Los tres hombres bajaban de la lujosa limusina esperando tener un poco de paz en casa, se dedicaron un respetuoso “Buenas Noches” e inmediatamente subieron a sus respectivas habitaciones, al entrar...
- Habitación de Akihiko.
Akihiko entro calmadamente a su habitación, noto que los Suzuki estaban desalineados, se asomó a ver que era un extraño bulto cerca de su cama, noto que era Misaki y estaba dormida de manera bastante extraña.
—Misaki,— dijo moviéndolo , Misaki no se levantaba— Misaki – intento de nuevo, pero nada, intento de nuevo pero en un movimiento inesperado Misaki se levantó muy asustado , pegándose contra la cara de Akihiko.
—Ahuuu – decía el peli plata sobándose la nariz.
—Lo siento, lo siento— decía Misaki gritando asustado—Espere traeré algo para...— intento moverse pero entre tantas hojas, se cayó de espaldas.
—Mejor déjalo así — menciono el hombre, dirigiéndose al baño.
—No, este yo...le ayudo...— Misaki no tomo en cuanta los libros que se encontraban cerca de ahí así que se calló, pero en su caída tomo a Akihiko por la espalda haciendo que ambos cayeran.
— ¡lo siento! – Misaki grito.
—Tú quieres matarme – dijo seriamente el golpe le había dolido.
—Yo...— Misaki no noto que en la posición en la que estaban era un tanto comprometedora, hasta que oyó como la puerta se abría
—Mi-sa-ki – un aura Maligna apareció.
—Oh por Dios ¡Santa! — Misaki parecía Feliz, hasta que se dio cuenta de quién era realmente.
—No Misaki, soy tu...soy tu tercera peor pesadilla – menciono con voz amenazante.
— ¡No, las gallinas del mundo se levantaron contra los humanos, no habrá más huevos! – Misaki parecía aterrado ante la idea.
— ¿Qué?, no soy yo Hiroki, y te he atrapado en una situación inmoral— Misaki reconoció su voz, mientras se iba acercando, Misaki sintió que el apocalipsis había llegado.
—Estoy Muerto— Fue lo único que digo antes de que Hiroki se lo llevara, dejando a Akihiko adolorido y sin esperanzas.
- Habitación de Nowaki.
Nowaki intento entrar a su habitación, pero algo le impidió pasar, empujo la puerta lo más que pudo, hasta que volteo el cuerpo inconsciente de Hiroki, Nowaki algo asustado camino lentamente hacia el cuerpo abultado.
— ¿Qué es esto? – Se preguntó empezándolo a mover, parecía divertido hacia que comenzó a rodarlo por la habitación, hasta que se dio cuenta de que empezaba a moverse — ¿Está bien? – pregunto Nowaki.
Hiroki se levanto, o eso intento varias veces callo de espalda mientras intentaba enderezarse.
—mmm...que... que hago aquí, ya es Navidad – pregunto Hiroki.
—No, este es mi cuarto, soy Nowaki – intentaba aclarara la situación.
—Criatura inmoral, pero...pero QUE – Hiroki reacciono en ese instante, levantándose completamente. — ¿Qué haces tú aquí?
—Ya lo dije este es mi cuarto— respondió – Hoye esta...esta. ¿No es mi ropa? – menciono al verlo.
—NO, — respondió rápidamente, — No, no lo es – intentaba zafarse.
—Si, si es – Nowaki estaba sorprendido.
—No, no lo es – se defendía Hiroki haciéndose para atrás.
—mmm Si, si es porque...— intentaba hablar.
—Que no, no es tuya pruébalo si eres tan valiente – Decía Hiroki intentando zafarse.
—He Bueno... es mi cuarto, conozco mi ropa y mi armario está abierto—
—Y ya, eso no basta, Quítate niño— dijo Hiroki – si tienes pruebas me avisas, pero si no mejor ni te me aparezcas, ha por que tengo que aguantar estas humillaciones, — salió rápidamente de la habitación. — Me salve – dijo empezando a correr, intentando no caerse.
