Capitulo 9: Sucesos
Los chicos se encontraban de nuevo esperando la llegada del cantante, aunque Ikki les había advertido que llegaría un poco tarde pues es lo que le había dejado en la nota del frigorífico. Seiya tocaba la batería, Shiryu afinaba su “Kalimba”, Ikki se encontraba sentado tocando su bajo mientras Hyoga estaba alejado del grupo mirando por la ventana que daba al jardín. El rubio estaba como ausente, sumergido en sus pensamientos. No quería creer a Shun capaz de cometer tal acto del que se le acusaba, pero no podía estar tranquilo pues las últimas veces que le habían hablado de Karin, este se mostraba un tanto palidecido y retraído, como si estuviera ocultando algo. No sabía que era, pero estaba seguro que había algo que Shun les estaba ocultando, solo esperaba que no fuera algo relacionado con la muerte de la muchacha.Salió de sus pensamientos cuando la puerta se abrió y entró el muchacho. Los chicos dejaron sus instrumentos y se acercaron a abrazar y dar la bienvenida a Shun. Hyoga también se acercó al cantante más no hizo más que observar sus reacciones, como buscando algo que le delatara o que le declarara inocente. Obviamente nunca diría nada de eso y menos a su mejor amigo, que estaba más que contento por la libertad de su pequeño hermano.
- Podrías usar esa experiencia para una nueva canción – Seiya siempre con sus geniales ideas.
- Les debo mucho a Aioria y a Aorios por todo lo que han hecho por mí.
- Por nosotros, porque casi si nos cancelan la gira – Ikki matizó para hacer ver al resto cuan crítica había sido la situación.
- ¿Dónde has estado? – Hyoga habló y todos se le quedaron mirando como si hubiera dicho algún disparate – Quiero decir… - Se trató de corregir – Siempre eres el primero en llegar y hoy has sido el último.
Shun le miró fijamente a los ojos y se quedó así por un instante tratando de inventar una buena escusa, pero ocasionando que Hyoga creyera algo que no era pues con esa reacción, su sospecha se hacía más obvia y clara: Algo estaba ocultando.
- Necesitaba tomar el aire – Shun trató de hacerla sonar verídica más en el rubio no surgió efecto.
- Ajá… - No dijo nada más, pues el resto de los chicos le miraban amenazante, como instándole a que se callara.
- ¿Comenzamos? – Shun fue el que habló al notar ese ambiente extraño
Mientras los muchachos se encargaban de los últimos ensayos, su representante Shura se encontraba sentado en la cama de su santuario, planeando la forma de sacar a Afrodita del medio. Tenía claro lo que iba a hacer, donde lo iba a hacer y como, ahora solo le faltaba observar detenidamente la rutina del exnovio de Aioria para averiguar cual sería el momento perfecto. Sonrió sabiendo que Shunsería solo suyo y se acercó a la pared para dar un nuevo beso a aquel posterque estaba perdiendo su color debido al roce.
- Adiós mi vida, pronto serás solo mío.
DM se encontraba sentado en uno de los sillones de la sala de audiovisuales de la estación de policía en la que trabajaba. Sabiendo, aunque no muy complacido por ello, que el abogado Uzumaki tenía razón en acusarlo como lo había hecho, se dispuso a revisar todas las cintas de seguridad de aquel fatídico día. No era que no confiara en sus muchachos, pues les confiaría hasta la vida, pero era minucioso y le gustaba cerciorarse de que no se dejaban ningún cabo suelto en la investigación. Hasta el momento, todo apuntaba al joven cantante como el asesino, pero había algo que no encajaba. Habían grabado la declaración del muchacho, a través de uno de los espejos y se encontraba viéndola de nuevo, por tercera vez. Había detectado verdad en sus palabras, pero había algo oculto, algo que no había declarado. Repetía la grabación constantemente haciendo especial hincapié en un determinado momento.
- No nos vas a decir de que hablaron?
- Ok., si lo quiere saber hablamos de su familia, de mi familia, de sus ex novios, de mis ex novias, de lo difícil que es mantener una relación en estos días y de cómo todo se complica por nada
De nuevo paró la grabación en ese instante y la rebobinó hasta un determinado punto, se acomodó mejor en el asiento y procedió al visionado del video
… y de cómo todo se complica por nada
Sin duda alguna y por sus años de experiencia estaba seguro, algo había tras esa pequeña frase. La pequeña mueca de inconformidad en el cara del chico, así se lo estaban demostrando. Pasó nuevamente la cinta para atrás y volvió a ver la expresión del joven cantante al hablar.
… todo se complica por nada
- Sí, muchacho. Creo que las cosas se te han complicado por nada
Rio ante lo que pensó era la pista definitiva para poder arrestarlo. Tan convencido estaba de que tras esa frase se encontraba la verdad, que no dudo un segundo en poner al mejor de sus detectives en marcha.
