“El vuelo 548 con destino a la ciudad de Lisboa está listo para abordaje, pasajeros con este destino por favor diríjanse hacia la puerta 4”
- Creo que ya es hora.
- Ya lo creo…
- En qué piensas?
- En nada por el momento.
- Bueno, aquí están sus pasaportes, boletos y tu equipaje –dijo entregándole todo en sus manos- Lucretia y Joao te estarán esperando con Nadja en el aeropuerto.
- Bien. –suspiro y observó la puerta de abordaje- Quién lo diría… y lo que te recomendé??
- No te preocupes, ya todo está listo y podrás vivir sin complicaciones.
- Muchas gracias por todo, espero vengas a vernos.
- Por supuesto, en mis próximas vacaciones iré a visitarte.
- Eso espero –abrazo cariñosamente al hombre que lo acompañaba- cuídate papá.
- Tú también cuídate Joey y cuida de mis nietas…
- Lo haré!!
El caminó hacia la puerta de abordaje con su maleta, un bebé y una bella sonrisa. “este será el comienzo de una nueva vida…” pensó mientras el vuelo despegaba hacia su destino final.
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En ciudad Domino, eran aproximadamente las diez de la mañana. Un día bastante soleado y agitado para sus habitantes quienes empezaban a vivir un día más en sus existencias; sin excepción, la familia Kaiba compuesta por Seto y Mokuba también empezarían a vivir de nuevo después de la pérdida de su ser más amado.
Un cambio radical era lo que necesitaban, así que por el bienestar mental y anímico de su hermano mayor, él por iniciativa propia convenció o cabría decir obligó a su hermano a cambiar de casa, carro, ciudad y país. Alejarlo del recuerdo de Joey hasta que su alma sanara y pudieran regresar.
Al principio fue bastante difícil iniciar con el proceso de duelo, su hermano no deseaba hablar con nadie ni ver a nadie; inclusive le hecho varias ocasiones de su habitación y no le habló por semanas enteras. Ninguno de los sicólogos que contrató sirvieron, Seto no era bueno hablando y menos expresando sus sentimientos, duro casi tres años para admitir que se había enamorado de Joey y otro tanto para decírselo, así que era misión imposible poder sacarlo de su cascarón.
Muchos meses pasaron, para ser exactos, cinco en los que su reclusión y estado casi catatónico (sicológicamente hablando) impedían progreso alguno, pero gracias a Bakura –que por alguna extraña razón estudio sicología- se ofreció a ayudar a Seto y vaya que si lo ayudó. Al menos salía y regañaba como solía hacerlo, poco a poco retomó sus labores en la empresa y volvió a su singular estilo de vida. Sin embargo un día a la mansión llegó un extraño paquete el día en que Joey cumplía seis meses de fallecido, en él había una libreta amarilla, de inmediato la reconoció; ese había sido el regalo de cumpleaños que Seto le dio al rubio “anónimamente” para que escribiera y plasmara sus canciones allí.
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- Amo Kaiba, esta mañana llegó este paquete para usted.
- … -Seto lo tomó y revisó los sellos- Estados Unidos…
- Hermano!!! –Mokuba se detuvo al ver lo que pasaba- que es eso hermano?
- Un paquete…
- Disculpe señor… -dijo interrumpiendo de nuevo el sirviente- con el paquete, llegó esto.
- Moki, toma la caja –el empleado entrego la caja a Mokuba para luego retirarse- vamos al estudio.
- Bien.
Semanas después de investigaciones exhaustivas y callejones sin salida, el escuadrón especial de policía y la agencia de detectives contratados para el caso llegaron a la conclusión de que la muerte de Joey no fue suicidio ni accidente pero tampoco había indicios de asesinato; era bastante extraño pero las pruebas y demás evidencia apuntaba a ningún lado.
Los medios de comunicación estuvieron al pendiente del caso Wheeler, el principal acosado era Seto su esposo, pero ni el resto de su familia y amigos se salvaban de la persecución. Después de tanto tiempo y dinero, la resignación llegó y con ellos el caso se cerró.
- No puede ser… -susurró el mayor para abrir sus ojos con gran sorpresa.
- Que sucede Seto? –volteó a ver a su hermano y pudo ver aquella desgastada agenda- pero si es…
- Es la libreta de Joey.
- Pero no se supone que la libreta estaba desaparecida?
- … se supone…
- Entonces la caja…
- Ábrela!!
