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Phone Call: Unknown Number por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

Bueno, he aquí la continuación. Notas finales, al final del capítulo xD

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

–¡Gaa-chan! ¡Espera!— Y de nuevo ese sujeto. Era la quinta vez en el día que le decía que no. ¿Por qué no lo entendía y le dejaba en paz de una buena vez?

 

–¿Qué quieres?— Frotó sus sienes cansado, ese tipo le estaba sacando de quicio. Y el vibrar en su bolsillo, no ayudaba mucho.

 

–Ya sabes lo que quiero.

 

–Un momento.— Suspiró y sacó su teléfono celular del bolsillo, estaba más que dispuesto a mandarlo al carajo. Le molestaba en niveles casi inhumanos que le llamara de un número privado. –¿Sasuke? ¿Cuántas veces te tendré que decir que no me llames de un puto número desconocido. Es molesto y ya sé que eres tú.— El hombre que mantenía una “conversación” fuera de la línea telefónica con el pelirrojo, al escuchar el nombre del Uchiha, curvó sus labios en una de las sonrisas más reales que jamás haya dado.

 

–¿Gaa-chan?— Se acercó susurrando a la bocina del aparato, sabía perfectamente lo que hacía. Gaara curvó sus cejas en un intento de sorpresa y abrió la boca para hablar, cosa que le fue imposible. –Gaa-chan, te he dicho que es de mala educación dejar hablando a las personas. Dime, ¿me recibirás también hoy en tu casa? Puedo llevar ciertos objetos para hacer la tarde y porqué no, la noche más amena.— Es sonrisa. Esa maldita sonrisa falsa estaba haciéndole hervir la sangre al pelirrojo. ¿Desde cuándo ellos se veían en la residencia del Sabaku?

 

¡¿Gaara?! ¡¿Quién demonios es ese idiota?! ¡Gaara, responde!— El pelirrojo se había quedado de piedra. Sabía que Sai era un idiota, varias veces le había visto caminar con esa sonrisa falsa en su rostro por la facultad de arte. Pero jamás, sí, jamás se imaginó que hiciese algo así.

 

Colgó la llamada, y luego de apagar el celular y guardarlo en su bolsillo nuevamente, giró el rostro buscando al azabache idiota que le había propiciado un nuevo problema con su… ¿pareja? ¿Amante? En fin, con Sasuke. La visión de sus ojos se vio interrumpida por unas heladas y pálidas manos que sabía perfectamente a quién pertenecían.

 

–Sai, ya déjate de bromas.

 

–Así que finalmente me prestas atención. ¿Debería sentirme honrado?

 

–¿Qué quieres?— Apartó las manos del pintor de sus ojos, y fríamente le miró intentando intimidarle.

 

–Ya te lo dije.

 

--Y yo ya te dije que no. Soy sólo un estudiante de psicología, no un psicólogo graduado. Aún me faltan 2 años para obtener mi título.

 

–Es sólo una ayudita. Es para un amigo que, siendo sincero contigo, la necesita urgentemente. ¿Sí?

 

–No.

 

–Por favor.

 

–No.

 

–Ó aceptas, ó estaré molestándote todo el día. Ya sabes, tengo suficiente tiempo libre.

 

–Está bien. Sólo déjame en paz.

 

–Entonces el miércoles a las 7. ¿Te parece?

 

Gaara rodó los ojos y siguió con su camino. Sus clases continuaron normales, todo era la misma monotonía de siempre, a excepción de que hoy como otras veces, les tocaba hacer un escenario sobre problemas psicológicos comunes. Salió de último una vez el timbre había sonado. Ese sonido era molesto, pero significaba para él, el fin de otra aburrida clase. Se disponía a salir del aula, quizás a comprar algo en la cafetería con tal de no morir de hambre. No era apasionado por la comida, pero su cuerpo la necesitaba.

 

–¿En qué piensas?— Alzó la mirada intentando no saberse tan sorprendido, pero sin embargo lo estaba.

 

–¿Qué haces aquí?

 

–Escuchar como evades mi pregunta.— Se giró hacia la puerta, pasando el pestillo y fulminándole en el acto. –Me dirás por fin, ¿quién era ese que va a tu casa?

