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CINDERELLA por Zoey_chan_Princess

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Notas del capitulo:

El capítulo uno ha sido editado, tal vez son detalles pequeños  pero significativos, así que por favor léanlo de nuevo. 


 

CINDERELLA

 

CAPITULO II

“PRIMERA SEMANA: COMPLETA”

 Parte I

 

 

No es más, no es menos. Simplemente es así; siendo como es.

 

En el jardín de infantes empezó, en primaria no mejoró mucho y ni que decir en el transcurso de la secundaria. Fue en el segundo año de secundaria cuando decidí hacerlo mejor, pero igual no logré mucho.

 

Siempre he sido… “diferente”, razón por la cual siempre me han dejado de lado, pero jamás me he dejado doblegar por ello; aunque siempre ha sido no mas fácil que convencer a quienes verdaderamente se preocupan por mi que todo está bien. Y es entonces, como siempre, cuando no sé que sucede, todo mi mundo se pone de cabeza; “Ya no sé ni que es real” como dice la canción, me gusta mucho esa canción.

 

Siempre he sido así. Mis pensamientos van de un lado a otro, siempre cambiando constantemente; pero en ocasiones es bueno el hecho que sea así, como por ejemplo para distraerse. Sí, me distraigo mucho, siempre me distraigo; pero es porque yo así siempre lo quiero, no es que yo me olvide de las cosas, claro que no, es simplemente que siempre es más factible concentrarme en los pensamientos que van revoloteando como maripositas de un lado a otro en mi mente, que enfrentar aquel que siempre ha estado postrado firmemente frente a mi. Y aunque siempre trato de rodearlo y logro escapar, siempre termino en el mismo punto de nuevo frente a la imponente presencia que muchas veces, como siempre, no logro vencer.

 

Y es entonces cuando siempre me pregunto lo mismo, ¿por qué siempre me dejan de lado? ¿Por qué siempre insistir en lastimarme? … Por qué, por qué, por qué. Siempre muchos “porqué”. Siempre viniendo de un lado a otro, siempre de aquí para allá.

 

Aun así siempre trataré de dar lo mejor por los dos, por él, por mí, por un mejor futuro para ambos.

 

 

***…***

 

 

Lunes de Conocernos…

 

El viernes fue el día de ingreso a la prestigiosa Institución Educativa Konoha. La ceremonia de bienvenida fue… incómoda, todos se nos quedaron viendo de forma… inusual, muy inusual. Pero qué estoy diciendo, esa no es la palabra que debo de utilizar para describir tal situación; sin embargo no sé cual sería la expresión correcta para describir esta situación, después de todo es algo que siempre sucede. Tal vez debería ya de estar acostumbrado, pero simplemente no termina de agradarme la idea de ser visto de mil y un formas cada que me ven por primera vez. Ni a mí, ni a mis hermanos. Aunque igualmente no importa, “estas personas nunca cambiarán, es algo realmente molesto.

 

No sé de qué me quejo, siempre es lo mismo. Sólo espero que no vaya a suceder algo, como la última vez.

 

El maestro nos ha dejado entrar y supongo que nos pedirá presentarnos, pero ninguno de los tres tiene intención de decir algo.

-Jóvenes bienvenidos, el director ya me hablo un poco sobre ustedes, por favor preséntense. –Hablo el maestro al tenernos a su lado. Al notar que no decíamos nada volteo a vernos. –Por favor retiren sus gafas y sus bufandas, y preséntense. –Pidió de nuevo.

 

El maestro es diferente, así que Deidara hizo lo mismo que con Kakashi-san, si mal no recuerdo que se llamaba el maestro que estuvo el viernes a cargo. Hay también otros alumnos, lo sé porque sólo reconozco a algunos que estaban en la misma aula que nosotros, el viernes.

 

 

Hoy por ser el primer día oficial de clase debían llegar más temprano. Hasta donde el director les dijo en su despacho el viernes, antes de salir rumbo al salón asignado, hoy antes de iniciar clase formalmente se llamaría a asistencia con forme a los grupos a los que fueron asignados cada estudiante. También se suponía que el director previamente había hablado con los maestros sobre la condición medica de sus hermanos y suya; realmente esperaba que si lo hubiese hecho porque no quería tener que lidiar con ello en el transcurso del día y sabía que sus hermanos tampoco, además de los entrometidos estudiantes que harán todo lo posible por saber porqué les permiten no acatar una importante norma de la institución.

