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El pequeño gato por Destroy_Rei

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-       Amo Minho~

 

Minho despertó tarde, como cada sábado, pero casi volvió a caerse de la cama por la impresión que tuvo al despertar con un chico sentado sobre sus piernas, sonriendo ampliamente mientras a sus espaldas una cola blanca y peluda se agitaba alegremente. No podía ser verdad.

 

-       ¡Amo Minho! – gimió cansado “Key”, rebotando sobre el regazo del muchacho que le contemplaba con sus grandes ojos aún más grandes de lo normal.

-       ¿Key? – Inquirió confundido ¡Se suponía que era un sueño!

-       ¡Amo! – lo abrazó con fuerza, ronroneando contra su cuello - ¡Amo! – volvió a exclamar, separándose brusco, mirándole fijamente - ¡Tengo hambre! ¡Aliméntame!

 

El alto asintió extrañado, levantándose cuidadosamente para no botar al niño-gato. Caminó hacia la cocina rascándose la nuca confundido, ¿de verdad podía ser posible que su gato se haya transformado en algo así como un humano? No podía creerlo, era demasiado surreal. Se volteó con cuidado, observando como Key le seguía sonriente, como si aquello fuera lo más común y corriente del planeta. Suspiró, esto era muy extraño, pero el amaba mucho a ese gato, no podía darse el gusto de decirle que esto le espantaba un poco, no quería ver esos ojos oscuros tristes.

 

Revisó la alacena y fue consiente de un primer gran problema, ¿Qué debía darle a Key? ¿Seguiría comiendo sus latas de comida para gato o sería más prudente intentar con un poco de hot cakes como lo que él mismo planeaba desayunar? Volteó a mirarlo y él ahora estaba sentado cómodamente, sonriendo más amplio, como un niño bueno.

 

-       ¿Quieres probar los hot cakes? – ofreció amablemente, el chico se levantó al instante, corriendo a abrazarlo.

-       ¡Si quiero, si quiero! ¡Quiero comer lo mismo que tú! – sonrió aún más amplió, Minho palmeó su cabeza sonriendo también.

 

Se sentaron a desayunar con tranquilidad, el más pensó que quizá el gato podía tener problemas comiendo aquello por primera vez, pero, contrario a sus creencias, Key comió todo súper rápido y emocionado, como si fuera lo más rico que había probado en su vida, y cuando terminó observó avergonzado a su amo, con una sonrisa suave, “¿Quieres más?” asintió en seguida, y mientras Choi le llenaba de nuevo el plato, pensó que era muy parecido a un niño en la forma que tenía para relacionarse y expresarse.

 

-       voy a darme una ducha – anunció mientras Key seguía comiendo entusiasmado, pero apenas escuchó a su amo paró, mirándole sonriente

-       ¡Yo también quiero! – habló feliz, haciendo reír a Minho.

-       No Key, no – negó, ganando una expresión confundida del otro – las personas se bañan solas.

-       ¿No puedes bañarme como siempre? – inquirió con tristeza

-       No Key, ahora que eres un chico, debes hacerlo por ti mismo – se levantó a dejar su plato en el fregadero y acarició la cabeza del más joven con cariño.

 

A Key le tomó más de lo normal aquel baño pero cuando terminó salió de ahí feliz, con los ojos un poco irritados – probablemente por el jabón o el shampoo-, pero realmente feliz, vistiendo un pijama de Minho que le calzaba perfecto. Y se sentó junto al alto en el sofá, apoyando su cabeza en el regazo del alto, mientras veía un programa de variedad sobre  un coreano que se fue a vivir a Las Bahamas. Minho miró al muchacho que reposaba en sus piernas, era muy bonito, acarició tras las orejas como siempre hacía y Key volvió a ronronear, empuñando su mano sobre la rodilla huesuda. Aunque todo esto fuera anormal, Choi se sintió extrañamente feliz, no estaba seguro de la razón, pero quizá era el hecho de poder comunicarse con su gatito, era algo que más de algún a vez había pensado, y gratamente Key era un chico simpático, adorable, justamente como de gato.

 

 

 

Para Key fue fácil adaptarse al mundo de Minho, como aprendía rápido en un mes ya sabía cómo cocinar, escoger la ropa, limpiar e incluso leer un poco, pero lo que más le gustaba hacer era cocinar y complacer a su amo, esperarle con la cena lista o consentirle preparándole un pastel cuando tuviera hambre.

 

La mayor parte del tiempo que tenía solo lo pasaba recostado en el suelo como hacia cuando era un gato, mirando todos los programas que pasaran por la televisión, y unos de sus programas favoritos eran las telenovelas, las amaba, pero a la vez sufría montones, especialmente cuando se trataban de amor no correspondido y muchas veces Minho tenía que calmarlo porque pasaba la tarde completa llorando hasta cuando el alto volvía del trabajo. Key quería saber si su amo alguna vez había sufrido así, le miraba suplicante mientras lloraba pero no sabía si preguntarle, porque a la vez no quería verle sufrir, así que ante la mirada confundida de alto, volvía a abrazarlo sollozando silencioso.

