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Vitae por Marieene

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Littera

Carta

 

00.00 hs, de la madrugada del viernes 23 de Julio.

 

12 en punto…media noche fría y sin sentido. Un reloj olvidado y perdido en algún lugar de la silenciosa y amplia casa anunciaba con doce pitidos la hora. Ya era un nuevo día… ya era 23 de julio…23…

 

El teléfono celular tirado a sus pies comenzó a sonar de forma irritante, desde su posición podía ver, borrosamente, que Sai lo estaba llamando. No quería atenderlo, no quería hablar con el ni con nadie, además de que su cuerpo no le respondía, se encontraba completamente desganado, abatido. Estaba acurrucado en el sofá del living, tapado con una frazada que protegí su cuerpo completamente desnudo del frío. A su lado se encontraba la carta que Itachi le había dejado. En reiteradas ocasiones había intentado romperla en mil pedazos y deshacerse de esa pieza de papel, pero no encontraba la fuerza suficiente para hacerlo.   

 

Lo había llamado, pero en ninguna de las casi 20 veces que marcó su numero, Itachi le respondió, al final, parecía que su hermano había apagado el aparato o, incluso, se había desecho del teléfono. Se enfureció tanto, que en un arrebato de ira arrojó el celular, terminando el móvil tirado en el suelo, allí, donde aun permanecía descansando.     

 

Su mirada perdida tenia como objetivo el techo, sus manos sin fuerzas descansaban ambas a cada lado de su cuerpo, había ya más de cuatro horas que permanecía en esa misma posición y en ese mismo estado. ¿Qué debía pensar? ¿Qué debía hacer? Y principalmente… ¿Cómo debía reaccionar? Estaba desconcertado, perdido. No entendía nada, no quería entender… Estaba solo…perdido. 

 

Una vez mas, su celular sonó desesperado, ¿y si esta vez era Itachi?...Afinó su vista, y miró el móvil, era Sai, seguía siendo el. Una parte de su ser quería atenderlo, pero la otra parte se negaba a hacerlo, no solo por el hecho de que no se sentía con ánimos de atender a nadie, sino también porque. En la depresión que comenzaba a invadirlo, se sentía la peor basura del mundo, había engañado a la única persona que parecía realmente interesado en el, Sai lo amaba, y él sentía ese amor. No podría mirarlo a los ojos, era demasiado doliente, no después de todo lo que había echo. 

 

Despreciable…

 

Itachi es despreciable… 

 

Cerró los ojos y con fuerza suficiente para mover sus brazos, se abrazó a si mismo apretando sus puños contra la piel blanca y fría y abrumado por pensamientos caóticos cayó dormido.

 

***

El fuerte ruido de golpes contra la puerta lo despertó abruptamente. El conjunto de timbre y golpes lo aturdía de sobremanera… Irritante. Se levantó y tapó su desnudez con la frazada y caminó torpemente arrastrando gran parte de la tela. Su andar era lento y calmo. Al llegar a la puerta buscó las llaves y abrió ausente y sin pensar en quien podía llegar a ser. Bastó con destrabar la puerta para que Sai la empujara y la abriera de un solo seco ingresando con velocidad, para abrasarlo con fuerza y firmeza, aforrándose a el.   

 

- Me tenias muy preocupado, hace media hora que estoy en la puerta y estuve toda la noche intentando comunicarme con vos. –Sai se separó un poco del cuerpo del menor y lo observó extrañado. Lo desconcertó el rostro compungido, los ojos rojizos y los labios resecos de Sasuke. -¿Qué pasó, Sasu? –Preguntó con renovada preocupación. Su novio no se veía nada bien. -¿Sasu?

 

Fue entonces que el aludido reaccionó, y fue capaz de entender en la situación en la que se encontraba… sus negros ojos chocaron con la inquietud de Sai y su cuerpo no pudo contener temblores, al igual que renovadas lágrimas.

 

- Lo siento. –Susurró y la tela que lo cubría resbaló por su cuerpo dejándolo completamente desnudo ante la mirada de su novio. Sasuke cerró los ojos no pudiendo soportar ver la reacción del otro. Luego de unos eternos segundos, sintió las manos de su novio sobre su cuerpo, tocándola, inspeccionándolo…luego y con delicadeza, fue guiado hasta uno de los sillones individuales, sus hombros fueron cubiertos con la manta y sus lágrimas fueron secadas con los pulgares…tan despreciable y sucio se sentía. Sucio… denudo, con olor a sexo y restos de semen seco manchando su cuerpo...con marcas y pequeños moretones. Al sentir nuevamente la mano de Sai sobre su piel, tuvo el valor de mirarlo a la cara.

