Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Investigando tu corazón por Meyko

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pido disculpas por la tardanza (una vez más) pero esta vez tenía muchos problemas en cuanto al orden de ideas y redacción, no me conformo con cualquier cosa y me desmotivo por no poder continuar, pero aquí está la actualización y ha salido larga.

 

-No quiero sonar rudo…-dijo el más alto mientras se sentaba al lado del otro-…pero quiero respuestas de qué te sucede, ya fueron muchas especulaciones por hoy-

-…Ah… ¿en serio?- preguntó impactado y para ganar tiempo, el menor

-Esa niña tonta de Megu cree que estás enamorado…-pausó-

-Ajaja vaya que es tonta- río nervioso

-La verdad, esa idea ya no me parece nada de tonta ¿Está ella en lo correcto?-preguntó directo

El castaño enmudeció y bajó su mirada- puede ser…ni yo sé que me pasa-

Kinta le observó y cambió su expresión para luego abrazarle- Está bien…pero me tenías muy preocupado y me molesta que no me digas nada- al terminar de decir eso se separó del cuerpo ajeno y le desordenó el cabello, aunque Kazuma aún no cambiaba por completo su mueca

-Perdón…juro que todo volverá a ser igual-susurró y con algo de miedo levantó su mirada- aún…tengo un par de secretos bien ocultos-dijo con un tono bastante triste-pero no es momento para decirlos, ni siquiera yo lo he enfrentado…-

Ante aquella confesión, el más alto comenzó a experimentar emociones encontradas, sin embargo tuvo una buena ocurrencia- ¿qué te parece si salimos este fin de semana y me lo cuentas? O sea… ¿crees que podrás?- preguntó con un poco de brusquedad debido a la ansiedad, pero rectificando luego y bajando el tono de su voz.

-¡Claro!-respondió el menor, sonriendo.

 

Después de aquella conversación tuvieron una tarde normal, Kinta se mostraba bastante conforme con las respuestas que su amigo le había dado y este…este se sentía afortunado de poseer la habilidad de fingir. Al menos ya no se sentía tan deprimido, sin embargo sí ansioso, si hubiese sido por él, ambos secretos habrían dejado de serlo en ese instante, pero Kazuma ya se había imaginado las cosas de una manera y quería que se llevaran al cabo así.

 

A la mañana siguiente el menor volvió a clases como si nada, pero obviamente llamando la atención de todos, quienes rápidamente se acercaron a tapizarle en preguntas y consecuentemente este continuó con su mentira. Después de eso el día transcurrió normalmente, hasta el recreo.

 

-Voy al baño- le dijo el castaño a su amigo mayor, con el que se encontraba cotilleando.

-Oh, claro, ve…-le respondió éste

Sin embargo cuando el más bajo salió de la sala, la pelirosada se acercó peligrosamente hacia Kinta- y ¿qué es lo que tenía?-pronunció en un tono ofensor

-Lo que tiene se llama adolescencia- respondió cortante y cabreado 

-¿Le preguntaste sobre lo que te sugerí?-insistió

El mayor se cruzó de brazos y miró por la ventana colindante a su asiento, suspirando con pesadez- No le toqué el tema porque antes de que, si quiera lo recordara, él me aclaró el asunto-

Megu le miró engreída- te apuesto a que descubro qué es lo que le sucede-

-¡Ya basta!- gritó el más alto -fuiste la que más preguntas le hizo y él respondió a todas ¿no puedes quedarte tranquila con eso?-agregó exasperado. Con esta respuesta la muchacha se limitó a volver a su puesto, bastante asustada

 

Mientras tanto en el baño, se encontraba Kyu, apoyado en una de las puertas, besándose y abrazándose pasionalmente con su novio, cuando de pronto entró el menor, quien quedó estupefacto ante tal escena, no emitió ruido alguno y se quedó contemplando, totalmente sonrojado. Como si de un presentimiento se tratara, Ryu se separó de la boca ajena y miró hacia la entrada, encontrándose con la mirada roja y curiosa del castaño. Ambos intentaron justificarse ante el menor, sin embargo no hacían más que balbucear.

