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UN RETO JUNTOS por miau

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Notas del capitulo:

El capitulo esta algo cursi, pero bueno, ahi esta. Espero lo disfruten.

CAPITULO II: Los Chocolates y el Matrimonio

 

Una hermosa mujer de cabello azabache ensortijado miraba las cajas de chocolate que sostenía entre sus manos. Los chocolates fueron preparados en un laboratorio por ella misma, era un laboratorio de fertilidad y por ende hacían muchos experimentos de estos. Precisamente esos chocolates que ella tenía era uno de esos inventos. Parecían chocolates pero no lo eran o mejor dicho lo que contenían los chocolates no era precisamente cacao con azúcar.

 

-          ¿A quienes les daremos esto sensei? – pregunto a un hombre mayor, canoso, a su costado.

-          Nuestros pacientes están en la habitación 280. Están casados hace seis años y no han podido tener hijos.

-          Esterilidad ¿de quien?

-          De la mujer. Esa es la razón por la que acudieron a nosotros. Les prometimos resultados en un mes, para eso son los chocolates.

-          Entiendo, harán que las células reproductoras en su cuerpo sean fértiles y factibles de unirse con otra célula reproductora.

-          Así es, se producirá una concepción casi automática. 

-          Eso si tienen ganas de hacerlo.

-          De que hablas Nicole. Están de vacaciones, es natural que tengan relaciones.

-          Bueno, puede tener razón. De todas formas traje esta mezcla de chocolate con afrodisíaco – la mujer mostró un par de pequeñas botellas – las uniré con una cinta a las cajas de chocolate.

El viejo científico solamente suspiro, su asistente era muy perfeccionista y no dejaba nada al azar. Esa era precisamente la razón por la que la eligió para que lo asistiera y probablemente para que lo sucediera.

 

Ambos fueron hacia el hotel donde le darían un uso adecuado a ese invento. Estando en la puerta la mujer se fijo en un par de jóvenes que salían de ahí (Oliver y Tom) le llamo la atención por lo guapos y jóvenes que eran “es raro ver a jóvenes en esta playa en esta época del año” pensó. Fue llamada por su jefe.

-          Nicole, ¿tienes listo todo?

-          Si, Fergus-sensei – le mostró ambas cajas de chocolate.

-          ¿para que dos? – pregunto con incredulidad a su asistente.

-          Por si acaso.

-          Entremos.

 

Caminaron directamente hacia la recepcionista y pidieron una habitación por separado. Les dieron habitaciones contiguas, para Nicole la 293 y para Fergus-sensei la 295. Subieron acompañados por el botones y a propósito Nicole presiono el botón del noveno piso – el piso de los 280 – se disculpo inmediatamente y aunque presiono el botón 10 el ascensor no pudo evitar parar en el piso 9. Rápidamente echaron una ojeada al número de las habitaciones; pero no encontraron el número que buscaban.

 

Ya en sus habitaciones, esperaron cinco minutos para salir – tiempo que la mujer azabache aprovecho para atar presentablemente una pequeña botella a una caja de chocolates – se encontraron en el pasillo.

-          Toma – el mayor le dio una llave a la más joven, por lo que ella lo miro con desconcierto. – es para que dejes los chocolates.

-          Pensé que se los íbamos a entregar y ver si funcionaban.

-          No seas tonta Nicole, los chocolates están todavía en la fase de experimentación; si no funcionan la reputación de la compañía de fertilidad estaría en tacha.

-          Pero…

-          Nada de peros. Tienes que dejar esos chocolates. Si no funcionan lo haremos con otro tratamiento.

-          Entonces espero que se los coman todos y que funcionen – dijo para si Nicole.

-          Lo importante es que la mujer se los coma, si el hombre no lo hace, no importa mucho.

-          Entiendo, por eso son chocolates; porque a la mayoría de las mujeres les gusta.

-          Exacto, ahora ve.

-          Espero que no estén en su habitación.

-          Si lo están, entregas los chocolates a una mucama. Ya veras que te inventas.

-          Si, sensei.

