Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dirty Little Secrets por carina_mew12

[Reviews - 67]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!! xD hace mucho que no me paso por aquí

bueno, este one shot está escrito especialmente para Miharu Tsukiyama, quien fue la ganadora de un concurso que hice en face owo/ aquí está tu premio besha!!

Les dejo un pequeño resumen de la historia:

Cavendish odia a Bartolomeo más que a nadie en el mundo, ya que el peliverde se roba la atención de todos en el colegio por sus bromas. Un día, a Cavendish se le ocurre una forma de vengarse, sin imaginarse que el tiro le saldría por la culata...

nos vemos abajo!!!

No te Odio Después de Todo

 

One Shot para Miharu Tsukiyama

Desde la primera vez que lo vio, supo que lo odiaba. Su cabello de un verde escandaloso y encrespado hacia arriba, ojos rasgados que miraban por debajo a todos los demás, su burlona sonrisa, que ya era macabra por sí misma, estaba coronada por un par de largos colmillos, dándole un aspecto más salvaje, más repugnante a su vista. Y como si fuese poco, ese enorme aro dorado colgando de su nariz, y esa ropa escandalosamente colorida que solía vestir… ese tipo no tenía nada de hermoso, un verdadero pecado para él.

Sin embargo, había algo más que molestaba a Cavendish, y era que ese tipo se robaba toda la atención, y no de la manera buena, sino que lo hacía a base de bromas estúpidas e hirientes. Desarmaba las sillas de los profesores para que, al sentarse, terminaran de culo en el suelo; llenaba las bebidas de la cafetería con menjurjes raros y asquerosos que mandaron a más de uno a la enfermería; incluso, durante un partido, arrojó varias bombas de olor al público, haciendo que todos huyeran despavoridos.

Quizá no era la mejor forma de llamar la atención, pero era efectiva; todos en el instituto estaban atentos a lo que Bartolomeo, “El Caníbal”(*) haría. Se había ganado el odio de absolutamente toda la gente con la que se cruzaba, y Cavendish no era la excepción; él mismo había sido víctima de aquel engendro…  una vez, mientras firmaba un autógrafo a una de sus muchísimas fans, el bolígrafo azul con que el que firmaba explotó en su cara, no sólo manchando su perfecto y perfilado rostro, sino que también ensució su finísima ropa y el largo y rizado cabello dorado del que estaba tan orgulloso.

Pero, después de casi un año de sufrir sus infantiles bromas, había encontrado el punto débil del peliverde; Bartolomeo parecía estar interesado en un chico de un grado inferior llamado Luffy, o mejor dicho, estaba 100% seguro que le gustaba… no hacía más que seguir al joven pelinegro, mirándolo desde lejos sin dejar de murmurar “Luffy-sempai, Luffy-sempai”, a pesar de que éste ni siquiera le había dirigido la palabra en toda su vida. Y por alguna razón, ver a Bartolomeo quedarse mudo y con la cara completamente roja cuando Luffy pasaba a su lado, era demasiado molesto, casi hasta el punto de hacerle vomitar.

Después de pensar por mucho tiempo en cómo usar el fanatismo de Bartolomeo hacia Luffy a su favor, finalmente se le ocurrió una idea perfecta. Con una risa estúpidamente macabra, Cavendish sacó pluma y papel y comenzó a escribir una nota.

*************************

- ¡¡váyanse al infierno todos!!- se carcajeó el peliverde mientras corría por el pasillo, haciendo una seña obscena con la mano y enseñando su larga lengua al tumulto de personas que le perseguían de cerca.

Dobló en una esquina entrando a los vestidores de los chicos, escapándose finalmente de sus perseguidores. Rio una vez más a la vez que suspiraba profundo para recobrar el aliento, se había salido con la suya de nuevo; el río de cucarachas que había salido del comedor de la escuela había sido un éxito, todos gritaban y lloraban subiéndose a las mesas y sillas para escapar de los bichos; escuchó que habían llamado a control de plagas para deshacerse de ellas.

Después de reírse en solitario por un rato, Bartolomeo recuperó el temple y, con los pasos extraños que le caracterizaban, caminó por el vestidor buscando su casillero para cambiarse la ropa, tocaba clase de deportes y tenía una broma más planeada para ese día. Mas al abrir el casillero, un papel resbaló y cayó pausadamente hacia el piso, meciéndose con gracia en el aire. Enarcó una ceja confundido y se agachó para recoger el papel, que de hecho era un sobre blanco. La analizó con la mirada antes de tomarla, llevándose una gran sorpresa

- ¡¡Lu-Lu-Lu-Luffy-sempai!!- gritó emocionado, cayendo de bruces al suelo. Sus manos temblaban exageradamente y la vista se le empañó con gruesas y saladas lágrimas de alegría- ¡¡Es una carta de Luffy-sempai!!- abrazó el papel contra su pecho, la felicidad no le cabía en el pecho, ese era el mejor día de su vida.

