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Lazos irremediablemente entrelazados por Ayanami Kurosaki

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Notas del capitulo:

Mi inspiracion se fue por largo tiempo y aun anda medio fall mn aqui el capitulo dos =3

reaparecen para cumplir un proposito.

espero os guste

Capitulo # 2                                      Comienzo

 

– ¿Por qué?, ¿Por qué estás aquí? – preguntaba Watanuki enojado por la presencia de Doumeki. Desconcertado de que estuviera ahí justamente ese día, aunque comenzaba a darse una idea del porqué.  –Vete – dijo serio, no se tragaba la idea de que Doumeki estuviera en la tienda cuando debía estar con Kohane-chan, después de todo era su noche de bodas.

–No puedo hacerlo – dijo seriamente Doumeki. – ella sabía que te reusarías. Prometí quedarme aquí esta noche así que no me iré. – dijo seriamente.

Watanuki se quedó en silencio penetrando su mirada en el rostro de Doumeki, ya él que pasaría su noche de bodas con Watanuki, de todas las maneras posibles quería hacerle volver junto a Kohane-chan.

–No digas tonterías, no hay razón para que estés aquí así que vete – dijo Watanuki mirando a Doumeki con un enfado, tan absurdo le era todo en ese momento.

–ella…– dijo Doumeki pero fue interrumpido por un ruido sordo detrás de él. Volteo dirigiendo su vista junto con Watanuki para ver a los que llegaban al lugar.

Watanuki observaba mientras tres personas aparecían detrás de una ráfaga de magia que lentamente les descubría.

Han llegado– pensó Watanuki, mientras les observaba aparecer.

Un joven de contextura delgada cabello rubio sus ojos de un hermoso color zafiro, acompañado de un joven de cuerpo fornido cabello negro ojos color escarlatas, junto a ellos un joven un poco más bajo de cabello castaño y ojos color esmeralda, tres jóvenes junto a una Mokona blanca fueron descubiertos de la ráfaga de magia que los había transportado a la tienda traían sobre si ropas utilizadas en el mundo de Clow.

–Fye-san, – dijo Watanuki mirando al joven delgado  rubio de ojos color zafiro, –Kurogane-san – dijo dirigiendo su mirada al moreno de cuerpo fornido cabellos negro y hermosos ojos rojos, – y por ultimo… Syaoran-kun – miro al joven castaño de ojos esmeralda. – Bienvenidos a mi tienda. – dijo sonriendo.

–Watanuki. – decía acercándose la Mokona blanca.

–Mokona –

–Sabes porque estamos aquí verdad– dijo la pequeña Mokona blanca. Watanuki se silenció por unos segundos para después responder.

–Si lo sé, pasen se quedaran en la tienda por unos días, ¿verdad? – decía Watanuki girando sobre sus pies, y sonriendo a la vez mientras ingresaba a la tienda.

Fye sonriendo y Kurogane con la misma expresión seria de siempre al igual que el joven Syaoran, solo observaban al joven Watanuki actuar y entrar a la tienda para luego comenzar a seguirle.

– ¿Tendremos que ayudar cierto?, – preguntaba sonriendo el joven de contextura delgada, una fina pero elegante figura.

–Si – respondió seriamente Syaoran-kun a la pregunta de Fye.

–Watanuki, – decían al unísono las pequeñas Maru y Moru recibiendo a Watanuki y los que acababan de llegar.

–Maru, Moru vallan con Mokona (la M negra) a la cocina y preparen algo para nuestros invitados. – decía Watanuki mandándoles a las pequeñas las cuales respondieron con un si al unísono y llevando a la Mokona negra junto con ellas. Mientras Watanuki les mostraba a los jóvenes cuales serían sus lugares para dormir ya que pasarían unos días en la tienda como huéspedes. –Syaoran-kun tu dormirás en esta habitación si necesitas algo por favor házmelo saber, – decía Watanuki a Syaoran y este le respondió con un gracias mientras ingresaba a la habitación que le había sido dada. –Y ustedes Fye-san, Kurogane-san su habitación será la siguiente, – decía mientras continuaba al caminar llevándoles hasta su habitación.

