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28 de diciembre por mitsui-chan

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Notas del capitulo:

A petición de hibari, que me pidió otro capítulo. Espero que te guste!

Ah si, el 12 de abril, en Cataluña celebramos que es San Jorge, nuestro patrón, que salvó a una princesa de un dragón y se dice que de la sangre del dragón salió un rosal y que San Jorge le regaló una rosa a la princesa. 

El libro es porque Crevantes y Shakespeare murieron el 12 de abril los dos.

Se despertó abrazado al cuerpo que iba solamente cubierto por unos boxers de su novio y sonrió, atolondrado; hacía casi cuatro meses que salían junto y, aunque le había dolido el dejar a Kyrie y ganarse el odio de esta le había supuesto una depresión, Dante le había sacado a flote, mimándole y consintiéndole, consolándole cuando era necesario y gritándole que no era su culpa cuando la situación lo ameritaba.


Se movió lentamente, perezoso, y frotó su mejilla en el hombro contrario antes de cerrar los ojos otra vez. No se durmió, se dedicó a sentir los acompasados latidos del mayor en su piel y, al cabo de un rato le cogió de la mano y entrelazó sus dedos, suspirando.


Jamás se había comportado de un modo tan cariñoso, ni siquiera cuando creía que amaba a Kyrie con toda su alma y corazón.


-Hm… Buenos días.- las vibraciones de la voz del mayor le hicieron acurrucarse más en él.- ¿Hace mucho que estás despierto?


-Unos veinte minutos, creo.- contestó antes de besarle con ternura, sonriendo cuando sintió como le acariciaba las mejillas.- ¿Desayunamos?


-Vamos.- se levantó, se puso unos pantalones a la vez que el menor y le cogió de la mano antes de empezar a bajar las escaleras para dirigirse a la cocina.- ¿Qué quieres?


-Huevos y tocino y jugo de naranja.- se sentó en una silla para observar al mayor cocinar.


Porque sí, Dante Sparda, había resultado ser un buen cocinero que, por pereza de ir a hacer la compra y meterse dentro de la cocina, ensuciar cosas para después limpiarlas, no cocinaba.


-No tenemos naranjas, nene.- le dijo.- Pero creo que hay zumo embotellado en algún armario.


Se levantó para buscarlo y, cuando pasó por su lado le plantó un fuerte beso en la mejilla, sonriéndole cuando el otro le miró con una pequeña sonrisa en su rostro. Una vez lo encontró puso la mesa y esperó. Una vez todo estuvo servido y ellos sentados, empezaron a comer.


-¿No crees que está todo muy tranquilo últimamente, amor?- le cuestionó antes de coger un trozo de pan.


-Un poco. A ver si aparece alguno pronto porque me estoy empezando a aburrir.- se quejó.


-¿Acaso estás diciendo que te aburres aquí conmigo?- preguntó entre dientes el que tenía el brazo demoníaco.


-Yo no he dicho eso.- le cogió por las caderas y lo sentó encima de su regazo.- ¿Cómo me iba a aburrir contigo si saltas a la primera?


-Vete a la mierda, Dante.- se quejó haciendo morros antes de dejar que sus labios fueran asaltados.


-Ya…- le acarició la piel de la cintura con suavidad.- ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?


-¿Enserio?- hacía mucho que no salían juntos de paseo, solo para cazar demonios y, a pesar de que era divertido, no eran citas.


-Por supuesto.- le levantó y luego él mismo se incorporó, entrelazando sus manos para ir a ducharse.- Ven.


Con una brillante sonrisa el menor le siguió, soltando su mano para envolver todo su brazo y reposar su cabeza en el hombro del otro, que solamente sonrió con suavidad. Entraron al cuarto de baño y mientras esperaban a que el agua saliera caliente para llenar la bañera, Nero se acercó a él y le abrazó, envolviendo su espalda con sus brazos, para luego deslizarlos hacia arriba para luego ponerse de puntillas y así poder besarle con ternura, mordisqueando sus labios, gimiendo cuando fue correspondido.


-Te extrañé…- le dijo cuando se separaron, rozando sus labios.


-Yo también nene.- le besó otra vez antes de quitarse los pantalones para luego desnudarle a él. Empezaron a caminar y se metieron dentro del agua. El hijo de Sparda se acomodó entre las piernas del otro, que empezó a darle un masaje intercalado con besos.- Tus manos son oro nene…- suspiró.


-Lo sé… siempre me lo dices.- se sonrojó y luego pensó en algo.- ¿No te duele si uso mi brazo?- cuestionó.


-Si no me clavas las uñas no.- le cogió las piernas y con ellas rodeó su propia cintura y empezó a frotarlas con cariño.- ¿Dónde quieres ir?


