Anxietas
Angustia
Lunes 16 de julio de 2012
Esa mañana se había levantado con los ánimos suficientes como para preparar el desayuno. Por alguna razón su despertador corporal lo había despertado una hora antes, tiempo suficiente para prepararse y armar un delicioso desayuno. Estaba alegre.
Para cuando su hermano mayor se levantó, él ya tenia la mesa preparada.
- Buenos días, hermano. - Saludó recibiendo una mirada curiosa de Itachi, no era muy cotidiano su acto de levantarse temprano y mucho menos de preparar semejante tentempié.
- Buenos días, Sasuke - Respondió sonriendo. Le agradaba ver de esa forma a su pequeño hermano. No sabia la razón de este para estar tan eufórico, pero de igual forma se alegraba por él. Mañanas como esas, en la que lo primero que veía era la blanca sonrisa de su hermano, eran las mejore. Sentía que con ver esos finos labios curvados hacia arriba, podría aguantar un día más, podría soportar por la eternidad el peso que cargaba sobre sus hombros.
Mientras comían, pocas eran las palabras que se escuchaban en el comedor. Era una mañana tranquila, en donde el silencio no era incomodidad, sino calma. Ambos disfrutaron de un placido desayuno junto al otro. Después de todo, en la mayoría de las ocasiones, Itachi preparaba un desayuno precario, porque después de todo, Sasuke solo tomaba un café velozmente y se iba a la escuela.
Pronto los dos estaban listos para ir, cada quien por su lado. Itachi se ofreció a llevar a su hermano a la escuela, pero fue rechazado. Pocos minutos después, el timbre de la casa sonó y Sasuke salió de la casa en compañía de su amigo, Sai. Ambos se perdieron al doblar la esquina. No le molestaba la presencia de aquel joven, pero en ocasiones concebía que perdía a su hermano y se sentía olvidado por éste.
Ese día le dolió de forma inesperada el sentirse rechazado por Sasuke, aunque fuese una pequeñez como llevarlo a la escuela, el que su hermano prefiriese ir con su amigo le dolía. Era una estupidez, y lo sabia perfectamente. ¿Pero que podía hacer? Nada. Simplemente guardarse ese pequeño puñal que se había clavado en el.
Eso y un conjunto de cosas se revolvieron en su interior, en su alma y mente. E inevitablemente su semblante cambió. Se sentía un idiota, estaba deprimido. No se creía capaz de ir a trabajar, así que simplemente subió las escaleras para ir a su cuarto. Pero como siempre sucedía, sus pasos cambiaron de rumbo sin aviso previo, llevándolo a la puerta de Sasuke. Donde ingresó, y se tiró desganadamente a la cama distendida que él mismo había dejado minutos atrás.
En la mesita de luz, contempló un pequeño portarretrato con una foto de su hermano de pequeño. En esa foto tendría unos 9 años de edad, tan solo un niño. Se lo veía contento, pero fastidiado. A Sasuke no le gustaba que le sacaran fotos y mucho menos solo. Aun así, se lo veía sonreír levemente, viendo fijamente al fotógrafo que en ese momento lo estaba por retratar. Aquella persona no era otra más que él mismo. Itachi recordaba perfectamente ese momento, cuando le tomó esa foto en el jardín de la casa anterior.
Se quedó viendo la foto por un buen rato. Hasta que se dejó llevar por el cansancio y la desgana, y finalmente quedar dormido en la cama de Sasuke.
Sueños sin sentidos, incomprensibles, lejanos y borrosos. Eran esos los que atacaban la mente de Itachi, impidiéndole descansar debidamente. Sintiendo, esta vez, la ausencia de su hermano. Las dos veces anteriores había tenido el soporte de la espalda pequeña de Sasuke, pero en esta ocasión no había nada a lo que aferrarse.
Hoy, al no tener talleres ni deportes, Sasuke salió de la escuela cerca del mediodía. Al llegar a su casa, el silencio delató que su hermano no estaba, hambriento, refunfuño por no encontrar el almuerzo ya listo, y subió los escalones de dos en dos para dejar sus cosas en el cuarto y bajar a cocinar algo. Dio un respingo al ver a alguien en su cama, pero en fracción de segundos reconoció a su hermano.
