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El joven que se enamoró del sol por Hikari XD

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Notas del capitulo:

Perdón!!!

en verdad perdón! pero esta página me trolea a veces a la hora de subir capítulos! Debería haber un manual TT_TT

en fin!

sin más preámbulos, los dejo leer tranquilos!

-¡Padre! ¡Mira! ¡Pesqué un pez muy grande! – gritaba felizmente un niño de unos 6 años que mostraba orgulloso el pez de tamaño mediano que había pescado.

 

-¡Ja! No se compara con el pez de esta mañana, pero lo has hecho muy bien – sonrió el padre despeinado cariñosamente a su hijo, que hizo un tierno pucherito debido a que no le gustaba aquel gesto.

 

-¡Ya verás! ¡Pescaré un pez más grande que el tuyo-ttebayo! – sonrió su hijo colocándolo encima de una pila que había a su lado.

 

-Pues con lo que pescaste, comeremos bien por una semana, ¿por qué no vamos a la casa? –

 

-¡Hai! – el niño tomó feliz la bolsa llena de peces y se dirigió al hogar que compartía con su padre, sus cabellos negros se agitaban por el suave viento que empezó a soplar, haciendo que el sol diera pequeños resplandores azabaches a su cabello. El hombre lo miró con una sonrisa mientras su hermoso hijo se alejaba de él, cada día se parecía más a él.

 

-Naruto, si supieras cuánto ha crecido nuestro hijo – suspiró aquel hombre sacudiéndose los cabellos azabaches, mientras seguía silenciosamente a su hijo hacia su hogar.

 

Habían pasado 6 años…

 

Desde que había encontrado a Sora en el bosque, bajo de un árbol de cerezos, Sasuke se dedicó día y noche a trabajar más arduamente que antes para que no le faltara nada a su hijo. Los peces que atrapaba en el arroyo los vendía en el pueblo, al igual que algunas medicinas que su madre le había enseñado a preparar con las hierbas que crecían a los alrededores, incluso tuvo que plantar algunas en el pequeño huerto que tenía en el patio trasero.

 

Cómo había algunos escritos en el sótano de la cabaña, Sasuke empezó a enseñarle a su hijo a leer y a escribir, actividad que al menor le encantaba y siempre que podía intentaba leer aquellos difíciles escritos. Aquella curiosidad, un poco torpe cabía resaltar, era igual a la de su “papá”

 

Cómo lo echaba de menos…

 

Después de aquella nota, no había vuelto a ver a Naruto a lo largo de los años, sólo recibía una visita una vez al mes de Hinata, trayendo consigo una carta por parte del rubio (que por cierto jamás se olvidaba de contestar, comentándole el crecimiento de Sora) algún que otro regalo para Sasuke y el infaltable regalo para Sora.

 

A pesar de no estar con ellos, Naruto nunca se olvidaba de su hijo, debía admitir que el usuratonkachi tenía buen gusto en obsequios, todos los regalos eran, la mayoría, juguetes y alguna que otra ropa para Sora, que éste sin falta se ponía.

 

Luego de un tiempo se percató que, al parecer, Hinata tiene una relación con el perro sarnoso de Inuzuka, porque cada vez que acompaña a Hinata a la casa de Kiba, éste se sonroja y sonríe como idiota, mientras que Hinata se sonroja y juega con sus dedos en actitud de nerviosismo. De hecho le parecía, en cierta forma, tierno de su parte. Quién iba a pensar que esa tímida, y a la vez agresiva, muchacha se enamoraría de alguien como Kiba.

 

-“Maldita suertuda” – pensó Sasuke con celo.

 

-¡Padre! ¡Ven, preparé el pescado y quiero saber si me salió bien! – La inconfundible voz de su hijo lo sacó de sus pensamientos, sonriendo tiernamente y apresurando el paso.

 

-Está bien, pero si se volvió a quemar tú limpiarás la cocina –

 

-¡No te preocupes! ¡Está vez me salió bien-ttebayo! –

 

-“Eso espero”  - pensó Sasuke entrando a su hogar, siendo invadido por un agradable olor, producto del almuerzo que su hijo preparó. Al parecer, lo que había dicho su hijo era verdad.

 

Luego de sentarse en la mesa, probó un bocado del pez que su hijo preparó y le supo a gloria. A pesar del ser el intento n° 20 de su hijo, está vez le supo extremadamente bien. Suspiró aliviado, al menos no tendría que utilizar las hierbas de su huerta para intentar aliviar el terrible el dolor de estómago que la comida de su hijo le provocaba cada vez que hacía el intento de cocinar y él, como buen padre que no quiere herir los sentimientos de su único hijo, tiene que comérselo todo.

 

Sonrió, no podía negarlo, su hijo era una copia exacta de Naruto, lo único que faltaba era que se tiñera el cabello de rubio y tuviera las 3 simpáticas marquitas en cada mejilla que Naruto tenía. Incluso su forma determinada de hacer las cosas es igual a la de su padre, ¡y usaba la muletilla del dobe! ¿Qué más podía pedir?