Al llegar les abre la puerta deslizándola, –ustedes pasaran la noche aquí, les avisare cuando este la cena lista… – dijo mientras les miraba como entraban a la habitación, – una cosa más – dijo mirándoles a ambos – eviten actividades innecesarias. – estas únicas palabras dejaron con una gran incógnita (?) sobre la cabeza a Kurogane mientras Fye solo sonreía entendiendo las palabras de Watanuki.

Watanuki se retire dejándoles a cada cual en la habitación asignada por él, y así se dirigía a la cocina a ayudar a las pequeñas con la cena.

Mientras, Doumeki estaba sentado fuera mirando el jardín y la oscura noche que les rodeaba, en silencio observaba el oscuro cielo.

–Doumeki… – decía una pequeña Mokona blanca acercando hasta donde Doumeki se encontraba. –Lo sabes cierto, por esa razón Tsuyuri te envió – dijo la pequeña Mokona con una cara de preocupación la cual Doumeki observaba.

–Si– respondió Doumeki a las palabras de la Mokona blanca mientras le observaba, después de unos segundos volteo su rostro hacia la noche, su rostro era inexpresivo como siempre, pero dentro de Doumeki existía preocupación por el futuro acontecimiento.

–Watanuki, ¿ya sabe que Kohane-chan…? – preguntaba la Mokona mirando a Doumeki aun con su rostro preocupado.

–… probablemente, ya lo sabe– respondió Doumeki a la pregunta de Mokona.

Los siguientes minutos fueron silenciosos, lo advenidero era algo muy grande en cual pensar…

>>>>> En la habitación de Kuro & Fye

–Geezz que quiso decir con eso de, “actividades innecesarias” – decía Kurogane gruñendo por lo que había dicho Watanuki antes de dejarles en la habitación.

–Cálmate Kuro-tan – decía Fye sonriendo mientras se dirigía a un lado de Kurogane quien se encontraba sentado en una esquina de la habitación recostando su espalda en la pared. – Debemos agradecer que nos ha permitido quedarnos aquí en la tienda– decía Fye sentándose a su lado.

– ¿Ah?, podíamos avernos quedado en cualquier otro lado – decía Kurogane cerrando sus ojos y frunciendo el ceño. Quedarse allí de cierta forma le era molesto.

–Pero si saliéramos con estas ropas, llamaríamos mucho la atención recuérdalo– dijo Fye, ya que estando en este Japón, sus ropas serian demasiados llamativas.

Kurogane recordó la primera vez que había llegado a este Japón, la bruja se lo había dicho también que los tomarían como personajes de cosplay si los veían con ropa extraña en las calles.

–Hump, ya entendí – dijo sin dejar de fruncir el ceño.

–Kurorin lo ha entendido – decía Fye picando el rostro de Kurogane con su dedo en forma de burla hacia Kurogane. Esto le molesto le un poco.

–Maldito, – dijo Kurogane entre dientes ya enfadado por la actitud de Fye. Tomo el brazo de Fye jalándolo e impulsándolo para que cayera de espaldas al suelo sin lastimarlo, Kurogane se ubicó sobre él, – maldito deja de burlarte de mí... – decía Kurogane con el enfado de siempre cuando Fye le molesta.

–Ha ha, Kurotan san se ha enfadado – decía Fye sin dejar de molestarlo, haciendo que el rostro de Kurogane se notara más sombrío debido al enojo que tenía.

Pero antes de que Kurogane pudiera responder a las burlas de Fye, este, se abalanzó un poco tomando el rostro de Kurogane con su mano y así robarle un tierno beso a esos labios que tanto le gustaba saborear a Fye.

–Maldito, siempre escabulléndote de esta manera – decía Kurogane apoyándose en el cuerpo de Fye, conteniendo su peso para no aplastarlo, y abrazándolo tiernamente ocultando su rostro en la cuenca del cuello de Fye para ocultar su leve sonrojo por el anterior acto de Fye.

–Hyuu Kurorin es tan lindo– decía Fye abrazándose a Kurogane correspondiendo el abrazo que este le brindaba.

