Misaki, Ritsu y Hiroki tomaban jugo mientras veían la hermosa pintura recién robada de la Galería, los tres con una sonrisa en su rostro algo malvada.
—Misaki – dijo Ritsu—
— ¿Qué pasa? — ´pregunto.
—Porque hemos estado viendo la pintura, ¡Por toda la noche! – grito Ritsu.
—A eso – dijo con una sonrisa— es que alguien no le puso suficiente gasolina a la camioneta, no sabes quien fue verdad Hi—ro—ki – dijo Misaki volteando a ver Hiroki.
—Ritsu, ¡Te dije le pusieras gasolina! – dijo gritando, echándole la culpa a Ritsu.
— ¿Qué?, no me vengas con eso, Misaki dile algo— dijo mirando a Misaki quien estaba a punto de morir. — ¿Misaki?
—Como sea, de todas formas moriremos aquí sin haber amado, vamos escribamos nuestro testamento— dijo sacando una hoja un lápiz.
—Hiroki, ¡Esto es tu culpa arréglalo! – grito de nuevo Ritsu.
—NO, si quieres arreglarlo hazlo tu pero yo no salgo de aquí— Hiroki estaba sacando su lado obscuro.
Pasaron toda la noche peleando mientras Misaki escribía su testamento.
En una gran mansión, no muy lejos de ahí.
—Masamune, ¿Ya revisaste los videos de seguridad? – pregunto Akihiko mientras miraba su computadora.
—Si, pero aun nada – dijo algo irritado— Y tu Nowaki, has encontrado algo – pregunto.
—No, al parecer ninguno de los invitados pareció ver nada, yo solo vi a un chico que buscaba el baño, usaba un gorro, lentes y bufanda—
—Usaba eso en una fiesta de gala – se sorprendió Takano— yo vi a un extraño conserjito que aun cree en santa.
—Yo vi a un chico que se comió un pay en la oficina del Director – dijo Akihiko.
Los tres pasaron por alto ese pequeño detalle.
—No digan nada, sigamos con lo que estábamos haciendo— dijo Akihiko con una mirada de ahí que bobada.
Por otro lado, Misaki, Hiroki y Ritsu, estaban en la gasolinera, afortunadamente una grúa paso por ahí y pudieron ser remolcados a la estación más cercana.
—Misaki, ¿Ya te sientes mejor? – pregunto Hiroki.
—Si, pero tui estas bien, es decir hace un poco de calor y bueno tu estas todo cubierto— dijo mirando a Hiroki quien nunca se quitaba su suéter, bufando y gorro.
—Si, estoy bien, ya me acostumbre— dijo tratando de calmar a Misaki, en eso Ritsu regreso de comprar algo de comida, comieron sándwich y mas jugo.
— ¿Y ahora que asemos? – pregunto Misaki.
—Daremos el golpe maestro— dijo Ritsu sentándose junto a sus compañeros.
—Vamos a robar la fábrica de chocolate y a comer mucho helado de vainilla con galletas – respondió rápidamente Misaki.
—No. Pero sería buena idea, Hiroki anótalo— dijo Ritsu, Hiroki saco una libreta donde empezó escribir. —No, entraremos en esa lujosa mansión, donde el tesoro de los tres hombres más ricos yace guardado— Ritsu hablo con emoción.
—Ohhhh – dijeron Hiroki y Misaki.
—Estas bien Ritsu, nadie ah entrado nunca a esa bóveda – dijo Hiroki.
—Eso es verdad, pero sería divertido – dijo Misaki.
—Entonces pongamos el plan en acción – dijo Ritsu levantándose de donde estaba.
—Pero antes hay que pagar la gasolina – dijo Hiroki.
—Y comer algo decente— menciono Misaki.
—Si, bueno pero después pondremos en marcha el plan.
Los tres levantaron su mano en señal de victoria.
Los ladrones van a meterse a la boca de lobo y los policías van estar esperándoles dentro del disfraz de lobo.