 

¡Ah, claro! Que el dobe estuviera con él en ese momento…

 

-¿Padre? ¿Estás bien? – la preocupada voz de su hijo lo sacó de sus cavilaciones. Sasuke sonrió y, mirándolo cariñosamente, le removió el cabello y negó con la cabeza

 

 -Sólo estaba pensando, por cierto, está vez te salió delicioso –

 

-¿En serio? ¡Qué alivio! ¡Pensé que tendrías que volver a tomar ese asqueroso té de hierbas-ttebayo! –

 

-Pues aún así no te salvas, tendrás que limpiar la cocina y no puedes pedirle ayuda a Hinata –

 

-¡¿Eh?! ¡No es justo, dattebayo! –

 

-Tampoco es justo el dolor de estómago que me llevo y la carga de limpiar toda la cocina –

 

-¡Eso fue antes! ¡Además, no es mi culpa! -

 

-No discutas y ve a limpiar el desastre que hiciste –

 

-Está bien-ttebayo – y con un pucherito, resignado, se dirigió hacia la cocina, cogió una escoba y se puso a barrer los restos que había por el suelo. Sasuke suspiró cansinamente, su hijo era igual de berrinchudo que él cuando era niño.

 

¡Vamos! Tampoco era un niño frío y antisocial como ahora…

 

Unos golpes en la puerta detuvieron sus pensamientos, supuso que serían pasando las 4 de la tarde, así que se preguntaba quién estaría allí. No tuvo que adivinar quién era, sólo una persona tocaba de esa forma suave y tímida a la vez. A pesar de lo bipolar que puede llegar a ser ella, sabía que su timidez era algo innato en ella y no podía cambiarlo. Se dirigió hacia la puerta y al abrirla, se encontró con la indudable presencia de la Hyuuga vistiendo un kimono blanco con dibujos de ramas de árboles color azul marino y plata.

 

-Buenas tardes, Hinata – sonrió con amabilidad Sasuke, haciéndose a un lado para que ella pudiera entrar – No esperaba tu visita –

 

-Buenas tardes Sasuke-san – sonrió Hinata, haciendo una leve reverencia - tenía algo de tiempo, así que vine a ver como estaban.

 

Sasuke sólo se limitó a asentir con la cabeza, mientras se dirigía hacia la mesa donde quedaban algunos restos de comida para poder guardarlos. No es que le desagradara la presencia de ella, es más, con el tiempo aprendió que Hinata sólo era una amiga que estaba preocupada por Naruto y por eso se mostró antipática con él la primera vez que se conocieron, pero luego ella empezó a tratarlo con más amabilidad, al igual que él.

 

Los dos se preocupaban por el pequeño Sora, y ella quería que estuviera junto a Naruto, por eso hacía todo lo que podía. “Es mi mejor amigo, y la persona que siempre estuvo a mi lado cuando todo el mundo me dio la espalda. Quiero pagarle por todo, y sé que tú lo harás muy feliz”… Eso fue lo que ella había dicho.

 

-como si en verdad lo quisieras – susurró Sasuke mirando de reojo la cocina para comprobar que su hijo estuviera lavando el desastre que había hecho, mientras Hinata se acomodaba a su gusto en el gran sillón.

 

No podía quejarse de absolutamente nada, era agradable hablar con ella, y Sora siempre jugaba y reía con ella. A pesar de las múltiples amenazas que había recibido por parte de aquella singular mujer, agradecía interiormente el poder hablar con ella y saber más de aquel hermoso joven que todos los días lo veía en sueños, deseando volver a verlo algún día.

 

-¿Y qué te trae por aquí? –

 

-Lo de siempre, traigo regalos para Sora y una carta para ti – dijo ella extendiendo la bolsa donde venía los presentes, mientras que en la otra mano extendía un sobre donde recitaba con pulcra letra “para Sasuke”.

 

-Gracias, Hinata – murmuró Sasuke sonriendo levemente, en un gesto de agradecimiento – por traerme las cartas del dobe, y por preocuparte por Sora

 

-De nada, sabes que es mi deber como tía – dijo orgullosa Hinata.

 

-Tienes razón, por cierto, ¿cómo está Naruto? –

 

-Él está bien, todos los días se la pasa extrañándote – al escuchar eso, una triste sonrisa se formó en el pálido rostro de Sasuke, lo que daría por estar con él ahora – por cierto, pronto será el festival del solsticio de verano ¿no?

 

-Sí, Sora está muy emocionado, quiere estrenar su nueva yukata –

 

-La que le regaló Naruto ¿no? –

 

-Así es – sonrió Sasuke de medio lado, al ver a su hijo lavando los platos mientras tarareaba una canción que había escuchado en alguna parte. Sasuke lo tomó como un hecho sin importancia, pero Hinata abrió los ojos impresionada, pues se trataba de la misma canción que Naruto tarareaba cuando estaba en su hogar observando el cielo.

