Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Afecto. por Seiken

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Afecto

Capitulo 15.

Tykus descendió con lentitud esperando ver al cachorro de su amante, a Tygus, pero en vez de ver al imponente tigre de ojos dorados, el cual llevaba un nombre demasiado parecido al suyo, el cual debía ser un torcido homenaje, vio al tigre albino que siempre le acompañaba.

— Cuanto tiempo director Tykus.

A sus espaldas había un escuadrón con varios soldados armados, al ver sus rifles sin embargo noto que prácticamente no tenían balas, así que solo eran para amedrentar a sus adversarios, sin embargo, dos soldados enormes, con la cresta de la criatura tatuada en sus cuerpos llevaban dos armas de fuego, estas si estaban cargadas, ellos si eran peligrosos y protegían a Bengalí como si fueran sus guardaespaldas.

— ¿Dónde está Tygus?

Pregunto levantando las manos como una ofrenda de paz, Bengalí debía saber que estaba fuertemente armado y que no estaba dispuesto a dejarse desarmar, cuando uno de los felinos de gran tamaño trato de acercarse a él para asegurarse de que les entregara todas sus armas, lo detuvo.

— Renegociando nuestra tregua con los chacales, llegas tarde, Leo se marcho hace casi un mes.

Tykus no pudo evitar sonreír al escuchar esa información, como director de seguridad le habían enseñado a leer las expresiones de los demás, leer entre palabras y analizar la información que se le era entregada.

Con esa poca información el tigre supo que Tygus era su líder como el supuso que sería, no creía que los ancianos hubieran sobrevivido el largo viaje a ese valle, ni los años que se tardaron en asentarse, lo que dejaba un consejo incompleto si es que había uno del todo, también era cierto que Leo busco a su amante cuando se ausento de Thundera, pero solo se quedo un día, lo que significaba que el cachorro no lo había aceptado de regreso ni había vuelto con él.

Lo que llamaba su atención era que Tygus había visitado solo a Shen, parecía que su alianza podría basarse en algo más, seguramente ese joven tigre sabía cómo utilizar sus encantos para seducir o convencer a ese torpe chacal de mejorar sus ofertas en una tregua que parecía injusta desde su punto de vista, su clan realmente no tenía nada que pudiera ofrecer que quisieran los chacales.

— Parece que Shen tiene buen gusto.

Pronuncio sin mucha preocupación, si no le habían disparado a matar era porque no querían hacerlo, plantando al mismo tiempo algunas ideas en el joven tigre que siempre acompañaba a Tygus y que él sabía actuaba como un chaperón, manteniendo a cualquier indeseable criatura lejos del Tyaty, quien debía serle fiel a su amo, su cuerpo le pertenecía.

— Aunque nadie puede culparlo, Tygus es sumamente especial… con este sería el tercero que cae bajo sus encantos.

Bengalí apretó los dientes furioso y por un momento pensó en dispararle a este traidor, quien más pudo asesinar a Torr, aconsejar a los rebeldes así como ayudarle a Leo a pasar desapercibido en esa nave, dándole una oportunidad para derrotar a su amo, la única razón por la cual no lo hacía era porque le ayudo a mantener a Tygus seguro de las sucias manos de Leo durante su fuga.

— Tygus no se entregaría a un sucio chacal, el conoce y acepta su destino.

Respondió Bengalí, señalándole al antiguo guerrero una pequeña capsula que había sido acondicionada como una cabaña, parecía que era una sala de juntas y que hablarían a solas, algunos tigres se alejaron de ellos, sus dos guardaespaldas lo siguieron en absoluto silencio.

— ¿Cómo lo acepto en la nave cuando se acostó con Leo?

Pregunto Tykus una vez que ingresaron en la sala de juntas, tomando un asiento sin mucha preocupación, creyendo que Bengalí trataba de esconderle su verdadero motivo para dejarle entrar sin que recibiera ningún daño, debía recordar que él también fue educado bajo la estricta vigilancia de Tigris, sin duda este albino se comportaba más como su difunto amante, él no era de fiar.

