olvidaba que las que le rodeaban también tenía un pasado. El de la persona que se ponía de pie en esos momentos, parecía tener mucho que contar, pero no tenía el ánimo de hacerlo.

Siempre había existido una pared que impedía que ver quién era Lupo en verdad, pero momentos así era que notaba en verdad cuando el halcón parecía no querer nunca hablar de su vida pasada.  Toda la vida había pensado que él y Morello hablaban de esas cosas, pero entre más los veía se notaba que incluso Lupo construía una pared para su líder.

Morello salió de la cabina del avión. Lucía en extremo agotado. Lyosha sintió una pizca de culpa por haber querido quedarse en Barcelona junto a Lamire. Había sido muy egoísta al haber sólo pensando en su felicidad y la de su bonito.

— ¿Estás bien, Lyosha? — El español asintió mientras bajaban del avión y se echaban al hombro la maleta— ¿Seguro que Lamire estará bien?

Descendieron las escaleras sin evitar expresar su molestia ante el reflejo del sol en el pavimento. Odiaba los cambios de horarios en estos momentos en España ya había anochecido y allí el sol seguía en lo alto—Por supuesto. Kevin se encargará de velar por todo lo que necesite— Aunque le hubiera gustado saber cómo terminó la operación.

Apretó con fuerza sus puños ante la impotencia. Él tendría que haber estado allí sosteniendo su mano cuando abriera los ojos. No en un avión lejos de él— Debiste quedarte a su lado— Le dijo lo suficientemente bajo para que Lupo no los escuchara.

—Mi deber era regresar— El recordó no sin evitar sentirse mal que su líder se preocupara más por sus necesidades—. No te preocupes. Encontraremos el momento de volver a estar juntos. No es como si lo hubiera perdido para siempre.

Alessandro asintió— Es más fácil vivir cuando sabes que la persona que amas aún existe y de alguna manera aún está a tu alcance…

Se adelantó al control migratorio. Lyosha no supo si lo dijo por Misha o por Ariel. Una hora después salieron del aeropuerto. Alessandro sonrió cuando notó el Bentley de Dante en el parqueo. Luego de unas palabras con el encargado del estacionamiento, éste le entregó las llaves del vehículo.

Por seguridad no le habían dicho que día regresarían, además era peligroso comunicarse con él por medio algún móvil. Además dejar la Hummer en el aeropuerto por tantos días hubiera sido sospechoso, por lo que eligieron ese método más sencillo.

Lupo se ofreció manejar camino al apartamento de Lyosha, Alessandro no presentó ninguna oposición. Estaba completamente exhausto, se sentó en el asiento del copiloto aún sin poder creer que todo hubiera salido bien. Demasiado sencillo. Todo eso lo ponía demasiado nervioso. Las cosas nunca se le habían dado con facilidad y cuando lo hacían era porque algo no andaba bien; sin embargo, por una vez quería dejar de estar tan expuesto a los caprichos de Mapelli y sentirse que él tenía el control de la situación.

Luego de veinte minutos se despidieron del español quién les dedicó una mirada llena de gratitud. Pronto volverían a trabajar y Alessandro sabía lo raro que sería para Lyosha hacerlo y no tener a Lamire cerca.

Lupo se alejó de los condominios. Alessandro quería dormir por horas para intentar recuperar aunque fuera un poco sus energías— ¿Ahora qué planeas hacer?

La pregunta de Lupo le hizo caer en cuenta que no había tiempo para recuperar energías y tendría que ingeniárselas con las que tenía en esos momentos— Hacerle creer que Lamire está muerto, lo siguiente es encargarnos de Claudio, ese bastardo está existiendo con vida prestada desde hace mucho.

Lupo se limitó a tener la mirada fija en el camino— Me refería a ti y tu brillante plan de deshacerte de Mapelli.

Alessandro guardó silencio unos segundos antes de llevar su mano hasta su cuello donde colgaba su anillo— Aún estoy intentando descifrar unas cosas. Factores que podrían cambiar el rumbo de las cosas.

El halcón miró de reojo como sostenía ese anillo— Creí que eso se había perdido— Alessandro no pudo identificar que sentimientos contenía la voz de Lupo.

—Yo también, pero siento que esto trata de decirme más de lo que recuerdo…

— ¿Se trata de tu pasado otra vez?

Alessandro le miró de reojo a través del retrovisor— ¿Qué sabes tú de mi pasado, Lupo? — El halcón lució un poco incómodo— Misha no tenía secretos contigo. Así que supongo que algo debías saber…

—Misha tenía secretos con todos. Incluso conmigo.

 Alessandro entrecerró sus ojos, allí estaba ese tono otra vez. Uno que jamás lo había dejado vivir tranquilo mientras Marcus estuvo a su lado. Ese que empleaban cuando hablaban uno del otro—Entonces él tenía menos contigo. Sé que algo has de saber…

—No más allá de lo que me has contado…

— ¿Y lo de Popov? — Lupo descendió la velocidad demasiado rápido como para fingir que su acción no tenía nada que ver con esa conversación— Marcus lo estuvo investigando ¿verdad?

—Eso fue hace mucho tiempo, Morello.

Alessandro se sentó de lado mirando a Lupo fijamente— Sé que fue hace mucho tiempo. En aquel entonces le conté a Misha demasiadas cosas que en esos momentos no consideraba importantes, sabes bien que a esa edad uno no toma demasiado cuenta en los detalles, pero ahora son cruciales y necesito recordarlos— Era de vida o muerte. Sabía que si Mapelli deseaba asesinarlo no había muchas opciones para escapar—. Necesito recordar…

—Mencionó Rusia. Tu familia. La verdadera—Alessandro guardó silencio. De esa vida lo único que recordaba era un gato gordo colándose por una casa que no reconocía. No era una buena referencia—. Popov está muerto y se llevó todos los secretos sobre ti con él. No hay manera de saberlos.

A esas alturas el vehículo se desplazaba con extrema lentitud por la ciudad— ¿Si la encontrara? Aunque fuera una mínima pista ¿Estarías dispuesto a ayudarme?

Lupo detuvo el auto por completo en un alto— No deberías gastar energías intentando descubrir un pasado que puede tener más tristezas que alegrías— Él lo sabía bien—. Si has olvidado esas cosas es porque es lo mejor. Deja las cosas así.

Alessandro le miró con dureza— Mapelli quiere asesinarme. Y sabes muy bien como yo que no hay muchas maneras de escapar a él cuando se propone a destruir a alguien— Lupo se mantuvo impasible—. Quizás crees que estoy loco, pero algo me dice que la llave para poder escapar de él está en el pasado. Sabes bien que yo no puedo ir a buscar respuestas con la misma facilidad que tú.

— ¿Planeas que vaya Rusia?

—No lo sé. Aún no lo sé— Lo primero era intentar recordar algo que le diera una pista concreta—. Yo…— El sonido de su móvil lo sacó de sus pensamientos.

En un primer momento pensó que se trataría de Mapelli, pero entonces recordó que ese número sólo lo tenían pocas personas y el único que lo había llamado a ese número había sido Ariel. Lo buscó con cierta ansiedad, ignorando la mirada suspicaz de Lupo; sin embargo, cuando notó que no conocía el número sintió una pizca de decepción. Juraba que si era algún idiota intentando venderle algo por móvil o de un número equivocado lo mandaría a la mierda— ¿Aló?

—Ehh…Este… ¿Morello?

— ¿Quién habla? — Preguntó desconfiado mientras veía los edificios pasar.

—Yo, digo, Will, William…— Decía el chico nervioso—. Trabajo en Tabú…

—Sí. Te recuerdo— Comentó no entendiendo como había conseguido ese número— ¿Qué quieres William?

—Se trata de Ariel…

***

Ariel se sobresaltó cuando sintió a Naomi removerse y empezar a gimotear. No se había percatado en qué momento se había quedado dormido— Tenías una pesadilla— Susurró Ethan—. Intenté ayudarte a cargar a tu hermana, pero no la soltabas.

El pelirrojo no dijo nada y menos cuando se percató que se había quedado dormido descansando la cabeza sobre el hombro de Ethan. Su hermana se limitó a bostezar y volver a acomodarse en sus brazos. Ariel sonrió al verla volver a dormirse ajena a todo lo que pasaba a su alrededor— ¿Mi mamá?

—Sigue adentro con Chris…—Ariel asintió mientras sentía un dolor en el cuello— ¿Seguro que no quieres venir a dormir un rato a mi apartamento?

El pelirrojo le miró algo incómodo— No, no te preocupes. Estoy bien— Desde que había llegado, Ethan había estado actuando de una manera un poco asfixiante. Will le había dicho que era normal que actuara de esa manera después de todo lo que había sucedido entre ellos—. ¿Will no ha regresado?

Ethan frunció un poco el ceño al escuchar el nombre del chico— No. ¿Por qué?

