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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

Bueno finalmente hemos llegado al capítulo clave. No, no es ninguna broma lo que dice que el el fic ha sido finalizado. Así que supongo que por ahora decirles: Disfruten el cap y ps nada, supongo que pedirles un poco de consideración con los  spoilers por la gente que por razones de usos horarios distintos no pueden leerlo en estos momentos.

Este capítulo va para Lila por su cumpleaños, no sé si será por completo de su agrado, pero allí lo dejo si lo toma o lo deja.

~ No olviden leer las notas finales.

PDT: Los reviews del capítulo anterior han sido respondidos.

Jensen seguía intentando averiguar qué era lo que había hecho tan mal en sus vidas pasadas. El incesante pitido de los aparatos le indicaban que el delgado hilo que lo separaba de un destino, que nunca deseó para él, podía romperse en cualquier segundo.

Su mano estaba entumecida por el frío del cristal. Las luces de la ciudad empezaron a encenderse, quiso pensar que era una señal que todo mejoraría, pero tener fe no era algo que le hubieran inculcado desde pequeño. La esperanza era ajena a su vocabulario, la mayor parte del tiempo, pero en momentos como ese quería creer que las personas como él podían tener esperanzas.

Cerró sus ojos y deseó que Misha estuviera allí. Todo sería más fácil si estuviera a su lado, pero no regresaría hasta dentro de cinco días. Su mirada se posó en la cama de hospital donde yacía su padre. Un atentado. No quería los detalles; sólo sabía que si no se recuperaba pronto, tendría que tomar su lugar. Él no quería esa vida. No quería terminar de esa manera. Sólo quería un vida normal, tal vez nunca tuviera muchos amigos, pero Marcus, si él estaba a su lado no necesitaría nada más.

La puerta de la habitación se abrió— Aún está vivo…

Aquella voz dejaba entrever decepción y molestia— Es nuestro padre hasta su último aliento, te guste o no, Demian— Jensen no podía entender por qué lo odiaba de esa manera. Su padre de alguna manera siempre consintió más los caprichos de su hermano mayor, Demian siempre fue el favorito y no podía soportar la manera en que él se lo retribuía.

—Mejor acelerar su último aliento ¿no?

Jensen intentó salir de allí, pero su hermano le bloqueó la entrada— ¿Has pensando en lo que te he dicho?

—Aquí no…

— ¿Entonces dónde? ¿Cuándo? El tiempo se te está acabando y no tendrás una mejor oportunidad que esta.

.Jensen miró a su padre y luego a Demian— No puedes hacer esto tú solo— Sentenció—. Sin mí nunca tendrás lo que quieres así que las cosas se harán a mi manera.

Salió de la habitación sin escuchar réplica alguna de Demian. Caminó por los pasillos de la pequeña clínica privada de los halcones. Salió de allí directo hasta el Mustang donde se sentó en la capota del auto. El frío era más intenso allí afuera. No llevaba guantes, los había olvidado en la habitación de su padre, pero volver por ellos no era una opción viable, no si no quería enfrentarse a Demian.

Se frotó sus manos en un inútil intento de calentarse. Alzó la mirada al cielo buscando en vano alguna estrella. Tenía dos días de estar en el hospital y era la primera vez que se alejaba de su padre. Cerró sus ojos unos segundos, intentando descansar la vista, pero al poco tiempo estaba cabeceando.

Lupo no se inmutó cuanto sintió unos brazos alrededor de su cintura— Misha— susurró acomodándose un poco más.

—Hola, mi Lupito— Susurró en su oído.

El halcón confundido abrió sus ojos. Unas pupilas verdes brillaban con intensidad— ¿Marcus? — Preguntó confundido—. ¿Qué haces aquí? — Separándose un poco de él, había pronunciado el nombre del pelirrojo inconscientemente.

—Volví apenas me enteré. Pensé que te vendría bien un poco de compañía.

—Pero no entiendo ¿Qué hay de tu familia? ¿No se molestaron?

Marcus sonrió— Lo entenderán— Comentó haciendo que volviera a apoyar la cabeza en su hombro—. No has dormido nada estos días ¿verdad? — No hubo respuesta—. ¿No estás feliz de verme?

Jensen alzó un poco la vista— Lo estoy…

Marcus sonrió al escucharlo— En verdad debes estar agotado para que no poner resistencia a mis mimos— Le dijo para molestarlo mientras quitaba unos mechones de cabello dejando a relucir aquellos ojos grises que siempre lo dejaban conteniendo la respiración.

Lupo le miró con seriedad— No vuelvas a irte.

Misha le miró extrañado— ¿Estás bien, Lupito?

—No lo sé— Tenía miedo de tomar las decisiones equivocadas y que las personas que estaban a su lado pagaran por ello—. Sólo estoy feliz de verte— Cerró sus ojos y dejando que aquella mano acariciara sus cabellos casi con ternura. La única memoria que tenía de algún gesto parecido era cuando su madre le cantaba para hacerlo dormir y velaba sus sueños cuando se sentía enfermo.

— ¿Quieres que vayamos a casa? — Le susurró al oído.

Lupo abrió sus ojos con cierto pesar y se puso de pie antes de pasarle las llaves del Mustang. No puso ninguna queja cuando Marcus se encargó que fuera directamente a la cama. Lupo estaba quedándose dormido cuando sintió una mano en sus cabellos— Misha…

— ¿Sabes? Creo que me iré más seguido. Adoro esta nueva etapa tuya, eres como un gatito al  que hay que mimar.

—Cállate, imbécil.

Marcus río— Te extrañé.

—Sí, claro— Respondió Lupo molesto.

Marcus le miró extrañado— Estás molesto— Afirmó— ¿Por qué? ¿Acaso no me crees?

Lupo se incorporó sobre sus codos — Si tanto me extrañaste pudiste haberme invitado a ir contigo; sin embargo, te fuiste con tu adorada familia y me dejaste solo.

Marcus creyó no haber escuchado bien— No pensé…

Lupo chasqueó la lengua molesto interrumpiéndolo — Sólo te largaste y me dejaste aquí solo haciéndome sentir miserable mientras todo en tu vida iba bien. Fuiste a ver a tu maravillosa familia y me dejaste solo con la abominación que me tocó a mí— Marcus intentó acercarse, pero Jensen rehuyó— ¿Así vas a hacer para todo? Cuando perdone tu deuda también te irás sin preguntarme qué es lo que siento ¿verdad?

—Jensen, ¿Qué sucede? — Era tan extraño ver que Jensen se abriera con él de esa manera que no sabía cómo manejarlo.

Jensen se puso de pie— Nada. No sucede nada—Él mismo no entendía que estaba pasando con él desde que Marcus se había ido. Se sentó en el borde de la cama e intentó ponerse sus zapatos con torpeza—. Mejor regreso a la clínica— Antes que pudiera tomar su abrigo con las llaves Marcus ya le bloqueaba el camino.

—Oye, estás muy raro, me voy unos días y ahora apenas puedo entenderte ¿cuál es el problema?

Jensen empezó a sentirse acorralado, psicológicamente y físicamente, Misha lo tenía contra la pared— ¿Mi problema? — Preguntó intentando lucir infranqueable, pero algo en él se estaba desmoronando—. Tú eres mi problema, porque no sé en qué momento he empezado a depender demasiado de ti y cuando no estás cerca todo es mil veces peor y no quiero estar solo. No quiero perderte…

Marcus no podía salir de su asombro; sin embargo, esta vez no sonrió como las otras veces— Lo siento…

Jensen asintió intentando contener su molestia— ¿Es todo lo que dirás? ¿Lo siento? — Bajó su mirada— Prácticamente te estoy diciendo que eres lo único bueno en toda mi maldita vida y es todo lo que tienes para decir: ¿lo siento?

—Lupo…

Jensen volvió a alzar la mirada dejando entrever lo dolido que se encontraba— Está bien. No te preocupes. Estoy acostumbrado a este tipo de mierdas. Hace unos días le propuse a Clarissa que se casara conmigo, pero…

— ¿Qué? ¿Qué hiciste qué?

—Lo que escuchaste.

—Estás loco, ¡¿cómo se te ocurre hacer semejante estupidez, Jensen?! —Dijo exaltado— ¡¿En qué estabas pensando?! — Dijo alzando la voz— ¡No, no me digas, yo responderé: tú no estabas pensando!

— ¡¿Y por qué no estabas aquí para detenerme si soy tan estúpido para tomar decisiones?! — Le espetó furioso, empujándole— ¡Ahora te lo diré yo, estabas en con tu perfecta familia jugando a ser completamente felices!

—No estábamos jugando, en verdad todos estaban felices, mi hermano va a tener un bebé…

Jensen dejó de gritar— ¿Qué?

—Sí, esa era la noticia que quería darnos, voy a hacer tío— Dijo con una sonrisa radiante olvidándose por completo que hacía solo segundos estaban discutiendo—. ¿Te imaginas? ¡Voy a ser tío!

Lupo frunció el ceño— Genial, te fuiste a jugar a la casita mientras yo intentaba ver como logramos salir de los halcones sin que nos maten.

— ¿Qué?

—Demian tiene un plan que puede resultar bien y ambos podríamos irnos a donde queramos, empezar una nueva vida…

—Aguarda ¿desde cuándo tomas enserio los planes de Demian? — Preguntó Marcus extrañado— Mejor dicho ¿desde cuándo hablas con Demian?

—Desde que nos puede beneficiar a los dos; piénsalo, podemos largos de aquí ¿no te gustaría? — Jensen no comprendía por qué su amigo no lucía igual de emocionado que él—. Él sería el jefe de los halcones y…

—Tú serás el jefe— Le recordó—. ¿Por qué quieres renunciar a ese poder?

—No quiero ese poder, sólo quiero una vida normal. ¿Tan difícil es de entender?

—Podrías hacer cosas grandiosas, Jensen. No hay necesidad que metas a Demian en esto, además tú vas a perdonar mi deuda, no sé por qué quieres su ayuda.

Jensen empezaba a perder la paciencia— ¡No quiero ser el líder! ¡¿Es tan difícil entender eso?! — Exclamó exasperado— No quiero vivir para los halcones, no quiero morir por los halcones. Sólo quiero intentar ser normal, vivir en una casa promedio, tener un trabajo mediocre, pero que al final del día sepa que al menos tú estás a salvo y que lo demás no importaría si no sale como planeaba si al menos sé que vas a estar en mi vida…

Lupo espero cualquier respuesta de Misha excepto su silencio. Uno que no se iba, por más que le pedía silenciosamente una explicación — Podemos irnos de aquí. ¿Tan difícil es entender eso? ¿No era lo que querías?

—Jensen, no puedo irme, tengo una deuda.

—Podemos irnos, tu hermano puede tomar tu lugar y…

— ¿Qué? — Lo cortó sorprendido— No voy a dejar que Aarón tome mi lugar…

Jensen le miró confundido— ¿Acaso te gusta ser un halcón?

— ¡Por supuesto que no! Pero no puedo hacerle eso a Aarón, él va a tener un bebé…

— ¡Ya has hecho suficiente por él! — Exclamó exasperado— ¡Por toda tu familia! ¿Por qué te empeñas en sacrificarte por ellos? ¿Es que no quieres nada más de esta vida?

—No es justo para él, no ahora…

—Tampoco fue justo que te sacrificaras por ellos. No es justo, tú renunciaste a toda una vida y ahora  ellos creen que están en su derecho forjar su felicidad acosta tuya…

—Las cosas no son así— Le dijo lo más calmado posible—. Jensen, mi hermano va a tener un bebé, si me hubieras dicho esto antes…

— ¿Y por eso vas a sacrificarte? — Le dijo molesto— Por un bebé. ¡Maldita sea, Marcus! Él va a tener a su madre, ella puede cuidarlo. Incluso tu hermano podrá hacerlo también, no entiendo…

—No, exactamente ese es tu problema. Nunca entiendes de esas cosas, nunca entiendes por qué mi familia es importante, porque ese bebé es tan importante para nosotros y porque quiero que tenga una vida feliz, con una familia unida.

— ¡Es sólo un maldito bebé! ¡No puedes echar a perder toda tu vida por alguien que siempre va a ser feliz! ¡No  estás matando a nadie con pedirle a tu hermano que tome tu lugar!

— ¡No voy a dejar que Aarón tome mi lugar! — Gritó furioso— ¡Tú no entiendes nada, Jensen! ¡Nunca has sido capaz de entender esa clase de sentimientos o ninguna clase de sentimientos porque a ti nunca te han querido! — Esperó un contra ataque, pero Lupo sólo le miró como si nunca creyó que fuera a decir eso.

—Me largo— Fue todo lo que dijo antes de empujar con fuerza a Marcus y lograr salir de allí.

El camino hasta su casa fue confuso, sólo estaba seguro que debió haber ocasionado uno o dos choques y que se saltó varios semáforos. Llegó  intentando buscar un poco de paz, pero cuando notó la docena de autos en la entrada de su casa supo que había ido al peor lugar para conseguirla.

Bajó del auto y apenas entró percibió fuerte olor a drogas. La música estaba a tope. Jensen entró confundido al salón principal donde apenas cabían las personas. Notó a muchos compañeros de Clarissa y unos cuantos de su propia facultad. Buscó entre las personas a su hermano o a la chica, pero no los vio, cuando volvió a salir del salón tenía la camisa llena de cerveza, cortesía de unos brabucones demasiado borrachos como para mantener bien sujeta su bebida.

Iba a subir las gradas  hacia su habitación cuando notó la puerta del estudio entreabierta— ¡No es mi problema!  Si en verdad estás embarazada es culpa tuya.

— ¡No te estoy pidiendo que te hagas cargo! — Chilló Clarissa— ¡Sólo te pido que me ayudes a deshacerme de él!

—Te lo dije: Tú bebé, tú problema no el mío.

La chica le miró furiosa— ¡Es tu hijo!

— ¿Cómo sé que en verdad es mío? Conociéndote no me sorprendería que fuera de alguien más, así como eres de ambiciosa no me sorprendería que hayas abierto las piernas para…— Clarissa lo abofeteó antes que pudiera seguir.

Mapelli le miró furioso antes de devolverle el golpe con más fuerza haciendo que la chica diera unos pasos hacia atrás para no perder el equilibrio, pero Demian no se detuvo y le asestó un segundo golpe que hizo que terminara en el suelo— ¡¿Cómo te atreves a golpearme, maldita zorra?! — Antes que pudiera seguir lastimándola, Lupo se interpuso entre ellos.

Jensen jamás se sintió más furioso en su vida—Lárgate en este mismo instante si no quieres que te mate— Demian sólo sonrió de lado y levantó las manos en gesto de rendición y salió de allí. Jensen miró furioso por donde se había ido. Se arrodilló junto a Clarissa— ¿Estás bien?

La chica intentó asentir, pero empezó a llorar. Lupo no supo qué hacer— Oye, no llores, yo…No sé, ¿necesitas que te lleve a tu casa o algo?

—No puedo regresar, se supone que pasaría toda la noche en casa de una amiga y estudiaríamos…

Jensen asintió— Ven, levántate— Pidió mientras le ayudaba a ponerse de pie. Buscó en sus bolsillos y sacó su pañuelo y se lo tendió—. Anda, deja de llorar— Intentó sonar comprensivo, pero aquello resultó más una orden. La chica limpió sus lágrimas y Lupo le dio unas palmaditas en su espalda— ¿Necesitas algo o prefieres estar sola?

—Lo segundo…

Lupo asintió— Si necesitas algo o cambias de parecer y quieres ir a tu casa yo puedo llevarte. Estaré en mi habitación, la segunda a la derecha de la planta de arriba ¿ok? — Vio como Clarissa se sentaba en la silla e intentaba limpiar las lágrimas que aún caían.

Lupo vaciló un poco antes de posar su mano en la cabeza de la chica— Sé que no soy de tu agrado, pero mientras estés con mi hermano no dejaré que él vuelva a lastimarte— Le aseguró con seriedad—. Le pondré seguro a la puerta antes de salir para que nadie pueda molestarte, puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.

Jensen salió del estudio y tuvo que esquivar una pelota de fútbol americano que se estaban lanzando por toda la casa. Frunció el ceño, de nada le servía molestarse puesto que la fiesta iba a seguir de todas maneras, pero el que no hiciera nada por impedirla no significaba que la aprobare.

Logró atrapar dos botellas de whisky escocés que se estaban tirando entre los “distinguidos invitados”. No supo que cara puso, pero debía ser una de pocos amigos para que nadie le dijera nada por llevarse las botellas nuevas hasta su habitación. Al menos no se encontró con nadie en ella, aunque podía escuchar los gemidos provenientes de la habitación continua.

Lupo golpeó la pared con fuerza intentando hacer que se callaran, pero todo fue en vano. Se tapó los oídos en un vano intento de encontrar paz. Buscó una de las botellas de whisky y bebió con avidez, sintiendo como le quemaba. Se deslizó lentamente por la pared sin dejar de hacerlo. Deseó que su padre no muriera porque él no iba a poder con tanta presión, los últimos días no había dejado de escuchar de parte de los socios de su padre que debía prepararse para tomar el mando en caso que su padre no pudiera recuperarse.

