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No llores solo por beautiful demon

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CAPÍTULO 6

Por favor no llores más
En la cruel soledad
Que mi compañera es
Mucho antes de que tuvieras por qué llorar.

Pensó que en al menos esto lo apoyarían, que no lo desaprobarían. Sonrió amargo. ¿Pero qué se podía esperar de ellos? No les importaban más que las apariencias y quedar bien en sociedad y un hijo bisexual sólo les haría quedar mal… No obstante, les quería aunque fuera poco. El hecho que deseara desde chico que se divorciaran no era porque los odiará o porque quería que terminaran mal y verlos sufrir, la única razón era para que así acabaran las interminables discusiones, los interminables gritos, las indeseables frivolidades para con él y para con su hermana; pensaba que así al menos les demostrarían que los amaban o que sentían un ínfimo cariño por ellos, pero como todo niño, había perdido la esperanza de que algo así sucediera. Entendía, en parte, su reacción, pues fueron criados de tal manera, pero ya se estaba hartando. Hubiera preferido que no le hubieran dado importancia. Cualquiera desde otro punto de vista diría que le estaban demostrando cariño al preocuparse por él, no era así. “¿Qué van a pensar los demás?” había sido lo primero que había preguntado su madre, no un hola, no por cómo era que se sentía, no por si se encontraba bien, no, ninguna de esas había sido uno de sus preocupaciones mas que por el qué dirán. Su padre lo había visto frío, indiferente, calculador como siempre, le había denominado capricho para llamar la atención a lo que sentía, pero se equivocaba, porque había desistido en llamar su atención tan si quiera un poco hace tiempo.
Sus padres eran como esas personas que luego veía recorrer el parque, totalmente desconocidas, totalmente insignificantes, sólo eran causantes de un vació irreparable en su corazón que tal vez nunca sabría que existía sin embargo eso ya no era importante, era innecesario pues tenía todo lo que podría desear, todo lo que necesitaba, su familia era su hermana, sus amigos, Aarón… Aarón, pensando en él todo se podía olvidar. Sonrió una vez más, sin amargura sin tristeza. Y recordó no haber concluido la platica de la mañana, pero no ahora, no quería discutir ni darse cuenta que lo que tuvieron por sólo dos días sólo sería eso, dos días en los que descubrieron lo que sentían el uno por el otro y no más. Tenía la errónea seguridad de que Aarón no quería llegar a más y que la amistad seguiría, y no lo culpaba, pero al menos quería tener por un día el recuerdo del sabor de sus labios, jugar con la ilusión de estar juntos y sentirse el uno al otro. Así que era mejor no verlo todavía.
Miro a Max a su lado con la cabeza sobre las patas, mirándole con esos cafés y llorosos ojos; a veces pensaba que su labrador se ponía así cada vez que venían sus padres por saber que significaban problemas. Rió divertido dentro de sí. Le acarició la cabeza.
-Ya me aburrí- le habló al perro - vámonos.
Se levantó sacudiéndose el pantalón lleno de pasto y empezó a caminar seguido por el perro observando a la gente que pasaba por ahí.

******************
Llegó corriendo al parque parando para mirar a su alrededor, no le veía. Había buscado por todo el lugar y no le encontraba. Respiro agitado y se sentó en el pasto decepcionado. Si no le encontraba ahí le iba a ser más difícil saber donde estaba. Sin saberlo, hace unos momentos Daniel había estado en ese mismo lugar sentado junto a Max.
Miró a la gente pasar. Suspiró cansado. No sabía que hacer; doblo las piernas recargando ambos codos en ellas sosteniendo su rostro con las manos. Pensó unos momentos y se sintió despistado, ni siquiera sabía bien que pensar. Se levanto y siguió caminando, iría a casa para aclararse la mente.
Caminó por las calles con las manos en las bolsas de su pantalón y la cabeza gacha. Lo único en que pensaba era en que tenía que decirle…pero ¿decirle qué?... lo único que quería era verle.
Cruzó la calle una vez más, paso unas cuantas casas y llego a la suya, miro hacia la cochera y vio el auto de su hermano pero también otro, otro que no sabía de quien era. Subió los dos pequeños escalones de la entrada y metió la llave a la cerradura, la giro y abrió la puerta principal. Lo primero que vio fue a su hermano en las escaleras sentado, recargado en la pared de las mismas.