 

-“Esa canción…” Sasuke-san, ¿qué canción (1) es la que está tarareando? –

 

-No lo sé, de un día para el otro, empezó a tararearla –

 

-Ya veo –

 

-Significa algo ¿no? – afirmó, haciendo que Hinata se tensara un poco. No sabía si era correcto decirle a Sasuke la canción, o lo que significaba, se supone que es una canción dedicada al Sol.

 

-Pues… -

 

-Hinata… - la pelinegra suspiró, era imposible ocultarle algo a Sasuke, en especial cuando la llamaba con ese tono que decía “Te atrapé”

 

-Es una vieja canción que fue olvidada con el pasar de los tiempo – empezó Hinata, no sin antes suspirar profundamente antes de continuar – Aquellos días en los que el Sol era motivo de muchas celebraciones dedicadas a él, pero con el tiempo las personas abrazaron otras deidades… Y el Sol fue olvidado – lo último lo dijo con profunda melancolía.

 

-¿Cómo puede mi hijo conocer esa canción? –

 

-Tal vez uno de los viejos aldeanos conozca esa canción, la verdad no lo sé –

 

-Tienes razón… - Sasuke se quedó unos momentos, por alguna razón, sentía que esa canción tenía una fuerte conexión con Naruto - ¿Puedes cantar esa canción?

 

-Lo siento, sólo conozco la música, no la letra – dijo Hinata, se sentía mal tener que mentirle al moreno de esa manera, pero ya había dicho demasiado contándole sobre esa canción. Si Naruto se entera, se enojaría mucho, porque esa canción sólo él y unas pocas personas más la conocían – “¡No obligaré a los humanos a cantar para mí, cuando antes yo también fui humano!, eso habías dicho ¿no?”

 

-¡Sora! Ven aquí un momento – el niño se acercó tímidamente hacia los dos mayores, a pesar de que su padre no era estricto con él, no podía evitar ponerse nervioso – Dime, esa canción, ¿puedes cantar para mí?

 

-¿Qué canción? –

-La que estabas tarareando hace unos momentos –

-¡Ah, esa canción! ¡Claro que sí, dattebayo! – El niño respiro una y otra vez, calmando sus nervios, por primera vez tendría público y eso lo ponía nervioso. Junto sus manitas a la altura de su pecho, dejándose escuchar una voz que Sasuke jamás imaginó que su hijo tendría:

“La alondra, que olvidó dónde está su hogar

Dentro de un inmenso, inmenso trigal.

Lloró y buscó a su madre, pero sólo sonó…

… el mover de los trigos, por el fuerte vendaval.

Desde entonces, y hasta ahora, el tiempo pasó

Y el Sol, tristemente… desapareció”

-Es hermosa hijo, ¿dónde la oíste? – aplaudió Sasuke, luego cogió a su hijo en sus brazos, dejando que el menor se sentara sobre sus piernas.

-Recuerdo que, un joven la estaba cantando en el puente, el otro día al atardecer -

-¿Y cómo era el joven, Sora-chan? –

-Pues, era un joven muy apuesto – dijo Sora en pose pensativa, colocando un dedo sobre su barbilla, intentando recordar – Tenía el cabello rubio, que brillaban como el Sol, unos ojos tan azules como el mismo cielo, y unas tres simpáticas marquitas en cada mejilla, como si fuera un zorro.

-¿Unas marquitas… - empezó Hinata empezando a sudar frío.

-… como si fuera un zorro? – dijo Sasuke, temblándole el labio inferior.

-Así es-ttebayo – al oírlo, tanto Hinata como Sasuke se miraron mutuamente.

¿Cómo es que su hijo había visto a Naruto?

-Hinata… - empezó a decir Sasuke, mirando fijamente a la mencionada sentada en su sillón, fingiendo no saber absolutamente nada.

-¿Si? – sonrió mientras aparentaba estar tranquila, la verdad es que, con el tiempo había aprendido que recibir una severa mirada de Sasuke significa algo así como “Eres hombre (en este caso mujer) muerto”

-No te hagas la inocente… -

-Está bien – suspiró Hinata descomponiendo totalmente su postura segura, ese Naruto siempre la metía en problemas -  La verdad es… No sé qué hace Naruto aquí –

-¿Eh? –

-A Él no se le permite regresar, aún debe cumplir con su castigo por haber abandonado su puesto tiempo atrás, de seguro habrá escapado – suspiró Hinata acomodándose un poco el pelo, sin despegar la vista del suelo. A pesar de su pose segura, aún seguía conservando su habitual timidez. Pero con Sasuke debía ser segura de sí misma, sino acabaría metiendo la pata.

-¿Escapado? –

-Asi es – bien, se lo había creído. Eso era, en cierta forma, algo bueno. Además, no era mentira, Naruto sí había escapado, pero, también sabía el porqué está aquí y que planea hacer

Pero es un secreto… no tan secreto.

-Ese usuratonkachi… - murmuró Sasuke apretando los puños, ¿por qué ese idiota nunca piensa en lo que hace?