Él no estaba listo para eso, nunca lo estaría. No supo cuando se terminó la primera botella de whisky, para esos momentos solo estaba un poco tocado, pero empezó a recordar las palabras de Marcus, no comprendía como unas simples palabras lo habían lastimado tanto, intentó buscar la respuesta en la segunda botella de whisky, pero no la encontró. Escuchó a lo lejos el sonido el sonido del teléfono que había en su habitación. Tambaleante se puso de pie, temiendo que hablaran de la clínica, y cruzó la estancia— ¿Aló? — Perdió el equilibrio y terminó en el suelo.

— ¿Jensen? ¿Estás bien? — Era la voz de Marcus—. Lo siento, sé que no te gusta que te llame a tu casa, pero fui al mirador y no estabas.

Con voz pastosa musitó un escueto—Estoy bien…

— ¿Has bebido? ¿Estás bien? — Lupo no respondió— Fue mi culpa ¿verdad? Jensen, nunca quise decir esas cosas…

—Está bien— Dijo arrastrando las palabras—. Tienes razón, no entiendo de sentimientos, no entiendo que es tener una familia que te quiera porque la única persona que creo que alguna vez me amó está muerta…

—Jensen, lo siento tanto…

El halcón intentó moverse, pero la guía telefónica no dio a basto— No quiero que mueras— susurró mientras abrazaba sus piernas—. No quiero que muera otra persona a la que quiero, no voy a soportarlo.

—No estás bien, nunca debí haberte dejado irte. ¿Quieres que vaya a tu casa? Es peligroso que manejes ebrio…

Jensen no quería mostrarse débil, su padre le había inculcado toda su vida que debía ser fuerte, que los débiles son los primeros en caer; sin embargo: — Ven— Aquello le sonó como una súplica. Se quedó con el teléfono en la mano luego que Misha colgó.

Con dificultad se incorporó y se dejó caer en la cama, sentía el alcohol tenerlo en un letargo que no quería salir de él. Se hizo un ovillo intentando ignorar la música ensordecedora, las risas, los gemidos de la habitación de al lado.

No recuerda cuanto tiempo pasó, pero empezó a sentirse ansioso, nervioso, como si en verdad pudiera perder a Misha, recordó la conversación con Demian, el cómo Marcus no había disipado sus temores de inmediato, sólo los había acrecentados.

Escuchó que alguien lo llamaba, Jensen alzó la mirada, pero solo vio una  silueta — ¿Qué? — Volvieron a repetir su nombre o eso fue lo que le pareció, la voz le llegaba distorsionada, sentía su cabeza doler. Más palabras que apenas podía entender — No enciendas la luz — Fue lo único que logró decir de lo único que estaba seguro en esos momentos era que no debió haber bebido tanto — ¿Misha? — Susurró al sentir unas manos que sostenían con delicadeza sus mejillas—. Viniste— Dijo poniendo sus manos en el rostro ajeno—. No vuelvas a irte de mi lado— Dijo antes unir torpemente sus labios.

Jensen sintió responder el beso con ansia, de a poco terminó de nuevo acostado en la cama. No sabía que estaba haciendo, pero su cuerpo se sentía caliente — No quiero perderte — susurró cortando el beso unos segundos antes de sentir como su camisa era retirada, lejos de alarmarse volvió a corresponder el beso dejándose envolver en un torrente de emociones.

La habitación se llenó de jadeos, de gemidos. Jensen recorría el cuerpo desnudo que estaba bajo suyo, en ningún momento dejó de pronunciar el nombre de Misha — Te quiero, te quiero — susurraba casi inconsciente —. Misha, te quiero tanto… — Le susurró con ternura antes de  caer en un profundo sueño.

***

A lo lejos escuchó el sonido de la risa de unos niños corriendo, pero eso bastó para que sintiera como si le hubieran abierto la cabeza con un taladro. Intentó abrir los ojos, pero el sol le dio de lleno en los ojos — Y una mierda — Exclamó furioso. Intentó moverse, pero  unos brazos alrededor de su cintura que se lo impidieron.

Lupo bufó furioso antes de ponerse la almohada en su cabeza, pero al notar el techo de la habitación fue que realmente cayó en cuenta donde estaban, miró las paredes pintadas de un azul austero. Aquella era su habitación. Bajó la mirada, Marcus estaba profundamente dormido en su pecho, tenía unas pronunciadas ojeras que no había notado ayer — Hey, despierta — Lo llamó sacudiéndole un poco. Notó en el reloj de pared que pasaban de las cuatro de la tarde. Aquello lo alarmó. Tenía que ir a la clínica, intentó moverse con rapidez, pero un nuevo dolor en su cabeza lo paralizó de nuevo. No se movió de la cama. Sentía que le habían abierto la cabeza de tanto que dolía y su mirada se posó en las botellas vacías de whisky — Misha, despierta — Lo urgió.

El pelirrojo abrió los ojos un poco confundido — Hola — Susurró para darle un corto beso en los labios —. ¿Estás mejor? — Preguntó mientras se sentaba a la orilla de la cama arrastrando con él las sábanas.

Jensen se sentó aún sintiéndose un poco confundido, pero  entró en pánico cuando notó que ambos estaban desnudos. Examinó los ojos de Marcus buscando una explicación, pero la decepción en aquellas pupilas verdes lo hizo palidecer — No me hagas esto — Susurró el pelirrojo —. Por favor, no me digas que no recuerdas nada de anoche…

El corazón de Lupo empezó a martillar con fuerza, de repente el dolor de cabeza parecía ser lo de menos — ¿Qué me hiciste? — La expresión de Marcus se volvió dolida — ¡No hagas esa cara! ¡¿Qué mierda me hiciste?!

— ¿Yo? ¡Si fuiste tú el que…!

La puerta de la habitación se abrió haciendo que Lupo se sobresaltara y sólo atinó a taparse lo suficiente, pero nunca se esperó que Demian y Clarissa entraran en la habitación  — ¿A quién están masacrando? — Mapelli calló al ver al pelirrojo y a su hermano desnudos en la cama, uno claramente a punto de sufrir una crisis nerviosa  — Ahora veo quién era el que hacía tanto ruido ayer en la madrugada. No sé porque esto no me sorprende.

Jensen intentó abrir la boca, pero no podía salir de su shock. Su mirada se encontró con la de Clarissa que no apartaba la mirada de Misha quién sólo se puso en pie sin importarle estar desnudo. Jensen no supo cómo reaccionar al notar como había restos de semen entre las piernas de Marcus.

—Esto no es de su incumbencia — Les dijo con seriedad antes de azotarles la puerta en la cara a Demian y a Clarissa. Echó seguro a la puerta y apoyó su rostro contra ésta intentando tranquilizarse, volvió a ver a Jensen quién seguía pálido sin saber cómo reaccionar —. ¿Vas a decir algo?

—Imposible, no, no esto no está pasando…

Marcus golpeó con fuerza la puerta claramente cabreado — ¡No digas eso, maldita sea! — La ira pasó a convertirse desesperación — Jensen… —El halcón se echó hacia atrás cuando el pelirrojo intentó acercarse.

—No lo digas…

—Tú y yo anoche hicimos el amor — Le dijo Marcus furioso — ¡Lo hicimos! ¿Y sabes qué? Te gustó, te gustó tanto que no te bastó una sola vez.

—Cállate, Misha…

El pelirrojo cruzó la estancia y se subió en la cama dejando acorralado a Lupo  — No me digas que no lo recuerdas porque no es justo que sólo yo lo haga —  La expresión de Jensen era clara: No recordaba absolutamente nada de anoche — ¿Nada? Ni las veces que me dijiste que me querías, que no querías perderme…

—No…

Marcus golpeó con fuerza la pared junto a la cabeza del halcón — Las cosas no deberían ser así…

—Esto nunca debió haber pasado…

 — ¿Qué? — Preguntó temeroso, pero notó la expresión de Lupo —.No, no me hagas esto, Jensen, anoche…

—Estaba ebrio, no sé qué pasó, yo no te quiero de esta manera…

El pelirrojo apretó los puños con fuerza —Sí, si me quieres de esta manera — Lo tomó con fuerza de los hombros —. Estás tan ciego que no te has dado cuenta que es a mí a quién amas y no a Clarissa — Sus manos temblaban —. Tú me amas, me lo demostraste anoche y yo nunca fui más feliz en mi vida. No arruines el momento que había esperado durante tanto tiempo…

Jensen le miraba arrepentido — Lo siento — Marcus le miró con ojos húmedos y lo soltó con brusquedad —. Misha…

—Cállate — Suplicó mientras recogía su ropa y se ponía sus calzoncillos lo más rápido —. Ya no puedo soportar otro segundo así — Se dirigió hasta la puerta, pero Jensen le bloqueó la salida. Jensen estaba conmocionado y sintió su pecho doler al notar como Marcus le miraba —. No más, Jensen, no puedo seguir así. No podemos…

— ¿Qué? No, no puedes. No puedes dejarme.

— ¿Y qué quieres que haga? — Preguntó molesto — ¿Fingir que no pasó nada anoche? Olvidarme de todas las palabras que me susurrabas mientras hacíamos el amor. Quizás tú no las recuerdes, pero yo no voy a poder olvidarlas nunca.

Jensen apretó con más fuerza el pomo de la puerta al sentir la mano de Marcus intentando apartar la suya — Nunca quise dañarte…

—Lo haces, porque no tienes el suficiente valor para admitir que es a mí a quién amas  —La boca de Marcus se acercó peligrosamente a la de Jensen, sus labios rozaron y el menor cerró los ojos con fuerza. Misha le miró con decepción —. Si en verdad no te sintieras ni un poco atraído hacía mí, te hubieras apartado…

Lupo volvió a abrir sus ojos confundido — No te vayas…

— ¿Por qué no debería hacerlo? ¿Qué he ganado yo de todo esto?

Lupo se interpuso entre la puerta y él — Le diré a Demian que aceptaré el trato. No importa si luego ya no quieres ser mi amigo, déjame libertarte…

Marcus le miró con tristeza — No lo hagas. No quiero vivir sabiendo que le he arruinado la vida a mi hermano y a su familia. A partir de ahora las decisiones que tomes no las hagas pensando en mí— Lo apartó con brusquedad antes de salir de la habitación. Lupo tiró la puerta con fuerza y la golpeó hasta que sus nudillos empezaron a sangrar. Se dejó caer de rodillas furioso consigo mismo. ¿Qué había hecho anoche? Intentó recordar, pero su mente permanecía en blanco.

***

Cuando Jensen bajó las escaleras no esperó encontrarse con Clarissa allí— Creí que ibas a alejarte de Demian…

—Te estaba esperando a ti— Anunció—. ¿Podemos hablar?

Jensen le indicó que salieran al jardín. La chica miró nerviosa hacia la ventana. El halcón observó en la misma dirección, pero no descubrió nada. Siguieron caminando hasta que quedaron detrás de un robusto árbol que los tapaba con su tronco— ¿Estás bien?

Clarissa negó— Me preguntaba si tu propuesta aún sigue en pie—Lupo tardó en reaccionar al escucharla—. Ya sabes lo del matrimonio…

Jensen no podía salir de su asombro— Clarissa…—Antes que pudiera maquinar una oración inteligente la chica lo besó, pero Jensen se separó de inmediato. La miró a los ojos confundido por su propio actuar—. No puedo.

— ¿No puedes?

Fue cuando se dio cuenta que en verdad no podía hacerlo, miró a la chica y descubrió una cruda verdad— No te amo y tú no me amas…

—Pero podemos aprender a amarnos uno al otro— Dijo claramente desesperada.

—No, no lo creo…— Las palabras salían sin detenerse a recapacitar lo que hacía. Una parte de él le recordaba que era Clarissa, la chica de la que se suponía que estaba enamorado, pero la otra le decía que finalmente estaba actuando correctamente.

—Pero si no te casas conmigo Demian va a asesinarme…

—Él no…

—Lo escuché, lo escuché hablar con unos tipos hace unas horas. Cuando me iba a casa él salió a mi encuentro y juré que en ese momento pensé que él…

Jensen asintió y miró hacia la casa— Tranquila, no dejaré que te haga daño.

— ¿Cómo? Lo escuché hablar con esos tipos, decían algo que el líder estaba caído y que era el mejor momento de eliminarme y Demian dijo que estaba bien y yo…—La voz de la chica se cortó a causa del pánico—. Tuviste razón, todo este tiempo.

Eso no hacía sentir mejor a Lupo— Ve a tu casa yo me encargaré de todo— Notó el miedo en Clarissa—. Confía en mí. No dejaré que nada te pase.

Asintió un poco insegura y empezó a alejarse— Creía que me amabas— Comentó girándose dejando a relucir su sorpresa.

—Yo también…

Y el saber que todo había sido una ilusión no le hizo sentir mejor. Marcus tenía razón, él no comprendía de sentimientos; sin embargo, cuando el pelirrojo lo besaba se sentía extraño, vivo, como si nunca hubiera sido más feliz en toda su vida. El estar a su lado incluso en las peores situaciones lo hacía sentirse feliz. ¿Eso era amor?

Tenía que verlo. Salió rumbo al Mustang cuando Demian salió por la puerta principal de la casa— Ha despertado. Tenemos que ir ya mismo a la clínica.

Cuando llegaron no les permitieron pasar a los dos al mismo tiempo por órdenes de su padre. El primero fue Demian. Jensen se refugió en un rincón donde de vez en cuando sentía las miradas del resto de los halcones, gran parte de la organización estaba allí pendientes de su destino. Incluso varios ya lo habían llamado jefe en un momento.

Aquello le generaba escalofríos, no podía aceptarlo: El no tener la posibilidad de elegir algo mejor. Cualquier cosa era mejor que esa vida. Demian salió de la habitación de su padre y tenía aspecto sombrío con una seña le indicó que era su turno para entrar.

A paso vacilante entró en la habitación que se estaba quedando en penumbras — Buenas tardes, padre— Su progenitor le indicó que se acercara.

—Los médicos dijeron que no te moviste de mi lado por dos días seguidos.

Para sorpresa de Lupo su voz no sonó débil, hablaba con la misma fuerza y seguridad que lo había caracterizado toda su vida, pero percibió el esfuerzo de que su voz no demostrase la debilidad física que sentía en esos momentos.

—Estaba preocupado por usted.

— ¿Por qué?

Jensen no se esperó esa pregunta. Él mismo no se había detenido a pensar en ella, simplemente lo había hecho porque sintió que era lo correcto, pero una respuesta tan vaga como esa no iba a satisfacer a su padre— La familia está allí para apoyarse.

Escuchó una débil risa — Eso no lo has aprendido de mí, Lupo y mucho menos de Demian. ¿De dónde has sacado tales tonterías?

Jensen lo recordaba bien: De su madre. Ella le había inculcado desde siempre que la familia estaba primero, es de las pocas enseñanzas que aún recordaba de ella— ¿Hago mal en pensar de esa manera? — Decidió que la mejor manera de responder esa pregunta era con otra.

Los inexpresivos ojos de su padre no se apartaron de él ni por un segundo— Haces mal, después de todo Demian te ha pedido que me mates— Jensen se mostró contrariado al escuchar esas palabras—. No lo niegas. Era cuestión de tiempo que mi hijo se volviera en contra mía, es una especie de maldición familiar ¿sabes?

—Yo nunca podría matarte, padre.

—Eso es porque eres más hijo de tu madre que mío— Sentenció—. Demian es más hijo mío que de su madre.

— ¿Qué?

El hombre sonrió de lado— Me decepcionas, Lupo. Creí que era obvio: Mapelli es tu medio hermano. Su madre era una vulgar prostituta deseosa de subir de nivel, al final lo único que consiguió fue concebir a un hijo del cual estuvo feliz de deshacerse. Ella estaba llena de rencor y yo de ansias de poder, nada bueno puede salir de una combinación como esa— Jensen tragó hondo, pensó en el bebé que esperaba Clarissa. Nada bueno podría surgir de esa unión—. Tu madre en cambio era una mujer cariñosa, quizás demasiado, me amó incluso después que yo sólo la utilicé, nunca me guardó rencor alguno puesto que de nuestra breve unión nació un hijo: Tú. Lejos de verlo como una maldición, te vio como una bendición y volcó toda su vida a cuidarte y nunca se molestó en pedirme un solo céntimo para criarte.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Jensen, una sensación de orgullo le invadió. Era tal como la recordaba atenta, cariñosa, sin avergonzarse de criarlo sola a pesar de las continuas críticas de las personas.

—Era obvio que tú no serías como yo, eso lo noté la primera vez que te vi. Te pareces más a ella, Lupo. No en el aspecto físico, tú y tu hermano terminaron pareciendo más a mí, pero siempre conservan pequeños rasgos que delatan que no fueron concebidos de la misma mujer. Tú te pareces a ella psicológicamente. Heredaste su debilidad.

—No había nada débil en mi madre— Le dijo molesto—. Y tampoco hay nada débil en mí.

— ¿Entonces por qué no has accedido a la petición de tu hermano?

—No es correcto.