—No, por nada. Es sólo que dijo que sólo iría a casa de sus padres a descansar un rato y luego volvería.

—Tú también deberías descansar. Apenas y has dormido— Comentó preocupado mientras ponía una mano en la mejilla del pelirrojo—. También piensa en tu salud, Ari.

—Estoy bien. No te preocupes tanto por mí.

—No me pidas eso— Susurró sin apartar su mirada de los ojos verdes de Ariel—. Pídeme lo que sea menos que no me preocupe por ti. ¿Quieres ir por algo de comer a la cafetería? — Ariel aceptó, pero antes que se pusiera de pie Ethan le besó en los labios de sorpresa—. No me mires así— Dijo el azabache son una sonrisa—. Vamos que también muero del hambre.

Ariel vio como se empezaba a alejar. Will tenía razón. Ethan se estaba haciendo demasiadas ilusiones en algo que sólo eso era: una ilusión. Caminó hasta él— Ethan ¿podemos hablar? — Preguntó mientras entraban a la cafetería.

—Seguro. Sólo deja que busque algo de comer. ¿Algo en especial para ti?

—No. Cualquier cosa está bien— Dijo mientras intentaba buscar el dinero en sus bolsillos.

—No, yo invito.

—No. Me sentiría más cómodo si pago mi comida— Pidió Ariel con seriedad. Al notarlo, Ethan no tuvo más remedio que acceder—. Iré a buscar una mesa ¿de acuerdo?

—Está bien.

Ariel encontró una mesa libre al fondo de la cafetería. Miró a su hermana— Ojalá tú no tengas este tipo de problemas— Pensó en todas las posibilidades de cómo abordar el tema, pero no se le ocurrió ninguna forma brillante. Al ver a Ethan caminar hacia él con las bandeja de comida, supo que sería más difícil de lo que supondría y lo mejor sería guardar el tema para después de comer.

—Aquí está. ¿Quieres que te ayude con Naomi?

—Estoy bien. No te preocupes. Ya estoy tomando práctica— Comentó mientras la cargaba con un solo brazo y empezaba a comer.

— ¿No es más seguro que se quedara con la empleada en la casa?

Miró a su hermana con culpabilidad — Lo sé, pero me da miedo dejarla sola con ella. No es que tenga algo contra la empleada, sólo tengo miedo que algo pueda pasarle— Ahora comprendía todos los temores de su padre. No era paranoia como él había pensando en su momento. Simplemente sabía lo cruel que podía ser el mundo y el terror que causaba la idea que algo pudiera pasarle algo a su hermana y no poder evitarlo.

—Estás haciendo un trabajo increíble, Ari. No te preocupes. Sabes que siempre estaré allí para apoyarte— Tomó la mano libre de Ariel y bajo la mirada sorprendida de éste se la llevó a los labios—. Siempre estaré a tu lado.

El pelirrojo estaba demasiado ocupado mirando a Ethan que no notó que eran observados desde la entrada de la cafetería. Alessandro intentó convencerse que eso era lo mejor, después de todo Ariel y él nunca debieron haberse conocido. Su ricura estaba bien. Era lo único que importaba ahora y ante sus ojos tenía todo el apoyo que necesitaba y merecía. Él sobraba allí.

Se dispuso a ir hasta la entrada antes que Lupo bajara del auto. Iba directo hasta la salida cuando una voz familiar lo llamó. Emily venía caminando por el pasillo— Alessandro— Dijo la mujer sin poder creerlo y fue a abrazarlo.

El halcón sonrió al sentir ese cariño aún presente en ella— Acabo de enterarme lo de Chris— Dijo con suavidad—. ¿Él está bien?

—Ha estado evolucionando poco a poco. Aún está en cuidados intensivos. La operación fue delicada.

Alessandro se sintió un poco más aliviado— ¿Y usted cómo se encuentra?

La mujer sonrió —Mejor. Mucho mejor ahora, pero Ariel ha estado cargando con demasiado y me preocupa. Sus amigos están con él y creo que eso le está haciendo mucho bien. Sé que él no lo dice, pero todo esto lo tiene demasiado afectado.

—Lo sé, acabo de verlo en la cafetería, pero luce bastante sereno en estos momentos.

— ¿Lo ha visto? ¿Han hablado?

—No— Dijo algo incómodo Alessandro—. Sólo quería asegurarme que está bien— En realidad estaba mucho mejor de lo que se había imaginado. No sabía si eso lo tranquilizaba o lo entristecía.

—Alessandro, ¿qué pasó entre usted y mi hijo? ¿Por qué…?

—Preferiría no tocar ese tema ahora— Pidió.

— ¿Usted está bien?

No, pero no se atrevía a ser sincero con ella, le había costado mucho serlo consigo mismo y aún no estaba listo para admitirlo en voz alta— Todo está bien. Sabe que siempre puede contar con mi apoyo.

—Lamento si fue algo que Ariel hizo…

Alessandro sonrió— Ariel tiene demasiados problemas. No sea dura con él. Está creciendo y las cosas que le ha tocado vivir no han sido fáciles. En estos momentos una relación no es conveniente para él— La mujer le miró un poco más tranquila— ¿Podría pedirle un favor, Emily?

—Por supuesto.

— ¿Me permitiría ver a Chris? Sólo unos minutos…

***

La tensión de unos minutos se había disipado para esos momentos. Ariel reía con Ethan ante sus comentarios; sin embargo toda risa desapareció cuando vio a su madre entrando a la cafetería con Lupo. Inclusive Ethan se mostró sorprendido que estuviera allí.

Los dos adultos se sentaron frente a ellos— ¿Qué hace él aquí? — Preguntó con cierto recelo el pelirrojo.

—El señor Lupo vino a ver como se encontraba Chris. Estaba preocupado por él— Ariel le miró desconfiado, pero tuvo que guardarse sus comentarios puesto que con su madre e Ethan defendiéndolo llevaba las de perder. Su madre tomó a Naomi en brazos y sonrió— Le explicaba que ahora Chris estaba mejorando, pero aún tendrá que pasar unos días en el hospital.

Ethan sonrió al ver a Lupo allí y éste le devolvió la sonrisa. Aquel cuadro era demasiado molesto para el pelirrojo— Creo que iré a ver a Chris. No lo he visto en todo el día— Dijo poniéndose de pie—. Si viene Will dile que no tardo en bajar ¿de acuerdo? — Pidió a su madre.

De camino a la unidad de cuidados intensivos pediátrica se encontró al doctor Rosell que le miró con cierta sorpresa— No creía que estarías aquí.

—Voy a ver a Chris.

— ¿Sólo a Chris? — Preguntó con una sonrisa. Ariel le miró sin comprender—. ¿No me digas que no sabes que tu novio está aquí? — Aquellas palabras le parecieron tan irreales. ¿Alessandro? ¿Allí? — Acabo de expedirle un permiso especial, porque se supone que sólo los familiares mediatos pueden entrar, pero tu madre insistió así que ahora debe estar ya con él— El localizador del doctor Rosell empezó a sonar—. Disculpa es una emergencia— Dijo antes de alejarse de allí.

Ariel se quedó a un lado del pasillo. Alessandro estaba allí. Sentía su pecho doler de lo rápido que latía su corazón. Quería verlo. Se moría por hacerlo. Cuando menos se lo esperó empezó a caminar rápidamente por los pasillos sin poder evitar sonreír ante la idea que estuviera tan cerca de él.

***

Alessandro estuvo a punto de largarse antes de siquiera haber entrado a la unidad de cuidados intensivos. No podía evitarlo. Se había acostumbrado hasta cierto punto a los hospitales, pero cuando era alguien cercano a él no podía evitar odiarlos, aunque no lo mostrara abiertamente. Una de las enfermeras luego de ver la orden logró finalmente dejarlo acercarse a Chris no sin antes de hacerlo ponerse unos guantes.

Miraba todo intentando no mostrar su incomodidad. La última vez que entró solo a una unidad de cuidados intensivos fue para ver morir a su abuelo; sin embargo, la persona que tenía frente a él era un bebé y no un adulto.

Sintió un vacío en su estómago al ver a Chris en la pequeña cuna. Alessandro se acercó con cuidado hasta donde el pequeño Miderhive estaba profundamente dormido. Jamás alguien le pareció más frágil— Hola, ricurita— Susurró inclinándose un poco hacia la cuna—. Tú y tu familia me quieren volver loco ¿verdad? — Él estaba acostumbrado a ver a gente inocente sufrir a diario, era parte de su vida, pero nunca había visto a un bebé en ese estado y no lo soportaba—Christopher, tú no puedes morir. No soportaría perder a alguien más. No a alguien de tu familia. No otra vez— Su voz tembló—. Quizás no entiendas nada, pero necesito que vivas— Apartó la mirada de allí, sentía que lo lastimaba con tan sólo mirarlo—. Tú, tu hermana y Ariel son la única familia que me queda. No me importa si no puedo estar al lado de tu hermano, pero no hay nada que no haría por verlos a todos sanos y salvos— Con cierto temor rozó su dedo sobre la naricita del bebé quién sólo frunció un poco el ceño sin despertarse. Alessandro sonrió un poco—. No temas de vivir. Yo estaré allí para protegerte.