-Tranquilo Sasuke-san, dime Sora-chan ¿cómo iba vestido ese joven? –

-Pues llevaba un kimono sencillo, con un hakama color azul marino encima. Además tenía un sombrero de paja y un saco en la espalda, tal vez sea un viajero – comentó Sora, mirando a los adultos presentes con extrañeza ¿por qué querían saber quién era ese extranjero?

-Entiendo – murmuró Hinata mirando un punto en el suelo con las cejas levemente fruncidas – Tal vez vino por el festival de este año, y conociéndole, no se irá hasta ver los fuegos artificiales.

-No creí que al dobe le siguiera gustando los fuegos artificiales – sonrió Sasuke, recordando aquella noche en el festival donde no podía dejar de ver la expresión risueña de Naruto al ver tantas luces en el cielo, esa hermosa sonrisa que adornó su moreno rostro era incluso más brillantes que aquellas luces.

Era un hermoso recuerdo.

-Cada vez que mira el cielo, intenta buscar aquellas luces que vio ese día, se pone muy feliz cuando las personas encienden fuegos artificiales – sonrió Hinata al decir aquello, ella lo había visto varias veces como el rubio se quedaba viendo con mucha emoción como explotaban y adornaban el cielo.

Incluso era gracioso.

-Ya veo – sonrió Sasuke, al menos su dobe lo recordaba y eso lo hacía inmensamente feliz.

-Y no deja de pedir ramen –

-¿Eh? –

-Desde que probó esa comida, no pasa un solo día en que no pide que le preparen ramen, incluso amenazó con no salir de su habitación si no comía al menos 10 tazones de ramen al día – dejó salir un suspiro, mientras se acomodaba un poco la azulada cabellera y miraba acusadoramente a Sasuke – Me pregunto, ¿quién habrá sigo la “eminencia humana” que le ha dado de comer aquello? – dijo con evidente sarcasmo.

-Sí, ¿quién será? – desvió la mirada Sasuke, intentando aparentar que no sabía absolutamente nada.

-No intentes librarte de ésta, por favor – suspiró Hinata.

Sasuke no pudo evitar reír por las ocurrencias del dobe, era increíble que siguiera comportándose como un niño a pesar de los años que han pasado. De seguro era un dolor de cabeza lidiar con cada exigencia infantil de ese tonto rubio, pero era tan alegre y lleno de vida que nadie era capaz de decirle que no.

Ni siquiera él.

Estuvieron hablando toda la tarde, poniéndose al corriente de la vida de cada uno y riéndose un rato de las estupideces que hacía Naruto. Antes que se dieran cuenta, ya estaba atardeciendo, así que debían prepararse para ir al festival, así podrían disfrutar de todas las atracciones antes que se llenara de gente como cada año.

Hinata estuvo ayudando a Sora a ponerse la yukata, que al parecer se empeñaba en no sujetarse bien debido a lo inquieto que es su sobrino. Después de unos cuantos intentos y regaños más, Sora al fin estaba listo, sólo acomodo un poco su yukata naranja oscuro con una hakama azul marino con dibujos de un sol saliendo del horizonte.

Luego de unos minutos de espera, Sasuke hizo acto de aparición en la gran sala, dejando muda a Hinata y su hijo miraba sorprendido a su padre. Tenía un kimono de color azul oscuro con rayas blancas, encima de ello tenía un hakama de color negro con dibujos de flores con pétalos alargados, similares a las flores del atardecer, sólo que éstas eran de un color blanco inmaculado y los bordes de la hakama eran de un rojo intenso (2).

-¿Qué pasa? ¿Acaso me veo mal? – se preguntó Sasuke mirándose una y otra vez.

-¡N-no es eso Sasuke-san! Te ves increíble – dijo Hinata con las mejillas levemente sonrojadas.

-¡Te ves genial, Otou-san! – dijo el pequeño Sora saltando de alegría.

-¿De verdad? –

-¡Sí! – contestaron al unísono Sora y Hinata.

-Bien, debemos irnos – sonrió Sasuke, emocionado por el festival de este año.

Hinata iba delante, agarrando la mano de Sora mientras el niño no paraba de saltar de emoción y mostrar su nuevo kimono a cuanta persona pasara por allí. Sasuke le dio gracia aquella actuación de su hijo, no recordaba que Naruto fuese así, así que sinceramente no sabía de quién lo había heredado. Bueno, eso no importa mucho, de hecho, estaba tan o más que emocionado que su hijo, pero claro que supo no demostrarlo abiertamente.

Subieron las escaleras de piedras que conducían al templo, mientras Sora iba corriendo, Hinata se aseguraba que no se lastimara y Sasuke estaba perdido en sus pensamientos, si no fuera por Hinata, se habría tropezado una o dos veces debido a lo distraído que iba. Cuando llegaron a la cima, los ojos de Sora brillaron con emoción al igual que Hinata, al mismo tiempo que sus manos estaban sobre sus pechos, intentando contener la emoción.