—Ese león solo jugó con sus sentimientos, Tygus no es tan estúpido como para volver a caer en sus mentiras y cuando Lord Mum-Ra resucite nuestro Tyaty tomara su legítimo lugar a su lado.

¿Resucitar a Lord Mum-Ra? Se pregunto Tygus recargándose en la silla, parecía que Bengalí se negaba a reconocer su nueva vida, que todo había cambiado, acaso no podía ver que si se olvidaban de aquella criatura ellos podrían tomar su lugar como la raza dominante, serian los amos y señores de ese mundo, serian invencibles.

— ¿Cómo esperas resucitar a Lord Mum-Ra?

Su pregunta sorprendió a los presentes, ellos desconocían que la espada de Plundarr estaba en su poder y que conocía todas las claves que Tigris le hizo memorizar al cachorro, tal vez tampoco podían comprender que la criatura no estaba muerta, solo atrapada en su propia fortaleza, como un monstruo de cuentos de hadas se escondía en un armario.

— Sí Lord Mum-Ra no ha muerto, solo está atrapado y sé que Tygus podría liberarle con solo oprimir una clave que seguro aun recuerda.

Tykus quería minar la confianza de Bengalí en Tygus, debía encontrar una forma para alejarlo de la seguridad que le brindaba su clan, al mismo tiempo creía que pronto seria traicionado cuando quisieran obligarle a liberar a su antiguo amo, si no aceptaba la ayuda de Leo tendría que aceptar la suya cuando eso pasara y él se aseguraría de que fuera así.

—Pero han pasado nueve años desde ese día… ha dejado que Thundera se alcé sobre las demás culturas, tal vez porque ese fue siempre su plan… por eso siempre lo mantuvo a salvo de cualquier peligro.

Bengalí apretó los dientes, parecía que estaba a punto de perder el poco control que tenia de aquella junta no programada, pero de pronto sonrió, como si él ya hubiera pensado en aquella posibilidad y en realidad no le importara.

— Tigris jamás le pregunto cuál era su opinión, no veo porque ahora sea diferente.

Tykus asintió, su único amigo estaba dispuesto a entregarlo a su antiguo amo, pero no se daba cuenta que necesitaba las claves para ingresar a la tumba, para liberar a Lord Mum-Ra de su sarcófago, a menos que alguno de esos dos felinos tuviera fuerza suficiente para obligar a que las puertas cedieran ante la presión, aunque dudaba que eso funcionara, esa estructura estaba diseñada para durar por toda una eternidad.

— ¿Cómo se supone que lograras que coopere?

Bengalí de pronto se levanto de la mesa, en una postura ciertamente practicada, demasiado teatral para el gusto de Tykus, ese muchacho creía que podía controlar sus emociones, que sabía cómo hacerlo, sin embargo, al único que podía engañar era a Tygus sólo porque se negaba a ver qué su amigo, el que era como un hermano para él, no lo quería más de lo que cualquiera quiere a una herramienta.

— Tygus tendrá que ver lo absurda que es su negativa, mientras más se tarde peor será el castigo que Lord Mum-Ra le pondrá.

Tykus seguía tranquilo, parecía que los tigres que le habían recibido creían que no era más que un inútil, un anciano que seguramente estaba cansado de la vida de Thundera, que regresaba con la cola entre las patas, solo para formar parte de su clan y por él aquella noción era perfecta por el momento.

— ¿Por qué has venido aquí director?

Tykus sonrió al escuchar esa pregunta, al menos Bengalí recordaba cual era su antiguo puesto y para su suerte, Tygus no estaba presente en la aldea, de lo contrario sabía que hubiera ordenado que dispararan a discreción, era difícil ignorar que por mucho tiempo lo quiso muerto, ahora que lo pensaba no le veía ningún caso a su muerte.

— Vine a darles una advertencia…

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Tygus despertó al escuchar un sonido en la habitación, primero poso su vista en su compañero, acariciando su mejilla con delicadeza, notando que seguía dormido con sus brazos rodeando su cintura, después busco la fuente del sonido, que no era nada más que Panthera, quien había ingresado en ese cuarto sin tocar, llevaba hasta hacia unos pocos segundos unos cuadernos, parecían ser tratados de alguna clase por los colores y los emblemas reales de ambas especies.

