Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

UN RETO JUNTOS por miau

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaaaa, eh aqui un nuevo capitulo.

Aunque es un capitulo mas de enlace, espero que lo disfruten.

CAPITULO XII: Lo difícil de tratar con un padre/suegro. 

 

Apenas llegaron a la casa del señor Misaki, Tom fue a dar a la habitación de visitas de la casa, habitación que anteriormente había sido la suya cuando vivía con su papa.

 

El señor Misaki dejo que Oliver llevara y acostara a su hijo en la cama. Cuando su hijo estuvo acostado el mayor se retiro discretamente diciendo que iría a preparar el té.

 

El capitán japonés se sentó en la cama y veía con ojos brillantes a su castaño esposo. Tom al verlo así sonrió y se aproximo a su esposo para echarse en su pecho a lo que Oliver lo recibió y acerco a su cuerpo ciñéndolo por la cintura.

-          Te amo. Me has hecho el hombre más feliz del mundo.

-          Olí… Yo también te amo.

Se quedaron ahí un momento en un silencio muy cómodo.

Poco a poco el castaño cerraba los ojos hasta que finalmente los cerró para dormir tranquilamente. Al ver a su esposo dormir el pelinegro sonrió y dándole un beso en su cabeza lo dejo en la cama para que descansara. 

 

 

El padre de Tom tomaba el te que preparó cuando vio a Oliver salir de la habitación de su hijo e invito a su yerno a tomar el té con él.

-          Después de tanta presión, el té es lo mejor.

-          Gracias señor Misaki – El pelinegro estaba un poco nervioso.

-          Oliver, eres prácticamente un hijo para mi, mas específicamente mi yerno; ya va siendo hora de que me llames padre ¿no?

Oliver casi suelta su taza, él pensaba que su suegro le pediría un informe detallado de cómo es que Tom estaba embarazado. El pelinegro ya se veía prometiendo de rodillas que se haría cargo de Tom y su hijo y tratando de ganarse, nuevamente, la simpatía del padre de su esposo; pero para su sorpresa el señor Misaki parecía muy tranquilo y no dispuesto a pedir ninguna explicación.

-          Señor Misaki – el mayor le lanzo una mirada de advertencia – amm… oto-san (padre).

-          Dime Oliver.

-          Le agradezco que haya tomado tan bien nuestra relación y haber aceptado a nuestro hijo, se que estará algo confundido, así que si quiere que le explique algo…

-          Mi hijo es muy feliz a tu lado, lo note desde el primer momento, así que mientras el sea feliz lo demás no importa – miro con cariño al pelinegro – Respecto a mi nieto, realmente no me importa como haya pasado. Ciertamente me parece que todo es increíble; pero igualmente me siento muy contento con eso, es decir, voy a ser abuelo, abuelo. No se que hicieron y como dije no importa, lo importante es que van a tener un hijo y van a hacerme abuelo a mi – sonrió – aunque fue mas pronto de lo que preveía. Saben que cuentan conmigo ¿cierto?

-          Gracias… padre.

-          De nada querido yerno – Oliver se sonrojo ante lo dicho, pero le devolvió la sonrisa al señor Misaki. Esperaba que sus padres también se tomaran bien su relación con Tom.

 

 

Casi por la noche Oliver fue al departamento de Tom y saco un par de mudas de ropa para llevárselas a su esposo y que este se cambiara, pasó también por el hotel en que se estaba hospedando para cancelar la cuenta y sacar sus cosas. El castaño mayor le había ofrecido quedarse en su casa, cosa que el pelinegro había aceptado.

 

Ya de regreso en la casa de su suegro, Oliver fue inmediatamente a ver a su esposo.

Vio a su Tommy dormir y una sonrisa se poso en su rostro. Puso las cosas que había traído en una silla cercana y se acerco a la cama de su amado. Acaricio los cabellos castaños y, acercando su rostro a él, le beso la frente y aspiro el aroma que desprendía Tom; miro con cariño a su esposo y volvió a posar sus labios en su frente, para después pasar a besar traviesamente la nariz y finalmente darle un suave beso en la boca. Se acuclillo cerca de la cama y se quedo embelesado mirando a su esposo.

