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El décimo círculo por PokeGirl Uchiha

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Notas del capitulo:

Bueno he aquí el siguiente cap que creo que varios esperaban :B lamento que las respuestas a sus reviews hayan sido para la mayoría cortas, pero no podía darles muchos spoilers :B

Este cap va para Day93 que cree que Ethan es la reencarnación de Chuck Norris xD 

Miraba concentrado sus piezas. Analizaba el próximo movimiento de Lamire. Sonrió para sus adentros al notar como movía la pieza que quería. Tomó el alfil e hizo jaque al rey. Quizás era de las pocas cosas que tenía en común con el asiático: La pasión por el ajedrez. Y además le gustaba ese juego porque era silencioso. Requería de mucho análisis. Todo estaba en absoluto silencio, por sorprendente que pareciera, y más lo era por el hecho que Lyosha también estaba en la misma habitación, pero estaba haciendo sus ejercicios de meditación, aquello no le molestaría si no fuera porque el enclenque pelirrojo estaba allí también.

No estaba del todo seguro que había pasado, pero a leguas se notaba que tenía que ver con Morello. Había con los ojos llenos de lágrimas. Obviamente Lyosha le preguntó qué sucedía porque le tenía simpatía al chico. Él no. Al final terminaron entrenando toda la tarde. ¿Es que nunca iba a aprender la lección? Lamire movió otra pieza. Movió al rey escudándose detrás del caballo. Lupo volvió a mover su alfil despachando al caballo. Lo que no esperó fue que Lamire también le pusiera en jaque. Frunció el ceño ¿cómo no vio venir eso?

La puerta del lugar se abrió de golpe. La figura de Morello apareció preocupada, antes que dijera algo e interrumpiera su juego, señaló al tatami donde se encontraba el pelirrojo. Morello se abstuvo de hablar al notar como Ariel estaba bien.

Odiaba que algún sonido lo desconcentrase. Para su desgracia su móvil empezó a sonar con una fuerza casi ofensiva. Gruñó. Sin fijarse mucho puso el celular en manos libres— ¿Quién habla?

— ¿Lupo? ¿Eres tú?

Sintió la mirada de Morello en su nuca al escuchar la voz de Dante—Sí, soy yo, ¿qué pasa?

—Lupo, es Ethan…

La voz de Dante se quebró y Lupo dejó todo lo que estaba haciendo. Sintió la mirada de todos los de la sala en su persona— ¿Qué pasó? ¿Está bien? — Solo escuchaba el sonido de unas sirenas al fondo— ¡Dante! ¡¿Qué le pasó a Ethan?!

—Está herido…

Lupo se quedó sin palabras. No, ese niñato le debía estar tomando el pelo, lo había dejado hacía unas horas y estaba sano y salvo— ¡¿Dante?! ¿Dónde estás? ¿Qué pasó con Ethan? — Ariel al ver que Lupo no decía nada se abalanzó hacia donde estaba el móvil.

— ¿Ariel? Estamos en el hospital donde tienen a tu padre…

— ¿Pero Ethan? ¿Cómo está Ethan?

—Lo están operando en estos momentos…

Lupo reaccionó. Tomó su móvil y las llaves de su auto—Voy para allá— Bajó las escaleras a toda velocidad. Claudio solo le miró extrañado—. Si alguien viene a buscarme o llama diles que no estoy disponible hasta nuevo aviso.

Llegó al Audi y antes que terminara de entrar vio como la puerta del copiloto se abría y Ariel entraba en él— ¿Qué crees haces?

—Lupo por favor. Necesito saber que Ethan esté bien. Llévame…

Si hubieran sido en otras circunstancias lo hubiera mandado a la mierda, pero en esos momentos solo tenía cabeza para Ethan—Sujétate— Aceleró haciendo que los neumáticos quedasen gravados en el pavimento. Vio por el retrovisor que Lamire, Lyosha y Morello salían también rumbo a la Hummer. Ignoró ese detalle. Tenía que darse prisa. Los autos parecían manchas a la velocidad que iba. No supo cuantos altos se saltó, ni cuantos accidentes provocó en ese pequeño lapso de tiempo. Apenas habían pasado cinco minutos desde que recibió la llamada de Dante, en general para llegar hasta el hospital te tardabas veinte y con el tráfico de un sábado incluso podrías tardar media hora, pero para cuando se estacionó en el parqueo apenas habían pasado ocho minutos.

Entró a urgencias, antes de dirigirse a la recepción vio un rostro familiar— ¡Usted! — Lupo apenas vio a Samuel Shiheflit perdió el control. Todos en el vestíbulo voltearon a ver al halcón— ¡¿Dónde está Ethan?!

Dante apareció entre la multitud al escuchar los gritos amenazantes de Lupo— ¡Cálmate! Lo están operando— Se apresuró a interponerse entre ellos. Ariel hizo lo mismo a su vez.

— ¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Me llamas me dices que Ethan está herido! ¡Me encuentro con este vejestorio de mierda y lo único que puedo asegurar es que lo que le pasó es culpa suya! — Dante se apresuró a detener a Lupo.

