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-Diamond Virgin- [Todakanu tegami] por aiko shiroyama

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Notas del capitulo:

Buenas tardes universo lector de mi corazón.

 Este es el capítulo X , parte 1 y parte 2 disponible, apretando !siguiente" abajito <3

Esta es la primera parte del ansiado capítulo exudante de drama que les prometí, no obstante, aquí más que el drama puro está el interludio.

 

No me vi capaz de agujerearles el corazón de ese modo de una sola vez, deben prepararse un poco. Ayer he acabado la parte dos pero estoy en edición. Son 44 hojas en total entre las dos partes, por eso lo he dividido , además de que el cambio de ambiente es muy abrupto. Yo-ka parece una persona casi con personalidades múltiples, pero debo explicarles unas cosas.

 

ATENCIÓN

Por favor, lean esta aclaración hasta el final de esta nota o no entenderá absolutamente nada de ahora en adelante.

Yo soy licenciada en psicología , actualmente tesista y diplomada en psicoterapia (clínica) , por lo que he echado mano de mis recursos.

 

Lo que nuestro vocalista presenta como síntomas en este capítulo es un Trastorno de ansiedad ocasional, de índole reactiva 
(por reacción a una situación de extremo estrés)
.

 

Como leímos en el capítulo anterior, Yo-ka ha delirado, lo cual ocurre generalmente en las personalidades limítrofes. Los quiebres psicóticos son habituales en las personalidades tendientes a la desfragmentación.

 

¿Qué es una personalidad de estructura limítrofe?

 

Un yo que generalmente ha sido fragilizado por situaciones difíciles desde temprana edad siendo detenido en su proceso de formación identitario. Es decir que tienen dificultades para integrar "los objetos" o "imágenes objetales" lo que significa en español: la personalidad de los otros y su relación con ellos.

¿Qué implica eso? que lo ven todo en términos extremos, escindiendo los aspectos negativos y positivos ( es decir, separándolos en el inconsciente, sin percibirlo ni ellos mismos). Es decir, tienen fantasías acerca de los aspectos positivos y luego cambia de opinión de manera brutal, observando sólo los aspectos negativos de la situación y a veces sacando repertorios totalmente inútiles para resolver este conflicto psicológico. Cuando hallamos a una persona así, la sensación que transmite es que habla de dos personas opuestamente diferentes, al hablar de la misma.

 

Yo-ka además tiene un temperamento difícil, lo cual tiene una carga muy alta a nivel genético. Es decir, que se transmite de generación en generación y al leer la historia de su madre en la segunda parte entenderán un poco de qué les hablo.

 

También una persona con dificultad de para mirarse a sí mismo, tienen tendencia a confundir sus sentimientos con lo de los demás lo cual se llama "mecanismo de defensa de proyección", se manjean con la culpa y la manipulación a gran escala. Son poco empáticos (no entienden como se sienten los otros y a veces ellos mismos), por lo que sus conductas relacionales son dramáticas y muchas veces violentas.

 

¿Le ha sonado a nuestro protagonista?

 

 

Ahora son libres de leer. Subiré la segunda parte a las 17:00 horas , hora chilena el día de hoy, ATENTOS.

 

 

Para esa parte, siéntese con su cajita de pañuelos y un chocolate. La parte del medio, me ha costado   mucho sacarla, me he tenido que sumir en la tristeza más profunda y echar mano de varios libros para caracterizar la compleja personalidad de este hombre.

 

Aquí partimos con un poco de dulzura, pero ambivalencia.

 

Mi canción recomendada en este capítulo es "ETERNAL SILENCE" de Phantasmagoria: https://www.youtube.com/watch?v=FbOOq4udLks

Las lirycs pertenecen a la canción.

 

Las palabras claves son: ansiedad, paranoia y desunión.

 

¿Lograrán la redención?

 

Que  lo disfruten ;)

 

Capítulo X (parte 1 )– The Redemption [Interlude].

 

 

 

 

En cuanto cerraba los ojos, sentía que volvía a delirar, por lo que prefería tenerlos abiertos y animarse, poner de su parte. Había entendido de parte de Yuu, dado que Kei no quería ni verle la cara, que no habría manera de salir de ahí, a menos que respirase lento.

 

 

 

Y eso es lo que estaba haciendo o al menos lo intentaba.

 

 

Pensaba en Shoya y lo respiraba, imaginando el olor de su perfume que incluso estando tremendamente enfadado y encaprichado en su afán de hacerle sufrir, disfrutaba cuando compartían espacio. Un olor tenue y varonil, una esencia que él le había regalado cuando habían cumplido un año saliendo y que desde entonces, él había vuelto a comprarse, una y otra vez.  Podía recordar su cara, la curva de su sonrisa y sus ojos almendrados y pequeños, sonriendo también. De la misma manera, recordaba el violento latido de su corazón cuando el otro apegó su nariz a la suya, abrazándose a su cuello, para susurrarle un dulce “gracias” sobre los labios. Cerró los ojos con pesar, desobedeciéndose a sí mismo.