Sasuke tuvo que aguantarse las ganas de lanzar una carcajada al ver la cara llena de emoción que tenía Hinata mientras recorría con Sora las innumerables atracciones que había, desde atrapar el pez, hacer figuras, incluso vio a su hijo más de una vez deteniéndose ante el puesto de ramen que el viejo de Ichiraku se había encargado de poner este año, con la baba escurriéndose por su rostro.

Hinata intentaba torpemente seguirle el paso al pequeño, pero era tan enérgico que cuando ella pensaba haberlo alcanzado, se daba cuenta que Sora había corrido hacia la siguiente atracción. Pero, en vez de enojarla aquello, hacía que una hermosa sonrisa cubriera su pálido rostro. Sora es la viva imagen de Naruto, es igual de enérgico e impetuoso que él y nunca parece pensar bien lo que va a hacer.

-¡Hinata-neesan! ¡Quiero jugar éste! –

-Mou, espera un poco Sora-chan, con esta yukata no puedo ir tan rápido – jadeó Hinata, apoyando sus manos sobre sus rodillas flexionadas, intentando recuperar el aliento.

-¡Sora! No hagas que Hinata se sobre esfuerce, ya no es tan joven como antes – sonrió con burla Sasuke al ver la cara de Hinata, roja por la vergüenza y la rabia.

-¡N-no soy vieja! ¡S-sólo soy madura! – dijo ella con un ligero pucherito, mientras miraba hacia otro lado.

-¡Apúrate, Hinata-obaa-san! –

-¡Sora-chan! ¡¿Tú también?! –

Mientras Hinata y Sora se dirigían hacia otra atracción discutiendo, una bella melodía llamó la atención de Sasuke. Curioso por saber de dónde venía tan singular melodía, sus oídos lo guiaron hasta un pequeño escenario improvisado. Frente a ello, había una buena cantidad de personas y muchos niños esperando impacientes a que la función comenzase.

-“¿Qué habrá?” –

Se acercó lentamente hacia el lugar, quedándose detrás de la última fila para ver el espectáculo. Al ver a los niños, Sasuke se lamentó al no haber traído a Sora con él, de seguro le habría gustado. Pero Hinata lo estaba cuidado, así que podía respirar tranquilo y disfrutar del espectáculo.

Después de un rato, el telón empezó a levantarse, mostrando a un joven con una máscara de zorro en medio del escenario, tenía una hermosa yukata color naranja claro con una hakama de un color más fuerte y con dibujos de llamaradas de fuego en la espalda. El joven permanecía quieto en el escenario, como si estuviera esperando algo. En eso, un joven de cabellos negros empezó a relatar una historia que, extrañamente, a Sasuke se le hacía tremendamente familiar…

-¡Déjenme contarles una pequeña historia, damas y caballeros, niños y niñas! – Dijo el joven de cabellos negros –. Es una bella historia de amor, que ha sucedido hace mucho tiempo, cuando los dioses bajaban a la tierra para ver el fruto del trabajo del hombre –

-Oohh – decían con admiración los niños al ver como unos hombres disfrazados de campesinos aparecían en escena, simulando que labraban la tierra.

 -Así que pónganse cómodos, y dejen que la magia fluya – dijo tirando una bomba de humo para luego desaparecer, dando así comienzo al relato…

“Un día, el Sol decidió bajar a la Tierra en busca de descanso y tranquilidad, debido a la agotadora tarea de brindar calor a la morada del hombre. Esto andando sin rumbo por largo tiempo, posando sus ojos sobre cada ser viviente que encontrara en su camino. En eso, encuentra a un hermoso joven de cabellos negros y tez tan blanca como la nieve, durmiendo plácidamente bajo un árbol”

Sasuke estaba cada vez más entusiasmado al ver como el joven, que anteriormente estaba en medio del escenario, empezó a moverse con gracia hacia un joven que estaba con los ojos cerrados, aparentando que dormía bajo la sombra de un árbol de madera. El actor, en ningún momento se había sacado la máscara de zorro, pero al menos podía ver que ese joven tenía el cabello rubio que brillaba con las luces del festival.

Un momento, ¿rubio?

“-¡Oh! Me pregunto qué serán las cosas tan maravillosas que hallaré – decía aquel joven de la máscara de zorro, aparentemente era el Sol.

-¿Eh? ¿Quién eres, extraño, como para perturbar mi sueño? – dijo el joven, despertando de golpe de su sueño.

-¡oh, lo siento mucho! –

-¡No te preocupes extranjero! ¿Quieres ayudarme con mi trabajo? –

-¡Claro que sí! –“

Sasuke estaba empezando a tener un tic en el ojo derecho, él no hablaba de forma tan… burlesca y exagerada, ¡tampoco se movía como si le hubiese dado reuma o algo por el estilo! Estaba a punto de subir al escenario a golpear al imbécil que se atrevía a imitarlo de forma tan pobre, pero se contuvo a tiempo, no quería iniciar una pelea allí mismo, además, no es como si en verdad estuvieran hablando de él.