- Bien –el azabache rasgo las envolturas y abrió la pequeña caja, en la que delicada y cuidadosamente se encontraba envuelto una cadena y un dije- Seto que es esto?
- … -el castaño posó sus azules ojos en aquella joya, una rosa blanca en una esfera de savia cristalizada- es de Joey…
- Como lo sabes?
- Porque yo lo acompañé cuando se la compró.
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Era un extraño regalo, para aquella fecha. Como todo Kaiba, Seto y Mokuba indagaron acerca de la procedencia de los extraños paquetes pero los resultados los impresionaron. Provenían de la ciudad donde Joey había vivido sus últimos días, el paquete lo envió un hombre extraño que no se pudo identificar y lo demás era inexistente.
Después del funeral y antes de regresar a su ciudad natal, Seto y Mokuba habían vuelto para despedirse de Joey dejarle un bello ramo de flores. Era un día como todos los demás, pero igual de triste a los que les seguirían; pero las palabras de un extraño, las cuales recordó Seto aquel día en que llegaron aquellos objetos dieron sentido a todo lo que pasaba.
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Un sujeto de cabellos largos y negros se alejaba de la tumba de su cachorro mientras le hablaba a un bulto que tenía entre sus brazos. Mokuba y Seto no querían interrumpir al extraño, vieron como llegaba a colocar un ramo de azucenas en su tumba, le decía algo y luego se despedía con un beso a aquel árbol.
Pero lo que no se dio cuenta es que él había olvidado una bufanda de color verde, tal vez no lo había notado. Cuando los hermanos se percataron, el menor corrió y alcanzó al extraño mientras el mayor de ellos llegaba a la escena.
- Espera!!
- Mm??
- Espera… se te cayo esto!! –dijo agitado estirándole la bufanda.
- Mmmm, que descuidado –el extraño cubrió al bebé, acomodó sus lentes y tomó la bufanda- muchas gracias.
- De nada… -antes de continuar, Seto llego con Mokuba y el extraño.
- Mokuba, que sucede??
- Es que le quería devolver la bufanda, de pronto su bebé la necesitaría.
- Mmm. –el extraño los observaba pero se encontraba extrañamente callado atento a la conversación- será mejor que te despidas, no tenemos mucho tiempo.
- De acuerdo –el menor realizó una reverencia al extraño- hasta luego y buen día.
- Muchas gracias por la bufanda y lo mismo para ustedes –dijo el extraño devolviendo la reverencia- estén atentos a la correspondencia, de pronto les llegue algo interesante o que hayan perdido.
Después de aquellas palabras, aquel sujeto y el bebé desaparecieron del lugar como fantasmas, “extrañamente familiar” pensó Mokuba mientras observaba el ramo de flores que el extraño minutos antes había puesto. Seto colocó los girasoles que tanto amaba Joey, acaricio la lápida y luego se marchó.
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Todo estaba listo, las cajas con sus pertenencias estaban en el camión, las llaves habían sido dejadas con la agencia y los pasaportes estaban en sus manos. Iniciarían una nueva vida en un nuevo país, ya que su resignación fue más fuerte que las esperanzas de saber algo sobre él.
Intentaron buscar a aquel sujeto de nuevo, contrataron a los mejores detectives y aun así no dieron con el paradero del extraño conocido de Joey. Era como buscar un fantasma, indagaron, un tal vez lo vi, por aquí pasó, creo que lo vi pero nada en concreto; así que por primera vez en su vida abandonó.
Y allí estaba, el jet privado de la familia Kaiba con las pocas pertenencias que decidieron conservar y listo para despegar con rumbo a Berna, Suiza y su nueva vida.
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- Al fin llegamos… -suspiró cansado, mientras tomaba su equipaje y acomodaba al pequeño durmiente.
- Jouno!!!!! Por aquí!!!!!
- Mm?? –sus ojos miel viajaban buscando el origen de la voz- Oh… ahí están.
- Jouno!!!!!!!
- Ya nos vio, cállate de una vez escandalosa.
- Oye!!!!
- Hola chicos.
- Jouno!!!!
- Quieta ahí!! Natasha está dormida y no quiero que la apachurres.
- Ohhh.. déjame verla!!
- Shhhhh, que acaso eres sorda. –dijo un moreno bastante exasperado- que tal el viaje?
- Algo largo… -ironizó- y como está Nadja?
- La dejamos en casa con Johana, ha estado esperándolos… -sonrió la chica.
- Pues no la hagamos esperar más.