El halcón cerró con fuerza sus ojos— No te lo lleves contigo— susurró pensando en Misha—. No le hagas esto a Ariel. Él no puede perderlo. No a él— Sabía que eso lo volvería loco—. Se supone que tienes que cuidarlos tú también. Yo puedo protegerlos, pero sería más fácil si me ayudaras…

Al abrir los ojos al principio no reaccionó al ver a Ariel del otro lado de la cuna con una pequeña sonrisa en sus labios. Sólo pudo hacerlo cuando éste bajó la mirada y vio a su hermano— No creí que vendrías después de lo que te hice— La mano de éste rozó los cabellos rojizos de su hermano—. Gracias por querer a Chris, aunque yo te haya lastimado tanto— Volvió mirarle con aquellos ojos verdes que lo volvían loco—. A veces siento que ellos pagan por mis errores, pero estoy intentando mejorar ¿sabes?

—Lo sé— Alessandro tuvo la sensación que la persona que estaba frente a él no era el Ariel que conocía—. Has pasado por mucho.

— ¿Lograste solucionar lo de Lamire?

—Sí…

Ariel sonrió un poco— Siempre confié en que lo lograrías. Ojalá tuviera tanta fe en mí mismo como la tengo en ti.

—Yo siempre he tenido fe en ti…

—Y sólo he logrado defraudarte.

Alessandro quería abrazarlo, pero la imagen de él con ése en la cafetería no se iba de su mente— No lo haces. Sigues adelante como se supone que debe de ser.

—La vida no te da lugar a quedarte lamentándote por los errores del pasado— El halcón se sentía abrumado por ese nuevo Ariel, miró a Chris una vez más quién parecía soñar algo agradable porque reía en sueños— Me pregunto si yo sonreía de esa manera cuando era pequeño…

—Aún sonríes como los ángeles— Ariel se sonrojó un poco y sonrió de la manera que sabía que a Alessandro le gustaba—. ¿No querías que viniera?

—No quería preocuparte con mis problemas. No quería tu lastima…

—Nunca podría sentir lástima por ti. No cuando te veo y noto cuanto has crecido en tan poco tiempo.

— ¿Cuánto tuviste que amenazar a Dante para que te dijera que pasaba?

Alessandro sonrió— Dante no me dijo nada. Deberías de tener amigos un poco más leales a ti— Ariel le sorprendido—. El tal William me llamó dijo que lo matarías cuando te dijera, pero él estaba convencido que te haría bien verme.

Ariel tomó nota mental de agradecerle a Will por hacerle todo lo contrario a lo que le había pedido— Y sin embargo has venido a ver a mi hermano y no a mí.

—Fui a verte— Comentó con cierta incomodidad—, pero estabas ocupado con ése. Entonces comprendí que no me necesitabas…

—Te necesito— Lo cortó de improvisto sintiéndose demasiado ansioso por confesárselo en esos momentos. Alessandro sólo le miró sorprendido; Ariel avergonzado. Bajó la mirada, pero al mirarle de reojo notó como el halcón sonreía. Éste sonrió también. Estuvieron por media hora con Chris hasta que finalmente salieron de la unidad.

Ninguno dijo nada, dejaron que sus piernas los guiaran lejos de todos. Llegaron a la azotea del hospital. El aire fresco revitalizó a Ariel quién se acercó al borde para mirar la ciudad— Perdóname— Susurró Alessandro poniéndose de espaldas a la ciudad y cruzándose de brazos—. Por no estar a tu lado en estos momentos.

—No es tu culpa…

Alessandro ladeó el rostro, en verdad no era el Ariel que recordaba— ¿Me llamarías loco si te digo que presentí que algo no iba bien?

—No— Susurró Ariel—. En absoluto. Siempre tenía esos presentimientos contigo. Aún los tengo…

Ambos se miraron fijamente con una pequeña sonrisa— Ariel…

—Alessandro…

Ambos rieron al notar como pronunciaban el nombre del otro al mismo tiempo— Sé que no lo merezco, pero ¿me abrazas?

Alessandro no dudó en atraerlo a él y abrazarlo con todas sus fuerzas. No quería dejarlo escapar. No quería perderlo. No otra vez. Hundió su rostro en los cabellos del pelirrojo, embriagándose con su aroma. Tembló de éxtasis al sentirlo de nuevo tan cerca. Quería decirle tantas cosas.

Ariel tembló al sentir como el otro lo abrazaba de esa manera. Hundió su rostro en el pecho de éste. Se aferró con fuerza a su camisa— Te extraño— Pronunció sin darse cuenta. Sólo sintió el abrazo de Alessandro dejarlo sin aire, pero no le importó—. Alessandro…

—Y yo a ti— Ninguno se atrevía a mirar al otro—. Mi ricura— Susurró vacilante, espero que el otro lo corrigiera, que le dijera que ya no era suyo, pero Ariel no lo hizo—. Eres muy fuerte, estoy orgulloso de ti…

—No soy tan fuerte— Susurró Ariel—. No lo soy, porque lo único que quería era que vinieras. Quería estar así contigo y poder llorar, pero no estabas cerca. No estabas cerca…

—Estoy aquí. Estoy aquí y puedes llorar todo lo que quieras…

—No— Dijo con voz quebrada—. Necesito dejar de depender de ti. Eres como una droga, te necesito, te necesito tanto. Soy un adicto a ti y necesito dejar de necesitarte de esta manera tan enfermiza. No quiero llorar, no quiero ser débil…

—El desahogarte no te hará más débil.

— ¿De verdad?

—No…

Ariel no lo soportó más. Empezó a llorar, a ahogarse en lágrimas. Quería gritar, dejar de sentirse tan sucio. No había logrado tener ni un segundo de paz desde que salió de Tabú. Quería odiar al mundo, a Mapelli. Intentar pedir una explicación de por qué la vida parecía estarse cayendo en pedazos, quería saber si en verdad valdría la pena caer una y otra vez y volverse a levantar cada vez que lo hacía.

Lloró hasta que no pudo más. Hasta que sacó todo lo que tenía guardado en su interior, finalmente logró exteriorizar ese dolor que no había podido compartir con nadie, ni con Will, ni con Ethan y mucho menos con su madre. Sólo con Alessandro sentía que podía mostrarse realmente como era. De alguna manera sólo él confiaba en esos momentos.  Sólo en él podría confiar siempre.

Alzó mirada avergonzado, pero aquel rostro sereno le indicó que todo estaba bien. Aquellas cálidas manos en sus mejillas le hicieron sentirse mejor, ya no había dolor. El mirar a Alessandro le brindaba la paz que intentó encontrar en vano durante todos estos días. Se estremeció al sentir cómo limpiaba los últimos rastros de sus lágrimas.  Ninguno se atrevió a romper ese contacto visual. Allí viéndolo supo que en verdad jamás querría mostrarse tan vulnerable frente a alguien más.

—Mi Ariel…

—Te amo. Aún lo hago. ¿Me crees?

Alessandro besó su frente y sus labios descendieron por su nariz hasta rozar sus labios, con los ojos entrecerrados susurró: — Te creo…

Ariel unió sus labios y sintió como Alessandro lo levantaba del suelo. Besándole con fuerza, con ansias, desesperación. El beso los dejó sin aliento. Aún en brazos de Alessandro separaron sus rostros— Te amo, pero…

—Necesitas enfocarte en tu familia— Ariel asintió. Alessandro unió sus frentes—. Aún no sabemos la manera de estar juntos. Debemos aprender estar uno sin el otro para que esto funcione…

—No puedo vivir sin ti, pero debo necesito a encontrar la manera apropiada de hacerlo. Mi familia depende de mí y no voy a abandonarlos cuando más me necesitan.

—Y yo no te pediré que lo hagas— Su vida no era algo certero, podía estar muerto de un segundo a otro y Ariel tenía que aprender a vivir sin él, aunque él mismo ya no pudiera hacerlo sin su ricura—. Las cosas ahora son complicadas…

—Y puede que siempre lo sean…

—Y aún así quiero estar a tu lado cuando tú estés listo.

