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Bajo el mismo escenario por Valeria15

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Notas del capitulo:

Les dejo el segundo capitulo que ya lo tenia subido a FanFiction.Net.. Espero les guste, no olviden comentar nwn
Intentare apresurarme en actualizar, pero tengo que comenzar a escribir el tercer cap ^^U
No olviden que comentar es una manera de agradecer el esfuerzo del autor en escribir y subir esta historia para ustedes, acepto criticas constructivas :3
Ja~ne

Bajo el mismo escenario

Otoño

~El viento comienza a soplar con fuerza, las hojas; resignadas, se dejan desprender de los árboles.., cayendo a su perdición, ¿No te párese triste? Bueno, quizás no lo sea, si es que solo se trata de una persona, pero es que ahora; me siento como una hoja.~

Miraba a cada lado de todos los pasillos, revisando cada salón que se le pudiese cruzar, buscaba al moreno algo intranquilo, no sabia porque, ni cuando había comenzado aquella desenfrenada búsqueda, pero lo cierto era, que se encontraba desesperado, algo no le sabia bien.., sus pies se plantaron en el piso al llegar a escuchar una dulce tonada que provenía del salón de música -cercano a él-, aquel piano resonaba en sus oídos sin dejarlo en paz, la melancólica tonada lo incitaba a acercarse a escuchar, pero no, él estaba buscando a su novio y no descansaría hasta saber donde estaba, aquella intención no tuvo el más mínimo poder sobre él al comenzar a escuchar una armoniosa voz que cantaba con triste melancolía.

— Empezaste a caminar, dándome la espalda.

Los pasos del rubios comenzaron a aumentar de velocidad, conocía esa voz.

— Sin intercambiar palabras.

Solo estaba a unos cuantos metros, la canción era una que nunca había oído -o al menos no reconocía hasta entonces-, le parecía hermosa, pero aún más aquella voz; era tan dulce; parecía intentar sonar fuerte y decidida, pero sonaba como si comenzara a ahogarse en la horrible y tenebrosa oscuridad, rogando que le salvaran.

— En mi mente vacilante, llore como un niño.  Las palabras se tornaban aún mas nostálgicas, embelleciendo la letra.  No te vayas, no te vayas, por favor…

¡Había llegado! Sus ojos le brillaban al ver aquella hermosa escena, ignoro por completo el echo de que hace unos segundos buscaba desesperadamente a alguien y se dedico a observar aquel hermoso espectáculo que le permitía ver aquel pequeño y rectangular tramo de la puerta que era de vidrio, como si de una pequeña ventana se tratase.

— Comencé a caminar, dándote la espalda. — Era hermoso.  Tengo que irme antes que mis lagrimas caigan.

El pelirrojo cantaba con sus ojos sellados con suma delicadeza mientras tocaba aquel enorme piano color negro.

— Pretendiendo que me disgusta estar feliz. — Tiempo.  Estaba alardeando, y deje ir mi futuro ideal.

Los rayos anaranjados de luz de tarde lo iluminaban, haciendo parecer que emitía un hermoso y cálido resplandor rojizo, formo una escalera con sus dedos en las teclas del piano elegantemente y abrió sus parpados para ver el maravilloso crepúsculo de esa tarde, sonrío suavemente y se dispuso a volver a cantar.

— Y deseos que no recuperare. — Dejo salir un hermoso suspiro que era parte de la misma canción. — Este pequeño cuarto el cual siento un poco amplio. — El rubio cerro sus ojos e intento visualizar aquellos sentimientos. — Parece que se ensancha una grieta en mi mente. Un minuto, un segundo, me parecen más lar…

El canto del pelirrojo se detuvo de repente al escuchar un gran estruendo venir desde la puerta. El rubio se había dejado llevar apoyándose en la puerta de entrada que no estaba siquiera del todo cerrada, provocando una brusca caída al piso.

