Decisionem
Decision
“Año 2022
Sentado a la intemperie sin nada que hacer más que recordar y lamentar, un pensamiento cruzó su mente, y su cuerpo se movió por si solo arrojando su último cigarrillo para luego subir al auto negro. Debía comprobar algo de importancia para él, ¿Acaso ya era tarde?
El auto salió disparado de aquel desolado paisaje y se inundo en los mantos luminosos de una ciudad dormida, ya hacia unas cuantas horas que la noche había caído sobre ellos, pero aun así creía estar a tiempo…no podía esperar a que amaneciera, debía saberlo ahora mismo, ¡debía comprobarlo ya!.
Al llegar ni se molestó en detener el motor del auto, simplemente bajó y miró la oscuridad de aquella casa que tantos recuerdos le causaba, decorada con cintas amarillas que prohibían la entrada de los ciudadanos. La escena del crimen que había presenciado hace menos de dos horas. De toda la gente que había en un principio, ahora solo quedaban una patrulla y un par de forenses. Sin detenerse a presentar explicaciones de quien era y de porque estaba ahí, ingresó a la casa y como lo pensaba, los dos cuerpos sin vida ya no estaban. Evitando mirar los restos de sangre y de recordar el rostro apacible del cuerpo del menos, siguió su paso hacia las escaleras y más tarde a una habitación. Del mueble junto a la cama revisó el cajón y al no encontrar lo que buscaba salió impaciente de aquel lugar.
Tal vez…
Una vez mas el auto aceleró por entre las avenidas y las estrechas calles hasta llegar a un edificio grande y lujubre. Una vez estacionado el auto, subió un par de escaleras y pasó por el umbral de la puerta hacia el interior. Allí se presentó y pidió permiso para sacar una bolsa mediana de plasto transparente en la cual estaba inscripto un nombre…
Al salir y detenerse un segundo en la puerta, un cartel lo coronó con la palabra “Morgue”
Ya en el auto, abrió la bolsa y tiró el contenido sobre el asiento del acompañante. Entre papeles, celular, billetera, tarjetas y otras pertenencias personales, encontró dos artículos, entre ellos el que estaba buscando.
Todo eso eran las pertenencias que uno de los cuerpos ingresaos al edificio tenia cuando llegó. Eran las cosas de…
- Aun lo conservaba… después de tantos años, aun tenias el regalo que te di para tu cumpleaños… -Susurró al aire mientras tomaba con sumo cuidado un collar de plata y dejaba que traviesas lagrimas escaparan de sus ojos negros.
El detective volvió a poner cada cosa dentro de la bolsa, exceptuando el collar y un anillo. Ya tenía lo que andaba buscando, lo demás lo debía devolver, después de todo podría ser evidencia en el caso…
Caso que el ya tenia resuelto.”
***
Viernes 31 de julio.
Los días pasaron sin consuelo ni lastima y una nueva semana estaba por terminar. Esos días habían sido largos y oscuros, primeros días en lo que había tenidos que aprender a sobrevivir sin la persona que siempre estuvo a su lado.
Su hermano, la persona a la que había amado en secreto ya no estaba, ya no quedaba nada de él más que algunos elementos materiales y sus recuerdos. Que idiota había sido al permitir que los sentimientos hacia Itachi lo indujeran a entregarse totalmente arriesgando perder a otra persona que lo amaba ciegamente… y al arriesgarse solo había conseguido quedarse solo y lastimar a Sai. Aunque completamente solo no estaba… herido y humillado, Sai se mantenía a su lado, aunque mas distanciado que nunca.
Acostumbrarse a los grandes cambios que sugirieran la nueva vida sin su hermano y siendo, ahora, mayor de edad con nuevas y más responsabilidades y un nuevo estilo de vida, había sido un reto más difícil que aparentar que no le era difícil aceptar la realidad. Simular que estaba perfectamente bien era muy fácil, pero en su interior solo había espacio para una incesante lucha de pensamientos, emociones y sentimientos encontrados que lo atormentaban sin compasión.
Convivir con toda esa maraña de cosas comenzaba a resultarle cotidiano y esperaba acostumbrarse muy pronto. Su vida aun continuaba, la escuela debía terminarse y la universidad lo esperaba y adicionalmente, era importante y muy necesario conseguir un trabajo. Al irse, Itachi le dejó dinero, suficiente como para vivir por un tiempo sin preocupaciones, pero debía comenzar a ganar su dinero y mantener por si solo la casa y su vida.