Resignada, la mujer azabache y ojos verdes bajo por las escaleras al noveno piso. Busco la habitación con la mirada y dio con ella al fondo, se dirigía allí cuando dos mucamas aparecieron por el ascensor parloteando acerca de sus vidas. Las miro un momento con cautela y una de ellas subió en el ascensor y se despidió de su compañera de trabajo. Supuso que a aquella muchacha, la que se quedo, le tocaba la limpieza de ese piso. Observo un poco a la mucama y decidió acercarse antes de que entrara a cualquier habitación a hacer su trabajo.

 

-          Señorita camarera – la llamo.

-          Dígame señorita – le hizo una reverencia respetuosa.

-          Vera… mi primo quiere darle una sorpresa a su esposa, así que me encargo que comprara estos chocolates – le muestra la caja con su botellita al costado – es que están de aniversario – esto ultimo lo susurra.

-          Oh – pone más atención a lo que le dice la mujer azabache.

-          Y… bueno, me dijo que las dejara en su habitación – baja aun mas el tono de voz – es que son unos chocolates especiales… Ud, entiende. – la camarera se pone roja y asiente – y… no se si podría… ponerlo en la habitación de mi primo.

-          Claro señorita – aun un poco roja, recibe la caja de chocolate – solo dígame en que habitación se hospeda su primo. 

-          Bueno es en este piso, la habitación es la doscientos ochenta y ub… - en ese momento sonó su celular – disculpe – contesta su celular.

 

La joven mucama mira los chocolates curiosamente poniendo especial atención en la pequeña botella. Se vuelve a sonrojar cuando recuerda que clase de chocolates son (según lo que entendió claro jajajaja). Mira un momento el reloj de pulsera que lleva y nota que tiene que arreglar los cuartos de todo ese piso así que haciéndole una reverencia a la mujer azabache – que habla por teléfono – se retira a hacer su trabajo. Apenas pasa por la habitación 281 se fija en los chocolates e inmediatamente ingresa, de todas formas tenia que entrar para limpiarlo así que de paso dejaba esos chocolates ya.

 

Nicole seguía hablando por teléfono. Su sensei y jefe la había llamado al notar que se demoraba tanto en dejar los dichosos chocolates. “parece que esta muy ansioso” se dijo a ella misma mientras le aseguraba a su jefe que ya los estaba entregando. Una vez colgó volvió su rostro hacia la joven mucama; pero se encontró con la nada, la busco con la mirada en todo el pasillo; pero al parecer la había dejado mientras hablaba por teléfono. Dio un suspiro.

-          Espero que al menos los ponga en la mesa de noche – se dijo mientras caminaba hacia las escaleras para ir a su habitación. (creo que la mayoría leyó la gran metida de pata que cometió la mucama, aunque no fue su culpa (fue mía jejjeje) por si se preguntan que iba a decir Nicole antes de que el teléfono la interrumpiera era: “y ubícalos en un lugar visible” aunque la mucama entendió 281 Esperen creo que esto debería de ir en notas finales, sorry lo siento)

 

 

Para una pareja de futbolistas el día fue mas que provechoso ya que se la pasaron el visitando los lugares turísticos, que por las fechas, no estaban tan atestadas de gente. Dieron un leve paseo por la playa prometiéndose que mañana se la pasarían nadando y tomando sol en ella. Casi ocultándose el sol, Oliver, le propuso al castaño explorar los peñascos que daban a la playa – la mayoría de ellos tenían cuevas subterráneas – Tom acepto ir de “aventura” por lo que fueron casi de inmediato.

 

Tom, admiraba las grandes rocas que parecían brillar y cambiar de color cada que se movía – sin duda efecto de los minerales – cuando Oliver lo arrastro hacia una de las cuevas en particular.

-          ¿Qué pasa Oli?

-          Quiero mostrarte algo

-          ¿el que? – a pesar de su confusión se dejo arrastrar; pero luego agrego - ¿ya habías venido antes?

-          No

-          Entonces como…

-          Desde que quedamos en venir le eche una ojeada a los lugares que visitaríamos.

-          Yo también y ya los visitamos todos.

-          Bueno casi, faltan estas cuevas.