—Durante toda tu vida te he enseñado a hacer lo que no es correcto ¿Qué te detiene? — Le cuestionó con dureza— ¿No me digas que a pesar de todo me guardas cariño? — Jensen no supo que responder, no se le daba bien analizar sentimientos, pero quizás había algo de verdad en esa pregunta, sino no fuera de esa manera no hubiese dudado en asesinar a su padre— En verdad eres todo un hijo de tu madre…—Aquello sonó  más como una ofensa que como un halago— ¿Cómo vas a enfrentarte a las decisiones difíciles? ¿Cómo harás el trabajo sucio, Lupo? — Le cuestionó con dureza— Tienes suerte que sea Demian en que debe eliminar a la chica y no tú.

— ¿Qué? No puedes hacerlo, padre, ella está embarazada— Dijo sintiéndose acorralado—. Espera un hijo de Demian. Espera un hijo, tu nieto o nieta…

—Querrás decir que esperaba un hijo. Ya le he dado la orden para que se deshaga de ella con ayuda de los demás. Esa chica es un peligro para la organización y por ningún motivo dejaré que el primogénito de Demian sea de esa mujer.

— ¿Cómo estás tan seguro que será un niño?

—Nuestra familia sólo engendra varones. Las mujeres son signo de debilidad, por eso nunca te encomendaría la tarea de procrear— Jensen apretó con fuerza sus puños— ¿Ves? No reaccionas. Eres débil, no sé en que estaba pensando Mapelli al pedirte mi muerte. Tú no tienes el valor de hacerlo. Él sí, así como yo lo tuve para asesinar al mío.

—No fuiste capaz— Exclamó perturbado.

—Pobre, hijo mío, aún no tienes idea a dónde has nacido ¿verdad? — Comentó divertido de la reacción de Jensen—. Te dije que es una maldición familiar. Siempre el hijo mata al padre y luego asciende al poder, así ha sido durante generaciones y eso continuará por muchas más.

— ¿Cómo fuiste capaz de hacerlo?

—He sido capaz de muchas cosas, Lupo, entre ellas asesinar a tu madre.

Jensen palideció —Dijiste que murió…

—Y no mentí, lo que nunca te dije fue que yo me encargué de asesinarla. Al saber que estabas en mi poder, no dudó en ir a buscarte. ¿Te imaginas que espectáculo más patético?

—No es cierto…

—A diferencia de la madre de Demian, que estuvo feliz de deshacerse de él apenas dejó de alimentarse a costa de ella, tu madre fue a buscarte. Luchó con todas sus fuerzas, jamás había visto a una mujer dar tanta pelea, pero ella te amaba y el amor fue lo que la volvió débil.

—Basta…

—La muy estúpida creyó que iba a conservarte, que iba a darte una buena vida, pero se equivocó. Murió gritando tu nombre ¿sabes? Hasta el último segundo…

— ¡Cállate! — Gritó furioso alzando su arma— ¡Tú la mataste! ¡Ella te amaba y tú la mataste! — Él había convertido su vida en un infierno.

— ¿Vas a ser tú quién me mate, Lupo? — Cuestionó divertido de la situación— ¿Vas a vengar a tu madre? — Jensen tenía el arma en alto sin poder hacer ningún movimiento. Él la había matado. A la única persona que lo había amado desde el primer momento—. No eres capaz de hacerlo, Jensen. Hay demasiada humanidad en ti. Aún a pesar de todo lo que te he dicho una parte de ti no puede odiarme y lo sabes…

—Cállate…

—Eres igual que tu madre, aún a pesar del daño que te he causado no puedes odiarme. Ni siquiera puedes vengar a los que les importaste ¿qué clase de hombre eres? — Aquello fue como una bofetada para Jensen— No quiero ni imaginar que suceda cuando te enamores— Hizo una pausa al ver el semblante de su hijo y le cuestionó divertido— ¿Te has enamorado, Lupo? — El halcón sintió como sus manos temblaban sobre el arma— Estás enamorado de alguien— Afirmó su padre—. Me decepcionas, creí haberte enseñado bien. Sabes bien cuáles son las reglas de ese juego y la primera es…

—Si te enamoras pierdes— Repitió como un mantra.

—Y aún sabiéndolo no has hecho caso— Le hizo ver su padre—. Ama a esa persona, demuéstrale tan sólo un poco que te importa y la verás morir ante ti. El amor vuelve débiles a las personas. Es una carta en blanco para que tus enemigos se aprovechen de ambos. Tu madre te amaba y murió intentando salvarte. No lo olvides: Si te enamoras pierdes y creo que tú ya has perdido…

La bala impactó directo en el corazón de su padre. Jensen retrocedió asustado y fue cuando reaccionó que él no había apretado el gatillo. Demian estaba en la habitación. Sus ojos refulgían odio. Guardó el arma y miró a Jensen— Después de todo lo que te ha dicho ¿Ibas a dejarlo con vida? — Preguntó indignado— No tienes la madera para ser líder de los halcones.

Se escucharon pasos apresurados a la habitación. Jensen apenas fue consciente de lo que pasó. Sólo recuerda a Demian diciéndoles a los subordinados de su padre que había decidido morir a manos del futuro líder de los halcones, al enterarse que nunca más iba a poder caminar, que prefería una muerte limpia a manos del líder a tener una existencia deshonrosa: Ese era el código de los halcones. Demian sólo había presenciado la muerte a voluntad de su padre y para ser testigo que tuviera una muerte tal y como la había solicitado. Nadie se atrevió a cuestionarlos, puesto que creían ciegamente en la escueta afirmación de Jensen.

Salieron de la clínica. Había empezado a nevar. Jensen aún tenía aferrada la mano a su arma en el interior de su abrigo. Se apoyó en la capota del Mustang. Escuchó los pasos de Demian— Es momento que digas que renuncias a ser líder…

—Mataste a nuestro padre.

— ¿No me digas que estás triste por ello?

Jensen miró a Demian que no tenía el menor remordimiento. Lupo no sabía si había algo malo consigo mismo, puesto que sentía como si él lo hubiera asesinado y la culpa no lo dejaba estar tranquilo— ¿Podrías fingir que al menos no estás tan interesado en tomar su puesto?

—No le debo nada.

—Le debes la vida— Y él también.

—Sólo quiero el lugar que me corresponde. Entre más pronto lo aclares más pronto podrás largarte con Misha.

Jensen no despegó la mirada de la capota del Mustang. Marcus nunca aceptaría a irse con él— Tengo que ir a retirar la orden contra Clarissa— Fue todo lo que dijo intentando ponerse de pie, pero Mapelli lo empujó contra la capota haciendo que terminara sentado de nuevo.

— ¿Qué crees que vas a hacer?

—Creo que he hablado claro.

—No lo harás. Ella tiene que morir.

— ¡Es la madre de tu hijo! ¡No voy a dejar que le hagas daño!

Mapelli sonrió— Sabes bien nuestras reglas, Jensen. Las órdenes de nuestro líder se cumplen hasta la última dada antes de su muerte. No importa que tan líder seas en estos momentos. Ellos obedecerán la última voluntad de nuestro padre— Demian tenía razón. Las reglas eran claras. Respetadas por años. Los halcones no tenían muchas, pero las pocas eran respetadas como un dogma de fe— Aunque yo aún no he dado la orden— Jensen miró a su hermano sorprendido—. Y podría nunca hacerlo, pero sabes que quiero a cambio.

— ¿Qué hay de Misha?

—Es lo divertido de toda esta situación, hermanito, no puedes salvarlos a ambos. Tú eliges a quién salvas…

Recordó las palabras de Misha, el debía tomar decisiones sin pensar en él— Tienes que prometer que Clarissa estará a salvo— Dijo aún no sabiendo bien qué estaba haciendo—. Ella y el bebé. Debes prometer que estarán a salvo. No me importa cómo lo hagas pero ese niño: tu hijo tiene que vivir. Si ella llega a abortarlo entonces no habrá trato—Demian le miró fulminante—. Y deberás ayudarla en caso que sus padres la echen de la casa.

—Yo no voy a mantenerla por siempre.

—Por siempre no. Tendrás que prometer que la ayudarás hasta se gradué  y pueda valerse por sí misma.

—Estás loco…

—Si crees que no puedes cumplir algo tan sencillo como eso entonces no mereces ser el jefe de los halcones.

Demian lo fulminó con la mirada— Está bien, entonces…

El sonido de una ambulancia impidió que Jensen escuchara el resto que tenía que decir Demian. Las puertas de las ambulancias se abrieron y sacaron la camilla con rapidez, pero no suficiente como para que Jensen notara unos cabellos rojizos— Marcus— Antes que pudiera ser consciente que estaba haciendo corría hacia el interior de la clínica— ¡Misha! — Gritó desesperado al notar las gotas de sangre que caían en el suelo blanco. Intentó seguir corriendo, pero uno de los enfermeros le detuvo el paso— ¡Suéltame! ¡Misha! ¡Misha!

— No puede entrar a allí.

— ¡¿Qué pasó?!

—Los médicos saldrán a hablar de un momento a otro…

— ¡Necesito saber que le pasa en este instante! — Exigió, pero el enfermero fue firme en sus palabras.

Jensen se alejó de allí sintiéndose desorientado y fue cuando notó que los demás claramente reprochaban su actitud. Era el líder de los halcones ahora. No podía mostrarse así de vulnerable o de afectado por lo que para ojos de ellos era un simple subordinado más.

Lupo salió al jardín de la clínica sin saber qué estaba pasando. Se escondió en una esquina detrás de unas altas macetas que tenían unos arbustos y abrazó sus piernas— Marcus…— ¿Qué había pasado? No supo cuanto tiempo estuvo allí, pero sabía que más de lo que debería puesto que su cuerpo empezó a entumecerse. Estaba quedándose dormido en ese lugar cuando escuchó a un grupo hablar: 5 para ser concretos.

—No podemos permitir que ese niño nos controle. Sé que es el heredero legítimo, pero lo han visto. Él sólo traería deshonra a los halcones.

Puntualizó otro—Demian está mejor preparado que Jensen.

—Nosotros somos los consejeros del líder y somos los únicos conscientes del riesgo al que nos enfrentaríamos si Jensen nos llegase a controlar.

—Podríamos obligarlo a renunciar…

—Nos acusarían de traición— Comentó el otro más serio—. Los halcones de más bajo nivel son los que no osan cuestionar las reglas.

—Podemos convencer a Demian que lo asesine en caso que no quiera dejar el poder. El chico no tiene que dejar de ser un halcón, pero no puede dirigirnos.

Jensen se escondió más al escucharlos hablar de esa manera— Caballeros, están conscientes de lo que están diciendo, deberíamos de darle una oportunidad a Jensen. Sé que el chico es joven, pero sabe bien el manejo de la organización.

—Tú mismo lo has visto. Es débil. Entró a la clínica como si su amante fuera en esa camilla a debatirse entre la vida y la muerte.

—Ese chico que iba en la camilla ha sido el compañero del joven Jensen durante años, es normal que se preocupe por él.

—Esa no era una preocupación normal, además Demian dice que su hermano sostiene una relación amorosa con el pelirrojo moribundo. ¡Lo que nos falta un muerde almohadas a cargo de nuestra organización! Seríamos el hazme reír de los bajos mundos.

—Podemos presionar a Jensen a que renuncie amenazándolo con lastimar a su amante.

—Si es que sobrevive a lo que sea que le haya sucedido.

—Mi consejo, caballeros, es que esperemos a que el cuerpo de nuestro anterior líder se enfríe antes de organizar alguna rebelión que nos cueste a todos nuestras cabezas.

El grupo volvió a internase en la clínica y Jensen salió de su escondite sin saber qué hacer. Después del líder, el consejo eran los segundos más poderosos. Si se aliaban con Demian entonces no habría ninguna negociación. Su hermano preferiría asesinarlo antes que formar algún pacto con él.

Tenía que encontrar a Demian antes que el consejo— Joven líder— La voz de uno de los médicos lo llamó—. El informe del estado de salud de su subordinado. Uno de los enfermeros me informó que estaba interesado por saber el cuadro clínico.

Jensen tomó el informe y leyó a toda prisa entonces se detuvo a mitad del informe— Debe haber un error— Dijo sorprendido—. Misha no puede estar enfermo de…

El médico le miró sorprendido y lo cortó— Se lo diagnosticamos en esta misma clínica hace unas semanas. No hay error— Jensen volvió a mirar el informe. Sus manos temblaron—. Dudo que despierte pronto, pero puede pasar a verlo. Está en la habitación trece.

Jensen vio alejarse al médico. Apenas lo perdió de vista salió a trote, pero no hacia la habitación de Misha. Apenas logró encontrar a Demian le indicó que lo siguiera— Hay un nuevo cambio de planes— Le informó antes que el otro le hablara. Entraron a un pequeño despacho—. Lo de Clarissa se mantiene, pero tienes que perdonarle la deuda a Marcus.

—Estás loco.

—Loco estarías tú para no aceptarlo— Dijo sintiéndose ansioso—. Tú eres el que más tiene que perder.

—No, Jensen, ese eres tú. Pierdes a la chica y dejas a Misha trabajando para mí toda su vida.

—Entonces no hay trato…

—Está bien. Siempre me puedo deshacer de ti, luego me las ingenio para convencer al consejo que me acepten.

Lupo tragó hondo— La mitad. Perdónale la mitad de la deuda y cumple lo de Clarissa y serás el líder de los halcones— le ofreció, sin dejar de sentirse acorralado, pero la expresión de Demian que parecía realmente considerar la oferta lo hizo volver a decir: — Sólo la mitad— Intentando transmitir seguridad en las palabras.

—La mitad— Repitió Demian como si saborease la propuesta— ¿Algo más?

Jensen dudó antes de agregar—Quiero que Misha y yo formemos un equipo. Siempre los dos juntos y quiero que me acompañe mientras termino mis estudios en Nueva York. No vas a cobrarle esos años y siempre podremos tomarnos un tiempo conveniente fuera de esto cuando yo lo decida. Te avisaré con tiempo. Sin embargo yo seré libre de poder ir y venir las veces que quiera sin darte mayores explicaciones.

—Así que al final no vas a renunciar a un halcón. ¿No era eso lo que querías?

Era lo que más deseaba, pero no podía dejar a Marcus a manos de su hermano y el resto de buitres del consejo— Quiero asegurarme que Marcus y Clarissa estén a salvo.

Demian sonrió de lado— Está bien. Tenemos un trato— Dijo estrechando su mano—, pero vamos a hacerlo formal en este mismo instante, lo quiero en un contrato y que todo el consejo sea testigo de ello para que luego no intentes arrebatarme lo que por derecho desde el principio fue mío.

Jensen casi se ponía a reír de felicidad, pero tuvo que controlar sus impulsos. Al hacerlo formal al único que iba a beneficiar era a él— Está bien, lo haremos a tu manera. Llama al abogado de la familia y reúne el consejo.

***

Jensen fue lo primero que Marcus vio cuando abrió los ojos al día siguiente— Estás aquí…

Jensen tenía la mano de Marcus estrechada entre las suyas; sin embargo, cuando le escuchó hablar le pareció como si no debería estar allí. Intentó soltar su mano cuando sintió que el otro le devolvía débilmente el apretón— ¿Cuándo pensabas decírmelo? — Preguntó dolido— Lo de tu enfermedad—No obtuvo respuesta alguna— ¿Acaso esperabas a que estuvieras en tu lecho de muerte? — Aquellas palabras fueron soltadas al azar, pero al ver como Marcus rehuía a su mirada supo que era exactamente lo que se proponía—. No voy a dejar que mueras. Sé que estás molesto conmigo y ni siquiera sé si aún somos amigos, pero no voy a dejarte solo en esto— Jensen no era bueno con las palabras, pero de alguna manera con Misha todo siempre había sido fácil—. Vamos a curarte.

—No puedo dejar el trabajo…

—No te preocupes por nada, ya lo he arreglado todo. Demian es ahora el jefe de los halcones, pero para conseguirlo tuvo que perdonar la mitad de tu deuda. Si trabajamos arduo podremos pagarla pronto, pero necesito que te recuperes— Su voz sonaba apremiante—. Iremos a Nueva York, te verán los mejores médicos. No voy a dejar que mueras.

Marcus desvió la mirada y Jensen temió que en verdad algo se hubiera roto entre ellos— No tienes que sacrificarte por mí…

—No es sacrificio— Era algo más, algo que temía darle un nombre.

— ¿Y qué hay de Clarissa?

—Ella ya no importa— El pelirrojo volvió la mirada hacia él buscando una explicación, pero Jensen sonrió un poco—. Sólo me importas tú.

Marcus sonrió un poco, a Jensen le pareció que sus mejillas se teñían de carmín, pero su amigo estaba demasiado pálido como para poder confirmarlo— No quiero morir y dejarte solo…

Jensen asintió sintiendo un nudo en su garganta— Y yo no quiero perderte— Un escalofrío lo recorrió al imaginarse una vida sin Marcus—. No voy a dejar que nada nunca nos separe. Siempre estaré a tu lado y tú al mío y el que intente separarnos va a pagarlo con su vida— Marcus era lo único bueno que tenía  y no iba a perderlo. No podía perderlo.