 

El maestro ha terminado de leer la carta por segunda vez, ha devuelto la carta a Deidara y después de una incómoda mirada evaluadora nos ha pedido sentarnos. Así entre miradas interrogantes y fastidiosas de los demás alumnos, nos encaminamos hasta la última filade lugares disponibles; en la fila izquierda se encontraban tres alumnos varones y dos donceles, lo sabía por el uniforme que portaban. Sin siquiera prestar atención a los jóvenes, nos sentamos en la fila derecha, dejando un puesto de por medio, quedando así tres lugares libres.

 

 

***¨¨***

 

 

Ellos se dirigían al salón de clase un poco tarde, pues el director les había citado primero. Caminaban con paso elegante entre la multitud de jóvenes, que aun cuando ya deberían estar dentro de las aulas se aglomeraban en torno atrás de ellos, hablando y demás sobre su persona. Pero eso no les importaba, estaban acostumbrados a ser el centro de atención.

 

Los hermanos Uchiha.

Uchiha Itachi, el mayor; Uchiha Sai, el segundo hijo, y Uchiha Sasuke, el menor.

 

Los hermanos Uchiha eran el objeto de envidia, adoración, odio y de más, de muchos y otros tantos, y era eso mismo lo que hacía que los demás estudiantes se hiciesen a un lado dándoles paso, a medida que avanzaban.

 

Al llegar al salón de clase el mayor de los Uchiha anunció su llegada tocando firmemente la puerta tres veces. No se molestaron en verificar si era efectivamente el salón de clase al cual debían llegar, no era necesario, pues conocían el instituto como la palma de su mano; estar tanto tiempo en aquel lugar al parecer servía de algo, y vaya que estaban agradecidos por ello. El maestro les permitió pasar sin preguntar nada, pues el director ya le había informado. Los tres jóvenes al entrar se molestaron, y con paso firme e ignorando a todos subieron las escaleras hasta llegar a la última fila de asientos de lado derecho; no era para menos si apenas entraron comenzaron los suspiros, murmullos y comentarios fuera de lugar sobre sus personas.

Definitivamente es un verdadero fastidio tener a toda esa masa de hormonas que se hacen llamar club de fans, o en su defecto adolescentes, acosándolos; y peor aún al tener que llegar hasta el lugar donde sentarse si el salón en sí era considerado alguna pasarela de un desfile de modas; lo que sucedía al querer maximizar los espacios. Ya que los escritorios estaban organizados de forma ascendente en filas de doce puestos divididas a la mitad, filas que empezaban cinco metros desde donde estaba la pared, estas mismas filas al ser divididas dejaban tres caminos para llegar a los escritorios, una escalera del lado izquierdo del salón, otra en el medio y la última del lado derecho, las mesas de trabajo estaban clavadas al suelo en la parte interna por lo que sólo te dabas cuenta una vez intentaras mover con fuerza la mesa; las mesas de trabajo están hechas de fina y pesada madera de roble, y las sillas hechas de madera guatambu, que es más ligera para mejor manejo, al igual que el escritorio del maestro, cada fila está separada por tres escalones, dándole así un toque de elegancia y sofisticación nada propio de lo que se supone debe ser un salón de clase. Pero que se puede esperar de personas que al parecer no conocen la palabra modestia; además no sabían a qué tonta empresa de construcción ser le había ocurrido aquel diseño; ah! No esperen, sí sabían, la “grandiosa” idea había sido obra de la empresa familiar: Sharingan Corp. ¡Genial! Su propia familia los había metido en una pasarela, y no una pasarela cualquiera no, tenía que ser una donde los espectadores, en lugar de quedarse en su lugar viendo con mesura como se supone debe ser, se lanzan a ti como animales en celo. Definitivamente muy fastidioso, otra cosa más que agradecer a la familia.

 

En el gran salón, el cual tenía la capacidad de dar cabida a cincuenta personas, sólo tenía disponibles tres lugares y aunque entre medio de tres jóvenes daban gracias a que le toco en una misma fila; pero ya no podrían hablar como querían, a ver cómo le hacían, sólo esperaban que esos tres donceles no comenzaran a molestarlos porque no querían tener que soportar acosos desde tan temprano. Así paso primero Sai, sentándose a lado del doncel pelirrojo quien estaba sentado a un lado de la ventana; seguido paso Sasuke, sentándose a lado de uno de los donceles rubios quien quedo a lado de Sai; y luego Itachi quien se sentó en la punta, a lado del otro doncel rubio, quien a su vez estaba a lado de Sasuke.

