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Síndrome de Estocolmo por Krad_Elric

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Notas del capitulo:

SPOILER ALERT

 

Éste capitulo contiene spoilers de la película "Road to ninja" así que si no quieren ser spoileados absténganse de leer.

Al fin el AU se presentará en todo lo que da, así que considerense advertidos.

La lluvia había parado después de haber caído toda la noche. Un pequeño rayo de luz se filtró entre los barrotes y el cristal de la pequeña ventana en lo alto del muro tocando el rostro del rubio.

 

Sus orbes se abrieron rápidamente brillando en un azul intenso ante el fulgor del sol. Sus pupilas se contrajeron y soltó un gruñido llevándose las manos a la cara para cubrirse.

 

Lentamente giró sobre el colchón hasta darle la espalda al molesto brillo; parpadeó un par de veces y observó mejor el lugar al que había llegado la noche anterior.

 

La habitación era completamente gris, hecha con bloques de concreto. El suelo estaba cubierto de tierra y lodo. El techo era de tablones de los cuales algunas gotas de agua se desprendían hasta caer en los pequeños charcos esparcidos por doquier.

 

Se empujó con una mano para incorporarse dándose cuenta de que sus manos habían sido liberadas. Bajó la mirada y observó que sus pies también estaban desatados.

 

Se puso de pie sobando sus muñecas lastimadas por la presión de las ataduras.

 

Estaba solo.

 

¿Lo habían desatado y dejado solo?

 

Caminó unos pasos sujetándose el estomago hasta llegar a la mesa donde había un par de contenedores y una nota.

 

“Volveré pronto.

 

Hay comida y agua en la mesa. “

 

¿De qué se trataba todo esto?

 

Primero era un rehén y ahora lo trataban como un invitado. Su ceño se frunció ante la falta de congruencia de lo que estaba pasando. Trataba de dar con lo que planeaban hacer, siempre había sido muy perspicaz en todo momento y podía entender las cosas sin necesidad de que le fueran explicadas, pero nada de esto tenía sentido.

 

Se apresuró y regreso hasta el muro con la pequeña ventana poniéndose de puntas para ver a través.

 

Tenía barrotes y algunas capaz de cristal sucio y cubierto de polvo en las orillas. Tomó la silla que estaba frente a la mesa y la acomodó debajo de la ventana subiéndose en ella para poder observar mejor.

 

Se veía el pasto verde y parte de lo que lucía como una laguna.

Las cadenas comenzaron a chocar contra a puerta. Habían regresado.

 

Naruto se bajó rápidamente de la silla mareándose en el acto, sujetó firmemente el respaldo y esperó a que la puerta fuera abierta.

 

Dos enmascarados entraron cargando a un tercero.

 

El de la mascara de los tres ojos.

 

Naruto aprovechó que estaban ocupados y con toda la fuerza que tenía golpeó con la silla al de la mascara con un circulo rojo entre los ojos, derribándolos contra el suelo.

 

Comenzó a correr por un túnel mal construido de madera hasta llegar a una reja cerrada. Todo en completa obscuridad. El rubio se lamentó. Estuvo tan cerca de escapar…

 

El tercer sujeto enmascarado lo tomó por el cabello y lo golpeó contra las rejas. Naruto giró y en un rápido movimiento derribó al enmascarado, pero epentinamente sintió como su carne se rompía bajo la gasa, seguramente ese esfuerzo había hecho que los puntos se abrieran nuevamente. Contuvo un gruñido y se encorvó debido al dolor llevándose ambas manos al estomago. El enmascarado se puso de pie y colocó un cuchillo en el cuello de Naruto obligándolo a enderezarse.

 

- Cometiste un error, pendejo – nuevamente lo tomó por el cabello y ambos comenzaron a regresar hasta la habitación.

 

El enmascarado del circulo rojo removió la gruesa chaqueta negra del enmascarado de los tres ojos para ver como la piel blanca de su colega estaba cubierta por moretones y heridas sangrantes sin mencionar una herida de bala en costado derecho.

