In the Middle
One Shot
- Buenas noches Sabo- Ace le dedicó una sonrisa antes de apagar la lámpara junto a su cama y cubrirse con las sábanas, quedándose dormido apenas su cabeza hizo contacto con la almohada.
- Buenas noches Sabo- el hermano más pequeño de los tres, Luffy, le dio las buenas noches también y se metió junto a Ace en la cama, usando el brazo del mayor como almohada. Se abrazó melosamente a él y cerró los ojos también, durmiéndose de la misma forma súbita que el mayor.
Y Sabo… bueno, sólo estaba molesto. Ace y Luffy siempre fueron muy unidos desde que eran pequeños, era normal siendo hermano, pero él, un intruso que había llegado a sus vidas, no podía esperar obtener el mismo cariño que ellos se mostraban. Aunque le llamasen hermano, no podía evitar sentir que sobraba en esa familia.
El abuelo de los dos había sido muy amable en acogerle cuando sus padres murieron, pero conforme fue creciendo se dio cuenta de lo evidente… quizá no lo veían como su hermano, sino como un buen amigo. Aunque a decir verdad eso le quitaba un enorme peso de encima; si Ace le consideraba su hermano se sentiría sucio por esos desbordantes sentimientos que tenía hacia él.
Porque sí, después de todo ese tiempo, se había enamorado del pecoso. No estaba seguro si fue por su amabilidad innata, su envidiable físico, su actitud inocente o todo eso junto; pero cuando se dio cuenta no podía apartar su mirada de Ace. Los celos comenzaron una noche cuando, después de ver una película de terror, Luffy había pedido dormir junto a su hermano mayor. Ver que el menor de ellos podía ser tan abierto con sus emociones le sacaba de sus casillas, pero de pronto se dio cuenta de algo… no había nada que le impidiese hacer lo mismo que Luffy. Fue así que, alegando que era egoísta que no lo incluyeran, Sabo terminó durmiendo en la cama del pecoso cada vez que Luffy lo hacía sólo para no dejarles ni un momento a solas.
Tres jóvenes en una sola cama era demasiado. Siempre que dormían juntos terminaban uno encima del otro para no caer, y por supuesto, el rubio aprovechaba esa cercanía para tomar todo lo posible de Ace. Sabo se avergonzaba de hacerle eso a su hermano todas las noches; sus sentimientos hacia Ace crecieron tanto que se convirtieron en un monstruo que no podía controlar.
- Buenas noches Luffy- le dijo al menor mientras levantaba las sábanas y entraba con sus dos hermanos a la cama- Buenas noches Ace- cuando dormían juntos procuraba quedar del lado contrario al menor para estar cerca del pecoso y esta vez no fue la excepción. Sujetó a Ace por la cintura y se pegó a él de tal forma que no quedara resquicio entre ambos.
Los ligeros ronquidos de sus hermanos eran la señal de que se estaban profundamente dormidos, por lo que Sabo aprovechó para hacer lo que mejor sabía. Una de sus manos permaneció firme sobre la cintura del pelinegro mientras la otra levantaba la ligera sudadera de su pijama, descubriendo parcialmente su vientre. La piel de Ace era agradable al tacto y las ligeras curvas sobre su abdomen eran prueba suficiente de su envidiable habilidad atlética. Disfrutaba de cada escalofrío que le provocaba a ese cuerpo, pues entre cada caricia, un ligero suspiro escapaba de sus labios.
- Ace…- murmuró su nombre en su oído para luego lamer el lóbulo de su oreja, jugueteando con él antes de morderle. Sintió al pecoso moverse un poco para acomodarse, y al igual que éste, Luffy también se movió. De pronto la pierna del menor estaba sobre el pecoso como si quisiera acapararlo sólo para él, cosa que no permitiría.
La mano de Sabo apartó la pierna del menor de ellos con un ligero empujón, haciendo que con ese simple movimiento Luffy terminara rozando por accidente la entrepierna de Ace antes de bajar su rodilla. Un jadeo más insinuante escapó de sus labios, erizándole la piel al rubio; ¿En verdad Ace podía hacer ruidos así de obscenos? Sabo no tuvo mucho qué pensar, deseaba con todas sus fuerzas escuchar más del pecoso. Tragó saliva para calmar un poco sus nervios y finalmente se atrevió… levantó el elástico del pijama de su hermano y se introdujo en ella, apretando su miembro con una sola mano. El jadeo que soltó su segundo hermano fue tan exquisito que más de una parte de su cuerpo tembló al escucharle. Pronto su mano se movió por toda la extensión con lentitud al mismo tiempo que repartía besos por su cuello hasta que ambos terminaron temblando entre los brazos del otro, retorciéndose inquietos entre las sábanas. Sabo estaba tan necesitado por sentir más que terminó fregando su ya despierta erección contra el muslo de su hermano mientras le sujetaba con firmeza de la cadera, perdiéndose en el placer.