 

Cuando se hubieron sentado el maestro empezó con las explicaciones sobre el uso de los carnet estudiantiles, la mayoría de estudiantes no hacían caso a lo que el maestro decía; ya que algunos eran estudiantes nuevos, se sabían la información de memoria o de plano no les interesaba; sobre las reglas y los castigos por incumplir éstas, el cómo portar el uniforme y demás cosas, todo estaba escrito en el manual que se le entregó a cada estudiante el día de la matrícula así el saber las normas de la institución ya era responsabilidad del estudiante. Al término de la explicación el maestro prosiguió a dar la lista sobre los maestros que impartirían cada clase y también la lista sobre los grupos con su respectivo maestro a cargo y los estudiantes que estarían en dicho grupo.

-Grupo “A” a cargo de Hatake Kakashi. Los alumnos pertenecientes a este grupo son los siguientes: Akasuna no Karin, Amano Kai,… Uchiha Itachi, Uzumaki Deidara,… –. Por otro lado, mientras el maestro está llamando a lista, los hermanos Uchiha se comunicaban entre sí por medio de papelitos.

-“¿Qué haremos? –U.I”

                -“No lo sé, pero no esto no se queda así. –U.S.”

                               -“Será divertido. –U.S.”

-“Eso dices ahora. –U.S”

                -“No peleen ahora. Y lo digo por ti, Sai. –U.I.” 

 

–. Grupo “B” a cargo de Mitarashi Anko. Los alumnos pertenecientes a este grupo son los siguientes: Akita Akemi,… Namikaze Ino,… Uchiha Sai, Uzumaki Gaara,… –.

El maestro seguía pasando lista. Y los hermanos con su “conversación”.

-“A todo esto, ¿no se les hace extraño? –U.I”

                -“Si, sólo han estado ahí sin decir nada ¡ni siquiera han movido un músculo! –U.S”

                               -“Yo sólo espero que no se les vaya a ocurrir ser como esas locas. –U.S.”

-“Ah… Te refieres a esas. Realmente, son un verdadero incordio. –U.S.”

                -“Quiero mandarlas de una patada a la luna. –U.I”

                               -“Aniki-baka, si no sirvió mandarlas a otro país mucho menos a la luna, porque es seguro que se las arreglarían para volver de ese lugar también. –U.S”

                               -“Las mandamos a otra galaxia y asunto arreglado. –U.S”

Cada uno sonrío, muy a su modo claro está.

Fue entonces cuando el joven pelirrojo sentado al lado de la ventana estiró la mano hacia el joven rubio de en medio, que los hermanos Uchiha se detuvieron y prestaron atención. Así comenzó el intercambio de papeles entre los tres hermanos, con la diferencia que ahora no eran los hermanos Uchiha sino los hermanos Uzumaki.

 

–. Grupo “C” a cargo de Umino Iruka. Los alumnos pertenecientes a este grupo son los siguientes: Eda Etsuko…

 

Al detenerse los hermanos Uzumaki, los Uchiha se tomaron unos segundos para comprobar que no serían interrumpidos pues no deseaban que los papeles terminaran mezclándose y terminaran en manos equivocadas, -entiéndase todos los demás-, aquello sólo les concernía a ellos.

 

-Hayate Maiko…

 

-“Son extraños. –U.S”

                -“Para que tú digas algo así es porque realmente algo pasa. –U.S”

-“Pero tiene razón. Hay algo raro en ellos”  –U.I”

-“¿Qué habrán estado diciéndose? –U.S”

                -“¿Por qué tan curioso? Será que te gustó. –U.I”

                               -“Seguramente algo sobre nosotros. Todos son iguales. –U.S”

-“Probablemente... –U.I”

                -“Si, tal vez tengas razón. –U.S”

                               -“Seguimos después. Ya va a terminar. –U.S”

 

-Uchiha Sasuke… Uzumaki Naruto… -Terminó el maestro de dar lista de los tres grupos. –Bien jóvenes ya que saben ahora a que grupo pertenecen y su maestro a cargo, a sus salones correspondientes por favor. –Así los alumnos empezaron a salir ordenadamente.

>> Uzumaki, Uchiha. –Llamó el maestro, al no saber a quién se refería se detuvieron los seis.

-Sensei, buenos días. –Saludo Itachi por todos. El maestro saludó también, pero no fue hasta que quedaron ellos siete en el salón que se dispuso a hablar.