Salieron del aeropuerto con rumbo a un hermoso y viejo barrio de la ciudad de Lisboa, ya había estado allí en varios conciertos pero nunca pudo recorrerla como turista por falta de tiempo o por cumplir con los horarios.
No mucho tiempo pasó, llegó a su momentáneo destino para recoger al otro miembro de su próxima familia y visitar a viejos amigos que había hecho en el camino. Sonrió y divisó aquella casa de fachada blanca que reconoció instantáneamente, aquella panadería y cafetería que descubrió años atrás cuando se perdió y un grupo de fans lo perseguían. Ninguno de ellos sabía quién era, pero lo acogieron como si lo conocieran de toda la vida.
Entro con su bebé en brazos dormida, la acostó y saludo alegremente a aquella divertida familia que ya consideraba como suya.
- Bienvenido seas Jouno!!!
- Gracias Johana.
- Me imagino que quieres verla… -sonrió amablemente la mujer.
- Por supuesto…
- Ven… -tomo la mano del azabache y lo condujo a un pequeño jardín, donde en la mitad del césped había un gran danés acostado y acostado en su panza un bebé de cuatro meses balbuceando y riendo- allí esta.
- Por dios… -Joey caminó despacio hacia el bebé, se agacho y empezó a sonreírle mientras con su mano le hacía cosquillas en su barriguita- hola Nadja… papá ya está aquí.
- Jouno, tráela que es hora de su tetero!!!
- Bien!! –el azabache miro a la pequeña que le estiraba juguetonamente los brazos para que la alzara, Joey la tomó y la abrazo adentrándose en la casa.
Joey se encontraba en una pequeña mecedora de madera alimentando a la pequeña bebé, hermosa a su parecer, una cabellera castaña casi dorada y unos profundos ojos azules como los de su padre, “es como si el me estuviera mirando a través de ti” pensaba mientras distraídamente acariciaba lentamente la cara de aquella criatura.
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- señor… llegó esta carta para usted.
- Gracias Roland.
- Desea algo más?
- Por ahora nada, puedes retirarte.
El rubio tomó la carta y la abrió ansiosamente, en aquella carta no había remitente ni indicios de quien la había enviado, así que la única forma de saberlo era abriéndola. Delicadamente entre sus dedos tomo las hojas bellamente escritas y perfumadas con jazmines e inició su lectura.
Apreciado Joseph,
A estas alturas y por las presentes circunstancias, debes haberte enterado sobre el “engaño” de tu esposo. Lamento por todo lo que estás pasando en estos momentos, en otras circunstancias me hubiese alegrado por todo lo que causé, pero dada mi actual situación no puedo sino entristecerme por lo que he hecho.
Sé que aún no has hablado con tu esposo y me alegra, porque antes de que lo confrontes y resuelvas tomar una decisión, me gustaría darte mi versión los hechos: hace ya casi un año, conocí a tu esposo y sabiendo que era casado me encapriché con él; lo seguí a donde quiera que iba e intenté hablarle en variadas ocasiones pero él prefería guardar distancia. Lo observaba de lejos y cuando sabía que hablaba con usted mi querido Joey, una hermosa sonrisa aparecía de sus labios y era increíble a los ojos de cualquiera, el que Seto Kaiba hiciera bromas, se riera con naturalidad y dudara en colgar el teléfono por miedo a no volver a escuchar su voz… pero con el resto del mundo su fría personalidad era lo único que podíamos sentir. Decidí tomar una decisión de la cual ahora me arrepiento, drogué a tu esposo y me acosté con él, con la única intención de quedar embarazada; pero las cosas no salieron como lo esperé y ahora aquella criatura quedará sola.
Así es, me estoy muriendo y no puedo hacer nada al respecto. Tu esposo no quiere saber nada de mí porque logré alejarte de él y eso jamás me lo perdonará, y este bebé llevará el karma de ser odiado por su padre y por mi familia.
Por eso te pido, o mejor te ruego que por favor no lo abandones ni lo dejes a su suerte. Me angustia saber que me iré y que mi bebé sufrirá en este mundo. Sé que tu corazón es grande y podrás perdonar a Kaiba y a mi hijo, pero antes que tu perdón solo deseo que los cuides por mí.
Gracias y espero poder verte,
Shizuka Hanzo.
Sus lágrimas brotaban nuevamente, su corazón se encogió y su alma se rasgó. Aquella carta sin duda había llegado a lo más profundo de su ser y sin poder evitarlo corrió al despacho de su esposo por una explicación.