 

 

- No te mueras, resiste amigo – pedía el sujeto nervioso sin saber bien que hacer.

 

El enmascarado de los tres ojos giró un poco el rostro para observar como Naruto estaba siendo golpeado incansablemente por el otro tipo.

 

El de la mascara de espiral y un ojo.

 

 Estaba muy mal herido, sólo quería ponerse de pie y matar a su compañero por ponerle las manos encima a Naruto, pero no pudo.

 

Su cabeza se tambaleó un poco y se recostó nuevamente sintiendo el sopor cubrir su juicio.

 

- ¡Déjalo y ayúdame!, se está muriendo y no se que hacer – gritó el enmascarado del circulo rojo nervioso.

 

Naruto apenas podía respirar debido a que no quedaba aire en sus pulmones, había cubierto su herida con sus piernas y su cuerpo pero ese tipo realmente golpeaba fuerte.

 

Estaba casi seguro que le había roto algo sin mencionar que le había reventado el labio inferior y sentía la mitad de la cara dormida.

 

Creyó que el sujeto de los tres ojos trabajaba solo, ahora que eran tres las cosas se complicaban mucho más para él.

 

Se preguntaba cuánto más iba a resistir antes de que lo mataran a golpes.

 

Soltó sus piernas liberándose de la posición en bolita que había adoptado para proteger su herida. Observaba como un enmascarado trataba de sacar la bala del cuerpo de su amigo mientras el otro simplemente estaba parado.

 

No podía evitar sentirse contento. Ojalá se muriera.

 

Repentinamente el sujeto del circulo rojo lo levantó un poco para acomodarlo bien sobre el sofá y los ojos de Naruto se posaron en su estomago desnudo.

 

El aire se le fue completamente y sus ojos se abrieron como platos, la sonrisa se deformaba hasta convertirse en una mueca torcida.

 

No podía ser.

 

- No… - soltó el rubio abrazándose a sí mismo en el colchón.

 

 

 

 

 

Sakura estaba sentada en el aula de espera; Sasuke había entrado a cirugía hace ya un par de horas.

 

Sai volvía de la cafetería con tres vasos de café, uno para él, uno para Sakura y uno más para el padre de Sasuke.

 

El doctor había dicho que debido al tiempo que había estado bajo la lluvia con las heridas abiertas, el pelinegro estaba muy grave.

 

“Haremos lo posible por salvarlo, pero su condición es critica… Debe entender eso”

 

Cada fractura, cada herida y cada gota de sangre perdida no eran suficientes para quitar de su mente lo único que le importaba.

 

Naruto.

 

Estaba inconsciente sobre la mesa de operaciones; al caer contra el cemento su cabeza impactó con fuerza ocasionándole una fractura parietal superficial. Tenía una pierna y dos costillas rotas; sin embargo su mente estaba centrada en una sola idea. Debía encontrarlo, no se podía morir, no hasta tenerlo entre sus brazos.

 

El electrocardiograma comenzó a sonar, estaba entrando en paro.

 

Quizá sus esperanzas se iban a quedar en un lastimero deseo sin cumplir…

 

 

 

 

Hacía mucho tiempo que Naruto no se enfrentaba a los fantasmas de su pasado. Siempre trataba de ocultar aquellos días de profunda tristeza y soledad muy dentro de sí.

 

¿Podría ser que su mente le estuviera jugando una mala treta nuevamente?

 

- No es él, no es él, no es él – se repetía una y otra vez abrazándose con fuerza sin separar los ojos de las piernas sobresalientes del sofá.

 

Ya antes había pasado por eso, había sido tanto su deseo de volver a verlo que su mente consciente había creado el holograma perfecto para calmar esa necesidad; sin embargo, sólo era eso.

 

Su imaginación.

 

- Está muerto, está muerto – estrujaba con excesiva fuerza su cuerpo.