El pelirrojo alzó un poco su mirada— Creía que me odiabas por habernos acostado— Jensen no dijo nada al respecto—. Lamento haber sido tu primera vez. Si te hace sentir mejor no lo hiciste nada mal, ya sabes, para estar bastante ebrio y que fuera tu primera vez— Una sonrisa débil se escapó de los labios del menor—. Sé que no es lo que quieres escuchar y quizás te estabas guardando para alguien que amaras…

Su sonrisa se amplió un poco más, pero no se borró ese deje de tristeza. “Si te enamoras pierdes” — Yo no puedo amar. Recuérdalo siempre— Dijo mientras besaba la frente de Marcus y sentía en un cosquilleo que ignoró. No entendía que le pasaba con Marcus, pero prefería no averiguarlo. Nunca. Si se enamoraba perdería y lo perdería a él. Alguien intentaría arrebatárselo, así como le arrebataron a su madre—. Pero sólo a ti te voy querer…

Marcus sonrió alzando un poco su rostro haciendo que sus labios se rozasen— Te quiero, Lupito…

Jensen cerró sus ojos con fuerza presionando un poco más sus labios contra los de Marcus unos segundos más. Se separó un poco y se reprendió por nunca haberse detenido a contemplar esos ojos verdes— Yo también, Marcus, para toda la vida— Incluso después de la muerte.

***

“Misha es Marcus. Marcus es tu tío.” Su mente transformó en términos simples esa información, pero aún así no logró realmente procesara. Ariel se quedó mirando incrédulo a Mapelli— Creo que no lo sabías ¿verdad?— Comentó —. Que Misha y Marcus son la misma persona, y que…— Calló al escuchar la estridente carcajada del pelirrojo. Mapelli alzó una ceja intentando encontrar una explicación.

El pelirrojo intentaba detener su risa nerviosa— L-lo siento, es que usted me diga que Misha y mi tío— Hizo una pausa a causa de la risa—, que me diga que son la misma persona es imposible— Dijo Ariel sintiendo como su voz lo traicionaba y dejaba a relucir un atisbo de pánico—. Mi tío no puede…

— ¿Ser Misha? ¿Haber tenido una relación con Morello? ¿Todas las anteriores?

Ariel se quedó sin saber que decir— Aún cuando fuera Misha sería imposible que tuviese una relación con Morello.

— ¿Por qué no? Tu tío era gay, lo sabes ¿verdad? Morello también lo es. Trabajaron juntos hasta que el pobre Marcus murió.

Ariel no podía reaccionar—  Pero ellos no…— Su voz se cortó—. Es decir, mi tío era mayor que mi padre, cinco años mayor y Morello es joven, sería imposible que tuvieran una relación porque se llevarían por más de…— Calló al sacar cuentas y la cifra le pareció tan irreal como lo que Mapelli le intentaba hacer creer.

—Más de veinte— Concluyó Mapelli—. Sí, un poco perturbador a primera vista ¿eh? Pero no somos nadie para juzgar.

Miraba incrédulo a Mapelli—Pero mi tío no podría…

—Tú tío era un experto consiguiendo exactamente lo que quería y con Morello hizo un excelente trabajo obligándolo a permanecer a su lado. Logró crear una buena mascota, un esclavo sexual que ni siquiera era consciente de las cadenas que lo ataban.

Ariel estaba pálido— No, ellos no…

— ¿No me digas que no lo sabías?— Preguntó en tono burlón al ver la expresión del pelirrojo — ¿Ni siquiera por Ethan? Porque tu amiguito estaba al corriente de esto…

Aquello fue como una bofetada para él. Una parte de él quería creer que era mentira, pero en ese momento todo cobró sentido. Las amenazas entre ambos, lo que sucedió afuera del PS, las conversaciones a solas entre Alessandro e Ethan. La manera en que nadie quiso que viera el contenido de la caja la noche que Alessandro cumplió años. Todo tenía sentido ahora.

—Nunca me dijo nada— Dijo sintiéndose como un completo idiota.

Mapelli le miró con lastima— Bueno, ya sabes que dicen de los amigos: Los verdaderos se cuentan con los dedos de una sola mano y al parecer a ti te sobran los cinco— Volvió su vista a las cuentas—. Puedes retirarte, firedoll.

***

Dante abrió la puerta de su casa, pero entre todas las personas que se esperó, la última que se imaginaba era Ethan. Llevaba sus cabellos húmedos, parecía recién duchado. Nada fuera de lo común si no hubiera sido por aquellos ojos rojos de tanto llorar— ¿Puedo entrar? — pidió.

Una parte de Dante le decía que si lo dejaba entrar iba a arrepentirse toda la vida, pero la otra fue más fuerte— Pasa. ¿Quieres algo de tomar? Puedo prepararte un té o algo, luces nervioso.

—No quiero estar solo— Pidió.

Dante asintió y lo atrajo a él— Tranquilo…

Ethan cerró sus ojos con fuerza, sintiendo un calor recorrerle al estar junto a Dante. Ariel lo había abandonado. Él había hecho todo lo posible por complacerle y no fue suficiente. Dante también había hecho todo lo posible por complacerlo y no se lo agradeció como debía— Nunca debí haberte dejado…

—No estás bien— Puntualizó Dante—. ¿Pasó algo con Ariel?

—No quiero volver a hablar de él— Pidió—. Sólo quiero estar aquí…

Una tímida sonrisa se dibujó en el rostro de Dante— Estás aquí ahora. ¿Quieres ir al estudio para que estemos más tranquilos?

Ethan asintió y caminó directo al estudio donde sabía que nadie iba a interrumpirlos. Dante le siguió sin saber cómo interpretar la presencia de Ethan allí. Apenas cerró la puertas lo descubrió, pero de la manera que menos se lo imaginaba. Los labios de Ethan buscaron los suyos.

El azabache le besaba desesperado. Dante aún seguía sin saber cómo reaccionar— Lo siento, lo siento tanto— Musitó Ethan—. Nunca debí haberte dejado, yo nunca…—Dante le miraba confundido—. Tú has sido el que nunca me ha abandonado, a pesar de todo lo malo que he hecho. Sólo tú no me has dejado de querer…—Ethan le besó ansioso, mientras sus manos desabrochaban el pantalón de Dante y sus manos tomaban el sexo adormecido del rubio—. Aún me amas ¿verdad?

—Ethan, para,  no entiendo nada de…—Ahogó un jadeo al sentir como el otro empezaba a masturbarle.

—Déjame compensarte— Susurró mientras terminaba de abrir el pantalón de Dante con cierta fuerza—. En verdad quiero que esto funcione…

—Ethan, aguarda yo…

Su cabeza golpeó con cierta fuerza la puerta cuando Ethan se arrodilló ante él y empezó a hacerle una felación. Dante empezó a jadear, no comprendiendo que pasaba con Ethan. Sólo sentía aquella húmeda lengua recorrer su extensión y luego un dedos colarse por su entrada. Los ojos de Dante se abrieron más ante la impresión de la intromisión, pero no pudo poner resistencia alguna. Se corrió en la boca de Ethan de improvisto. Antes que pudiera recuperar el aliento el azabache lo dejó contra la puerta del estudio y su cuerpo a espaldas de él.

— ¿Ethan? — Y luego lo sintió entrar de golpe, sintiendo como un lacerante dolor cruzaba toda espina dorsal.

El azabache cerró los ojos con fuerza. Ariel volvió a aparecer en su mente. Intentó alejar la imagen del pelirrojo de su mente, pero entre más luchaba más se arraigaba.  Ariel lo había dejado. Había conseguido asesinar a Hayley, había vengado a Will y aún así él había preferido a Alessandro. Dante siempre iba a preferirlo a él sobre todas las cosas, entonces iba a estar con él. Siempre. No iba a terminar solo. No necesitaba a Ariel. Empezó a moverse con lentitud.

—Ariel…—Jadeó con fuerza al sentir como aquel cuerpo apretaba con fuerza su erección—Ariel…— Se aferró a las caderas que imaginaba que eran las del pelirrojo. Sintió un forcejeo, pero Ethan logró inmovilizarle con una mano. No abrió los ojos en ningún momento. La rabia lo invadió al imaginarse a Ariel en esa posición siendo penetrado por Alessandro, empezó a moverse con más brusquedad, casi con odio. Sólo escuchaba en su mente un murmullo, una súplica a la cual no dio importancia. Dio unas estocadas más hasta que finalmente logró correrse.

Abrió los ojos luego de unos minutos y fue hasta ese momento donde notó que una de sus manos tenía firmemente las de Dante contra su espalda. Notó las marcas de sus dientes en el cuello del rubio donde parecía que estaba a punto de sangrar. Las uñas marcadas en las caderas del rubio.

Ethan salió de él y Dante cayó de rodillas temblando— Dan-Dante…

—Vete…—Dijo con la poca dignidad que le quedaba.

—Dante, yo…

— ¡Vete, Ethan Lenz! — Gritó sin atreverse a verlo a los ojos—. No quiero volverte a ver en mi vida.

—No, no por favor, no me hagas esto…

—Estás enfermo, estás obsesionado con Ariel y mientras no superes eso nunca podrá ser feliz…

 Ethan intentó acerarse, pero Dante fue claro: No quería volverlo a ver nunca más. El rubio no miró cuando Ethan salió del estudio, a lo lejos escuchó la puerta de la entrada cerrarse y fue hasta entonces en que se dio el lujo de desmoronarse completamente.  Se sintió humillado, como hacía mucho tiempo no lo hacía. Había olvidado la horrible sensación que era sentirse utilizado por alguien más. Miró sus manos donde aún tenía marcados los dedos del azabache. Sentía el semen bajar por sus piernas y se sintió tan sucio.

La puerta del estudio de abrió de golpe. Dante intentó recobrar su compostura, por temor que fuera uno de los empleados, pero no supo cómo reaccionar al ver a Kevin allí. Su mirada pasó por todo el estudio e iba salir cuando notó a Dante a su lado en el suelo. Ambos se miraron sin saber qué decirse uno al otro.

—Maldito gilipollas— Murmuró antes de inclinarse hacia Dante—. Sabía que el ver a ese chico saliendo de aquí no iba a significar nada bueno— El rubio no reaccionó hasta que el otro le ayudó a ponerse de pie y le ayudó a subirle los pantalones. Kevin tomó de la barbilla a Dante intentando hacer que lo viera a los ojos— ¿Te ha obligado?

Dante se sintió avergonzado que un niño lo hubiera sometido de esa manera— No lo sé…—Todo era demasiado confuso en esos momentos.

—Date un baño, necesitamos hablar…

***

Ariel entró azotando la puerta de la cabaña. Alessandro no estaba allí. Empezó a tirar todo lo que encontraba a su paso. Destrozó la mitad de la vajilla que estaba allí, pero la rabia no se iba. Marcó el número de Alessandro. Apenas un tono y contestó— ¿Dónde estás? — Preguntó intentando no sonar muy alterado.

—En nuestro lugar secreto, estoy reemplazando la cerca. La lluvia y últimos vientos han hecho que parte de ella se cayera ¿estás bien, ricura?

—Voy para allá. Espérame.

Volvió a tomar las llaves de la Ducati cuando  lo recordó: La caja. Destrozó casi la mitad de la casa cuando finalmente la encontró. No dudó en volcar su contenido con rabia, pero lo que encontró allí lo dejó helado.

Las manos del pelirrojo temblaron cuando apartaba un poco de todo y veía fotos que se habían vuelto un tanto borrosas por el tiempo, demostrando su antigüedad. El aire empezó a faltarle a Ariel cuando encontró una foto rasgada a la mitad. Apenas pudo atreverse a sacar de su billetera la fotografía de su tío Marcus, aquella que su padre le había dado hacía tiempo atrás.

Cerró sus ojos con fuerza al notar que calzaba perfectamente con la parte de Alessandro— No, no…—Susurró desesperado mientras veía todas las fotografía de su tío con la persona a la que él amaba. Alessandro. Alessandro. En todas fotos lucían felices. Enamorados. Llenos de vida. Ariel se derrumbó. Eran iguales, él y Marcus. Se odió por parecerse tanto a él. Entre las cosas había una tijera, Ariel la tomó con rabia y empezó a cortarse su cabello, sin importarle que lo estuviera haciendo mal, sólo quería dejar de parecerse un poco a él. Sus lágrimas caían al igual que mechones de su cabello.

Tiró la tijera lejos de allí. Alessandro había callado todo este tiempo. Volvió a pasar su mirada por las fotografías y finalmente pudo notar algo que lo dejó perturbado. Alessandro de pequeño. Un dibujo que parecía pintado por un niño no mayor de diez. Pasó su vista a los videos que estaban etiquetados, tenían fechas que databan de los noventa y fue cuando Ariel supo que nunca debió haber tocado esas cosas.

Retrocedió asustado notó como pateaba una hoja, se inclinó para recogerlo y entonces fue cuando en verdad se desmoronó. La soltó apenas comprendió el verdadero significado que todo aquello encerraba. Miró el último video que estaba más cerca de él y supo que no era ninguna broma. Ariel tuvo que hacer uso de su aplomo para poder poner el video.

El video empezó con un acercamiento de Marcus— ¿Estás seguro de esto? — Su tío, finalmente lo conocía, pensó Ariel, al fin podía escuchar su voz— Aún podemos irnos si tienes miedo.

Y después Alessandro, unos años más joven, pero feliz, como pocas veces había tenido la dicha de verlo— No voy a darte el gusto y deja de grabar.

—Ya, ya, mi niño, venga no te enfades— Pidió mientras reía—. En unos años más vas a arrepentirte de no grabarlo— Dijo mientras lo atraía para besarlo— ¿Qué dices? Hacemos un video porno en la noche…

— ¡Ni muerto!

—Sé que te gustará, anda, hazme el capricho, mi niño.

—No…

—Sé que vas a terminar aceptando tarde o temprano— Dijo con una sonrisa—. Anda, te dejaré que tú dirijas.

—No necesito que me lo propongas. No tengo intenciones de morder ninguna almohada así que ve preparándote que esta noche me voy a vengar por esto.

Ariel salió de la cabaña lo más rápido que pudo. Llegó a la Ducati y la encendió aún sintiéndose desorientado por todo lo que acababa de descubrir. Aceleró queriéndose alejar de allí lo más rápido posible, pero por más rápido que fuera no podía dejar atrás las palabras, las imágenes que se habían quedado grabadas en su cerebro.

Frenó de golpe al ver el semáforo cambiar a rojo. Apoyó su rostro en el manubrio de la motocicleta sintiéndose un imbécil por estar llorando. Sintió que alguien lo observaba y al alzar la mirada se encontró con los ojos azules de Ethan desde el viejo Mustang.

Fue cuando el pelirrojo perdió el control bajó de la moto y caminó hasta el Mustang y abrió la puerta sacando al azabache del auto, los demás empezaron a pitar cuando el semáforo se puso en verde— ¡¿Crees que es gracioso?! — Le gritó furioso antes de lanzarle un puñetazo que dejó anonado al azabache— ¡¿Te divertiste mientras veías que me iba enamorando cada día más de Alessandro?!

—Ariel…

— ¡¿Por qué nunca me dijiste que mi tío era Misha?!

Ethan le miró aterrado— ¿Cómo lo sabes?

—La pregunta aquí es como tú lo descubriste— Le reclamó furioso—. ¡¿Por qué callaste?!

— ¡¿Cómo quería que te lo dijera?! ¡No quería verte triste, no quería verte reaccionar de esta manera!

El pelirrojo se quitó las lágrimas que caían por sus ojos— ¡No estoy triste! ¡Quiero matarte en este mismo instante por no decírmelo! — Gritó furioso por haber sido tan ciego, por haber sido el único que nunca notó todo— ¡Dios! ¡¿Por qué toda tu familia disfruta haciendo mi vida miserable?! ¡Primero Mapelli, luego Lupo y ahora tú!

— ¿Lupo? — Preguntó confundido el azabache—. ¿Qué tiene que ver Lupo en todo esto?

Ariel calló al notar  su error— Na-nada…

De pronto el enojo se disipó al notar el error que había cometido— No me mientas— Ethan acorraló a Ariel entre el auto y su persona— ¿Qué quieres decir con que toda mi familia…?— Su voz se apagó— ¿Qué tiene que ver Lupo en todo esto?

— ¡Nada! — Exclamó Ariel estremeciéndose al notar la mirada amenazadora del azabache.

Ethan lo tomó con fuerza de la camisa— No me mientas, Ariel Miderhive. ¡¿Qué pasa con Lupo?! — Ethan lo alzó un poco de la camisa haciendo que sus pies separaran del suelo— ¡Dilo! — Gritó furioso.

— ¡Es tu tío! — Exclamó cuando sintió que el aire le faltaba. Ethan soltó el agarre y retrocedió unos pasos— Lupo es hermano de Mapelli. Él es tu tío…

Ethan le miró incrédulo— Es broma, ¿verdad? Sólo te estás vengando que no te hubiera dicho nada de tu tío y Alessandro— Su voz sonaba suplicante—. Ariel…

—Es verdad…

— ¡¿Por qué no me lo dijiste?! ¡¿Por qué él no me lo dijo?!