-          Pero estas cuevas son muy… - observo el increíble espectáculo de luces frente a él, cuando Oliver se detuvo - ¿oscuras?

-          No cuando les da el sol al ocultarse. – el pelinegro estaba feliz de haber sorprendido a su pareja.

-          Woaau. Parecen diamantes.

-          Me alegro que te guste.

-          Parece que encontraste más información de este lugar que yo.

-          Digamos que tuve suerte.

-          Contemplaron por unos minutos las relucientes piedras, que ayudadas por el sol, brillaban ahí.

 

Nervioso, como muy pocas veces a estado, Oliver jugaba con una pequeña caja en el bolsillo de su pantalón. Tomando todo el aire que podía y exhalándolo de golpe se armo de valor para ir tomar una mano del pelicastaño.

Tan pronto sintió el tirón; Tom, dio la vuelta; encontrándose con unos ojos negros que lo miraban llenos de determinación. De pregunto de pronto porque el cambio de actitud del pelinegro y apenas iba a pensarlo cuando Oliver se puso de rodillas y…

-          Tom Misaki… ¿quieres… quieres casarte conmigo? – le soltó sin aviso.

-          Yo… yo… yo… - diablos no sabia que decir y es que la declaración le tomo de sorpresa, no, mucho mas que eso. Después de unos eternos segundos, en donde sentía que ya no pisaba tierra, respondió – si, si, siiii.

Felices de abrazaron, mientras que la luz de la cueva todavía los iluminaba. Se besaron delicadamente mientras se dedicaban mutuamente un “te amo”.

 

Pronto la iluminación bajo, al parecer el sol ya estaba despidiéndose, por lo que también la sensación de levitación del castaño bajo.

-          Oliver, ¿no es muy pronto para casarnos?

-          Yo creo que no, además, yo quiero estar contigo el resto de mi vida.

-          ¿ya se lo dijiste a tus padres?

-          No

-          Yo tampoco lo he hecho – cayo en cuenta de algo – nos casaremos después de decirles ¿verdad? – Oliver solo sonrió - ¿Dónde nos casaremos? – estaba cayendo en cuenta que casarse significaba mucho mas que decir una verdad a sus familiares y amigos, significaba también que tendrían a toda la prensa de deportes y espectáculos encima suyo. A parte de lo ya mencionado, no muchos países aceptaban la unión de parejas del mismo sexo.

-          Planeo decirlo a mis padres en mis próximas mini vacaciones.- Tom abrió grande sus ojos, eso era… - dentro de dos meses – dentro de dos meses.

-          ¿iras a Japón?

-          Si

-          Quiero ir contigo – Oliver lo miro sorprendido – al igual que tu quieres estar presente cuando le diga a mi padre, yo quiero estar contigo cuando le digas a los tuyos – el jugador de España solo asintió con una sonrisa.

-          ¿cuando le dirás?

-          Cuando terminemos estas vacaciones. En una semana.

-          Vaya, iras más rápido que yo. – ambos soltaron risas que resonaron en la cueva cuando nuevamente una duda acudió al pelicastaño.

-          Oliver, ¿Dónde nos casaremos? – la preocupación se noto en su voz. Sabia que el que ambos se casaran traería mas de un problema.

-          Pues aquí – contesto risueño el nombrado, ante la estupefacción de Tom, que por ningún lado había leído que en ese país se permitieran matrimonios del mismo sexo. – frente al mar, la luna y las estrellas que serán testigos de nuestra unión.

-          Como un juramento ante el universo de que nunca nos separaremos – termino por comprender el plan de Oliver y porque no decirlo le gusto, eso era mas importante, y menos problemático, que firmar un estupido papel-contrato.

-          Así es, ¿aceptas? 

-          Ya te dije que si, aunque, nos debemos de apresurar – Oliver lo miro con confusión – quiero que el sol también nos vea, debemos de pedirle su bendición antes de que se oculte – el ojinegro sonrió con ternura y de inmediato fue jalado por un apresurado pelicastaño.

