Sollicitudo
Inquietud
Sábado 14 de Julio de 2012
Pesadilla: ensueño angustioso y tenaz. Para Itachi, su opresor sueño era real e innegable. Sus ojos le ardían un poco y su cansancio era cada vez mas pesado sobre su espalda. No podía descansar, su mente no le permitía tener un sueño agradable. Al relajarse y cerrar sus ojos era asediado por recuerdos perturbadores y malditos, que solo le mostraban la cruda verdad y le revivían momentos de su vida que habían sido dejados atrás con un gran precio por el futuro. Era torturado por imágenes de lo que podría pasar en un futuro y por la dolorosa y angustiante imagen de su querido hermano menor llorando de forma desconsolada sin que él pudiera hacer nada para calmar su doliente alma. Él nunca seria el indicado para salvar a su hermano de la herida en su ser, su cuerpo, su alma y su corazón. Itachi jamás seria suficiente para su amado hermano.
Aun así, sin ningún remedio pronto seria el cumpleaños de Sasuke, y su tormento continuaba. Sasuke cumplirá años y no podía estar feliz por aquello, ya que la fecha que se aproximaba era la causante de la intensificación de su malestar interior.
Esa mañana se había levantado demasiado temprano, pero aun así se vistió y salió de la casa. Aun faltaba un par de horas para ir al trabajo, pero necesitaba con urgencia salir de su cama y despejar su mente, cansarla y así tal vez podría dormir a la noche siguiente. Se había olvidado de avisarle a su hermano, seguramente se había enojado y de castigo no le cocinaría el almuerzo. Pero al ingresar por la puerta principal a su hogar, el exquisito aroma a comida recién preparada inundo sus sentidos e instantáneamente su estomago reaccionó recordándole a gritos que tenia hambre. Ingresó y se dirigió directo a la cocina, pero la figura delgada de su hermano lo detuvo. Se había parado frente a él, se veía muy ”casero”, con un repasador sobre su hombro, las mangas de su remera blanca arremangadas y una espátula en su mano. Demasiado sencillo pero altamente apuesto.
- Hoy te has ido muy temprano hermano, ni siquiera escuché cuando te fuiste. - Dijo inquisitoriamente el azabache mientras se apoyaba en el marco de la puerta que daba a la cocina y movía la espátula señalándolo. - Pudiste haberme dejado aunque sea una notita. – Sasuke miraba a su hermano mayor con una leve sonrisa en los labios. Pensó que el mayor no iría a comer, pero de igual forma preparó el almuerzo para esperarlo y sorprenderlo. Estaba contento de ver que su hermano había llegado para comer juntos.
- Lo siento Sasuke. No volverá a suceder. - Se acercó a su hermano y revolvió aun más los despeinados cabellos azabaches del menor. - Tuve que ir a trabajar más temprano. - Estuvo a punto de besar la blanca frente de su hermano menor, pero se contuvo. - Déjame ayudarte. - Propuso ingresando a la cocina y viendo las ollas, cacerolas y demás elementos de preparación de alimentos.
- No te preocupes, ya terminé, ve a cambiarte mientras preparo la mesa. - De un pequeño empujón consiguió sacar a Itachi y comenzó a poner todo lo necesario sobre la mesa del comedor.
A los pocos minutos ambos se encontraban disfrutando de un buen preparado almuerzo. Itachi saboreaba cada bocado disfrutando el momento, no era muy común que su hermano preparara algo. Generalmente era él quien despertaba a su pequeño hermano con el desayuno listo y luego de la escuela era él quien dedicaba una hora a preparar el almuerzo. La cena por otra parte era trabajo para ambos.
No pudo evitar que sus pensamientos desembocaran en aquellos que lo perturbaban. Su hermano y la amarga fecha que se aproximaba. El estomago se le cerró, ya no tenia hambre. Descuidadamente dejó los cubiertos y tomó agua.
Sasuke no paso desapercibido la repentina actitud decaída y distraída de su hermano mayor. Estuvieron en silencio hasta que no aguantó mas, cada vez Itachi se incomodaba más y parecía estar pensando en una masacre.
- ¿Qué sucede hermano? ¿Estás bien? - Preguntó preocupado rompiendo el silencioso ambiente que se había formado.
- Estoy bien. - Fue la simple respuesta de Itachi antes de levantarse con su plato y llevarlo a la cocina para luego subir las escaleras hacia su dormitorio, desapareciendo por completo de la vista de un Sasuke intranquilo.
El ruido del celular de su hermano hizo que elevara su cabeza hacia la planta alta. El aparato sonó varias veces hasta que quedó en silencio. Segundos más tarde comenzó a sonar nuevamente. Le fastidiaba el persistente y monótono ruido y se preguntaba que estaría haciendo su hermano que no respondía la llamada. Pronto pudo notar que su hermano había atendido lo cual hizo que suspirara aliviado, le molestaba verdaderamente.
Así como a su pequeño hermano, a Itachi le molestaba demasiado el ruido infernal de su celular. Al ver de quien se trataba evitó contestar, pero no pudo ignorarlo mucho tiempo. A regañadientes tomo el aparato en sus manos y lo miró atentamente, sabia perfectamente lo que le diría la otra persona, pero debía responder la llamada.