— ¡Lupo cálmate!

— ¡Y una mierda con calmarse! — Gritó zafándose de Dante y Ariel— ¡Voy a matarlo! — Samuel retrocedió hasta quedar contra la pared. Iba a matarlo, iba a hacer lo pagar. Antes que pudiera llegar a él sintió unos brazos rodearle.

— ¡Basta, Lupo! —Era el agarre de Lyosha. ¿Cómo habían llegado tan rápido? Empezó a forcejar contra el español. Solo atinó a darle un golpe en la nariz con el codo que obligó que lo soltase. Se abalanzó contra Samuel pero no esperó ver a Morello allí. Solo alcanzó a ver como el puño de este se iba a la boca de su estómago. Lupo sintió como el aire le faltó de repente y los brazos de Morello evitaron que se desplomara.

—No vayas a empezar un show aquí— Le dijo amenazante. Todos los de seguridad los rodeaban—. Te calmas en este instante. Dejas a ese hombre en paz y vas a esperar con paciencia a que los doctores nos digan cómo está el chico— Lo empujó haciéndolo que cayera en uno de los asientos de espera—. Bien, así me gusta, verte sentado y obedeciéndome—Los guardias, las enfermeras y los que se encontraban en el vestíbulo en esos momentos, todos le miraban asustado. Quizás nadie esperaba que alguien de su edad le pegara a alguien mayor—. Lamento eso. Yo me encargo de controlarlo— Se dirigió a una de las recepcionistas—. ¿Podría darnos información del paciente Ethan Lenz, señorita? Así evita que este hombre destroce su hospital.

La mujer asintió entre nerviosa al notar que Alessandro se dirigía a ella. Se apresuró a buscar la información— Está en sala de operaciones en estos momentos. En la tercera planta.  A mano izquierda está donde pueden esperar. Ingresó con dos heridas de bala y un traumatismo craneal. Es todo lo que sabemos por el momento— Alessandro sonrió a manera de agradecimiento, haciendo que la mujer se sonrojase.

— ¿Ahora quieres ir a esperar a donde la señorita nos dijo o prefieres que te deje encerrado en el Audi por el resto de la noche? — Lupo gruñó furioso y sin evitar lanzarle una mirada de odio genuino a Samuel Shiheflit. Y avanzó hasta donde estaba la única persona que le importaba en este mundo.

Alessandro le miró irse. Y se dirigió hacia Samuel— Lamento su comportamiento. Normalmente pierde la cabeza cuando se trata del mocoso— Notó como el hombre tenía varios moretones y cortaduras de menor cuidado.

—No es su culpa. Tiene todo el derecho a hacerlo. Yo mismo me daría una paliza en estos momentos, pero estoy demasiado adolorido para hacerlo— Iba a seguir hablando, pero en esos momentos notó a su esposa entrando al hospital—. Discúlpeme.

Ariel notó con tristeza como el señor Shiheflit se iba a reunir con su mujer que estaba hecha un mar de lágrimas. De seguro creyó que lo iba a encontrar muerto o algo así. Aquella escena solo le recordaba a sus padres. Caminó por los pasillos hacia la sala de operaciones. Tenía miedo de lo que pudiera pasar allí. La última vez que se acercó a ese lugar su padre y su madre estaban a punto de perder la vida.  ¿Es que todos los que amaba estaban destinados a sufrir de esa manera?

Lamire se acercó a Lyosha preocupado al notar como no dejaba de tenerse la nariz— ¿Estás bien?

—Sí, aunque el salvaje de Lupo me golpeó con demasiada fuera— Buscó en sus bolsillos y sacó un espejo pequeño.  No parecía inflamada—. ¿La vez diferente? — Preguntó confundido— ¿No me veo más feo?

—No, siempre luces muy bien— Las palabras salieron sin siquiera pensarlo. Al notar lo que había dicho se puso rígido, pero Lyosha solo respiró aliviado.

—Gracias, siempre dices lo que uno necesita escuchar— respondió con tranquilidad—. Mejor vamos con Lupo— Ya luego hablaría con Dante. En esos momentos se encontraba hablando con Morello así que mejor dejara que su mejor amigo lo consolase. Si es que sabía hacerlo.

Alessandro miraba preocupado a Dante, jamás lo había visto así— ¿Dices que asesinó a uno de los secuestradores? — Dante cerró sus ojos con fuerza al recordar aquella escena. Tembló. La mirada fiera en Ethan, no había dudado en apretar el gatillo. Había visto la misma mirada en Alessandro y Lyosha antes de asesinar a alguien en más de alguna ocasión, pero con ellos era diferente porque en primer lugar sabía a qué se dedicaban. Cuando vio a Ethan hacerlo no supo bien qué sintió, pero cuando notó el pánico en su mirada al notar lo que había hecho fue cuando supo que era la primera vez que lo hacía— ¿Se lo han dicho a la policía?

— ¿Estás loco? — Susurró en voz baja— Si lo hacemos lo van a acusar de homicidio culposo. Tengo miedo, Alessandro, Ethan no solo mató a ese hombre sino que hirió a otro de gravedad con la katana y dejó a otro más inconsciente en la compañía de Samuel.