 

Al salir de la cueva, vieron al astro rey apunto de ocultarse por lo que apresuradamente Oliver saco la caja de terciopelo que llevaba en el pantalón y la abrió para revelar su contenido. Tom miro sorprendido su acción.

-          Hoy voy a casarme con la persona que mas amo en el mundo. Tú siempre nos has alumbrado sin reprocharnos nada, por lo que te pido que sigas haciéndolo a lo largo de nuestras vidas.

Tom sutilmente tomo la mano libre de Oliver; al hacerlo la apretó suavemente recibiendo otro apretón suave en respuesta. Miro al sol y decidido hablo.

-          En tu claridad me hiciste conocer al amor de mi vida, bajo tu luz y calor luchamos muchas veces y seguramente seguiremos luchando; pero ahora te pido que así como nos iluminas en nuestros momentos de lucha, ilumines nuestro amor para que sea siempre calido como tus rayos de luz.

Como si de una aprobación se tratase; un rayo de sol hizo brillar, como una estrella, las joyas que se encontraban en la caja de terciopelo; mientras que el astro rey se ocultaba lentamente para dar paso a la hermosa luna y sus compañeras las estrellas.

 

Satisfechos con, de alguna manera, haber pedido su “bendición” al sol vieron aparecer a la luna, a lo lejos se veían las luces de la ciudad que empezaban a encenderse. Decididos a esperar a que la noche se acentuara más, se sentaron en la arena pensando en sus votos matrimoniales.

-          ¿Deberíamos de decir algo especial? – una duda surgió en Atom.

-          Creo que deberíamos de decir lo mismo que dicen en las bodas normales –sonrió – ya  sabes prometer amarnos y respetarnos hasta que la muerte nos separe.

-          Me parece buena idea, aunque yo le aumentare algo.

-          ¿el que?

-          Que te amare y respetare más allá de la muerte.

-          Oli, me quitaste la idea.

-          Riendo, estuvieron hablando acerca de los votos y aunque muchas veces se rieron más por parecer algo cursis (cierto 7.7) no pudieron sino pensar que a pesar de ello eran felices.

 

Cuando la luna estuvo luminosa con las estrellas alrededor suyo (si que esperaron) ellos estaban comiéndose la boca (así quien no espera *.*). La acción fue detenida por el pelicastaño; pero lo que obtuvo fue que su pareja lo aprisionara aun mas entre su cuerpo y la arena de la playa.

 

-          Oli… Oliver – lo llamo entre el beso – no vamos a comernos el pastel antes de la boda – dijo divertido, solo para recibir otro beso; aunque mas suave.

-          Creo que tú y yo ya nos acabamos el pastel, si hasta arrasamos con las vajillas.

-          Oliver – lo regaño divertido – unos minutos de abstinencia antes de nuestra boda no nos caería mal.

-          Bueno – acepto resignado, dándole un beso en la mejilla – pero después no te salvas. – su ultima acotación sonrojo al otro.

 

Parados frente al mar y mojando sus pies en las frías aguas de este, estaban ambos listos para “casarse”. Fue Oliver el primero es hacer movimiento, después de contemplar la luna y las estrellas, sacando la caja de terciopelo donde estaban esos hermosos dijes con cadenas, ofreciéndoselos a Tom. Ambos tomaron una cadena, cada uno y pasaron a mirarse fijamente.

-          Prometo, ante el universo entero, amarte y respetarte – empezó Oliver – estar contigo siempre, sin importar que, incluso mas allá de la muerte – le coloco al pelicastaño la cadena con el dije que tenia la incrustación de rubí en el centro – voy a amarte siempre, tu eres mi vida, lo mas importante, lo que mas amo – beso el dije y lo acomodo en el pecho de su sonrojada pareja.

-          Yo prometo, con la luna y las estrellas como testigos, amarte y respetarte – fue el turno de Tom – en cualquier circunstancia y lugar, acompañarte en este largo camino de la vida, sin importar a donde vayamos; pasar todos los días de mi vida amándote siempre, hasta la eternidad – le dio un pequeño beso al dije, antes de ponérselo a Oliver – eres el amor de mi vida, la persona mas importante para mi, a quien amare por siempre. – termino dándole un dulce beso en los labios; aunque no se alejo mucho pues el pelinegro lo sostuvo de la cintura.