 

Un desgarrador grito se escuchó. Al parecer el tipo estaba sufriendo mucho.

 

- ¡Tranquilo, no te muevas ya casi sale! – pedía el enmascarado del circulo rojo introduciendo unas pinzas en el costado de su amigo.

 

Naruto soltó el agarre y lentamente se puso de pie.

 

Las memorias regresaban a él y las lagrimas se hicieron presentes.

 

 

“ Tu hermano está muy grave. Cuándo lo veas, tienes que decirle lo mucho que lo quieres. ¿Entiendes chiquito? - Pedía su madre con los ojos llenos de lagrimas sosteniendo una sonrisa mal formada.

 

La puerta fue abierta y Naruto entró dando pequeños pasitos sin saber por que otra vez su hermano estaba en el hospital; al ver que su gemelo estaba en la cama cubierto de tubos y aparatos se soltó de la mano de su mamá y corrió hasta él.

 

Sujetó su mano de tono un poco más blanco y la puso contra su mejilla, sus lagrimas mojaban las blancas sabanas.

 

Era pequeño, pero a pesar de eso sabía lo que estaba por suceder.

 

Naruto estaba tan concentrado mirando a su hermano dormir que no se dio cuenta cuando su padres salían un momento de la habitación.

 

Una lagrima cayó sobre la mano de su hermano y éste abrió los ojos mostrando un azul tan intenso como el de los de Naruto.

 

- Hola – liberó débilmente el rubio recostado sobre la cama.

 

- Hola – dijo con una mueca de tristeza el pequeño Naruto.

 

No soportó más y con dificultad subió a la cama siendo cuidadoso de no jalar ningún cable o tubo.

 

- Ya ponte bien, no me gusta verte así – pedía el rubio sollozando.

 

- Te prometo que esta va a ser la última vez que me enfermo – respondió el pequeño en la cama golpeando con un dedo la rodilla de Naruto.

 

 

 

Fuera de la habitación Kushina rompía en lagrimas ante la desesperación que sentía de no poder hacer nada por su hijo. Minato la abrazaba y se tragaba todo el dolor que sentía, debía ser fuerte por ella, por Naruto y por toda la familia.

 

- ¡Me estoy volviendo loca, siento que la vida se me va de las manos! – gritaba en el pecho del rubio mayor, ya habían sido años desde que se portaba fuerte por sus hijos, pero ahora que todo estaba llegando al limite no podía resistirlo más.

 

- Debes ser fuerte, no puedes dejarte caer – la garganta de Minato se cerraba cada vez más y sus ojos se llenaban de lagrimas, no soportaba verla tan mal.

 

- Si se muere yo me muero con él – se aferraba al pecho del rubio.

 

Minato no soportó más y la alejó de él mirándola con un poco de resentimiento.

 

- No puedes ser tan egoísta, aún estamos Naruto y yo, piensa en como nos dejarías –

 

- ¡Es mi hijo! – gritaba fuera de sí, ¿Por qué no podía entender?

 

- ¡También es mío!, pero no podemos dejarnos rendir, tenemos otro hijo que depende de ambos. Sabíamos que todo esto pasaría, sólo era cuestión de tiempo para que – sus palabras fueron frenadas por un fuerte golpe.

 

Kushina trataba de procesar las acidas palabras de Minato.

 

¿Acaso le pedía que lo dejara ir aún estando vivo?

 

- No malinterpretes Kushina, yo… -

 

- Ya no digas nada –

 

 

 

Naruto le cantaba a su hermano para que pudiera descansar, sus lagrimas aún no paraban y sus brazos cada vez se cerraban con más fuerza alrededor del cuerpo de su gemelo.

 

- Naruto, hagamos una promesa – pedía el pequeño respirando con dificultad.

 

- Lo que quieras –

 

El pequeño recostado en la cama se levantó con mucho pesar para mirar a Naruto a los ojos.