 

 

El señor Misaki llevaba en sus brazos unas mantas que había sacado del ropero de su habitación y con ellas iba rumbo al cuarto de su hijo. La finalidad de las mantas era por supuesto dárselas a Oliver para que durmiera con su hijo. Él sabia que iba a ser inútil pedirle al pelinegro que durmiera en otra habitación – además de que no tenia otra habitación – o que durmiera en el sofá; el pelinegro le insistiría en dormir con Tom, aunque fuera en el piso, además el que durmieran juntos era algo que debía ser natural para ellos, después de todo por algo se habían casado e iban a tener un hijo ¿no?

 

Cuando el padre de Tom ingreso a la habitación de su hijo, encontró al capitán japonés acuclillado cerca de la cama y acariciando los cabellos castaños de Tom. Sonrió, entendía los sentimientos de paternidad de Oliver, él también los había vivido cuando se entero que su hijo estaba de camino a este mundo.

-          Oliver.

-          Ah… Padre – el pelinegro se enderezo y miro al señor Misaki.

-          Ya es muy tarde, deberías de dormir ya – el menor pareció confundido, hasta que miro el reloj que colgaba en la habitación de Tom y se sorprendió.

-          No me había dado cuenta, lo siento.

-          No te preocupes. Ten – le alcanzo las mantas – se que querrás dormir con Tom y no me molesta. Solo espero que duerman tranquilos.

 El pelinegro se sonrojo.

-          Así será señor Misaki, quiero decir, padre.

El mayor asintió y deseándoles las buenas noches a ambos jóvenes, aunque el joven peli castaño ya estuviera dormido, salió de la habitación.

 

 

Oliver se acomodo al lado de su esposo y abrazándolo, se quedo dormido.

 

 

Nicole veía el video en su computador. A su lado un taza con café caliente le hacia compañía. Anotaba algunas cosas en una pequeña libreta y de vez en cuando tomaba un sorbo de su taza con café.

-          Desde todos los ángulos parece estar bien – miro con mas detenimiento el feto del computador y vio alguno de sus apuntes – parece estar mejor de lo que pensaba – frunció un poco el ceño y se puso a pensar en los síntomas de Tom.

 

Reviso un poco más el video y, a su parecer, no hallo nada más.

-          Creo que necesito una segunda opinión – se refregó los ojos – aunque los síntomas de Tom podrían ser porque su organismo no se acostumbro – esa pequeña frase le iluminó la cabeza – Si es así, entonces necesito examinar a Tom.

Habiendo llegado a esa conclusión, decidió que tendría que esperar a que los jugadores de futbol fueran el sábado al laboratorio, solo ahí podría examinar al castaño.

 

Miro el reloj que había en esa habitación, el pequeño estudio de su casa, y vio lo tarde que ya era. Medito un poco y volvió a su computador a pasar todos sus apuntes de papel a la computadora. Una vez que termino de pasar los apuntes guardo todo, incluido el video, en una carpeta a la que le puso una contraseña.

 

Satisfecha con su trabajo, Nicole fue a dormir.

 

 

El sol entro por las ventanas de la antigua habitación del joven Misaki y despertó a un pelinegro que abrazaba a un pelicastaño.

 

Oliver abrió los ojos y parpadeo un poco para acostumbrarse a la luz que le daba de lleno en el rostro. Levanto un poco la cara y pudo eludir los rayos de sol. Miro a su costado y una enorme sonrisa adorno su rostro.

-          Tommy – susurro suavemente.

-          Mmm – fue la respuesta que recibió del castaño, aun seguía dormido.

Atom volvió a sonreír y beso con suavidad la cabeza de su esposo. Su intensión no era despertarlo, él sabía perfectamente que su esposo merecía un descanso después de todo el ajetreo de ayer.