 

 

 

Aquel acelerado y agresivo pulso se replicaba hasta casi romperle el pecho, estando tan cerca y a la vez tan lejos de él, en un mismo hospital, en otra habitación por culpa de su estupidez y falta de dominio. 

 

 

Deseó con todo su corazón, haber podido olerlo de su cuello antes de que toda aquella situación increíble e irrisoria ocurriese. Apretó los puños sintiendo los ojos arder, ¿las lágrimas podían arder?

 

 

 

Seguramente porque no podía dejarlas salir, le estaban quemando por dentro.

 

 

 

El cielo estaba pesadamente gris y estaba sintiéndose de la misma manera, con los ojos pegados a las nubes  para no mirarlo a él, a su lado en completo silencio. No sabía si hacía más frío afuera o dentro del taxi, pero Kei no le había dirigido la palabra más que para ordenarle subirse al auto que había pedido.

 

 

 

Quería hablarle, decirle algo, lo que fuera. Hacerle una broma tonta y que el otro lo mirara con esa cara de falso reproche, riendo, ocultándose la boca con la mano como siempre. O escucharlo quejarse de todo el mundo, fumando con la ventana abierta un cigarro tras otro cuando amablemente se ofrecía a llevarlo  a casa, siendo el único del grupo con auto gracias a su conocida habilidad con las finanzas. Verlo hablando sin cesar a su lado como con nadie de cualquier cosa que le perturbaba la mente, cuando iban a comprar los almuerzos de la banda para tomar aire y  haciendo ademán de arreglarse el flequillo con la diestra sin moverlo ni un centímetro en realidad, cada vez que su mirada evidente se le clavaba encima y lo ponía nervioso, investigando aquellas facciones tan especiales, el piercing bajo su labio… no entendía.

 

 

 ¿Tenía que pedirle perdón, estaba molesto por lo que había pasado?

 

¿Por qué de pronto había olvidado cómo hablar?

 

 

—Kei…—Susurró apenas, pero no obtuvo respuesta. El silencio se hizo acaso más tenso, más gris y denso que el cielo mismo. Pareciera ser que pronunciar aquel nombre había hecho que su garganta se inflamara aún más por el resfriado que había cogido en medio de aquella loca aventura nocturna que en ese momento, parecía tan lejana e irreal.

 

 

 

Se le hizo un nudo tremendo e inmenso en su garganta, en su estómago y en su cerebro. Quería evaporarse y lloverle encima a Kei. Ser agua y fluir sin límites por su cuerpo que tenía grabado aún en las manos y los labios.

 

 

 

Luego de estar sumido en sus pensamientos un momento, volvió a envalentonarse y se giró para hablarle, encontrándose inesperadamente con su mirada; se quedó en blanco.

—Déjeme aquí, por favor —.Soltó el otro de pronto, habiendo desviado la vista rápidamente.  Al fin reaccionó, alarmado.

—Espera, ¿dónde vas?, ¿qué hay  de…?

—¿De qué? , aquí está mi auto y tú te vas a tu casa —.Lo miró duramente. Yuu se calló, aturdido—.Por favor llévelo donde él le indique —.Solicitó, extendiéndole rápidamente un billete al conductor y abandonando el móvil sin ni siquiera despedirse.

 

 

 

 

 

“¿Pero por qué no podemos regresar juntos?”

 

 

 

 

 

 

—¿Dónde desea que lo lleve?

—Al infierno o a cualquier parte —dijo, llevándose las manos al rostro, obteniendo una mirada de desconcierto del conductor a través del espejo retrovisor—. Lo siento —.Inspiró lento, entrecerrando los ojos antes de darle la dirección de su casa.

 

 

 

 

 

Aquel lugar tan blanco le hacía sentir impuro, estaba empezando a desesperarse, nunca se había sentido así. Se preguntó si se habría golpeado el pecho con algo cuando se cayó debido a los sedantes, según como le contó el guitarrista. Le dolía y empezaba a hacérsele difícil respirar desde hacía ya un rato, era como si sus pulmones se hubiesen achicado de pronto y no cayera la suficiente cantidad de aire en ellos o como si algunas pequeñas manos invisibles le apretaran el cuello y alguien pasado de peso le aplastara el pecho, ¿debería llamar a alguien? Estaba dudando aún cuando la puerta se abrió de improviso y un par de personas vestidas de aquel odioso color, ingresaron.

 

 

 

 

Media hora después y sin haber retenido nada de lo que le dijo el médico, abandonó aquella planta del edificio corriendo a toda prisa hasta el otro extremo del complejo hospitalario. Ya llegaba cuando vio como su plano visual de pronto se ladeaba, se agarró de una viga oportunamente; estaba mareado, no podía respirar bien y al intentar caminar nuevamente notó que sus manos temblaban y sus piernas estaban entumecidas. Observó sus pálidos y largos dedos preguntándose a sí mismo que le sucedía, estaba nervioso y agotado, casi hiperventilaba. Se metió las manos a los bolsillos buscando los papeles que le dio el médico como si tuvieran la respuesta, pero en ellos sólo halló nombres extraños de medicamentos del cual con suerte le sonaba el clonazepan porque se los había visto a Kei en la billetera una vez y una orden de exámenes con unos nombres más extraños aún. Con todo, no tenía idea para que servían y leer sus nombres no lo iba a hacer sentir mejor.

