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Dirty Little Secrets por carina_mew12

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Notas del capitulo:

bueno, les traje un nuevo one shot, esta vez lo protagoniza Ace, quien asiste a un casting para una pelicula porno por error....

disculpen si hay faltas ortográficas, o lo que falta es coherencia, pero sinceramente no tengo ánimos para revisarlo.... ojalá les guste, es lo más q mi estado d ánimo me permitió...

3. Casting

- ¡¡Y NO VUELVAS A PONER UN PIE EN MI NEGOCIO!!- le gritó el hombre tras, literalmente, arrojarlo a la calle de una patada.

Con un gesto de dolor, el joven pelinegro de curiosas pecas se puso de pie para luego sacudir sus ropas y comenzar a caminar su rumbo fijo. Era la quinta vez que perdía su trabajo en ese mes; las facturas de la renta y la universidad comenzaban a acumularse, sin mencionar la comida, luz, teléfono y otros gastos varios… necesitaba urgentemente encontrar un trabajo estable. Y como si el destino se hubiese apiadado de él, su oportunidad le golpeó el rostro…

Una hoja de papel, dirigida con el soplar del viento, terminó estampada en la cara del pelinegro, quien enseguida la retiró, y por simple inercia, leyó lo que tenía escrito:

“Se Solicita… Actor… Masculino…”

Era todo lo que se alcanzaba a leer además de la dirección, pues el anuncio estaba deslavado, quizá por alguna lluvia reciente. Al principio, el joven pensó en tirar el afiche y seguir su camino, pero su necesidad podía más, después de todo, no perdía nada con intentar conseguir el puesto. Revisó una vez más la dirección y se dirigió a donde ésta le indicaba; mas el trayecto fue más largo de lo que pensó, porque, para empezar, no contaba con la solvencia económica para usar el transporte público, por lo que tuvo que ir a pie. Un par de horas más tarde, el pecoso se encontraba frente a una puerta escondida en un callejón, con la palabra “Casting” escrita en un sencillo letrero colgado a la misma e iluminada con un foco parpadeante. Enarcó una ceja, confundido, y volvió a mirar el volante… no, no parecía estar en el lugar equivocado, por lo que se atrevió a llamar a la puerta.

- ¿diga?- habló una aguardentosa  voz detrás de la puerta mientras un par de ojos oscuros se asomaban por una pequeña rendija

- ummm… vengo por el anuncio…- respondió el pelinegro, poniendo el anuncio frente a la mirada del otro. El par de ojos desparecieron, y tras escuchar algunos ruidos del otro lado, la puerta se abrió

- pasa- el corpulento hombre se hizo a un lado, dejando al muchacho pasar- sígueme- le indicó, y tras hacer una reverencia, el joven siguió a aquel hombre. Algunas puertas más adelante, el hombre se detuvo en una, casi al final del pasillo, y golpeó ligeramente para anunciarse- señor, llegó uno nuevo

- adelante- después de escuchar la aprobación de su jefe, el hombre giró la manija y abrió la puerta, cediéndole el paso al chico, para después hacer una reverencia, cerrar la puerta y marcharse.

El joven se quedó de pie junto a la puerta, aun sin saber qué hacer, mirando al que posiblemente sería el dueño de ese sitio; un hombre considerablemente alto, cabello corto y rubio y una estrafalaria ropa colorida de la cual destacaba un abrigo de plumas rosa y las gafas oscuras que ocultaban parte de su expresión.

- acércate muchacho- le pidió el rubio con un ademán, invitando al pecoso a sentarse frente a su escritorio. Mientras caminaba, el joven miraba alrededor; los cuadros, las paredes, la decoración, los muebles, todo parecía muy lujoso, incluso el suelo que pisaba. El chico tomó asiento frente aquel hombre y juntó sus manos sobre sus piernas- ¿cuál es tu nombre?

- Portgas D. Ace- contestó rápidamente el pelinegro

- soy Donquixote Doflamingo, el director de este lugar- se presentó dirigiendo su mano derecha al chico, quien no tardó en estrecharla

- luces muy joven, ¿qué edad tienes?