- Shaka, soy yo Pietro, tengo un trabajito para ti.
De Shaka se decía era el hombre que veía aun incluso con los ojos cerrados, a él no se le podía escapar ni una sola pista, ni un detalle. Se decía de él que era capaz de encontrar la dichosa aguja en el pajar y en tan solo unos pocos segundos. Tan solo una hora después de la conversación con DM y ya se encontraba cerca de la mansión que ahora propiedad del hijo de los Kido, dispuesto a observar y seguir al joven cantante en busca de las pistas definitivas. Estuvo un rato prudencial observando la puerta de la mansión, hasta que vio como los muchachos salían de allí y se despedían en la puerta, para proseguir con su camino. El joven cantante se alejaba del lugar junto a su hermano mientras el resto de los chicos se dirigían en dirección contraria. Espero hasta que ninguno de los chicos estuviera presente y comenzó su camino, siguiendo al que era el cantante del grupo. Ambos se sentaron en un café y esperaron hasta la llegada de una chica rubia, que tras abrazar al menor de los muchachos, besó apasionadamente al mayor de ellos, sentándose a su lado. Se apresuró a acomodarse en una mesa un tanto alejada para pasar desapercibido y sin quitar los ojos de encima del muchacho, tomó su café tranquilamente, como los muchachos estaban haciendo.
Shura había llegado a casa de Afrodita y se encontraba espiando al hombre desde el asiento de conductor de un coche que acababa de alquilar con dicho fin. Sacó sus prismáticos y se los acercó a los ojos para observar como el hombre se encontraba recortando unas telas, supuso la vestimenta para la ya cercana gira. Se sorprendió cuando vio que este dejaba lo que estaba haciendo y desaparecía un instante, para regresar de nuevo a la labor siendo seguido por Aioria, cosa que le hizo revolverse en el asiento por la ira. No solo le había quitado a “su” Shun, sino que además, según su enferma visión, estaba tratando de quitarle a su actual pareja, ¡Eso sí no lo iba a permitir! ¡Con lo suyo no se jugaba y ese hombre se estaba quemando con fuego! Espero pacientemente que oscureciera y tras ver como Aioria se marchaba de esa casa, se aproximó con el coche hasta la entrada. La noche era totalmente oscura, por lo que nadie se daría cuenta de lo que tenía planeado. Sin pensárselo más veces y cegado por la ira, se metió por la ventana de la habitación de Afrodita, en donde el día anterior había visto a su Shun entregarse fielmente a ese hombre.
Shaka se estaba tomando otro café, pero este desde un parque cercano a la casa de los muchachos. Se habían dirigido ahí tras comer en aquel bar y este, al asegurarse que solo había una forma de entrar y salir de esa casa, se aseguro un puesto en el parque cercano. Ya cometería un mínimo fallo el muchacho y entonces… entonces sería suyo y pagaría por la muerte de la muchacha.
Shun se encontraba sentado en el sofá junto a Esmeralda, que no hacía más que interrogarle por todo lo que podía. No es que estuviera acosando al chaval, pero estaba estudiando criminología y que tan cerca a ella hubiera ocurrido algo así, la tenía emocionada, aunque por respeto al que sería su cuñado, se abstenía de comentarios poco apropiados. Habían alquilado una película de acción, que tanto les gustaba a los hermanos y estaban esperando al repartidor para comenzar con la cena. Ikki salió de la cocina con tres cervezas en la mano y tras repartirlas, se dirigió a abrir la puerta de la calle, pues esta había sonado.
- La cena ha llegado! – Dijo contento mientras besaba a su preciosa novia.
Esos momentos de tranquilidad eran en verdad deseados por ambos hermanos, pues desde que sus padres habían faltado, era su forma de sentirse en familia. Ni que decir tiene, que Esmeralda ya era parte de la misma, pues su ya larga relación con Ikki, la hacía una miembro más de esa pequeña comunidad que eran los Kotara.Ikki se sorprendió al ver como iba vestido el repartidor, no era la primera vez que pedían la comida a ese local y siempre acudían con uniforme, sin embargo, el hombre, a su parecer mayor, que les estaba entregando el pedido, vestía con traje y una gabardina de color crema. Más bien se diría que podía ser el dueño por la imagen que daba. Shaka había aprovechado el momento para comprarle el pedido al repartidor y así poder observar de cerca al muchacho que debía espiar. Debía verlo y observarlo, aunque solo fuera un momento. Lo encontró mirando por encima del sofá al igual que aquella muchacha rubia. Ninguno de los dos parecían apartarle la mirada, pues sin duda alguna, no estaban acostumbrados a que vistiendo tan elegantes, les hicieran entrega del pedido a domicilio. Sin ni una sola objeción, tomaron el pedido y se dispusieron a cenar, pues ya hacía hambre y sin la pizza, no comenzaban a ver la película. Para ellos eso era su ritual personal. Shaka se alejó de la casa y se dispuso a volver al coche, que había dejado un poco apartado, para acercarse de nuevo al lugar y acomodarse en él, pues se le avecinaba una larga noche.