–Cállate. – dijo Kurogane sin dejar de abrazarle, alzando su rostro levemente para lograr besar su mejilla suavemente haciendo estremecer levemente a Fye, mientras alcanzaba sus labios envolviéndolo en un tierno beso que poco a poco fue subiendo de nivel haciendo cada vez más agresivo abriéndose paso entre esos placenteros labios trazándolos con su lengua entrando en aquella cavidad explorándola a fondo y entrelazando lenguas dándolo todo en un apasionado beso.

Sin terminar el beso las manos maestras del pelinegro recorrían por el cuerpo Fye deseoso de poder quitar esa tela que estorbaba.

–Kuro Kuro-sama es… espera – decía Fye con poco aliento, después de soltarse de ese beso demandante por parte de Kurogane.  – donde estas… tocando… Kuro ha – dijo Fye al sentir la mano de Kurogane resbalar hasta su entrepierna acariciándola por encima de la ropa para luego lentamente ir entrometiéndose debajo de ella para poder acariciar aquella sensible parte de Fye. –Es… espera Kuro… tan – Fye intentaba detener a Kurogane, pero Kurogane no hacía caso omiso a las palabras de Fye estaba en un momento de éxtasis, quería devorarlo, pero se detuvo cuando escucho una voz desde el pasillo, detrás de la puerta cerrada de la habitación en la que estaban.

–…Creí haberles dicho, que se abstengan de actividades innecesarias, Kurogane-san Fye-san…– era la voz de Watanuki, –les aviso que la cena esta lista, no demoren por favor. – dijo para luego retirarse del lugar.

Un incómodo silencio surgió entre un Fye bastante sonrojado y un Kurogane deseoso de seguir pero entendiendo que debían  parar en ese punto.

–Tsk…– se escuchaban los pasos alejarse de la puerta de la habitación, Kurogane se levantó quitándose de encima de Fye para sentarse a un lado, su rostro demostraba algo de enfado pero también estaba algo sonrojado. –Lo siento… – se disculpó con Fye por no haberse detenido antes. Fye solo le sonrió mientras mantenía un hermoso color carmín en sus mejillas.

–Antes de que vallamos a por la cena… – dijo Fye dirigiendo su vista a la vultuosa entrepierna de Kurogane. Eso hizo que Kurogane se avergonzara aún más haciendo que intentara ocultar su sonrojo su mano, pero fue claramente visto por Fye quien sonrió de satisfacción al saber que él era quien ponía al pelinegro de esa manera.

Mientras Watanuki se dirigía a la habitación de Syaoran dándole aviso de que la cena estaba lista. Se acercó hasta la puerta de su habitación y llamó.

–Syaoran-kun, la cena esta lista no demores por favor– dijo Watanuki detrás de la puerta de la habitación del joven.

–Está bien, iré enseguida, gracias– respondió Syaoran desde el otro lado de la puerta.

Guardando silencio, después de unos segundos, Watanuki se alejó de la puerta ahora dirigiéndose hacia el jardín donde se encontraba Doumeki y junto a él la pequeña Mokona blanca sentado en el pasillo.

–Mokona, Doumeki, – dijo Watanuki mientras se acercaba a ellos.

–Watanuki– dijo la pequeña Mokona mientras él se acercaba, luego agachándose a un lado de Doumeki cerca de la pequeña Mokona para acariciarle.

–La cena esta lista– dijo sonriendo y acariciando la cabeza de la Mokona. Volteo el rostro hacia Doumeki quien en ese instante se encontraba muy cerca, le miro serio por unos segundos a igual Doumeki le miraba encontrándose con una mirada muy fría en los ojos de Watanuki. Este volteo el rostro cerrando sus ojos y levantándose  diciéndoles: –Entren– fríamente, volteo sobre sus pies para así dirigirse dentro de la tienda dejando atrás a Doumeki y a Mokona que le siguieron segundos después.

–Doumeki… – dijo la pequeña Mokona deteniéndose a unos pasos mirándole con preocupación una mirada que Doumeki logro entender.