Ariel sonrió al escucharle decir eso— Yo también quiero estar a tu lado. Mi mundo no se dejará de desmoronar, pero aprenderé a enfrentar las cosas solo, para que cuando estemos juntos no tenga que dejarte todo el trabajo a ti. Necesito hacerme más fuerte solo para que juntos podamos enfrentar mejor todo lo que se venga en el futuro…

Alessandro lo puso en el suelo otra vez— Comprendo, mi ricura. No necesitas explicarme estas cosas…

—Sí, si tengo— Le aseguró el pelirrojo—, porque no deseo que pienses que amo a alguien más. No quiero dejarte dudas que en verdad te amo a ti y sólo a ti. Necesito que me creas que me arrepiento haber arruinado lo que habíamos logrado construir, pero…

Alessandro lo besó— Entiendo, lo hago. La culpa fue de ambos. Aún no sabíamos valorar lo que habíamos construido, pero cuando volvamos a estar juntos no cometeremos esos errores. ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Él mismo, Alessandro, tenía que encontrar la manera de decirle a Ariel aquello que le había ocultado con tanto recelo. De alguna manera tenía que decírselo, sino todo lo que construirían amenazaría con desplomarse esta vez sólo por su culpa.

—Necesito vivir sin ti, sólo un poco más, mi Alessandro…

—No te buscaré. No te preocupes.

Ariel lo atrajo a él— Aprovecha tu libertad, que cuando vaya por ti no te dejaré ir por ningún motivo.

—Estoy esperando ansioso ese momento en que no me dejes escapar…

Sus manos se entrelazaron antes de besarse ansiosos, deseosos porque ese momento llegara. No sabía bien cuanto tiempo llevaría eso, pero estaban seguros que valdría la pena la espera, por ahora se dedicaban a guardar el sabor de la boca del otro en su memoria, para ayudarlos a resistir.

***

Emily había ido a hablar con el pediatra de Christopher por lo que Ethan y Lupo habían aprovechado de quedarse a solas un rato. Lupo le había confirmado que la misión había salido bien e Ethan había aprovechado de ponerlo al día con los acontecimientos del señor Shiheflit.

—Es increíble. Me voy unos días y prácticamente todo parece cambiar drásticamente— Comentó Lupo un poco impactado con la noticia del suicidio de Elena Shiheflit—. Pero lo más importante es si tú  estás bien.

—Sí. Ahora lo estoy. Al principio estaba bastante afectado, pero el que me preocupa es el señor Shiheflit. No parecía él mismo.

Lupo miró alrededor antes de volver a posar sus ojos en Ethan—Perder a la persona que más te importa en la vida nos impide volver a ser los mismos.

— ¿Lo dices por tu madre o por tu amigo?

Odiaba cuando Ethan parecía ver a través de él y percatarse cuando los comentarios los decía por experiencia propia— ¿Cómo vas con Dante? — Ethan rehuyó la mirada de Lupo al escuchar esa pregunta— ¿Está todo bien? — No respondía— Ethan, ¿Qué demonios te hizo ahora ese niño de mami y papi? Porque si se atrevió a…

—Terminamos— Lo cortó el azabache. Lupo le miró sorprendido—. En realidad yo rompí con él…

Lupo recobró la compostura. Tomó su café y dio un largo sorbo antes de animarse a volver a hablar— ¿No resultó ser buena pareja?

Ethan ahogó una risa amarga— En realidad fui yo quién no resultó ser un buen novio— Dijo con culpabilidad—. Lo lastimé demasiado y no fue mi intención. No sé, todo fue tan rápido que aún no sé cómo procesar las cosas— Explicaba con cierto nerviosismo—. Un día todo estaba bien y al siguiente todo lo que pensaba era en Ariel. La manera en que me besaba, sus ojos, su sonrisa y cuando estuvimos juntos simplemente yo…— Calló al notar la mirada de Lupo.

— ¿Tú y ése?

Ethan se sintió nervioso al  notar que por primera vez en su vida Lupo parecía estarlo juzgando. Jamás lo había visto menos conforme con una de sus decisiones— Amo a Ariel. Quiero estar con él…

— ¿Y él?

—Alessandro y él ya no están juntos.

—Eso no responde la pregunta— Comentó Lupo con seriedad—. Ethan, no quiero que te ilusiones en vano.

—No son ilusiones. Sé que él siente lo mismo que yo…

— ¿Te lo ha dicho? ¿Te ha dicho que te ama? — Lo cortó con cierta brusquedad.

—No, pero…

—Entonces no des las cosas por sentadas— Exclamó alzando un poco la voz—. Ethan, no quiero que sufras, sabes bien lo que pienso de ese enclenque pelirrojo.

— ¿Por qué no te agrada? — Preguntó el azabache empezando a sentirse molesto— Siempre te defiendo frente a Ariel, pero cuando empiezas a actuar así me dan ganas de retractarme de todo lo que digo.

Lupo miró aquellos ojos azules que le recordaban a Clarissa, reflejaban la misma rabia, enojo de cuando ella se enfadaba— No quiero que salgas lastimado. Él ya te ha herido en más de una ocasión…

—Sabes que no ha sido a propósito.

—Cuando se hiere a otro sin darse cuenta es cuando más lastimado salen ambos. No quiero que sufras, Ethan.

—Basta, Lupo, eres mi amigo, pero no…

— Sé que no quieres escucharlo, pero si no te ha dicho nada puede ser que él aún quiera a Morello.

— ¡Cállate! — Gritó con fuerza y poniéndose de pie. Dejando sorprendido a halcón—. No sé quién te crees para venir y hacer aseveraciones de cosas que no entiendes.

—Ethan, sólo no quiero que te hagas falsas esperanzas.

— ¿Otra vez hablas por experiencia propia? — Preguntó molesto el chico— ¿Acaso tú te enamoraste de tu amigo y él no te hizo caso?

Lupo miró a su alrededor molesto por las miradas puestas sobre ellos en varios grados de disimulo— Podrías sentarte y hablar de esto como la gente civilizada— Preguntó el halcón tomándolo de la muñeca, pero Ethan se soltó de él con brusquedad.

— ¿Sabes? El que tu vida haya terminado siendo una mierda no significa que la mía tenga que ser igual—Le dijo furioso—. Si tu nunca pudiste estar con la persona que querías eso no significa que todos vayamos a tener la misma suerte que tú.

Lupo no hizo ningún intento por detenerle cuando lo vio salir de la cafetería. En esos momentos deseaba poder dispararle a todos los que le miraban con lástima. Una simple mirada bastó para que todos volvieran a sus asuntos.

El halcón se apresuró a salir de la cafetería. Al llegar a la entrada de esta casi choca con Emily— ¿Te marchas ya? — Preguntó la mujer sorprendida—. Lamento haberte hecho esperar, pero el doctor quería hablar sobre la evolución de Christopher— La mujer calló al notar la expresión del halcón— ¿Estás bien?

Lupo nunca comprendía por qué siempre que estaban a solas le hablaba con esa familiaridad y cuando estaban rodeados de otros parecía querer forjar un muro entre ellos dos— Sí. Yo…— Calló cuando Emily puso una mano en su mejilla.

—No eres bueno mintiendo, Lupo. Estas últimas semanas te has vuelto en la persona que más  me ha apoyado. Me gustaría que aprendieras a confiar en mí y también convertirme en la tuya.

Lupo no sabía bien cómo reaccionar— Se lo…te lo agradezco— Se forzó a corregirse—. Sólo estoy un poco agotado. Acabo de regresar de un viaje de negocios y no he tenido tiempo de descansar.

—Gracias por venir a verme.

—No es nada— Comentó mientras veía a Naomi en brazos de su madre—. Sólo quería asegurarme que estuvieras bien.

—Estoy más tranquila ahora. Gracias por escucharme siempre. Sabes que hay ciertas cosas que no se puede hablar con Ariel.

—Comprendo.

— ¿Sería mucho pedir hablar contigo en otra ocasión?

—No, no está bien. Puedes llamarme si quieres— Odiaba sentirse como un adolescente otra vez. Si algo no había aprendido en todos esos años era como hablarle a una mujer apropiadamente.

Emily sonrió más— Gracias, Lupo. Eres un excelente amigo.

—No es nada.

Emily apartó con lentitud la mano de la mejilla de Lupo, giró un poco el rostro y se sobresaltó al notar a Will allí quién los miraba extrañado— William— Dijo algo avergonzada—. No sabía que estabas aquí. Ariel aún debe estar con Chris.

—No se preocupe, señora Miderhive. Puedo esperarle— Dijo con una sonrisa—. Con permiso.

Lupo miró de reojo al chico, antes de volver a ponerle atención a Emily— Yo también me retiro. Cualquier cosa puedes llamar a mi móvil.

—Lo haré. Descansa, Lupo.

***

Ethan sintió un acceso de rabia al ver a Ariel con Alessandro caminando por los pasillos. No había nada raro en ellos, se repitió una y otra vez. Sólo hablaban. Era normal que lo hicieran, después de todo Alessandro había ido a ver a Christopher.