-¿Qué haces ahí?- preguntó cerrando tras de sí.
Se adentró más a la sala y ahí le vio, sentado en el sillón con un vaso de agua en la mano. Vestía un traje color azul marino que combinaba con su corbata gris a rayas azules y su camisa blanca; su cabello que alguna vez había sido igual de intensamente negro que el de Aarón era ahora cano y peinado hacia atrás, poseía una mandíbula cuadrada y fuerte, rasgos proporcionados y sus ojos, esos ojos, los ojos de Axel.
-A…-abrió la boca como queriendo decir algo, pero la volvió a cerrar.
Le paso de largo dejando las llaves sobre la mesa de cristal de centro volviendo a dirigir una mirada a su hermano preguntando con ella por qué él estaba allí. No lo había visto desde esa vez.
Aarón se quedo quieto y le miro curioso y frío.
-¿Vienes por la casa?- preguntó serio.
El otro entorno los parpados mirándole con minuciosa atención.
-Has crecido mucho en pocos meses- aseguró- no, no vengo a eso- contestó a la pregunta anterior con su voz gruesa- lo que ha hecho mi abogado fue un error, Miranda fue quien pidió la casa, yo no supe hasta que tu hermano me lo comentó.
El chico alzó una ceja.
-Vaya sorpresa ¿No?
El otro sonrió levemente en una manera difícil de describir.
-¿Entonces cuál es el motivo de tu vista papá?
-Asuntos legales-contesto sin más- Y es hora de que me vaya.
El papá de ambos se levanto dejando el vaso sobre la mesa, inclino la cabeza en forma de despedida y se dirigió hacia la salida con su paso elegante natural en él. Al llegar a la puerta y tomar el picaporte volteó hacia los dos con una mirada extraña en él, melancólica.
-Perdonen por todas las molestias- miró fijo a Aarón- perdóname por todo.
Abrió y salió.
El ver su mirada hizo recordar a David y a Aarón cuanto habían llegado a amarlo y se preguntaban ahora donde había quedado todo eso. Aarón rodeo su propia cintura con su brazo derecho llegando a tocar parte de su espalda, sintió la cicatriz…ahí había quedado.
Volteó hacia su hermano.
-¿Dónde te habías metido?- preguntó David.
-Por ahí.
David le vio interrogante.
-¿Te ocurre algo?
Aarón se dirigió a la cocina.
-No.
David le vio desde las escaleras no convencido, le siguió hasta la cocina y se recargo en el marco de la puerta. Siguió sus movimientos, desde cómo buscaba un vaso de arriba abajo hasta como se servía el vaso de jugo.
-Ayer llegaste tarde, supongo que debió haber sido una buena fiesta.
-Si.
-¿Nada interesante pasó?
Aarón se recargo en el lavaplatos y miro al techo pensativo.
-Sólo que Iris tiene otro pretendiente- dijo risueño.
-¿Ah si?- contestó imaginándose la cara de Iris al enterarse- ¿y quien es?
-Luis…
-Vaya, ¿quién se lo hubiera imaginado?
-Si…
Se quedaron callados por un momento, incómodos; Aarón no sabía si decirle lo de Daniel.
-Oye ¿No ha pasado por aquí Daniel?
-Mmmmno, pensé que habías estado con él ya que se quedo aquí en la noche.
-No, se fue temprano.
-Ahhh…-David le vio detalladamente- Aarón ¿quieres decirme algo?
-¿Por qué preguntas?-dijo un tanto sorprendido.
-Porque todavía no te vas a tu cuarto y es normal que te encierres.
- No siempre lo hago.
-Aja si como no.
-Bueno…pueeees si tengo algo que decirte pero no sé como.
-Vamos, sabes que puedes decirme lo que sea, no te preocupes.
-Es sobre… Danny y yo.
David lo vio atento.
-Te escucho.
-Lo que pasa es que…- se aclaró la garganta- … creo que soy bisexual.
David alzo una ceja igual que Aarón había hecho unos momentos.
