Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Trueno y el Escudo por hozkR

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola. Despues de muchos años, aquí estoy de nuevo. Con computadora nueva, celular nuevo, y basicamente una vida nueva desde aquellos años de universidad. Y hoy terminé una relación de casi cuatro años, así que no puedo dormir y prefiero tener la cabeza ocupada en otros temas (no se sorprendan si este fic se termina en menos de una semana).

Espero que alguien lea esto, porque no me gustaría terminar esta historia y nadie estuviera ahí para leerlo. 

Alguien pasó a dejarme un review en otro de mis fics, y eso resulto en una actualización de este, así que quien sabe, sus reviews tal vez realmente funcionan. :P 

 

 

Capitulo cinco. -

 

Cinco años, siete meses y cuatro días después…

 

 

Ha pasado mucho, mucho tiempo desde la última vez que vi esos hermosos ojos azules, incluso dejando de lado ese fugaz momento en el que nuestros labios se unieron por primera y última vez, no hay nada en este universo que extrañe más que ver la chispa de alegría que emanan esos preciosos orbes.

El tiempo me hizo cambiar también. Aunque claro, para mi no fueron los cinco años, siete meses y cuatro días que han sido para Steve hasta este momento, en mi caso fueron siglos. Casi siete, para ser exactos. Y cada día de esos años el paisaje no ha variado mucho para mí: Paso todo el día, desde que el sol sale y hasta que se oculta, vigilando a mi hermano Loki. Esto fue un verdadero martirio durante los primeros seis siglos. No poder salir de las mazmorras de Asgard más que para dormir algunas horas y bañarme, pues incluso debo comer durante mi guardia. Aunque mis amigos Volstagg, Fandral y Hogun pasan casi todos los días a la prisión para hacerme compañía, Sif ha dejado casi por completo de visitarme. Aunque ella tiene toda la razón del mundo al hacerlo, fui un verdadero idiota por hacerle eso a mi mejor amiga en todo el mundo.

 

FLASHBACK

 

Hace aproximadamente cincuenta años, me rendí y le pedí a Heimdall que me diera algunas noticias de lo que fuera que Steve hacía en Midgard. ¿Él me extrañaba?, ¿Había encontrado a alguien más en su vida? ¿O por algún milagro él aún esperaba mi regreso? Eso era totalmente injusto de esperar, pues en cada apelación que hacía con mi padre para cambiar la sentencia de Loki, ni el excelente comportamiento de este, ni los ruegos de mi madre, ni mis intentos por razonar con Odín surtían efecto alguno. Loki permanecería pagando por sus crímenes y yo seguiría siendo el guardia que lo vigilaría.

Aún así, le pedí ese favor a Heimdall. Él, después de verme con esos ojos llenos de sabiduría y cariño fraternal, me dijo que sí. Steve aún me llamaba en sueños. Steve aún miraba a la distancia con una mirada de nostalgia esperando mi regreso. Steve rechazaba cada avance de cada persona que mostraba un interés romántico en él. Eso me llenó de alegría… y rompió mi corazón al mismo tiempo. ¿Cómo podía hacerle eso al amor de mi vida? Steve no merecía eso. Él merecía encontrar a su alma gemela, incluso en su vida llena de aventuras y acción, ese guapo rubio merecía tener a alguien esperando su regreso en casa.

Con el corazón en un estado bastante extraño, tomé una decisión muy tonta. Me enamoraría de otra persona.

Sif fue la elegida, y aunque sé que fue estúpido, era la opción más obvia: una excelente guerrera, extremadamente buena en el combate y muy inteligente también; muy guapa y atractiva, amiga mía de la infancia y, ¿por qué no decirlo? Todo el mundo esperaba que ella fuera mi esposa algún día.

Así que una tarde, mientras el sol aún no se ocultaba, le mencioné a Fandral que esa noche quería distraerme un poco. Le pedí conseguir cerveza y ayudarme a salir del palacio durante la noche. Por supuesto que el resto de nuestros amigos debían estar ahí.