Sus agitas respiraciones chocaban entre si mientras se miraban con inmensa pasión chocando sus frentes, anhelantes, la escuela estaba casi vacía y un solo riesgo los amenazaba; Deidara. Pero aquello solo avivaba la llama de aquel amorío, la adrenalina que corría por sus cuerpos solo les escandia más provocando cierto deseo.

El sonido del cierre del pantalón del moreno bajar retumbo en todo el lugar -o al menos eso pareció desde sus oídos-.

— Kisa.. — La pronunciación de aquel nombre quedo cortada gracias a los labios del casi aludido, un apasionado beso se había desatado, sus leguas danzaban intensamente.., poco a poco la boca del mayor bajo dejando rastros de saliva por su cuello hasta encontrarse con aquella -en este preciso momento- molesta camisa que rápidamente fue desprendida y sin tiempo de quitarla del todo, siguió con su camino de deseo, al llegar al desprendido pantalón de raso negro del menor, se sonrío y subió su vista para mirar el insaciable rostro de su amante, pedía a gritos una muestra de "cariño", su respectivo cariño.

Poco a poco, provocando aún más ansias -si es que eso era posible-, bajo los boxers y aquel molesto pantalón, dejando al descubierto el rígido miembro del moreno, hizo avanzar su lengua lentamente por este provocando que su acompañante temblara débilmente y dejara escapar un quedo gemido de placer. Finalmente, se apodero de él dentro de su boca haciendo aquel peculiar movimiento de ida y vuelta, saboreando el exquisito gusto del moreno, mientras que aquel clavaba sus afiladas uñas negras en el mosaico de la pared, dejando escapar el nombre del mayor entre un que otro suspiro con deseo y goce, aquello que solo había llegado a sentir con él, porque nadie podía remplazarlo, y vaya que lo había intentado; Sasori, Madara, Deidara.., ninguno había logrado satisfacerle como él podía, aunque el ultimo había estado cerca, pero poco a poco la pasión se desvaneció de su ser dejándolo de nuevo completamente vacío. Hasta hace pocos meses nunca se hubiera imaginado que volvería a encontrarle, pero ahí estaba, haciéndolo temblar de dicha, en el mismo baño escolar, sintió como el placer se duplicaba, ya casi acababa, hizo un pequeño esfuerzo por contenerlo, pero fue en vano, y entonces se vino dentro de la deseosa boca del mayor, este trago aquel blanco liquido, como el decía "con gusto a Itachi" y dichoso recorrió sus labios con su rojiza lengua mirando con aún más deseo al moreno. Debían hacer algo con aquellas ansias que los carcomían por dentro cada vez que cruzaban miradas.

 ¡Deidara! — Exclamó sorprendido el pelirrojo, pero más que nada; avergonzado. — ¿Hace cuando estas ahí?

 Oww… — Gimió el rubio frotándose el trasero, de pronto volvió su mirada al pelirrojo algo nervioso. — Eh… ¿Desde... El principio, h'm?  El rubio llego a notar como la pálida piel del mayor comenzó a teñirse de carmesí, pero no pudo observar muy detenidamente ya que el pelirrojo se giró al piano rápidamente para tomar aquel libreto de notas que reposaba sobre el atril, y comenzó a caminar hacia donde se encontraba el rubio que apenas había terminado de ponerse en pie, pero este no tenia ninguna intención en ayudarlo ni nada por el estilo, simplemente lo esquivo e intento llegar a traspasar la puerta, pero algo lo detuvo.

El de ojos celestinos lo había tomado -sin siquiera meditarlo- del saco evitándole escapar de la escena, los intensos ojos de ambos se encontraron y el rubio se pinto de carmesí tan pronto como fue posible.

 Eehmm.. Yo.. — Balbuceó.  Lo siento.  Dijo soltándole para volver su mano a la otra, el mayor lo miro detenidamente, buscando quien sabe que, y por algunarazón, las ganas de retirarse de la habitación desaparecieron.

 ¿Qué quieres? — Preguntó la voz ahora ronca del pelirrojo.

 Yo… Me gusto la canción... — El menor miraba sus manos mientras las apretaba la una con la otra con nerviosismo ¿Qué era aquella sensación de cosquilleo que sentía en el estomago?