 

- ¿Consentiste esto? –Vergüenza, quemante y dolorosa. Tal vez no se arrepentía, tal vez había sido la peor decisión del mundo acostarse con su hermano, tal vez… pero en ese momento, tras esa pregunta, se sentía horriblemente avergonzado y solo pudo asentir con la cabeza ¿Qué sentido tenia negarlo? Con las fuerzas que le quedaban oprimió su corazón y se cerró a la nada, no quería sentir nada, ya no podía hacerlo. – Ya veo, ¿entonces no te obligó a hacerlo? –Sasuke negó. -¿Fue con Itachi? –Nuevamente asintió. Sus ojos miraron a la nada y no pudo contemplar el rostro de Sai en ese momento, no tenía intenciones de hacerlo. –Será mejor que vayas a bañarte. Te prepararé el desayuno. –Sasu levantó la vista y lo miró aturdido por las palabras ¿Acaso no estaba enojado por haberlo traicionado? ¿No le iba a decir nada al respecto? ¿Solo iba a prepararle un desayuno?

 

Sai caminó hasta la cocina y desapareció de la visual del menor. Estaba descolocado, aturdido y avergonzado, pero completamente apático. Dejar de sentir dolor era muy difícil y en ese momento afloraban sentimientos escurridizos y desagradables, como algo viscoso que se removía en su interior.   

 

- Vamos, te estas congelando. –Sai lo ayudo a ponerse de pie, ni siquiera había notado que había regresado de la cocina, y lo envolvió con la frazada y lo frotó con sus palmas. –Ven. –Empujando suavemente con una de sus manos, Sai guió a Sasuke hasta el segundo piso de la casa, y luego al baño. Entraron y el único sonido que se escuchaba era el del agua que moderadamente llenaba la bañera.

 

El silencio era tenso, pero aun así, los rostros de ambos se mantenían neutros y tranquilos. Uno se dejaba hacer y el otro limpiaba, enjabonaba y enguadaba. Se veía como un ritual. Las gotas de agua resbalaban y morían en alguna parte, mientras Sai peinaba y secaba los cabellos de Sasuke con paciencia y dedicación. Las manchas habían desaparecido, y las marcas eran menos visibles.

 

En un momento Sasuke intentó hablar, decir algo que jamás se dijo, pero Sai lo detuvo. –No hace falta que digas nada… -Fueron las simples palabras, luego de eso depositó un suave beso en la frente y salió del cuarto de baño cerrando la puerta tras el. El menor comenzó a vestirse y una vez completo, bajó las escaleras para encontrarse con una ola de aroma a café y tostadas.

 

La mesa estaba prolijamente arreglada y servida con una variedad nutritiva de cosas. Mas que de mañana, parecía una cena romántica… Desde el umbral vio a Sai depositando una última cosa en la mesa, una pequeña cajita envuelta en papel colorido y con un moño rojo. Este notó su presencia y lo encaró con la mirada.

 

- Feliz cumpleaños. –Dijo con una media sonrisa. Caminó hasta Sasuke y lo abrazo con delicadeza. –Espero que seas feliz. –Luego de aquellas palabras, soltó el cuerpo delgado del menor y procedió a irse. Al pasar por el sofá de la sala, se detuvo por dos motivos. El primero fue por un repentino, e inesperado, grito por parte de Sasuke que le pedía que se detuviera. Nunca se hubiese esperado tal reacción por parte de su “novio”, si es que aun podía llamarlo así. Tan pronto como escuchó la vos quebrada del menor, y giró su rostro, notó algo sobre el sillón, y luego sintió los brazos a su alrededor de Sasuke, que lo aprisionaban como cadenas.

- No me dejes… -Fue un suspiro ahogado y suplicante, nada propio del joven. Su fuerza aumentó, y agarró con más fuerza el cuerpo de Sai. –Por favor…

 

-¿Cómo me pides algo así? Te encontré desnudo y con el olor a otro hombre. –Fueron las serias palabras. Nunca había sentido algo igual, traición, dolor y engaño. Sasuke había conseguido hacerle un tajo bien profundo en su corazón. La creencia del amor comenzaba a desaparecer. Sasuke lo soltó con suma lentitud. Y Sai se giró para estar cara a cara. Fue entonces que vio un semblante nunca visto en el rostro encantador de su novio, uno lleno de emociones negativas y dolorosas. -¿Qué ha pasado? –No pudo evitar sentirse mal, y preguntar que lo atormentaba.