Cuando finalmente llegué a la casa del Fandral, ya estaban ahí mis otros tres amigos, por lo que inmediatamente Volstagg me sirvió un enorme vaso de cerveza que engullí en menos de cinco segundos. Después de un sonoro eructo, todos comenzamos a reír.

Mi primera risa en más de doscientos años.

Después de reírnos como locos, sin saber siquiera por qué, nos sentamos en la sala. Mis amigos y yo hablábamos todos los días mientras me hacían compañía, pero esa noche parecía traída de una época anterior a mi viaje a Midgard. Éramos solo un grupo de amigos pasándola bien.

Conforme la noche fue pasando, la cerveza fue surtiendo efecto. Ya habíamos pasado los temas típicos en una borrachera: mujeres guapas (conversación que ni Sif ni yo disfrutábamos, pero aún así opinábamos), las mejores bebidas y vinos disponibles en el reino y problemas de amor, en los cuales Fandral tenía mucho de lo que hablar. Política no, porque claro, vivimos en una monarquía. Incluso habíamos examinado detalladamente las ideas de solicitar nuevamente una audiencia con mi padre para pedir un cambio en mis responsabilidades como guardia de Loki para, en cambio, continuar al mando de las tropas de Asgard y evitar que una posible revolución comenzase; y la de comenzar una revolución real para que Odín me liberase de mis obligaciones.

Aunque Los Tres Guerreros se tomaron muy en serio esa idea y rápidamente comenzaron a pensar en que podrían hacer para que alguna raza al servicio del reino comenzara una revuelta, deseché esa idea inmediatamente. El poder militar de Asgard era infinitamente superior al de cualquiera de nuestros súbditos, por lo que era completamente imposible que, al primer ataque, El Padre de Todo me enviara a mí. Incluso era casi imposible que alguien quisiera una guerra contra Asgard, pues Odín había hecho un excelente trabajo al unificar los nueve reinos. Pero esos tontos no quisieron escucharme, aunque a esas horas, era más el alcohol en su cuerpo lo que nos movía, que nuestra propia mente.

Sif estaba sentada en un sillón bastante callada, por lo que me acerqué a ella y me senté a su lado. Sif inmediatamente recostó su cabeza sobre mi brazo derecho. Tal vez era debido a los incontables años que había pasado añorando el contacto de la piel de Steve, tal vez era toda la cerveza que había bebido, o la amistad de toda la vida que tenía con esa mujer, tal vez era el plan que ya tenía en mente, pero su cabeza en mi brazo se sentía bien, por lo que moví mi brazo para poder abrazarla con él. Estuvimos así un buen rato, mientras Volstagg y Fandral discutían sobre cómo evitar ser descubiertos, y en algún momento, Sif se puso de pie y me pidió acompañarla al jardín, lo que por supuesto hice.

Ya en el jardín de la casa de mi amigo, paseábamos en silencio con una luna bastante luminosa cuando me decidí. Me detuve y volteé hacía mi amiga de la infancia y la besé. Tantos años de no tener un contacto intimo con absolutamente nadie le ganaron la batalla a mi corazón. Podía sentir la sangre acumularse en cierta parte de mi anatomía, y aunque mi corazón me gritaba que no eran los labios de Steve los que besaba, ni sus musculosos brazos los que me acercaban a su cuerpo; mi cuerpo me impedía alejarme, y siendo honesto, mi mente ya estaba decidida. Me aparté de su boca, le pasé un brazo por la cintura, y ayudado del mjölnir, volamos hacía el palacio donde la hice mía.

 

 

 

La mañana siguiente, estaba ya totalmente arrepentido de lo que había hecho. Así que antes de que despertara, regresé a mi puesto al lado de la celda de Loki. Ese día mi hermano estaba de bastante buen humor, pues al parecer había descubierto que aún podía hacer magia, en cantidades mínimas, pero suponía un cambio en su vida, incluso más desdichada que la mía, aunque por supuesto, lo que sucedía con su vida era culpa suya totalmente. Lo vi moviendo algunas piezas de su celda un poco, cómo si estuviera aprendiendo todo de nuevo, antes de que él notara mi presencia.