 

-       ya gatito – suspiraba con sus ojos grandes llenos de preocupación – no sigas viendo esos programas, no saldrá nada bueno de ello.

-       Pero amo – sollozaba – ella lo ama tanto, lo amaba en verdad – el alto secaba las lágrimas gentilmente con sus pulgares, Key sentía que el corazón se le iba a desbocar, su amo era tan tierno como los chicos de la televisión.

 

Key estaba perdidamente enamorado de su amo, de su amo que le observaba solo con ternura, y lo amaba tanto que incluso había dejado su forma de gato para estar con él, pero Minho no lo notaba, solo le abrazaba, le hablaba y le acariciaba como si siguiera siendo un gato y no un chico.

 

 

 

 

El alto volvió a casa tranquilo, le había dicho a Key que no era necesario que se le abalanzara encima cada vez que llegara y que tampoco usara ese collar, así que sus bienvenidas eran mucho más tranquilas. Entró feliz, le encantaba pasar tiempo con Key, dejó el abrigo en una percha y su maleta a un lado, caminó sonriente a la sala de estar, donde comúnmente le esperaba su gato, pero no estaba ahí. Tomó asiento restándole importancia, lo más probable es que estuviera en el baño o en la cocina, ahora que había aprendido a cocinar se la pasaba todo el tiempo ahí practicando.

 

-       amo… - susurró la voz suave del niño-felino, quién había entrado a la estancia lentamente, sonrojado.

-       ¿Qué tienes gatito? – preguntó preocupado, levantándose del sofá.

 

Key estaba excitado, terriblemente excitado. Era algo sumamente normal en los gatos jóvenes, pero no sabía como explicárselo a Minho, había aprendido que los humanos no eran muy abiertos a temas sexuales, aparentemente el sexo era un no-no para los humanos, las chicas siempre golpeaban en la tele a los hombres que querían sexo y él no quería que su amo le golpeara, aunque Minho era tan gentil, tan tierno, no lo creía capaz de levantarle la mano, incluso no se enojo cuando, siendo gato, orinó en su cama. El castaño se sentía frustrado, especialmente porque este era solamente su primer día, y ya se había frotado contra todas las paredes y muebles y todas las cosas de la casa intentando calmar esa sensación que le quemaba pero no había ganado nada. Se colocó un polerón ancho de su amo y le espero impaciente, a la misma vez angustiado, porque no importaba que Minho volviera, no le iba a ayudar.

 

-       ¿Qué pasa? – los dedos delgados le tomaron por las mejillas, obligando a Key a mirar al alto que le observaba preocupado. Ese contacto estaba volviéndolo loco, la percepción de sus sentidos se había agudizado y el aroma masculino de Minho se sentía embriagante, erótico.

-       Minho-ah – empezó, nervioso, enterrando las manos en el bolsillo canguro del polerón, intentando ocultar la erección en su entrepierna – Aún soy un gato, ¿lo recuerdas?

-       Claro – sonrió con cariño, acariciando las orejas – tienes las orejas aún y la cola – Key palideció, cuando aquella mano agarró la cola –que había mantenido hasta ese momento tiesa- acariciándola suavemente.

-       Minho-ah – jadeó, sorprendiendo al de ojos grandes – soy un gato aún – alejó su cola de aquellas manos, nervioso – Estoy empezando mi periodo de celo – confesó avergonzado

-       ¿Celo? – inquirió sin entender.

-       Quiero tener sexo Minho-ah – habló completamente sonrojado, sentía que ahora, luego de confesarlo, estaba aún más excitado que antes

-       ¿Sexo? – abrió su boca bien grande, sin saber qué decir, Key lucia frustrado, muy rojo, mientras se mordía nervioso el labio.

-       ¿No me vas golpear, verdad? – preguntó tímidamente, ante la expresión atónita de su amo

-       Claro que no – negó al instante, aún nervioso - ¿Quieres salir a por gatas? – ofreció, confundido.

-       N-no – respiró hondo, no sabía cómo decir las cosas – Y-yo, voy a esperar a que s-se pase, ¿bien?

 

Asintió incómodo, su gatito estaba viviendo su primer celo, como humano, y realmente, sinceramente, no quería que saliera a tener sexo, pero a la misma vez, no sabía cómo ayudarle. Lo vio desaparecer rápido al baño y se dejó caer en el sofá, suspirando confundido, ¿Qué tenía que hacer? Seguro que no podría colocar en google ‘Hola, mi gato-humano quiere sexo, ¿Qué debo hacer?’ lo más probable es que alguien le respondiera con ironía sobre unicornios y zoofilia en Yahoo respuestas. Se tiró el cabello con furia, no quería ver mal a Key.