 

–No es nadie. Y no va a mi casa, jamás ha ido y jamás irá. ¿Feliz?— No entendía porqué él, Sabaku no Gaara, le daba explicaciones a Uchiha Sasuke. Pero verle allí, de pie, mirándole con el ceño fruncido, los brazos cruzados y esa cara de pocos amigos realmente se le hacía intimidante.

 

–¿Estás seguro?— Sus ojos denotaban superioridad. Caminó hasta él acorralándole contra la pared más cercana, sintiendo el cuerpo menor temblar entre sus brazos. Amaba esa sensación de poder.

 

–No, lo digo para que dejes de joderme. Idiota.— Gaara bufó. No le agradaba esa situación. Había aprendido en estas últimas 2 semanas que, cuando el Uchiha le miraba sonriendo, jamás era algo bueno.

 

–Así me gusta. ¿Vamos a comer?

 

 

No sabía cómo, realmente no tenía idea de cómo ese idiota Uchiha le manejaba tan fácilmente. ¿Es que acaso no tenía valor para decirle que no? Pues al parecer no, no lo tenía. Se encontraba en la cafetería, rodeado por personas que jamás había visto, y según él, fuese sido mejor jamás conocer. Todos estaban allí por dos cosas. Una más importante que la otra, y, a pesar de lo que él creía normal la mayoría de los presentes estaban más interesados en adular a Sasuke más que en comer. Una pelirosa molesta, se la pasaba hablando de “Sasuke-kun esto, Sasuke-kun aquello”. ¿Acaso no tenía orgullo? Sin mencionar aquel rubio de ojos azules que le miraba como si fuese su peor enemigo. ¿Le conocería?

 

No. Él sólo conocía a su profesor Asuma, a Kakashi y uno de sus tantos compañeros, Shikamaru Nara. Entonces, ¿quién demonios era ese rubio, y por qué le miraba de esa manera?

 

–Sasuke-teme— repuso el rubio quitando finalmente sus azules orbes del pelirrojo –¿no nos presentas?

 

–Cállate dobe, dudo que a Gaara le importe conocerte.

 

–¡¿Pero de qué hablas?! ¡Si yo soy Uzumaki Naruto, próximo líder del Campus!

 

–¿Lo ves? Ya te has presentado. Ahora déjame comer, dobe.

 

 

Sasuke continuaba ignorando cualquier existencia que no fuese la propia, mientras de bocados grandes acababa con su almuerzo. El rubio por su parte, odiaba sentirse ignorado, y fue cuándo un ingenioso plan cruzó por su mente. Ah, sí. Era todo un genio. –Oye, teme.— El uchiha giró su rostro, para intentar ponerle atención a su rubio “amigo”, cuando sus labios fueron atrapados por los de Naruto. Al contrario de lo que Gaara fuese esperado, Sasuke no se apartó; al contrario, correspondió a ese contacto sin percatarse que el pelirrojo, ya había abandonado la cafetería.

 

 

 

 

 

–¡Gaara, maldita sea abre!— Llevaba 18 minutos parado frente a la puerta del departamento de cierto pelirrojo. Sabía que estaba en casa, pues pudo oír el televisor desde afuera. ¿Por qué no quería abrirle? Lo último que recordaba era haber almorzado con él y Naruto en la cafetería hace exactamente 3 días. Y ahora, desaparecía de la nada. –¡Joder que me abras la maldita puerta!— Esto era demasiado, ya mucho había soportado con aceptar la caridad de una señora vecina de Gaara, quién al verlo tan desesperado y maldiciendo, había optado por abrirle el portón principal. El Uchiha al saberse dentro de la edificación, corrió escaleras arriba y al estar frente a la puerta del departamento respectivo, comenzó a proferir una tanda de nuevos insultos mientras se disponía mentalmente a derribar la barrera de madera. Continuó tocando, e incluso sintió una presencia del otro, pensando que le abrirían finalmente.

 

 

Nada.

 

 

–¡Abre de una maldita vez! ¡Sé que estás allí!— Golpeaba con más fuerza cada vez, varios vecinos había asomado sus cabezas por pequeñas aperturas entre sus puertas, pero poco le importaba. Necesitaba una explicación, y la necesitaba ya. Nadie jugaba con un Uchiha y salía ileso. –Gaara, contaré hasta 3, y si no abres voy a derribar la puerta y te violaré con toda la agresividad que guardo en mi interior. 1… 2…

 

–¿Qué quieres?— El pelirrojo, al igual que sus vecinos, asomó su roja cabeza por un espacio entre su puerta, dejando puesta la cadenita de seguridad. Sólo por si acaso…

 

Sasuke al verle finalmente, arrancó con su mano dicha cadena y empujándole dentro del lugar, se apoderó de sus labios inmovilizando sus brazos tras su espalda. ¿Acaso si lo iba a violar después de todo?