 

- Prométeme que siempre vamos a estar juntos sin importar lo que pase – dijo levantando una mano en el aire dejando ver el catéter que llevaba puesto.

 

- Para siempre – selló Naruto el pacto estrujando su mano con la de su hermano y dándole un fuerte abrazo.

 

Su corazón se había parado, Naruto sentía el cuerpo de su hermano pesado y su agarre cada vez más débil.

 

Su madre y su padre entraban corriendo sumamente alterados.

 

Kushina gritaba desesperada mientras Minato llamaba a algún doctor, y Naruto miraba a su hermano inconsciente ser alejado de él para siempre. “

 

 

Ese día fue el último en el que su familia estuvo junta. Kushina y su hermano desaparecieron y dejaron en su lugar una profunda y turbia neblina que rápidamente se tragó la razón del rubio.

 

Hasta hoy.

 

El rubio se llevó una mano al estomago justo donde estaba su tatuaje.

 

Un símbolo que él y su hermano habían dibujado cuando eran niños que representaba una atadura mutua.

 

Un sello que Naruto había marcado en su cuerpo cuando comprendió que sin importar donde estuvieran siempre estarían juntos.

 

Un tatuaje que vio en el estomago del enmascarado.

 

Apresuró sus pasos para enfrentarse a la fuerza del destino. Recostado estaba aquél que una vez creyó muerto y por el cual corría su misma sangre.

 

Aquél al que le había jurado estar por siempre a su lado.

 

- Menma – soltó Naruto sintiendo como el aire se le iba y la sangre se agolpaba en su cabeza.

 

Se sujetó del respaldo del desgastado sillón sin cerrar los ojos observando fijamente su rostro.

 

Las mismas facciones, los mismos ojos azules, el mismo tatuaje…

 

Menma observaba a Naruto fijamente a pesar de que su cuerpo tenía espasmos debido al dolor que le causaba la extracción de la bala. 

 

No estaba en sus planes ser descubierto por Naruto, pero ahora que sabía quién era quizá las cosas iban a ser más fáciles.

 

Naruto caminó hasta quedar de frente a su hermano y lo tomó por el rostro aún incrédulo, sus ojos se llenaban de lagrimas y sus dedos palpaban con cuidado la piel húmeda y blanquecina.

 

Menma soltó una sonrisa torcida y con brusquedad atrajo por el cuello a Naruto abrazándolo con un brazo.

 

Naruto lentamente correspondía el abrazo sintiendo como la respiración de su hermano era rápida y su cuerpo se contraía de vez en cuando.

 

Eran muchas emociones que no sabía cuál digerir primero.

 

Su captor, el que lo acosaba, el que lo golpeaba y el que lo obligó a dejar a Sasuke en el piso era su hermano.

 

- Aléjate de él, idiota – gritó el enmascarado con el espiral tomándolo por la playera y arrojándolo contra el piso.

 

Menma soltó un gruñido al sentir las pinzas entrar más profundo.

 

- N-no… le ha-agas na-ada Gaara…  - pedía entrecortadamente el ojiazul al ver a Naruto contra el piso.

 

El enmascarado del espiral se detuvo al escuchar su nombre; ahora el rubio sabía su nombre.

 

El otro enmascarado removió la porcelana de su rostro sin importarle que Naruto viera su identidad. En su rostro se notaba la preocupación.

 

Menma le importaba.

 

Presionó las pinzas y sacó un trozo de la bala, al parecer al entrar se había fragmentado.

 

- Necesita un hospital – decía el chico de cabello recogido como palmera.

 

- Estúpido Menma, estúpido Shikamaru, malditos idiotas – decía el tal Gaara caminando erráticamente por la habitación.

 

- No podemos salir de aquí, nos están buscando y también a éste imbécil – decía con asco mirando al rubio.

 

Naruto no prestaba mucha atención a lo que el enmascarado decía, miraba a su hermano. Había cambiado mucho, casi como él, sólo que sus facciones eran ligeramente más finas y su cabello estaba pintado de negro.