Alessandro no dijo nada. Sabía que Dante jamás se imaginó que Ethan podría matar a alguien, pero él ya se lo había visto venir. Incluso tardó más de lo que esperaba, pero lo había hecho defendiendo al hombre que intentaba consolar a su esposa en estos momentos y a su mejor amigo, eso hacía las circunstancias muy diferentes.

—Te van a llamar a declarar o vendrán aquí a tomarte la declaración. No tienes que responder más de lo que te pregunten ¿entendiste? — Dante asintió— Aún si lo acusasen de algo no dudo que ese hombre, Shiheflit, saliera en su defensa. La vida de todos estaba en peligro pueden valerse de varias teorías para evitar que sea juzgado— Aunque en esos momentos de lo que más debería preocuparse Dante era que Ethan saliera vivo de esa operación. Ya si sobrevivía luego deberían preocuparse de esas cosas. Y sobre todo había una gran posibilidad que le hicieran muchas preguntas al chico.

Las horas pasaban y nadie salía del quirófano— ¡Esto es ridículo! ¡Yo mismo he sacado balas sin tanta mierda y los he dejado vivitos en menos tiempo! — Decía exasperado Lyosha quien sino hubiera sido por Lamire hacía mucho hubiera entrado al quirófano a enseñarles como se trabajaba a todos esos niños ricos que de seguro no sabían salvar una vida sin tanto aparato sofisticado.

—Tranquilo. Ya saldrán— le tranquilizó el asiático.

Los padres de Dante habían llegado una hora después de los halcones. Habían visto las noticias del secuestro y a Tessa le dio una crisis de nervios al saber que su hijo estuvo en él. En esos momentos se estaban asegurando que no tuviera algo más que unos cuantos golpes que no fueran de mucho cuidado, pero ellos también estaban preocupados por Ethan.

Ariel estaba solo en un rincón. No soportaba la angustia. Si algo le pasaba a Ethan nunca se iba a perdonar todo el sufrimiento que le causó. Debió haberle dicho que se vieran ahora. Pensaba que si no hubiera postergado el momento, su amigo estaría a salvo en estos momentos. Se abrazaba las piernas intentando encontrar algún consuelo, pero estaba consciente que lo único que podría hacerlo en estos momentos era que uno de los médicos saliera en esos momentos y le dijera que su amigo estaba bien. Alessandro se había acercado intentando hacerlo sentir mejor, pero al notarlo tan arisco con él prefirió no seguir insistiendo.

Alrededor de las once finalmente salió uno de los doctores— ¿Algún familiar de Ethan Lenz? — Todos se pusieron de pie con rapidez— Creo que si hay…—Los miró a todos— Necesito un familiar directo del chico.

A Ariel se le hizo un nudo en la garganta al notar que Clarissa no estaba allí. Ellos, las personas que estaban en la sala eran su familia, no Clarissa ni Mapelli. Sin embargo sabía que ese hombre no iba a comprender eso. Vio a Lyosha darle un golpecito discreto a Lupo— Yo, yo soy— reaccionó el halcón.

El doctor le examinó de pies a cabeza y fue en esos momentos que notó como Lupo podría pasar perfectamente como el padre de Ethan— ¿Es usted el padre del menor?

—Sí…

—En estos momentos la operación ya ha terminado. Tuvimos que extraerle las dos balas, una de ella milagrosamente no tocó ningún órgano vital. Mientras que la otra  daño de gravedad el apéndice el cual tuvimos que extirpar por completo. Sin embargo su estado aún es delicado, le tendremos en terapia intensiva por las próximas horas para esperar cómo evoluciona. Aunque debo decir que el joven tuvo mucha suerte, generalmente las heridas en el abdomen terminan tocando el estómago, el hígado o el intestino delgado, donde si hay mayor riesgo de tener una complicación.

—Si solo tocó el apéndice ¿Por qué lo tienen en terapia intensiva? Generalmente ese tipo de operaciones no requiere mayor vigilancia—Cuestionó Lyosha.

—Tuvimos varias complicaciones a la hora de operar empezando porque el apéndice estaba casi desecho, pero lo que nos preocupa fue el golpe que recibió en la cabeza. No podemos decir con seguridad el daño que ha tenido. Además perdió mucha sangre. Tuvimos que hacerle varias transfusiones de sangre porque la hemorragia no cesaba.  Hicimos unas radiografías, pero por fortuna su columna vertebral no tiene daños, pero creemos que es probable que su memoria a corto plazo se vea afectada en un primer momento. Aunque no podemos aún garantizar la gravedad del golpe hasta despierte. Por ahora ya hicimos todo lo que estaba en nuestras manos.

— ¿Podemos verlo? — Preguntó Dante.

—Solamente el padre puede pasar y por unos cuantos minutos. Así que si gusta seguirme— dijo el doctor dándoles la espalda.

Lupo miró a todos un tanto abrumado— Ve, dile que se mejore de nuestra parte— le dijo Lyosha con una pequeña sonrisa. Lupo asintió sin mostrar nada más que preocupación y siguió al doctor.