Soltó un suspiro corto y comenzó a caminar hacia el escritorio, donde dejo su bolso. Luego caminó hacia la cama y se sentó junto al cuerpo de su hermano mayor. Con sumo cuidado tapó el cuerpo desprotegido del mayor con la sabana y luego con la frazada. Por un momento, se quedó viendo el rostro dormido de éste. Cómodo, pero a la vez intranquilo. Un fuerte impulso mandado por alguna parte de su cerebro a los nervios de su mano, hizo que moviera la mano hasta depositarla delicadamente en los cabellos largos y negros de Itachi, los cuales acarició sintiendo la suavidad y sedosidad de estos.
Lo contempló y lo acarició. Ante un nuevo impulso, se inclinó y depositó un cálido beso en la frente blanca del dormido. No había estado en sus planes hacer todo aquello, pero no podía evitarlo, algo dentro de él se movía por si solo, algo dentro de él quería tocar a su hermano.
Ante semejante pensamiento, se apartó con brusquedad. Luego, si mirada se torno triste y resignada, eso era cierto, esos sentimientos que lo empujaban a ser tan cariñoso con su hermano, eran sentimientos fuertes que había ocultado por muchos años. Intentando apartar ese cariño incestuoso que tenia en el interior, apaciguando los deseos y olvidando el amor que tenia por Itachi. Eso era, evidentemente había amado a su hermano, pero de sobra sabia que su amor no era ni sano ni mucho menos podría ser correspondido.
Con el tiempo, había conseguido superar y calmar esa bestia que amenazaba con liberarse, no solo, sino con ayuda había olvidado en gran parte a su hermano. Nunca debía enterarse Itachi de sus sentimientos reprimidos y escondidos, ¡jamás!
Aun así, exigiéndose olvidarlo, y en parte consiguiéndolo, en los últimos días comenzaba a resultarle difícil no sentir la inmensa tracción de besar a su hermano. El tenerlo las dos anteriores noches durmiendo junto a él comenzaba a afectarle y a revolver aquello que debía permanecer profundamente enterrado. El sentirse fuertemente abrazado, protegido y cálido, hacia que los pensamientos mas sombríos regresaran a su mente.
Quería recordar que tipo de hermanos habían sido en el pasado. Le intrigaba saber como había sido y tratado con Itachi siendo él un pequeño infante. No fue hasta después de los 14 años que comprendió que el sentimiento que Itachi encendía en él era nada menos que amor, y luego de eso, sabiendo y comprendiendo lo que era y que no debía ser así comenzó a encerrarlo. Consiguiéndolo casi completamente luego de tantos años y luego de encontrar a una persona que lo amaba sin prescripciones. Al cual debía agradecer enormemente.
No obstante, se sintió un miserable y un desgraciado.
- Lo siento, Sai. - susurró al viento antes de depositar un delicado y tierno beso en los labios del mayor de cabellos largos y negros, que continuaba durmiendo. Pensando en ese leve contacto de labios, como el ultimo. Nunca más dejaría flaquear sus fuerzas, nunca más debía dejar libre esos sentimientos, nunca más podría traicionar a Sai. Nunca más.
Separándose de los finos labios de su hermano, Sasuke contempló por unos segundos a Itachi. ¿Cómo reaccionaria su hermano al saber lo que en verdad sentía por él? ¿Acaso se alejaría, lo odiaría, lo rechazaría repugnado? ¿Lo aceptaría, pero con el tiempo se abriría una brecha entre ambos hasta llegar a la separación?
Todas esas preguntas y sus respectivas conclusiones de respuesta eran innecesarias y sin sentido. Jamás llegaría el día en que esas preguntas fueran respondidas por Itachi. Ese día nunca podría llegar.
Se puso de pie rozando una de las mejillas del mayor. Luego se giro y se sacó la camisa, quedando en remera. La tiró a los pies de la cama y salió de la habitación para dejar a Itachi dormir tranquilo y preparar el almuerzo.
Luego de unos minutos, Itachi abrió los ojos algo confundido y notó que el bolso de Sasuke estaba en el escritorio, al fijarse bien a su alrededor, también noto que había una camisa a sus pies. Estirando uno de sus brazos, la tomó y se acomodó nuevamente en la cama abrasándose a la prensa blanca, sintiendo y disfrutando el aroma a su hermano.
Itachi sufría por el amor de Sasuke sin saber que éste, hacia hasta lo imposible para no tener los mismos sentimientos. Ambos hermanos, sin saberlo, compartían un amor secreto y oculto.