-          Te amo – mirándolo a los ojos pudo ver como se reflejaba en esas hermosas orbes marrones que lo miraban con todo el amor de su ser, estaba seguro que sus ojos contemplaban de igual manera a su pareja, sonrió, se sentía feliz.

-          Yo también te amo – fue la contestación del castaño, viendo fijamente esos ojos negros que, prácticamente, gritaban que lo amaba con todo su ser. Se sentía en un sueño del que no quería despertar.

Oliver beso a su ahora esposo en la frente, sonrió y después agregó:

-          ¿ya puedo besar al novio?

-          Si – contesto el castaño sonriendo.

-          Se besaron con delicadeza, con cuidado, grabando en sus mentes ese suceso; al poco rato ese beso se volvió más ardiente. Oliver, apreso la cintura de Tom y lo atrajo mas a él; a la vez que el pelicastaño pasaba los brazos por su cuello y empezaba a acariciar su nuca.  

-          Creo que no deberíamos de hacerlo en la playa.

-          Tienes razón, además si caemos al mar, estaremos en problemas.

 

Después de pasar por la recepción y pedir que les llevaran comida, se dirigieron a su habitación. Al entrar se envolvieron en un suave beso que poco a poco se fue volviendo más salvaje. Empezaron a quitarse la ropa sin siquiera separarse para respirar. Estaban en eso cuando tocaron a la puerta sacándolos de su burbuja.

 

-          Creo que la comida llego – le pico a su pareja para que se detuviera.

-          Tendremos que poner un letrero de no molestar – se separo de mala gana de su ahora esposo; para recoger la ropa y que la mucama no se escandalizara al verlos desnudos. Fue ahí que noto una caja con una pequeña botella atada a ella - ¿chocolates?

-          Debe ser una cortesía del hotel – le dijo antes de levantarse e ir a atender a la puerta.

 

-          Puede dejar la comida aquí, yo la entrare. – dijo Tom, abriendo apenas la puerta.

-          Si señor – mucama comprendió, sonrojándose un poco, - con su permiso – y enseguida se retiro.

-          Eres un genio Tommy – lo abrazo por la cintura apenas lo tuvo cerca.

-          ¿comemos primero?

-          Yo terminare de comer lo que estaba comiendo – su comentario hizo sonrojar a Tom, que trato de apartarse, pero solo logro quedar recostado en la cama con Oliver encima – ¿en donde nos quedamos, esposo mió?

-          Creo que en esto – lo beso suavemente, para que negarlo, él también lo deseaba.

 

Recorrió el cuerpo de Tom con sus manos mientras que su ocupada boca dejaba marcas en su cuello. Para Oliver no había un sabor más exquisito que Tom, siendo así, se le ocurrió una idea con los chocolates que tan generosamente les dejo el hotel. Separándose un poco de su sonrojado esposo estiro la mano y cogió la caja de chocolates. Tom lo observo curioso; pero no tardo en entender lo que pretendía el pelinegro.

-          Oliver.

-          ¿no quieres uno? – Tom se sonrojo aun más mientras su boca era invadida por un pequeño chocolatillo seguido de la lengua de su esposo.

Se dejaron llevar por el sabor de ese chocolate, sabia un poco raro, pero sabia bien. Compartieron unos cuatro chocolates más, deleitándose con el sabor extraño de estos, mordiendo y desmenuzándolo entre sus bocas para después tragarlos. Siguiendo con explorar los chocolates, Oliver abrió la pequeña botella y lo olfateo, olía a chocolate. Feliz de jugar un poco mas bebió un poco para pasárselo a Tom dentro de un beso que los dejo sin respiración. Vertió un poco de chocolate en el pecho del pelicastaño, especialmente en las tetillas. Dejo un momento la botellita y se dedico a lamer y morder el pecho de su amor.