-¿Crees o eres?
-Mmmm no lo sé, es que esto sólo me pasa con él.
-Ahhhhhh…- David torció la boca- pueeeeees…- miró a su hermano sonrojado y haciendo todo lo posible para no verlo a los ojos.
David comenzó a reír.
-0_o ¿De qué te ríes?
-jaja mmno sé jaja, la verdad no sé que decirte, digo si me lo esperaba pero no sabía como iba a reaccionar, y pues no sé que decirte, es raro…- David sonrió- pero dime ¿es pura lujuria o en serio lo quieres?- le vio con ojos picaros.
- Me gusta.
David volvió a alzar una ceja.
-¿Te gusta? ¿Sólo eso?
Aarón dudo.
-Le quiero.
David volvió a sonreír.
-Bueno pues no le veo ningún problema, me costará un poco acostumbrarme pero era de esperarse, ustedes parecen novios desde primaria.
- U.U no es cierto.
-Bueno pues ¿qué haces aquí? vete con tu novio.
-Ehhh… todavía no sé si lo somos… además no lo encuentro.
-Ohhh… ¿que él no siente lo mismo por ti?
Aarón le miró atento.
-Sólo que le gusto.
-Estoy seguro de que es más.
David fue hasta él y lo jalo hasta la puerta. Abrió esta, puso a Aarón en ella y lo empujó.
-Ve a buscarlo y no regreses hasta que lo encuentres.
Cerró.
-o_0!

*****************
El timbre sonó, abrió la puerta.
-¡¡Max!!- Iris abrazó al negro labrador con emoción y este correspondió moviendo su corta cola, saltando y lamiendo la cara.
-U.U!! ¡Oye estoy aquí!
Iris se reincorporo frente a Daniel y le dio un beso en la mejilla.
-Perdón, es que hace tiempo que no veía a Max.
- lo viste ayer.
-¿Ayer?- la chica trato de hacer memoria.
-Si, cuando nos encontramos en la tienda y te acompañe hasta tú casa y nos despedimos…
La chica seguía pensativa, unas imágenes se le vinieron a la mente y recordó haber abrazado a Max.
-¡Ah! Si ya recuerdo, si Max estaba ahí ^^
-Si e hiciste lo mismo que ahorita .
-Jajajaja, bueno pero no seas tan celoso, pasa.
Iris se hizo a un lado dejando pasar a los dos invitados cerrando la puerta tras ellos, el perro sin perder tiempo corrió hacia el sofá largo y se echo en él. Daniel le vio asesino.
-Ese es mi sillón.
-No seas así Danny, hay dos más.
-Pero a mi me gusta ese- señalo al sillón con energía.
-¡Bah!
-Siempre lo has preferido más que a mi
-Jajaja, Danny vamos es sólo una mascota, la más bonita del mundo, pero no te prefiero menos que a él.
-… ya no importa.
Daniel se sentó en el suelo cruzando las piernas mientras el labrador comenzaba a dormitar, Iris rodeó la mesita de centro para ir al otro extremo y sentarse también el suelo y tomar su violín.
-¿No que querías un sillón?
-Si no es ese prefiero el suelo que los demás.
-¿Por qué?
Daniel lo pensó.
-No sé, siempre que vengo me siento ahí- sonrió levantando un poco la vista- tal vez sea la ventana.
Iris giro su cabeza y parte de su cuerpo para ver la ventana. Podían ver el gris cielo, el árbol del patio con sus hojas siendo balanceadas por el viento, el verde pasto y parte de la calle y la banqueta gris. La chica meditó; en esa dirección vivía Aarón, Iris sonrió complacida.
-Por ahí ves llegar a Aarón.
Daniel resoplo haciendo que uno de sus mechones se levantara y volviera a caer en su frente. Sonrió melancólico.
-Si…- susurró.
Iris volteo de nuevo hacia él.
-¿Sabes? Te ha estado buscando.
Daniel poso su mirada en ella con atención.
-No lo sabía…
-Desde la mañana te esta buscando.
-¿Y tú como sabes?
-Vi a tu hermana hace un rato, me pidió que nos viéramos en un café y ahí me lo dijo.
El chico le vio extrañado.