- 21

- oh, perfecto- el rubio se levantó de pronto y volvió a estirar su brazo, esta vez para atrapar el rostro del pecoso con su mano- ciertamente eres atractivo… y también pareces muy inocente como para estar en este medio, ¿es la primera vez que lo haces?- preguntó mientras sus dedos hacían una sutil caricia en la piel del chico

- pues… pues sí…- no podía evitar sentirse un tanto incómodo con la mano del mayor tocándole de esa manera, pero el agarre del rubio se deshizo segundos después, lo que, sin duda, lo tranquilizó un poco

- ponte de pie- le ordenó mientras el otro hacía lo mismo. Ace se levantó y el rubio comenzó a pasearse alrededor de él, mirándole de arriba abajo

- quítate la camisa

- ¿qué?

- vamos chico, sólo quítatela- con un poco de duda, el pelinegro obedeció. Doflamingo volvió a escanearle con la mirada, esta vez más detalladamente y mucho más de cerca que la anterior vez- vaya, también tienes buen físico. Puedes volver a vestirte- y mientras el pelinegro se ponía la camisa, el mayor regresó a su sitio tras el escritorio- pareces ser un buen ejemplar, pero no tienes experiencia…

- ¡se lo suplico Señor Doflamingo, deme una oportunidad!- pidió el pelinegro agachando la cabeza- ¡necesito el empleo! ¡Por favor!

- bueno, siempre he creído en los nuevos talentos- dijo estrechando sus manos sobre el escritorio- y sería un crimen desperdiciar un cuerpo como el tuyo- hubo unos segundos de silencio y el rubio prosiguió- en estos momentos se está filmando una escena para una película, ¿qué te parece si te ponemos a prueba?

- ¿en verdad?- el pecoso levantó la mirada con una preciosa sonrisa en los labios

- claro. Yo mismo juzgaré cómo te desenvuelves frente a las cámaras y determinaré si te quedas con la vacante o no

- ¡se lo agradezco mucho!

- no es nada. Ven conmigo- el rubio salió de la oficina con Ace siguiéndole de muy cerca. Al llegar al ascensor, el rubio presionó el número 8 y el elevador subió a su destino. Un número se iluminaba tras otro, y al llegar al piso indicado, la puerta se abrió. El pasillo era largo y de múltiples puertas, cada una con un número sobre ellas, y al llegar a la habitación 814, Doflamingo se detuvo- procura no hacer mucho ruido, nuestras estrellas están trabajando- el pelinegro asintió enérgicamente y esperó, era la primera vez que vería cómo se firmaba una película.

Su corazón palpitaba con más fuerza conforme la puerta se abría frente a él, y en cuanto estuvo totalmente abierta, tragó saliva y siguió al rubio a su interior; una vez dentro, fue el pecoso quien se encargó de cerrar la puerta, y en cuanto volteó, pudo verlo… había un grupo de personas reunidas en el set, unas operando cámaras, micrófonos y luces, otras simplemente mirando. La escenografía constaba de un simple cuarto de paredes color crema, algunos muebles de madera oscura y objetos cotidianos como retratos, lámparas y floreros amenizando el lugar, y en medio de la habitación, una enorme cama de sábanas blancas sobre la cual estaban dos hombres sudados y jadeantes… un momento, ¿a caso estaban…? los colores subieron en el rostro de Ace mientras trataba de procesar lo que tenía frente a sus ojos; un fornido moreno de llamativo cabello verde penetrando salvajemente a un joven rubio de piel clara y curiosas cejas, quien no paraba de gemir mientras se aferraba desesperado al cuerpo de su pareja…

- ¡¡NO ES POSIBLE!!- gritó el pelinegro con una mezcla de sentimientos reflejados en su rostro que iban del espanto a la vergüenza

- ¡¡CORTE!!- ordenó un alto y corpulento hombre de cabello azulado y gafas de sol. Las cámaras dejaron de filmar y todas las miradas, incluidas las del par de amantes, se posaron sobre el pecoso- ¡¿quién se atreve a interrumpir mi SUPER escena?!- preguntó molesto mientras buscaba con la mirada al causante de aquel grito

- te dije que guardaras silencio, chico- le reprendió Doflamingo al pecoso, cubriéndole la boca con una de sus manos