Sin esperar más, y con las manos aun temblorosas, abrió lentamente el sobre, sacando cuidadosamente la hoja… era como si hubiese encontrado el Santo Grial después de una larga búsqueda. Desdobló la hoja y se limpió la cara para comenzar a leer…

Para Bartolomeo

Te espero en la azotea del edificio C del colegio después de clases, hay algo importante que debo decirte.

Luffy~

Las lágrimas cayeron pesadas sobre el papel, deslavando ligeramente la tinta con la que estaban escritas las letras, ¡Luffy quería verlo después de clase! ¡Y tenía algo importante que decirle, eso sin duda era una declaración de amor! Sentía que se ahogaba en el calor de su propio rostro, ¡Era sin duda el mejor día de su vida! El mundo se había vuelto rosa de pronto, ahora sólo le quedaba esperar a que llegara la hora de la salida para reunirse con el pelinegro.

**************************

Varias horas más tarde…

Al término de clases, Cavendish salió sonriente de su salón de clase, ignorando las miradas y suspiros de las chicas que, literalmente, caían a sus pies. Debía apresurarse si quería estar antes que Bartolomeo a la azotea. Al llegar y asegurarse de que el peliverde no había llegado todavía, el joven rubio se escondió tras el tanque de agua y sacó su celular, activando la cámara, no quería perderse ni un solo precioso segundo de la humillación de ese idiota; cuando llegase al lugar acordado y viera que su querido Luffy-sempai no estaba ahí, y que de hecho, jamás llegaría, comenzaría a desmoronarse, y en ese momento, Cavendish saldría a revelarle que él le había enviado la carta, logrando finalmente superar al caníbal de la escuela, y si tenía suerte, Bartolomeo jamás volvería a hacer una broma… era perfecto, simplemente perfecto.

Escuchó la puerta abrirse, así que se encogió tras el tanque para que advirtiera su presencia, mirando desde lejos mientras apuntaba la cámara hacia donde estaba el peliverde. Mas su sorpresa fue mayúscula al ver que quien había llegado no era Bartolomeo, sino el chico que no se suponía que debía estar ahí

- ¿qué hace Luffy aquí?- se cuestionó el rubio en voz baja, apagando el celular. Justo iba a confrontar al menor cuando se escuchó ruido en la puerta nuevamente, aunque esta vez el chirrido fue más lento.

En el umbral de la puerta, un nervioso y algo tímido Bartolomeo estaba de pie, con las piernas tiritando y la cara completamente roja. Haló tanto aire como pudo, y conteniendo la respiración, el peliverde dio un par de pasos hacia el joven muchacho que le miraba con extrañeza.

- Lu-Lu-Lu-Luffy-sempai… de verdad está aquí…- murmuró como si fuese testigo de un milagro, entrelazando sus manos con nerviosismo al aproximarse al muchacho- Luffy-sempai…

- oi, cabeza de cresta- le habló el chico

- [[¡Luffy-sempai me habló!]]- pensaba emocionado el peliverde, luchando por no caer de rodillas de la emoción

- ¿has visto a una chica de cabello naranja? Se llama Nami- le preguntó, mas no recibió respuesta- oj, ¿me estás escuchando?

- ¡¡Luffy!!- en ese momento, una voluptuosa y bella chica llegó ante los otros dos, saludando al pelinegro con una mano mientras que en la otra sostenía varias cajas de almuerzo- ¡Lamento la tardanza!- al ver a Bartolomeo, la chica frunció el ceño y tomó la mano del otro- vámonos Luffy, no es bueno estar junto a este sujeto

- ¡pero Nami, creí que comeríamos juntos aquí!- Luffy hizo un puchero, siendo arrastrado por la voluptuosa pelinaranja

- ¡vamos a comer a otro lado, ya te dije que no es bueno estar junto a él! Quizá intenté hacernos alguna maldad. El otro día se robó los sostenes de los vestidores de las chicas y los usó como resortera para arrojar huevos podridos a las ventanas del colegio

- oh, ya veo, es un tipo malo. Shishishi mejor comamos en otro sitio Nami, no quiero estar junto a él- sin soltar la mano de la chica, Luffy apresuró el paso y se marchó con ella.

Bartolomeo seguía de rodillas en el piso, estaba en completo shock. Su querido Luffy no sólo se había ido con alguien más, sino que, de alguna manera, dio a entender que lo odiaba. Las lágrimas nuevamente corrieron por su rostro, esta vez de dolor; se cubrió los ojos con el antebrazo y lloró a todo pulmón, taladrando los oídos de Cavendish.