— ¿Cómo está, Ethan? — Todos los presentes voltearon a ver dónde se encontraba John Erbil. Ariel sintió un acceso de rencor a Clarissa. Mejor aquel hombre había llegado a ver por él.

—Ya ha terminado la operación. Lo tienen en terapia intensiva en estos momentos para ver como evoluciona, oficial— respondió Samuel Shiheflit quien no se había movido de ese lugar. Tampoco su esposa lo había hecho.

Erbil solo asintió y luego se puso más serio— Señores Shiheflit, necesito hablar con ustedes en privado. También con el joven Di Ferrer.

Al no haber muchos lugares donde ir se quedaron demasiado cerca de Ariel— ¿Tienen avances de la investigación? — Preguntó la esposa de Samuel, quien solo puso una mano en su hombro indicándole que dejara que el policía hablase.

—Sí, pero me temo que no son muy buenas— Dijo más serio—. Esto tendría que hacerse en la comisaría, pero dadas las circunstancias. Al hombre que conocían como Thomas Smiller será trasladado a la policía por la mañana, solo sufrió una herida profunda en el hombro derecho que ya ha sido curada en este mismo hospital. Estamos esperando que llegue el fiscal para poder interrogarlo, tardará por lo menos unas dos horas en poder venir.  Al otro sujeto que recibió una herida a la altura del tórax provocada por una katana o espada japonesa, aún se encuentra en observación, por lo que esperaremos a que despierte también para interrogarlo, hemos puesto un policía afuera de su habitación por cuestiones de seguridad. En cuanto a dos de los secuestradores  murieron  en el acto cuando el tráiler los impactó ya se les ha hecho el reconocimiento pertinente y fueron identificado como dos de los más buscados del país por homicidios, extorsiones y violaciones— Hizo una pausa incómoda. Miró a Dante y luego a los señores Shiheflit—. En cuanto al secuestrador restante, quien murió de un traumatismo cerebral—Uno que, John Erbil, sabía que había sido a causa de Ethan, pero tampoco había dicho nada al respecto—. Fue identificado como Matías Shiheflit…

Todos alcanzaron a escuchar lo último dicho por el oficial Erbil. Sin embargo nadie dijo nada en un primer momento— ¿Qué? N-no, no, debe haber un error, mi Matie está fuera del país haciendo un viaje de negocios. Yo misma acompañé a mi hijo al aeropuerto a las dos— La voz de la señora Shiheflit se volvió desesperada.

—Oficial, debe haber un error— dijo suplicante Samuel.

Sin embargo Ariel notó como en verdad no había equivocación. La mujer rompió en llanto que pronto se transformaron en gritos desgarradores—Ya ha sido identificado. Además el automóvil que sirvió para el secuestro estaba registrado a su nombre. Lamento darles esta noticia, el cuerpo está en medicina legal— John Erbil se despidió de todos solo con una pequeña reverencia.

Ariel no podía seguir soportando ver la imagen de una familia destruida. Samuel Shiheflit, quien lo había ayudado tanto ahora necesitaba de alguien, pero en esos momentos ¿qué podías decir? Un: “lamento que su hijo sea un secuestrador y estuviera a punto de asesinarle”, no sonaba nada bien. Ariel ya había descubierto que había situaciones donde las palabras solo empeoraban las cosas, esa era una de ellas.

—Tengo que llamarlo a su celular, debe haber un error— decía la mujer desesperada mientras buscaba en su enorme bolso, cuando finalmente logró encontrar su móvil su esposo posó su mano sobre las de ella que tenían el móvil. Solo le miró con los ojos cargados de lágrimas y negó con la cabeza. Abrazó a su esposa que siguió llorando en su pecho.

Ariel no comprendía muchas cosas en este mundo. Estaba consciente de ello, muchas porque aún no las había estudiado, otras porque no las iba a estudiar, pero lo que nunca iba a comprender era cómo una persona que lo tenía todo: una familia que lo amaba, que a simple vista se notaba que estaba allí para él en todo momento; dinero; salud; amor, en fin todo. Fuera capaz de hacerlos sufrir de esa manera. Incluso muerto seguía haciendo un daño que nunca iba a poder reparar. Jamás iba a poder perdonar a personas como él: Quienes tenían un futuro por delante, que podían ser quienes quisieran y elegían esa vida. Una de la cual haría cualquier cosa por escapar de ella. ¿Por qué había gente como Matías Shiheflit? Sabía que esa pregunta nunca iba a tener una respuesta.

<<—Quizás él es un ejemplo de las personas que disfrutan ser malas, papá—pensó. >>

Aún recordaba las palabras de Aarón aquella vez que le advirtió que cambiase con Ethan. Iba a cambiar, jamás iba a permitir que Ethan terminara de esa manera. La vida le estaba dando la oportunidad de ser más fuerte, no solo para proteger a su familia, sino también a sus amigos, el iba a protegerlos a todos aunque le costara la vida.

— ¿Qué está pasando? — Lupo había vuelto del área de terapia intensiva.

—Luego te explico—susurró Morello—. Lo mejor será que todos nos vayamos…

—Yo me quedo— dijo Lupo sin pensarlo.