— Buenos días, Panthera.

Pronuncio Tygus tratando de liberarse de los brazos de Leo, quien seguía fuertemente aferrado a su cuerpo, haciendo que se preguntara, no por primera vez, como era posible que fuera tan fuerte, debía existir algo de lo que no estaba enterado en su clan.

— ¿Interrumpo algo?

Pregunto ella recargando su mano en su cintura, mientras que seguía cargando los tratados con su otro brazo, aunque su expresión era una bastante divertida, según creía nunca lo dejaría olvidar esa mañana ni sus inútiles esfuerzos para liberarse, estaba seguro que los dos formaban una imagen memorable.

El con su ropa negra, su torso semidesnudo, sus pantalones hasta sus rodillas y su cabello despeinado, sentía que su melena se había pegado a su mejilla, hacia demasiado calor para ser agradable, Leo por su parte rodeaba su cintura con sus brazos, solo tenía unos pantalones y parte de su melena se había metido en su boca.

— No, en realidad ya debo irme.

Respondió forzando los brazos de Leo para que le dejara moverse, quien inmediatamente se quejo, estiro sus brazos y se levanto de la cama tratando de acomodar un poco su melena.

—Claudius debe estar a punto de despertar y se preguntara donde estoy, los dejo con sus tareas.

Pronuncio Tygus, saludando a Panthera con un movimiento de la cabeza, para después arreglar un poco su ropa que estaba descompuesta, así como su cabello y su melena, ella de pronto lo detuvo sujetándolo del brazo con delicadeza.

— Te ves descansado…

Era cierto, no había despertado una sola vez en la noche, sus sueños fueron tranquilos y tal vez su primera noche de sueño, sin pesadillas o desagradables recuerdos era gracias a la presencia de Leo a su lado.

— Lo estoy.

Fue su única respuesta al mismo tiempo que se camuflaba con sus alrededores, volviéndose invisible ante sus ojos, Leo se sentó en su cama, observando el que suponía era el camino que Tygus había elegido para regresar a sus habitaciones, las cuales no tenia en realidad una idea de donde se encontraban.

Panthera se recargo en uno de los muebles mirándole con una extraña expresión en sus ojos, estaba sonriendo y su cola se movía de un lado a otro, parecía relajada, no era para menos, se había desecho de una pesada carga en su consciencia.

— Así que tu y Tygus…

Comenzó a pronunciar, Leo estiro su cuello y después sus brazos, no había dormido así de bien nunca, era extraño como la presencia de su compañero le hacía sentir contento, tranquilo, así como silencio a la espada, al menos ella guardo silencio, como una bestia domada.

— No…

Leo recordaba que en el pasado no se podía dar el lujo de confiar en los demás, debía dormir con un ojo abierto, un pie en el suelo y su mano en un arma, creía que de un momento a otro el comandante que estuvo antes que él mandaría a asesinarlo, debía estar preparado, después cuando ya era el comandante esa situación no cambio demasiado, aunque se atrevía a pensar en lo que sería conseguir que su capitán le prestara atención, y cuando por fin lo hizo, tenía que estar pendiente de sus hombres, de que esa criatura no se diera cuenta de sus planes, aun el mismo Tygus debía ignorar su rebelión, al final, esos nueve años fueron una pesadilla, siempre preguntándose donde estaba su compañero, porque no quería regresar con él, porque había sido tan ciego.

— Sólo dormimos juntos… no hubo necesidad de nada más.

Panthera sonrió al escuchar la voz de su monarca, estaba contento, parecía que había regresado el viejo Leo, pero no era cierto, algo había cambiado en él, se veía tranquilo, como si todas sus pesadas cargas hubieran sido liberadas, tal vez por fin creía que tendría lo que soñó en el pasado, cuando sólo se tenían el uno al otro.