Miro el reloj que Tom tenía en su habitación: 7:00 a.m.

Aun era muy temprano y tenía la tentación de quedarse a dormir un poco más con su esposo; pero, para su desgracia, debía de viajar a España para, prácticamente, recibir el “merecido castigo” que se había ganado por ir a ayudar a su esposo.

-          Pero todo valió la pena – dijo antes de volver a besar a su esposo en la cabeza. En efecto él no se arrepentía de nada.

 

Sacó una toalla de entre sus cosas y se dispuso a salir de la habitación para buscar el baño y claro pedírselo prestado al dueño de la casa.

 

 

El señor Misaki escuchaba las noticias de la radio mientras preparaba el desayuno, algo típico, de no ser porque el mayor parecía casi bailar; bueno quien podía culparlo, él pensó que le costaría mucho tener un nieto o que en todo caso no lo tendría; pero oh milagro, su hijo estaba embarazado – vaya a saber como (miau: por Dios, si se lo explicaron)  pero lo estaba – y él iba a ser abuelo.

 

Tan contento estaba el futuro abuelo que, no noto cuando Oliver entro a la cocina, este levanto la ceja y puso cara de confusión ante la actitud tan alegre que proyectaba su suegro.

 

 

Oliver no quería interrumpir a su suegro pero debía de hacerlo, si es que quería saber donde estaba el baño.

-          Eh… Buenos días señor Misaki. 

-          Oh hijo. Buenos días – contesto tan contento, que resplandecía para luego poner una cara seria – te he dicho que me llames padre.

-          Ah… claro… Oto-san – el pelinegro parecía confundido pero con su respuesta su suegro volvió a poner su cara de resplandeciente felicidad.

-          ¿Qué se te ofrece hijo?

-          Ah… ¿me prestaría su baño? Es que me gustaría ducharme.

-          Claro, muchacho, faltaba mas.

-          Gracias… esto… ¿Dónde esta el baño?

-          Perdona hijo – se acerco a Oliver e indicándole con la mirada que lo siguiese lo llevo al baño – Puedes usarlo el tiempo que quieras.

-          Gracias – Oliver entro al baño para empezar con su aseo.

 

 

Tom salía de sus sueños. Al abrir sus ojos se fijo en el reloj

-          Siete y quince – se dijo con una somnolienta voz para después estirarse un poco, sin embargo; no logro darse el tan saludable estirón, pues su cuerpo parecía entumido y le dolía – duele – se quejó.

Fue en medio de su queja que se dio cuenta que no había nadie en su habitación

-          Y Oliver

Paso su vista por toda la habitación. Él juraba que Oliver había dormido a su lado, no por nada se había sentido tan cobijado y protegido en sus sueños. Ya con sus ojos más despiertos pudo notar el maletín que su esposo había traído la pasada noche. “Debe de estar en el baño” pensó mientras hacia ademan de levantarse.

Estaba por ponerse en pie cuando el peso de un cansancio que no conocía lo aplasto, casi obligándolo a regresar a la cama “Necesito un baño” fue la conclusión a la que llegó para después, casi arrastrándose, ir hacia la puerta para salir e ir a asearse.

 

Estaba por tocar la perilla cuando la puerta se abrió dejando entrar a un pelinegro que venia con una toalla atada a su cintura.

-          Oliver – El castañito se sonrojo apenas vio a su esposo.

En un segundo los ojos de Tom habían recorrido toda la silueta de su esposo y aunque aparto la mirada – más rojo que un tomate, cabe aclarar – la fisonomía de su esposo quedo grabada en sus pupilas para hacerle recordar que ya muchas veces había tocado cada musculo y claro que muchas veces habían sido uno solo. Se puso mas rojo aun al recordar lo ultimo “¿porque me sonrojo si yo ya… lo he visto así tantas veces?”.