 

–¡¿Qué sucede contigo?!— Agregó colérico el pelirrojo logrando separarse de esos labios agresores.

 

–¡Eso te digo yo a ti! ¡Me tenías como un idiota allá afuera! ¿Qué te pasa?— Calmándose por fin, soltó las enrojecidas muñecas de Gaara, y le miró fijamente.

 

–Todos hacen las cosas como lo que son.— Repuso el Sabaku, picando –aún más- el orgullo del Uchiha. –Y no me pasa nada. Simplemente no quiero verte.

 

El azabache sonrió. Le parecía increíble que en esas condiciones, el pelirrojo aún tuviese el suficiente valor de querer insultarle. –Déjame ver si entendí— tomó nuevamente sus muñecas, agregando un poco más de fuerza que la vez pasada –nos acostamos, me rechazas, volvemos a tener sexo en la tina de tu baño, te desapareces por 2 días, luego un idiota habla sobre venir de nuevo a tu departamento, lo desmientes, almorzamos y luego desapareces nuevamente por 3 días. ¿Qué carajos pasa contigo?— Gaara desvió la mirada, concentrándose en algún punto de la sala que no fuesen esos oscuros ojos negros. Suspiró y le miró fijamente.

 

–Pregúntale a tu amiguito Uzumaki. Con él quizás te lleves mejor.— Y fue ahí que el pelinegro cayó en cuenta.

 

Gaara estaba celoso.

 

 

Sonrió triunfante y con todo lo bastardo que podía llegar a ser, le respondió sin borrar esa sonrisa. –Naruto y yo hemos follado una cantidad de veces inimaginables. Si él me besa, y a mí me apetece corresponderle, no es asunto de nadie. Después de todo, me lo dejaste bien claro. Tú y yo, no somos nada.

 

Gaara frunció el espacio donde deberían estar sus cejas, y con toda la fuerza que logró conseguir, empujó al Uchica tirándole lejos de él.

 

–¡¡¡Vete de aquí!!! ¡Te quiero fuera de mi casa en este instante!— Sasuke estaba sorprendido, jamás imaginó que su impasible pelirrojo reaccionara de esa manera. Quizá estaba tan sorprendido, que ni cuenta se dio del momento en que se encontraba fuera del departamento.

 

–Gaara…— Tenía planeado tumbar la puerta, y darle a ese idiota su merecido, pero su celular comenzó a sonar y suspirando tuvo que contestar. –¿Itachi? ¿Qué quieres?

 

 

 

 

 

 

–Maldita sea…

 

–Oye teme, vas a tener que lavarte la boca con jabón. Es la doceava vez que maldices en estos últimos 5 minutos. ¿Qué sucede?

 

Sasuke le fulminó con la mirada. –¡¿Cómo que qué sucede?! ¡Por tu maldita culpa mi vida está hecha un caos! ¡Ese maldito rojo no me responde ni si quiera las llamadas! ¡¿De dónde carajo se te ocurrió la idea de besarme frente a él?!— Naruto le miró fijo y luego sonrió.

 

–Así que eso era. Vaya, al parecer tenía razón.— El azabache levantó una ceja incrédulo. Su amigo sí podía llegar a ser más imbécil.

 

–¿De qué mierda hablas, dobe?

 

–¡Que me dejes de decir dobe, teme! Y bueno, eso sólo era una confirmación. Y vaya que tenía razón.— Sasuke levantó nuevamente la ceja, por lo que el rubio decidió continuar. –Sasuke, es obvio aunque lo niegues, que te mueres por Gaara. Bastaba con decirte que era inalcanzable para que te lanzaras a por él, ¿eh?

 

–¿De qué demonios hablas Naruto?

 

–Cállate y escucha, teme. Es obvio que él también se muere por ti. Si no, no habría reaccionado así. Sasuke teme, sí que puedes llegar a ser todo un idiota, ¿no? Gaara se muere por ti. Y ese beso, no fue más que una confirmación.