¿No?

A medida que veía la obra, sus ojos se abrían cada vez más debido a la sorpresa, pues, esa historia… era similar a la que había vivido con Naruto. Con la diferencia que, hasta donde él sabía, Naruto no era ninguna especie de deidad que bajaba del cielo solamente para verlo dormir. Pero la historia era tan parecida, que no pudo reprimir un suspiro nostálgico, al ver los maravillosos momentos que había vivido con el rubio.

-“Naruto… ¿Dónde estarás?” – era la pregunta sin respuesta que siempre se venía a la mente de Sasuke, cada vez que recordaba a su amado rubio.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el llanto de un bebé se escuchó desde el escenario, haciendo que los ojos de Sasuke se abrieran en par en par al ver la siguiente escena: un hermoso bebé de unos rubios cabellos había hecho aparición, siendo sostenido delicadamente por el joven que poseía la máscara de zorro, mientras una mujer que vestía un hermoso kimono parecido al que usualmente usa Hinata estaba a un lado de él.

“Los dos miraban ensimismados como el pequeño reía al ver la máscara del zorro, al mismo tiempo que estiraba sus pequeños bracitos para poder tocarlo. Se escuchó una pequeña risa proveniente de joven, mientras la mujer desapareció por un momento, para luego entrar de nuevo en el escenario sólo que, esta vez, tenía una canasta de mimbre en sus manos. La mujer dio una sonrisa triste y, resignada, se dirigía hacia el joven con andar lento y pausado.”

“-¿Estás seguro de hacer esto? Podríamos criarlo aquí y…- no pudo seguir porque la voz del joven la cortó de golpe.

-¡No podemos! No quiero que mi hijo corra el mismo destino cruel que poseo yo, irá a la Tierra y allí será criado… -

-Pero… -

-Recuerda por qué lo hago… - dijo el joven acariciando el bello rostro del bebé, quién se había dormido en sus brazos – Además, una pequeña alegría para él, no es malo.

-Pero, ¿y si no quiere al bebé? –

-Tranquila, yo sé que lo amara más que a su propia vida, es nuestro hijo después de todo – dijo el joven, levantando al bebé para que todos vieran que tan hermoso era ese niño. “

Sasuke estaba demasiado impactado como para poder soltar palabra alguna al ver esa escena, era como si estuvieran diciéndole lo que había pasado exactamente antes de que Sora viniera a sus vidas. Aunque había una notoria diferencia y esa era que el bebé poseía reflejos rubios, mientras que los cabellos de Sora eran de un color negro azabache, cortesía de él.

La escena que lo dejó todo más que claro fue la última, cuando el joven campesino, yendo a buscar un poco de leña, encontró al pequeño bebé llorando hambriento dentro de una canasta de mimbre, a los pies del mismo árbol donde había conocido al joven de cabellos rubios. Después de decir una sarta de tonterías (que por cierto, estuvo a punto de golpearlo como las veces anteriores) tomó delicadamente al niño y se marchó con andar solemne de aquel lugar, siendo despedido por los aplausos y ovaciones por parte de niños y adultos.

-¡Muchas gracias por su atención! Recuerden que el espectáculo de fuegos artificiales empezara muy pronto, ¡no se lo pierdan! – dijo el presentador, haciendo una ligera reverencia.

Cuando las personas abandonaron el lugar, Sasuke se dirigió hacia el joven que parecía el director de aquella obra, tenía que saber más, porque no podía ser coincidencia que esa obra relatara casi exactamente lo que había vivido con Naruto, sin haberlo conocido o algo por el estilo. El joven director estaba empezando a desmontar en escenario, cuando una mano en el hombro hizo que diera un respingo y saltara en su lugar. Al darse la vuelta, aterrado, suspiro aliviado al ver a un simple aldeano detrás de él.

-Tranquilo, sólo soy un simple campesino –

-Lo lamento mucho, es la primera vez que estamos en este pueblo y estaba un poco nervioso – se disculpó el joven rascándose la nuca - ¿Qué le pareció la obra? – preguntó con los ojos brillando, esperando algún tipo de elogio por parte de Sasuke.

-Pues… estuvo muy buena, aunque el personaje que hizo del aldeano que encontró al joven con máscara de zorro exageraba un poco – dijo Sasuke con la mejor sonrisa que tenía, ocultando el tremendo enfado que sentía.

-Lo sé, creo que exageramos un poco con esa parte – suspiró el director.

-¿No eres un poco joven para dirigir todo un elenco? –

-Pues, tal vez – rió el joven nervioso - ¿Necesitas algo más?

-Pues, sí. La historia es muy buena, ¿tú la escribiste? –

-Ojalá fuera así, amigo mío. Pero no, es una historia que un joven viajero nos contó hace apenas unos días –

-¿Joven viajero? – Sasuke se puso a pensar un poco, ¿acaso sería el mismo viajero que le había enseñado a Sora aquella canción? - ¿y cómo era?