–Si…– fue la respuesta de Doumeki antes de que entrasen juntos a la tienda.

Una vez dentro ya estaban todos sentados en el suelo rodeando la mesa. Watanuki  cerró la puerta de la habitación en  la que se encontraban y luego se dirigió deteniéndose a un lado de la mesa.

–La cena tendrá que esperar… – dijo con el rostro serio mirando de frente sin un punto fijo en su mirada. – Han llegado más pronto de lo que esperaba– fue dicho en un susurro poco audible, volteando el rostro hacia la pared que concentrando en sentir el poder que provenía desde fuera de la tienda.

La mirada de Doumeki se dirigió hacia donde se encontraba Watanuki, parado con la mirada seria mirando hacia la pared o mejor dicho en lo que se encontraría fuera de la tienda.

–Watanuki – dijo Doumeki tratando de decirle algo pero al pelinegro pero fue ignorado por este.

–Iré fuera ustedes quédense dentro de esta barrera. – dujo Watanuki ignorando el llamado de Doumeki, dándole a entender que le siguiera, debían primero ocuparse de lo que estaba por llegar.

–Si no les importa, puedo ir con ustedes – se escuchó la voz del peli-rubio que estaba de pie junto a Kurogane que se encontraba sentado con los brazos cruzados.

–Si lo que este fuera logra pasar la barrera, yo me encargare de acabar aquello. – añadió Kurogane mientras observaba a los jóvenes que estaban por  salir.

–Si – respondió Watanuki con una sonrisa.

Estando ya fuera observaban el pesado ambiente que los rodeaba esperando lo que llegaría más pronto de lo esperado.

–Ya está aquí –. Dijo Watanuki al ver el oscuro cielo.

Se sintió un feroz viendo desde los cielos golpeando el área donde estaban, en forma de una amenaza, aquello venía con fuerza.

Una sombra desde el cielo golpeo con fuerza el aire rompiendo una barrera externa que Watanuki había preparado anteriormente, adicional previniendo a lo que estaba sucediendo.

Doumeki inmediatamente no dudo en utilizar el dedal que anteriormente Watanuki le había obsequiado, utilizándolo en el dedo índice de su mano izquierda, haciendo que en su mano aparezca un arco mágico el cual usa el poder de su portador.

Disparo hacia aquella sombra la cual no tenía forma descriptiva, deshaciéndola con una flecha resplandeciente que utilizaba el poder de Doumeki.

–Doumeki, espera – decía Watanuki sin quitar su vista de lo que se acercaba a ellos.

–Si– respondió  Doumeki entendiendo.

–Watanuki-kun, permíteme ayudarte con la barrera, tú y Doumeki-kun podrán concentrarse en lo que está frente. – dijo Fye sonriendo.

No era una idea equivocada, de hecho era todo lo contrario, no era solo la mejor opción si no lo predestinado a suceder. Fye se encargaría de la barrera.

Watanuki se precipito hacia aquella sombra sin forma, con un conjuro en su mano. El cual al recitar unas palabras se activaría, pero fue atrapado por aquella sombra la cual lo envolvió apretando su delgado cuerpo.

Doumeki al observarlo se apresuró a lanzar una de sus flechas haciendo que aquello soltara a Watanuki. Volvió a lanzar otra flecha hacia el centro del Ayakashi debilitándolo. Hecho aprovechado por Watanuki quien con un nuevo conjuro de papel y pronunciando la palabras correctas, logro que aquel Ayakashi desapareciera desvaneciéndose en el aire.

– ¿Estas bien? – Preguntaba Doumeki mirando a Watanuki quien estaba parado aun lado de él.

–Si – respondió sin dejar de ver el lugar donde había desaparecido aquel Ayakashi. Después de unos segundos, giro sobre sus pies sin mirarle, dirigiéndose hacia dentro de la tienda.

–Gracias Fye-san – dijo Watanuki dirigiéndose al rubio con una sonrisa antes de entrar por completo a la tienda.

Segundos después Doumeki y Fye le siguieron dentro de la tienda.

Notas finales:

no te vallas sin dejar tu reviw =3


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