Aunque no era del todo cierto, ella siempre tuvo a Tykus a su lado, no podría considerarlo una figura paterna sino más bien una extraña clase de hermano mayor, una figura que podía seguir, que la protegía de los demás porque había descubierto en ella su potencial ignorando que era una mestiza.

Pero Leo estaba sólo, los pocos leones que aun quedaban con vida estaban demasiado separados para reunirse, el comandante lo deseaba muerto y ella nunca supo cuanto de la masacre de su clan aun recordaba, porque sabía que estuvo presente cuando los soldados de Mum-Ra atacaron.

Con los años comprendió la fijación que Leo tenía por su tigre, no tenía a nadie, estaba asustado, desconfiaba de cada criatura que se acercaba a él, así como fue relegado a uno de los peores lugares de la nave y de pronto un soldado, un tigre de entre todas las razas posibles, llego en su auxilio, le brindo ayuda cuando nadie más lo hizo creyendo que no tenía potencial y que lo único que lograría seria con mucha suerte convertirse en un guardia, Tygus le ayudo más de una vez contradiciendo las ordenes de sus superiores, era solamente obvio lo que ocurriría una vez que su amigo estuviera en posición de corresponder a su amabilidad.

— ¿Regresara con nosotros a Thundera?

Leo se levanto de la cama y comenzó a vestirse, Tygus no querría abandonar a su clan, de eso estaba seguro, sin embargo, se preguntaba cómo podría convencerlo de ir con él a su ciudad, para que viera lo que le había construido, su jardín y los cuartos donde él dormía cuando por fin era libre de sus tediosas tareas.

— No lo sé, pero no lo creo.

Panthera creía que Leo estaba equivocado, sí no estaba dispuesto a abandonar a su clan no los hubiera encontrado juntos, su intuición le decía que Tygus estaba próximo a tomar la decisión de marcharse con su compañero, de lo contrario no le hubiera dado esperanza alguna, lo amaba demasiado para querer lastimarlo.

— Yo creo que Tygus abandonara a su clan o sí no lo hace por su propia decisión, creo que su clan le dará la espalda cuando sepa que eres tú su compañero.

Leo término de vestirse sin decir una sola palabra, preguntándose si Tygus podría cumplir su promesa ya que de pronto sentía que cuando estaban solos su relación era perfecta, pero al separarse veían que no podrían estar juntos.

— Su clan perderá mucho si abandonan a Tygus por esto, pero no era tu plan que recuperáramos al ejército que nos hace falta, al clan de los tigres…

Panthera se quedo pensando aquella pregunta velada por varios minutos, el orgullo de los tigres no los dejaría olvidar su pasado, los pocos que decidieron hacerlo seguramente habían abandonado a su clan cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo, como el director, que a pesar de ser un tigre ya no vivía con los suyos.

—Sí, ese era mi plan, pero su clan es demasiado orgulloso, para ellos debe ser muy difícil aceptar que cometieron un error y pensaran que Tygus es quien los ha traicionado, mucho mas cuando sepan o sospechen que él supo todo desde un principio, de que otra forma es tan fácil para él aceptar tu seducción.

Leo asintió, en el momento en que Tygus acepto su compañía ya no podría dar marcha atrás, era solamente cuestión de tiempo para que Bengalí comenzara a dudar de sus decisiones, de su lealtad a su amo y se diera cuenta que su Tyaty les ocultaba información importante, como por ejemplo la rebelión y que fue partícipe de ella de forma indirecta.

— Para muchos la forma en que fuiste recibido debió ser una muestra de su traición, ya era difícil para mí ser aceptada en esa aldea, escuche en más de una ocasión como Tygus trataba de convencerlos de aceptarme.

Panthera tenía razón, su clan debía pensar que Tygus los había traicionado con solo evitar que dispararan a discreción apenas lo vieron, había pasado un mes alejado de su clan, durante ese largo tiempo seguramente Bengalí comenzó a preguntarse la razón por la cual su líder no regresaba.