-Mmm, a ver… - dijo el joven intentando recordar – tenía la piel bronceada con unas 3 simpáticas marquillas en cada mejilla ¡como un zorro!, unos cabellos rubios como el sol y unos ojos tan azules como el mismo cielo.

Sasuke no podía creerlo, no había duda, se trataba de Naruto. Era la única persona que conocía que tenía esas mismas características y resaltaba tanto con ellas, eso sólo podía significar que Naruto aún podría seguir en el pueblo. Tenía que encontrarlo lo antes posible, debía verlo aunque sea una sola ver para cerciorarse que se encontraba bien.

-¿Y no sabes dónde puedo encontrar a ese viajero? –

-De hecho, él fue el que interpretó al joven con máscara de zorro – sonrió el joven como si nada.

-¿Qué? ¿Eso es cierto? –

-¡Sí! Fue muy amable, uno de nuestros actores principales se había resfriado y entonces no pudo participar, por lo tanto ese viajero lo reemplazó – estuvo diciendo el joven mientras reunía la utilería detrás del escenario - ¡Debo preguntarle si no quiere formar parte del elenco! Con un poco de práctica sería muy bueno.

-Ya lo creo, ¿y no sabes dónde  está ahora? – pregunto Sasuke impaciente.

-No, creo que dijo algo acerca de ir a ver los fuegos artificiales en su lugar secreto –

-¿Lugar secreto? –

-Sí, me pregunto dónde será –

El joven no logró escuchar la respuesta de Sasuke, debido a que éste corrió a todo lo que sus piernas daban hacia ese lugar donde Naruto y él vieron los fuegos artificiales en aquel festival, si en verdad era su rubio, entonces estaba seguro que lo encontraría allí. No tenía tiempo para buscar a Sora, después de todo, Hinata estaba con él así que no habría problema.

Después de correr durante un buen rato, al fin había llegado. Apoyó sus manos sobre sus rodillas, intentando recuperar un poco el aliento. Al levantar la vista, lo vio. Era el mismo joven con la máscara de zorro que había estado en la obra, con la diferencia que tenía aquella máscara en su mano derecha, mientras dirigía sus orbes azules hacia el cielo nocturno lleno de estrellas, a la espera de los ansiados juegos artificiales. Sasuke no podía creerlo, cabellos rubios que resplandecían como el Sol, ojos tan azules como el cielo… era él.

Su hermoso Sol.

-Se está tardando, ¿dónde estará ese bastardo? – refunfuñaba el rubio dando golpes en el suelo con sus getas, haciendo berrinche como un niño pequeño.

-Espero que, por bastardo, no te refieras a mí… Dobe – bastó con esas palabras susurradas al oído de Naruto, como para que éste diera un respingo en su lugar.

-E-estabas tardando demasiado, teme – susurró Naruto dándose la vuelta para encarar a Sasuke. Esa vista era tan endemoniadamente tierna, el rubio tenía las mejillas sonrojadas y apretaba el borde de su hakama, en actitud nerviosa.

Al parecer, Sasuke no era el único que ansiaba ese reencuentro.

-Lo siento, es que estuve buscando a cierto zorro escurridizo que no paraba de escapar de mí, pero al fin lo atrapé – dijo Sasuke abrazando a Naruto, reposando su mentón en el hombro de éste.

-¡Ja! ¿Piensas que en verdad atrapaste a ese zorro teme? –

-Si no fuera así, ¿por qué no intenta escapar? –

-Porque… - susurró Naruto aferrándose a Sasuke como si su vida se le fuera en ello - … ese zorro ha estado esperando por ti, desde hace mucho tiempo.

-Al igual que yo lo he esperado, durante todos estos años – susurró Sasuke, separándose sólo un poco de Naruto, para tomarlo del mentó y plantar el ansiado beso que había estado ansiando desde hace tanto tiempo.

Naruto, al principio, estaba sorprendido. Pero rápidamente empezó a corresponder ese beso tierno y lleno de amor, donde se transmitían todos los sentimientos que habían estado guardando desde que se habían separado. Ese beso, rápidamente, se convirtió en uno lleno de pasión, sus lenguas se entrelazaban entre ellas, saboreando la cavidad contraria y deleitándose hasta saciarse. Iban a seguir con aquello, si no fuera porque una infantil voz interrumpió aquel acto.

-¡Padre! ¡Los juegos artificiales están a punto de empezar! – gritó Sora corriendo hacia Sasuke, en compañía de Hinata y Kiba.

-Eres un desconsiderado Uchiha, mira que dejar a tu hijo y a esta bella dama desamparados en medio del festival – dijo en tono burlón Kiba, pasando un brazo detrás de los hombros de Hinata, atrayéndola hacia si.

-Pues al parecer aprovecharon bien el tiempo, ¿no Inuzuka? – contestó de la misma manera Sasuke, viendo divertido como ambos se sonrojaban y desviaban la mirada hacia cualquier punto.