-Jóvenes Uchiha, sé que no se lo esperaban pero ustedes serán los guías de los jóvenes Uzumaki. –Ante lo dicho los Uchiha tornaron sus facciones más serias, aunque el maestro no se dio cuenta. Los Uzumaki aparentemente no tuvieron reacción alguna, aunque si hubieran prestado atención se habrían dado cuenta del leve respingar de su cuerpo y que tras las gafas oscuras sus ojos se habían abierto desmesuradamente. Ellos no requerían que ellos los ayudaran, ya se las arreglarían solos; pero al observar detenidamente al maestro frente a ellos tomaron cuenta que negarse no era una opción, así que no teniendo más remedio se resignaron a aceptar. Ellos no querían hacer de niñeras, claro que no, suficiente tenían con la manada de hormonas alborotadas que se hacían llamar club de fans detrás suyo, como para ahora tener que cuidar de tres donceles que seguramente no serían diferentes; pero también se dieron cuenta que el negarse no era una opción así que también se resignaron a aceptar.

 >> Ustedes son de los mejores estudiantes que hay, el director pidió que fueran exclusivamente ustedes como un favor para él. – Con ello calmó a los hermanos. Si el director había pedido por ellos por algo tenía que ser, él no hacía nada sin una razón, algo de especial debían de tener esos hermanos.

-Claro Sensei, con mucho gusto. –Respondió Sai, sus hermanos sólo asintieron. Por supuesto que lo hacían con gusto, aquel hombre había hecho tanto por ellos; le querían  y él también les quería porque aunque no lo dijeran las acciones hablaban por si solas.

-Bien, entonces los dejo a su cargo. –Se encaminó a la salida.

-Uchiha Itachi, mucho gusto.

-Uchiha Sai, un placer.

-Uchiha Sasuke.

Cada uno se presentó con una leve reverencia. Lo que no les gusto fue que no respondieron, sólo dieron una perfecta reverencia y se dispusieron a sacar algo de sus maletines. Ellos que estaban siendo amables y los otros sólo se limitaban a escribir en el cuaderno que cada uno había sacado, empezaban a molestarse. Entonces el maestro volvió a entrar al salón.

-Acabo de acordarme que olvidé decirles algo, pero ya no hay tiempo. –Dijo tomando una carta del maletín que llevaba en mano. –Esto lo mandó el director para ustedes. –Le entregó el sobre al Uchiha que más cerca estaba. –Bien, como ahora si no se me olvida nada, no hay necesidad de que vayan a sus salones ahora los maestros están informados, así que no hay problema. –Y salió de nuevo del lugar.

Una vez seguro que estaban solos, Itachi abrió el sobre extrajo la carta y la desdobló.

 

“Mis queridos alumnos:

Deseo que por favor acompañen a los hermanos Uzumaki.

Les habrá tomado por sorpresa esta nueva petición tan egoísta de mi parte. Siento mucho si tenían otros planes, pero no hay más en quienes pueda confiar para delegar esta tarea tan importante.

Esto no es sólo para mí o para ellos, también es para ustedes; me preocupan aunque no debería porque los conozco, pero es precisamente porque los conozco que me preocupan, en fin creo que me he desviado del tema.

Tal vez piensen que ellos son iguales a los demás, no saben cuan equivocados están, o tal vez ya se dieron cuenta que ellos son “diferentes”. Créanme, encontraran en ellos nuevos amigos, va a ser divertido.

Quiero que por favor les enseñen lo que deban saber, ustedes y yo sabemos cómo es realmente este lugar, porque supongo que ya saben que son becados. Cuídenlos, porque aunque no lo parezca ellos necesitan ser protegidos. También deseo que me informen sobre ello.

No es necesario que entren a clase, ya les informé a los maestros que ustedes seis tienen permiso para ausentarse; es decisión suya.

Y como sé que son curiosos, mas tarde sabrán el porqué de mi petición.

Sé que no me defraudarán.

PD. Ellos tienen una carta, deben pedírsela para entender mejor las cosas.

 

Att: Yo.”

 

Sonrió al leer lo último –Att: Yo. – él siempre lograba sacarles una sonrisa. Pasó la carta a Sai, y mientras éste leía la carta ellos habían terminado de escribir, o lo que sea que estuvieran haciendo en el cuaderno. Al terminar Sai paso la carta a Sasuke.

 

>>Hubiera sido más sencillo que nos diera la carta desde un comienzo. Maestro incompetente. << Pensaba Itachi.

Cada hermano estaba frente a otro.

El doncel pelirrojo estaba frente a Sai. Uno de los donceles rubios frente a Itachi, y el otro frente a Sasuke.

Cuando Sasuke hubo terminado de leer la carta, tomo el sobre de manos de Itachi, dobló la carta de nuevo y la metió dentro del sobre, para posteriormente guardar el sobre dentro de su saco. Al notar que los varones que se suponen serían sus guías estaban atentos a ellos decidieron mostrar lo escrito en los cuadernos, uno por uno.