-Me parece hermoso- comentó Kazuma- ¿hace cuánto que están saliendo?- preguntó con una sonrisa plácida

-U…un mes…-respondió Kyu, cabizbajo

-Pues, espero que sean muy felices…a mí…me gustaría tener algo con la persona que quiero…-

El chico bicolor no supo cómo reaccionar ante tal aceptación y el comentario derrotista posterior- ¡¿T…Te gusta alguien?! ¿Quién es? ¿Lo sabe?-

El más bajo sonrió sarcástico- No les diré de quién se trata y aunque esta persona supiera…dudo que se fijara en alguien como yo- declaró y luego volteó- no se preocupen chicos, su secreto conmigo está bien protegido, de hecho me encanta ser cómplice de ello- dijo por último y se fue rápidamente del lugar.

 

Kyu miró desconcertadamente su partida, hasta que unos brazos cruzándose por su cintura le hicieron volver en sí.

-Vamos, ya están por empezar las clases- le dijo Ryu, besando la mejilla ajena, después.

 

Cuando el menor regresó al aula, presintió una tensión escalofriante- ¡Vaya! Muchachos ¿qué es este ambiente?- preguntó divertido con una sonrisa inocente. Ante esto la pelirosa ni si quiera le prestó atención, puesto que estaba escuchando música y el mayor quién se encontraba cruzado de brazos mirando por la ventana, se giró con un aire de descuido

-¿De qué estás hablando Kazuma?-le preguntó haciéndose el desentendido, para no preocuparle

- Hum de nada…-murmuró decidiendo que no valía la pena seguir con el tema, ante esto el mayor sólo sonrió. El menor se sentó al lado de su amigo e instintivamente se acurrucó en el brazo ajeno, al más alto le llamó la atención este gesto, sin embargo pasó éste por detrás de los hombros de su amigo y le acercó más, no le veía lo malo a un gesto como ese, dado que eran muy buenos amigos, pero a Kazuma le producía cosas que no había experimentado antes, si que sólo cerró los ojos con fuerza, deseando que ya fuera sábado.

 

Sábado a las 11:30

 

Kazuma se daba vueltas en la cama, nervioso, no había podido conciliar el sueño en toda la noche, durmiendo sólo entre horas. Si que decidió levantarse, aún faltaba mucho para la hora que había acordado con el mayor, pero creía que era completamente ocioso quedarse acostado, si que sin más fue hasta la cocina, donde se encontró con su madre, la que le observó sorprendida.

-Nunca pensé que te vería en pie tan temprano un sábado-rió

El menor hizo una mueca graciosa con la boca y se acercó con ternura hacia la mujer-tengo hambre…-insinuó

-Supongo que eso significa que quieres que te haga desayuno-le dijo enarcando una ceja, a lo que el castaño sólo respondió con un movimiento de cabeza. La mujer sonrió y fue a prepararle algo al menor- Hoy voy a estar fuera todo el día ¿te dije?-

-Oh sí, vienes diciéndolo hace una semana-contestó el más bajo mientras se sentaba. Y pues claro que lo recordaba, el plan que había creado, consistía en que la mujer estuviese fuera y ahora contaba con ello, estaba feliz- ¿a qué hora estarás de vuelta?-preguntó tratando de no sonar demasiado interesado

-Intentaré antes de las doce, pero no te aseguro nada-

-Está bien, procura divertirte- dijo sonriente y queriendo sonar despreocupado y liberal, pero en realidad veía el asunto con maldad, tendría tanto tiempo para estar a solas, que se reía de tan sólo pensarlo.