—Él no quería que supieras…

—No, Lupo no me haría esto. Él sabe lo importante que es para mí tener una familia— Dijo desesperado.

—No quería que lo odiaras, así como odias a Mapelli…

—Eso no es cierto.

—Es la verdad, Ethan, créeme…

— ¿Por qué debería? Me has mentido todo este tiempo. Me abandonaste hace solo unas horas…

Ariel le miró dolido— Tú no eres el único que tenía un secreto bien guardado— Le hizo notar molesto—. Lupo te quiere, pero…

—Deja de defenderlo— Estalló el azabache—. Nunca debí haber confiado en ti en primer lugar. ¿Es que no te bastó haber callado lo de Dante y Lyosha?

—Ethan, si no te dije nada fue porque Lupo nos amenazó con que no podíamos decirte nada.

— ¿Nos? ¿Acaso alguien más sabía de esto? — Ethan miró a los ojos al pelirrojo— Dante también sabía ¿verdad? — Alessandro nunca se dejaría intimidar por una amenaza de Lupo— Ustedes siempre lo supieron…

—Ethan, déjame explicarte por favor…

—No, no quiero volver a escuchar una de tus patéticas explicaciones. Nunca debí fiarme de ti— Dijo realmente dolido antes de entrar al automóvil y casi atropellar a Ariel. El pelirrojo miró por donde se perdía Ethan.

Los dos van a encargar de hundirse uno al otro…

Un escalofrío recorrió al pelirrojo al recordar las palabras de Mapelli— No, no puedo dejar que se vaya así— Ariel corrió hasta la Ducati dispuesto a seguir a Ethan.

***

Dante salió de la ducha sintiéndose un poco mejor. Sólo un poco. Al volver a la habitación, aún se extrañó de ver a Kevin allí— Así que esta es tu humilde morada…

El rubio asintió mientras se vestía bajo el escrutinio de Kevin, no era con lujuria, lo examinaba de la misma manera que había visto ver a sus pacientes— Estoy bien— Dijo sintiéndose nervioso por la mirada del otro.

Kevin se acercó a él y le miró con cierta culpa— Sé que no es el mejor momento, pero necesitamos hablar.

— ¿Sabes? Si fueras una chica me preocuparía pensando que te he dejado embarazada, pero no creo que sea algo tan malo…

—Me dijiste que no podía contactarte por teléfono o correo electrónico, así que sólo me quedó venir.

— ¿Qué pasa?

—Se trata de Lamire— No sabiendo bien cómo decir lo siguiente simplemente lo soltó de golpe: — Ha desaparecido…

***

Ariel llegó a la cima del mirador. Estaba atardeciendo. Alessandro estaba terminando de arrancar la valla y tenía ya puestos los nuestros trozos de madera con lo que iba a reemplazar la otra.

El pelirrojo no había encontrado a Ethan. De camino allí había pensando todo y comprendió que Alessandro hubiera amado a su tío no era lo peor de todo, lo que había descubierto después era mil veces peor. Se había quedado de pie observando a Alessandro quién luego de unos minutos finalmente notó su presencia. Apenas lo vio sonrió afablemente mientras se ponía de pie— Ten cuidado con el borde, la tierra está bastante floja, una caída de esta altura y estás muerto— Dijo distraídamente mientras lo abrazaba.

Ariel quiso separarlo de él, pero no pudo. Quería odiarlo con todas sus fuerzas por haberlo usado de la manera más baja. Todo un año. ¿Cómo había sido tan estúpido? Las manos de Alessandro tomaron su rostro— Ariel, ¿qué te ha sucedido? — Preguntó sorprendido al notar por primera vez los cortes irregulares en su cabello. Ariel quiso separarse, pero la manera en que Alessandro le miraba preocupado intentando averiguar qué sucedía lo desarmó.

— Marcus es Misha— Susurró sintiéndose vencido por aquella verdad.

Alessandro le miró con tristeza— Sí…—Ariel asintió intentando no apartar la mirada, pero cuando vio a Alessandro acercarse más a él se apartó un poco. El halcón le miró sorprendido— Creí que entenderías…

Un rictus de dolor apareció en el rostro del pelirrojo— ¿Entender? — Le cuestionó— ¿Entender que no tuviste el valor de decírmelo y que tuve que enterarme por Mapelli?

— ¿No has visto el video?

Ariel se soltó del agarre— He visto muchos videos esta tarde, Alessandro, ¿cuál querías que viera? ¿Primera obra de teatro? ¿Graduación? ¿Uno de los musicales navideños? ¿Noche de padres? — Exclamó furioso.    

Alessandro palideció, sus manos empezaron a temblar—Has visto la caja— Susurró.

Ariel jamás lo había visto así en su vida, su expresión era de terror puro— Me hiciste que me enamorara de ti, me hiciste creer que entre nosotros dos había algo genuino y sólo me utilizaste…

—Ariel yo nunca podría…

— ¿Utilizarme? — Cuestionó dolido— ¿Pensaste siempre en él cuando hacíamos el amor? ¿Me veías a mí en algún momento? ¿Por lo menos te diste cuenta que hubiera dado mi vida por ti o estuviste demasiado ciego intentando revivir un paso con Marcus?

—Ariel, déjame explicarte, déjame que entiendas…

El pelirrojo negó. Intentando calmarse— Perdón— Balbuceó—. No sé qué me pasa, no tengo derecho a decirte a quién puedes amar— Un atisbo de esperanza surgió en el rostro de Alessandro—. No estoy aquí para reclamarte que ocultaras eso. No quiero escuchar tus explicaciones, estoy aquí sólo por una respuesta y quiero la verdad…— Alessandro tembló al notar la pregunta que se asomaba en el semblante de Ariel. Ambos se miraron a los ojos y el pelirrojo negó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. No, no por favor, dime que es una broma…

—Ariel…

—Por favor — Sollozó con voz suplicante—. Por favor dime que no eres mi tío…

—Ricura, por favor…— Alessandro intentó acercarse, pero Ariel le empujó con fuerza.

— ¡No me llames así! —Dijo derrumbándose. Alessandro intentó avanzar, pero Ariel  retrocedió sin dejar de negar con la cabeza intentando callar sus sollozos— Es verdad: la boda, todo lo del video— Una parte de él, la más ingenua, quería creer que era una broma—. Eres mi tío…

Alessandro intentó acercarse, pero Ariel retrocedió— Yo no lo sabía, se suponía que…

— ¿Era una broma? — Preguntó el pelirrojo— Por Dios, eres mi tío— Su voz se quebró—. Eres mi tío, ni siquiera puedes ser mi novio porque eres mi tío, el de Chris, el de Naomi…

Alessandro sentía que la situación se le iba a de las manos— No lo sabía— Marcus nunca se lo dijo, se suponía que era algo fingido, pero cuando descubrió  que era real, al ver el contenido de la caja, creyó que iba a volverse loco.

— ¡Por Dios! — Gritó el pelirrojo— ¡¿Qué tan enfermos estaban tú y mi tío?!

—Ariel, basta— Suplicó.

— ¿Qué edad tenías en primer lugar cuando lo conociste? — Preguntó desesperado— ¿Quince? — Alessandro no respondió— ¿Doce? — Demandó saber, pero no respondía— ¿Diez? — Silencio. Las piernas de Ariel fallaron— ¿Tenías menos de diez?— Alessandro apartó la mirada—. Tenías menos de diez— Susurró incrédulo—. Están enfermos, ambos lo estaban….

—Ariel…

— ¿Creías que todos en mi familia estábamos tan retorcidos para que esas cosas no importaran?

—Ariel, basta, Marcus no tuvo la culpa.

— ¿Entonces fuiste tú? ¿Lo sedujiste? ¿Querías llevártelo a la cama aún cuando eras un niño? Aún sabiendo que te sacaba más de veinte años…

— ¡Las cosas no fueron así!

Los labios de Ariel temblaron— ¿Entonces fue él? ¿Te obligó como el novio de tu tía?

—Las cosas no fueron así— Repitió desesperado—. Ariel, por favor, déjame explicártelo...

—Me dan asco— Susurró el pelirrojo—. No tienes idea el asco que me producen. ¿Y en verdad creíste que iba a acceder a estar contigo aún sabiendo que eras mi tío?

No, nunca creyó que Ariel fuera capaz de hacerlo, por eso no quería decirlo, se supone que ese era un secreto que iba a llevarse a la tumba.

El pelirrojo se echó hacia atrás sus cabellos desesperado— Eres mi tío— Susurró aún sin poder salir de su shock—. Se supone que debería quererte, pero no de esta manera…—No debía de amarlo. Miró a Alessandro que lucía igual de desesperado que él—. Esto no está bien…

—Ariel, no por favor, no me hagas esto…

— ¿Y tú si puedes haberte acostado mi tío y luego conmigo sabiendo que éramos familia? — Le espetó furioso—. Sólo fui un reemplazo y t-tú fuiste mi primer amor…

—No, no, Ariel, no eres un reemplazo…

—No me mientas por favor— Sollozó—. No más mentiras, toda nuestra relación fue construida a base de mentiras y ya no puedo más. ¿Siempre fui un remplazo?

Alessandro le miró con tristeza— Al principio me recordaste tanto a él. Creí que era un milagro, que no había muerto, que vivía en ti— Volvía a sentirse como la peor basura del universo al ver a Ariel en ese estado, pero no podía mentirle. Ya no era capaz de vivir con tantas mentiras—. La primera noche que estuvimos juntos estaba tan desesperado por sentir a Misha que creí que si te tenía, de alguna manera podría llegar a él a través de ti, pero no pude sentirlo y  de un momento a otro sólo eras tú en mis pensamientos— Y fue cuando sintió que por primera vez desde la muerte de Marcus lo había engañado—. Por favor, Ariel, tienes que creerme. Te amo por lo que eres no por el recuerdo que en principio evocabas…

Te amo. Era la segunda vez que escuchaba esas palabras de boca de Alessandro. No era “Te quiero” o un “Yo también”. Finalmente las había dicho, pero ahora parecía que nada tenía sentido. No podía apartar la mirada de aquellos ojos verdes que suplicaban porque le creyera, por que se diera cuenta que era verdad lo que le decía. Ariel le creyó.

Sin embargo ambas verdades eran tan contradictorias que no supo qué hacer. Empezó a retroceder viendo como Alessandro parecía desmoronarse con cada paso que daba. Era su tío, repetía su mente y se sintió tan ruin por haberse enamorado del la persona que su tío amó a tal punto de querer compartir su vida con la de él hasta su último aliento. Era como apuñalarlo por la espalda. Amaba a Alessandro, se suponía que sólo debía quererlo y respetarlo, pero lo amaba por el hombre que era y no sólo eso, lo deseaba como no se debería desear a los familiares. Aquello era demasiado para él— No me busques…—Fue lo único que logró decir antes de salir corriendo colina abajo.

Corría con todas sus fuerzas y al siguiente segundo se encontró en el suelo. Sintió algo caliente bajar por su nariz. Ariel se llevó su mano adolorido hasta su rostro y notó como su mano se manchaba de sangre.

—Si lo rompes lo pagas, Damon.

—Descuide jefe, sabe que hago mis trabajo los hago limpiamente— Ariel fue levantado del suelo con brusquedad—. Andando, firedoll.

Tardó en reaccionar hasta que notó a dos de los hombres de Mapelli y a éste último, sólo entonces  comprendió el peligro que estaba Alessandro— ¿Así que este es su escondite secreto? Vaya, si no te hubieran seguido creo que nunca lo hubiera adivinado— Exclamó Mapelli con curiosidad. Ariel intentó huir, pero Mapelli sacó su arma— Si yo fuera tú no haría nada estúpido, Ariel, recuerda que aún hay varias personas esperando cumplir la deuda de tu familia ansiosamente.

Mapelli se adelantó al grupo. Ariel era forzado a caminar. Uno lo guiaba y otro no dejaba de apuntarle con el arma. Intentó ver la más remota posibilidad de escapar, pero ninguno parecía bajar la guardia.

— ¿Ricura?

Escuchó a Alessandro llamarle, apretó con fuerza sus dientes, de seguro pensó que había cambiado de opinión.

La voz de Mapelli se escuchó más próxima a medida que subían— ¡Vaya! Me siento halagado, Morello, durante toda mi vida me han llamado de muchas formas pero nunca ricura.

— ¿Qué ha…?— La pregunta quedó inconclusa cuando vio a Ariel terminar de subir la colina con su rostro chorreando de sangre.

Mapelli sonrió de lado— ¡Oh! La ricura es mi precioso Ariel. Creí que me habías dicho que eran sólo amigos, firedoll. No sabía que se tuvieran tanta confianza.

—Suéltalo, Mapelli.

El líder de los halcones sonrió de lado— ¿Soltarlo? ¿Y dejar que se pierda de toda la diversión?

—Él no tiene nada que ver en esto— Exclamó en tono amenazante.

Mapelli no se inmutó ante el tono de voz— Es allí dónde te equivocas, Ariel tiene mucho que ver en esto— Le explicó con tranquilidad. El sonido de unas pisadas alertó a todos que alguien se aproximaba.

Ariel jamás estuvo más feliz en toda su vida de ver a Lupo— ¡Lupo! — Gritó casi aliviado, pero algo en la mirada del halcón le hizo querer haberse retractado de haberlo llamado.

—Sí, Lupo, nuestro último invitado de honor— Exclamó Mapelli en un tono que parecía que  le faltaba poco para ponerse a bailar de felicidad.

Ariel miró a Alessandro intentando comprender que pasaba. Un solo vistazo le hizo entender que él parecía apenas comprendía todo— ¿Lupo? — Preguntó como si no lo reconociera, demasiado impactado como para poder pronunciar una oración más compleja.

—Hola, Morello…

—Si Ariel fue parte importante para que esta agradable reunión se llevase a cabo, Lupo fue el máximo organizador de esto. Todo se lo debemos a él— Aclaró Mapelli.

Alessandro apretó sus puños— Fuiste tú…

—Te dije que faltaba poco para que el plan estuviera completo, que me lo dejaras todo a mí— Comentó el halcón quién estaba junto a Mapelli. Ariel jamás notó tantas semejanzas en ellos como en esos momentos, ni siquiera en la fiesta, ambos tenían la misma mirada amenazante, llena de desprecio hacia el mundo, temió que ambos lo miraran al mismo tiempo y no pudiera soportarlo—. Sólo que no especifiqué que plan…

—Nunca fue tu intención ayudarme.

— ¿Ayudarte? — Parecía divertido con las palabras de Alessandro, pasó detrás de Mapelli y caminó lentamente hacia Ariel— ¿Ayudarte a qué exactamente? ¿A qué cavarás tu propia tumba y nos arrastraras a todos contigo?

Ariel no comprendía nada de lo que estaba pasando intentó soltarse al sentir que el brazo que rodeaba su cuello aflojaba un poco, pero sólo hizo que éste volviera apretarse con fuerza, casi impidiéndole respirar. Soltó un pequeño jadeo ahogado.

— ¡Suéltalo! — Demandó Alessandro justo en el momento en que sacó su arma, pero Lupo fue más rápido que él y disparó directo al brazo  haciendo que su arma saliera volando y cayera por el precipicio.

— ¡No! — Gritó Ariel al ver como Alessandro sosteniéndose el brazo el cual sangraba en abundancia. Miró a Lupo horrorizado y se estremeció al ver esos ojos que carecían de brillo alguno— ¿Po-por qué?

Lupo sonrió al escuchar la pregunta, le causó gracia lo predecible que era el pelirrojo, caminó hasta él— ¿Por qué? ¿En verdad quieres saberlo?

— ¡Cállate, Lupo! — Amenazó el halcón, incluso herido su voz hizo temblar a Ariel— ¡Él no tiene que saber nada!

—Yo ya no recibo órdenes de ti, Morello…

Ariel tembló cuando Lupo pasó el revólver por su rostro— Lupo, esto no es parte de nuestro trato— Mapelli le lanzó una advertencia.

El halcón sonrió despiadadamente— Debería mandar nuestro acuerdo a la mierda en este mismo instante— Declaró mirando de reojo a su hermano y luego fijó su vista en el pelirrojo—. Pero soy un hombre de palabra así que lo dejaré con vida.

El brazo que estaba alrededor del cuello de Ariel lo liberó, pero no lo sintió porque el Ariel le faltaba al notar como Alessandro no dejaba de sangrar. Lupo lo lanzó a Mapelli— Allí está mi parte del trato, ahora tomaré la mía— Dijo alzando el arma directo a Alessandro quién había levantado la mirada desafiante— Pero antes— Sonrió mientras guardaba el arma—. El pequeño enclenque tendrá la respuesta a su pregunta.

—Lupo, él no tiene que saber nada…

—Claro que sí, Morello. Quiero que viva con la culpa de saber que es por él que vas a morir.

— ¿Alessandro? ¿Qué está pasando? — Preguntó Ariel sintiéndose indefenso. Tembló al sentir una nueva arma en su abdomen, esta vez de Mapelli quien se mantenía al margen de todo.