- ¡El maldito de Itachi lo tenia todo planeado! –Gritó histérico y frustrado Sasuke mientras tiraba los platos al lavado. Estos no sufrieron daño alguno, pero la desesperación llevó al joven a dar un fuerte golpe a la dura mesada con su puño cerrado. Le dolió, peor no le importó, y hubiese gritado y golpeado una vez mas el mármol de no ser porque escuchó los pasos de Sai que se acercaba a el.
Al asomarse a la cocina, el mayor se encontró con el desolado rostro de su amigo. Caminó hacia el y lo abrasó. Esos ataques repentinos cada vez eran menos seguidos. A diferencia de los dos primeros días, donde Sasuke hacia esfuerzas por no ceder ante los arranques emocionales, al tercero tuvo el primero, seguido por el segundo y desde entonces cada día, de una a cinco veces, lo encontraba abatido, rompiendo alo, llorando y perdido.
Desde que el mayor de los Uchihas desaparecían dejando todo atrás. Había tomad la decisión de responsabilizarse por aquel muchacho al que aun amaba, pero al que aun no perdonaba y creía no poder perdonarlo jamás, pero no por la traición de haber sido engañado, sino por saber que mas allá de todo lo que había pasado, los sentimientos de Sasuke hacia su hermano se mantenían vivos y ni el odio que el menor comenzaba a albelgar podía borrar el amor que existió.
Sasuke aun ama a Itachi…eso Sai lo sabía perfectamente, y le dolía, pero su corazón también se había fortalecido y el dolor de saber que Sasuke nunca mas seria de él, le resultaba tolerable. Amaba a Sasuke, lo amaba como nunca lo había echo, y lo cuidaría con todas sus fuerzas.
Tomó las manos blancas y las acarició con suavidad, especialmente en los nudillos, que se encontraban enrojecidos por el golpe.
- Ve al living, espérame ahí. –Dijo y el aludido reaccionó e hizo lo que el otro le ordenó. Sai limpió los platos y los guardó, luego fue a encontrarse con el menor que lo esperaba sentado en uno de los sillones individuales. Antes de decir algo, se sentó frente al otro.
- ¿Qué sucede? –Preguntó con ganas de ponerse de pie e irse, pero quedó quieto en el lugar. – Debo ir a bañarme, tengo una entrevista de trabajo.
- Ya lo se, es solo que quería decirte que opino que deberías llamar al abogado de… -omitió la palabra “hermano”. –tal vez lo necesitemos. –Al notar el disgusto en las cejas fruncidas y los labios apretados insistió. –Debemos asesorarnos, corroborar los papeles, aprender un poco y saber en que situación legal estamos. Todo esta a tu nombre, desde la propiedad de esta casa, hasta la factura de la luz, pero hasta donde yo se, tu no has firmado nada. ¿Cómo es posible que haya podido hacer una sucesión sin tu firma? –Aun así no parecía convencerlo, así que estrechó los ojos y soltó: -Además podrías hablar con este sujeto y preguntarle desde cuando Itachi tenia planeado irse y dejar todo a tu nombre.
Esa última parte llamó la atención de Sasuke. Tal vez podría descubrir desde que momento el maldito de Itachi había planeado abandonarlo e incluso podría tener alguna pista de su paradero. Luego de reflexionarlo unos segundos respondió:
- Esta bien, pero solo quiero que responda a mis preguntas, de lo demás me gustaría que te hagas cargo vos. No quiero tener ningún trato con ese abogado. –Sai asintió con la cabeza.
Buscó en un cajón la carta arrugada y mal tratada, y entre todas las cosas que decía, debajo de todo, a pie de página había un pos data con el número de Kisame. Este tipo era la única persona que podría saber algo sobre su hermano. Pues, días atrás había llamado a la empresa donde trabajaba Itachi, pero solo le informaron que había presenciado la renuncia inmediata, aparte de eso, no sabían nada más.
Marcó el número y esperó el tono, segundos pasaron hasta que, por el alta voz, se escuchó una voz masculina y algo curiosa saludando y preguntando quien era. Sasuke caminó alejándose del living de esta forma, Sai no pudo escuchar la conversación, pero luego de un rato volvió.
- Iremos a su oficina mañana. Ahora me iré a bañar.
Sai quedó sentado solo, viendo como la espalda de su amigo desaparecía al subir las escaleras. Aun no comprendía que hacia allí, porque no podía simplemente despegarse del joven y hacer su vida libremente, no lo comprendía, pero ya era una necesidad el estar apoyándolo y solo cuando Sasuke pudiera volar él se iría de su lado.
Lo ayudaría a costa de su felicidad, y luego, una vez que Sasuke sea feliz el lo soltaría.