Este nuevo Loki me recibió con una sonrisa, lo que nunca había sucedido. Después de darle los buenos días con un gruñido y un poco asombrado, me senté intentando pensar en como salir de la situación en la que yo mismo me había puesto.

Pocos minutos después, mi hermano llamó mi atención al dirigirme la palabra por si mismo desde que había dejado de insinuárseme para que lo ayudara a liberarse.

-Thor, ven aquí un momento, me apetece hablar contigo-. Mi mente no podía creer lo que estaba escuchando, pero aún así me acerqué a él.

- ¿Otro de tus trucos, “hermanito”? - Le pregunté con un poco de reproche en mi voz.

-No, no es así. Sólo que “un pajarito” me contó lo que hiciste anoche, y debo decir que estoy bastante impresionado. Sinceramente pensé que Asgard no tendría un heredero después de ti. – A pesar de la sorpresa y la sincera alegría de escuchar a mi hermano dirigirme la palabra otra vez, sus palabras me hirieron mucho. Él tenía razón. En algún momento yo había aceptado dejar a mi reino sin un heredero, incluso sin pensarlo. Lo único que quería de la vida, era poder pasarla junto a Steve.

- No sé de que estás hablando, Loki. – Traté de evadir el tema y me di la vuelta. Por ningún motivo iba a revelarle a Loki mis sentimientos, ni el porqué de mis acciones.

- Lo sabes muy bien. Sif y tú, ¿eh? ¿Quién se lo habría imaginado? Aparte de absolutamente todos, claro. Ja, ja, ja. - En algo este estúpido pelinegro tenía razón, bueno, en todo, pero no iba a decirlo.

- ¿Quién te lo dijo? – Quise saber.

- Oh, por supuesto que no te lo diré. Pero sí me gustaría decir una cosa. – Típico de Loki.

- ¿Qué? – Le pregunté de mala gana. Ese día había comenzado mal, y probablemente seguiría empeorando, pero al menos ahora podía hablar con quien fue mi compañero desde la infancia.

- Estoy muy feliz por ti. En serio. El sólo pensar en la posibilidad de ser a… uh, tío político, es bastante bueno. Por favor, no lo arruines. Esto es algo que jamás podrías haber siquiera esperado si siguieras con la estúpida idea de estar con ese midgardiano. –

Creo que mi mandíbula se mantuvo abierta por algunos segundos después de escuchar a mi hermano decir esto, aunque en ese momento una idea cruzó mi mente, quedó relegada al fondo de mi cabeza por la montaña de emociones que esas palabras me hacían sentir. Alegría, tristeza, confusión… ¿Quién sabe qué más? Pero me repuse inmediatamente, muy atento a cualquiera que pudiera ser este nuevo truco de Loki.

- Lo que yo haga con mi vida no es de tu incumbencia, pero gracias, Loki. Me gustaría escucharte decir esto en una situación diferente. Ahora espera aquí, iré por nuestro desayuno, aunque no creo que puedas ir a ningún lado. JA, JA, JA, JA, JA. – Me alejé de su celda riendo por esa broma tan graciosa.

Al acercarme a las cocinas de las mazmorras (sí, ambos príncipes de Asgard tenían que comer esta porquería), iba pensando en que hacer con el tema de Sif. Ella podría quedar embarazada por esa única ocasión, no era ninguna idea descabellada, algo en nuestra naturaleza real hacía que comúnmente la primera noche fuera más que suficiente para concebir un hijo. En mi corazón, la idea de tener un hijo fue increíblemente bien recibida, aunque mi mayor deseo es que fuera Steve quien iniciara esta nueva familia conmigo.

Steve… ni siquiera en uno de los mejores momentos que tuve desde la última vez que lo vi podía dejar de pensar en él. ¿Qué pensaría él de mi si supiera que existía una enorme posibilidad de que yo me convirtiera en padre próximamente?, ¿Me odiaría? Bueno, eso era parte de mi plan. Él debía enterarse. Él debía odiarme. Steve debía odiarme para que algún día, él pudiera darse la oportunidad de compartir su vida con alguien. Aunque eso significara un infierno para mí, Steve lo merecía.