 

 

Harto, sólo los arrojó al suelo.

 

 

 

 

—Yo-ka, Yo-ka… —Intentaba abrir los ojos, pero pesaban como plomo—, ¿por qué no vas a cambiarte a tu casa? —Kei con el pelo desordenado y mal aspecto, lo miraba casi compasivamente.

—Shoya… —se levantó de un salto, siseando por el dolor de cuello—, ¿dónde está?

—Le sacaron los puntos, parece que caminaste sonámbulo cuando salimos de ahí, pero has estado durmiendo en esta silla por horas —.Vio como Yo-ka se llevaba la mano a la frente, cubriéndose luego los ojos. Era un completo idiota, cualquiera estaría de acuerdo, pero sin duda era el que peor se lo estaba pasando allí, después del bajista.

—Quiero un café.

—Yo también, ¿sabes? Pero no necesitamos además úlceras en el estómago. Vete a casa —.El vocalista le devolvió una mirada triste y sólo miró el suelo, ensimismado y volviendo a sentarse a su lado.

 

 

 

¿Cuándo iba a despertar?

 

 

 

 

Habían pasado 4 días, 4 días como 4 años o 4 días como 4 siglos, de los cuales sólo uno y medio había estado junto a él, mirándole como si pudiera transmitirle algo de su escasa vitalidad actual. Abriendo y cerrando los ojos, como si pudiese despertar de pronto y verlo sentado en la sala de grabación con sus lentes puestos mirando las partituras ceñudo y concentrado, siempre obsesivo con el trabajo, siendo el primero en terminar de grabar como siempre y sonriendo de manera triunfal… y hermosa. ¿Por qué no se lo había dicho?, por qué  demonios siempre se guardaba todo para sí mismo y sólo era capaz de tomarle bruscamente y darle besos, infinitos besos.

 

 

 

 

“Shoya te ves hermoso cuando ríes. O en realidad, siempre. Incluso cundo estás de mal humor en los comentarios, cuando ruedas los ojos con impaciencia, cuando firmas autógrafos con desgano o  dejas caer tu cabello  hacia un costado, cuando…”

 

 

 

 

 

¿Era tan difícil?

 

 

 

 

Había estado deseando todas esas horas, mientras trataba de asimilar que ese cuerpo delgado, frágil y con la cabeza envuelta, era exactamente el mismo hombre que conocía, ser él quien se hubiese azotado la cabeza contra el suelo y maldecirse y volver a golpearse de nuevo. El aspecto quizá lo hacía ver más grave de lo que en verdad estaba, pero era demasiado porque de algún modo, sabía que era una consecuencia extrema de todo lo que había pasado.

 

 

 

 

 

—¿Has pensado en qué pensará cuando despierte? —Se le apretó el pecho aún más—… ¿quieres que te vea con este aspecto tan… feo? —Yo-ka lo miró confundido, ¿estaba bromeando?—  No me mires así, si yo fuera tú iría a mi casa a bañarme, ya llevas muchos días sin hacerlo —.Se tapó la nariz, aunque en realidad sólo quería molestarlo pues aunque fuese cierto, no podía oler nada con el catarro que se cargaba de aquella noche. Sonrió para sus adentros, al ver como el vocalista empezaba a olerse a sí mismo y a investigar su ropa con el ceño fruncido; es que era un infantil. Sabía que caería. Luego de unos instantes, le clavó una mirada extraña, como pidiéndole permiso y disculpas a la vez—. Ya vete —le soltó.

 

 

 

Sin embargo, apenas Yo-ka se hubo levantado se arrepintió. Yuu venía hacia ellos justo en aquel momento.

 

 

 

Como si fuese un resorte apenas el baterista tomó el lugar del rubio con mechas negras, se levantó y se fue a la habitación del bajista.

 

 

 

 

 

 

 

 

“Deseo el cielo… quiero verte.
Siempre caminando por estos días insignificantes 
Deseo el cielo, quiero verte 
Déjame ser como soy, en una eternidad a tu lado... “

 

 

 

 

 

 

Luego de alrededor de dos horas, cruzó la puerta de la habitación y apenas dio una rápida mirada contuvo el aire, inmovilizado por una vertiginosa sensación. Las tres  voces que entablaban un extraño diálogo, se apagaron al instante. Todos se le quedaron mirando. Su expresión era indescifrable al ver a Shoya sentado y despierto. Al castaño bajista, parecía  habérsele ido el color de la piel, pero con todo, no se despegaban los ojos el uno del otro.