 

-“Hola. Soy Uzumaki Naruto, el otro rubio es Uzumaki Deidara y el pelirrojo es Uzumaki Gaara. Somos hermanos, como creo que ya saben. Es un placer conocerlos.” –Era lo escrito en el cuaderno que sostenía Naruto, quien estaba frente a Sasuke por lo cual los otros Uchiha tuvieron que acercarse un poco para leer.

-“Lamentamos el que tengan que hacer esto, aun cuando se notó que no querían cuando el maestro lo dijo. Pero no hay problema, si desean irse pueden hacerlo que no le diremos a nadie.” –Deidara mostró su cuaderno, y ahora fue turno de acercase Sasuke y Sai. Aquello les sorprendió, el que se hubieran dado cuenta que la petición no había sido de su agrado en un principio, pues al saber que la petición era por parte del director terminaron por aceptar debido a la curiosidad; los pedidos del director siempre terminaban en algo que les divertía. Al parecer eran muy observadores. Lo que realmente querían saber era porqué tenían tanta cosa encima, que sólo se puede ver un poco de su cara, -entiéndase la nariz-, y las manos; además de escribir en un cuaderno en lugar de hablar.

Y como si leyeran la mente los donceles intercambiaron miradas, si es que era aquello posible, y fue cuando Gaara mostro lo escrito en su cuaderno.

-“No podemos hablar. Es por ello que nos comunicamos así.” –Volvió a resguardar el cuaderno contra su pecho suavemente.

-Genial. Lo que faltaba. –Dijo.

-Sasuke, no seas grosero. –Le regañó el mayor.

Naruto empezó a escribir de nuevo, mientras el Uchiha mayor reprendía al menor y el otro sólo se limitaba observar y escuchar con una muy exasperante sonrisa falsa. Cuando Naruto termino se acercó a los hermanos, quienes se habían alejado un poco, espero a que notaran su presencia y así poder “decir” lo que quería pero al parecer aquello iba para largo, por lo tanto armándose de un poco de valor se atrevió a tomar la manga del saco color negro y jalar suavemente de ella.

Sasuke al sentir un suave tirón en la manga de su saco desvió la vista de su hermano para posarla sobre quien le había llamado, tuvo que bajar la mirada para poder verle a la cara, o mejor dicho lo poco y nada que se veía de su rostro.  Al obtener su atención soltó la manga delicadamente para así llevar su mano hasta el cuaderno y voltearlo.

-“Ya les dijimos que no le diremos a nadie si se van, no hay problema con ello.”

-No, eso es imposible. ¿Qué no escucharon que fue el director quien lo pidió? –Dijo Sasuke irritado.

Ante tal tono Gaara rápidamente escribió en su cuaderno.

-“Dijimos que no podíamos hablar, no que no podíamos escuchar.” –Era la primera vez que alguien se atrevía a responderle a un Uchiha, y aún más a Sasuke.

Itachi decidió intervenir antes que todo se empezara a complicar.

-Entonces, ya que nos conocimos mejor, podemos comenzar el tour. –Dijo divertido para así distender un poco el ambiente, haciendo que Sasuke se irritara más.

-Vamos Sasukito, va a ser divertido, los tours son divertidos. –Dijo Sai. Definitivamente a sus hermanos les encantaba molestarlo.

-Idiotas, se les olvida algo. –Dijo a sus hermanos, pero antes de pedirlo siquiera ya Deidara extendía su mano con dos sobres en ella, frente a él. Tomó primero el sobre de arriba, lo abrió, sacó la carta, la desdobló y se dispuso a leerla; mientras los hermanos Uzumaki se sentaban en la primera fila de escritorios del lado derecho del salón, cada uno tomando un reproductor de música, dando paso a que leyera en voz un poco alta para sus hermanos y él, así no tendrían que leerla cada uno y así demorarían menos también.

 

“Estimado director:

La presente es para informarle sobre mis queridos niños. Uzumaki Deidara, Uzumaki Gaara y Uzumaki Naruto. Como usted se habrá podido dar cuenta, mis niños llevan mucho trapo encima –inserte risa sutil aquí–, me gusta bromear un poco con esto de vez en cuando para liberar tensiones. No es sencillo cuidar de tres jóvenes de salud frágil, no crea que me estoy quejando eso ni en broma; yo gustosa cuido de ellos hasta el último de mis días, el problema llega cuando les dices que no pueden hacer ciertas cosas, utilizar otras tantas y cuidarte de casi todo, sobre que puedes o no comer y mucho más.