- ¿ahora qué?- gruñó molesto el de pelo verde sin dejar de mancillar el cuerpo debajo de él

- ¡el director dijo corte, estúpido marimo!- se quejó el rubio entre gritos de enfado y placer

- sabes que no me puedo detener una vez que empiezo- dijo con una pícara sonrisa mientras sus estocadas se volvían más enérgicas. Al ver que el peliverde seguía en lo suyo, el peliazul hizo una señal silenciosa para que continuara la grabación mientras él iba junto a los recién llegados

- lo siento tanto, Franky- mencionó Doflamingo, aun cubriendo la boca del pelinegro

- ¿y éste quién es?- preguntó curioso el que parecía llamarse Franky, llevándose sus gafas hacia arriba de la cabeza para mirar al pecoso de arriba hacia abajo

- se llama Ace- respondió el rubio con una siniestra sonrisa- vino a hacer un casting  para la vacante

- ya veo, ya veo- se rascó el mentón y volvió a escanear al pecoso, quien no dejaba de moverse y dar manotazos sobre el rubio, tratando de liberarse

- señor Franky- les interrumpió una chica- Zoro y Sanji han terminado

- bien. Prepárense para otra toma- y sin molestarse en pedir permiso, Franky se echó al hombro al pecoso y caminó hasta la cama donde estaban los otros dos, quienes lo miraron confusos

- ¡Espere un momento! ¡Es un mal entendido!- trató de replicar el pelinegro, mas el otro parecía no estarlo escuchando siquiera

- bien chicos, este es Ace. Está a prueba- explicó el peliazul, arrojando al nombrado sobre la cama- Es todo suyo… ¡sigan filmando!- ordenó Franky en voz alta, a lo que todos tomaron su posición y fijaron  miradas, cámaras y micrófonos a los tres sobre la cama, poniendo al pecoso más nervioso

- así que Ace- pronunció malicioso el peliverde- a juzgar por su cara, diría que es la primera vez que hace algo así- le dirigió una mirada cómplice a rubio, y éste, como si hubiera captado un mensaje, asintió y llevó sus manos al pantalón del pelinegro, comenzando a desabrocharlos

- ¿qué….?- con el rostro más que sonrojado, Ace intentó detenerle, pero el peliverde le sujetó por la espalda, impidiéndole todo movimiento- ¡suéltame!

- parece que quieres jugar a hacerte el rudo- le habló el peliverde a la oreja, causándole un escalofrío y un poco de confusión que éste aprovecho para sacarle la camisa antes de volver a sujetarlo

- oh, ¿qué tenemos aquí?- el rubio, quien ya se había deshecho de sus prendas inferiores, sujetó su miembro y comenzó a masajearlo- no creo que te hayas tocado aquí hace mucho- dijo al ver lo rápido que crecía aquello entre sus manos. Cuando estuvo lo suficientemente duro, el rubio se inclinó hacia él para comenzar a pasear sus labios y lengua en la piel del pecoso, iniciando desde la base del cuello, para luego ir bajando por su pecho hasta llegar al vientre, en donde se apartó unos segundos para luego tragarse su hombría de un solo bocado.

- esp… ahh- un placentero escalofrío recorrió su espina dorsal al sentir aquella tibieza envolviendo su entrepierna; pero la sensación se volvió aun más deliciosa cuando el rubio comenzó a subir y bajar por ella a la vez que su lengua empujaba y se enrollaba a su alrededor.

- es muy bueno, ¿verdad?- murmuró el peliverde a oídos de Ace- la lengua del cejas de sushi hace maravillas

- ¿a quién llamas cejas de sushi, marimo mierdoso?- pronunció molesto el rubio, dejando la felación

- ¡Corte!- gritó el peliazul por un pequeño megáfono- ¡Zoro, Sanji, les he dicho miles de veces que no discutan frente a las cámaras!- los recién nombrados se miraron con odio unos segundos para luego desviar sus miradas hacia otro lado- ¡bien, sigan filmando!- y tras decir eso, la cinta corrió una vez más.