—Pasa que mientras tú te la pasabas preocupado por saber si Morello te amaba o no, él estaba ideando un plan para matar a Mapelli para que tuvieras la vida normal que tanto lloriqueabas por tener. Como si eso no era suficiente se encargaba de pagar las deudas con las que no podías, tú no te dabas cuenta de eso claro está, ¿en verdad creías que los hospitales eran tan baratos? ¿Nunca se te pasó por la cabeza que Morello era el que ayudaba a pagar esas cuentas? — Ariel miró a Alessandro buscando una explicación— ¿En verdad creías que podías con tu familia? La vez que tu hermano cayó enfermo, Alessandro no había podido pagar el hospital por estar comprando lo necesario para tus hermanos, claro, tu madre creía que todo procedía de tu dinero. Incluso cuando lo botabas, él seguía allí sin que lo notaras — Ariel miró a Lupo y ya no pudo apartarla de él—. Mientras tú te hacías el mártir por la muerte de tu amiguito, Morello intentaba averiguar cualquier cosa de su pasado que le ayudara a poder liberarte aún cuando eso le costara la vida. Una vida que ni siquiera la pertenece…

Alessandro había estado intentando buscar alguna forma de escapar, pero el único camino estaba siendo bloqueado por Mapelli que no apartaba su arma de Ariel. Al menor movimiento sabía que no iba a dudar en lastimarlo. Los guardaespaldas tampoco le quitaban la mirada encima. Estaba acorralado, intentaba idear un plan cuando escuchó las últimas palabras y su cerebro dejó de maquinar un plan— ¿Así que por eso haces todo esto? — Preguntó Alessandro incrédulo— ¿Es una venganza?

—Todo desde el principio se trató de una venganza, Morello—Le explicó Lupo —. Me quitaste a la única persona que me importaba; lo único me daba fuerzas para vivir, me quitaste todo y sólo me dejaste con una venganza…

— ¡Yo nunca te quité nada! — Gritó furioso Alessandro. Los guardaespaldas sacaron sus armas, pero Mapelli le indicó que las guardasen, lo cual hicieron reticentes—. ¡No vengas a hacerte el maldito mártir en estos momentos porque sabes que tú tuviste tu oportunidad!

— ¡Yo no quería una maldita oportunidad! — A él le bastaba con que Marcus estuviera vivo.

— ¡Claro que sí! — Exclamó Alessandro con sus pupilas titilantes de odio— ¡Tuviste tu oportunidad y no la aprovechaste porque eres un maldito cobarde! ¡Él te amaba a ti y lo sabías!

—Eso…

—Eso es verdad y lo sabes— Le recordó dolido—. Él te amaba a ti y si no hubieras sido tan cobarde como para aceptar tus sentimientos jamás se hubiera fijado en alguien como yo porque para él su mundo giraba alrededor tuyo…

Ariel sentía que su cabeza iba a explotar. Todo aquello no tenía ninguna lógica para él y de repente sintió como si un camión lo hubiera atropellado al comprender todo: —Eras tú— Susurró incrédulo mirando a Lupo—. La persona de que mi tío estaba enamorado. La persona por la que no podía amar a Alessandro…

—Oh, enamorado es poco— Comentó Mapelli divertido—. Verlos a ellos dos juntos era como revivir una de esas tragedias griegas, ambos sacrificando todo uno por él otro, aún a sabiendas que todo terminaría en un completo desastre. Jamás hubo dos personas más destinadas a estar juntas y al mismo tiempo jamás hubo dos personas más determinadas a no poder tenerse plenamente.

Lupo parecía no haber escuchado nada de lo que Mapelli había dicho, no apartaba la mirada de Alessandro quién empezaba a lucir pálido a causa de la sangre que estaba perdiendo— Luché tanto por mantenerlo con vida, desafié a la muerte tantas veces para arrebatarlo de sus garras sólo para que terminara sacrificándose por ti: Un pobre diablo que fue abandonado en las calles Rusia a penas nació.

Alessandro le miró incrédulo— Dijiste que…

— ¿En verdad creíste en mis palabras? — Preguntó divertido— Ese anillo que cuidas con tu vida no es más que una baratija que a tu madre debió  haber robado a alguien creyendo que tenía algún valor y debió habérsele caído antes de abandonarte frente a la estación de policía— Lupo miró lleno de desprecio a Alessandro—. ¿Cómo tú?: Un pobre diablo hijo de nadie pudo hacer que Marcus sacrificara todo por ti, todos sus principios los arrinconó cuando te conoció y tú pasaste a ocupar cada uno de sus pensamientos a tal punto que al final ya ni siquiera su familia le importó. ¿Cómo conseguiste en tan poco tiempo lo que por años intenté con todas mis fuerzas? ¿Cómo lo hiciste olvidarse de su familia?  — Volteó a ver a Ariel y le miró fríamente— Aquella familia que se olvidó de él, dejándolo que este infierno hiciera con él lo que le placiera, mientras ellos se dedicaban a crear una frágil felicidad alrededor de un estúpido bebé que nació hace más de dieciocho años— Ariel sintió una punzada de culpa al escuchar aquello—. No te equivocabas, Morello, esto es una venganza, pero no va dirigida sólo a ti, parte va dirigida a Ariel— Lupo volcó toda su atención hacia Ariel y le miró lleno de desprecio—. Te odiaba incluso antes de conocerte, incluso antes que nacieras, porque Marcus pudo tener una buena vida, vivir muchos años, pero decidió quedarse en este infierno para asegurarse que tú tuvieras una familia unida. Me enfermaba verte feliz, tan ingenuo…

—Basta, Lupo, deja a Ariel fuera de esto— Exclamó Alessandro —. Marcus no hubiera querido esto…

—Marcus ya no está, prometió nunca alejarse de mi lado y él decidió romper esa promesa, así que yo también me daré el lujo de romper las mías.

Dolía escucharle hablar con ese resentimiento hacia el mundo, un dolor casi palpable de alguien que ha perdido todo y ya no fue capaz de levantarse.

—Iba a dejarte con vida, Morello, al principio decidí que no tenía sentido asesinarte y en parte porque muy en el fondo llegaste a simpatizarme, pero cometiste un error: Sólo uno— Siseó Lupo—. Te enamoraste de la persona equivocada. Dejaste que ese enclenque se metiera en tu vida y no pusiste mayor resistencia, estabas tan desesperado por un poco de amor que ni siquiera te dabas cuenta que ibas cavando tu propia tumba— Masculló—. Las dos personas que me arrebataron a lo único a lo que protegí con mi vida estaban juntas. Felices. Dejando en el olvido quién le debían su patética vida y entonces pensé que el mundo en verdad no era justo. Maldije cada segundo que ustedes eran felices porque esos segundos eran robados, nos los robaron a Misha y a mí. No era justo que ustedes vivieran felices para siempre, mientras yo perdí todo lo que me importó, y entonces recordé que en este mundo no consigues justicia a no ser que seas tú quien la forjes sin importar lo que cueste y entonces decidí hacer justicia.

Alessandro le miró venenosamente—Te equivocas, fue allí cuando nos traicionaste…

Lupo parecía que en cualquier momento iba a abalanzarse contra él—Al único que le debía mi lealtad era a Misha y a él jamás lo traicioné.

—Entonces hace cuánto decidiste fingir nuestro amigo…

—Oh, yo puedo responder a eso— Se apresuró a decir Mapelli quién parecía molesto de ser dejado de lado—. He de admitir que me sorprendió cuando Lupo entró a mi despacho hace poco menos de un año. He de reconocer que fue lo bastante inteligente como para darse cuenta que era yo quien buscaba algo que me ayudase a acabar con una plaga llamada Morello. El verme descubierto en mis planes no es algo a lo que estoy acostumbrado y mucho menos a ser descubierto y que en lugar de chantajearme me ofrezcan su ayuda. Así que Lupo pasó de su bando al mío, cosa que no creía posible por la lealtad que había demostrado a los suyos durante tantos años. Desconfié al principio, he de serte sincero, querido hermano.

—Hubieras sido un imbécil si no lo hubieras hecho.

—Lupo fue quién me facilitó entrar al resto de casas y para que no sospechasen de él hizo que mis hombres desordenaran la suya. Me informara regularmente de sus movimientos, fui poniéndole pequeñas pruebas y todas las pasaba con éxito, entonces decidí ponerle una prueba mayor y le pedí que secuestrara a Ariel.

Alessandro rechinó sus dientes al escuchar eso y sacó del interior de la chaqueta una nueva arma— ¡Fuiste tú!

—Ah, ahh, no me importaría abrirle unos cuantos agujeros a firedoll, Morello, la pregunta es ¿a ti te importaría? — Amenazó Mapelli apretando más el arma contra el pelirrojo— ¿Vas a matarme? — Preguntó en tono burlón— Sabes bien que tienes un buen pulso, pero ¿te arriesgas a lastimar a tu precioso Ariel? — Tomó del rostro al pelirrojo forzándolo a mirarle— Anda, Morello, acabemos con esto.

Suplicó el pelirrojo—Hazlo…

Sin embargo Alessandro no realizó ningún momento— Eso pensé— Comentó divertido Mapelli—. Damon quítale el arma— El guardaespaldas avanzó hasta Morello— ¿No vas a dársela? —Dijo poniendo el dedo en el gatillo de su arma— No intentes nada estúpido, Morello. La vida de Ariel está en tus manos…

—No, no se la des— Suplicó el pelirrojo. Alessandro miró a Ariel antes de dejarle el arma a Damon.

Mapelli sonrió victorioso— ¿Ves todos los problemas que causas, Ariel? — Le susurró al oído mientras sus labios se rozaban y miraba de reojo a Alessandro quién apretaba con fuerza su puño—. ¿Recuerdas la primera vez que viste a Morello? — Preguntó mientras sus labios bajaban por su cuello.

Por supuesto que Ariel recordaba ese día. Nunca iba a poder olvidarlo, en el hospital donde que cuidaba a su padre, cuando la puerta se abrió, justo en ese momento lo único que pensaba era lo aterrador que Alessandro le resultaba, el aire de peligro que transmitía y el miedo que provoco en su persona, lo poderoso que se veía e imagino el daño que podía provocar si se le provocaba, después de la advertencia de su padre sus dudas quedaron bien fundamentadas.

—Por tu expresión veo que si lo recuerdas—Le susurró al oído — Ese Morello que viste hace más de un año ¿es siquiera la sombra del que esta frente a ti en estos momentos?

No, por supuesto que no lo era. Él había hecho que cambiara, se había empeñado tanto en demostrarle que podía ser diferente que no se dio cuenta que no sólo lo hacía más humano, sino que también lo hacía más vulnerable no sólo ante él y sus sentimientos, sino que lo hacía más vulnerable ante todos.

— ¿Sabes? A mi padre le gustaban mucho las metáforas y le gustaba comparar al amor con una guerra, cada ejercito era una persona que empleaba todos sus recursos, según sus posibilidades, para no ceder ante el otro ejercito, pero en una guerra no siempre salen bien parados los dos grupos. Hay momentos en que uno de los bandos se rendía o simplemente se dejaba vencer y era entonces cuando el otro ejercito te hacia su esclavo, su prisionero de guerra, si lo prefieres, a nuestro padre le encantaba la antigua Roma porque se caracterizaba que a sus prisioneros de guerra no los asesinaban, los trataban relativamente bien, tan bien que a veces olvidaban que estaban sirviendo contra si voluntad ya que se le proveía de un techo, fuego, comida. Pues bien, el amor es parecido te conviertes en el esclavo del otro y no te das cuenta porque te sientes muy a gusto con él. Así que a muy temprana edad aprendimos con Lupo una verdad muy importante: El amor es como una guerra y si te enamoras...

—Si te enamoras pierdes— Lupo terminó con amargura la frase.

Mapelli asintió — El hombre que está frente a nosotros tiene todas las señales de haber perdido la guerra ¿Verdad?— Ariel miró al borde de las lagrimas a Alessandro— Todo gracias a ti, Ariel, sin ti hubiera sido imposible destruirlo. Un hombre sin nada que perder no dudara en hacer cualquier cosa y salir airoso de ella porque cuando buscas a la muerte esta no llega, dale a una persona algo que aprecie y éste evitara cualquier peligro que le impida pasar junto a esa persona, pon en peligro lo que sea que él ame y arriesgara hasta su vida por protegerle, sino mira a Alessandro, admito que si no hubiera sido por Lupo puede que su plan hubiera funcionado, pero se equivocó al confiarle todos los detalles al que ingenuamente creyó su amigo, pero la confianza en los otros es algo que aprendió muy bien de ti ¿Verdad?— Ariel derramaba lagrimas silenciosas incapaz de manejar la culpa que lo estaba comiendo vivo en ese instante— Pobre Morello, no solo confió en Lupo sino que no le pareció extraño cuando se ofreció a conseguir todo lo necesario para ponerlo en marcha.

—Admito que hubo tropiezos en el camino, como cuando te secuestraron. No esperaba que Morello saliera vivo de esa y asesinara a tus captores— Recalcó Lupo mirando a Ariel quien sintió como si sus pulmones se vaciaban al ver aquellos ojos grises. Era la misma mirada que parecía salida del mismo infierno de aquella lejana noche y solo hasta ese momento fue capaz de reconocer la voz de Lupo. Era a él a quien había escuchado a hablar con los secuestradores.

— Al fallar las cosas se complicaron y no confié en Lupo tanto como debí haberlo hecho y fue cuando me harté de todo y decidí que si no podía deshacerme de Morello momentáneamente al menos te tendría a ti.

Lupo frunció el ceño mientras parecía recordar: — Y fue allí que tuviste la brillante idea de asesinar a Civella y a su mujer avisándome una hora antes de todo, muchas gracias.

Mapelli sonrió de lado— Agradece que te avise...

—Después de eso—Continúo Lupo haciendo caso omiso a Mapelli—. Tuve que usar mis contactos para que atestiguaran a favor de Morello y los otros, de lo contrario hubieran sospechado de mí y a esas alturas del juego no podía darme ese gusto.

—Luego está Civella— Masculló Mapelli que parecía hastiado —. Cuando despertó contra todo pronóstico y...

— ¿Qué? —Ariel miró pálido a Mapelli.

El líder de los halcones río — ¡Oh! Es cierto tu nunca te enteraste de nada porque se lo ordené a Rosell.

— ¿Rosell? —Repitió Ariel— N—no, el doctor Rosell no lo haría él...— Su mirada se cruzó con la de Alessandro quien lucía igual de perplejo.

— Quise matarlo, pero Lupo insistió que lo mejor era mantenerlo con vida, no queríamos que nuestro dramático adolescente terminara suicidándose, así que Civella ha estado en el país de los sueños por largo tiempo gracias al Rosell, lo que me recuerda: Lupo tendrás que deshacerte de ambos, no tiene sentido seguir pagándole las absurdas cifras de dinero a ese imbécil.

—Será un placer...

Ariel estaba en shock. Su padre estaba vivo y no solo eso, él pudo haber estado a su lado todo ese tiempo.

—Después las cosas se fueron complicando no solo con su tórrido romance— Continuo Mapelli—. Morello empezó a sospechar, tuvimos que deshacernos de Claudio que había servido bien durante largo tiempo, más tiempo que Lupo. Hubo jugadas brillantes de nuestra parte esa y es así como Lupo tuvo que fingir interés en tu patética familia.

— La usaste— Susurró Ariel incrédulo —. Eres un monstro, mi madre te confiaba sus secretos, sus temores y ¡Tú maldito cínico eras capaz de estar a su lado a sabiendas de todo lo que pasaba!

—Créeme que yo no estaba más feliz que tu, enclenque. Tu madre es peor que las siete plagas de Egipto juntas...

—Así que ya ves, pequeño Ariel, siempre supe su secreto, me divertía tanto verlos desesperados porque no me enterase. Verlos reprimirse frente a mí se convirtió en uno de mis pasatiempos favoritos, pero Morello cada día atentaba más contra mis intereses, entonces fue cuando planee la emboscada de Silver Beach, para desgracia de Lupo, el que no fuera hasta allá sería algo demasiado obvio así que habíamos ideado un plan, con los contactos que tenía en la policía y el gobierno no sería ningún problema liberar a Lupo, pero ya vimos que a Morello le gusta darse los aires de héroe y arruinó otro intento más por acabar con él, pero salvó a mi espía por lo que te estoy eternamente agradecido. Esa batalla la ganó él y unas cuantas menos violentas que surgieron a continuación, pero no por ellas menos importantes, luego el chico Will, un dolor en el culo del cual otra de mis espías tuvo que deshacerse y que tu amiguito Ethan se encargó de deshacerse de ella, lo que me hace pensar que tienes una fijación por las personas que gustan sabotear mis planes, firedoll.

Ariel notó un chispazo de preocupación en los ojos de Lupo, duró tan solo unos segundos, pero fue suficiente como para hacerle ver a Ariel que incluso en una situación como esa Lupo temía por la vida de Ethan.