-          Tom – El pelinegro sonrió al ver a su esposo con las mejillas tan rojas, él ya sabia que por mucho que pasase e hiciesen Tommy nunca dejaría de ser tan pudoroso – ¿Dormiste bien? – pregunto antes de abrazarlo y besarle la frente.

-          Si – aun sonrojado Misaki se dejo hacer y se hizo bolita acurrucándose en el pecho de su esposo.

-          Eso es bueno – Oliver levanto el rostro de Tom y le dio un suave beso de buenos días y claro que fue correspondido.

 

 

Después de haberse dado los buenos días Tom dejo la habitación para ir a asearse y darle espacio a Oliver para que se cambiara.

Cuando estuvieron listos se dirigieron a la cocina a desayunar.

 

 

-          Hijo ¿Cómo amaneciste? – fue lo primero que dijo el Señor Misaki cuando vio a su hijo.

-          Buenos días papa. Amanecí muy bien, gracias.

-          Eso es bueno, sabes que en tu condición debes de cuidarte bien.

Se sentaron y comenzaron con el desayuno.

 

 

A pesar de haberse dado un baño el cansancio de Tom parecía no haberse ahuyentado por completo y eso lo notaron perfectamente Oliver y su padre.

-          ¿Estas bien hijo?

-          Si, es solo que creo que el cansancio me regreso. 

-          Tommy – Atom comenzaba a preocuparse. 

-          Eso es algo normal – el padre de Tom era el que tomaba las cosas con calma – En todos los embarazos se sufre de cansancios. Deberías ir a dormir un poco más.

-          ¿Estas seguro papa?

-          Claro. Recuerda que yo ya fui padre. Más específicamente tu padre Tom.

El castañito asintió y Oliver se calmo.

Era cierto, el más experimentado era el mayor Misaki. Ambos agradecían que el padre de Tom los apoyara y Oliver esperaba que sus padres también lo apoyaran como el señor Misaki lo hacia. 

Fue en ese instante que el pelinegro recordó que debía de decirle a su esposo y suegro que regresaba a España.

-          Tommy… Oto-san – a lo ultimo el castaño menor levanto una ceja y posando sus ojos en la sonrisa de su padre comprendió que él le había pedido a Oliver que lo llamara así, sonrió ante eso – Tengo que regresar a España – Soltó el pelinegro.  

-          ¿Tu entrenador te dijo algo? – Tom se preocupo.

-          ¡¿vas a abandonar a mi hijo?! – ante el casi grito del mayor a ambos jóvenes les salió una gotita en su cabeza.

-          No señor Misaki – se apresuro a aclarar el capitán japonés – Les explicare. Lo que pasa es que mi entrenador exige mi presencia, ya saben por eso de la Eurocopa.

-          Oli

-          No tienes que preocuparte Tom, regresare el sábado para ir donde Rosee-sensei.

-          No te pondrán una sanción ¿verdad?

-          No – estaba casi seguro que su entrenador le pondría una sanción, pero justo ahora eso le importaba un comino y además no debía de preocupar a su esposo – claro que no, solo debo de explicar las cosas y mi entrenador entenderá.

Por toda respuesta Tom asintió, esperando que no sancionaran a Oliver.

-          ¿Y cuando partirás hijo?

-          Tendré que irme ahora mismo, apenas llame al aeropuerto. 

-          Entiendo – la tristeza de Tom era palpable.

-          Sabes que regresare e iremos juntos a ver como va nuestro hijo ¿de acuerdo?

-          Si, solo no olvides que es el sábado. 

-          Claro que no.

Se dieron un pequeño beso, más que nada porque estaban en presencia del mayor, y Oliver salió de la cocina a alistar sus cosas.

 

 

 

 

-          Espero que no tenga problemas con su entrenador – El Misaki menor hablo mas para si mismo que para su padre. “Y hablando de entrenadores” fue en ese momento que recordó que él también tenia un entrenador y debía de reportarse.

-          ¿Qué sucede hijo? – pregunto el señor Misaki al ver a su hijo casi abalanzarse hacia el teléfono.