El rubio volvió a inclinarse sobre la entrepierna de Ace, devorándola al instante mientras el peliverde jugaba con sus labios en su cuello, subiendo por su rostro hasta alcanzar sus labios. Ya para esos momentos el pecoso había perdido la voluntad de resistirse, pues la excitación reemplazaba lentamente su cordura. Sus labios dieron paso a la lengua del otro, dejándola moverse y chocar salvajemente con la suya con tanta intensidad que, por un momento, sintió que se ahogaba. Las gotas de sudor comenzaron a escapar de cada uno de sus poros, el calor en su cuerpo se hacía cada vez más insoportable, pero al mismo tiempo su cuerpo temblaba, seguramente porque estaba ansioso de terminar. Sus caderas se mecieron lentamente en un principio, pero conforme pasaba el tiempo, su vaivén golpeaba cada vez con más fuerza la garganta del rubio, quien gemía en voz baja mientras veía a los otros dos.

Pronto, la semilla del pecoso se encontraba inundando la cavidad del rubio, quien apartó su rostro lentamente, dejando resbalar la viscosa y blanquecina sustancia por su lengua hasta la entrepierna de Ace, la cual comenzó a bajar hasta llegar a la sábana. Apenas había tenido tiempo de reponerse cuando el peliverde lo empujó por la espalda, dejando su rostro y pecho pegados al colchón mientras su parte trasera se mantenía sobre sus rodillas. Los brazos del pecoso terminaron sujetos tras su espalda por una de las manos del otro, mientras que la otra se paseaba descaradamente por su espalda y glúteos. El rubio se acomodó debajo de él y colocó su erección frente la atónita mirada del pecoso, quien, a pesar de saber lo que se proponía, se resistió un poco hasta que el rubio tuvo que empujar su miembro en la garganta del otro. Al ver que su resistencia flaqueaba de nuevo, el peliverde soltó sus brazos y utilizó sus dos manos para sujetar sus nalgas y separarlas ligeramente hasta tener una vista perfecta de su entrada.

- vaya chico, ¿a caso eres virgen?- pronunció el peliverde con morbo al ver su entrada contrayéndose ante su mirada- en ese caso, será todo un placer- su lengua bajó hasta la entrada del pelinegro y se paseó sobre ella antes de entrar y salir de su interior, causándole al pecoso espasmos en todo su cuerpo a la vez que su hombría comenzaba a despertar otra vez. Su interior se contraía deliciosamente con cada lamida que daba el peliverde a la vez que sus gemidos se ahogaban con cada embestida que daba el rubio en su boca- ya no aguanto…- el peliverde se arrodilló tras Ace y apuntó su miembro a la entrada, dando suaves embestidas sin llegar a penetrarle

- ¡un momento cabeza de alga!- reprochó el rubio- ¿qué crees que estás haciendo?

- ¿qué parece que hago, idiota?- respondió el otro de igual forma, sin dejar su labor- voy a metérsela…

- ¡no te atrevas! ¡El placer de sentirte dentro es sólo mío!- el peliverde le miró con sorpresa, y tras darse cuenta de lo que acababa de decir, el rostro del rubio cambió a un intenso rojo que lo invadió hasta las orejas

- ¡Corte!- volvió a gritar el peliazul- ¿qué no pueden acabar una escena sin discutir? ¡y tu Zoro, termina de tirarte a ese tío!

- espera Franky- intervino Doflamingo, quien se había mantenido como espectador hasta ese momento- tengo una idea…

- ¿ah? ¿Qué idea?

- trae a Marco

- oh, ya entendí. Esa es una SUPER idea- con megáfono en mano, habló a los presentes- ¡que alguien traiga a Marco!- la gente comenzó a moverse, pues sabían que no podían perder mucho tiempo. Unos minutos más tarde, un rubio de mirada un tanto indiferente entró a la habitación, siendo escoltado por dos camarógrafos

- ¿me llamaba para algo, señor director?- preguntó el rubio perezosamente

- quiero que nos ayudes con algo- le dijo Franky mientras le abrazaba por los hombros- verás; Ace, Zoro y Sanji no pueden terminar la escena porque el rubio se nos ha puesto quisquilloso en último momento, ¿crees que puedas hacer algo?