Iba pensando en todo esto, sin darme cuenta de lo que hacía. Ya tenía una bandeja con comida y una jarra de hidromiel en las manos, incluso ya estaba de regreso en la sala donde la prisión de Loki se alzaba, pero no esperaba ver la figura de Sif de pie frente a esta. El sonido de mis pasos la alertó y se dio la vuelta.

-Buen día, Thor. Vine a hacerles compañía. – Mencionó la pelinegra.

- No te molestes en mentir, querida. Ya sé lo que sucede entre ustedes, es más, les doy mi bendición. – Dijo Loki con un toque de formalidad en su voz.

Rodé los ojos y acerqué la bandeja correspondiente a Loki.

- Cuidado, podría haber escupido en tu comida. Nunca lo sabrás, pero supongo que tienes hambre. – Bien, un poco de fraternalidad perdida hace mucho tiempo, recuperada y vuelta a perder. Pero valía la pena por tener la osadía de hablar así.

Loki puso una mirada llena de ira y por un momento pensé que destruiría la celda que lo aprisionaba, quizás genuinamente lo intentó. Pero después de unos momentos, pareció dejarlo pasar.

Se sentó a comer mientras mantenía una conversación con Sif, quien se sentó también y esperaba que yo hiciera lo mismo.

- Lo siento, Sif. Sólo traje comida para dos. Pero puedes tomar la mía y yo iré por un poco más. – Le dije. Realmente no estaba preparado para estar cerca de ella y quería demorar el momento de ello lo más posible.

- No hay problema, iré yo. No me gusta el buey asado con salsa picante. Regreso en un momento. – Menciono mientras se ponía de pie y se alejaba con un paso veloz hacia las cocinas.

- Por favor, ¿puedes traerme una copa de vino, Sif? – Preguntó Loki en voz alta para que esta lo oyera. Un lejano “consíguetela tú mismo” negó su petición. – ¿Qué se tiene que hacer aquí para que traten a la realeza cómo se merece?

- Loki, ¿Cómo te enteraste de lo mío con Lady Sif? – Quise saber.

- Ya te lo dije. Un pajarito me lo contó. – Respondió el pelinegro con una sonrisa en los labios.

- Supongo que no me lo dirás. Está bien. Pero quiero que dejes de meterte donde no te llaman, esto ya es de por si bastante complicado, cómo para soportarte. – Le espeté, acto seguido, llevé la pieza de carne a mi boca.

 

 

 

Un poco de tiempo después, ya era formal. Lady Sif y yo nos encontrábamos comprometidos, pero no había rastros de un embarazo. Eso fue al mismo tiempo un respiro de alivio, y un contratiempo en mis planes. Yo sabía que cada día que pasaba en Asgard, era tiempo que le quitaba a Steve de ser feliz. Así que le pedí ayuda a Fandral, quien junto con Hogun, eran los únicos dos amigos a quienes les había confesado mis sentimientos por un varón mortal.

El plan era simple. Visitar Midgard para hablar con Steve y hacerle saber sobre mi compromiso.

Era algo muy cobarde de mi parte, pero no podía hacerlo yo. Ni siquiera siendo tan valiente cómo para visitar la Tierra. No podía. Estaba atado de pies y manos debido a mi responsabilidad. Heimdall tenía terminantemente prohibido transportarme a menos que fuera una orden expresa del rey.

Entonces, Fandral y Hogun deberían visitar a Steve, darle la noticia de mi próxima boda y regresar a Asgard. ¡Fácil! ¿Cierto?

Pues no fue así, Fandral decidió por algún motivo, mencionarle este plan a Sif la noche antes de ejecutarlo. Y esta por supuesto, no se quedó con las ganas de saber el por qué. Su excusa era que Steve podía ser invitado a la boda si ese era mi deseo. Insistió mucho en saber el motivo de pedir este favor tan extraño.

Quizás fue mi exasperación, o tal vez fue mi genuina necesidad de revelar mis sentimientos, pero le conté la verdad. Toda. Cómo nacieron mis sentimientos hacía Steve y los motivos detrás de tener sexo con ella. Pensé que podría entenderme, pero no fue así. Aunque claro, eran sus sentimientos con lo que había jugado y no me paré a pensar en eso ni un momento. Incluso aunque siempre supe que ella sentía algo por mí. La usé.