-¿Y para que quería verte en un café?
-Pues para que le contara todo lo que había pasado últimamente, pero más que nada para saber como andaba mi vida amorosa- dijo resignada.
Daniel rió un poco.
-Karina siempre se ha preocupado por ti porque según ella tienes una actitud de niño y así nunca atraerás a nadie.
Iris se encogió de hombros.
-¿Y eso qué?...- giro su rostro hacia un lado mirando el violín entre sus manos- me molesta que se preocupe tanto por mi manera de ser y mi forma de vestir…me recuerda a Jennifer.
-…es cierto… ¿no has sabido nada de ella? no la he visto desde ayer, estaba muy rara.
Iris le miró y sonrió socarrona.
-Jenny se ha partido la cabeza para descifrarnos desde que nos conoció, seguramente ayer nos estuvo analizando, como siempre.
-¿Tú crees?- la chica asintió sin borrar su socarrona sonrisa- no seas cruel con ella Iris- reprendió- creo que ha sufrido mucho al lado de Aarón…- meditó, una pregunta nació en su cabeza-¿crees que yo…?- no terminó, se quedo en silencio, con la mirada perdida.
-¿Qué creo?- preguntó la chica ante el silencio.
-Olvídalo.
Iris le miró desconfiada, Daniel desvió más su mirada.
-En el amor siempre se sufre- le dijo Iris- es lo que hace que los momentos de felicidad con aquél que amas sean tan especiales, tan inolvidables…- Daniel la miró-no tengas miedo de eso, si no pasas por ello es como si no vivieras, nada es perfecto.
Daniel sonrió de lado.
-¿Por qué siempre sabes que decir?
La chica pensó.
-No lo sé… ¿Por qué leo mucho?- empezó a reír- no sé, no me lo preguntes.
Daniel le vio fijo.
-¿Qué tengo?
-Nada…- vio el violín es sus manos- ¿Estabas tocando antes de que llegara?
Iris en sus manos el violín.
-Si, he perdido práctica…- le volvió a ver- Danny, dime… ¿Qué haces aquí?
Le vio confundido.
-Perdón, ¿tenía que avisar de mi visita?- preguntó un poco ofendido.
-No, pero ¿no deberías estar en busca tú también de Aarón? Te ha estado buscando por mucho tiempo- miro el reloj de su muñeca- son las seis y media, ya es muy tarde.
-Todavía no quiero.
Iris frunció el ceño.
-¿Cómo que no quieres? Daniel, Aarón esta muy preocupado… sabe que tus papás ya saben.
Daniel entorno los ojos.
-¿Te lo dijo Karina?
-Si… sé que tuviste una discusión con ellos, ¿Por qué no sólo los ignoraste? Es lo que usualmente haces.
Daniel miró de nuevo a través de la ventana.
-No lo sé… quería su aprobación…
Iris le vio sorprendida.
-¿Su aprobación? ¿Desde cuando te importa lo que tus papás piensan?
-No importa, pero… no sé sólo quería que me apoyaran en al menos esto.
Iris torció sus labios.
-A veces… seguimos pareciendo niños- Daniel la vio detenidamente- seguimos teniendo la tonta ilusión de que alguna vez ellos estarán ahí para ti…
Acarició las cuerdas de su violín y las crines del arco. El chico miro a su alrededor.
-Iris ¿Dónde esta tu mamá?
-Según que en un viaje de negocios…
-¿Acaso no es cierto?
Ella sonrió con un poco de astucia.
-Mamá piensa que no lo sé, pero sé que ha estado buscando a papá desde hace mucho tiempo, todavía no lo supera.
-¿Y tú si?
Iris alzó la vista.
-Claro que si, yo ya lo he olvidado.
-Iris tu misma sabes que olvidar no es lo mismo que haberlo superado.
-Deja de decir tonterías Daniel.
Iris se levantó con brusquedad dejando el violín y el arco en el sillón pequeño detrás de ella, camino atravesando la sala hacia la barra que separaba la cocina de la esta seguida por la mirada verde del chico. Tomó un vaso de cristal junto con la jarra de agua.
-Sabes que no son tonterías, todavía te duele el recuerdo de tu padre.