Le había costado mucho no levantarse de la mesa e ir a buscarlos cuando Lupo y Emily habían mencionado que Alessandro estaba en el hospital. Nunca debió haber dejado que Ariel se fuera solo a ver a Chris.

Finalmente su mirada se cruzó con la de Ariel quién lo miró sorprendido de verlo allí. También sintió la mirada de Alessandro al cual sólo le dedicó una mirada hostil.

Alessandro la ignoró olímpicamente y sonrió a Ariel— Tengo que irme. Lupo me espera en el estacionamiento— Tenía unas enormes ganas de besarle una última vez y no sólo para fastidiar a ése, pero habían acordado mantener distancias. Se sintió agradecido que Ariel al menos lo abrazara.

—Gracias por venir. Me hiciste mucho bien— Le susurró al oído.

—Cuida a Chris por mí. Nos veremos pronto ¿verdad? — Dijo separándose un poco de él.

—Por supuesto— Comentó con una sonrisa radiante. Una que Ethan no pudo evitar notar. Una que hizo que la bilis ascendiera por su garganta.

Ambos sonrieron más tranquilos, de alguna manera habían arreglado las cosas de una manera que nunca se habían esperado. Alessandro besó la frente de Ariel— Cuídate, mi ricura. Te estaré esperando ansioso, a ti y a nuestro sexo de reconciliación— le susurró divertido por el sonrojo del pelirrojo. No esperó a que este le dijera algo más, se limitó a alejarse por el pasillo.

Alessandro volvió a ver el mensaje recibido. Mejor se daba prisa sino quería recibir a un Lupo demasiado malhumorado. Al alzar la mirada casi termina atropellando a Will quién era mucho más bajo que él y su ricura— Disculpa— Al ver al chico—. William ¿verdad?

—Hola, Morello. Will, para los amigos— Comentó el chico con aspecto relajado— ¿Ya te vas?

—Sí.

— ¿Y Ariel? ¿Está mejor con tu visita?

No sólo Ariel. Él también necesitaba verlo— Eso creo.

Will alzó una ceja— No creía que la modestia fuera una de tus cualidades. Ambos sabemos que Ariel necesitaba verte, pero no quería incomodarte.

—Gracias por avisarme— Era extraño estarle agradeciendo a alguien que apenas y conocía.

El chico sonrió un poco más tranquilo— Él ha sufrido mucho estos días. Mi apoyo nunca se podría comparar con el que tú le das. Después de todo tú eres la persona a la que él ama— Alessandro no tenía nada que comentar. No era demasiado sano que alguien que trabajara en Tabú supiera lo suyo y Ariel—. Descuida. No diré nada— Comentó el chico con aire tranquilizador—. Es normal que Ariel no quiera decir nada de lo suyo con el jefe rondando…

Alessandro alzó una ceja interrogante. ¿Qué tanto le había contado Ariel a ese chico? — ¿Qué sabes tú de Mapelli?

Aquella pregunta lo pilló desprevenido. No esperaba que empezaran un interrogatorio por un comentario casual—No, nada. Es sólo que firedoll es bastante llamativo. No sé, sólo deberías cuidarlo un poco más si tú sientes lo mismo.

El celular de Alessandro empezó a sonar, pero lo apagó en un movimiento— Ariel me ocultaba algo— Comentó con seguridad—. Es cierto que la operación de Chris lo ha afectado, pero sé que hay algo más. ¿Qué sabes tú?

—Yo ya me metí mucho, Morello, quizás deberías hablar de estos temas con Ariel. No lo sé.

Alessandro le miró con una seriedad caracterizada de los halcones. Esa que hacía que todos cantaran rápidamente— Ese es tu problema, William. Ya estas demasiado metido en esto y no me iré de aquí hasta que me digas lo que sabes.

***

Ethan no había dicho nada desde que lo había visto con Alessandro. Ariel ya no tenía dudas que su amigo se estaba haciendo más ilusiones de las que debería— ¿Podemos hablar? — Preguntó el pelirrojo una vez más.

—Yo ya me iba…

Ethan estaba molesto. Lo sabía— Pero es importante— Insistió.

—Si es importante seguirá siéndolo la próxima vez que nos veamos ¿verdad?

Necesitaba dejárselo claro ya— ¿Entonces puedo llegar más tarde? En verdad quiero hablar de algo contigo— Pidió el pelirrojo.

—De acuerdo.

Ariel sonrió intentando liberar la tensión que se había formado entre ellos— Entonces te veré luego.  No tardaré mucho.

Ethan no pudo seguir sintiéndose molesto con la sonrisa que le dedicaba— Esta bien. Te espero allá. Te quiero, Ari.

—Yo también te quiero— Sin embargo ahora no le quedaba dudas que Ethan le quería de otra manera. Una a la cual no podía corresponder.

Lo vio alejarse por el pasillo. Ariel se dispuso a buscar a su madre a la cual no tardó en encontrar hablando con el doctor Rosell— Sé que no es el mejor momento para estarlo hablando con usted, pero la operación de Christopher fue costosa. Según tengo entendido solamente Ariel tiene un trabajo en estos momentos. El pago de este hospital no es exactamente barato— El pelirrojo se escondió en una esquina—. Normalmente a estas alturas con la condición de su esposo en cualquier otro hospital ya lo hubieran desconectado y últimamente no ha mostrado mejoría alguna. Mi deber como médico es darle mi opinión y quizás lo mejor sería simplemente dejarlo partir…

— ¿No cree que Aarón podrá despertar?

—Ya ha pasado más de seis meses, señora. No quiero ser fatalista, pero las probabilidades que logre recuperarse son casi nulas. Es una decisión difícil. Lo comprendo, pero quiero que lo considere. Hay muchos métodos en los que su esposo no sentirá dolor, aunque dudo en estos momentos pueda sentir algo— Ariel escuchaba todo sin encontrarle un sentido a lo que hablaban—. Discútala con alguien de su confianza. Una firma bastará para que nos autorice a que…

—No— Soltó Ariel de repente saliendo de su escondite. Su madre le miraba sorprendida—. No, te lo prohíbo, madre. No puedes. No entiendo porque siquiera te detienes a escuchar estas tonterías…

El doctor Rosell le miraba preocupado— Ariel, no puedes seguir pagando tú sólo este hospital.

— ¡Sí, si puedo! — Dijo con seguridad. Miró a su madre—. No dejaré que lo mates. Él aún está vivo. Él aún te ama. No puedes traicionar su confianza.

—Ariel, tu padre…

—Escúchame bien— Dijo empezando a enfadarse con ella—. Soy yo quién paga este lugar. No tú. ¡Soy yo! —Exclamó alzando la voz— Es mi dinero y puedo hacer lo que yo quiera con él y si quiero tener con vida a mi padre entonces tú vas a aceptar mis decisiones porque no eres tú la que está en posición de decidir. ¿Escuchaste? — Su madre le miró pálida. El doctor Rosell no dijo nada —. Y usted, le prohíbo que vuelva a mencionarle algo como eso a mi madre. No voy a dejar que esta familia se desmorone. No me importa si tengo que venderle mi alma al diablo para evitarlo— Ya lo había hecho una vez. Su hermano estaba vivo, así que había valido la pena y no dudaría hacerlo de nuevo si fuera necesario.

***

El Bentley se estacionó frente al apartamento de Lupo. Ninguno de los dos había dicho nada en todo ese tiempo. Ambos habían estado demasiado metidos en sus propios pensamientos— Necesito matarlo— Susurró Alessandro antes que el halcón bajara—. Voy a matarlo. Necesito tu ayuda.

Lupo sólo asintió, pero lucía ausente— Primero hay que encargarse de Claudio— Fue todo lo que dijo antes de bajarse del vehículo. Alessandro quiso preguntarle si estaba bien, pero sabía que con Lupo jamás tenían sentido ese tipo de preguntas, puesto que él siempre fingiría que todo estaba bien.

Aceleró el auto aún con las palabras de Will en su cabeza. “Hablé con Ethan una vez, pero creo que no sirvió de nada. Enserio, Morello, me preocupa que Ariel siga en ese lugar.” ¿Por qué Ariel callaba esas cosas? “No puedo decirte más. No es justo para Ariel. Él tiene que contarte esas cosas”. Esas palabras seguían dándole vueltas en la cabeza y todas llegaban a la misma conclusión: Mapelli había osado a ponerle la mano encima a Ariel.

Se negaba a querer admitir que le había fallado a Ariel, que no había estado allí justo cuando más lo necesitaba y lo había dejado a merced de alguien como Mapelli. Giró con fuerza el timón del Bentley cambiando de dirección. Dante sabría darle las respuestas que buscaba y en caso que no lo supiera sabría cómo conseguirlas.