Tengo miedo, es la primera vez que les dejo solos. Déjeme decirle que mis niños son muy independientes, no crea que porque soy sobreprotectora ellos no hacen nada, ya quisiera yo hacer todo por ellos así me aseguraría que no les sucediese nada malo.

Es porque ellos son como son que he cedido a su petición de dejarles regresar a estudiar en un plantel educativo, yo tenía la idea de dejarlos estudiar en su antigua institución y ya estaba tramitando los papeles necesarios cuando me llegan con la noticia que han ganado una beca en su institución. No podía creerlo cuando leí las cartas de aceptación, no porque no crea que mis niños son inteligentes, no es nada de eso; simplemente yo sé cómo pueden suceder las cosas, nosotros somos conscientes de las diferencias que existen entre los estudiantes de aquel lugar y mis niños, negar lo obvio es una pérdida de tiempo. Si por mí fuera me iría con ellos a aquella institución también, para así asegurarme que nada les ocurra, pero sé que es algo que no puedo hacer; yo de ir voy, sin embargo no sería justo con ellos.

Quiero que sean felices, que a pesar de ser como son tenga amigos de su edad; mis niños son niños normales, es simplemente que se les dificulta un poco socializar con los demás, por aquello de su salud.

Como ya dije arriba, se habrá dado cuenta que mis niños visten “más” que otras personas, algo raro siendo que uno sólo se viste tanto cuando es época de invierno. La razón se debe a lo frágiles que son de salud, todo se debe a ello.

¿Sabe que es dermatitis solar? Es una reacción cutánea bastante frecuente, es producida por la exposición a los rayos del sol, los cuales provocan daño en la piel ya sea mayor o menor dependiendo del tipo de piel; las pieles pálidas son las más sensibles.

Deberá estar pensado que es algo común, sí a todos nos pasa. Es lo que llamamos quemaduras de sol, cuando estamos en la playa o en la piscina. También pensará ¿por qué tanta preocupación si a todos nos pasa? A eso voy.

La situación de mis niños es más grave. Se nombra como fotosensibilidad. Se define fotosensibilidad como una respuesta exagerada a la luz solar o ultravioleta; ésta se manifiesta de forma rápida con quemaduras o lesiones de la piel como enrojecimiento, vesículas o placas.

Las manifestaciones a esta son cefalea, mareo, vómito, fiebre y dificultad respiratoria.

Hay numerosos factores, muchos que incluso son desconocidos, que pueden contribuir a la fotosensibilidad. Puede estar asociado a diferentes patologías o ser secundario a fármacos; tanto los administrados vía oral como los aplicados de forma tópica.

La realidad de las cosas es que en mis niños está asociado a ambos factores descritos arriba; uno más que el otro pero igualmente está asociado a ambos. De la misma forma la fotosensibilización produce lesiones oculares.

Por lo tanto debido a la frágil salud de mis niños me tomo el permiso de pedirle a usted amablemente que cuide de mis niños, por favor. Anexo a la carta las copias de las indicaciones médicas y demás para su cuidado, que se me fue entregado al dar de alta a mis niños; también el número telefónico del doctor que los atendió y el mío propio para cualquier cosa que necesite saber.

Por su atención prestada, muchas gracias.

Att: Arashima Kaede.”

 

Estaban sorprendidos, bastante erra decir poco, no tenían palabras para describir lo que en aquel momento sentían. Ellos sabían sobre la fotosensibilidad y las enfermedades que estaban relacionadas con ella, los síntomas de la enfermedad, lo que podían o no hacer a  su causa, aunado a ello que incluso los medicamentos eran también factor para tal caso.

Siendo tan jóvenes y en tal situación; ahora sabían las razones del director para pedirles aquello. Las situaciones en las que se verían involucrados debido no sólo a la diferencia de niveles económicos sino también entorno a su salud, era lo que quería prevenir el director que todo se saliera de control y terminara en algo como un hospital o peor, en su muerte. Aquello sería un gran escándalo si llegaba a suceder, pero para eso era que estaban ellos ahí cumpliendo con lo que había sido pedido por aquel hombre, para evitar que eso sucediera.

 

Ahora que ya estaban al tanto de la situación darían lo mejor de sí para cuidarlos, no lo hacían por el escándalo que se pudiese formar, mucho menos por esos jóvenes que apenas si habían visto hoy, no, aquello lo hacía para no defraudar a aquel hombre que admiraban, respetaban y querían tanto. Porque estaba claro que él tenía algo de cariño por esos chicos, tal vez conocía a sus padres o se conocían de antes, o quien sabe qué habría pasado para que él mostrara tal preocupación a aquellos que para ellos no eran más que desconocidos.