Mientras el pequeño comía y prácticamente había planificado todo para el día, al otro lado de la cuidad Kinta se encontraba durmiendo plácidamente, para él no había ningún tipo de apuro que pudiese intervenir su sueño. Sin embargo, de vuelta en la casa del menor, este a penas vio que su madre dejaba la casa, fue corriendo hasta su habitación para alistarse. Aunque, si bien se juntaría con el mayor a las cuatro en el parque, sentía un poco de miedo al enfrentarse a tantas cosas un mismo día. Se dio un baño con agua helada, pues pensaba que así su mente se despejaría un poco. Al terminar se paró frente su armario y sacó una bolsa de multitienda.
-Es hora de enfrentar la verdad- musitó y sin más abrió la bolsa y sacó su contenido, con torpeza, se quedó observándolo con un poco de inseguridad, pero finalmente lo vistió y se miró al espejo de cuerpo completo buscando aprobación en sí mismo, y aunque había sido difícil para él llegar a ese tipo de conclusión días atrás, ahora estaba completamente cómodo, modelando una minifalda de mezclilla muy femenina y una polera rosa pastel sencilla mucho más ceñida de lo que acostumbraba llevar. Pero eso no era todo, también había decidido vestir medias negras, a mitad de muslo, puesto que era la moda entre las chicas y creía se veían lindas. Tomó su mochila y se dirigió a la habitación de su madre, su transformación aún no concluía, el pequeño sabía que corría el riesgo de que alguien le reconociera, si que debía ser riguroso con su imagen. Se sentó frente al tocador de su progenitora y abrió su mochila, dentro tenía un par de extensiones castañas, las cuales había decidido usar como coletas, había visto varios tutoriales en internet sobre cómo colocarlas, si que no tuvo muchos problemas al respecto. Cuando terminó, procedió con el maquillaje, quería usar algo natural e inocente y había visto a su madre maquillarse varias veces, si que, técnicamente, sabía cómo debía hacerlo.
Aplicó un poco de polvos compactos para emparejar el tono de su piel y dar un efecto más de “porcelana”, usó un rubor rosa bastante infantil sobre sus mejillas, muy similar a la sombra que eligió para sus ojos, los que delineó con lápiz café para agrandarlos y sin que se notaran maquillados, luego recurrió a la máscara de pestañas y encrespado de estas, aunque con eso no tuvo tanta suerte, dado que se pellizcó varias veces el párpado. Para finalizar con un labial fucsia coloró el interior visible de sus labios, aunque eso no era todo, aún faltaban un par de detalles. Sacó de su mochila una cajita para guardar anteojos y de ella extrajo unas gafas marco al aire, algo completamente opuesto a lo que solía vestir, aunque sinceramente creía que sus lente lo afeaban bastante, pero ahora que se miraba al espejo con todo ese cambio se sentía realmente bien, no hallaba el momento en el ya tuviese que salir…así que tomó todas sus cosas y fue hasta su habitación, nuevamente y vio la hora…recién eran las 14:00hrs. Y ya no podía esperar más, tomó el teléfono y sin vacilar llamó al mayor, el que justo salía de la ducha:

-Diga…-contestó el más alto

-Ah, Kinta, soy yo, espero no molestarte, quería saber si podíamos adelantar nuestro compromiso-contestó el castaño, con toda la seguridad del mundo, pero aún así con un tono dulce

Los latidos del moreno se agitaron brutalmente al oír eso, puesto de que estaba demasiado ansioso por saber cuáles eran los secretos de su amigo- ¿De cuántas horas estamos hablando?-preguntó intentando sonar parejo

-Media hora-aseguró el castaño, dejando que una risita se escuchara a través del auricular, lo que enervó mucho más a Kinta

-De acuerdo- respondió con simpatía, de todas formas no es como si le hubiese molestado ese cambio de plan a última hora, todo lo contrario, ya no podía con la ansiedad, si que era lo mejor
-Okay, nos vemos-se despidió coqueto, Kazuma, colgando rápidamente.
La locomoción se demoraba aproximadamente veinte minutos desde su casa hasta el lugar acordado, si que se apresuró en coger una mochila de rilakkuma en la que metió ropa de cambio, por si es que llegaba a casa después que su madre, toallas desmaquillantes, sus feas gafas con marco y su otra mochila, todo bien doblado para que le cupiera.