Dirigió el vehículo hasta la mansión de los Di Ferrer; sin embargo, apenas llegó supo que algo no andaba bien. Empezaba a oscurecer y la mansión estaba completamente a oscuras. Alessandro se bajó extrañado ante tanto silencio. Llegó hasta la imponente entrada. La puerta no tenía seguro, apenas la abrió un poco una sombra pasó por sus piernas. Alessandro se sobresaltó, pero cuando giró su rostro vio a un gato naranja correr por los jardines. Frunció el ceño— Tienes suerte que me gusten los gatos— Susurró antes de abrir la puerta.

Alessandro se estremeció al sentir el frío que se sentía en la mansión— ¿Dante? ¿Alguien? — Preguntó extrañado ante el silencio. Empezó a caminar por las oscuras habitaciones de la mansión, pero no había nadie en ellas. Volvió a descender por las escaleras a la primera planta. Entonces vio la puerta del estudio entreabierta. Se escuchaba un crujir de algo ardiendo. En el estudio no había nadie, pasó la estancia hasta llegar a una de las salas privadas de la mansión.

Le invadió un mal presentimiento, por lo que abrió rápidamente la puerta. La chimenea estaba encendida. La habitación estaba en penumbras, sólo se escuchaba el crujir de la madera— Dante…— Preguntó con atisbo de preocupación. Sólo podía ver una mano sosteniendo una copa de vino— Alessandro rodeó el sofá que le impedía ver a su amigo. Éste tenía la mirada fija en el fuego— ¿Estás bien? ¿Dónde están todos? — Jamás había visto al rubio en ese estado. Parecía muerto en vida.  Tenía la mirada perdida. Estaba en pijama aún y su cabello siempre perfectamente peinado ahora lucía desarreglado.

Aquellos ojos ahora grises se posaron en él— Volviste…

—Sí. Dante ¿Qué sucede?

—Me rendí. Es todo…

Alessandro se puso de cuclillas ante él— Oye, es por ése. ¿Estás así por él? — Dante se llevó su copa a los labios, pero Alessandro se lo impidió— Creo que ya has tomado lo suficiente por una buena temporada.

—Lo amo. Lo amo— Susurraba Dante con desesperación—. ¿Por qué siempre me enamoro de la persona equivocada? — Preguntó lastimeramente— ¿Por qué siempre creo que encontré a la persona indicada y estoy condenado a verla irse con alguien más? — Alessandro no respondió— Primero tú, luego Lyosha, ahora Ethan. Ethan, creí que él podía ser mi persona ideal. Creí que en verdad me amaría, pero…

Alessandro le miró con tristeza. Creía que Dante estaba bien, él siempre parecía estarlo, pero al parecer él también cargaba con sus propios problemas— No te rindas.

—Es demasiado. Estoy harto de intentar hacer todo bien y que al final nada resulte. No lo soporto. La soledad. No quiero estar solo.

—Te haré compañía el tiempo que necesites.

—Pero después te irás, porque tú ya encontraste a tu persona. Incluso cuando creíste que no volverías a encontrar otra lo hiciste— Alessandro no sabía bien que decir—. Quisiera olvidarme que conocí a Ethan. Quisiera poder odiarlo para dejar de lastimarme de esta manera, pero no puedo. No puedo…

Alessandro lo atrajo a él e hizo que pusiera su cabeza en su hombro— Encontrarás a tu persona indicada, Dante. Yo lo sé— Era extraño ser él quien dijera esas cosas. El hablar de estos temas. El que Dante empezara a llorar le hacía desear que todo fuera más fácil. Si no hubiera conocido a Ariel estaba seguro que en estos momentos no dudaría en intentar hacer olvidar a Dante sus problemas tal y como ellos se habían acostumbrado en su juventud.

—Lo siento, lo siento. Sé que quieres estar con Ariel, pero en lugar de eso estás aquí conmigo…

Alessandro dio unas palmaditas en la espalda de Dante—Los amigos siempre están primero. Tú siempre has estado allí para mí. Es hora que yo deje todo por ti.

***

Apenas tuvo que llamar a la puerta en dos ocasiones antes que Ethan le abriera. La sonrisa que tenía gravada en su rostro se desvaneció al verle— ¿Qué tienes?

—Nada. Estoy bien— Mintió, era obvio que Ethan sabía que lo hacía, pero agradeció que no quisiera hacerle más preguntas. La plática del doctor Rosell con su madre le había dejado muy afectado—. ¿Puedo pasar?

—Por supuesto— Dijo mientras se hacía a un lado. Ethan entró al lugar y sonrió un poco. Debía ser un muy cómodo tener un lugar para uno solo, pensó Ariel— ¿Quieres algo de tomar? — Ofreció Ethan— Tengo soda, té helado, puedo prepararte un licuado o algo…

—Té helado estaría bien— Aceptó Ariel mientras tomaba asiento en el cómodo sofá. Estaba exhausto, física y emocionalmente. A lo lejos le llegaba la voz de Ethan. No supo en qué momento se quedó dormido en el sofá.

La mano gentil de Ethan lo hizo volver a despertar a medias— Ven— Dijo mientras lo cargaba en sus brazos—. Descansa un rato.

—No, Ethan— Susurró somnoliento mientras intentaba bajarse sin mucho éxito.

—Sin peros, necesitas descansar— Dijo mientras lo depositaba en su cama—. Descansa un rato. Luego podemos hablar de lo que quieras.

La cama de su amigo se sentía tan cómoda que no pudo poner siquiera resistencia— Es importante— Susurró—. Necesito hablar contigo…

—Cuando despiertes.

Ariel asintió débilmente antes de cerrar sus ojos. Cayó en un sueño profundo.

***

El vibrar de su móvil fue lo que despertó a Alessandro. Dante estaba dormido sobre sus piernas, así que con mucho cuidado de no despertarlo se puso de pie. Logró entrar al estudio— ¿Aló?

—El plazo termina mañana…

Alessandro frunció el ceño al escuchar la voz de Mapelli— Está hecho— Comentó con cierto odio—. Mañana iré para que lo compruebes con tus ojos…

— ¿Qué me traerás? Sabes que me encanta coleccionar cosas de los halcones traidores…

Alessandro siempre se preguntó que tomó de Misha— ¿Claudio te ha pasado los estados de cuenta del PS?

—Sí. ¿Por qué?

—Recordé que en el último mes se supone que tendría que haber un aumento del tres por ciento en las ganancias. ¿Están todo en orden con los informes?

Mapelli guardó silencio. Alessandro por su parte sonrió— Ven a San Peter en una hora con esos papeles— Colgó.

Alessandro bufó algo molesto. Al girarse vio a Dante en el marco de las puertas— ¿Te marchas?

El halcón no quería dejar a su amigo en ese estado— Volveré lo más pronto posible. Es Mapelli…

Dante le miró preocupado— ¿Es por lo de Lamire?

—En parte…

— ¿Tienes alguna idea que vas a hacer? El querrá alguna prueba o algo…

Alessandro asintió— Lo tengo todo planeado.

—Ten cuidado— Pidió Dante.

—No te preocupes tanto por mí. Estaré bien.

—Volveré sólo para asegurarme ¿ok?

Dante sonrió agradecido— La chopper está en el garaje y las llaves en la entrada…

***

Cuando finalmente despertó había oscurecido completamente. Se sorprendió que Ethan estuviera aún a su lado. Miró su móvil. Eran pasadas las diez de la noche. Tenía una docena de llamadas perdidas. Se limitó a escribirle un mensaje que estaba bien y que llegaría más tarde a casa.

Apenas lo guardó cuando Ethan le besó de improvisto. Ariel logró separarse con cierta dificultad— No, aguarda—  Soltó de golpe—. No podemos…

Ethan le miró confundido mientras intentaba acercase más a él— ¿Por qué no? Creía que todo estaba bien entre nosotros— Dijo sin entender el comportamiento del pelirrojo—. Ari, yo te amo…—El pelirrojo palideció lleno de sorpresa—. No hagas esa cara. No lo hagas, Ariel Miderhive.

El pelirrojo se sentó en la cama y se llevó las manos a su rostro— Exactamente de esto quería hablar— Dijo sintiéndose pésimo. Alzó la mirada—. No puedo hacerlo. Te quiero, en verdad lo hago, pero solamente eso. No puedo ofrecerte nada más.

— ¿Es por Alessandro?

—Estamos hablando de nosotros…

— ¡Respóndeme! —Dijo subiendo el tono de su voz— ¡Si vas a destrozar mis sentimientos al menos tengo derecho a saber porque no puedes amarme!

A Ariel no le gustó el rumbo de esta situación — Es por él— Susurró.

—No, no puedes amarlo…

Ariel de a poco iba alejándose de Ethan— Lo siento, no puedo evitarlo y necesitaba ser sincero contigo.

—No, estás confundido— Dijo empezando a respirar erráticamente—. Estás confundido. Eso es todo. No lo amas, simplemente te sorprendiste de verlo allí ahora.