—Lupo, no hay nada que puedas hacer aquí…

—Dije que me quedo Morello.

—Sabes bien que tienes trabajo que hacer.

Lupo le miró furioso— Me importa una mierda que tenga trabajo. De aquí no me muevo hasta que Ethan despierte, podrás ser mi jefe pero no controlas mi vida— La situación se había puesto tensa de nuevo.

—El chico está bien…

—Mira imbécil, que parte de que voy a quedarme no has comprendido. No voy a dejarlo solo. Ya ha estado suficiente tiempo sin nadie como para que no esté nadie a su lado cuando despierte.

—No voy a discutir aquí, Lupo.

—Ni yo. Ya dije que me quedaba y me quedo.

Se le dio la espalda a Morello quien estaba a punto de perder el control, sin embargo Ariel se le atravesó— Déjalo que se quede— pidió—. Tiene razón. Ethan ya ha estado suficiente tiempo solo. Deja que Lupo se quede— Alessandro le miró furioso, sin embargo Ariel no cambió su expresión suplicante—. Por favor…

—Yo puedo cubrir a Lupo— se ofreció Lyosha con una sonrisa, pero al ver la expresión de Morello la borró—. Solo era una sugerencia, no hay que ponernos bélicos.

—Está bien. Al parecer todos están en contra mía esta noche— Miró a Ariel molesto—. Nos vamos, tienes que descansar.

En otras circunstancias se hubiera negado, pero en estos momentos no tenía cabeza para hacerlo. Asintió y fue a despedirse de todos. Miró a Lupo con cierta cautela— Gracias por traerme…

El halcón tenía la mirada clavada en la pared y se encontraba cruzado de brazos. No dijo nada en un primer momento, pero cuando Ariel se dio la vuelta habló: — Si no estás aquí mañana para ver a Ethan vas a tener muchos problemas conmigo.

El pelirrojo giró sorprendido pero no pudo evitar sonreír— Es lo mínimo que podría hacer. Vendré temprano— Sintió como Alessandro posaba sus manos en sus hombros, estaban calientes, ahora que lo pensaba desde ayer en la noche habían estado a esa temperatura un tanto anormal. Alessandro le guió a la salida sin decir nada más.

Lamire y Lyosha se miraron unos segundos— Nosotros también ya nos vamos— dijo el español—. Yo me encargo de todo. Avísame si necesitas que te traigamos algo—En esos momentos era cuando se veían que eran algo más que un grupo de personas que se dedicaban a asesinar, muy en el fondo incluso Lupo sabía que eran una especie de retorcida familia.

—Gracias, Lyosha…

El español miró sorprendido a su compañero. No todos los días le agradecía algo o abría la boca sin soltarle algún comentario mordaz— No lo agradezcas, Ethan es parte de nuestra familia y la familia se cuida— Miró de reojo a Dante quien le devolvió la mirada y solo eso fue suficiente para quedar que se llamarían más tarde. A Lyosha nunca le gustó la idea de conocer a los padres de Dante, de hecho nunca lo hizo en un sentido formal, ante los ojos de ellos solo era un amigo más, por lo que solo hizo un gesto a manera de despedida para ellos.

Tessa y Armand miraron a su hijo indicándole que ellos también deberían irse. Dante les indicó a señas que fueran con los Shiheflit, después de todo ambas familias se habían llevado bien durante años, ya los alcanzaría en el estacionamiento. Vio como sus padres intercambiaban palabras con el destrozado matrimonio y salían de esa sala— El que nos secuestró fue el hijo de Samuel— explicó  en voz baja mientras se ponía frente a Lupo—. Así que apreciaría si tratase un poco mejor a Shiheflit.

Lupo solo asintió con lentitud— ¿Murió en el accidente? — Vio a Dante rehuir la mirada y fue cuando sintió como si le hubiesen arrancado todo el sistema digestivo y ahora solo tuviera un enorme vacío en su estómago—. ¿Fue Ethan?

Solo estaban ellos dos, pero no puedo evitar sentir que lo había pronunciado con demasiada fuerza. Dante asintió con lentitud— No sé que vaya a pasar ahora. Shiheflit lo sabe, una cosa es que te hayan protegido de un asesino y otra es que por protegerte hayan asesinado a tu hijo…

—No voy a dejar que nada le pase.

—Yo tampoco…

Volvieron a quedarse en silencio. Solo observándose en silencio, como si quisiera analizarse con detenimiento— Más te vale a ti también estar aquí para cuando Ethan despierte.

—No quiero dejarlo solo…

—No está solo. Siempre me tendrá a mí— le recordó con el ceño fruncido—. Ahora vete, tus padres han de estar esperando por ti y no creo que les cause gracia que te quedes cuando casi te matan este día.

—Yo también vendré temprano. También sabes que puedes llamarme si necesitas algo.

Lupo jamás se había encontrado en una situación de esta magnitud. Generalmente la gente moría o se salvaba en las primeras horas, pero nunca había pasado la noche en un hospital. Quizás ese ambiente lo ponía vulnerable— Gracias por avisarme— hasta el punto de agradecer a todos.

