- ¿Así que pensabas dejarme plantado?- pregunto Milo recargando un hombro en el marco de la puerta- no es muy amable de tu parte ¿sabes? el no avisarme que preferirías quedarte en tu despacho, llevo cerca de cuarenta minutos esperándote en frente del elevador viendo pasar a todos como un estúpido, por lo menos podías haber mandado un mensaje diciendo “No voy a ir”
- Y a dónde diablos te mando el mensaje Milo, si no tengo tu número, tampoco contestas en tu oficina y además es tu culpa por suponer que iría sin que yo te confirmara- le respondió Shaka aun sentado frente a su escritorio- de verdad no es por ser grosero pero tengo mucho trabajo que hacer
- Ah, disculpa no sabía que tu trabajo requería que checaras de tu horóscopo diario, lamento interrumpirte en medio de tan admirable investigación.
- Mira Milo a mi no me van tus sarcasmos, así que bájale a tus reclamos que ni me importan y ni tienes ningún derecho a pedir explicaciones captas
- Ya, ahhh entonces supongo que no veremos el espectáculo, mi dinero y mi tiempo tirados a la basura
- ¿recital? ¿qué recital?- pregunto curioso el virgo
- En realidad es un espectáculo de danza china, que viene por primera vez a Grecia y quería que voz me acompañaras, pero viendo la hora que es, creo que ni siquiera utilizare mi lugar.
- Yo… tal vez si vamos rápido al departamento y me cambio aún alcancemos a llegar ¿a qué hora es la función?- dijo Shaka algo culpable ya que se había esperado cualquier cosa del griego menos aquello y para que se hacía menso si bien que quería ir al evento desde que Milo se lo mencionara
- Ya no hay tiempo- respondió Milo con el rostro serio, un dejo de decepción cruzo por los ojos de Shaka pues en verdad le había entrado ganas de ir y distraerse un poco- además eres hermoso tal y como estas- acaricio suavemente un mechón de hebras doradas pues había notado ese ligero cambio en las pupilas azules-no necesitas cambiarte – beso la punta del mechón con una sonrisa encantadora y jalo de la mano al rubio para salir camino al estacionamiento.
Shaka solo alcanzo a tomar su móvil y el saco que colgaba de la silla, recorrieron con prisa el pasillo del onceavo piso hasta llegar al elevador, Milo presionaba insistentemente el botón de bajada pero tal parecía que este tardaría en llegar desde el segundo piso así que sin ninguna otra opción jalo al rubio rumbo las escaleras. Shaka sabía que se estaban comportando como unos adolescentes escapando de su madre para ir de fiesta, pero la energía que le transmitía el peli-azul hizo que una ligera sonrisa surgiera de sus labios y tomando más velocidad que su cómplice rebaso al griego jalándolo con mayor ímpetu, riendo como un chiquillo llego a la planta baja. Milo estaba sorprendido por la repentina conducta del rubio pero la risa alegre que salía de los labios jadeantes hicieron que la necesidad de llegar a tiempo al recital cobrara más fuerza, quería ver nuevamente esos ojos azules inundados de ese brillo. Rápidamente guio a Shaka a su auto y sin más demoras se dirigieron a su destino.
Dos lugares más atrás del aparcadero, la figura de Saga observaba la escena de Shaka feliz subiendo al auto del idiota de Milo, agarrado con fuerza innecesaria las llaves de su camioneta se encajaban en su mano izquierda abrió la puerta del piloto y con violencia subió, necesitaba unos tragos, muchos tragos.
Llegaron justo cuando comenzaban a cerrar las puertas de acceso, Milo impidió que los de seguridad se acercaran mostrando los boletos y aventándolos a uno de los encargados mientras que él y Shaka seguían corriendo en busca de sus lugares en los palcos. Llegaron y por fortuna no había nadie más en el lugar así que ya más tranquilos tomaron asiento.
Las pupilas de Shaka estaban extasiadas con la cantidad de colores, formas e ilusiones que los bailarines creaban en el escenario, metros de la más fina seda rosa volaban en el aire como, guiadas o mejor dichas seducidas por el delicado movimiento que cada una de las bailarinas realizaba, el fluir de sus cuerpos combinados con el movimiento natural de la seda representaban un lenguaje simple pero el cual los mortales como ellos no podrían descifrar, un ritual tan antiguo dedicado a los mismos dioses y gracias a Milo él había sido capaz de disfrutar y absorber la magia, esa que con el fluir de la música te transportaba al pasado. Más de cinco mil años de historia y Shaka casi podía sentirse como parte de la corte China.
Milo no podía despegar los ojos del la figura delicada que miraba atenta a los bailarines, las pocas luces del palco apenas iluminaban el rostro de su acompañante, la emoción surgía de sus pupilas en forma de un manto cristalino que hacías brillar esos ojos celestes, Milo se encontraba hipnotizado por Shaka al igual que esté lo estaba por la danza, le pareció tener frente a él a un ángel que visita por primera vez la tierra y que se encuentra con todas las maravillas que el mundo poseía, fue un momento mágico que el griego se negaba a destruir, simplemente no quería que aquello acabara pero nuevamente Dios estaba en su contra. El telón toco el piso y la función concluyo.
- Has disfrutado de la función- Afirmo el peli azul más que preguntar,
Shaka lo miro directamente a los ojos y con una sonrisa honesta respondió-
- Si, por supuesto- hizo una pausa- yo no sé como agradecerte este detalle Milo, cuando estaba en Inglaterra moría por verlo pero los boletos se agotaron tan pronto que tuve que quedarme con las ganas y ahora tu me has traído aquí sin saber que yo… yo no sé, no sé cómo compensarte
- Qué te parece con una cena, todavía es temprano para que llegues al departamento que según me he enterado compartes con Dita y créeme no querrás llegar ahí un viernes por la noche- dijo Milo ofreciendo su mano al rubio. Una cena, solo eso pero porque Shaka sentía que si aceptaba todo se complicaría. No esta vez dejaría que el destino eligiera, tomo la mano que se le ofrecía y camino del brazo del hombre que probablemente pondría de cabeza sus planes.