¿Entonces esto era lo que había leído cada maestro? No daban mucho crédito a ello, tal vez los maestros supieran que estaban enfermos, pero no habrían leído esa carta ¿O sí? El director no lo permitiría, que todos supieran que los jóvenes becados eran importantes para él. Además no había recetas médicas u otra cosa que diera un diagnóstico médico que asegurara lo escrito en la carta.  Ah! Sí, es cierto que había otra carta.

Así Sai tomo la carta ya leída y la guardó en su saco, mientras Itachi tomaba la otra y la abría para leer su contenido.

 

“A quien corresponda:

La siguiente es para informar sobre los tres estudiantes nuevos, los hermanos Uzumaki. Debido a la frágil salud que estos poseen se les ha de permitir salir de clase cuando ellos así lo soliciten, para ir directo a la enfermería y deberán acompañarlos hasta ésta siempre los hermanos Uchiha.

Debido a las indicaciones médicas han sido exonerados de la clase de deportes, pero siempre y cuando no presente ningún esfuerzo físico muy grande podrán participar de la clase.

Están también exonerados de las exposiciones, exámenes y todo aquello que requiera utilicen lo voz.

Anexo están las indicaciones médicas físicas.

Receta médica:

1. Realizar actividades como caminar, nadar o montar en bicicleta, para prevenir la debilidad muscular. Durante periodos no mayores a 45 minutos una hora máximo, e intervalos de descanso de cinco minutos. Las actividades que requieran de un mayor esfuerzo físico tales como los juegos de balón quedan relegados.

2. Evitar la exposición de la piel al sol durante periodos mayores a diez minutos, veinte minutos máximo. En el caso dado de estar realizando actividades acuáticas utilizar crema solar con un factor de protección solar alto (FPS), como mínimo la crema debe tener FPS 40.

3. Para evitar lesiones oculares utilizar gafas de sol.

4. Alternar las actividades habituales con periodos de descanso, para controlar la fatiga.

…”

 

Al terminar de leer, Itachi guardo la carta en su saco; los tres intercambiaron una mirada, nunca necesitaron de muchas palabras para entenderse entre sí, y caminaron a paso firme hacia los tres que estaban en la primera fila escuchando música. Al estar frente a ellos esperaron a que les prestaran atención, pero al parecer no se habían percatado de su presencia, era lo que creían.

-Vamos, les mostraremos el lugar. –Dijeron al unísono, se encaminaron a la puerta para salir del salón y como probablemente no hubiesen escuchado dieron vuelta de nuevo dispuestos a repetir lo dicho, grande fue su sorpresa al ver que estaban detrás suyo a unos cuantos pasos. Sin más que decir abrieron la puerta del salón permitiendo que los donceles pasasen primero, para luego salir ellos y así comenzar con el recorrido para mostrarles el plantel educativo. Les tomaría bastante, tal vez toda la mañana y parte de la tarde.

 

 

***¨¨***

 

 

¿Lo han notado? ¿No saben de lo que les hablo? ¡De eso! No hay otra cosa. No me pueden decir que no se dieron cuenta. Del repetitivo “Siempre”. Es algo que no se puede evitar, mi vida está bastante llena de esa palabra; tal vez no explícitamente pero ahí está, siempre va a estar ahí.

 

Recuerdo que en segundo de secundaria algo sucedió que me hizo feliz, aunque sea un poco feliz y fue entonces cuando decidí esforzarme mucho más que antes, no fue tiempo después que me di cuenta que aquello que cambió mi vida no fue “eso” sino que fue lo “otro”. No, no fue una semana ni un mes después, tuvieron que pasar años para que yo me diese cuenta que ese pequeñísimo detalle que yo creía importante realmente no lo fue.