 

-Itachi se ha ido… -Suspiró con un nudo en la garganta. –Me ha abandonado.

 

Un punzante dolor atravesó el pecho de Sai. El estaba en segundo lugar, siempre lo había estado…ahora lo sabia. Buscó nuevamente con la mirada el papel que descansaba en el sillón, y pudo imaginarse lo que era y lo que decía.

 

-¿Cómo que se ha ido? -¿Acaso se habían peleado? Y se había ido en malos términos. Sasuke bajó la mirada y señaló con mano temblorosa la carta. Sin esperar nada más, Sai rodeó el sofá y se sentó para leer la carta de Itachi hacia Sasuke.

 

Al terminar sus ojos se abrieron como platos y su sorpresa fue incalculable. Por un momento dudo que fuera verdad, dudo que fuera Itachi, pero por la letra estaba casi seguro que si era… Miró a su alrededor. Había cosas que faltaban. 

 

Por alguna razón se sentía responsable por Sasuke, ahora lo veía como a un pequeño que necesitaba ayuda. Y lo ayudaría. No podía perdonar a Sasuke por lo que había echo, pero aun lo amaba con toda su alma y no podía abandonarlo, no podía ser la segunda persona que le hiciera semejante daño. Seguiría s Sasuke a donde fuera, hasta que no lo necesitara mas, y por mas que sabia que saldría lastimado, Sasuke despertaba demasiado en el. El menor parecía quebrarse en cualquier momento. Así que suspiró hondo y dejó la carta a un lado, como si no fuese nada del otro mundo. Debía dar la iniciativa de que todo estaría bien.  

 

- Ya eres mayor de edad, así que mañana iremos al banco y abriremos una cuenta para que deposites la plata que te dejo Itachi. Esta cantidad es una locura, y más para que la tengas en la casa, es muy peligroso. –Se paró y caminó hasta Sasuke. Estaba serio, y medio ido, pero lo estaba escuchando con claridad. –Sera mejor que revisemos los papeles de la casa, los servicios y lo que hay que pagar mensualmente. Luego que decidas que harás, llamaremos al abogado que nombra en la carta. –No era su fuerte el ser activo, siempre fue medio vago y disparatado, pero ahora debía comenzar a moverse y Sasuke también tendría que hacerlo a la fuerza. Para un joven de 18 años mantener una casa y mantenerse solo es demasiada responsabilidad. Pero lo ayudaría. – Tendremos que buscar algún empleo.

 

Sasuke no sabía que hacer, que decir. Estaba demasiado confundido y aturdido. Sai lo sabía perfectamente. Lo abrazó cariñosamente y el menor se dio el lujo de derramar lágrimas amargas en silencio, mientras su espalda era acariciada con suavidad.

 

- Me voy a buscar ropa a casa y vuelvo. No voy a demorar. Solo espérame, y por favor no hagas ninguna locura. Ve a desayunar. –Con eso, se separó en la puerta, Sasuke lo agarró y le robó un beso, el cual no correspondió pero tampoco rechazó. Con eso, salió por completo y cerró la puerta.

 

Caminando tan rápido como podía para demorar lo menos posible, en su mente resaltaban frases escritas en la carta. Y podía comprender la desorientación que Sasuke tenía. Al paso que iba no tardaría en llegar a su casa, empacaría un par de mudas y ropa limpia, sus elementos de uso cotidiano y algo de plata y volvería con su “novio”, aunque ahora volvía a ser su “amigo y compañero”. 

 

Mientras que Sasuke se había sentado a leer una vez más aquella carta de despedida. Y no podía parar de leer algunas oraciones que palpitaban en su mente y lo harían hasta el resto de su vida…           

 

“No tengo derecho a pedirte perdón y sé que no lo merezco, pero Sasuke, no te olvides de mí y no me odies.  

 

Todo lo mío ahora es tuyo, lamento que a partir de ahora tengas que mantenerte solo, pero confió en que lo harás bien.     

 

Tal vez no me creerás, pero quiero que sepas que te amo, que te amé desde que naciste y lo seguiré haciendo hasta que muera en tus manos. Pero tengo que irme, alejarme de ti, querido hermano. Lamento haberte lastimado tanto, ahora que estoy lejos de ti ya no volveré a lastimarte…

 

Te amo pequeño hermano…

 

Y lo siento… por todo, lo del pasado y lo de ahora. Algún día sabrás la verdad, algún día sabremos todo y todo terminará.

 

Lo siento…” 


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