La chica sirvió el agua en el vaso ignorando las palabras de Daniel.
-Todavía te duele recordar que las abandono por una mujer que no valía nada, cuando más lo necesitabas.
La jarra fue azotada con fuerza sin llegar a romperse contra la barra de azulejos blancos, volteo brusca viéndole quizás con un enfado que nunca nadie sería capaz de llegar a ver en ella.
-Para ahí Daniel-ordeno seca.
-Sabes que te afecta Iris, no pretendas el juego de Aarón, bien sabes que de nada sirve.
-¡Ya déjame en paz! ¡¿Qué quieres que haga si no soy yo quién traigo el recuerdo de papá cada vez que se puede?! ¡Es mi madre que no entiende! ¡No comprendo por qué se aferra a alguien que quizás nunca fue suyo! ¡No la entiendo y eso me harta! ¡Me harta también tu actitud! ¡¿Por qué tú quieres sacar el tema cada vez que puedes?!
Su voz ceso en el grito, desvió la mirada, vio el vaso en su mano y lo acerco a sus labios tomando un poco. El agua paso primero por su boca probando el simple sabor que tenía, le sintió recorrer su garganta quitándole esa sensación de seco y la sed se le quitó al momento en que retiro el vaso de sus labios. Miro de soslayo a Daniel para después posar su mirada en la ventana.
La inmensidad del cielo se encontraba cubierta por nubes de enorme tamaño de un color gris oscuro, el viento era violento y parecía querer arrancar las hojas del árbol que podía ver a través de su ventana. La primera gota cayó en el vidrio recorriendo todo este y dejando su rastro húmedo tras ella hasta parar en el marco de hierro blanco de la ventana. Iris suspiro con resignación.
Daniel había observado sus gestos y mirada todo el tiempo sabiendo con anticipación que Iris se había dado cuenta de que él tenía razón y del por qué siempre traía el tema a cualquier conversación en la que estuvieran solos.
Iris volteo de nuevo dejando el vaso sobre la barra, giro hacia él y se paso las palmas de las manos por los ojos con un poco de desesperación estirando parte de su cara en la acción. Metió la mano a su bolsillo y de ella saco una cajetilla de cigarros sacando una de él y ofreciéndole uno a Daniel, quien acepto. Iris lo coloco en su boca y lo encendió, Daniel sacó de su propio bolsillo el encendedor y siguió a Iris.
La chica camino hacia él mientras sacaba el humo por su boca como si fuera en un suspiro y se sentó casi la orilla del sillón donde Max se había quedado, al parecer, dormido.
-Perdón, no quería gritar.
Daniel le observó por un segundo en silencio y sonrió.
-¿Sabes? Tienes razón, todos alguna vez parecemos todavía niños.
Iris le vio con tristeza.
-Nosotros nunca fuimos niños…
El chico borro su sonrisa al pensarlo y en lo único que pudo pensar fue en cuanta razón tenía su amiga; personas como ellos eran obligados a madurar de una forma brusca y dolorosa desde que sus padres inconscientemente les dejan responsabilidades que no les correspondían, desde que sus padres que les hacen cargar con problemas que les hacían olvidar lo que era estar simplemente feliz por un juguete, desde el primer grito… desde la primera pelea… desde la primera falta de cariño… desde la primera falta de atención e interés…miro a Iris con su mirada vacía y ausente y el cigarro entre sus finos dedos… desde el abandono…miro a través de la ventana… en su imaginación miro como la esbelta figura de Aarón se acercaba por la banqueta… desde el divorcio… sonrió amargo.
-Lo fuimos los primeros años- dijo con una burla sombría.
Iris rió un poco a la vez que aspiraba de nuevo del cigarro.
-Creo que no es bueno hablar de estos temas, hay que dejarlo e ir por lo importante.
La chica recuperó su postura decidida dejando olvidada esa expresión melancólica y escasa de fortaleza, aplasto su cigarrillo contra el cenicero de la mesita del centro.
-Debes ir con Aarón, no alargues más tu agonía ni la de él.
Daniel torció los labios.
-No sé…
-¿Qué es lo que te preocupa? ¿Qué no pase nada entre ustedes? ¿Qué te rechacé? ¿Qué quede en un recuerdo lo que paso ayer?