—Eres parte de la vida de Ethan. Y él te quiere muchísimo.

—Él quiere a todos. Incluso a los que no se lo merecen.

—Me doy por aludido— dijo con tristeza.

—No voy a discutir eso contigo. Solo te advierto que si vuelves a lastimarlo de esa manera ni el mejor cirujano de la ciudad te dejará como eres en estos momentos.

—Lo sé. No pretendo lastimarle…

—Más te vale…

Cuando vio salir a Dante creyó que por una noche tendría algo de paz. Se levantó y fue por una fuerte taza de café a la cafetería del hospital. No debió haber tardado más de una hora, se había distraído con una revista de automotriz que estaba por allí mal ubicada. Miró el reloj que marcaba ya la una de la mañana. Apenas salió de la cafetería y supo que había algo que no iba bien. Habían demasiados policías. Vio al director del hospital entre la marea de uniformes— ¡¿Cómo es que dos de los sospechosos implicados en el secuestro de Samuel Shiheflit han muerto?! ¡¿Qué clase de hospital es este?!

Lupo sintió que su corazón, uno que creyó que ya no existía, empezó a latirle con fuerza. Salió corriendo hasta la planta donde estaba Ethan. No, no podía estar muerto. Corrió con todas sus fuerzas a pesar que escuchó a más de una enfermera reñirle por eso. Llegó a la planta  dónde lo tenían y notó como alguien se disponía a salir de la habitación— ¡Alto! — Sin embargo al notar como era el médico de Ethan se sintió un poco idiota de haber gritado de esa manera.

— ¿Señor Lenz, sucede algo?

Se quedó un tanto desubicado al ser llamado de esa manera, pero luego recordó que él era “el padre” de Ethan—Sí, sucede que dos personas implicadas en el secuestro de Samuel Shiheflit acaban de ser asesinadas bajo las narices de todo este hospital— Miró a través del cristal donde Ethan estaba.

—No me he enterado…— dijo sorprendido el doctor.

— ¿A quién tengo que pedirle un maldito permiso para quedarme con Ethan? Ni loco lo dejo solo con tantos homicidas por aquí— Él era uno de ellos, pero eso no contaba en esos momentos.

—Generalmente los permisos los entrega el director del hospital…

—Muy tardado. Ahorita se está peleando con media policía de la ciudad. Usted consígame ese permiso y yo me quedo cuidándolo.

—Pero señor…

Lupo le miró fulminante y el médico calló—Dije que me consiga ese permiso.

—Es muy peligroso que se quede usted, si en verdad la vida de su hijo corre peligro lo mejor sería poner un policía en la puerta.

—Según escuché había uno en la puerta de uno de los que fue asesinados, así que no gracias. Conmigo es más que suficiente— El que iba a correr peligro iba  a hacer el que osara ponerle una mano a Ethan. Dejó al hombre con las palabras en la boca. Entró a la habitación y cerró la puerta tras de él. Una parte de él creía que era imposible que buscaran a Ethan. No se iban a arriesgar a tanto. Solo habían ido a silenciar las voces de sus compañeros por temor a que cantasen algo que no debían. Conocía las reglas en situaciones así y para que llegaran a esos extremos los tipos no debían ser del todo confiables para el jefe.

Se sentó en el pequeño taburete que había en una esquina y confirmó que su arma estuviera bien cargada y dispuesta a volarle la cabeza a quien osara a meterse con lo único que Lupo consideraba que valía pena ya en este mundo podrido. No pudo mantener mucho tiempo la mirada en Ethan. Jamás lo había visto tan frágil y vulnerable. Ahora recordar al chico que había llorando entre sus brazos por horas a causa del desamor meses atrás, mientras él no tenía idea que decir o que hacer, no le parecía tan malo.

Aquella noche fue la más larga de su vida. Sin embargo pasó sin mayores novedades. Cada hora entraba el doctor o una enfermera para revisar a Ethan. Al principio se quedaban confundidos y un poco espantados al notar la enorme figura en el diminuto taburete. Sin embargo no hacían ningún comentario al respecto.

Alrededor de las nueve apareció Dante quien se ofreció a reemplazarlo para que fuera a buscar algo de comer. Aún no muy seguro de dejarlo solo terminó aceptando. Aunque no confiaba en él. Solo por el hecho que era un inútil que estaba seguro que no podría defender a Ethan como él lo haría. Aunque si algo llegase a pasar de seguro sus gritos de chica alertarían al personal y llegarían a tiempo.

Cuando llegó las puertas del ascensor se abrieron dejar ver a Ariel. Ambos se miraron unos segundos sin saber bien qué decir—Buenos días. ¿Cómo siguió Ethan?

—Estable. Aunque aun no despierta. Dante está con él. No hagan mucho ruido.

Ariel asintió y dejó que Lupo entrase en el ascensor. Era extraño hablar con él sin que hubiera miradas hostiles o comentarios hirientes. Aunque sabía que apenas Ethan se recuperase todo volvería a la normalidad.