A pesar de que quería humillarlo, a pesar de que lo odiaba, ver a Bartolomeo así realmente dolía, demasiado. Ese lastimero  gemido hizo que su corazón se estrujara con fuerza en su pecho,  dificultándole la respiración… incluso, se podría decir que sintió ganas de llorar también. El rubio se levantó, y acomodándose las ropas, salió de su escondite, caminando lento hacia donde estaba el otro. Le miró desde arriba y tosió tratando de llamar su atención, pero el otro estaba sumido en su sfrimiento. Tosió con más fuerza a la vez que daba un pisotón en el suelo, y al ver que el otro no hacía caso, finalmente se inclinó un poco y golpeó su hombro

- Bartolomeo…- le llamó dándole una palmaditas. El otro pareció sorprenderse, pero igual no dejó de llorar- oi, Barto…- le sacudió un poco, obligándole, al fin, a mirarlo- vi lo que pasó… por casualidad…- aclaró rascándose la mejilla, tratando de disimular un poco- no tienes por qué llorar por él….

- ¡Pero era Luffy-sempai!- gimoteaba el peliverde a todo pulmón- ¡la persona que admiraba desde hace tiempo! No entiendo por qué me envió esa carta, creí que iba a decirme algo importante

-…- el sentimiento de culpa le dio una fuerte bofetada; las cosas no habían salido como las había planeado y había terminado por lastimar al peliverde- qui… quién sabe…- se aclaró la garganta, era mejor no decir nada de la nota por ahora- ¿y por qué te fijaste en él en primer lugar? Es menor que tú, tiene un carácter demasiado infantil, cara común, y acéptalo, no es muy listo…

- fue hace un año, cuando llegué a esta escuela- comenzaba a explicar mientras trataba de recobrar el aliento- estaba perdido, no sabía a qué salón debía ir y nadie me ayudaba. Pero Luffy-sempai… Luffy-sempai me señaló por dónde ir… ¡fue tan bueno conmigo!

- sólo… ¿sólo por eso?- una gota de sudor perló en la frente de Cavendish, ¿podía ser ese tipo más estúpido que el mismo Luffy? Quizá no, pero estaba demasiado cerca. El rubio se masajeó las sienes tratando de calmarse; todo eso había sido su culpa, debía animarlo de alguna forma o el remordimiento acabaría con su belleza- escucha Barto… Luffy no es un chico para ti, y jamás va a serlo. No puedes enamorarte de alguien por algo tan absurdo, el amor viene cuando menos lo esperas, y cuando esté frente a ti, lo sabrás…- el peliverde se enjugó las lágrimas con la manga de su camisa y levantó la vista hacia él, como pidiendo más información- es algo como… ummm… ¿has leído alguna vez un cuento de hadas? La princesa siempre sabe quién es su príncipe con sólo mirarlo, es algo así de lo que estoy hablando…

- ¿un príncipe?- los ojos del peliverde centellearon ligeramente; ahora que lo veía más de cerca, Cavendish era lo más parecido a un príncipe; era alto, valiente y apuesto, sin mencionar que, ahora que tenía el corazón roto, había llegado a “rescatarlo” por mera casualidad, como si el destino quisiera juntarlos.

- bueno, era lo que quería decirte- la mirada del otro comenzaba a incomodarlo, era mejor huir de ahí- no te desanimes, ¿vale?- le dio un último golpe amistoso en la espalda y se marchó; al menos había logrado que dejase de llorar, sacándose un peso de encima.

***************************

Unos días más tarde…

Jamás se había arrepentido de nada en su vida… hasta ese momento. Desde hace unos días, podía sentir una mirada acosadora clavándose en su espalda a cada hora del día, y cuando se giraba, sólo alcanzaba a ver una sombra verde que desaparecía veloz; sabía perfectamente de quién se trataba, y eso le causaba un escalofrío.

Desde esa vez en la azotea, las bromas de El Caníbal se habían vuelto prácticamente nulas; es más, algunos alumnos ya se habían acercado a Bartolomeo y se habían hecho amigos de él, comenzando un pequeño grupo que llamaban “Barto Club”. Y aunque fuese bueno que la escuela estuviese en paz, al rubio no le agradaba ser perseguido 24/7 por un chico como el peliverde.

- ahí está de nuevo ese acosador- musitó mirando de reojo a la ventana, donde efectivamente estaba Bartolomeo, pegado al cristal y mirándole fijamente- disculpe sensei- el rubio levantó la mano, interrumpiendo la clase- ¿puedo salir un momento? Necesito ir al baño

- de acuerdo, no tarde- le respondió el profesor antes de proseguir con la clase.