— Oh.. Gracias.  Termino por decir el pelirrojo algo incomodo ante la situación, aunque extrañamente feliz.

— ¿Puedo escuchar el resto?

Los ojos miel del pelirrojo se pronunciaron y una mueca de indecisión se poso en su rostro.., no era conveniente que la escuchara justamente él.

— No creo que sea.., adecuado. — Respondió con pura honestidad el mayor.

— Oh, esta bien, h'm. — Dijo el rubio ahora animándose un poco mas y dedicándole una bella y sincera sonrisa. — Tienes una hermosa voz ¿Sabes? — Le comento como si el pelirrojo no lo supiese. — No deberías malgastarla cantando canciones tristes como esa.

El otro lo miro con suma curiosidad ¿Qué había querido decir? ¿Qué no estuviera triste? ¿Qué acaso no valían la pena aquellos sentimientos de dolor? No, eso lo estaba inventando él, el rubio simplemente había alabado su voz y él ya se estaba inventando tonterías, se sonrió débilmente.

— Lo tomare en cuenta. — Dicho eso se retiró del aula dejando solo su delicioso aroma y al rubio cautivado por aquella angelical voz y presencia, pero dejando eso de lado ni bien llego a perder de vista al mayor golpeo fuertemente su cabeza contra el marco de la puerta.

— Ouch.. ¿Qué rayos me pasa? — Se reprochó molesto consigo mismo.  Tengo que encontrar a Itachi… — Mascullo el menor comenzando a caminar en dirección contraría al otro.

El pelirrojo suspiro pesadamente, ya era tarde, más le valía volver a casa antes de que otro imprevisto sucediese, pero hablo demasiado pronto, ya que al entrar al baño se encontró con una no muy agradable escena.

Una fría brisa chocaba contra su rostro, pero incluso a pesar de ello; estaba sudando. Estaba parado en una plaza frente a aquel café, miraba con nerviosismo a aquel chico de tez morena y cabello lacio de un castaño oscuro pasando sus fuertes hombros, tomaba un café tranquilamente mientras leía un diario, debía entrar, ya llevaba veinte minutos mirándolo, había dejado de sentir el frío sobre su cuerpo y ahora solo sentía como su alrededor avanzaba sin él; en cámara lenta, era extraño, él nunca lo citaría a algún lado que no fuese su habitación y no solo por que sería costoso.

De alguna forma logro ponerse en marcha y como si de un robot se tratase, comenzó a avanzar con pasos sin pizca de gracia, antes de que pudiese darse cuenta las puertas se habían abierto enfrente de si ¡Había entrado! Y ahora se encontraba en marcha a la mesa donde estaba él, fijó sus elegantes ojos color lila -que esta de más decirlo, no iban consigo- en los del mayor con sumo valor, pero el otro solo se volvió a su diario sin interés alguno a pelear el día de hoy, él se sentó.

— ¿Por qué llegaste tarde? — Preguntó la ronca voz del azabache sin siquiera volver a levantar la vista del diario, claro, que esa escena no hubiese ocurrido si el menor le hubiera dado una disculpa por haberlo echo, pero sabia que eso no ocurriría.., y en cierta forma, le gustaba.

— Que te importa.  Respondió desafiante el menor que estaba harto de que lo vigilase así.

El otro solo suspiro con cansancio.

 Buenas tardes ¿Hay algo que le pueda servir? — Pregunto atentamente la moza que se había acercado a la mesa al ver que había llegado otro posible cliente.

— ¡Si!  Exclamo el albino casi asiendo que la otra caiga del susto.  Quiero una copa Kissu La jovencita se dedico a anotar mientras el otro miraba de reojo al azabache que no dijo ni una sola palabra al respecto.

 ¿Desea algo más?

 Que sea grande.  Gruñó ahora mirando del todo directo al mayor, con recelo.

 Muy bien, enseguida se la traigo.  Y se retiro.