 

 

Sasuke lo meditó varias veces, tal vez Naruto no era tan idiota como parecía. O quizás sí, pero el cerebro a veces le funcionaba. Se levantó sonriendo y se dirigió rápidamente hacia la facultad de Ciencias. Sabía que a esa hora, el pelirrojo se encontraría en la biblioteca. Entró rápidamente buscando entre los amplios pasillos, y vaya sorpresa que se llevó.

 

Gaara se encontraba recostado de una estantería, con las manos sujetadas sobre su cabeza. Y besándole, estaba ese sujeto, Sai. El sólo pensar en su nombre le provocaba arcadas. Claro, no más que verle frotar la entrepierna de su pelirrojo con la rodilla.

 

–¡Apártate de él, imbécil!

 

Sasuke se lanzó sobre el pintor, golpeando sus mejillas y abdomen, estaba realmente furioso. Nadie, absolutamente nadie, tocaba lo que pertenecía a un Uchiha. Y menos esa escoria y burda imitación de él. Sai no era nada parecido a suficiente para pisar el mismo suelo que pisaba Gaara; menos para besarle y/o tocarle. Estuvo a punto de romperle algo más que la nariz, cuando las suaves per ágiles manos de Gaara le detuvieron desesperadamente.

 

–¡Sasuke! ¡Déjalo, lo vas a matar!

 

–¡Es lo que merece por tocarte! ¡Entiéndelo de una buena vez Gaara, eres mío!

 

–Eres un idiota Sasuke.— Molesto, el pelirrojo le soltó abandonando la biblioteca de inmediato. Estaba furioso, avergonzado, colérico, triste, decepcionado y se sentía por sobre todo, patético.

 

¿Qué le hacía pensar que pagarle con la misma moneda al Uchiha le haría sentirse mejor?

 

 

Abandonó las instalaciones de la universidad, y con la rapidez que le caracterizaba, subió a su Jeep y emprendió camino rápidamente hacia su departamento. ¡¿En qué pensaba ese idiota?!

 

Bajó del auto maldiciendo, y subió hasta su departamento maldiciendo. Odiaba el día en el que Sasuke había aparecido en su vida poniendo de cabeza todo su mundo. Intentó por todos los medios relajarse, eran las 6pm, y sentía que olvidaba algo. Era miércoles, a las 6pm, en su departamento… ¿qué era lo que olvidaba?

 

 

Fue hasta la cocina buscando un vaso con agua, cuando el timbre sonó de repente. Se sobresaltó pensando que podría ser Sasuke, pero desechó la idea al recordar que Sasuke no tenía auto en estos momentos. Así que le sería imposible llegar tan deprisa. Con un poco de desconfianza salió hasta la entrada principal y pegando un ojo a la mirilla sólo pudo divisar un saco negro de algodón y unos mechones azabaches cayendo a los costados. Sintió una corriente nerviosa recorrerle toda la espina dorsal. ¿Sería Sasuke?

 

–¿Quién es?— Sabía lo estúpido que sonaba, pero no podía arriesgarse.

 

–Yo… vengo por la cita de Sai.— ¿Así que era eso?

 

–¿Quién le dejó entrar?— Tal vez no era Sasuke, pero su voz era muy parecida y le daba un poco de desconfianza. Sería mejor indagar un poco.

 

–Una señora… no recuerdo su nombre. Era delgada y de cabellos cobrizos.

 

-“La señora Lucía”- Pensó el pelirrojo. Suspiró deseando no arrepentirse, y abrió la puerta.

 

–Gracias, realmente no sabía a quién recurrir, yo...— El hombre, al igual que él se había quedado en silencio, mirándole fijamente y con cara de espanto.

 

–¿Uchiha Itachi?

 

 

 

Su vida sí que era extraña…

 

 

 

Notas finales:

Bueno chicas, gracias por apoyar esta rara historia. Sé que había dicho que estaba pautada para ser un Two-shot, pero dudo que pueda dejarla así xD 

 

Así que dadas las circunstancias, éste será un fic de capítulos indefinidos. 

 

Gracias por su apoyo a los que leen y comentan, y a los que no, pues igual gracias.

 

Si les ha gustado, pueden dejarme un review.

 


Si no les ha gustado, pueden hacérmelo saber en un review.

 

Lo importante, es su opinión. También dependerá de ustedes el hacerme saber cuántos capítulos más agregar xd 

 

Sin nada más que aportar, se despide •Glaxx•

Nos leemos luego~


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