Se suponía que no podían verlo en esa ala, pero al parecer todos eran expertos en romper las reglas de los hospitales, así que una más no iba a hacer daño. Además había recibido ayuda del doctor Rosell que le había dicho en qué habitación lo tenían.

Entró intentando no hacer mucho ruido. Sabía bien que Ethan no se encontraría bien, pero nunca esperó que la escena le dejara sin aliento. Se quedó en el umbral de la puerta sin saber bien qué cómo describir ese momento.

Caminó con lentitud hasta el borde de la cama. Veía el cuerpo inmóvil de Ethan, si no fuera por el monitor cardiaco y el suave y apenas perceptible subir y bajar de su pecho hubiera  jurado que estaba muerto. Tenía unas vendas alrededor de la cabeza, y se veía en extremo pálido. Ethan siempre había sido algo pálido a excepción de sus mejillas que siempre habían conservado un bonito color rojizo, pero el blanco que tenía esos momentos era enfermizo. Tomó la mano de su mejor amigo, estaba muy frío. Quiso ignorar el nudo en su garganta al notar como tenía bastantes rasguños en sus brazos y rostro. Intentó olvidarse de la maraña de cables que lo rodeaban y que tenía una mascarilla de oxígeno. Quería creer que solo estaba durmiendo, así como lo había visto muchas veces. Deseaba que abriera esos ojos, le sonriera como antes de arruinar todo lo que tenían.

Notó como Dante también no podía apartar la vista de Ethan. Tenía sus ojos llenos de lágrimas. No sabía bien por qué estaría pasando y menos cuando él estuvo presente cuando lo hirieron— Ethan, te queremos—susurró bajito apretando un poquito más la mano que tenía entre las suyas.

Ni Dante, ni Ariel se movieron de esa habitación durante horas, Lupo llegó tiempo después a volverse a unirles. Si bien tuvieron varios problemas porque se suponía que no debían estar allí, el contar con la persuasión del renombre de Dante, la persuasión un tanto bélica de Lupo e incluso Ariel contaba con la ayuda del doctor Rosell, así fue que lograron quedarse los tres.

El reloj marcaba las cinco de la tarde cuando finalmente Ethan abrió sus ojos. En un principio ninguno se movió o dijo nada, creían que era su imaginación, más porque debió pasar al menos cinco minutos inmóvil, mirando solo el techo, pero cuando intentó moverse los tres reaccionaron instintivamente y se abalanzaron a la cama—Hola…—susurró con voz cansada.

—No hables— pidió Lupo. Miró a Dante—. Ve a buscar un médico— le ordenó y este salió corriendo de la habitación.

— ¿Estoy soñando?

Ariel sintió que no podría estar más tiempo sin llorar, pero esta vez era de felicidad— No seas bobo, no es un sueño. Aquí estamos. No hables Ethan, necesitas descansar.

Ethan le miró atónito. Cuando alzó la mano y notó que tenía una jeringa en la vena fue que se percató que tenía una mascarilla de oxígeno— ¿Qué paso?

La entrada oportuna del médico fue su única salvación— Salgan por favor— Por primera vez ninguno renegó. Se reunieron con Dante afuera de la habitación.

—Está despierto— susurró Dante sintiendo que la vida le era devuelta.

—Si no recuerda nada de lo que pasó con Samuel creo que está demás advertirles que no deben abrir la boca ¿verdad?

Ambos asintieron. Ariel ya se había enterado de todo por boca de Alessandro. Nunca podría explicar bien que sintió cuando supo que Ethan había asesinado al hijo de Samuel Shiheflit. Esperaba que Ethan no lo pudiera recordar porque si no, sabía que ayudarle sería más difícil. Luego de media hora finalmente salieron una enfermera y el médico—Está bien— dijo al ver que se le abalanzaban—. Un poco aturdido aun por la anestesia, pero ya está fuera de peligro.  Lo llevaremos a practicarle unos estudios para ver cuál es el daño que recibió en la cabeza, pero el que los recuerde es buena señal y posteriormente lo vamos a trasladar a otra ala, con los demás pacientes.

— ¿Qué? No, no, Ethan no va a estar con un puñado de enfermos. No voy a dejar que pesque algo extraño— dijo Lupo ceñudo—. Trasládelo a una habitación individual, no me importan los costos y de preferencia una habitación grande porque ya ve que no vamos a caber.

—De acuerdo— Suspiró el doctor derrotado. Había tratado por años con familiares así, pero eso ese hombre se llevaba el premio. En menos de veinticuatro horas había aprendido que a él mejor le daban lo que quería—. Preparen una de las habitaciones del cuarto piso— le indicó a una de las enfermeras—. Yo me encargo del papeleo, linda—Lupo solo asintió satisfecho. Él no había nacido para ser desobedecido y mucho menos para andar haciendo papeleo. A la mierda la burocracia. No le había dejado nada bueno en todos estos años—. Si lo desean pueden entrar aunque no tardamos más de cinco minutos en venir a buscarlo para hacerle los estudios. Solo procuren que no se altere.