— Tygus ha tratado de convencerlos de que no pueden iniciar una guerra con Thundera por un amo que no pudo defender su corona, pero tú, tú fuiste el artífice de su caída, el traidor entre los felinos, al dejarte entrar debieron creer que les estaba escondiendo algo y cuando sepan que tu eres el compañero del que habla, no creo que se lo tomen muy bien.

Comenzaría a difundir rumores en contra suya, los que serian confirmados cuando Tygus decidiera vivir a su lado, porque él no podía abandonar su reino, en cambio el lugar donde vivía su compañero era indigno, era demasiado pequeño y demasiado inseguro, cualquiera podría entrar en esa capsula sin ser visto, esquivando con facilidad las trampas y las precarias alarmas que logro construir su compañero, así como esa aldea no soportaría el embiste de un ejército enemigo.

— ¿Qué otro compañero podría tener?

Pregunto Leo, pero su mente seguía imaginando un ataque a esa población, podrían ofrecerles auxilio pero sabía que nunca lo aceptarían, su orgullo seria su perdición, pero sabía al mismo tiempo que Tygus no querría arriesgar a su cachorro ni permanecer demasiado tiempo alejado de él, su tigre no permitiría que un orgullo mal colocado se interpusiera en su seguridad ni en su felicidad.

— Tú sabes cual, pero eso ya está en el pasado.

Parecía que no importaba lo que ocurriera su amante siempre terminaría perdiendo algo y él siempre era el culpable, no era justo que fuera abandonado por su clan o que tuviera que marcharse, pero su compañero le dijo que no quería que lo alejaran de su persona, por lo que debía cumplirle al menos uno de sus deseos.

— ¿Ya hemos solucionado todos los conflictos con Shen?

Pregunto entonces, recogiendo la espada y su guante, los cuales aun seguían en la silla donde los abandono la noche anterior, escuchando como Panthera tomaba un lugar en la mesa que tenía una charola de frutas frescas, de la cual eligió una fruta de color anaranjado.

— Eso parece Leo, ya no hay nada que nos detenga en este lugar…

Leo maldijo en voz baja, quería permanecer en aquella ciudad unos días más, hasta que Tygus aceptara vivir en Thundera, necesitaba una noche más para convencerle de ir con él, entonces su compañero aceptaría ser su consorte, esta vez todos sabrían que se pertenecían, que eran compañeros, amantes y que Claudius sería su heredero al trono.

— Excepto el festival que Shen ha decido llevar a cabo como agradecimiento por todos los tratados, los nuestros y los del clan de los tigres.

¿Un festival en compañía de su amante? ¿Podrían bailar, cantar y estar juntos en medio de un festejo? ¿Acaso su destino había cambiado?

Parecía que sí, que podrían estar juntos, bailar y disfrutar cada instante de aquel festival en compañía de su amante, de su cachorro, así como ya no tendrían porque esconderse de los ojos de los demás, por fin comenzaría la vida que siempre había soñado.

Debía agradecerle a Shen su ánimo festivo, ya que nunca en sus más salvajes sueños creyó que la primera vez que Tygus y él estuvieran juntos podrían ser libres, que podrían estar juntos.

—Parece que Shen se ha vuelto de pronto en mi mejor amigo.

Respondió Leo con una sonrisa brillante, tomando otra de las frutas de color anaranjado, haciendo planes mentales de lo que le gustaría que ocurriera en ese festival, como podría convencer a Tygus de regresar con él y no con su clan cuando abandonaran esa ciudad.

— Eso parece…

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Tygus regreso al cuarto en donde dormían él y Claudius sin ser visto, al entrar su cachorro aun seguía dormido, nadie había notado su ausencia, de pronto sentía que nada podría salir mal, que por fin su suerte estaba cambiando.

No había tenido una noche de sueño como esa en demasiado tiempo para poder recordarlo, estaba tranquilo como nunca antes, descansado como cuando era un pequeño al cuidado de Claudius.

El tigre se sentó en el sillón cerrando los ojos, recargándose en el respaldo, permitiendo que la briza que entraba por su puerta revolviera su cabello, las comisuras de sus labios se movieron formando una sonrisa placentera, una que alcanzaba sus ojos y que solo mostraba en compañía de su cachorro.