El rubio se levantó del pupitre y salió del aula, buscando con la mirada al otro; no lograba verlo, mas sabía que estaba cerca, atento a cada movimiento suyo. Miró cacia todas partes antes de empezar a correr, sabiendo que el peliverde estaba siguiéndole, y cuando dobló una esquina, se detuvo de golpe, haciendo que Bartolomeo chocase contra su espalda mientras intentaba alcanzarlo. El ojiazul frunció el entrecejo, y de un rápido movimiento, tomó la muñeca del otro y le tiró de espaldas al suelo, sentándose sobre su pecho para que no escapase.

- ¡Ah! ¡no me mires!- dijo el peliverde, cubriéndose la cara con sus manos con evidente vergüenza

- ¡el que debe exigir aquí soy yo!- Cavendish se cruzó de brazos, mirándole con severidad- ¡deja de seguirme, Bartolomeo!

- ¿te… te has dado cuenta?

- ¡El colegio entero se ha dado cuenta! ¡No dejan de murmurar por los pasillos!

- ¡Lo siento Cabbage-sempai (**)! ¡no quería causarte problemas!

- ¿Ca-Cabbage?- una venita le saltó en su frente- ¡el único aquí que tiene algún parecido a repollo eres tú, idiota!- le gruñó-

- pero Cabagge-sempai se oye lindo…- rio, causándole un nuevo escalofrío al rubio- ¿no le gusta?

- ¡Por supuesto que no!

- qué extraño… porque a mí me encanta…- al ver cómo el peliverde paseaba su lengua por sus labios, Cavendish se estremeció completo, además, podría jurar que el calor en el ambiente había aumentado de súbito.

Bartolomeo sonrió de lado, y al ver que el rubio estaba distraído, lo sujetó por ambas muñecas y se impulsó en su pelvis, cambiando posiciones con él. Sujetó con firmeza sus brazos contra el suelo y se inclinó sobre el otro hasta alcanzar sus labios… pudo sentir su confusión en esos momentos al igual que su calor recorriendo cada centímetro de su piel hasta agolparse por completo en su rostro, resaltando el color carmín en sus pálidas mejillas. Se quedó inmóvil un rato, degustando sus finos y delicados labios, lamiéndolos de vez en cuando sólo para abrirse paso entre ellos. El sabor tenía un sabor tan sutil y dulce que era difícil no querer más, pero las clases estaban por terminar y pronto la gente saldría de los salones. Muy a su disgusto, Bartolomeo se separó, admirando el rostro de confusión del otro sólo un momento.

- nos vemos pronto, Cavendish- habló con una sensual sonrisa antes de levantarse y salir corriendo de ahí.

- ¡maldito seas, Bartolomeo!- alcanzó a gritar el rubio, agitando con rabia su puño mientras le veía partir. Se quedó sentado en el piso, cubriéndose la boca con la otra mano y con la cara roja a más no poder; si eso era una de sus bromas lo despellejaría vivo… aunque… aquel beso se había sentido bastante real, no había forma de que fuese sólo un juego.

Aun con sonrojo en su cara, y con el corazón latiéndole a mil, Cavendish se puso de pie y fue a los baños. Abrió el grifo del agua y se mojó la cara para despejar su mente, ya le haría pagar al peliverde por lo que acababa de hacer. Sin embargo, al verse al espejo, notó que su rostro lucía aún más hermoso que de costumbre, y que estaba sonriendo involuntariamente.

Debía admitir que Barto no besaba tan mal; de hecho, ese había sido uno de los mejores besos que había recibido en su vida… estaba dispuesto a besarlo una vez más después de todo, tal vez podrían salir alguna vez juntos… quizá… no lo odiaba después de todo…

The End~

______________

(*)Respecto al apodo de Barto, según investigué,  en Japón, la palabra “caníbal” se usa con frecuencia para describir o señalar a personas que dedican mucho tiempo a molestar a otros, es decir, una contraparte oriental del famoso "Troll".

(**) El apodo me lo saqué de la manga xD tengo entendido que Luffy llama “Cabbage” a Cavendish, así que sólo agregué el “sempai”. Y por cierto, “Cabbage” en inglés, significa “Repollo” o “Col”.

 

Notas finales:

asdasadasda xD esta es la primera vez que escribo de esta pareja y la verdad me gustó mucho cómo ha quedado, espero que a ustedes también owo

si están pensando en que le faltó xxx, pues sí, le faltó xD pero sabiendo tan poco de la pareja no me sentía lista para escribir xxx de ellos, sobre todo porque no estoy segura de quién va encima de quién ewé

en fin, gracias a los que se tomaron la molestia de leer, y Miharu-chan, en verdad espero que te gustara owo/

nos vemos en otros fics, los quiero mucho!!! sobre todo a Miharu ewé

bye bye~

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).