 

 

 

 

 

Kei quien estaba al otro extremo de la habitación, lo más alejado posible del baterista que parecía querer fundirse con una esquina, le dirigió una mirada rápida con un mensaje obvio. Se apresuraron en salir del lugar aunque tomando rumbos separados fuera de él.

 

 

 

 

 

 

No necesito la voz de nadie 


Me pregunto si conseguiré oír de nuevos aquellas notas. 
Moviendo recuerdos de antaño 
… te veo 
Como aquel día que nos vimos por primera vez; 
estás vivo.
 

 

 

 

 

 

 

 

Su corazón chocaba con violencia contra sus costillas, sabía que podía explotar en cualquier momento. Se imaginó abalanzándose sobre él y cubriéndolo de besos. Sin embargo sólo se frotaba las manos contra el pantalón, como un idiota. Vio sus labios entreabiertos quizá de la sorpresa, al fin con un carmín humano; su sangre, al fin circulaba en sus venas.

 

 

 

 

 

Dio apenas un par de pasos y Shoya desvió la vista hacia sus manos sobre la manta, ¿qué sentía exactamente? No podía entender ni siquiera sus propios sentimientos y estaba intentando leerle el pecho y el semblante a la persona frente a él, a su persona en este mundo cuya respiración se había desacompasado desde que él había entrado a la habitación.

 

 

 

 

 

Se sentía ridículo, como cuando le había besado en serio por primera vez fuera de su casa y a la vez, pactado aquella unión.  Siempre que debía hacer cosas importantes, olvidaba todo lo que sabía y volvía a ser un estúpido adolescente inexperto con su corazón a cuestas.

 

 

 

 

 

“Te quiero  Sho, te quiero, gracias a dios por existir de verdad”

 

 

 

 

 

Abrió los labios, al fin.

 

 

 

 

—¿Cómo estás? —Vaya pregunta ridícula, se mordió el labio. ¿Por qué nunca hallaba las palabras correctas?

 

 

 

 

Aquel Yo-ka parecía de otra galaxia, su postura, su nerviosismo, su voz. Lo observó mirándose la punta de sus pies, mordiéndose los labios, inseguro y torpe, como nunca. Y aun así, con la ropa mojada por su cabello estilando,  seguía siendo terriblemente hermoso y eso dolía.

 

 

 

—Mejor… —respondió con un hilo de voz, mirándole de reojo con la cabeza gacha.

 

 

 

 

Entonces rápida y nerviosamente lo vio dirigirse a una silla y posicionarla a su lado, para finalmente y de manera contradictoria, sentarse en ella con extrema lentitud, como si el cuerpo le pesara.

 

 

 

 

Y es que en verdad, era eso lo que el otro sentía, con las palabras amenazando con agujerear su cuerpo y salir disparadas por todas partes. Cerró los ojos y respiró lento, su pecho al fin empezaba a aflojar aquel terrible dolor, el aire volvía a hacerle sentir un poco más vivo al oxigenar  su cuerpo.

 

 

 

Shoya era el aire, seguro.

 

 

 

 

 

"La razón del día en que nos conocimos

Estás vivo...

Déjame oír la circulación de tu sangre... y tu pulso"

 

 

 

 

 

El bajista se sobresaltó cuando de improviso Yo-ka tomó su mano sobre la manta sólo para besarla y apoyar su frente en ella. Estaba cálida, buscaba su pulso con sus dedos. Jamás había hecho algo como eso, sus cabellos esparcidos estaban mojándolo todo y ocultando su rostro. Deseó poder abrazarle con toda su fuerza, pero no tenía idea de si él estaba sólo emocionado por todo, si lo había perdonado, si luego todo volvería a ser igual de infernal que antes. Soltó un angustioso quejido inconscientemente de sólo imaginarlo.

 

 

 

 

—¿Qué sucede?, ¿te duele algo, Sho? —sus ojos estaban anegados, aun así como siempre, no le resbalaba ninguna lágrima, como si aquella barrera no pudiese romperse. El castaño agitó la cabeza en señal negativa, acto seguido se llevó la diestra a la nuca; no debió hacer eso. Vio a Yo-ka ponerse de pie nervioso al darse cuenta y habló sin pensar.

—Quiero ir al baño…— Recordó en medio segundo que no podía caminar sin ayuda pues a cada movimiento brusco todo se movía de manera insoportable y se sintió indefiniblemente estúpido. Aun así, con cuidado, empezó a deslizarse por la camilla, sin que el vocalista pudiese atinar a nada todavía.

 

 

 

No fue hasta que con dificultad trataba de llegar hasta el suelo con el pie, que Yo-ka reaccionó notando que la camilla era demasiado alta.

 

 

 

 

Sin pensarlo siquiera, lo tomó de la cintura y lo elevó para dejarlo con seguridad sobre el suelo, sosteniéndolo con sus brazos. Cuando finalmente fue consciente de que lo tenía frente a sí, empezó a sentir que le faltaba el aire otra vez, más cuando notó como el bajista se había aferrado a su chaqueta como si temiese que de pronto lo dejara caer.