- mnn… Sabo…- el murmullo de Ace le alertó que el otro había despertado. Sus ojos se abrieron un poco e intentaron mirar a su alrededor, tratando de comprender qué sucedía- ¿Sabo?... ¿Qué haces?- al darse cuenta de la situación, el pelinegro trató de sacar la mano del mayor de sus pantalones y al mismo tiempo lo empujó con el hombro para alejarlo pero le fue imposible; su cuerpo estaba tan embriagado en esas pecaminosas caricias que ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo- Sa-ahhh… Sabo… para…
- Me he estado conteniendo por mucho tiempo, ya no puedo detenerme…- le respondió en el mismo tono bajo que usó su hermano, pues ninguno de los dos deseaba despertar a su hermano pequeño, quien aún dormía plácidamente a su lado.
Fue así que ambos comenzaron una reñida lucha donde cada uno intentaba dominar al otro sin hacer ruidos o movimientos innecesarios pero pronto la pelea pasó a ser más un juego; la adrenalina de ser atrapados por Luffy hacía todo más emocionante, más placentero.
Ace creyó que había ganado la partida cuando el rubio finalmente soltó su miembro, pero Sabo parecía querer jugar un poco más. En vez de sacar la mano, el rubio la deslizó sobre su pierna, acariciándole provocativamente mientras trazaba su camino hacia su trasero. Una vez ahí, su mano se cernió con fuerza y sin piedad sobre su glúteo, haciéndole gritar por la sorpresa. El menor se quejó entre dientes y se giró sin abrir sus ojos por su entumecido brazo. Un par de segundos después, Luffy estaba roncando otra vez sin sospechar siquiera lo que los mayores hacían. El alivio le duró poco al pecoso, pues la mano de Sabo siguió su camino hasta la parte central de su anatomía, ahí donde la espalda pierde su nombre, y hundió su dígito sin pensarlo dos veces. Ace tuvo que morderse la lengua para no gritar otra vez, ahora entendía por qué se suponía que la gente no debía introducir nada ahí; era doloroso e incómodo, pero sus quejas no parecieron importarle mucho al rubio, pues su dedo comenzó a entrar y salir, expandiendo todo a su paso mientras iba más profundo.
- Sa… ahhhh...- el pecoso ya no podía pronunciar palabra, los gemidos salían por sí solos de sus labios. La temperatura de su cuerpo estaba en su límite y pronto el sudor perló su frente, pegando sus mechones oscuros de cabello a su piel. Sin embargo, ese dígito invasor no era su única preocupación. El rubio deslizó su brazo por debajo de su cuerpo hasta liberarlo para ayudarse a bajarle el pijama, y de paso, la ropa interior- No…- con sus manos entorpecidas y jadeos constantes, Ace intentó mantener su ropa en su sitio sin lograrlo; el usar sólo una mano hacía todo más difícil.
Antes de poder hacer algo, su ropa había sido deslizada lo suficiente para descubrirle sus redondas nalgas, e indefenso como estaba, sólo pudo dejarse hacer mientras su hermano introducía algo más para hacerle compañía a su dedo. Era más grande, grueso y caliente que un dedo, y se clavó en él sin piedad, empujándole hacia enfrente debido a la fuerza. Sabo retiró su dígito para hacerse un poco de espacio e introducirse más en sus entrañas. Sabo comenzó a embestirle a tortuosa lentitud, golpeándole en zonas sensibles que Ace ni siquiera sabía que tenía.
- Ace…- el gruñido de su hermano menor le bajó el color del rostro; ¡Luffy había despertado! O al menos parcialmente, pues sus ojos seguían cerrados- Ace, ¿Qué pasa? ¿Ya es hora del desayuno?