 

Menma miraba de igual forma a Naruto, lo había visto antes pero hasta ahora podía admirarlo, estaba ahí con él al fin.

 

- Después de tenerte m-me voy a-a morir – trató de sonreír pero no lo consiguió.

 

Naruto estaba muy confundido, pero todas sus conjeturas, juicios y pensamientos eran eclipsados por el hecho de estar mirando a su hermano con vida.

 

- Tienen que llevarlo, no pueden dejar que se muera – le pedía Naruto al sujeto de pelo recogido.

 

- ¡Cierra la boca! – gritaba el enmascarado sin saber que hacer.

 

- Se está desangrando – hablaba Shikamaru cubriendo con las escasas gasas la herida de Menma.

 

- ¿Cómo vamos a salir de aquí, a donde lo llevaremos?, no tenemos dinero para pagar un hospital, además de que nos pueden encontrar –

 

A pesar de ser el mas rudo no podía evitar sentirse desesperado, él también quería salvar a Menma.

 

- Yo, yo sé como – decía Naruto levantándose y sujetándose el estomago.

 

Gaara lo miro y estaba a punto de golpearlo cuando Naruto comenzó a hablar.

 

- Tengo seguro médico y algo de dinero en el banco, podemos hacer pasar a Menma por mi – respiraba agitadamente el rubio mientras miraba la mascara de espiral.

 

Un grito ronco se escuchó, el cuerpo del pelinegro perdía sangre muy rápidamente. Las gasas escurrían y los espasmos no paraban.

 

 

Debían tomar una decisión, el enmascarado finalmente comenzó a quitarse la mascara revelando a un pelirrojo de mirada tétrica.

 

- Prepáralo para salir – dijo arrojando la mascara al sofá dirigiendo su mirada hacia Shikamaru.

 

Naruto inmediatamente tomó a Menma por un brazo y con la ayuda de Shikamaru comenzó a levantarlo con cuidado.

 

- ¿A dónde crees que vas? – dijo Gaara intentando intimidar al rubio.

 

- Tengo que ir,  prometo no escapar – dijo aguantándose el dolor que sentía en el estomago al cargar con el peso de su hermano.

 

- ¿Crees que soy estúpido? –

 

- Déjalo ir – pidió Menma aferrándose a los hombros de su amigo y su hermano.

 

Naruto cumpliría su palabra. Gaara clavó la mirada en el rubio y con fastidio accedió.

 

Por supuesto que no le iba a quitar la vista de encima. Si intentaba algo lo asesinaría, ya antes lo había intentado, con Menma imposibilitado todo sería más fácil.

 

- No podemos ir al hospital donde está tu padre, tendremos que salir de la ciudad – dijo quitándose la chaqueta negra dejando su torso desnudo sacando una camisa de color rojo de una maleta negra.

 

Era verdad, si iban al mismo hospital seguramente le informarían a las autoridades sobre Naruto, sin mencionar que ya era conocido.

 

- Son dos horas de viaje hasta el otro hospital, no resistirá – decía Shikamaru envolviendo la herida con las últimas vendas que quedaban.

 

- Tienes que resistir – sentenció el pelirrojo clavando la mirada en el ojiazul de pelo negro.

 

- Cámbiense los dos, debemos darnos prisa – decía dirigiéndose a Naruto y a Shikamaru.

 

El rubio se quitó la sucia playera que llevaba usando días y se puso la chaqueta negra  de Gaara, debía lucir  de igual forma que Menma por si tenía que hacer algún cambio con él, mientras Shikamaru se ponía una playera de color negro.

 

El camino iba a ser muy largo, pero no podía perder a su hermano otra vez.

Notas finales:

A partir de aquí las cosas van a cambiar mucho y se van a torcer, supongo que algunos ya intuyen que sucederá, así que les agradecería me dijeran que opinan de la historia hasta ahora.

 

Espero sus reviews, y nos vemos hasta el próximo capítulo.


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