- ¿Ace?- Marco llevó su mirada hacia donde estaban filmando; el rubio miraba con reproche a Zoro, quien hacía todo lo humanamente posible por mantener alejados sus instintos; su cuerpo se estremecía de ansiedad mientras sus manos se aferraban con fuerza a las caderas de un pelinegro, quien, al ser el único que no conocía, supuso que era el nombrado Ace- de acuerdo…- sin esperar más indicaciones, el rubio caminó hacia aquella cama, desnudándose en el camino.

Las miradas de los presentes permanecieron atentas a cada movimiento suyo; Marco le susurró algo al oído al peliverde y éste se apartó inmediatamente. En cuanto el rubio dio la señal, la filmación rodó por tercera vez; las lentes permanecían enfocadas a los cuatro cuerpos desnudos sobre la cama. Marco tomó el lugar del peliverde sobre el colchón y, tras estimularse debidamente con una mano, penetró al pelinegro, quien lanzó un grito de dolor al sentirse invadido por primera vez. Mientras el vaivén del rubio iba lento y profundo dentro del pecoso; Zoro había tomado a Sanji por el brazo, quedando tendido en otro extremo de la cama, con el rubio sobre él. Sus cuerpos comenzaron a moverse ansiosos por sentirse entre ellos, frotando sus hombrías entre sí a la vez que sus bocas se unían en un ardiente beso.

- me encanta cuando te pones celoso- dijo el peliverde con sorna a su acompañante

- cállate idiota. No estaba celoso- pero hasta él mismo sabía que estaba mintiendo; todos en el set se habían dado cuenta de que, en algún punto, su trabajo se había convertido en algo más- Zoro… hazlo ya…

- no, no. Esta vez te toca a ti- mordió una última vez sus labios antes de obligar al rubio a sentarse sobre sus caderas. Sin pensárselo dos veces, Sanji sujetó el miembro del otro y lo dirigió a su entrada, auto penetrándose hasta quedar totalmente sentado sobre él. Las caderas de ambos comenzaron a moverse, tocando en el punto más sensible del rubio, quien comenzó a gemir a viva voz, olvidándose del lugar en donde estaban y de las miradas entrometidas que se mantenían sobre ellos, incluso del otro par que estaban sobre el mismo colchón.

Marco salió del pelinegro completamente y giró su cuerpo, de tal forma que su espalda quedara pegada a las sábanas y su rostro quedara expuesto ante sus ojos. Las lágrimas escapaban por los oscuros ojos de Ace, causándole al rubio una pequeña incomodidad en el pecho. Tratando de ignorar esa sensación, el rubio colocó las piernas del pecoso alrededor de sus caderas y volvió a entrar en él, esta vez con más cuidado, para después retomar las embestidas. Las manos del pelinegro se aferraban desesperadas a las sábanas y sus músculos se ponían cada vez más rígidos, causándole un dolor casi insoportable, haciendo que sus lágrimas se volvieran más abundantes.

- relájate- le pidió Marco en voz baja al acercarse a su rostro- te dolerá más- con sus dedos, el rubio retiró las lágrimas de sus mejillas y colocó sus labios sobre los del contrario, tratándole de transmitir un poco de calma. Ace se fue relajando poco a poco, a tal punto de corresponder el beso; soltó las sábanas y pasó sus brazos alrededor del cuello del rubio, dejando que éste explorase libremente su cavidad. Al sentir su cuerpo más relajado, Marco retomó las embestidas, consiguiendo al fin escuchar la voz de placer de la garganta del pecoso- ¿qué estás haciendo aquí?- le preguntó al oído, pues no quería que los micrófonos captasen su conversación

- no… no lo sé…- respondió Ace de igual manera, escondiendo su rostro entre el cuello del otro- yo… sólo…

- ¿llegaste por error?- sintió al pelinegro asentir levemente- me lo suponía. No pareces de los tipos que disfruten hacer esto por dinero- dio una profunda estocada, haciendo gemir al contrario cada vez más fuerte- no te preocupes, en cuanto terminemos, te sacaré de aquí…- besó tiernamente su mejilla antes de retomar el intenso vaivén.