La chica miro la expresión de Daniel y supo bien que había acertado.
-Hazme caso, yo sé lo que digo, no debes alargar más tu agonía ni la de él- Daniel le miro indeciso- vaya que eres tonto cuando quieres.
-Ya lo sé… -sonrió- sólo quiero quedarme un rato más.
-¡Agr!- gruño desesperada-¿Por qué? Deberías estar buscándolo como él a ti.
Daniel le miró fijo, y entendió que le quería hacer compañía hasta la noche.
-Estoy bien- dijo ella.
El chico volvió a sonreír.
-No, no es cierto…
Iris desvió la mirada…

*****************
La lluvia había comenzado a caer desde hace algunas horas y no había cesado; amaba la lluvia, no le molestaba estar empapado, le gustaba ver como esas diminutas gotas caían de un cielo gris y tenebroso, muchas veces ya lo había capturado en un dibujo. Amaba ver la imagen de un cielo tan gris, tan azul, tan rosado, tan rojo. Y con ello amaba la lluvia, pero ahora, que estaba cansado, mal humorado, hambriento, con frió y con una terrible jaqueca la maldecía. Había buscado tanto que se había llegado a decir a si mismo estúpido.
Tenía más de dos horas buscándolo y no había tenido éxito, buscó por todos los lugares posibles, espero por media hora en el parque a ver si se aparecía y nada. Pensó, que tal vez, Danny no quería ser encontrado y eso lo desanimaba ¿Qué acaso se había arrepentido? Cuando lo pensó, fue después de haber visitado por segunda vez a Iris y revisar si no estaba ahí, pero Iris le dijo que no tenía mucho que se había ido; después de eso se rindió.
Caminaba a su casa con la lluvia sobre él, se sentía frustrado y lo único en que quería era comer y dormir. Con la mirada borrosa por la lluvia alzo la cabeza mirando delante de él, tratando de divisar su casa y ahí estaba. Miró su reloj de muñeca, marcaba las nueve. La luz de los postes en la calles alumbraban las diminutas gotas y parte de la banqueta. Tenía frío, no llevaba ninguna chamarra; humo caliente salía por sus labios y su fría nariz.
Paso cuatro casas y ahí estaba la suya al fin, pero paro en seco a mitad del camino de piedra cuadrada que llegaba hasta los escalones de la entrada pues alguien estaba sentado en ellos, cubriéndose de la lluvia, esperando. Daniel…
El chico se reincorporo y avanzó hacía él empapándose en el momento en el que salió de la protección del tejado; sus pasos se oyeron amortiguados por la suela de goma de sus tenis. Vio al chico delante de él encogido entre sus hombros y con los puños apretados debido al frío y la lluvia, con sus cabellos ondulados pegados al rostro y sus labios rojos.
Daniel le vio preocupado y a la vez con ternura.
-Perdón, no sabía que me habías estado buscando hasta que fui a la casa de Iris.
Aarón temblaba, sonrió no muy feliz. Ambos quedaron en silencio.
-Te vas a enfermar…
Aarón sonrió de lado, estaba un poco enojado. Había estado buscándolo como loco y llegaba a encontrarlo en su propia casa.
-¿Dónde estabas?- preguntó al fin- pensé que íbamos a hablar.
Daniel sonrió culpable.
-Creo que tenía miedo de hablar.
Aarón le vio extrañado.
-¿Por qué?
Danny le vio inocente, melancólico.
-No quería hablar y saber que…
-¿Saber que Daniel?
El chico le vio a los ojos con sus ojos ambarinos.
-¿Daniel?...- seguía sin contestar- maldición Daniel, no estoy para juegos, te he estado buscando como idiota y ahora me vienes con eso, si no quieres nada ¡sólo dímelo!
Daniel se acerco más y lo abrazó, tomado por sorpresa Aarón correspondió.
-Sólo dímelo…- susurró.