-Vayamos al parque.- dejó caer sus brazos y sonrió al sentir como el mayor acariciaba sus brazos.


-De acuerdo. Ven, siéntate aquí.- señaló el vacío entre sus piernas y el chico se levantó, se situó donde le fue indicado y dejó que le enjabonara el pelo, ronroneando de vez en cuando.


Una vez terminaron de bañarse se fueron a su cuarto para vestirse. Nero se puso unos jeans oscuros y una camiseta gris y su gabardina mientras que Dante se puso unos tejanos claros y rotos, una camiseta negra y su gabardina, como siempre. Después de asegurarse de que la puerta estaba cerrada, empezaron a andar hacia el parque.


El que había vivido en Ciudad Fortuna miraba con incertidumbre la mano de su novio, dudando en si sería apropiado cogérsela o no, pero antes de poder decidir que hacer, se vio atraído hacia aquel hombre que le volvía loco por el mismo, que le miró de forma burleta.


-Nene, ya te he dicho mil y una veces que si quieres hacer algo, hazlo.- le dijo con un toque de exasperación.


-Ya pero…- no pudo terminar ya que fue besado de forma sorpresiva.


-Que lo hagas y ya.- le cortó.- Ven.- empezó a andar hacia un pequeño rosal y cortó una rosa antes de dársela a su novio, que le miró sorprendido.


-¿Y eso?- la cogió entre sus dedos y la olió, cerrando los ojos ante el suave aroma que desprendía la roja flor.


-Hoy es doce de abril. El hombre le tiene que regalar una flor a la mujer y la mujer un libro al hombre.- le contestó antes de acariciarle la mejilla.


-¿Mujer?- cuestionó enojado.


-Bueno, bueno. Ya me has entendido.- le sonrió antes de empezar a andar otra vez.


-Hn.- sin dudarlo, se agarró de su brazo y le sonrió.- Oye Dante… Gracias por estar siempre a mi lado.- susurró.


-No seas tonto. Quien debe agradecer aquí soy yo.- se detuvo y se puso delante de él.- Realmente fuiste como una luz en mi vida, niño.- le cogió el rostro entre las manos y le besó con pasión.


-¿Nero?- ambos se giraron al oír una voz femenina a sus espaldas, encontrándose con la ex-novia del menor, que le miró triste.- ¿Me dejaste por él? ¿Por un hombre? ¿Por un semi-demonio? ¿Por el tipo que mató a su Santidad?- la chica estaba histérica y, antes de que uno de los dos pudiera reaccionar, le dio una bofetada al mayor.- No sé qué le has hecho a Nero, pero déjalo ir. Él no pertenece a tu lado.- le dijo.


-Si Nero se quiere ir, no se lo voy a impedir, pero hasta el momento no ha dado señales de querer separarse de mí.- cogió de la mano al menor, que se abrazó a él.- Yo le sé valorar por lo que es, un semi-demonio. Yo le dejó ser quien es, al contrario de ti, que solo le presionabas para que no mostrara su brazo. Como si fuera una vergüenza ser un ser medio-demonio.


-¡Es que lo es!- chilló la chica antes de palidecer al darse cuenta de que había caído de lleno al juego del hombre.- Nero, ¿de verdad te vas a quedar con él? ¿No volverás conmigo? ¿A casa?


Ambos clavaron sus ojos en él y Dante le soltó la mano, porque, si por razones del destino Nero decidía que se iba, sabía que le detendría de tenerle cogido de la mano.


-Yo… Nunca había sido tan feliz como lo soy contigo, Dante.- le cogió su mano y se abrazó a él, escondiendo su rostro en el fuerte pecho, sin ver la mirada de alivio del mayor.- Kyrie… vete por favor.- le pidió.- Si de verdad te avergüenzo no entiendo porque quieres que vuelva.


Y tal como le fue dicho, la chica se largó con pasos largos, ofendida.


-Nero… Nene.- le cogió por el mentón y le besó con amor, acariciando su lengua con la propia.- Te amo tanto… No sé que habría hecho si te hubieras ido.


-Yo jamás te dejaré… Ya me costó suficiente darme cuenta de mis propios sentimientos.- rió suavemente.- Amor…- le llamó cariñosamente…


-Dime.


-¿Me das otra rosa? Se me ha caído con el susto…- se excusó, mirándole haciendo un tierno puchero.


-Una y todas las que me pidas.


Doce de abril, al parecer, aquella fecha sería tan importante como el veintiocho de diciembre.


Y tendría que comprarle un libro a su novio, pensó mientras le besaba con lentitud, saboreando sus labios al succionarlos y soltarlos lentamente después de recibir su segunda rosa.

Notas finales:

Si os apetece uno con lemon... solo pedidlo!

Gracias por comentar!

Chu~


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