40 Minutos después

 

El mayor se paseaba por el centro de la plaza buscando a su amigo, con la mirada, pero no lo encontró. De repente fijó la mirada en una chica que por su complexión le recordó a Kazuma
-“Se ve bastante linda”-pensó sin dejar de observarla desde lejos, de arriba hacia abajo. De pronto vio que la muchacha sacó su celular y volteó, como si estuviese buscando a alguien. Inmediatamente sus miradas se encontraron…

-¡Kinta!-le llamó, con la voz más dulce que pudo poner, guardó su teléfono e prontamente corrió hasta el mayor y le abrazó, a modo de saludo
El mayor le miró incrédulo y sin poder reaccionar, intentó articular palabra varias veces, pero sin lograrlo

-Por favor no te quedes callado…-murmuró con tristeza el más bajo
-H…No me malinterpretes- aclaró con prontitud el mayor-sólo…no me esperaba algo así…- ante el notable nerviosismo del moreno, Kazuma habló
-Este es el secreto del que te hablé el otro día-aclaró
-¿No eran dos?-preguntó un confundido Kinta
-El otro te lo diré al final del día-respondió con una sonrisa juguetona
Tras otra mirada analítica hacia el pequeño cuerpo, el mayor decidió no tocar los por qué de la elección ajena-…y bien ¿a dónde vamos, Ka…-
-Kaoru…-interrumpió rápidamente el menor, de forma correctiva y luego retomó con naturalidad- eh…no sé, cualquier lugar está bien- sonrió.

Y así pasaron toda la tarde, yendo de un lado a otro, hablando de cualquier cosa que en el transcurso surgiera , comiendo golosinas y mirando tiendas, hasta que empezó a obscurecer…

-Pronto tendré que irme…-Acotó una desganada Kaoru

-Es impresionante lo rápido que se pasa el día…-agregó Kinta, recordando que pronto sabría el segundo secreto de su amigo y enervándose rápidamente
-Que tal si me acompañas hasta el paradero…a esta hora es muy peligroso para una señorita…sola-
-Ni lo menciones, vamos…- y sin más se pusieron a caminar hacia el lugar. Kazuma se había abstenido toda la jornada de hacer insinuaciones que pudiesen arruinar la “sorpresa”.

Cuando llegaron al paradero, efectivamente era muy desolado y además había obscurecido por completo. La menor chequeó su teléfono-En dos minutos más pasa el bus…creo que es hora de contarte mi otro secreto, el que es mucho más importante que este…-
Con todas esas palabras, a Kinta se le contrajo el pecho y un poco el estómago.
-Bien…antes que todo, quería agradecerte por respetar mi decisión y por haber continuado a mi lado-dijo tratando de que no se le hiciera un nudo en la garganta, miró hacia el suelo e hizo una pausa dramática, el más alto estaba a punto de enloquecer- Agáchate…uno nunca sabe quién puede estar escuchando…-pidió el menor, a lo cual el moreno acató. Kaoru volteó y pudo ver que el bus estaba a una cuadra, debía apresurarse. Inhaló con fuerza y se acercó al ahora accesible Kinta. Con suavidad puso sus manos sobre las mejillas del mayor y sin más preámbulos, depositó un delicado y tierno beso en los labios ajenos, lo que estremeció completamente al moreno, estaba shockeado, en blanco, su mente haría corto circuito en cualquier segundo. Y cuando cobró el sentido, la ladrona de su primer beso ya había subido al autobús.

-Cuídate- fue lo único que alcanzó a oír de aquella boca, dejándolo ahí, helado, sin entender nada.

El menor se ubicó en una ventana contraria a por donde había subido…se sentía en las nubes y con su alma liberada, pero su plan aún no estaba completo. Sacó su teléfono y marcó u número
-¿Mamá?-
-Dime, Kazu-respondió la mujer al otro lado de la línea
-¿Ya llegaste a casa?

-¿Qué, tú no estás ahí?
-Salí con los chicos, pero ya voy en camino
-Oh está bien -respondió conforme- Llegaré como a las 20:00hrs.
-Nos vemos, entonces-respondió feliz y cortó. Si la mujer no estaba en la casa significaba que no tendría que bajarse una cuadra antes y cambiarse de ropa en la calle, podría llegar tranquilamente a su hogar y tener tiempo para una ducha y guardar todas las cosas que su madre no debería ver. Una vez más había salido todo según sus planes.

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado y que no quieran asesinarme por hacer este vuelco "morboso" en la historia XD espero poder actualizar pronto (o dentro de lo que mi inspiración me permita) ¡Nos vemos! que estén bien.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).