—Y ahora todas esas batallas nos han traído a esto, el gran final donde claramente sabemos quién es el ganador— Mapelli miró a Lupo y sonrió —. Puedes terminar con él de la forma que te plazca.

Lupo sacó su revólver — Pudiste vivir muchos años...

— Lo importante es no viví como un cobarde...

—Hablas mucho para ser alguien que está a punto de morir.

—No, no Lupo, no lo hagas— Suplicó Ariel.

—Vamos a hacerlo lento— dijo Lupo riéndose—. Por cada bala que esquives el enclenque recibirá una— El halcón iba enserio. Haló el gatillo. Dio de lleno en la pierna izquierda de Alessandro. Ariel gritó con todas sus fuerzas. Morello retrocedió a causa de la bala. Su pierna empezó a emanar sangre, parecía que fuera a desplomarse en cualquier segundo, pero su orgullo era lo único que parecía mantenerlo en pie.

— ¡Lupo, Lupo, no lo hagas, te lo suplico! Haré cualquier cosa—gritaba desesperado el pelirrojo intentando escapar.

— ¿Cuantas serás capaz de soportar, Morello?— Volvió a disparar esta vez a la pierna derecho, la bala pasó rozándolo haciéndolo sangrar copiosamente, pero no impactó de lleno.

— ¡NO! — Gritó desesperado— ¡Muévete, muévete Alessandro!— Suplicó intentando escapar, pero no podía pensar con claridad preso de la impotencia— ¡Maldita sea, tú puedes esquivarlas! ¡No te quedes allí parado!

— ¿Acaso te has movido?

—Eres tú el que ya no sabe apuntar—Susurró Alessandro con una sonrisa de medio lado. Su mirada se posó en Ariel y de allí no se movió. 

"No tengas miedo. Todo estará bien."

Era lo que aquellos ojos verdes decían, Ariel quiso decirle que lo perdonara; que nunca mereció todos esos sacrificios de parte de él que nunca quiso que las cosas terminaran así, pero antes que pudiera decir algo más Lupo apretó el gatillo.

—Mira que tienes mala suerte, Lupo, te has quedado sin balas...

Ariel notó a Alessandro al borde del acantilado incapaz de mover sus piernas.

—Tengo otra arma— Comentó despreocupado en el momento en que bajó la mirada y Mapelli se distrajo, Ariel lo notó en la mirada de Alessandro, esa fiereza y sed de sangre. Lo vio llevar con cuidado su única mano sana hasta el interior de su chaqueta sin quitarle el ojo a nadie. Ariel vio la empuñadura de los halcones salir de la chaqueta. Sus ojos se encontraron.

 

Logró desprenderse de Mapelli— ¡Hazlo!—Gritó en el momento en que el sonido del cañón de la pistola sonó. Ariel sintió la daga pasar hiriendo su mejilla, pero lo único que fue capaz de ver fue como la bala impactaba a directo en el pecho de Alessandro. La tierra del borde cedió ante el peso del halcón y parte de ésta se desprendió, provocando que Alessandro cayera  por el acantilado.

El mundo enmudeció, Ariel solo podía escuchar el sonido de su respiración agitada, su palpitar desbocado. Lo último que Ariel  vio  fue al halcón llevar su mano al pecho, pero sus ojos siempre estuvieron enfocados en Ariel, hasta el último segundo. Donde hacia unos segundos había estado el cuerpo de Alessandro ahora no había nada. Absolutamente nada.

—No...—El mundo pareció detenerse—Alessandro...—Sus lagrimas le impedían ver— ¡NOOOOO!— Corrió hasta el borde, pero uno de los guardaespaldas de Mapelli lo interceptó antes que llegara al borde tiro con fuerza lejos de allí. Ariel se puso de pie y volvió a correr; esta vez el guardaespaldas tuvo que sujetarle con fuerza— ¡Nooo! ¡Alessandro! ¡Alessandro!

— ¡Llévenlo al auto!— Ordenó furioso Mapelli quien sangraba copiosamente de un costado. La daga de los halcones de Alessandro yacía en el suelo cubierta de sangre. Caminó hasta Ariel— Esta vez no va a haber nadie que pueda salvarte de tu destino.

Ariel luchó con todas sus fuerzas por liberarse, pero era cegado por el dolor, la impotencia, gritaba el nombre de Alessandro en vano, sentía que iba a morir en ese mismo instante cuando sintió un golpe en su cabeza y todo se volvió negro.

***

Dante caminaba de un lado a otro intentando tranquilizarse, si Lyosha se enteraban que no tenían idea donde estaba Lamire entonces iba a matarlos a ambos— Lo siento, creo que sólo vine a causar más problemas— Dijo Kevin por primera vez sintiéndose incómodo estando cerca de Dante—.Quizás no es nada, por el contrario tú no pareces estar bien, ¿estás seguro que no quieres que te examine?

Dante ignoró la molestia, pero la verdad sentía su cuerpo adolorido, pero no había tiempo para quejarse por un detalle menor—Algo no está bien—Susurró—. Tengo que llamar a Alessandro— Dijo tomando su móvil. Marcó el primer número, pero no contestó—. Vamos, contesta— Se dijo así mismo mientras volvía a marcar el número— ¿Estás seguro que no notaste nada raro los últimos días? — Preguntó dirigiéndose a Kevin sin dejar de intentar localizar a Alessandro.

—No, no, nada pareció extraño—Le aseguró el español mientras se masajeaba las sienes intentando que eso le ayudase—. Aguarda, recibió una carta…

Dante le miró extrañado— ¿Una carta? Es imposible, nadie debía comunicarse con él. En realidad nadie aparte de nosotros sabía que él estaba en Barcelona— Maldijo por lo bajo y marcó al otro móvil de Alessandro, pero este lo envió directo al buzón de voz.

—La enviaba su amigo, el que fue con ustedes al hospital, el tal Lupo…

Lupo. Fue cuando recordó las palabras de Lamire. La extrañeza de Lyosha al no haber recibido ninguna razón de parte de Lupo. Los temores de Alessandro que hubiera un espía. ¿Y si no había sido Claudio? ¿Y si había sido Lupo quién todo este tiempo le había pasado información?

— ¿Dante?

Si era verdad lo que estaba pensando entonces Alessandro estaba en problemas, en tantos que no sería capaz de lidiar con él— Tenemos que irnos— Fue todo lo que dijo mientras tomaba las llaves del Bentley.

Salieron de la mansión Di Ferrer— Prueba todos los números de los contactos que digan Alessandro y Ariel— Le dijo a Kevin mientras le pasaba el celular— Comunícamelos  cuando alguien te responda— El español asintió, no sabiendo que estaba pasando. Llegaron hasta el apartamento de Morello—. Quédate aquí, si no bajo en cinco entonces lárgate.

—Dante, aguarda, no entiendo nada de lo que…

Subió al apartamento de su amigo, pero no estaba allí, parecía que hace días no llegaba allí. El rubio empezó a sudar frío. ¿Y si era verdad lo que estaba imaginado? Pues no encontraba mayor lógica a la reticencia de Lupo de hacerles saber que Lamire estaba bien, no había nada comprometedor en esa información a no ser que no quisiera que supiera que había ido a verlo. ¿Y si sólo se estaba asegurando que estuviera con vida? ¿Para qué? Volvió a subir al Bentley.

—Una mujer contestó, dice que Ariel debería de estar trabajando en tu restaurante.

Aquello no sonó nada bien— Está con Mapelli— Concluyó para sí. Volvió a poner el auto en marcha—. No dejes de llamar al celular de Alessandro y el de Ariel— No podía darse el lujo de llamar a Lupo. No ahora. Su siguiente parada fue la guarida de los halcones— Quince minutos, si ves a alguien sospechoso escóndete o toma el Bentley y vete…

Esta vez Kevin no dijo nada porque sabía que de nada le valdría gastar saliva. Dante corrió hasta la cabaña, al entrar allí no supo que pensar al ver el caos que había. Tomó un cuchillo de la cocina intentando no pensar que haría si alguien intentaba atacarlo en esos momentos. Luego de unos minutos comprobó que estaba solo, entonces se percató que la caja estaba abierta. Se inclinó y notó mechones de cabello rojizos entre las fotos. Dante tragó hondo: Ariel lo sabía. ¿Hace cuánto? ¿Sería que por eso Alessandro no contestaba?

Algo en su interior le decía que esa no era razón suficiente para no atender el teléfono. Volvió hasta el Bentley— Dante, esto es inútil. El numero del chico este: Ariel, antes al menos daba tono ahora está apagado o fuera del área de servicio. El de Alessandro sigue dando tono, pero no responde.

Si Ariel tuvo tiempo para apagar el teléfono ¿Por qué Morello no? Si estuvieran hablando sobre Misha lo más normal sería que no quisiera interrupciones, pero Alessandro siempre apagaba sólo el que usaba para los halcones, nunca su número privado.

Llévate a Lyosha, Mapelli no va a dudar en asesinarlo. Ve a Barcelona y también llévate a Lamire no me importa a donde, pero tienen que desaparecer si algo llegase a salir mal.

Dante apretó el timón con fuerza. Algo había salido mal. Tragó hondo. Algo salió muy mal. Lupo sabía todo el plan de Alessandro, fue lo único que logró captar de toda la conversación. Lupo sabía el plan y si él era el espía…

— ¿Dante?

Lamire había desaparecido justo antes de recibir una carta de Lupo. Porque él solamente desapareció ¿verdad?

—Dante me estás asustando...

Alessandro le había enseñado durante todo estos años que si un mal presentimiento no se iba y que si entre más pensabas, más lógica tenía todo entonces debería ser cierto y que era mejor seguir ese presentimiento y luego quedar como un estúpido a no seguirlo y terminar muerto.

Dante le arrebató el móvil a Kevin— Necesito un favor, necesito la última llamada del número que voy a darte— Pidió a su contacto—. Te llamo luego.

Dante volvió a pasarle el celular a Kevin y  aceleró, tenía que encontrar a Lyosha— Llama a Nicolás— Fue todo lo que dijo. Su ansiedad empezó a crecer, no quería pensar en nada, pero si era verdad que Lupo era el espía, que Ariel tuviera su móvil apagado y que Alessandro no contestara le hacía temer lo peor.

—No contesta…

—Maldición— Susurró viendo como el velocímetro seguía subiendo. Llegaron al PS.

— ¿Qué mierdas es el Placer Salvaje? — Preguntó confundido— ¿Me has traído a un antro de mala muerte?

—No, tú te quedas. Voy a buscar a Lyosha— Le indicó. Rodeó el edificio, pero ninguna de las puertas parecía abierta. Tragó hondo. No era bueno arriesgarse a forzar una cerradura, Alessandro le había dicho mil veces que sólo un imbécil intentaría entrar allí por la fueza. Golpeó todas las puertas, pero nadie respondió. Volvió a subirse al Bentley sintiéndose más ansioso.

— Nada. No contesta ¿Vas a decirme qué está pasando?

Dante no respondió. No aún. Volvió a tomar su móvil y volvió a marcar a su contacto— ¿Lograste averiguar algo?

—Según el registro la última llamada duró menos de un minuto y el dueño del otro número es un tal Ariel Miderhive ¿Te sirve de algo?

—Sí, lamento tantas molestias.

—Hay un detalle más aquí— Comentó—. El dueño del móvil intentó llamarte, pero cortó antes que la llamada pudiera ser enlazada.

Dante palideció— ¿Hace cuánto fue eso?

—Un poco más de cuarenta y cinco minutos.

—Gracias, te debo una grande— Dijo intentando no sonar desesperado. Colgó. Alessandro había intentando comunicarse con él. Su amigo pocas veces dejaba sus acciones inconclusas, a no ser que fuerzas mayores se lo impidieras, pero incluso entonces pocas veces dejaba de hacerlas. ¿Había intentado advertirle que algo había salido mal?

— ¡Ok! Ya me harté— La voz de Kevin lo hizo sobresaltarse— ¡No me dices nada, te has pasado última hora y media dándome órdenes! No entiendo nada y porqué tienes esa cara que alguien se te acaba de morir y no me dices nada. ¡Estoy harto! Si no me dices qué sucede en este mismo instante voy a regresar a Barcelona de donde nunca debí haber salido.

Dante sintió su boca seca, intentó tragar, pero fue en vano— No puedes regresar a Barcelona— Lupo sabía quién era Kevin, conocía su nombre, su rostro. Cuando notara que ni él ni Lyosha estaban no tardaría mucho en caer en la cuenta que había sido Kevin quién les había advertido—. El tipo que conociste en Barcelona, Morello o Alessandro, a estas alturas puede que esté muerto— Las palabras quedaron suspendidas en el aire creándole una atmósfera de profunda desolación—. Lamire, no sé que habrá pasado con él, pero puede que también esté muerto. Lupo puede que los haya matado a todos y si no encontramos a Lyosha a tiempo entonces va a asesinarlo a él también— Su voz sonaba inquietantemente tranquila, pero dentro de él, todo era un caos.

—No lo entiendo, el tipo, el tal Lupo parecía un tipo de fiar, amargado pero de fiar ¿en qué demonios está metido Nicolás? ¿En qué estás metido tú?

—Te lo cuento todo si salimos vivos de esta— Fue lo único que dijo antes de partir rumbo al apartamento del español.

 

***

 

Dolía, su cuerpo dolía y luego sintió un dolor lacerante, abrió los ojos y supo que nunca debió haberlo hecho. Unos ojos grises se paseaban por su cuerpo desnudo. Antes que pudiera entender lo peligrosa de su situación, ahogó un gemido de dolor al sentir a Mapelli profanar su cuerpo— Finalmente eres todo mí, firedoll.

 

 El inconsciente de Ariel le suplicaba moverse, pero su cuerpo no respondía, quería gritar, pero lo único que hacía era temblar, llorar y de pronto pareció que su alma veía todo de afuera. Mapelli estaba encima y él no hacía nada. Una parte de él gritaba que hiciera algo, que luchara, que pataleara, pero que reaccionara en ese momento, pero la otra se repetía "Está muerto". Su padre debía estar muerto para esos momentos. Lupo los había matado, a todos los que alguna vez amó. Marcus era Misha. Alessandro era su tío. Sus dos tíos estaban muertos. Mapelli estaba violándolo. Tembló al sentir como salía de él y lo ponía boca abajo, Ariel sólo logró emitir un triste gemido de dolor al sentir como la mano de Mapelli se iba a su cabeza y la presionaba dolorosamente contra la almohada y lo obligaba a levantar las caderas.  

Ariel no podía reaccionar, pero sentía el dolor lacerante, cada embestida; sin embargo, estaba tan abrumado por el dolor: físico, emocional que no sabía qué hacer con él. Su cuerpo no iba a soportarlo todo. La almohada estaba empapada con sus lágrimas— ¿Qué se siente haberlo perdido todo? —Le susurró Mapelli al oído. Empezó a temblar con más fuerzas, sentía que su corazón iba a explotar, la parte que le había insistido que hiciera algo ahora sólo le suplicaba que perdiera el conocimiento para no tener que seguir soportando ese dolor— Eres mío, Ariel Miderhive. Recuérdalo siempre. Tú naciste sólo para complacerme. Nunca tuviste una oportunidad de escoger algo diferente— Ariel agradeció el momento en que su cuerpo no soportó más y todo empezó a hacerse borroso hasta que dejó que el vacío lo envolviese, al menos allí se sentía a salvo.

***

Lyosha miró sus manos vacías y suspiró. Debió haber comprado algo antes de haberse animado de ir allí, aunque luego desechó la idea. No serviría de nada. Abrió la puerta. Civella seguía sin despertar. Lyosha entendía porque Ariel prefería creer que dormía, era menos doloroso y Aarón ayudaba mucho a visualizárselo de esa forma.

—Hola Civellita, perdona que no venga mucho a verte, pero hoy las cosas han estado tranquilas y decidí darme una vuelta por aquí— Exclamó el español animado—. ¿Y tú como has estado? — El español frunció el ceño luego de un largo silencio—. No hay mucho que comentar ¿verdad?

El español suspiró. Si para él era duro ver a su compañero de trabajo en ese estado no quería imaginar cómo sería para Ariel ver a su padre en esa condición. Su móvil empezó a vibrar con insistencia. Lyosha no recordaba haberlo puesto en vibración. Al sacarlo notó veintiocho llamadas pérdidas de Dante— ¿Hola?

—Nico, ¡Al fin contestas!

— ¿Kevin? — Preguntó extrañado— ¿Qué haces con el celular de Dante? ¿Dónde estás?

Escuchó un pequeño forcejeo— Lyosha ¿Dónde demonios estás?

—Visitando a Civella ¿Por qué?

—No te muevas de allí. Vamos por ti enseguida.

—Dante ¿qué pasa por qué estás tan preocupado?

—Llegaremos por ti en diez minutos, Lyosha, no hables con nadie mucho menos con Lupo.

El español colgó sin entender ni una palabra de lo que habían hablado. La puerta se abrió de repente haciéndolo sobresaltar. Era el doctor Rosell— Hola, no sabía que mi paciente tenía visitas.

— ¿Ha terminado la hora?