-          Olvide comunicarme con el entrenador y mis compañeros – Mientras trata de marcar los números – Deben de estar muy preocupados.

-          Espera hijo – El castaño mayor le quito el teléfono y colgó ante la mirada sorprendida de Tom – Debes de descansar – Le mando una mirada de “Obedece”. 

-          Pero papa… – Trato de alegar, pero al ver la mirada de su padre se dio cuenta que argumentar iba a ser inútil, así que opto por el segundo plan: su celular. Se palpo los bolsillos en ademan de buscarlo.

-          Si buscas esto – El señor Misaki saco el celular de su hijo de uno de sus bolsillo para luego moverlo de un lado ante la ante la atenta mirada del menor – mejor olvídalo – volvió a guardar el aparato frente a la preocupada mirada de su hijo.

-          Pero papa… si no les digo donde estoy… – El  castaño menor se corto antes de alegar cuando se dio cuenta de algo - ¿Nadie me llamo en toda la mañana? – pregunto algo confundido y espantado a partes iguales. Lo primero porque nunca escucho el timbre de su celular y se supone que deberían de llamarlo por todo el ajetreo de ayer y lo segundo porque temió que en todo momento su padre haya colgado a todo el que llamara.

-          No lo se. 

-          ¿eh? – Esa respuesta de su padre lo alarmó.

-          Lo apague desde el momento en que el medico del Marsella me dio tus cosas.

-          ¡¿Queeeeee?!

 

Ante el grito del castaño menor un pelinegro acudió, alarmado, a ver a su esposo.

-          ¿Qué sucede?

-          Oliver – El jugador del Marsella fue directamente junto a su esposo – Mi papa me quito mi celular – se quejó como niño pequeño. A Oliver le salió una gotita.

-          ¿Tu celular? – Atom no entendía nada.

-          Son las hormonas – Dijo sabiamente el Misaki mayor. 

-          ¿eh? – ambos futbolistas miraron confundidos al pintor.

-          Olvídenlo – “que se los explique Rose-sensei que a mi edad ya no estoy para estos trotes” – Por cierto querido yerno ¿Ya estas listo?

-          Ah… si

-          Pues ya deberías de irte, Tom necesita descansar.

-          No me deja llamar a mi entrenador o a mis amigos – Los ojitos llorosos de su esposo conmovieron al capitán japonés.

-          Es por el bien de mi nieto, debe de descansar y mientras más se demoren en ubicarlo, mejor – Atom, ahora ya entendía la situación.

-          Tommy tu papa tiene razón – la mirada llorosa de Tom cambio a una amenazante, tanto que hizo temblar a Oliver, que fue quien directamente la recibió, y sorprendió a su padre, que dio las gracias por no recibirla.

-          Como - que tiene - razón – Una dura separación de palabras por parte del castaño menor, casi tétrica.

-          Eh… es decir – Oliver trago saliva y su suegro le compadeció – Puedes llamarles mas tarde, de seguro entenderán… digo por lo ayer. ¿Verdad señor Misaki?

-          Llámame papa Oliver y yo mismo les llamare mas tarde. Lo prometo hijo.

Con las suaves palabras de su esposo y de su padre, Tom se calmo y mágicamente regreso a su estado de paz.

-          ¿En serio? Gracias papa.

-          De nada hijo. Ahora ve a descansar.

-          Si – y como niño bueno fue a su habitación a dormir.

-          ¿Qué fue eso? – la pregunta del millón del pelinegro.

-          La hormonas querido yerno, las hormonas.

-          Creo que deberé de informarme acerca del embarazo.

-          Si, créeme; te servirá. – “o al menos esos espero” pensó el señor Misaki mientras veía a su yerno ir a recoger sus cosas para irse de viaje.

 

Continuara…

 

Notas finales:

Mucha azucar????? Espero sus comentarios, ya saben el buzon esta abierto.

Saludos

miau


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).