Ahora si que se encontraba inquieto, más que nada, asustado.., era extraño ¿Qué rayos le pasaba a Kakuzu! Extrañamente no le había reprochado nada ¡Había pedido lo más caro de todo el menú! -seguramente-, ¿Acaso no pensaba decir algo al respecto?

 Bien…  Dijo en un suspiro el mayor, dejo su diario a un lado, y ahora miró fijamente a los ojos del otro.

Hidan trago saliva ruidosamente, lo sabia, se encontraba en grabes, muy grabes problemas.., esto no era normal, lo normal era él acosándolo, teniendo sexo, dejando todos sus sentimientos y lo que fuese en el aíre, pero no, ahí estaba, frente a él, que estaba a punto de decirle quien sabe que, con la seriedad más grande del mundo.

 Necesito un tiempo.  Las palabras del de ojos semejantes a esmeraldas retumbaron en sus oídos ¿Cómo había dicho? No quería entenderlas, pero sabia, sabia perfectamente a que se refería.

 Aquí esta su pedido.  Dijo la mesera dejando aquella enorme copa de helado con crocantes y demás en la mesa.

El menor lo miraba con sus parpados extendidos al máximo, completamente sorprendido y aturdido por la confesión de este, nunca había esperado nada de él, nunca le pidió que le dijera que lo amaba como él lo hacia -aunque no se lo dijese- , tampoco le había pedido ser su respectivo novio y mucho menos que se preocupase por él, pero nunca pensó que se arrancaría de si, para entonces dejarlo solo.

— ¿A… A qué.., te refieres?  La pregunta era inevitable, el azabache suspiro agobiado a esta, sabia que le afectaría, pero no creyó que lo obligaría a darle una explicación de lo que decía, por supuesto quiso evitarla.

 Necesito un tiempo.., lejos de ti.

No podía ponérselo mas claro, se había aburrido de él, y de seguro ahora iría a desatar su estrés en el culo de algún otro, total sabia, sabia que cuado se le cantase volvería y él.., él lo estaría esperando.

Sintió como se armo un nudo en su garganta ¿Tristeza? No, más que nada estaba enojado, y valla que se desquitaría, justo ahora.

Se levantó bruscamente de la mesa y le dirigió una recelosa y dolida mirada como si quisiese que se de cuenta de lo que acababa de hacer, lo lamentaría.

 ¡ERES UN JODIDO BASTARDO!  Grito a todo pulmón el menor mientras tiraba la enorme copa helada de la mesa haciendo que se partiera en mil pedazos en el piso. ¡TÚ..! ¡JODIDO IDIOTA, PARA ESTA MIERDA ME HICISTE VENIR HASTA ACÁ?  Siguió gritando mientras comenzaba a encaminarse hacia la puerta, todos en el café se habían quedado en silencio mirando la escrupulosa escena.  ¡NO OLVIDES LLAMARME CUANDO SE TE OCURRA ROMPERME EL MALDITO TRASERO!  Y luego de vociferar aquello ultimo salio completamente enfurecido.

El azabache solo se tomo la sien sintiendo todas las miradas del lugar sobre él.

Enterró sus afiladas uñas en su cuero cabelludo, casi queriendo atravesarse el cerebro, aquella imagen no paraba de repetirse en su mente, una y otra, y otra vez, iba a enloquecer. Quiso gritar pero su voz se quebró y solo dejo un grito mudo ahogado en su garganta, nuevamente unió sus labio e hizo rechinar sus dientes, ¡Oh, vaya que enloquecería! Aquella repugnante imagen se reproducía una y otra vez, lo había sospechado desde un principio, pero no había querido llegar a presenciar tal escena, el echo de ver a su ex novio teniendo sexo con otro, ni siquiera aquel se lo estaba penetrando por gusto, no, a decir verdad era a él a quien lo penetraban y parecía arder de placer -entre otras emociones que no quiso descifrar-, le ardía el corazón de furia con el simple echo de ver como aquel rozaba solo los labios de su actual, pero teniendo sexo en el baño de la escuela ¡Y con otro!