 

Era un día cualquiera, como cualquier otro día, entonces pensando en no hacerlo monótono decidí que hoy deberíamos ir al centro comercial de compras. Nosotros no éramos de esos típicos adolescentes que estaban siempre en aquel lugar gastando el dinero comprando cosas que ya tenían, o de aquellos que estaban siempre con el BlackBerry a la mano hablando con todos esos que se decían llamar amigos pero que realmente no lo eran. No, a nosotros nos encontraban siempre en aquel café de la esquina frente al parque, en el segundo piso, en la mesa del fondo a la izquierda frente al gran ventanal que daba una vista hermosa del lago artificial del parque, con una malteada de chocolate, los pies sobre la silla y las rodillas hacia nuestro pecho, y un libro en mano. Esos eran nuestros ratos de diversión, nada mejor que un libro y la compañía de una persona importante para ti; en ocasiones íbamos al cine, otras al parque de diversiones, incluso al parque frente a la cafetería, pero siempre las tardes terminaban igual, nosotros hablando sobre libros. No importaba, nosotros éramos felices con ello. No era que no tuviésemos para celulares, ropa, zapatos y demás a los que otros daban bastante importancia, mucha a decir verdad, después de todo proveníamos de familias con una buena posición económica. Nosotros éramos diferentes de todos esos adolescentes hormonales superficiales, que daban más importancia a lo material que a los valores humanos. Era por ellos que no encajábamos en aquel mundo, y era por ello que siempre nos hacían la vida imposible; los libros eran nuestra vía de escape de todo aquello que nos lastimaba.

 

Nos conocimos en el jardín de niños, recuerdo que desde el primer día de clase los demás niños me hicieron a un lado y él, él también fue dejado a un lado por los demás. No se cómo paso o porque hice aquello, pero me acerque a él y le pregunté si quería jugar conmigo; en ese entonces todavía no me había rendido, cuando levantó su rostro pude ver la sorpresa tatuada en sus ojos. A mí los demás me hicieron a un lado por el color de mi cabello, y fue entonces cuando los vi que supe que a él lo habían dejado de lado por el color de sus ojos.

Mi padre y mi abuela siempre decían que mi cabello era hermoso, entonces yo siempre procuraba tenerlo en perfecto estado, lo tenía largo, siempre lo desenredaba con cuidado, lo peinaba hacia atrás o hacia los lados, utilizaba las pinzas para cabello que mi abuela me regalaba cada fin de semana por correo, lo trenzaba, lo recogía en una coleta alta o en una baja; probaba siempre peinados diferentes y nuevos para mostrárselos a mi padre cuando llegara a casa después del trabajo, y a mi abuela cada que íbamos a visitarla. Generalmente mi padre llegaba hasta muy tarde en la noche o en ocasiones bastante entrada la madrugada, entonces yo grababa un vídeo con mi peinado dando vueltas frente a la cámara para que se viera todo, adelante, atrás, de un lado, del otro… así yo grababa el vídeo media hora después de mi hora de dormir y cuando terminaba deshacía el peinado, desenredaba mi cabello cuidadosamente y me alistaba para dormir, todo en diez minutos, entonces esperaba otros veinte minutos que él llegara con mi mirada fija en la puerta para que así lo primero que viera él de mi fuese mi sonrisa y yo de él también una sonrisa; era algo que casi nunca sucedía porque cuando él llegaba habían transcurrido una hora más y yo ya estaba dormida.

Ya era un gran logro que yo, una niña de seis años cuya hora de dormir son las ocho de la noche, pudiese estar despierta hasta las nueve de la noche; parecía como si un interruptor fuese activado llegada esa hora y entonces yo caía en un profundo sueño. Yo sabía que papá siempre llegaba entre la diez y las diez y cuarto. Siempre dejaba la cámara de vídeo encendida y papá la apagaba cuando salía de mi cuarto después de darme las buenas noches.

 

“Mi princesa, Te amo. Estoy esperando ansioso que me cuentes como te fue hoy. Buenas noches, recuerda que te amo. Buenas noches, descansa.”

Era lo que me decía al dulcemente al oído. Claro que no decía lo mismo, pero aquello era lo que yo a la edad de seis años rescataba de todo lo que mi amado padre me decía.

Un fin de semana era salida familiar, salíamos mi madre, mi padre, mi hermana mayor y yo. El siguiente fin de semana salíamos mi padre y yo rumbo a Kioto, a visitar a la abuela. A mi madre y hermana no les gustaba visitar a la abuela.

Todos los días grababa un vídeo que era visto al día siguiente por mi padre en su oficina y la abuela veía la copia que papá le enviaba, en su casa. En cada vídeo que grababa les hablaba sobre mi día, el peinado que tenía, cuanto había tardado en hacerlo y demás cosas.

Era divertido, me gustaba estar con la abuela y papá. Me gustaría volver a repetirlo, pero es algo que ya no puede ser.

 

 

Porque nuestro final es la mitad de tu historia. 

Notas finales:

La información dada sobre la fotosensibilidad es verídica.


A medida que avance con la historia iré mezclando ésta con otras enfermedades. En éste capítulo la receta médica está basada a en una de las enfermedades asociadas a la fotosensibilidad. 


 


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