Mientras caminaba se encontró con Misaki y Ritsu, a los cuales…
- Habitación de Masamune
Ritsu se encontraba muy acurrucadito en la cama, Takano entro a su habitación dispuesto a descansar y calmar los nervios, tomo su piyama, se cambió rápidamente, cuando levanto las cobijas vio a cierta persona, ante la sorpresa se quedó un rato mirando al intruso, por fin decido despertarlo.
—Oye, ¿Qué haces aquí? —
—5 minuto más – dijo adormilado intentando q quedarse más tiempo dormido.
—Ahhh – Takano un poco alterado, cogió las sabanas haciendo que Ritsu callera de la cama, Ritsu sintió como caía de la cama, dando un fuerte golpe.
—Oye, pero que te pasa – le grito Ritsu.
—Es mi cama, mi habitación, lo que yo haga es asunto mío – respondió un poco brusco.
—Claro, ahora resulta que solo porque estás en tu casa puedes hacer lo que quieras – respondió Ritsu, quien quería salir corriendo, lo habían descubierto, tenía que ganar tiempo y huir rápidamente.
— ¿Qué? … —Takano miro como Ritsu, empezaba a caminar para irse, entonces noto el espejo roto, que daba la casualidad era un regalo de su abuela. — Espera ¿Tu rompiste el espejo? — Takano miro su reliquia familiar rota en pedazos, Ritsu volteo para ver el desorden que había causado.
—No... Yo no fui — respondí sin pena.
—Lo niegas — Takano se sorprendió de la respuesta.
—Sí, ahora me voy — Ritsu intento salir.
—Tú, rompiste el espejo que por cierto fue regalo de mi abuela, te dormiste en mi cama, ¿Quién te crees que eres? – pregunto cruzando de brazos.
—Yo...— Ritsu se puso – yo... pues... yo...— Ritsu no se le ocurría nada— Takano se acercó a él, Ritsu comenzó a entrar en pánico, Takano lo tomo por su camisa, acercando a su rostro.
— ¿Quién te crees que eres? – digo mirándolo a los ojos, muy cerca quedaron ambos.
—Yo...— se escuchó el sonido de la puerta abriéndose, Ritsu miro aterrado la escena.
—Tú también – Ritsu siento como Hiroki se lo llevaba arrastrando.
—NO, Hiroki te juro que no es lo que piensas, de verdad – decía mientras era arrastrado por Hiroki, volteo a ver a Misaki, quien parecía un cadáver.
— ¿Misaki? – pregunto aterrado.
—Moriremos, hasta aquí llegamos – Ritsu supo que era un mal presagio.
—La inmoralidad ha entrado en ustedes y de paso en mí, hay que hacer una limpia – Hiroki no parecía el mismo, daba la impresión que la muerte se llevaba a su víctimas.
Llegaron a la habitación que compartían los tres, Hiroki, Ritsu junto con Misaki se dieron un baño de agua fría, después de eso aun mojados Hiroki los saco al jardín donde los puso a correr el detrás de ellos.
— ¡Vamos Inmorales! Como van, corran porque si los alcanzo, les toca brócoli — Ritsu y Misaki se miraron y comenzaron a correr aún más rápido, después de 20 vueltas, terminaron su recorrido, Hiroki acepto detener el castigo, se quedaron sentados en el pasto mirando lo poco que quedaba de la noche.
—Ritsu, no creer que si alguien nos viera dudaría que somos ladrones— menciono Misaki.
—jajá tu qué crees, pero ni como dudar que somos ladrones, con lo que llevamos, no pues si no cabe duda que lo somos— se rió en su cara.
—Pero es mejor, muy pronto nos veremos las caras — Hiroki parecía serio ante el asunto un par de sonrisas malvadas, cruzaron por los labios de estos tres ladrones…