-Perdóname…
Aarón no supo como tomar eso ¿Es que acaso ya había tomado una decisión? ¿En serio no quería nada? Cerró los ojos, apretando sus parpados con fuerza. Pensar en eso se le clavo como una horrible daga en el corazón, no pudo evitar sentir una opresión en el pecho, su cuerpo tembló ¿Acaso no le quería? Que terrible dolor le invadió, no había sentido cosa tan amarga en su vida, no era nada parecido en perder a alguien querido, era tan diferente, tan doloroso, inexplicable… tan ácido, como si una llaga comenzara a crecer en el corazón.
-Perdóname- continuó- no quería hacerte sufrir y mucho menos esperar.
Aarón abrió los ojos.
-No quería hablar y saber no habría nada más.
El dolor desapareció de repente sustituido por un enorme alivio, Aarón sonrió reprendiéndose a si mismo- “tonto”- pensó.
Daniel se separó sin dejar de abrazarlo para poder verlo a la cara. Le sonrió mirándolo a sus ojos violáceos.
Daniel acerco su rostro hasta rozar sus labios con los de Aarón, estaban fríos. Lo que sintió Aarón era difícil de explicar, emoción, felicidad combinada con un dolor de quererlo tener más cerca y también impresión del efecto que Daniel tenía sobre él; con un solo roce había olvidado lo mal que se sentía, había olvidado el hambre, el frío, el cansancio, la frustración.
Daniel coloco sus dos manos en las mejillas del otro, tratando de que estas dejaran de ser tan frías y acércalo más a su rostro. Sus labios hicieron presión sobre los de Aarón, sentía los brazos de este rodearle la cintura. Los movimientos de sus bocas eran lentos, casi como si fuera con dolor y sólo era así porque se habían extrañado tanto que deseaban disfrutarlo en cada segundo que tocaban sus labios.
Aarón metió su lengua en la boca de Daniel saboreando la de él, jugaron con ellas y Aarón sintió su piel arder. Daniel deslizo su manos hasta llegar a su cintura y rodearla también, podía sentir que el cuerpo frío de Aarón de pronto se había vuelto más cálido; el agua pegaba con sus ojos cerrados y le daba un sabor más húmedo al beso. Aarón nunca imaginó que tan sólo un beso fuera tan delicioso. Un hormigueo le subió de pies a cabeza reparando en los ojos y en su vientre; tocar a Daniel le hacía sentir quemar sus yemas de los dedos. Se apretaron más el uno contra el otro sintiendo sus cuerpos más cerca y de repente Aarón gimió apagado, sentía una terrible excitación y Daniel, después de tal gemido, también.
Separaron sus labios, jadeando un poco, juntaron sus frentes, ninguno abría los ojos.
Daniel se mordía los labios carnosos cuando Aarón dejo ver de nuevo su mirada violeta; acerco sus labios a la oreja de Daniel.
-Ya no aguanto- susurró.
Daniel abrió los ojos de golpe y le miró a la vez que le sonreía, él tampoco aguantaba y estaba impresionado porque nunca le había pasado así, nunca se había excitado tan rápido con tan sólo un beso.
Se soltaron y se encaminaron hacia la casa agarrados de sus manos húmedas, subieron los escalones y Aarón abrió la puerta, dejo entrar a Daniel, asomo un poco su cabeza y sonrió.
La puerta se cerró.





N/A: primero que nada pido disculpas por mi tardanza, he vuelto a clases y ya no me da mucho tiempo y pues también esta maldita computadora me borro gran parte del capítulo cuando ya lo tenía acabado y U.U espero que haya quedado bien. Bueno, pues tengo que decirles que esta historia esta por acabar, un capítulo más y capaz y un epílogo y eso es todo. No se desesperen si me tardo (lo digo por cierta personita que sé que se muere por lemon, sabe quien es y no te preocupes vendrá lo más pronto posible si no muero en el intento jojo) prometo que la siguiente acutalización vendrá más rápido, ya estoy trabajando en él. Gracias por todo su apoyo, por sus comentarios y por toda su sinceridad la cual aprecio mucho porque me ayuda a mejorar ^^ y bueno ya saben, dejen comentarios bueno malos a ver si les gusto, creo que no estoy muy convencida de esta capítulo pero espero que les guste.
Nos vemos (espero pronto jojo ^^)
atte
Beautiful Demon

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