—No, no. Sólo quería venir a ver echarle un vistazo, pero puedo regresar más tarde.

—No, no, es su trabajo. Adelante— Dijo haciéndose a un lado. Lyosha miró por la ventana esperando ver el Bentley cuando aún estuviera a unas calles de allí. Quizás lo mejor sería esperar afuera, se dio la vuelta y notó como le suministraban un líquido a través de la sonda—. Tengo que irme— Dijo mientras se inclinaba para tomar su chaqueta. Miró de reojo el botecito y leyó la inscripción. Lyosha detuvo en seco sus acciones— ¿Siempre le suministran eso a Aarón?

—Oh, sí, sin el suero probablemente hubiera muerto hace mucho.

La expresión de Lyosha se ensombreció— O hubiese despertado hace mucho—El doctor Rosell le miró sorprendido justo en el momento en que el español se abalanzó contra él. En un hábil movimiento logró noquearlo. Quitó la aguja de la vena de Aarón. Tragó hondo. Civella debió haber despertado en algún momento —Civella, Civellita, reacciona— Exclamó nervioso mientras le daba unas palmaditas en el rostro—. Civella tenemos que largarnos de aquí— No sabía que estaba pasando, pero si tenían dormido a Aarón seguramente no había nada bueno detrás de todo esto.

Miró la habitación buscando una silla de ruedas o una camilla que le facilitara sacarlo de allí, su mirada recorrió con rapidez la habitación que solo vio una mancha negra en la puerta, al regresar su vista vio como Lupo terminaba de cerrar la puerta.

— ¿Qué haces Lyosha?

El español le miró preocupado— Civella está bien— Dijo sin saber cómo empezar—. Su coma no era real, estaba en un coma inducido…

—Oh, ¿de veras?

—Sí, tienes que ayudarme a sacarlo de aquí. No sé qué pasa con este hospital o porque le hicieron a esto a Civella— Dijo sin mirar a Lupo mientras desconectaba a Aarón de todas las máquinas.

—Yo se lo ordené a Rosell.

Lyosha se quedó con la mano suspendida en el aire sin retirar el último cable. Giró su rostro hasta el halcón quién lo apuntaba con su revólver— ¿Lu-lupo?

—Me preguntaba cuanto tardarías en darte cuenta, Lyosha— Dijo sin quitarle la vista de encima, vio como intentaba moverse— Ah, ah, cuidado con moverte, puede que en lugar de darte a ti, la bala la reciba Civella.

—Dime que es una broma…

— ¿Alguna vez me has visto bromear mientras sostengo un arma, Lyosha?

—En realidad nunca te he visto bromear sobre nada— Exclamó el halcón. Su móvil empezó a sonar y fue cuando se puso nervioso. Dante le había advertido, pero hasta ahora entendía porque no debía hablar con Lupo.

— ¿No atiendes?

—No, no debe ser nada importante…

Lupo sonrió de lado— Cierto, ¿sabes, Lyosha? Pretendía dejarte con vida…

—Te vendiste a Mapelli ¿verdad?

— ¿Yo? ¿Venderme? — Preguntó divertido— ¿Con quién crees que hablas? Yo nunca me rebajo ante nadie, lo nuestro es más una alianza.

—Nos traicionaste…

Lupo puso una expresión de fastidio— Eres la segunda persona que me lo dice este día como si alguno de sus reproches pudiera hacerme sentir culpable.

— ¿Qué has hecho, Lupo?

—Estás a punto de averiguarlo.

Para sorpresa del español bajó su arma y luego solo sintió una leve molestia en su cuello antes de desplomarse. Lupo miró con indiferencia el cuerpo de Lyosha tendido en el suelo. El doctor Rosell sostenía una jeringuilla en alto y aún se sobaba su cabeza— Genial, nos ha descubierto ¿Y ahora?

—Lo matamos— Contestó con naturalidad—. A ambos— Dijo mirando a Aarón.

— ¿Quieres que me encargue de este? — Preguntó Rosell señalando a Civella.

—No, a ambos voy a disfrutar asesinándolos— Dijo mientras se inclinaba para recoger a Lyosha—. Encárgate de las cámaras de seguridad. ¿Cuánto tiempo hará efecto el sedante?

—Unos veinte minutos.

—Ten listo a este para más noche. Vendré por él— Le ordenó Lupo.

***

Dante bajó del Bentley seguido de Kevin— Te dije que esperaras en el auto…

—Sí, y dejarte a manos de un psicópata. Primero muerto, Dante.

El rubio no quería decirle que este no era el momento para utilizar ese tipo de frases, a este paso probablemente antes del amanecer todos estuvieran muertos. Cruzaron el estacionamiento— Lyosha sigue sin contestar— Dijo Kevin quién parecía haber tomado muy enserio su labor.

—Algo no está bien, le dije diez minutos…

Se disponía a entrar por el vestíbulo principal cuando Kevin lo estrelló contra una pared y fue tapado por la boca. Dante miraba aquellos ojos oscuros indicándole que guardara silencio— El tipo, Lupo— Susurró.

Un escalofrío le recorrió cuando lo vio salir por la entrada principal. Apenas se alejó Kevin dejó de taparle— ¿A dónde va?

—Aguarda aquí…

—No, no voy a dejar que vayas tú solo—Le aseguró Dante antes que pudieran dar un paso el Audi pasó frente a ellos, pero Lupo no los vio.

—No lo pierdas— Dijo Kevin que empezó a correr detrás del auto, pero al girar se detuvo de golpe haciendo que Dante chocara contra él.

Lupo bajó del Audi frente a una de las puertas de emergencia del hospital y abrió el baúl del auto. El lugar estaba casi a oscuras. Dante y Kevin apenas y lograron ocultarse antes que la puerta de emergencia se abriera. Kevin sintió a Dante tensarse a su lado, tuvo que tomarlo de la muñeca para evitar que saliera de su escondite.

—Lyosha…—Susurró Dante incrédulo—. No, Lyosha no puede…

Kevin no pudo apartar la mirada del cuerpo inerte que tiraban en el maletero del Audi— Está muerto…

Lupo volvió a subir al auto y arrancó. Dante se apoyó contra la pared y se deslizó lentamente por ella hasta quedar sentado. Se llevó las manos a su cabeza incapaz de procesar todo. No se había equivocado. Lupo, todo este tiempo fue él. Alessandro estaba muerto. Lyosha estaba muerto. Lamire posiblemente también estuviera muerto. Los ojos empezaron a escocerle a causa de las lágrimas. Le había fallado a Alessandro. No pudo protegerlos a todos.

—Dante— No respondió—. Dante, mírame por favor…

El rubio levantó la mirada— Están muertos. Todos.

—No todos. Aún estás con vida. Tenemos que irnos de aquí. Ese tipo claramente es un psicópata— Kevin no dejaba de abrir y cerrar sus puños para intentar controlar el nerviosismo—. No va a tardar en ver todas las llamadas perdidas y va a sospechar de ti. Tenemos que largarnos ya mismo.

—Todos están muertos.

Kevin le miró al borde de una crisis nerviosas— Si no nos vamos en este mismo instante a donde sea entonces nosotros también estaremos muertos. Hay que irnos ya mismo. No voy a dejarte aquí para que te maten.

—Pero…

Kevin le miró con determinación— Dije que no me iré sin ti…

***

Ariel abrió sus ojos con lentitud. Estaba oscuro. A lo lejos, una mortecina luz de la calle era lo único que le permitía ver dónde estaba. Se incorporó lentamente y un dolor agudo atravesó su cuerpo. Cerró sus ojos con fuerza y se hizo un ovillo intentando de alguna manera aliviar el dolor que lo había recorrido. Ariel tembló. Hacía frío, pero la idea de moverse para arroparse y sentir otra vez ese dolor atravesarle todo el cuerpo le hacía desistir.

Intentó mover sus piernas y fue cuando escuchó un tintineo. Alzó la mirada confundido entonces vio una esposa en su tobillo derecho. El pánico empezó a apoderarse de él. Se sentó de golpe quedando entumecido por el dolor unos segundos. Intentó quitárselo, pero sólo logró hacer que su tobillo empezara a sangrar. Miró asustado las marcas que había en su cuerpo, la sangre en las sábanas.

Ariel lo golpeó con fuerza las esposas. Intentó hacer pasar su pie a través del estrecho agujero en vano. Intentó arrancar la esposa que estaba encadenada a la cama sin mayor éxito. Empezó a respirar agitadamente. En la habitación no había nada más que la cama. Estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa cuando la puerta se abrió, dejando que la luz del pasillo entrara. La luz hirió los ojos del pelirrojo. Intentó protegerse  con su mano, pero en ese momento la luz de la habitación se encendió, cegándolo por completo.

Sus ojos tardaron en acostumbrarse, para cuando lo hicieron una mano asía firmemente su barbilla— Te dije que ibas a terminar siendo la puta de Mapelli— Susurró divertido—. Duele ¿verdad? Que te arrebaten de golpe todo lo que alguna vez amaste.

Las pupilas verdes de Ariel chispearon llenas de odio— Esto no se va a quedar así— Susurró con una voz que ni él se reconocía.

— ¿Vas a matarme? — Preguntó divertido.

Ariel rechinó sus dientes con fuerza— No sé cómo, pero voy a hacer que pagues, Lupo— dijo sintiendo un odio que parecía que lo quemaba por dentro—. Cuando menos te lo esperes te juro que voy a hacerte pagar por cada lágrima…

Lupo le miró despectivamente— Unas palabras demasiado osadas para alguien que está desnudo y encadenado en una cama esperando a que su amo venga a gozar de su cuerpo en cualquier momento.

Ariel intentó abalanzarse contra él, pero la esposa laceró su tobillo aún más— ¡Voy a matarte! ¡Te juro apenas tenga la oportunidad voy a matarte! — Gritó lleno de rabia.

—Te tengo una noticia: No me importa morir. Si crees que con matarme vas a perjudicarme entonces eres más estúpido de lo que creía.

Ariel temblaba de rabia— Entonces voy a dejarte que vivas— Dijo sin pensarlo mucho—. Y cuando tengas a alguien que realmente te importe voy a arrebatártelo de la misma manera que me has quitado todo.

—Entonces morirás esperando…

Ariel apretó con fuerza las sábanas cuando vio que Lupo se disponía a salir— Te importa Ethan— Pronunció sin pensarlo. El halcón se detuvo antes de llegar a la puerta— Te importa demasiado. No quieres que sea igual a Mapelli, pero es demasiado tarde. Sabes bien que nadie puede ayudarlo.

—Ethan no…

—Ethan mató a Samuel, mató a Hayley— Le dijo con voz sombría—. Él mismo fue a la entrada de mi casa y me dijo que la había asesinado por mí— Vio como Lupo se tensaba—. ¡Oh! Aguarda. No necesito vengarme de ti— Dijo Ariel sonriendo lleno de amargura—. Ya lo hice.

— ¿Qué hiciste? — Exigió saber, Ariel sólo río. Lupo se abalanzó contra él— ¡¿Qué le hiciste?! — Gritó soltando un golpe al rostro del pelirrojo.

—Sabe que eres su tío— Le dijo con tranquilidad—. Ethan sabe la verdad y conociéndolo como lo conozco nunca va a perdonarte por haber callado— Los siguientes golpes fueron como un reconforte para el pelirrojo, no sabía porque, pero el hacer  enfadar a Lupo, el ver esos ojos llenos de odio hacia su persona lo hacían sentir bien.

Deseó que durara más, pero Lupo se separó de él con su puño lleno de sangre. Su sangre. Ariel se llevó una mano a su rostro y notó como éste sangraba— ¿Te vas tan pronto? — Preguntó divertido— ¿No que ya te había quitado todo lo que alguna vez querías, Lupito? — Lo vio palidecer— ¿Así te llamaba mi tío? ¿Lupito? Es una pena que no tengas ni un miserable recuerdo de haber estado con él. Al menos yo tengo docenas de recuerdos felices junto a Alessandro para poder vivir los años que sean, pero tú no tienes nada.

—Vas a morir…

Ariel río— Yo ya estoy muerto, Lupo, me mataste en aquel risco junto con Alessandro— le dijo lleno de odio—. ¿Pero sabes qué? Te arrastré a este infierno conmigo y te guste o no ninguno de los dos va a poder escapar de aquí…

—No tengo tiempo para perder contigo…

—El infierno no es donde hay fuego, Lupo, el infierno es donde están las otras personas. Sin saberlo ambos fuimos destinados a ser el infierno del otro y no dudes que voy a seguir destruyendo todo aquello que ames…

***

La Hummer negra se detuvo frente a él. Ethan alzó la mirada. Carlo Magno se erizó— Tranquilo— Susurró tomándolo en sus brazos. La puerta se abrió. Mapelli descendió del automóvil a sus anchas—. ¿Qué es todo esto? — Preguntó mientras veía dos valijas y al gato en brazos de Ethan.

—Has ganado.

Mapelli alzó la ceja— ¿No te quedan amigos?

Pensó en Lupo, en cómo se había preocupado por él, pero el que hubiese callado una verdad tan importante había hecho que dejara de confiar en él—No puedes confiar en nadie más que en ti mismo— Lo cortó Ethan—. Quiero que te quede claro que si estoy aquí no es porque confío en ti.

—Nunca esperé tu confianza.

Ethan asintió— La otra noche dijiste que te debía una. Querías mostrarme una noche lo que era ser un halcón.

— ¿Has considerado mi oferta?

—Porque no la haces permanente.

— ¿No escaparás más de tu destino?

—No…

Ahora sabía que en este mundo la gente nunca iba a agradecerte los sacrificios que hicieras por ellos. Nunca iban a valorar tus sentimientos como merecías, que los que más amas son los primeros en traicionarte, en mentirte.

Ya había intentado demasiado tiempo ser alguien bueno y sólo había logrado salir lastimado. Si no podía ser alguien de bien entonces sería un halcón, pero no cualquiera, sino el más grande de todos. Mapelli no dejaba de decirle que ese era su destino, entonces que se lo demostrara. No volvería a dejar que nadie lo lastimara, esta vez sería él quien lastimaría a otros.

— ¿Debo entender que el gato es necesario?

—Él viene conmigo— Le espetó dejándole claro que no iba a dar lugar a réplicas.

Mapelli se encogió de hombros— Mis hombres se encargaran de tus maletas— Le indicó mientras le hacía una seña que entrara a la camioneta. Ethan dudó un segundo. Sólo uno—. ¿No me digas que tienes miedo?

Ethan frunció el ceño— Nunca más…

Mapelli entró justo después. El azabache miraba a través de la ventana acariciando el lomo del peludo animal. Mapelli desvió la mirada a su propia ventana, y una pequeña sonrisa victoriosa se formó en sus labios, había jugado bien sus piezas, había aguardado el momento preciso. Se había valido de las debilidades de los otros y aprovechado esas desventajas para conseguir poner en marcha su plan. Una vez tuvo a todos reunidos en el momento preciso  sólo le bastó un pequeño empujón, sólo uno, y todos hicieron su parte. La vida era un juego dónde las reglas eran fáciles: Si te enamoras pierdes. Confía en alguien y prepárate para ser traicionado.

Él las conocía muy bien y por eso: Él había ganado.

Notas finales:

Ok. Seguro se preguntarán: ¿Te has vuelto loca? No, no realmente. Es un final que estaba establecido tiempo atrás. Eso nos lleva a preguntarnos: ¿Es el final definitivo?

Es una pregunta bastante compleja. No es que quiera pasarme de lista, en realidad en mi mente hay toda una tercera temporada lista para escribirse. ¿El problema? Si debemos llamarlo así sería que llevo año y medio con la historia y 100 capítulos y dos especiales. No es que me esté quejando de ellos porque sería imposible y menos con el apoyo que he recibido de su parte. Es solo que todo esto supongo que me ha dejado psicológicamente agotada. Este último capítulo no fue fácil. Tenía 3 semanas escribiéndolo y lo he terminado el día sábado y hasta ahora me he animado a postearlo por lo complejo que era.

Así que no sé, creo que me daré un pequeño break para aclarar todas mis ideas sobre el rumbo de la historia y por supuesto que sus opiniones son importantes acá. 

También hay tantas historias, menos dramáticas que estás por suerte, que esperan ansiosas su turno para ser escritas y no quisiera encasillarme sólo con el universo infierno de ángeles.

No espero que todos queden complacidos sobre las decisiones tomadas, pero aún así espero que este final no manche el resto de la historia.  Saben bien que sus impresiones son bienvenidas. Quizás me es un poco más fácil responderla en review, pero en cualquier caso estaré disponible en twitter y facebook, solo pido nuevamente poner algún aviso que es spoiler o algo para no arruinarles el final para aquellos que están leyendo.

No duden que nos volveremos a leer y espero que pueda contar nuevamente con su apoyo y la 3° temporada por el momento queda pausada. Estaré avisando por las redes, pero es muy probable que exista una porque sé que hay muchas cosas por descubrir y otros pequeños detalles que aclararse. 

Gracias de nuevo por todo! Jamás pensé siquiera tener más de 100 reviews con IDA y henos aquí con 1,025 reviews que valen oro.

Ft. Julie!


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