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Realmente tuvo que buscar arduamente a aquella mujer, y como él era el persistente Wheeler nadie le iba a impedir encontrarla. Cuando lo hizo vio con horror el estado de aquella muchacha caída en desgracia, abandonada por su familia y despreciada por la sociedad, ya había dado a luz pero le quedaban pocos días de vida. Ella se alegró de verlo y le hizo prometer que cuidaría bien de lo único que la había mantenido en pie hasta ese día que murió, y cuál fue su sorpresa que no había sido “él” sino “los” bebés y además que no eran “los” sino “las” bebés, dos hermosas mellizas.
Por ellas, había desafiado a Seto y a la familia de aquella mujer que deseaban desaparecer a las pequeñas a cualquier costa. Fue una batalla dura que le costó su vida, pero que valió la pena con tal de tenerlas cerca; porque desde que las había visto, su lado “maternal” había salido y juró defenderlas a costa de lo que fuera.
- Jouno… Natasha ya despertó.
- Ohh… gracias!!!
- Aquí tienes… -sonrió el moreno que le entregaba en brazos a su otra hija- ya están completos.
- Claro que sí!! –las abrazó y las besó con ternura- al fin Natasha y Nadja están juntas.
- Jouno, cuando te irás?
- Hoy!!! –irrumpió un muchacho de cabello castaño rojizo y ojos verdes- la casa está lista y nosotros también, entonces tú dirás Jouno.
- Que eficiente eres Carlos –sonrió el muchacho- dado a que estas pequeñas ya están impacientes y tú, Johana tienes mucho que hacer… partiremos ya.
- Pero Jouno…
- Sabes que puedes visitarme cuando quieras Lucy y todos ustedes- señaló a los presentes.
- Bien, no siendo más… vámonos!!!
El trecho era corto, la bella ciudad de Oporto los esperaba para iniciar su vida allí como Katsuya Jounoichi, padre soltero y ahora dueño de un pequeño restaurante. Es una ciudad deslumbrante, pero las zonas metropolitanas nunca fueron lo suyo; así que por cambiar de ambiente, los hermosos viñedos del valle del rio Duero eran su destino final.
Una gran y hermosa casa, tal y como la imagino; cimentada en piedra y con un toque rústico y campestre, era un ambiente diferente al que estaba acostumbrado. Una casa rodeada de bellos naranjos y manzanos, amables y sonrientes vecinos y trabajadores que se convirtieron en su familia y los abuelos, tíos, primos y amigos de sus hijas.
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Era verano, las calles de Berna estaban atestadas de estudiantes y turistas. Un clima bastante caluroso y amistoso para los visitantes, entre ellos Mokuba y Seto Kaiba, los cuales recorrían las calles de un lado a otro tratando de encontrar la dichosa oficina.
Llevaban dos meses exactos viviendo en aquella ciudad, los negocios de Kaiba Corp., iban viento en popa y su hermano mayor se sentía más relajado aunque con su aura triste cada vez que se encontraba viendo aquellos girasoles. Todos los días, el castaño visita los hermosos girasoles de su jardín que con esmero ha cuidado desde que llegaron; por aquella página en la que Joey describe la belleza de estas singulares flores, lo marcó, y desde ese día decidió cultivarlos.
Pero esa no era la historia. Seto, había recordado el porqué de su separación y decidiendo enmendar aquel error y en memoria de su cachorro inició la búsqueda de su hijo a través de una abogado que residía allí, en Berna y que ahora les tenía noticias sobre “él”.
- Aquí es!!! –grito el menor- al fin
- Y todo por tu loca idea de caminar!!
- Pero Seto…
- Señor Kaiba!! Joven Mokuba!! Llegan a tiempo!!!
- Sr. Schmid!!
- Pasen por favor. –dijo abriendo la puerta de aquella pequeña oficina, ofreciéndoles asientos y café.
- Y que encontró?
- Como siempre tan directo…
- Y??? mi sobrino…
- Debo informarles que la señorita Hanzo según el registro y partida de nacimiento tuvo mellizos y fueron de sexo femenino.
- O sea que…
- Así es, dos hermosas y saludables niñas nacieron con sus genes señor Kaiba.
- Continúe…
- Bien, las pequeñas fueron separadas al nacer. Una fue enviada a un orfelinato en los Estados Unidos y otra fue enviada a una casa infantil en Inglaterra por decisión de los abuelos maternos, que querían desaparecerlas de la vista.