Los crujidos de la cama mezclados con los intensos gemidos de sus ocupantes bastaron para calentar a más de uno en el estudio. Unos minutos más tarde, cuando el calor era tal que casi podía tocarse, un último y gutural gemido grupal estremeció las paredes a la vez que el orgasmo de los activos se vaciaba en el interior de los pasivos. Las cámaras se enfocaron en el rostro de éstos último, bajando por toda su anatomía hasta llegar al sur, donde capturaron la imagen del semen escapando de los cuerpos de ambos.

- ¡Corte!- gritó por enésima vez Franky- ¡se queda! ¡¡Lleven la cinta a la sala de edición!- se escucharon algunos aplausos en el estudio a la vez que los camarógrafos salían con las cincas como si se tratasen del  más preciado tesoro.

- parece que aprobó- comentó Doflamingo al peliazul mientras reía- incluso a mí, fufufu~ curioso, Franky volteó a verle, dándose cuenta del bulto que se formaba en los pantalones de su jefe- ¿dónde está Croco-chan?

- en la habitación 804. Ya debe haber terminado

- en cuanto se duche, dile a Ace que el puesto es suyo…

*****************************

Algunas semanas más tarde…

Como hacía después de terminada su jornada escolar, Ace se despidió calurosamente de sus amigos, y tras asegurarse que no había nadie sospechoso rondándole, salió de la universidad. Pero, como si le espiara, y no dudaba que lo hiciera, un rubio salió de improviso tras dar la vuelta en una esquina, asustándole un poco.

- ¡no aparezcas de la nada, Marco!- le reprochó Ace con un puchero

- perdón, no quise asustarte- el rubio abrazó protectoramente al pecoso y le plantó un beso en la frente, haciendo que éste se sonrojase- por cierto, ¿quién era esa chica de quien te despedías?

- ah, es Vivi- respondió sonriente, pero su alegría desapareció al ver el cierta molestia en el rostro del rubio- es una amiga- aclaró y se levantó sobre las puntas de sus pies para poder alcanzar los labios de su ahora novio, mas una molesta voz llegó a sus oídos

- ¡Marco~chan! ¡Ace~chan!- tras canturrear sus nombres, hizo sonar el claxon del auto hasta que los recién mencionados voltearon. Frente a ellos había una lujosa limusina negra, y de ella bajó el estrafalario rubio de abrigo rosado, saludándoles enérgicamente con una mano- ¡los he estado buscando!- con una mirada más que enojada, Marco tomó de la mano a Ace y empezó a avanzar en sentido contrario del rubio- ¡espera Marco! ¡Tienen que volver a la compañía! ¡Tenemos un contrato, ¿recuerdas?!

- tal vez yo tenga ese contrato, pero Ace no- explicaba sin detener sus pasos- además, si se llegase saber en su universidad que tiene ese tipo de trabajos, lo expulsarían

- vamos Marco, son sólo unas cuantas cintas. Ya te prometí que nadie más que tú puede tocarlo, ¿qué más quieres?

- quiero que lo dejes en paz

- no seas cruel Marco~chan- dijo en falsa tristeza- sabes que el sexo es más placentero cuando se hace con amor, tanto para el que lo practica como para el que lo observa… si Ace~chan no está involucrado, no sería lo mismo…

- NO- volvió a decir el rubio mientras se giraba a ver a Doflamingo- no voy a compartirlo con nadie…

- ¡pero no lo estarías compartiendo!- Marco enarcó una ceja, confuso- las cintas no son para que los miren, sino para dejarles en claro a todos que Ace te pertenece…

- ¡no trate de torcer la palabras, viejo!- le gritó el pecoso a Doflamingo- ¡es obvio que lo que quiere…!- sin embargo, sus palabras se vieron interrumpidas cuando su novio lo levantó por la cintura y lo cargó cual princesa en sus brazos mientras seguía a Doflamingo- M… Marco… ¿qué haces?- el rostro se le puso pálido al ver la determinación reflejada en los ojos del rubio. La puerta de la limusina se abrió, dejando que Marco lo arrojase a su interior para luego entrar él y cerrar enérgicamente la puerta.

- oi, Usopp- llamó Doflamingo a uno de sus asistentes- espero que traigas una cámara

- ¡por supuesto!- y mientras la limusina se ponía en marcha, la cámara comenzó a grabar lo que pasaba dentro de esa limusina…

The End

Notas finales:

hasta futuros capitulos


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