Era demasiado para él.

Entonces otro pensamiento callo en su perturbada mente; Deidara, él aún no lo sabia y con lo despistado e inocente de este, nunca se enteraría, ahora una nueva duda navegaba en sus pensamientos, intentando arrastrar a su conciencia; tenia que decirle, pero no podía.., y así destruir sus sueños, destruir su corazón... No había duda en que aquel rubio estaba profundamente enamorado del moreno, tal y como él lo había estado en sus tiempos -aún quedaba algo-, no podía, simplemente no podía ir y decirle "Tú novio estaba teniendo sexo con quien tu crees su mejor amigo en el baño de la escuela", no.., ¡Claro que le era imposible! La sonrisa de aquel pequeño -bueno, solo un año menor que él- rubio con ojos de cielo se apodero de su mente ¿Cómo podía siquiera robarle esa hermosa expresión de su rostro? ¡Y aún así…! Nunca le creería... Un minuto ¿Por qué estaba dando tantas vueltas? ¿Por qué siquiera le interesaba lo que aquel sentía? ¡Le tenia el mismo odio que a Madara por haberle robado lo que alguna vez fue suyo! ¡Aquello no tenia perdón, pero..! ¿Por qué en el fondo lo sentía diferente?

"Tienes una hermosa voz ¿Sabes? No deberías malgastarla cantando canciones tristes como esa." Aquella frase retumbo en su mente con la misma voz del rubio, estaba en aprietos, no podría ocultar nada de lo que se le estaba cruzando por su mente.

 Itachi..  Le llamo con un hilo de voz desde su pecho el menor, el pelinegro solo emitió un seco sonido para que notara que lo escuchaba.  ¿Por qué elegiste a Sasori como actor para tu obra?

El moreno volvió sus ojos rojizos al rubio que observaba pensativo su dedo mientras lo hacia bajar y subir por los abdominales de este.

 ¿Por qué preguntas?  Inquirió aquel mirando la cabellera de su novio.

 Digo, él no es un actor, entonces ¿Por qué lo elegiste?  Ahora aquel levanto sus ojos color cielo al mayor que mantenía su semblante indiferente, era muy útil en aquellos casos.

 Por nada en especial, es un conocido mío como bien sabes, creí que podrían llevarse bien y hacer llevaderos los ensayos.  Confesó aquel.

 ¿Enserio, no creíste que seria todo lo contrario?  Preguntó el rubio a la extraña forma de pensar del otro.  Digo, es tu ex novio ¿Cómo se te ocurrió que lograría llevarme bien con él?

 ¿Me equivoque?  El moreno arqueo sus cejas y el rubio se sonrojo un poco.

 No.., h'm.  Reparó el menor casi muriéndose de vergüenza al darse cuenta que había tenido razón, al final si le había caído bastante bien, tal vez demasiado.

 ¿Y tú como sabes que él no es actor como tú?

El rubio se sobresalto un poco al recordar aquel encuentro, sus mejillas enrojecieron un poco más, lo que molestó algo al moreno a su lado.

 El otro día que me dormí, mientras te buscaba para irnos de la escuela, escuche como alguien tocaba el piano, al principio no le di importancia, pero cuando escuche aquella..,  Al rubio le brillaban los ojos mientras le contaba lo que comenzaba a hacer hervir de celos al moreno.  hermosa voz, fui a fijarme quien era y era él.

 Oh.., entonces ¿Le escuchaste tocar?  Dijo el mayor con un toque de amargura en sus palabras, pero el rubio no lo notó y asintió con una pequeña sonrisa en sus labios.  ¿Toca muy hermoso verdad que si?

 Si.., h'm.  Respondió el otro algo tímido, pero entonces recordó algo.  ¿Y tu donde estabas ese día? Al final no pude encontrarte y tuve que volverme a casa solo. Le acusó.

El mayor sonrió con un toque siniestro que el rubio no llego a notar, le acaricio sus cabellos, sintiendo aquellos hermosos ojos celestes posados sobre su rostro.