Sabía que pronto lo visitaría Shen y aunque comprendía que lastimaría a su único amigo con su respuesta, su decisión estaba tomada, quería estar con Leo, con nadie más que con su león, solo era justo que por fin después de todos esos años tuvieran algo de paz.

El dolor de su compañero era como el suyo, se extrañaban, se necesitaban, debían rendirse a sus deseos, de otra forma no creía que podrían continuar, no de la forma en que lo hicieron hasta ese día.

Shen cumplió su promesa después de todo, no de la forma en que él lo esperaba, pero si le trajo paz, seguridad y noches de sueño tranquilo, que no podría agradecerle, pero que siempre atesoraría.

Tygus subió sus pies descalzos al sillón, comprendía que al dejar su aldea su clan comenzaría a preguntarse lo que no se atrevían en su presencia, no era ningún ciego y tampoco era estúpido, sabía que la mitad de su clan desconfiaba de sus decisiones, la otra mitad seguía a Bengalí, quien parecía incorruptible en sus creencias, seguía adorando a los cuatro espíritus del mal, hablando de la criatura como si quisiera liberarla, como si pudieran convencerlo de abrir la puerta de su tumba, volver a su esclavitud.

Su cachorro corría peligro con su propio clan, no era el único mestizo, pero si era el único león y ellos sabían que nunca hubo con ellos otra leona, se preguntaban de donde había tomado al cachorro los meses que se ausento, porque un león, cuando esa raza estaba maldita, todos ellos eran traidores.

Era un ligre, lo que significaba que su madre era una tigresa y su padre un león, así que debía ser descendiente de Tigris por sus rayas, una característica distintiva de la herencia genética de sus antepasados, del cual escucho en la nave existieron dos cachorros, uno de ellos programado, pero también tenía la sangre del único león que quedaba con vida, ese era Leo.

Muchos se preguntaban porque su Tyaty cuidaba del cachorro de su enemigo, porque molestarse en mantenerlo seguro y como era que consiguió hacerse con él, creían que lo secuestro, que tal vez era una venganza o algo mucho más extraño aun, un error creado en los laboratorios, pero su devoción por mantener a Claudius seguro era demasiado grande para no significar algo más.

Ese algo era el amor que sentía por su comandante, su compañero, al cual se había entregado en el pasado, en esa celda oscura durante la rebelión, muchos lo culpaban, los más ancianos creían que los había deshonrado, otros creían que era demasiado débil para poder defenderse de un león insignificante, él era más grande, mucho más fuerte, mucho mas ágil, creían que era mejor en todo, así que no comprendían como Leo se hizo con su cuerpo.

Bengalí era el único que sabía la verdad, quien curo sus heridas como era su costumbre, solo realizando su deber como un buen soldado haría, no sabía si lo hizo por él, porque su amistad era sincera o porque temía las represalias de su amo cuando regresara y viera que no protegió a su Tyaty.

Tygus no esperaba que pudiera guardar silencio por mucho más tiempo, su comportamiento los últimos días, sus constantes intentos por llevarlo a la pirámide, por regresar a su amo a la vida e inevitablemente a él a su cama, le hacían preguntarse cuál era la razón por la cual no trato de obligarlo a volver, tal vez porque creía que lo haría por su propia voluntad, aunque durante ese mes pudo darse cuenta que no podía seguir confiando en él.

No cuando la oportunidad de hacerse con el liderazgo estaba a la vuelta de la esquina y lo único que tenía que hacer era encontrar una forma de hacerlo obedecer, esa única forma era utilizando a su cachorro en su contra.

Shen tenía razón, llevaba nueve años observando sobre su hombro, desconfiando de todo y de todos, dentro de su propio hogar no creía estar seguro, ni él ni su cachorro, tal vez solo era paranoia, estrés post traumático, un resultado de su esclavitud, pero no se arriesgaría a equivocarse.