 

-          Ahhh… Oli…

No podía hacer nada más que gemir ante las deliciosas atenciones de su esposo, que lamía y besaba su pecho, para después morder y pellizcar sus tetillas. Con los ojos nublados miro  a un costado y encontró la susodicha botella, alzo la mano para alcanzarla. “si el puede jugar con chocolate, yo también” pensó antes de tomar desprevenido a su esposo y ponerlo debajo de él. Inmediatamente vertió un poco de chocolate en su pecho y empezar a limpiar con su lengua el lugar manchado. Mordió pellizco y lamió mientras sentía como el falo del pelinegro empezaba a elevarse y ponerse duro, chocando con el suyo, que seguía el mismo proceso. Dio unos saltitos adrede, haciendo que ambos sexos se rozasen. Oliver lo agarro un poco de las caderas para simular las penetraciones. Estaba en el éxtasis, si seguían así de seguro se corrían.

   

No se espero para nada que Oliver, de un movimiento, lo dejara nuevamente en el colchón. Siguiendo con las simulaciones, le abrió un poco más las piernas, notando que ambos ya estaban más que duros. Oliver poso la vista en el hermoso cuerpo de su esposo, estaba sonrojado, jadeando y gimiendo; no lo soportarían por mas tiempo, así que buscando nuevamente la pequeña botella de chocolate, lo encontró entre las manos de Tom, que la apretujaba, por el placer que sentía. Con delicadeza tomo la mano del pelicastaño para quitarle la botella y lo dirigió a sus miembros para derramar algo, del poco, chocolate que quedaba.

 

Sintieron un escalofrió por el toque del chocolate a sus sexos. No paso mucho para que ambos se acomodaran y formaran un 69 con sus cuerpos. Cada uno con el falo del otro en su boca. Gemían sin cesar, estaban por venirse. Aprovechando la situación, Oliver alcanzo la botella de chocolate y unto con lo que quedaba sus dedos; para empezar a invadir el interior de su esposo.

 

No podrían mas, eso era seguro, pero él aguantaría menos, si el pelinegro hacia trampa. Tom empezó a quejarse, apenas sintió a los intrusos en su interior. 

-          Oli… AHHH… eso es… tra… trampa.

-          … ahhh… mm ah- oyó sus gemidos, pero ni una respuesta.

-          NO… ahhh, voy… a… AHHH.

-          Hazlo… yo ahhh … también… estoy a punto… ahh.

 

Sin aguantarlo mas Tom fue el primero en venirse en la boca de Oliver, que trago todo lo que pudo de su esencia, a la vez que sentía como su esposo no dejaba de estimularlo, hasta que, segundos después, él también se corrió en la boca de Tom.

Trataban de recuperar la respiración, uno al lado del otro, lo que acaban de hacer podía se casi contado como su primer asalto; pero todavía faltaba para terminarlo.

 

Con cuidado se posiciono nuevamente encima de su Koi. Lo beso lentamente, tomando algo del aire del pelicastaño. Despacio siguió bajando, hasta encontrarse con el miembro de su esposo, que empezaba a levantarse nuevamente, lo estimulo aun más con sus manos y escucho maravillado los gemidos y suspiros que soltaba. Recorrió fascinado con su vista ese cuerpo que nuevamente seria suyo, nunca se cansaría de poseerlo.

Una vez termino de estimularlo, bajo aun más sus manos; para terminar de dilatar su entrada. Oyó gemir mas fuerte a su pareja, no pudo evitar darle un beso negro, devoro todo ese pequeño agujero, lo penetro con su lengua y dedos asegurándose de que estuviese bien dilatado. A sus oídos solo llegaban esos gemidos sensuales que emitía Tom. Estaba encendido, además su miembro ya estaba más que duro. Abandono la entrada de su pelicastaño; para abrirle las piernas y ubicarse entre ellas, masajeo un poco su falo y lo dirigió al recto de su esposo. Entro en él lentamente, dando al final una embestida para alojarse completamente.

 

Gritaron cuando sus cuerpos se juntaron. Oliver beso suavemente a su Koi mientras acariciaba sus piernas; para después tratar de acomodarlas en su cintura, al parecer su esposo comprendió; pues colaboro subiendo sus piernas y enroscándolas, atrayéndolo aun más a su interior.