- Itachi, ya va siendo hora de que prepares tu discurso, Sasuke va a cumplir 18 años, la jueza dejo bien en claro que si no recobraba la memoria con el tratamiento era su derecho saber la verdad sobre lo que sucedió y es tu responsabilidad contársela. - Soportó demasiado, no quería escuchar nada más. Inmediatamente apagó el celular. No podría escuchar aquello nuevamente por parte de su abogado Kisame, ni de nadie más. Ni siquiera soportaba que él mismo lo recordara. Sasuke seria mayor de edad en poco tiempo, eso significaba demasiado para él.
Salió de su cuarto algo desganado y buscó a su hermano menor, no encontrándolo en la planta baja, nuevamente subió y se dirigió al cuarto de este. Allí lo halló sentado sobre su cama, mirando algo con demasiada atención, tanta que no notó que estaba mirándolo desde el umbral de la puerta. Dio un par de pasos hacia el azabache y fue entonces que el menor se dio cuenta de su presencia.
- Hermano… - Levantó la vista para enfocarla en el cuerpo del mas alto. Se había parado frente a él y lo miraba desde arriba.
- ¿Qué haces? - Preguntó a la vez que tomaba asiento junto a su hermano y miraba las manos del azabache, encontrándose con el objeto de su atención. - Madre se parece mucho a ti. - Pronunció de forma neutral, sin emoción alguna, o bien, con emociones muy escondidas. – Sasuke, deberías…
- Hermano, es lo único que tengo de ellos. No quiero olvidar lo poco que se de padre y madre. - Interrumpió algo dolido. Solía ver a escondidas la foto aquella, en donde estaban ellos dos y sus padres, porque su hermano siempre le recriminaba que no debía vivir en el pasado, que el no recordar a sus padres no significaba no haberlos tenido. Ahora de grande, seguía viendo de vez en cuando aquella antigua foto. La foto que desafortunadamente no recordaba cuando ni donde había sido tomada.
- Sasuke, hay algo que debo contarte, es muy importante para mi. - Había tomado una decisión. Su hermano debía saber lo que en su interior escondía. No podría perdonarse que su hermano lo odiara sin antes saber lo mucho que él lo amaba. Y si a partir de esto que iba a decir, Sasuke decidía repudiarlo, pues estaba en su derecho y lo aceptaría con profundo dolor.
- ¿Qué es hermano? - Estaba sorprendido e intrigado por saber lo que le diría su hermano mayor. Sentado junto a él, sintió como Itachi tomaba su rostro delicadamente, ante el asombro de la repentina acción, Sasuke abrió los ojos y observó a su hermano atónito, pero se dejó hacer tranquilamente mientras comenzaba a cerraba los ojos. Con cuidado lo acercaba hacia su cuerpo y lentamente hizo que la cabeza de su pequeño hermano quedara apoyada sobre su regazo.
- Pequeño hermano menor, tal vez no recuerdes cuando eras un niño, pero yo recuerdo cada palabra que me decías, cada juego que compartimos y cada momento que vivimos. Lo recupero perfectamente, y son esos recuerdos los que me ayudan a seguir adelante. Tú me ayudas a vivir. - Con cada palabra, el desconcierto de Sasuke aumentaba. Había abierto los ojos y miraba el rostro sereno de su hermano desde abajo. Este le hablaba mirando hacia adelante, evitándolo. Pero luego de una pausa, bajó la mirada y lo encaró. - Sasuke, lo que te quiero decir es sobre mi, y sobre ti…
Ante el inesperado ruido del timbre, los dos jóvenes se incorporaron en la cama, sentándose rectamente. Estaban en tal grado de extracción del mundo real que el ruido fuerte e imprevisto los sobresaltó sacándoles un suspiro ahogado.
- Iré a ver quien es. - Desganado, se levantó y salió de su dormitorio. Intrigado y decepcionado por no poder escuchar lo que su hermano iba a decirle, bajó las escaleras pensando mil posibilidades e intensificando su curiosidad. Había sido un momento muy raro, pero que lo disfrutó como nunca antes, quería estar con su hermano mayor mas tiempo así. Ojala no hubieran interrumpido.
Itachi quedo quieto en el lugar. ¡¿Que idiotez iba a decir?! Sasuke no debía saber lo que su corazón escondía. Nunca.
Al abrir la puerta, Sasuke se encontró con una cara conocida.
- Sai. - Sonrió de costado. Y se apartó de la entrada para dejar pasar al joven de cabellos cortos. Este ultimo sonrió como siempre lo hacia. Muchas veces Sasuke se preguntaba las razones de esas extrañas muecas en el rostro pálido de su amigo. Al conocerlo más profundamente descubrió millones de cosas sobre el muchacho que nunca se hubiese imaginado. Aprendió a leer las sonrisas verdaderas de las falsas. Aquella era autentica. Y se reprimió por el pensamiento de desprecio hacia aquella persona desconocida que había interrumpido su momento con Itachi al tocar el timbre. A Sai jamás podría despreciarlo. - Vamos a mi habitación.
Ambos jóvenes comenzaron a subir las escaleras uno junto al otro. En el descanso, Sasuke vio a su hermano y suspiro aliviado al comprobar que no se había quedado esperándolo sentado en la cama. Eria una situación incomoda, una que no quería experimentar. Al pasar por su lado solo recibió una leve caricia en la mano.
Sai saludo cordialmente al mayor y junto a Sasuke siguieron su camino. Una vez dentro del cuarto, la puerta se cerró. Dejando detrás a un Itachi angustiado por tantas cosas, pero todas aquellas eran opacadas por la sensación de comprender que su hermano no era completamente de él y no podía hacer nada para evitarlo, no aún.