Ya no podía seguir cuidando de su clan por más tiempo si ellos no querían que lo hiciera, así que les dio las herramientas para prosperar, un tratado que les podría ayudar en su desesperada situación, pero para eso debían olvidarse de su orgullo, de su maldición.

Por eso debía mantenerse alejado de su compañero, porque cuando lo aceptara de regreso ya no tendría otro lugar a donde ir más que con él, no podía arrastrar a Claudius en su locura, pero ahora sabía que Leo cuidaría de ellos, les daría un nuevo hogar, uno que sería seguro porque Leo estaría en él.

Tygus sabía que aunque algo le ocurriera, que pereciera prematuramente, su cachorro aun seguiría teniendo un futuro bajo el cuidado de su compañero, su pequeño no estaba solo como él lo estuvo a su edad.

No regresaría con su clan porque ya no tendría un lugar con ellos, pero no le importaba, porque Leo estaría a su lado, cumpliendo lo que le ofreció en la nave, dándole seguridad y aunque muchos creerían que se rebajaba, que abandonaba sus creencias así como su destino convirtiéndose en una débil sombra de lo que fue, a Tygus no le importaba en lo absoluto.

Porque el grandioso capitán de las fuerzas especiales no era nada, solo una mascota obediente, ahora como la pareja de Leo, como su compañero, tendría todo lo que siempre quiso, aquello logro que una sonrisa se plasmara en su rostro, sus ojos aun estaban cerrados pero se veía contento al fin, imaginándose lo que sería su futuro, no en Thundera, sino en cualquier parte donde estuviera Leo.

— ¿Estas sonriendo?

Preguntaron al otro lado de la habitación, Tygus al ver la expresión curiosa de su cachorro le hizo una señal para que se sentara junto a él, rodeándolo con sus brazos y los largos lienzos de los que constaba su ropa.

— Sí, estoy muy feliz.

Claudius llevo su mano a sus facciones, recorriéndolas como si no las reconociera, sonriendo poco después, acurrucándose a su lado, sintiendo como Tygus acariciaba su cabello con delicadeza.

— De pronto siento que nuestra vida mejorara.

Tygus estaba seguro de que lo haría, su vida mejoraría solo por que Leo estaría a su lado, Claudius parecía confundido por sus palabras, así como por la expresión en su rostro, de pronto se veía demasiado joven, sus ojos brillaban y los problemas que le acongojaban, de los que no le hablaba nunca, habían desaparecido.

— ¿Por qué?

Pregunto Claudius, sujetando el rostro de su padre con ambas manos, revisándolo con demasiado detenimiento, Tygus sonrió al ver la expresión que se formaba en el rostro de su pequeño, el nunca dudaba de sus palabras ni de sus motivos.

— Vi a Leo, probablemente visitaremos Thundera antes de regresar con el clan.

Los ojos de Claudius se abrieron como platos al escuchar el nombre de la ciudad de los felinos, de la cual hablaban los cachorros de Shen, así como Panthera, quien siempre era amable con él y le sonreía de verdad, no de la forma en que Bengalí lo hacía.

— ¿Iremos a Thundera?

Tygus asintió alborotando el cabello de Claudius, notando que una pregunta se formulaba en su mente y que estaba a punto de pronunciarla.

— ¿Cómo es Thundera?

Pregunto de pronto, una pregunta curiosa porque estaba seguro que muchas veces había escuchado hablar de aquella ciudad, hermosos jardines, soleados salones, esplendidas construcciones en piedra y madera, ese lugar era un paraíso, aunque nunca lo hubiera visto con sus propios ojos.

— No lo sé, nunca he estado en Thundera y creo que ya lo sabes.

Le respondió a Claudius, su cachorro siempre había sido demasiado curioso, siempre estaba haciendo preguntas y no lo cambiaría por nada del mundo.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Perdonen por la demora pero esta semana he tenido más trabajo que de costumbre, sin embargo, aquí hay otro capítulo que espero les guste mucho.

También les invito a votar en la encuesta que acabo de abrir en esta dirección, es sobre que pareja les gusta más de este mundo.

https://www.fanfiction.net/u/1242083/seikenankoku

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).