-Padre, ¿quién es él? – preguntó el pequeño Sora señalando al rubio que se encontraba a lado de Sasuke.

Al verse descubierto, Sasuke sonrió tiernamente mientras removía los cabellos de su hijo, todo bajo la atenta mirada de Naruto. No podía despegar sus orbes azules de aquel pequeño infante, lo sabía, era la copia exacta de Sasuke, lo único que faltaba es que contestase todo con monosílabos y ahí ya sería igual a él. Lo único que había sacado de él eran los ojos azules que él mismo poseía, y, al parecer, también a actitud.

-Sora… - habló Sasuke pausadamente, estaba por decirle que ese joven de rubios cabellos era su papá, el que lo había traído al mundo y la persona que más amaba.

Pero, como siempre, Naruto se le adelantó.

-Me llamo Naruto, Sora-chan – dijo agachándose a la altura de Sora, dándole su mano en signo amistoso y dedicándole una cálida sonrisa. Naruto estaba al borde de las lágrimas, al fin podría estar con su hijo y criarlo junto a Sasuke.

Aunque la siguiente reacción no se lo esperaba.

Un puñetazo, aunque no fue con tanta fuerza, lo sacó de su ensimismamiento, haciendo que voltease la cara. Al voltear la mirada, se encontró con los ojos de su hijo al borde de las lágrimas, mientras se mordía fuertemente el labio inferior para no llorar. Después de aquello, se lanzó hacia Naruto y se puso a soltar todas las lágrimas que había retenido hasta ese momento.

-¿Pero qué…? –

-En verdad, en verdad ¿eres papá Naruto? –

Naruto estaba que no cabía de la emoción, era la primera vez que su hijo lo llamaba “papá”. A pesar del golpe que le había dado, sólo atinó a sonreír mientras abrazaba fuertemente a su hijo, acariciando levemente su espalda para que se calmara. Sora estuvo llorando durante un buen rato, luego sus llantos se apaciguaron lentamente hasta que pudo ver de frente a Naruto.

-¡Eres cruel Papá! ¡Nos abandonaste durante 6 años! – susurró Sora, cubriendo sus ojos con un brazo para evitar que más lágrimas cayeran.

-De verdad lo siento, Sora-chan – se disculpó acariciando levemente las mejillas de Sora – Pero no quería que tuvieras el mismo triste destino que yo, creí que lo mejor sería que Sasuke te criara.

-¡¿Entonces por qué no nos has visitado una sola vez?! –

-Si lo hacía, los ancianos del lugar donde vivía se darían cuenta de tu existencia. No quería que eso pase, pero cambiando de tema… - dijo Naruto arreglando el kimono que tenía puesto su hijo – el hakama te queda muy bien Sora-chan-

-¡Por supuesto! Si fue Papá Naruto el que me lo dio – susurró Sora, sintiendo como sus pies dejaban de tocar el piso, cuando levantó la mirada se encontró con los cálidos ojos de Naruto, mirándolo con ternura. Sora se aferró al cuello de su papá, mientras sentía como Naruto lo sostenía para que no cayese.

-Pronto empezarán los fuegos artificiales – dijo Kiba abrazando a Hinata, haciendo que ésta sonriera con un bello rubor adornando sus mejillas.

Sasuke atrajo a Naruto hacia sí, colocando su brazo en la delgada cintura de éste. Naruto sólo atinó a sonrojarse, mientras sonreía dulcemente debido a la inmensa felicidad que sentía en esos momentos. Una luz brillante cubrió el cielo por unos momentos, anunciando al fin el inicio de los tan ansiados fuegos artificiales.

Los rostros de Naruto y Sora brillaban de emoción, incluso gritaba algunos nombres como “¡Tamaya!” y otros más. Sasuke sonreía al ver a sus dos amores tan felices, nunca llegó a atender como es que simples bombas en el cielo puede causar tanta felicidad en ellos. Pero eso no le importaba, estaba demasiado ensimismado viendo las expresiones de Naruto y de su hijo como para atender esas lucecitas que veía cada año.

Sin que su hijo pudiese notarlo, entrelazó su mano con la de Naruto, mientras susurraba estas palabras:

-Bienvenido a casa, (2)Hare-sama –

Naruto sólo sonrió, apretando la mano de Sasuke con mucho cariño.

-Estoy en casa –

“Desde hoy y para siempre”

Fin

Notas finales:

y bueno...

hasta aquí llegamos!

(1) es la canción del cap 16 de Jigoku Shoujo 1° temporada, pero la versión español latino n_n

(2) Según katekyo Hitman Reborn! significa sol y según google, sol se dice taiyou, ¿alguien me lo aclara? o.o

espero que les haya gustado! y perdón, no termne de editar, pero creo que no quise después del 3° intento n_nUU

no se olviden de pasar por mi perfil en fanfiction.net

http://www.fanfiction.net/u/1824441/00Katari_Hikari_chan00

ahora, al fin podré subir mis historias de No.6 *.*!

Matta ne! XD


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