 Tuve que volver un poco más temprano que de costumbre, por eso no me encontraste.  Se excusó rápidamente el Uchiha sin despertar ni pizca de desconfianza en el menor.

 Pudiste haberme avisado.  Le reprochó este inflando sus cachetes en forma de berrinche de nene chico, el otro mantuvo su falsa sonrisa.

 Lo siento, Dei.  Le dijo el otro tomándole de la barbilla para acercarlo a su rostro y por supuesto, aquel no formo resistencia ante tal echo, sus labios se unieron y el moreno termino por regalarle un tierno beso.  Es solo que se me olvido.

Aquellas dulces palabras del Uchiha dejaron embelesado al menor que solo volvió a plantar sus labios sobre los de este, para seguir con aquellos besos mientras se montaba enzima de él, rodeando su cintura con sus piernas.

Miraba nostálgicamente como aquellas hojas secas que habían caído de su respectivo árbol, ahora daban vueltas con ayuda del viento por el patio, la clase estaba aburrida, Hidan había faltado a la escuela y ahora mismo se maldecía por haberse cambiado de división mientras una pelea entre el moreno y él se llevaba acabo, si no fuese por eso iría en su mismo salón, o si por lo menos tuviera un año más iría con Pain y Konan, o tal vez con Kisame y Sasori.., ahora el rostro del pelirrojo se pego en su mente, su melodiosa voz resonó en sus oídos ignorando la música que emanaba sus auriculares conectados a su celular.., aquella canción que cantaba el pelirrojo ¿Seria dirigida a Itachi? Y entonces se puso a divagar.., ¿Cómo habría sido su relación? Siendo ambos tan tercos e indiferentes ¿Quién dominaría en aquella relación? De seguro que Itachi, pensó. La idea de que el moreno se dejara dominar por alguien era inimaginable y le parecía imposible, Itachi era demasiado testarudo y firme como para que alguien lograra domarle.., pero dejo eso de lado y la pregunta del millón se poso en su mente comenzando a dar vueltas y vueltas, sentía que la intriga lo carcomía por dentro y quería salir corriendo a preguntarle al Uchiha, pero estaba casi completamente seguro de que si lo hacia, si llegaba a preguntarle, el moreno no le diría o simplemente evitaría el tema ¿Y si iba con Sasori? No, no tenían esa confianza, definitivamente no podía preguntarle, no era como si tuvieran una relación de mucha seguridad mutua, no como para ir y preguntarle "Oye, oye ¿Por qué tú e Itachi rompieron?" Además, era más que obvio que el pelirrojo había salido afectado de aquella relación ¿Acaso había sido el moreno él que había roto con él? Por lo visto él no le guardaba rencor al pelirrojo, es más parecía que pretendiera que se llevan de lo mejor, aunque no le culpaba, el pelirrojo no se expresaba nada bien, se mostraba agresivo y predominante, como si nada le hubiera provocado aquel rompimiento, pero aún recordaba cuando lo escuchó cantar aquella triste canción y su corazón se le encogió.

Cuando quiso volver a la realidad el salón se encontraba completamente vacío y se vio sonrojado en el reflejo que le dejaba ver la ventana, ¿En qué había estado pensando últimamente? Puras tonterías, de eso no había duda. Tomo su mochila y sin más que dejar ahí que solo un quedo suspiro, se dispuso a retirarse de aquella fría aula, se puso sus mitones negros por el pasillo, sintió el frío en sus dedos, los pasillos estaban vacíos. ¿Acaso tanto se había quedado divagando en la clase? Saco su celular de su bolsillo…, bueno.., solo media hora, pensó dejando escapar una risa nerviosa en su mente, marco el numero de su novio, pero justo antes de comenzar a llamar llego a escuchar el piano en la sala de música a solo un par de pasos de ahí, levantó su vista casi anhelando el escucharle y apresuro sus pasos, solo había una persona que estaría tocando a estas horas ¿Siempre lo haría? No lo sabia, pero tenia la pequeña corazonada de que si. Al llegar a la puerta se anticipo el no apoyarse sobre esta y simplemente se dedico a escuchar a aquella angelical voz, recargadose en la pared a un lado de la puerta, pronto se dejo caer al suelo, quedando sentado con su mochila en el pecho mientras la abrasaba hacia este juntando sus parpados con la pequeña escusa de que solo seria para visualizar más claramente los sentimientos del otro.