A Ariel se le formó un nudo en su garganta— No lo estoy. Ya no más.

Las lágrimas se asomaron por los ojos azules de Ethan— Pero yo te amo…

La voz suplicante de Ethan lo estaba volviendo loco— Nunca quise lastimarte...

—Cállate. No quiero escucharlo— Susurró mientras las primeras lágrimas caían—. No digas que no querías que esto pasara. Creía, creía que lo que pasó entre nosotros no fue un error…

—Y no lo fue— Le aseguró Ariel—. No lo fue, ambos lo quisimos. No me arrepiento, pero simplemente no puedo amarte. No quiero sonar tan duro, pero necesito que lo entiendas.

—No quiero entender nada— Le dijo tomándolo con fuerza—. No puedes, no puedes hacerme esto, Ariel.

Las manos de Ethan temblaban mientras apretaban cada vez con más fuerza los brazos del pelirrojo— Tú me amaste una vez. Lo hiciste. Aún lo haces, Alessandro solo vino a interponerse entre nosotros…

El pelirrojo empezó a temblar— Ethan, me estás asustando. Suéltame…

Los ojos de Ethan brillaron peligrosamente— No temas, Ari— Le susurró muy bajo—. Tú y yo juntos es como debe de ser. Yo voy a protegerte de Mapelli. No dejaré que nadie te toque, vas a hacer mío…

—No necesito que me defiendan— Un frio se instauró en su pecho al notar la mirada de Ethan.

Ethan río nerviosamente mientras sus manos rozaban los brazos del pelirrojo—De acuerdo. No te protegeré, pero no dejaré que seas de él…

—Ethan no hay nada que puedas hacer…

—Él te está utilizando— Exclamó lleno—. No sabes todo lo que te oculta.

—Yo le oculté cosas a él también, ambos lo hicimos y aún así no pudimos parar el amor que sentimos…

— ¿Amor? Ariel, es un asesino. ¿Cómo puedes amarlo? No puede darte la vida que te mereces. Yo sí. Yo puedo hacer que siempre estés a salvo. Él podría morir en cualquier momento…

—Entonces lo amaré mientras viva…

El azabache negó— No, no dejaré que lo ames. No puedes amarlo a él— Dijo  tomando su mandíbula con fuerza—. Estás confundido. Ya olvidaste todo lo que te hice sentir, sólo necesitas volver a recodarlo….

Ethan le besó con fuerza. Las manos del azabache se fueron bajo la camisa de Ariel, quien se alarmó al sentir como  lo tocaba con fuerza, con desesperación. Sintió las uñas del otro clavarse dolorosamente en su piel. Ariel rompió el beso y los labios de Ethan se fueron a su cuello mientras forcejaba por quitarle la camisa— ¡Ethan basta! — Gritó aterrado cuando lo sintió morder su cuello e intentaba inmovilizarlo.  Ariel usó todas sus fuerzas  hasta que consiguió darle un buen golpe y logró ponerse lejos de su alcance. Ariel se apoyó contra la pared lejos de Ethan mirándole aterrado. Sentía el sabor metálico de su sangre deslizarse por sus labios. Le miraba incrédulo. ¿Qué había estado a punto de hacer Ethan? No podía dejar de temblar— No, te amo. No te amo, entiéndelo. ¿Acaso tú también vas intentarme tener a la fuerza como tu padre? — Preguntó dolido.

Ethan le miraba pálido— A-Ari…

—No digas nada— Le dijo con todo su autocontrol—. No quiero escucharlo. No puedo escucharte. No ahora…—Sus pies prácticamente salieron corriendo hasta la puerta del apartamento. Sintió el agarre de Ethan— ¡No me toques! — Gritó desesperado soltándose  rápidamente y sólo atinó a darle un puñetazo. Ethan retrocedió anonadado—. No, te atrevas a tocarme, Ethan Lenz— Dijo histérico—. No voy a dejar que nadie vuelva a tenerme a la fuerza…— Tenía frente a él a Ethan, pero sólo veía una versión más joven de Mapelli—. No te conviertas en alguien igual a él. No lo hagas. No me hagas odiarte…

Salió del apartamento lo más rápido que pudo, corriendo  desesperado por alejarse de allí. Cuando estuvo lo suficiente lejos se apoyó contra la pared de un callejón e intentó con todas sus fuerzas que las lágrimas no salieran. Tenía que volverse más fuerte. No tenía que dejar que estas cosas lo afectaran, pero el que Ethan haya actuado de esa manera jamás lo hubiera imaginado, sólo había terminado de desestabilizarlo emocionalmente. Puso sus manos sobre su boca intentando callar su llanto. Intentaba convencerse que Ethan jamás hubiera hecho nada contra su voluntad, pero su manera de actuar le había indicado todo lo contrario. Cerró sus ojos con fuerza intentando convencerse que ese no era su mejor amigo, ése no era la persona de la que alguna vez estuvo enamorado.  

***

El reloj marcaba la medianoche cuando Alessandro entró a Tabú. El lugar estaba a rebalsar a esa hora. La fila era inmensa. Estacionó la motocicleta frente al lugar donde se suponía que no debía así que se limitó a tirarle la llave a uno de los de seguridad para que la estacionara donde se supone que era debido.

Los hombres empezaron a protestar cuando entró así sin más. Una mirada gélida bastó para que todas las quejas cesaran. Caminó directo hasta el despacho de Mapelli, como era costumbre entró sin avisar.

Al parecer Mapelli lo estaba esperando desde hacía varios minutos. Alessandro con su pie haló la silla hacia él y tomó asiento. Miraba con infinito odio a Mapelli. La sola idea que pudo haber tocado a Ariel le daban ganar de matarlo en ese mismo instante.

Alessandro sacó de un collar cubierto de la sangre de Lamire y lo tiró sobre la mesa. Lo miró con cierta culpa. Ese era el collar que el coreano siempre cargaba consigo, se suponía que sería una regalo para Lyosha, pero a última hora tuvieron que entregárselo a él.

Luego de unos minutos sacó una bolsa plástica con parte del tejido corporal de Lamire, no había sido nada fácil obtenerlo, habían tenido que buscar un médico especializado para que le hiciera una incisión que no tardara en sanar y que no le generara muchas molestias, pero que fuera lo suficientemente convincente para que Mapelli creyera que el mismo Alessandro lo había hecho. Quizás lo más dificultoso fue haber burlado la seguridad del aeropuerto entero sin que lo notasen.

Mapelli lo miró complacido— ¿Fue tan difícil?

—Cállate— Le dijo furioso—. Él era uno de tus mejores hombres.

Mapelli le miró molesto— Cualquiera de ustedes puede ser fácilmente reemplazado, Morello. Inclusive tú.

Alessandro intentó controlarse, ya quisiera verlo intentando encontrar un reemplazo de él.  Además sacó una serie de fotografías. Las cuales fueron un poco más sencillas de conseguir, eran una mezcla de fotografías reales de la morgue del hospital del padre de Lyosha mezcladas con fotografías de Lamire. No se arriesgaron a usar algún programa para hacer un fotomontaje porque sabía que Mapelli se aseguraría de que fueran auténticas. No debía dejarle dudas que en verdad Lamire estaba muerto.

Morello aún cuando sabía que sus pruebas eran difícilmente cuestionables tenía sus sentidos alertas. Su mano lista para tomar una de las dos armas que lo acompañaban esa noche por si tenía que usarlas.

El líder de los halcones miró las pruebas satisfecho— Finalmente puedes hacer un trabajo sin estropear las cosas.

Silencio. Alessandro miraba con odio a Mapelli mientras este disfrutaba del perverso placer de ver las fotografías donde se supone que Lamire estaba muerto. Alessandro sacó el último contenido que guardaba con él. Un grueso sobre de color manila— Traje todos los datos que he calculado desde que hemos estado fuera del negocio. Solamente he estado asegurándome que la contabilidad del PS estuviera al día con los pagos que Claudio te ha estado haciendo llegar.

Mapelli empezó a examinar los papeles desde hacía semanas. Alessandro había preparado bien esa estrategia. Desde hacía días venia regando el rumor, con unos conocidos suyos que le debían unos favores, que Claudio estaba aprovechando la ausencia de los halcones para embolsarse unos cuantos cientos de dólares. Alessandro sacaba las cuentas de lo que usualmente ganaban en el PS y leía primero los informes de Claudio antes de alterarlos sustancialmente. Él claro guardaba los originales con la firma del pobre diablo y luego  falsificarle la firma no había sido nada complicado para agregársela a los nuevos documentos y se los volvía a entregar en un sobre sellado y hacía que Claudio prácticamente cavara su propia tumba.

—Esa maldita rata— Dijo entre dientes Mapelli—. Me está robando.

