Por cierto, me acabo de dar cuenta Naruto y todos sus personajes pertecen a Kishimoto y yo bajo ninguna circunstancia estoy ganando dinero al hacer esto (que mas quisiera...) ni tengo raptados a los personajes de la serie atados bajo mi cama para cumplir todas mis perversiones.... Siempre había querido decir eso en fin ahi lo teneís tataa!
Cerveza
–Sabes –dijo el rubio levantándose –el té siempre te queda excelente, pero el cuadro no pinta para nada además ¡Llevamos tomando té por dos semanas! Lo que dos jóvenes de nuestra edad deben de tomar es cerveza, así que levanta tu frígido trasero de ahí que nos vamos de aquí –El Uchiha rodó los ojos, pero así era Naruto: necio, torpe, testarudo y últimamente alcohólico…
–Borracho –susurró a sus espaldas.
–Te oí, maldito bastardo, y no soy ningún borracho!
–No… si lo único que digo es que por fin te encuentro un parecido con tu querida abuela. –Sasuke siempre había dicho que la familia de Naruto era tan extraña como su amigo, pero con quien jamás pudo congeniar fue con su abuela, ebria, doctora reconocida y golpeadora fatal todo en uno, desde que una vez le dijera: “niño apretado”.
–Si ya, y tu heredaste lo estreñido. Aún no sé como la Señora Mikoto los aguanta a todos ustedes. En fin “San Uchiha”, vamos a ir quieras o no; podemos ir por las buenas y regresar a una hora decente o puedo llevarte arrastrando aunque me tome toda la noche. –En cuanto vio su mirada la reconoció, era esa que era capaz de joderle la paciencia hasta hacerlo cambiar de opinión. Y aunque casi siempre se terminaba divirtiendo, las ocurrencias que a veces tenía el rubio le costaban desde: quedar todo empapado hasta terminar arrestados una vez. Con Naruto todo podía pasar, era un hecho comprobado y nadie podría culpar a Sasuke de negarse a hacer cualquier cosa que Naruto propusiera por muy insignificante que esta pareciera. Después de todo cualquier cosa hecha al lado del rubio terminaba siendo rara e incierta.
Y así era siempre la cosa, él proponía y Sasuke se negaba.
–Ah, si claro, además podría pasearme por tu facultad con ciertas fotos que no deben salir a la luz. –La frente de Sasuke se arrugó más de lo normal. Pero prefería hacer cualquier cosa a dejar circular “eso”, bendita su madre y su bendito álbum de fotos curiosas.
–Vamos antes de que me arrepienta –y Naruto, sonrió.
Entonces Naruto lo chantajeaba.
Habían terminado en bar bastante tranquilo y a pesar de que era tarde, el lugar no se veía lleno. Sasuke tomó asiento y movía ligeramente los dedos al compás de Percy Jones, mientras Naruto traía afanoso la obscura y espumosa cerveza.
–¿Nos echamos los cien litros planos eh Sasuke?
–Yo te veo ¿qué te parece? – dijo alzando una ceja y lanzando un gesto de desaprobación.
–¿Te da miedito? Gatito cobarde… –le sonrió mordaz y las finísimas arrugas hicieron su aparición nuevamente, y Naruto supo que Sasuke había vuelto a caer.
–¡Trae acá eso! Rubio bocazas! –le dijo arrebatándole el tarro.
Sasuke, de algún modo, siempre caía.