...

— Creo que Deidara no salio de la escuela aún... — Masculló el moreno mientras se volvía de mirar por la ventana.

— ¿Estas seguro?  Le preguntó el mayor sonriente mientras lo atraía más hacia él provocando el rosar de sus ropas y el chocar de sus respiraciones.

Ambos levantaron sus vistas a comenzar a escuchar el piano a unos salones de allí.

— Tal vez eso lo entretenga. — Comentó el azabache dejando juntar sus labios con los del otro, aunque un toque de amargura residía en su interior al pensar que aquello realmente lo haría.

— Esperemos que lo haga. — Contestó el mayor al separarse de aquel para buscar un lugar donde estar más cómodos.

...

Creía que la escuela estaba vacía y al fin podía tocar en paz, se sentía a gusto cuando lo hacia.., sonreía suavemente mientras una débil tonada se deslizaba bajo sus dedos, su voz hacia reparo en una vieja canción que había escrito hace unos años, era nostálgica, bastante triste a decir verdad, pero de pronto aquel pensamiento que no lo había dejado en paz desde la semana pesada le recorrió la mente, tuvo que voltear a verificar que el rubio no lo espiabacomo la vez pasada, sus dedos tropezaron entre ellos y se detuvieron.., no le diría, no tenia porque hacerlo, aquel niño con ojos color cielo, no le debía nada y si apenas llegaba a importarle aquella escena con la que se había topado la semana pasada, solo era por los celos que no había querido admitir, nunca quiso, pero ahora extrañamente lo hacia ¿Por qué? ¿Acaso prefería admitir que seguía enamorado del Uchiha antes de aceptar que siquiera le importaba un poco el rubio? Quiso golpear su cabeza contra la pared ¿En que estaba pensando últimamente? Se volvería loco -si es que ya no lo estaba-, tomo sus cosas y se dispuso a salir de allí.

El piano se había detenido y el rubio no se había percatado del silencio que adornaba la escena, estaba algo soñoliento, su mentón acomodado sobre la mochila repleta de sus libros, su mente se había despejado por completo y una extraña sensación de paz le recorría el cuerpo.

La puerta del aula se vio abierta dejando salir a un pelirrojo, este ni se percato de que el rubio se echaba -al parecer- una tranquila siesta a un lado de la puerta y tropezó con las piernas de él, quedó algo sorprendido a tal rubio apenas llego a reaccionar para pestañar un par de veces, al fin logrando enfocar la imagen del mayor que lo veía algo receloso, pero pronto aquella expresión desapareció y se ablando al recordar el incidente.

El rubio no pudo decir nada, solo miraba aquellos tranquilos ojos color néctar que se quedaban fijamente en los suyos del tono del cielo, de pronto no soporto aquel contacto y separó su vista -por más que no quisiera hacerlo del todo- de aquellos ojos, la volvió al suelo, sonrojado.

 Deidara.  Le llamó en forma algo sería e incomoda el pelirrojo, aquel tono hizo que el menor volviera a verle, sin decir una sola palabra.  ¿Puedo hablar contigo?

Bien.., se estaba asustando ¿Por qué el pelirrojo le trataría tan amablemente? y ¿De qué quería hablar con él en todo caso? Sin darse cuenta llego a asentir débilmente y el pelirrojo suspiró casi queriendo huir de allí sin mencionar una sola palabra.

 Voy a ir al grano.  Anunció el mayor ahora asustando más al rubio.  Yo vi a-..

La frase no llego a ser terminada por un estruendo a unos salones de allí, aquel había retumbado en el vacío de la escuela en forma inquietante.