- Y ahora…
- Por lo que averigüé, la primera en ser adoptada fue la pequeña que vive en Inglaterra y semanas después la pequeña que se encontraba en los Estados Unidos.
- Quien las tiene??
- Extrañamente, ambas fueron adoptadas por un mismo sujeto, “Katsuya Jounoichi”.
Después de aquella visita, su desconcierto y asombro fue grande. Nunca imaginaron que aquellas pequeñas les fueran arrebatadas tan rápido; el había recapacitado durante esos meses y el deseo de ser padre se le había contagiado, pero alguien se las había quitado. Sin embargo su sorpresa no quedaba ahí, por las fotos recolectadas, aquel sujeto que se habían encontrado en el cementerio aquel día llevaba en sus brazos –sin él saberlo- a una de sus hijas ese día, “que ironía” bufó al cielo, mientras decidido tomaba su celular y llamaba a su hombre de confianza.
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- Papa!!! Bienvenido!!! –salió el azabache limpiándose con el delantal que tria puesto sus manos cubiertas de harina.
- Hijo!!! –abrazó cariñosamente al azabache.
- Como estuvo tu viaje??
- Bastante ajetreado…
- Jejejeje, sigue papá, el almuerzo estará dentro de poco. Además Johana y los chicos vinieron de visita.
- Mmm huele bien… -dijo el mayor adentrándose a la sala de la casa.
- Walter!!! Pensé que nunca llegarías –salió a saludar una mujer de 40 años, cabellos negros y ojos castaños- que bien te vez!!
- Johana!!! –devolvió el abrazo de la mujer- yo también creí que no llegaría pero aquí estoy, y donde están mis nietas??
- Aquí!!! –gritaron al unísono una par de pequeñas corriendo a abrazar al recién llegado- abuedito!!
- Hola mi peques!! Como están de grandes!!!
- Sip, pod que tendemos tes adnos –dijo la pequeña de ojos azules representando el número con sus dedos.
- Y yad sodmosd gandes!! –finalizo una pequeña de ojos verdes.
Ambas niñas corrieron al ver que su papa aparecía en escena, abrazaron sus piernas y señalaron que su abuelo querido había llegado.
- Qué bueno que viniste para la fiesta de cumpleaños… Don Mateo y los vecinos vendrán para la fiesta de esta tarde.
- Qué bueno –sonrió el mayor- ya han pasado 3 años desde lo “ocurrido”, como pasa el tiempo
- Mmmm, es verdad…
- Por cierto capullo, se me olvidaba mencionarte algo…
- Y que paso?
- Heyy!! Ustedes dos, muévanse que la mesa está servida!! –irrumpió la voz de la amable señora.
- Bien!!! –gritaron ambos hombres.
El almuerzo pasó entre risas y buena comida preparada por Jouno, ahora todos se encontraban recibiendo a los invitados y por ende preparadores de la fiesta. Por casualidades de la vida, las pequeñas cumplían años el día en que las primeras cosechas de uvas eran recolectadas y festejadas en una fiesta de la región, por ello, Don Mateo, dueño del viñedo de la zona y segundo abuelo declarado de las niñas decidió empatar las fiestas con el cumpleaños de las pequeñas. Por aquella razón, todos los años esas fiestas se festejarían en la casa de Joey.
Grandes cantidades de uvas eran aplastadas con los pies de los asistentes en una gran tina de madera de roble, mientras bailaban al son de la animada música. Entre los bailarines, se encontraban las niñas de ahora tres años de edad en brazos de sus abuelos Walter y Mateo riendo a carcajadas por las ocurrencias del par de ancianos.
La velada pasó entre buen vino, grata compañía y buenos deseos para las cosechas y obviamente el par de cumpleañeras. Todos se retiraban ahora a descansar por el largo día mientras un par de hombres se quedaron en las escaleras del domicilio charlando
- Y que era lo que me tenías que decir?
- Mmmm… cierto, verdad que a eso vine.
- Que sucede??
- Joey, Kaiba ya recibió los tres objetos.
- No creo que hayas venido para decirme solo eso…
- Y que ahora el contrató a dos detectives de Scotland Yard para dar con el paradero de tus hijas…
- Qué?!!!
- Aunque todos los cabos aún están atados, algunas cuerdas pueden soltarse…
- Que quieres decir…
- He seguido a esos sujetos y créeme que andan muy cerca
- No puede ser…