 

El pelinegro comenzó a moverse, primero despacio, para acostumbrar a su pareja y después las embestidas se dispararon; cada vez lo hacia mas fuerte y rápido, iba a un ritmo cada vez mas acelerado. Tom rasguñaba su espalda, lo sentía entrar y salir de él con ferocidad, sentía que lo partiría si seguía así; pero no se quejo, le gustaba ese lado salvaje de su Oliver.

 

Gritaban mas que gemían, estaban casi en la cúspide, la cama parecía rebotar a cada estocada y los te amo de la pareja se escuchaban a ratos y no tan claramente por los gritos de placer que lanzaban. No aguantarían mucho, unas embestidas más y se vendrían. Tom contrajo su entrada, atrapando el pene de Oliver en su interior y se corrió con un gran grito. Oliver no pudo contenerse cuando su miembro fue estrujado y termino por soltar su semilla en el interior de su koi.

Cayeron sin fuerzas en la cama, estaba exhaustos, apenas pudo el pelinegro salir de su koi y acostarse a su costado a tomar aire, cuando se recuperaron un poco se besaron dulcemente.

-          Me gusto el chocolate – comento Tom, tratando de alcanzar las caja y probar uno.

-          Si a mi también – vio comer un chocolate a su esposo, tenia la intención de preguntarle que tal estaban; cuando sintió que ahí abajo se volvía a armar una fiesta. “¡que!” se sonrojo, él no era un pervertido, ni un maniaco sexual; si bien había asaltado a su pareja la otra vez, esto era ligeramente diferente. Miro nuevamente al pelicastaño y volvió a sentir esas irrefrenables ganas de poseerlo; aunque estaba cansado. Dio un suspiro “vamos para el segundo round” sonrió.

 

Misaki iba por su tercer chocolate cuando sintió el abrazo de su pareja y de inmediato unos besos en su cuello. Iba a reclamarle a Oliver “lo acabamos de hacer” pensaba; pero le sorprendió a si mismo el que su cuerpo se calentara de repente y empezara a armar una campaña ahí abajo. No estaba con las hormonas tan alborotadas, además estaba seguro que la reciente sesión lo había dejado mas que satisfecho y algo adolorido, cabe decir, entonces, ¿por que?

 

Sin que ninguno dijera nada, empezaron la segunda ronda. Solo basto, unos besos, unos te amo, el permiso de Tom y las embestidas de Oliver y estaban nuevamente gritando de placer.

 

No supo en que momento paso; pero Tom estaba en cuatro mientras que su “esposo” lo embestía fuertemente por detrás, no tardaron en correrse y cayeron de bruces en la cama, agotados, mas que satisfechos; pero al parecer su cuerpo no pensaba lo mismo, pues, apenas se miraron volvieron a excitarse. Después de una ronda más, trataron de descansar, sin adivinar aun que les pasaba.

 

Despertó con hambre, cansado y con dolor en casi todo su cuerpo, especialmente en las caderas, la pelvis y esa parte de su trasero. Miro a todas partes, aun no amanecía, trato de enfocar su vista en el reloj de la habitación; pero no pudo distinguir del todo que hora era, entonces prendió la pequeña lámpara al costado de la cama. Pudo ver finalmente la hora.

-          Las tres de la mañana -  dijo despacio, no quería despertar a la persona a su costado.

Se levanto de la cama despacio y al dar el primer paso, su cuerpo tembló y sufrió un escalofrío, los dolores lo atacaron aun más.

 

Despacio fue hacia la charola que contenía los alimentos y se lo llevo a la otra cama, no estaba muy seguro de poder sentarse en la silla, despacio se sentó en la cama y fugazmente vio la caja de chocolates y a su esposo, acostado, sin enterarse de nada. Decidió tomar los chocolates, se los comería como postre. Iba a arropar a Oliver cuando su cuerpo sufrió un pequeño estremecimiento, esta vez de placer, de pronto quiso una sesión más de sexo. Asustado se sentó en la cama y trato de no mirar a Oliver mientras comía.