 ¿Qué fue eso?  Preguntó el rubio que se levanto de golpe como si el sueño y la paz hubieran huido sin dejar rastro de su ser y de pronto comenzó a caminar en dirección a donde creía haber escuchado aquel sospechoso ruido.

El pelirrojo se puso de pie entre tropezones e intento alcanzarlo.

 ¡Deida…!  Aquel llamado no llego a ser concluido, pues el rubio ya había abierto la puerta de aquel salón.., se había quedado petrificado.

El pelirrojo se paro detrás de él, observado como al menor llegaba a temblar levemente, la mochila de este callo al piso dejando un de seco sonido retumbar en sus oídos, no quiso levantar la mirada hacia dentro del salón, sabia lo que le esperaba.., el moreno se encontraba desparramado en lo que vendría a ser el escritorio del maestro y el de cabellos azul metálico se encontraba a solo unos centímetros del cuello del anterior mencionado con su mano paseando por dentro de su camisa; congelados, el ruido que se había escuchado antes de que el menor los descubriera había sido una posible silla que habían tirado -vaya a saber si sin querer o no- cuando la cosa había subido de tono.

Entonces se volvió nuevamente al menor -mejor dicho la espalda de este- que aún temblaba, no podía verle el rostro, pero estaba seguro de que lo tenia rojo de coraje, con sus ojos cristalizados por las lagrimas, y sus labios separados de asombro sin poder decir una sola palabra. Este hizo un mecánico movimiento para girar a la derecha y huyo de la escena lo más rápido que pudieron hacerlo sus piernas.

 Deidara…  Soltó el pelirrojo mientras lo veía doblar en el primer pasillo que llego a encontrar, miro nuevamente a los otros -más que nada a Itachi- preguntándose si no irían tras él o algo, pero no, solo se quedaron mirándole como unos idiotas, tomo la mochila del rubio y se volvió a correr en su dirección, había sido justo eso de lo que lo quiso proteger.

Sus lagrimas se arrastraban pesadamente por sus mejillas, corría mientras intentaba escapar de aquella realidad; sin destino alguno, simplemente sus piernas se movían mecánicamente mientras su mente repasaba aquella escena una y otra vez ¿Acaso era una broma? ¡Itachi, si, su Itachi estaba acariciándose y besándose con otro! No.., no solo con otro, ese era Kisame, su supuesto amigo, aquel que siempre le preguntaba como andaba y le trataba tan bien, ese que siempre le sonreía e intentaba sacarle una sonrisa ¿Acaso todo había sido una farsa? Aquel afecto que ambos le deban ¿Era fingido? sus piernas comenzaron a detenerse y su cuerpo sintió el contacto con el frío de esa tarde, poco a poco quedo completamente quieto en el medio del patio, mirando desolado un punto fijo en el horizonte, donde se ocultaba el sol, en un melancólico crepúsculo de tarde, asíque así se sentía, de esa forma se sentía la hipocresía de la que siempre le había hablado su mejor amigo, Hidan.., reparo en todas las caricias, las frases bonitas, los minúsculos detalles y en aquellas palabras de afecto que tanto le habían provocado.., ¿Todo era una mentira? Sintió como sus piernas fallaban dejándolo caer en la frialdad de la tierra, sus lagrimas ahora se desviaban a un costado gracias a aquella fuerte brisa de melancolía que llevaba las hojas secas consigo, ¡No, no quería! Aquello.. ¡Tenia que ser una pesadilla! Su novio…, la persona más amada por él en toda su maldita vida.., ¿Acaso le había mentido? Todo lo que había vivido hasta lo que ahora iba de ese maravilloso año, todas las sensaciones, las enseñanzas y aún mas importante ¡Sus mismos recuerdos! ¿Todo era una mentira? Porque con él había aprendido a sentir a alguien a su lado, acompañándolo, apoyándolo, porque le había enseñado el arte de amar y sus trucos y caricias, porque cada valioso recuerdo en donde le decía "Te amo" y lo besaba con lo que él creía que era amor ¿Era una mentira? Y si así era.., ¿De que viviría ahora?

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