 

 

 

 

 

En realidad, no quería que se alejase. Quería detener el tiempo sin saber que iba a pasar después.

 

 

 

 

 

Impulsivamente lo abrazó, lo abrazó fuertemente pero el otro no se quejó, más bien, se apretaba más contra él, como si quisiera fundirse con su persona o meterse por su cuello donde rozaba su nariz incesantemente. No quería soltarlo, pero no podía respirar casi.

 

 

 

 

Se alejó lentamente, llevando sus manos a sus rodillas, tratando de normalizar su respiración.

 

 

 

 

—Yo-ka… Yo-ka, ¿estás bien?… —Parecía no tener el control sobre sí mismo y aquella faceta inestable y dolorosa suya, jamás la había visto en su vida o tal vez, él nunca había dejado que la viese. El vocalista se incorporó y aún con el rostro algo azorado por el esfuerzo, le sonrió, no podía casi verle, de verdad deseaba llorar, pero no podía…

 

 

 

 

No podía.

 

 

 

 

Tal como aquella primera vez, hacía dos años y medio, sólo se acercó a él y lo besó.

 

 

 

 

Lenta, lentamente, apreciando el tacto de sus labios, el sabor de su saliva, la cadencia de su boca y la humedad de su lengua…

 

 

 

 

Para conocerlo de nuevo, para intentar volver al comienzo, no menos fácil pero mucho más dulce.

 

 

 

 

Cómo si eso fuera posible.

 

 

 

 

 

¿Aquello era el perdón?

 

 

 

 

Pasaron días, semanas y en cuanto el bajista se hubo recuperado por completo, pasando casi desapercibido excepto por los miembros de la compañía, estaban trabajando en nuevas composiciones otra vez, juntándose en el departamento de Kei a revisar las maquetas, a juntarlas, a corregir cosas y luego ensayar, ensayar y ensayar.

 

 

 

 

Con todo, más que estar solos, siempre estaban acompañados de sus compañeros, casi de manera intencional Kei siempre estaba llevándose a Shoya con él con cualquier excusa y pese a que cada momento que compartían se sonreían, se miraban o compartían tímidos besos como si nunca hubiesen llegado más allá, ciertamente no habían podido sentarse a conversar de todo lo que había pasado o tal vez ambos estaban evitando hacerlo y habían decidido de manera implícita continuar y ver qué sucedía más adelante. De todas formas, los dos habían salido terriblemente heridos.

 

 

 

 

 No obstante, algo parecía haberse ablandado en Yo-ka , pese a que había recuperado su habitual vitalidad y exudaba energía para todos, con él era mucho menos efusivo e invasivo físicamente que antes, eso el bajista lo podía percibir a la perfección. Los pequeños momentos románticos que compartían, siempre eran lejos de los demás y acababan partiendo con algún cruce de mirada entre ambos como si se preguntasen el uno al otro si podían acercarse. Siempre  era al despedirse antes de irse de la compañía o llegando a esta antes de que llegaran sus compañeros o en medio de los descansos de los ensayos o cuando les tocaba ir juntos y solos a algún sitio por trabajo. 

 

 

 

 

Todos los días le preguntaba si estaba bien, incluso aquellos en que no se veían o tenían actividades por separado. Permanentemente,  estaba vigilando si comía algo o no o en qué cantidad, a lo que él le devolvía una mirada algo extrañada, más cuando al revisar su bolso al llegar a su departamento, agotado, se encontraba con alguna chuchería o dulce, que no necesitaba adivinar quien había puesto ahí. Con ese Yo-ka al que no estaba acostumbrado, sin embargo, empezaba a sentirse un poco más tranquilo, alejando los recuerdos de aquellos días malos. Sólo estaba agradecido de no estar terriblemente solo y atormentado como hasta hacía poco. Cada vez que veía por la calle algún maldito anuncio de The gazette inmediatamente desviaba la vista, bloqueando cualquier asociación innecesaria en su cerebro.

 

 

 

 

Estaban acercándose de a poco, como nebulosas complejas ansiosas de fundirse en una sola de nuevo, sin explotar en mil pedazos en el intento.

 

 

 

 

Yuu parecía hacía casi un mes, ausente, cansado y menos animado de lo habitual. Solía ser el elemento que distendía el ambiente en la banda, siempre lanzaba las baquetas por el aire cuando se agotaba, bromeando y chillando dramáticamente,  pero en vez de eso,  había llegado al nivel de simplemente levantarse, coger su mochila y largarse en medio del ensayo.

 

 

Lo cual era por lo bajo disruptivo.

 

 

Pese a lo inadecuado de su actitud, todos lo toleraron pensando que se trataba de algún problema personal que algún día se le pasaría, hasta que luego de la quinta vez de hacer eso, ante una reprimenda de Yo-ka pues Kei parecía  haber perdido sus dotes de líder por completo, Yuu furioso y sin pensarlo, le lanzó una baqueta que le dio directamente en la cara, lastimándole un ojo.