 

Después de aliviar su momento de lujuria, concentrándose en la comida, levanto la vista para ver una vez mas a su esposo, el mismo escalofrió de placer lo recorrió; decidido se metió a la cama desocupada, en la cual se hallaba sentado. “no necesito otra sesión, ¡ya me duele mucho! Necesito concentrarme en otra cosa” entonces recordó los chocolates; los tomo con premura y se metió uno a la boca, tratando de concentrarse, aunque le vinieron los recuerdos de su sesión con el chocolate, sacudió su cabeza y esta vez se concentro en el sabor tan extraño que tenían.

 

Después de haber comido casi la mitad de la caja, se pregunto porque reaccionaba así con Oliver, es decir, si lo sabia, lo amaba y le gustaba que lo tocara y le hiciera el amor; pero lo que quería saber es porque reaccionaba AHORA así con Oliver, apenas lo veía empezaba a sentir un calor de lujuria, nada natural. Analizaba la situación, ¿la boda? No, eso fue algo romántico y dulce que hicieron con todo su amor, además después de su boda caminaron tranquilamente de la playa al hotel; no, la boda no era. ¿El no verlo por un mes? Si hubiese sido así, entonces todo el día de ayer y hoy no hubiesen salido de la cama, ellos eran una pareja con una sana vida sexual, no unos maniacos sexuales, no tampoco era eso, entonces ¿Qué pasaba? Cuando se dio cuenta se había terminado todos los chocolates. Dio un suspiro de resignación, todo lo que quedaba era tratar de dormir para combatir ese calor lujurioso. Fue demasiado tarde para Tom cuando noto los ojos negros que lo miraban fijamente. Oliver había despertado y al parecer él no ignoraría esa lujuria.

 

Trato de pararse y cuando lo logro, Oliver lo tomo de la cintura para un beso quita aires, perdió el sentido y cuando lo recobro, al sentirse invadido por unos intrusos, se vio arriba de la cama, en la que trataba de dormir, sentado en el regazo del pelinegro. Noto como sacaba los dedos de su interior; para poner en su lugar un miembro más que duro, iba a objetar algo cuando escucho un suave.

-          te amo tommy – de parte de Oliver. Se sorprendió, a pesar de esa lujuria su esposo iba a hacerle el amor. Siempre había sido suave con él, iba con calma y trataba de no lastimarlo. Entonces se dio cuenta, si su propio cuerpo pedía ser penetrado sin preparación alguna; entonces Oliver debía de sentir esa fuerte necesidad de embestirlo sin siquiera dilatarlo; pero su esposo se había tomado su tiempo en prepararlo y ahora entraba lentamente a su interior. Miro sus ojos, claramente estaba conteniéndose de embestirlo sin piedad.

-          Yo también te amo – el mismo se movió, auto penetrándose, a pesar del dolor – y mucho – si su esposo estaba conteniendo las ganas de, prácticamente, violarlo y en lugar de eso hacerle el amor, entonces él también debía de colaborar para satisfacer las ansias de ambos.

 

Finalmente durmieron, después de, lo que vulgarmente se dice: follar como conejos.

 

Cuando los rayos de sol traspasaron por la ventana, ellos lo ignoraron, mas no pudieron ignorar los golpes que la mucama le daba a la puerta. Fue Oliver el primero en reaccionar y correr hacia la puerta antes de que la mucama lo abriera con su llave maestra.

 

-          No estamos vestidos, por favor regrese mas tarde – fue lo que le dijo a la mucama, abriendo un poco la puerta. Ella solo asintió y dándole una reverencia se retiro a seguir con su trabajo. 

Miro a la cama donde dormía su esposo, este emitió un quejido cuando trato de cambiar de posición, talvez era mejor dormir, antes de asaltarlo nuevamente, porque su cuerpo empezaba a reaccionar, quizás durmiendo se le pasaría ese extraño calor que le decía que follara, lo bueno es que ya no era tan fuerte como en la madrugada. 

 

Continuara…

 

Notas finales:

Como dije entre parentesis, por ahi arriba, pueden echarme la culpa de la mucama jajajajaja. Espero sus comentarios. El buzon esta abierto.

miau


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