Afrodita se encontraba tan sumergido en sus medidas y recortes, que no se dio cuenta que alguien había accedido a su casa a través de la ventana de su habitación. Cogió las tijeras y comenzó a recortar la tela siguiendo el patrón, pues aún le quedaba y mucho para tener todo preparado para la inminente gira. Se encontraba recortando lo que sería un pantalón, cuando notó que alguien le agarraba por detrás. Sin pensárselo dos veces y con la tijera en la mano, se lanzó a apuñalar a aquel que había osado entrar en su casa. Asestó un buen corte en la palma de la mano de aquel individuo y al verse suelto del agarre, trató de salir de su casa en busca de ayuda. Shura fue más rápido y aún adolorido por el enorme corte que le había producido, corrió para agarrarlo nuevamente. Esta vez tiró de él por el cabello haciéndolo caer para atrás y asestándole un golpe en la cabeza que le hizo caer inconsciente.
- Bien Afrodita – No pudo contener una sonrisa macabra – Ahora vas a sufrir las consecuencias por atreverte a tocar lo que es mío.
Cargó al hombre y lo sacó por la ventana que el mismo había usado para entrar en la casa. Esa noche estaba oscura y no había luna, cosa que le resultó propicia para su cometido. Arrastró el cuerpo aun vivo de Afrodita y lo metió en el maletero de su coche, para después subirse en él y dirigirse al lugar que había alquilado, cerca del muelle.
La muchacha rubia salió del apartamento seguida por el que era su novio, muy bien deducido por parte de Shaka. Espero un momento hasta que ya no fueran visibles y se decidió a salir para volver a observar de cerca al muchacho, pero algo le detuvo. La puerta de la casa se volvió a abrir y escondiéndose un poco en el asiento, vio como Shun se dirigía a algún lugar. Decidido salió de su coche y tras cerrarlo, siguió al muchacho unos pasos por detrás de él. Se sorprendió cuando, tras un rato, lo vio entrar en una casa unifamiliar bien acomodada. Sabía que no pertenecía al muchacho, pues este había sacado la llave de bajo de una maceta, en la esquina de la puerta de entrada. Intrigado como estaba, tomó nota de la calle y el número en su pequeña libreta, que siempre llevaba encima y se alejó un poco, a esperas de que el muchacho saliera de allí.
- ¿Dita?
Shun llamó desde la entrada. Sabía que su pareja se estaba quedando hasta tarde pues la creación del vestuario para la gira así lo requería, pero tenía la esperanza de verle un rato y porque no, hacer que se despejara un momento. Recorrió la entrada y vio luz en el salón, por lo que fue hasta allí para encontrarse con su novio. Comenzó a ponerse nervioso al ver que no contestaba, por lo que comenzó a buscar alguna nota que le podía haber dejado, pues habían quedado que se verían a la noche. Se sobresaltó cuando encontró las tijeras abiertas y ensangrentadas en el piso, por lo que pensando habría tenido algún pequeño accidente, llamó a su móvil. El miedo comenzó a cernirse sobre él, cuando el teléfono al que estaba llamando, comenzó a sonar cerca del televisor. No había sido un accidente, si no se había llevado si quiera el móvil o las llaves, pues estas estaban junto al teléfono, en el aparador de la televisión. Desesperado llamó a Aioria.
- ¿Diga?
- ¿Aioria? Soy Shun. ¿Esta Dita contigo?
- ¿Conmigo? No. Me dijo que irías a verle esta noche, ¿No fuiste?
- Estoy en su casa ahora mismo, pero no está. – Shun ya estaba completamente nervioso y le estaba pegando ese estado de ánimo, al que fuera su exnovio. – Sus llaves y su teléfono están aquí, pero de él no hay rastro.
- Tranquilo – Por más que lo dijera, ni el mismo parecía tener calma. Conocía muy bien a Afrodita y no era de los que desaparecían como si nada. – Ahora voy para allá.
- Gracias.
Shaka que no quitaba ojos de aquella casa, vio llegar a un muchacho, que reconoció como el hermano del fiero abogado Uzumaki y observó detenidamente, como el joven cantante se le echaba al cuello, mientras el otro le rodeaba por la cintura. Acababa de encontrar una posible pista, pero no entendía cual podía ser la relación de la muchacha en toda la historia, pero estaba seguro: de esa noche, no se escaparía.