 

 

 

Mientras Shoya le gritaba y se acercaba a Yo-ka apresuradamente, Kei reaccionó de pronto y raudamente lo cogió de un brazo casi fuera de sí llevándoselo  hacia la azotea del edificio, que era en la planta siguiente.

 

 

 

—¿Se puede saber qué mierda te pasa?, ¡cómo puedes hacer algo así! —le dijo, dando vueltas sobre sí mismo, histérico.

—Eso quisiera saber yo acerca de ti —Kei lo miró con rostro incrédulo—, no has vuelto a hablarme desde ese día con normalidad y me evitas a cada momento.

—¿Esto es por mí?

—Ya me cansé de perseguirte para poder hablar contigo.

—¿No puedes sólo olvidarlo y ya?

Yuu abrió la boca irritado y sorprendido, sin poder creérselo del todo. ¿Así de insignificante había sido para él?

—Tú me correspondiste Kei, yo no te hice nada para que estés así conmigo.

—¿Nada? Pues si es así, no entiendo por qué estás de esta manera. Incluso estás tocando mal la batería, ¿no puedes ser profesional y simplemente separar las cosas? La banda pronto…

—Me gustas Kei.

 

 

 

Se calló, olvidando toda la reprimenda verborreica y  evasiva que le estaba dando. Una especie de mareo le hizo llevarse la mano a la boca y voltear. Suspiró fuertemente. “Maldita sea”, pensó dentro de sí al notar su corazón acelerarse. Tenía que controlarse, eso no era correcto, en la banda no podía…

 

 

—Siempre me has gustado, ¿acaso no he sido evidente? —le dijo moviendo las manos con desesperación, finalmente —. Por un momento pensé que tal vez tú…

—No te imagines cosas, Yuu —.Le dijo de manera fría, sin embargo era incapaz de levantar la vista del suelo. Reuniendo todo el valor que encontró dentro de sí para decirle tamaña mentira, agregó —. Para mí sólo eres un compañero de banda y un amigo, lo siento.

 

 

 

 

Aún así, justo en ese momento de manera infame pasaron por su mente las entrecortadas imágenes de Yuu sonriéndole en el bar con gesto seductor, el sonido de su risa, Yuu apegándose a él y el tacto de su lengua en su cuello y en…

 

 

 

—¿Es en serio? —El guitarrista levantó la mirada apenas, pero no pudo responderle nada. Se sentía confuso, temía que como siempre el pelinegro pudiese con su estúpida barrera y sólo quería irse. Sin poder aguantar por mucho más  hizo ademán de retirarse de ahí —. No  te creo.

—Piensa lo que quieras Yuu, pero eso no cambiará las cosas —. Le respondió sin mirarlo, antes de desaparecer por las escaleras.

 

 

 

 

Todo fue volviéndose más y más tenso con el pasar de los días entre todos los miembros de la banda. Ya ni siquiera podían coordinarse adecuadamente con los instrumentos y varias veces habían terminado los ensayos sin acabar todas las canciones programadas.

 

 

 

 

Yuu quien pese a estar impulsivo e impredecible en el último tiempo, hasta hacía poco aún se dirigía a los demás e incluso se había disculpado sentidamente con Yo-ka , pero luego de eso  dejó de dirigirle la palabra a todos, sin ni siquiera saludarlos. Su actitud con Kei sin embargo era incluso peor. Si este le reprendía o le decía algo acerca de las canciones o lo terriblemente mal que estaba tocando últimamente, el otro se retiraba indignado dándole hasta empujones a veces, a lo cual el guitarrista respondía con más gritos, siendo el apelativo que más se repetía “inmaduro”,  del cual el otro pasaba completamente. En las reuniones sencillamente lo ignoraba incluso si le hablaba directamente, en las sesiones de fotos se negaba a salir con él lo cual enfurecía acaso más al líder, así también en las entrevistas. Ahora era el guitarrista el que parecía muy a su manera desesperado porque el otro le dijera algo, lo que fuera, incluso buscándole pleito.

 

 

 

Shoya conocía a Kei a la perfección y sabía que algo debía haber sucedido entre él y Yuu, algo grande. Esa clase de actitud conflictiva no le era típica a menos que algo le importunara demasiado y además tuviese mucha importancia para él. Cuando se trataba de sus propios problemas, Kei era completamente inútil intentando resolverlos y siempre acababa empeorándolo todo, sin embargo para aconsejar y guiar a otros, era increíblemente elocuente, lo cual era irónico.

 

 

 

Sin embargo,  estaba más nervioso  y angustiado por otra razón; Yo-ka estaba actuando muy extraño y no entendía el porqué, intentaba buscar en su memoria que era lo que estaba haciendo mal exactamente, qué podría haberlo molestado o estar generando esa actitud, pero no hallaba nada. Más de una vez lo había encontrado revisándole el móvil sin ni siquiera inmutarse si lo descubría. A veces aparecía por su departamento a altas horas de la noche, entraba, se sentaba junto a él en el sillón aunque él sólo se estaba cayendo de sueño y luego se iba sin más. Cuando estaban fuera haciendo otras cosas, lo llamaba constantemente, ya no le preguntaba cómo estaba si no qué era lo que estaba haciendo o con quién. Algunas veces incluso Kei le respondía de mala manera, arrebatándole el teléfono como ya se le había hecho costumbre aunque actualmente se viesen menos, para decirle que no fuese paranoico y lo dejara en paz.