La última de las enfermeras salió cuando ellos entraron. Ethan lucía un poco desorientado. Aún observaba sus rasguños de los brazos— Te vas a poner bien— le dijo Dante con una sonrisa. Ya no llevaba la mascarilla de oxígeno así que debía estar mucho mejor que hacía unas horas.

— ¡Ethan! ¡Estás despierto! — Lyosha y Lamire estaban en la puerta con unos globos. El primero parecía que quería tirársele encima, pero Lupo lo detuvo.

—Hola…— susurró.

— ¡¿Cómo te sientes?! ¿Te trataron bien? No te preocupes luego yo te reviso a ver si hicieron un buen trabajo, no confío en los hospitales, no señor. ¡Qué bueno que estés bien! Morello no pudo venir, porque se quedó cuidando el fuerte, pero sé que estará más tranquilo al saber que estás bien. A Lupo casi le da un ataque cuando se enteró. No se ha ido en ningún momento. ¿A que no es lindo?

—Lyosha, deja de aturdir al chico— le espetó furioso.

Ethan no pudo evitar sonreír y miró a Lupo—Gracias…— le dijo buscando tomar su mano. El halcón se olvidó del resto del mundo y estrechó aquella mano tan frágil entre las suyas.

—Debería estar furioso por desobedecerme, pero ya luego tendré oportunidad de estarlo. Ahora solo recupérate.

—Gracias por venir—dijo Ethan dirigiéndose a todos. Sus ojos se detuvieron en manera particular en Ariel quien solo pudo sonreírle aliviado. Ethan gravó en su mente esa escena. Quería recordar a las personas que siempre estarían a su lado, sin embargo reparó en algo— ¿Y mi mamá? — Todos se miraron unos a otros bastante incómodos. Sintió un nudo en su garganta— ¿N-no vino? — El monitor cardiaco empezó a sonar con más frecuencia.

—Ethan, cálmate— le pidió Lupo—. Claro que vino. No seas tonto. Eres su hijo. Estuvo aquí hace unas horas. Solo que ya no es hora de visitas y ya éramos muchos en la habitación. Dijo que vendría más noche. Lamire y Lyosha están aquí porque se colaron ¿verdad? —Lupo les miró advirtiéndole que no debían contradecirle.

—Por supuesto— respondió Lamire.

— ¡Claro! Nada nos detiene de nuestro objetivo. Ya debes saberlo— dijo Lyosha con una sonrisa.

Pareció quedarse más tranquilo con la respuesta—Ahora descansa. Pronto te van a trasladar a una habitación más grande para que estés cómodo. Así que solo relájate— pidió Dante con una pequeña sonrisa.

Ethan miró a Dante quien estaba al otro lado de la cama —Estoy feliz de tenerte de vuelta.

—Y yo feliz que me hayas aceptado en tu vida una vez más, lindura, descansa ¿sí?

—Sí, lo mejor es que te dejemos descansar. Yo te dejo esto por aquí— agregó Lyosha mientras amarraba los globos con helio al barandal de la cama.

—Me encantan—Agradeció a Lyosha. Miró a Ariel unos segundos—. Ari yo…

—Luego hablamos. Descansa, sé que vas a decir, yo también lo siento, pero mejor dejamos esto para cuando estés mejor.

En esos momentos entraron los enfermeros para trasladar a Ethan— ¡Dios bendito! ¡¿Qué creen que están haciendo todos aquí?! — Exclamó horripilada una de las enfermeras de mayor edad— ¡Dejen respirar al pobre chico! ¡Largo de aquí todos! No me importa que tengan permiso. Ni crean que dejaré tener a tantos en la otra habitación. Esto no es un club social. ¡Largo, largo! —Se despidieron de Ethan quien no pudo evitar sonreír a pesar de sentir su cuerpo desecho. Al notarlo la enfermera le miró ceñudo— ¡Y usted no sonría! ¡Está enfermo! ¡Descanse! — El joven solo asintió e intentó mantenerse serio, pero al ver a Lyosha como le hacía una seña obscena a la mujer no pudo evitar seguir sonriendo, quería reír, pero apenas conseguía tener la sonrisa y los ojos abiertos—No me obligue a ponerle un somnífero, señor Lenz— Ethan solo negó—. Bien. Duerma—Se dispusieron a trasladarlo.

—Que vieja más loca— dijo Lyosha cuando quedaron solos en el pasillo— ¿Eh Lupo? ¿A dónde vas?

—Tengo cosas que hacer— dijo el halcón que ya se dirigía al ascensor—. Volveré pronto— Entró en él. Solo vio la mirada atónita de todos. Se dirigió a las de recepción y pidió las cosas de Ethan. Le entregaron la ropa que portaba en esos momentos y un juego de llaves. ¡Bingo! Miró detenidamente una que sobresalía entre todas. Lupo las había aprendido a identificar todas y sabía que esa era la de su anterior domicilio. Tomó las cosas y apretó con fuerza las llaves. Salió del hospital con paso decidido hasta el Audi. Ya era hora que le hiciera una vista a Clarissa Lenz. 

Notas finales:

Bueno :) espero que les haya gustado este capítulo :D!! Actualizo el Jueves :D Nos estamos leyendo~


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