Alessandro le miró con indiferencia— ¿Seguro? Claudio siempre ha sido bastante honrado, por muy inverosímil que suene en este medio. Además se supone que es de tu confianza, tú lo contrataste— Comentó sin poder evitar regodearse de recordarle que era su culpa que aparentemente faltara dinero—. Los informes que me presentaba él antes de pasártelos siempre parecían estar en orden. No había nada fuera de lugar.

—Sí, Morello estoy seguro— Dijo Mapelli perdiendo la paciencia. Revolvió todos los papeles una y otra vez—. Encárgate de él…

Alessandro alzó una ceja— ¿Quieres que lo despida?

La expresión de Mapelli se volvió sombría— Sabes bien que nosotros no despedimos a las personas, Morello.

—¿No estás siendo un poco drástico? Quizás podrías llamarlo, seguro tendrá una buena…

Mapelli se puso de pie de golpe— Escucha, tú eres una simple marioneta. Si digo que lo quiero muerto entonces vas y lo matas. No me importa como lo hagas, pero para mañana esa basura no debe existir sino el que no existirá serás tú— Le dijo furioso.

Morello no se inmutó. Simplemente se puso de pie— De acuerdo, pero lo haré a mi manera. Tengo demasiado tiempo fuera…

—Haz lo que quieras, pero deshazte de esa maldita rata.

Morello asintió. Apenas le dio la espalda a Mapelli no pudo evitar sonreír victorioso. Mapelli había caído en su juego. Sabía que si algo no soportaba su jefe era saber que alguien se estaba pasando de listo. Él, Morello, había ganado esta batalla. Salió de Tabú con sólo una cosa segura: Claudio no vería el próximo amanecer.

***

Claudio estaba terminando de cerrar el lugar. Eran aproximadamente las cinco de la mañana cuando escuchó una motocicleta detenerse frente al PS. La puerta del local se abrió y vio a Morello entrar en él— Hola, Morello. ¿Pasa algo?

—Volvemos al trabajo— Anunció con tranquilidad—. Así que necesito ponerme al día con todo lo atrasado del lugar.

—De acuerdo. ¿Necesitas algo?

—Sí. Un  Whisky no me vendría mal.

Claudio sonrió relajado— Trabajando.

Morello sacó unos papeles y empezó a leerlos— Claudio, que sean dos— Dijo sin apartar la mirada de los documentos.

Al poco tiempo los dos whisky estuvieron frente a él. Alessandro tomó uno y lo miró unos segundos antes de tendérselo a Claudio— Has trabajado duro últimamente. Te lo mereces— Comentó mientras se lo pasaba. Morello tomó el whisky restante y bebió. Luego de unos segundos miró a Claudio fruncir el ceño— ¿Sucede algo?

—El whisky está más amargo de lo usual.

Alessandro sonrió de lado— No te preocupes, es sólo el cianuro que eché en tu bebida— Su mirada finalmente abandonó los papeles y miró fríamente a Claudio mientras se arremangaba un poco su chaqueta y dejaba ver un pequeño tubo de ensayo con las últimas gotas de veneno. Claudio le miraba pálido— Tranquilo, Claudio. Aún puedes correr a un hospital cercano. Es una dosis pequeña a lo sumo te retuerces del dolor un rato…

El hombre llevó sus manos a su garganta horrorizado—Estás loco…

Morello sonrió de lado— ¿Loco? ¿Yo? No, Claudito. Tú eres el loco por haber creído que podías pasarle información a Mapelli a nuestras espaldas— Logró tomarlo de la camisa antes que se alejara lo suficiente y lo arrastró sobre la barra antes de lanzarlo contra una de las mesas del local. Claudio gimió de dolor— ¡¿Creíste que te saldrías con la suya?!

—No puedes matarme…

— ¿A no? — Preguntó Morello con una ira fría. Sacó su daga y se puso a examinarla mientras presionaba con fuerza el pecho de Claudio con su pie. Disfrutó cada segundo del terror aproximarse en sus ojos—. Mapelli ordenó matarte…

—Mientes…

Alessandro se inclinó sobre él y hundió la daga con fuerza en el hombro de Claudio quién gritó con fuerza. La sangre empezó a bullir en abundancia— ¿Crees que si no me hubiera ordenado hacerlo haría esto? — La hundió con rabia contra él. La sacó y volvió a hundírsela esta vez cerca del abdomen. Morello le miraba lleno de odio— Voy a hacerte pagar todo los problemas que nos ocasionaste, maldito.

—Adelante…Hazlo— Le retó con la estupidez de alguien que sabía que no tenía escapatoria—. Al final descubrirás que no era yo el único que le pasaba información a Mapelli…

Morello se alzó unos segundos y dejó irle una patada que logró fracturarle la nariz — ¡¿Quién más está pasando información de nosotros?! — Gritó, Claudio sólo río. La ira lo iba invadiendo de a poco— ¡Responde maldito!

—Pobre Morello. Cuando sepas de quién se trata ni tú mismo vas a creerlo…

— ¡Habla!

Claudio escupió sangre— ¿Y arruinarte la sorpresa? De todas maneras vas a matarme. Así que al menos voy a joderte la vida un rato más. Mapelli va a asesinarte, Morello. Te va a traicionar como lo hizo conmigo y se encargará de hacerte sufrir hasta el final…

Dejó escapar otro golpe, escuchó la quijada de Claudio crujir. Su mano dolió también del golpe, pero no le importó. Empezó a descargar su ira sobre él. Sus nudillos tuvieron que empezar a sangrar antes de detenerse, a esas alturas el rostro que yacía bajo de él apenas era reconocible.

Lo escuchaba respirar con dificultad no sabía ya si era porque le había partido la nariz o porque se estaba ahogando en sangre o simplemente el cianuro estaba haciendo su efecto— Vete. A ver si puedes salvar tu patética vida. A lo mejor si corres no te alcance…

Se puso de pie y le dio la espalda. Se sirvió un trago de whisky mientras veía los lastimeros intentos de Claudio por intentarse poner de pie. Cuando finalmente lo logró salió corriendo de allí dando traspiés.

Morello se vio reflejando en la barra y no reconoció su reflejo. Había vuelto a ser la persona que había intentando evitar. Miró sus nudillos sangrantes y lejos de sentirse culpable se sintió vivo. Sacó su arma y la miró con detenimiento. El instinto asesino estaba de vuelta. Empezó a caminar hasta la entrada. Vio la cadena que aún Claudio no había puesto en la entrada del PS. La tomó antes de dirigirse a la Chopper.

El día empezaba a aclarar. Él se había prometido que Claudio no vería el próximo amanecer. Aceleró. A esas horas no había nadie en las calles. Todos los negocios habían cerrado y no abrirían hasta la noche siguiente. En todo caso si lo viera no se atreverían hablar. Las reglas después de la franja siempre habían sido sencillas. No hables, de lo contrario mueres. Lo vio intentando buscar ayuda. Apuntó con su revólver directo a la pierna. Disparó. El grito de Claudio le llegó con intensidad. Sintió su corazón latir lleno de emoción; de superioridad. Iba a matarlo. Sus sentidos estaban a mil. Lo haría sufrir hasta el último segundo. El siguiente terminó rozando su cuello. Alessandro aceleró antes de disparar una vez más y darle en el tórax.

Claudio cayó de rodillas a mitad de la calle, éste ladeó el rostro justo para ver como la motocicleta se detenía a milímetros de él lo veía temblar, llorar— ¿Creías que te iba a atropellar? — Preguntó poniéndole el arma en la cabeza— Te uniste al bando equivocado. Una lástima, me caías bien— Disparó, pero directo a su abdomen. La sangre salpicó a Morello quién no se inmuto de sentirla no sólo en su chaqueta sino en su rostro— No te mueras aún maldito bastardo— Susurró antes de ponerle la cadena al cuello.

Morello disfrutó cómo la vida de Claudio se le escapaba, había un perverso placer de mirarle a los ojos y notar como la vida se iba de a poco— ¿Te crees superior? — Dijo con voz quebrada—. Todos ustedes se creen inmortales, pero van terminar en el infierno…

—  Entonces nos veremos allá— Le dijo antes de acelerar aún teniendo la cadena de su mano. Sintió como la cadena oprimía el cuello de Claudio, pero no se detuvo hasta que sintió su rabia desaparecer. Frenó de golpe y sólo sintió como el cuerpo sin vida de Claudio se estrelló con fuerza contra la rueda trasera de la motocicleta.

Alessandro se quedó en silencio sintiendo la motocicleta rugir bajo de él. Unas gotas empezaron a caer sobre él. Alzó la mirada al cielo y vio como la lluvia caía con un poco más de fuerza, a lo lejos el sol empezaba a salir. Miró hacia atrás y notó el largo camino de sangre que había quedado en el pavimento.

Claudio estaba eliminado. El siguiente en su lista era Mapelli…

Notas finales:

Gracias por leer~


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