 

 

 

La situación se prolongo hasta que de pronto, colapsó.

 

 

 

El primer evento instore por el lanzamiento de Reason for treason había llegado y se llevaría a cabo en la Tower records de Shibuya. Era terriblemente incómodo tener que posar para fotos ridículas sin poder ni siquiera mirarse a la cara, estaban agotados y encima, luego de una ronda de preguntas en las que todos se cargaban lentes de sol y caras de mierda, dando respuestas cortas y precisas, les tocaba un acústico. Shoya pensaba que lo peor de tener una banda, eran las peleas entre los miembros. Recordó cuando eran sólo él, Kei y Yo-ka y lo tenso y solo que se sentía al tener opiniones musicales que diferían de los otros dos y ser demasiado tímido. Ahora se sentía similar, pero sospechaba que todos estaban más o menos igual.

 

 

 

 

Pese a eso, siendo bastante profesionales habían logrado sacar el evento casi completo adelante. Luego de un breve receso para fumar cada uno lo más lejos posible del otro, regresaron hacia la planta baja de la tienda para ir por sus instrumentos, hacer el acústico y darle fin a ese pesado día de una vez.

 

 

 

 

Iban todos a una cierta distancia exceptuando Yo-ka que pese a ir twitteando en su móvil le iba casi pisando los talones. Se le antojaba terrible,  pero no es que pudiera quejarse de eso, menos en ese momento. Se quitó las gafas un momento, el pasillo hacia la sala detrás de la tienda donde  se encontraban sus cosas estaba algo oscuro por la escasa luminaria y no estaba como para caerse de nuevo y esta vez terminar de reventar su cerebro.

 

 

 

Sin embargo de la nada, se detuvo de bruces haciendo que Yo-ka chocase con su espalda. Kei se percató, dirigió la mirada en dirección de la de Shoya y un escalofrío y sentimiento de pánico le recorrieron el cuerpo.

 

 

 

 

A aproximadamente 3 metros, hablando con el encargado de tienda, en ropa informal y también con gafas de sol pudo percibir a la perfección el cabello negro de Aoi y al rubio oxigenado de Reita.

 

 

 

¿Qué demonios se suponía que estaban haciendo ahí?

 

 

 

 

Antes de que a Shoya le diese una crisis de pánico y Yo-ka acabara pegándole a los dos miembros de la otra banda por descarte, tomó al bajista de la mano y lo jaló con fuerza hasta meterlo a la habitación, dándole una mirada breve pero dura de advertencia al moreno que los miraba sin inmutarse.

 

 

 

Yo-ka se detuvo un momento antes de entrar a la sala y los observó, ambos se quedaron mirándolo también, desafiantes. ¿Por qué ellos siempre aparecían en los momentos menos oportunos? Su instinto le advertía que eran peligrosos, hasta ese momento Reita era el primero en la lista, pero también había percibido en medio de su propia angustia el día del accidente de Shoya, la actitud errática que había tenido Aoi, quien fue detenido por su compañero. Kei apenas percibió la hostilidad que estaba generándose y antes de que cualquiera de los tres se fuese contra el otro, se apresuró en hacer igual que con Shoya y luego cerrar la puerta cortando contacto con ellos de manera definitiva.

 

 

 

—Te dije que esto no era una buena idea, Aoi... ¿has visto cómo nos ha mirado ése sujeto?

—Pero qué, sólo vinimos a ver su acústico, ¿no? —Reita rodó los ojos con gesto cansino.

—Claro, en palco VIP —ironizó—  y cobrándole un favor al dueño de la Tower, te estás convirtiendo en un gángster.

—Tengo mis contactos y necesitaba verlo, ¿sabes?

—Ya, en serio, lo viste y se ve entero y normal, no le ha salido otro brazo ni otra cabeza ni se ha quedado inválido como estabas delirando en tu fantasiosa y patética mente, ¿ahora nos podemos ir? No quiero liarme con el cara de lagarto —Soltó una risita luego del comentario.

—Aún no —soltó, para la desesperación de su rubio amigo.

 

 

 

 

La cara de los cuatro y el ambiente era terriblemente tenso cuando salieron a sentarse sobre los banquillos para tocar. Al costado izquierdo del improvisado montaje, ocultos estratégicamente al público general pero a la vista de los músicos, estaban los indeseables auto invitados junto al dueño de la Tower que con esa sonrisa debía de pensar que les estaba haciendo tremendo honor con los tan distinguidos músicos que les tenía de público. No tenía idea lo terrible que en verdad era la situación. Si las miradas pudiesen matar, Yo-ka ya los habría fulminado a los tres reiteradas veces antes de siquiera prender el micrófono.