 

Sif decidió romper nuestro compromiso, y aunque el motivo oficial era que ella no quería un marido que pasaba casi tanto tiempo en la prisión cómo un prisionero (motivo que ella misma dijo, lo que me ahorró muchísimas preguntas, y al mismo tiempo era un golpe bajo hacía mi padre y su decisión de mantenerme ahí), y que ella me veía más cómo un amigo y compañero, aún se pasaba por las mazmorras con el resto de mis amigos al principio. Fue dejando de hacerlo lentamente, bajo el pretexto de sus responsabilidades militares, pues al parecer fue degradada, obra de mi padre, por supuesto.

Pero para ella, estoy seguro que fue un alivio no tener que estar ahí sólo para hacerme un favor manteniendo la historia del rompimiento, y al mismo tiempo, una amistad.

 

FIN FASHBACK

 

Loki es un tema aparte. Algunos días se comporta excelentemente, habla conmigo y mis amigos, me da consejos y trata de reconfortarme por el rompimiento con mi ex-prometida, aunque de eso ya tienen muchos años.  Otros días está apático, sin hablar y parece que lo único que quiere es cortarme la cabeza.

Esta mañana en realidad parecía de un humor terrible. Preferí enfocarme en Volstagg y su historia sobre una muchacha a la que conoció en un mercado, al parecer, ser un hombre alto y torpe tiene sus ventajas. Tal vez yo debería pasar al mercado y tirar algunas cajas de fruta sin querer, podría encontrar a una chica bonita para llevar al festival de invierno. Claro, eso si tuviera permiso de abandonar las mazmorras y al quejumbroso de mi hermano.

Por la noche, nos toques en la puerta de mi habitación llaman mi atención. La abro y me encuentro a Frigga, mi madre, quien me da un abrazo antes de comenzar a hablar.

- Buenas noches, hijo mío. ¿Cómo te encuentras? – Pregunta con ese tono suyo que me hace desear más de sus abrazos.

- Bien, madre. O lo más cerca de “bien” de lo que puedo estar… - Quisiera poder confesarle que llevo casi setecientos años sufriendo por no poder ver a la persona que amo. -…Loki me vuelve loco. Pero estoy pensando en pedirle a El Padre de Todo que me permita darle unas clases de lucha. Así podría darle algunos golpes y desquitarme. Ja, ja, ja, ja, ja.

-Me alegro escuchar que estás bien, hijo. – Menciona ella con una chispa de sospecha en sus ojos, creo que ella detecta el dolor en mi voz que trato de ocultar. Supongo que piensa que aún después de cincuenta años, me afecta la separación con Lady Sif. – De hecho, vengo a decirte que tu padre desea hablar contigo lo antes posible. Te espera en el salón del trono en unos minutos.

- ¡Vaya! Esto es inesperado. No he hablado con él más que en las apelaciones que hago ante el tribunal de justicia. ¿Qué crees que necesite hablar conmigo? – Le pregunto a mi madre con algunas ideas ya dando vueltas en mi mente.

- No lo sé, Thor. Pero es mejor no hacerlo esperar. Vamos, iré contigo y tal vez después podamos hablar mientras me regalas unos minutos de tu tiempo para pasear un rato por los jardines del palacio. – Me solicita. Aunque cada noche dispongo de unas 8 horas de sueño, sin dudar, las cambiaria en un segundo por pasar tiempo con mi madre.

- No tienes ni siquiera que pedirlo, madre. Vamos, averigüemos que quiere el rey.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que si alguien leyó esto, le haya gustado.

 

Pd: Yo mismo volví a leer la historia para poder recordar que ideas tenía para este fic, y aunque me apena mucho la ortografía que presenté, espero que ahora sea más facil entenderme.

 

Pd2: Por supuesto que editaré los capitulos anteriores para hacerlos más entendibles y un poco más maduros, sólo pido un poco de tiempo, por favor.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).