- No… Luffy…- era increíblemente difícil acomodar las palabras que quería decir y era mucho más difícil pronunciarlas sin que sus morbosos jadeos se escucharan por accidente. El pecoso acercó a su hermano menor a su pecho y le abrazó con fuerza para evitar que se enterara de lo que ellos hacían, y de paso, auto brindarse un poco de apoyo- Vuelve a dormir…
- Sí Luffy, duerme- Sabo envolvió a los otros dos entre sus brazos, y sin dejar el vaivén, deslizó la punta de su nariz por la nuca del pecoso, inhalando hasta llenar sus pulmones de su aroma masculino mezclado con el inconfundible olor a sexo. Tras tomar todo lo que pudo con su olfato, el rubio dio una larga lamida sobre la nuca de Ace justo antes de encajarle sus dientes, dejando bien marcada una mordida que, si bien no era precisamente visible, no le quitaba el significado posesivo que Sabo quiso impregnarle.
Una vez que Luffy volvió a dormir, Sabo se enderezó un poco buscando los labios del pecoso, quien para esos momentos ya no podía negársele a nada. Así, manteniendo sus bocas unidas en un profundo y húmedo beso, ambos siguieron moviéndose cuidadosos pero a la vez tan efusivos que podían percibir los sentimientos del otro a través de su propia piel. Con sonidos ahogados, el primero en acabar fue Ace, mojando sus propias prendas con su semen. Al sentir temblar a Sabo en su interior quiso decirle que se apartara, pero el sólo intentar hablar hacía que se atragantara con la lengua invasora dentro de su boca. Un grito ahogado murió entre ambos labios cuando el mayor de los tres eyaculó en las entrañas del pecoso, vaciando hasta la última gota que, por todos esos años, había reservado para él.
Esa noche no pudieron moverse pues temían que Luffy despertara de nuevo. Así que se mantuvieron abrazados toda la noche sin moverse y casi sin respirar, pues cualquier otra fricción entre ambos cuerpos terminaría con otra follada furtiva. Y de hecho, así ocurrió al menos unas dos veces más hasta que el agotamiento les hizo caer dormidos…
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Al otro día…
El primero en despertar, sorpresivamente, fue Ace, quien enseguida se encerró en el baño para eliminar cualquier rastro de la noche anterior que pudiese tener su cuerpo, pero por más que frotó, la estampa de las manos de Sabo no se desvanecía. No tuvo otra opción que vestirse y salir de la habitación antes que sus otros dos hermanos despertaran sin imaginar que Sabo había despertado apenas le sintió separarse de él.
Cuando el rubio le vio salir tan apresuradamente de la habitación supo que lo había hecho mal; no quería que sus sentimientos por Ace se interpretaran de esa manera. Al igual que el pecoso, Sabo se duchó, se vistió y salió al encuentro de su hermano quien, por la hora, debía estar en la cocina esperando el desayuno.
Como pensó, su hermano ya estaba en el comedor, con la mirada clavada sobre el plato aun vacío. Verle tan callado en el desayuno y en general en cualquier comida era inusual, y todo era culpa de él. Se sentó a la mesa junto al pecoso, o más bien, lo más cerca que éste le permitió estar, y tras asegurarse que estaban solos, le habló.
- Lo lamento Ace- se disculpó sinceramente- Yo no… no sé qué me sucedió anoche, no quería… No. La verdad es que no lo lamento; sí quería, lo deseaba desde hace tiempo, pero… admito que no era la forma. Yo…
- Mañana es San Valentín…- le interrumpió el pecoso. Sin entender a qué se refería, Sabo lo miró extrañado, el rostro de Ace se notaba bastante rojo pese a que no había quitado la mirada de la mesa- …Así que espero una confesión decente de tu parte- decir que el rubio estaba confundido era poco, mas bien estaba estupefacto, ¿Acaso su querido Ace estaba insinuando lo que creía?- Sin una confesión, no puedo corresponder de forma adecuada a tus sentimientos…
- Ace…- el pecoso tenía razón. Ni siquiera podía decir que su relación comenzó con el pie izquierdo, mas bien había tomado un camino invertido y poco convencional que debía enderezar antes que su relación terminase rota- ¡Lo haré!- gritó emocionado mientras saltaba de la mesa y tomaba las manos del pelinegro entre las suyas- ¡Daré todo de mí para que mañana sea perfecto! ¡Así podré pertenecer a tu familia de forma adecuada, como tu novio!
- Claro…-Ace sólo sonrió ligeramente- Lo estaré esperando…
- ¡Chicos!- Luffy apareció en el umbral de la puerta con el ceño fruncido y las mejillas infladas, pruebas suficientes para decir que estaba molesto- ¡Son unos tacaños! ¡Yo también quería jugar!
The End (?)