 

 

 

 

 

Intentaron desenvolverse con la naturalidad más forzada que encontraron en su repertorio, pero ni Yo-ka llegaba a los altos, ni Shoya le pegaba a casi ninguna nota, por lo que Kei a la segunda y penúltima canción, decidió bajarle un tono a la guitarra para que no resultara en un completo desastre. Yuu que no podía golpear alegando una molestia en el brazo ese día, estaba en el otro costado, observando a los de Gazette y a sus compañeros, llevándose la mano a la boca con cada error que cometía su compañero rítmico que normalmente era muy pulcro en su ejecución. Yo-ka empezó a dirigirle una mirada fulminante a su pareja al ver lo desconcentrado que estaba y otra hacia el lugar donde se le perdía la mirada a momentos, hacia los  miembros de la otra banda. Su rostro ardía en ira, no podía cantar más.

 

 

 

 

 

—Vamos a empezar de nuevo esta, lo sentimos —, soltó el vocalista parando la canción abruptamente y con un tono algo elevado, visiblemente alterado. Kei sintió que le bajaba la presión, quería ser tragado por la tierra, quizá por la desesperación le dirigió una mirada a Yuu y el otro se la devolvió sin desdén pero quizá intentando transmitirle que no podía hacer nada por salvarlos del bochorno, no estaba de ánimos como para jugársela de payaso o algo, por lo que no les quedó más remedio que empezar la canción de nuevo.

 

 

 

 

 

Terminando el acústico con dificultad, salieron de allí apenas haciéndole un gesto rápido a las fans quienes quedaron llamándolos, disconformes. Reita se aseguró de sacar a su pelinegro amigo lejos de allí aunque tuviese que arrastrarlo por el suelo, recibió hasta un par de patadas y peñizcos pero poco le importó,  estaba seguro de que si se topaban con el vocalista de DIAURA, les iba a volar los dientes a ambos. Shoya no era nada disimulado y la  presencia de ambos había arruinado por completo su presentación. Sintió un poco de culpa pese a que sólo había seguido al segundo en guitarra hasta el lugar para evitar que hiciera algo aún más estúpido.

 

 

 

 

Parece que lejos de aprender, Aoi se volvía cada vez más insurrecto. Pero no parecía percatarse de que estaba luchando contra un dictador, cuya sola presencia fuera de sus cabales inspiraba terror.

 

 

 

 

—¡¿Por qué te has equivocado de esa manera?! —Su voz grave retumbó en el lugar haciéndolos saltar a todos. Shoya totalmente cortado, miraba al suelo confundido, alterado y un poco herido. Su corazón no paraba de palpitar fuerte, una imagen deformada y luminosa en el hospital, muy, muy confusa estaba desfilando en su mente una y otra vez. Estaba casi seguro de haber escuchado la voz de Aoi en sueños mientras estaba allí y luego de ver su silueta a escasa distancia de nuevo, no podía dejar de insertarla como un rompecabezas en aquel extraño recuerdo, ¿es que él había estado en el hospital también?, eso era imposible—. ¿No me vas a responder? —Quién lo interpelaba se acercó amenazadoramente, él dio tres pasos atrás aún sin atreverse a levantar la vista y Kei se interpuso.

 

—Déjalo Yo-ka, tú y yo también nos hemos equivocado —.Intentó mantener el énfasis en eso, antes de que el vocalista empezara a realizar conjeturas, si es que ya no las había hecho.

—¿Me creen estúpido todos ustedes? —Kei y Shoya, palidecieron a la vez. Yuu no entendía absolutamente nada, pero le ponía muy nervioso la situación—. Voy a preguntártelo una sola vez más, qué mierda sucede con esos tipos que cada vez que los ves te olvidas de hasta tu maldito nombre. Respóndeme—. Aquello era una orden y alguno de los tres tenía que decirle algo o algo muy malo iba a pasar. Los tres se apresuraron en abrir la boca.

— No te imagines cosas, por favor… —finalmente fue el bajista el que sin saber cómo le respondió, tal vez por la terrible ansiedad o por proteger a sus compañeros.

 

 

 

El otro entornando los ojos, se metió las manos a los bolsillos, miró al techo y volvió a mirarlo con una media sonrisa queda, dejando escapar el aire de sus pulmones; su aspecto era tétrico. Kei estaba seguro de que Yo-ka se había dado cuenta y aunque  el líder  realmente no sabía que la situación iba mucho más allá de lo que él podía siquiera imaginar, sabía que luego de esto las cosas se pondrían aún más difíciles.

 

 

— Es uno de ellos, ¿verdad?

 

 

El aire se volvió enrarecido, pero era uno de ellos el que en realidad estaba siendo tragado por un agujero negro sin posibilidad de escapar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Qué tal?

 

¿Se ha sentido estresado en este capítulo? Yo también xD

 

Acepto sus tomates y su amor (?)

 

Nos leemos en una hora.


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