 

Entonces escuchó algo que le dejó paralizado.

 

“A-amo ¡Mmmminho-ah!”

 

Sintió que se le erizaba cada vello ante los gemidos que afloraban desde dentro del baño, ¿Key se estaba masturbando pensando en él? ¿en serio? Se acercó nervioso, pegando la oreja, escuchando sonidos húmedos, deliciosos. Miró por el orificio y casi se atragantó con la vista frente a su ojo: Su gato estaba en el suelo, acariciándose rápidamente, mientras olfateaba su ropa. Aún cuando aquello debiera parecerle perturbador o asqueroso, algo estaba empezando a volverle loco, acarició la madera con suavidad, sintiendo su propio pene punzando. El muchacho cambió la posición, enterrando el rostro en el suelo, alzando su preciosa cola, y lo que vio ahí Minho hizo que se le aguara la boca y los ojos le lagrimearan de placer. Oh Dios, quería a Key, lo quería terriblemente mal.

 

Abrió la puerta con firmeza, al entrar al instante Key se había enderezado, nervioso, respirando pesado, con la ropa interior y los pantalones en sus tobillos, tapándose asustado con el poleron mientras sus manos sujetaban aún la playera sucia de Minho. Se miraron un segundo, el alto podía sentir casi como el aliento caliente el chico en el suelo chocaba contra su boca, Key se levantó torpemente, sentándose al borde de la bañera, intentando volver a vestirse, pero su amo lo cogió de la muñeca suavemente, obligándolo nuevamente a mirarle.

 

-       te voy a ayudar gatito – susurró ronco, apartando con su otra mano la que cubría la intimidad del más bajo.

-       N-no es necesario amo – pidió nervioso.

-       Key… - suspiró, viendo la erección húmeda, delineándola con sus dedos delgados, haciendo que el felino se retorciera ante el toque.

 

Minho se arrodilló, colocando esas piernas perfectas sobre sus hombros, besó la punta brillante en pre seminal, y empezó a chuparle  con lentitud, disfrutando la esencia de su gatito, quién gemía desesperado, alto, completamente desinhibido y al alto le importaba una mierda que los vecinos fueran a reclamar, le encantaba cómo su Key se deshacía gritando de placer. No duró mucho, era demasiado, Key eyaculó en un par de minutos, acariciando el cabello revuelto de Choi mientras regulaba su respiración sonrojado, con las piernas temblorosas. Minho se levantó con suavidad, relamiéndose, viendo la expresión satisfecha en ese rostro precioso.

 

-       ¿Te sientes mejor gatito? – preguntó con la voz aún ronca, cogiéndolo por la cintura para abrazarlo

-       Si amo – dijo avergonzado, las manos del alto estaban tomándolo firmemente por la cintura desnuda y no llevaba nada más abajo. Se abrazó a su cuello y la sola idea de que la mirada caliente de su amo estuviera sobre su trasero le excitaba, podía sentir esos ojos grandes en su piel, podía sentir la erección palpitar contra su estómago.

-       Eso me pone muy feliz – lo apretó contra su cuerpo fuerte, podía sentirlo estremecerse, no podía quitar sus ojos de sus nalgas.

-       Minho-ah – jadeó, bajando su mano a la entrepierna dura en el pantalón del alto – Minho-ah lo quiero, quiero que usted también este mejor – sintió un suspiro sorprendido cuando metió sus manos dentro de la ropa húmeda, el pene de su amo estaba tan duro y grande cuando la acarició que le dio vergüenza, se separó lentamente, observando la hermosa expresión de lujuria en Minho – lo amo, lo amo tanto amo Minho.

-       Yo también te amo mi gatito – sonrió nervioso – te amo mucho.

-       Amo, por favor – empujó tímidamente al de ojos grandes, hasta dejarlo sentado al borde de la bañera, donde él había estado anteriormente, le bajó la ropa sin mucho cuidado y se sentó sobre su cuerpo, completamente sonrojado – por favor, por favor – Choi lo contempló ensimismado, Key se subió el poleron, dejando su torso blanco e impecable frente a la mirada hambrienta – quiero ser suyo – la lengua ágil degustó sus pezones con cariño, el gato volvió a gemir, acariciando su entrada contra esa punta caliente – ¡por favor!

 

Minho tuvo una inesperada sensación demasiado fuerte apenas ingresó en ese calor apretado, húmedo, algo dilatado. Se quedó ahí respirando pesado, fue una experiencia tan irreal, tan fuera de su entendimiento que se congeló, hasta que un grito desesperado del chico entre sus piernas le hizo volver en si, con un deseo inexpresable. Empezó a embestir lento, mientras una de sus manos cogía la cola peluda, traviesa, y la acariciaba al ritmo de su pelvis. Beso desordenado, por primera vez aquella boca rosada que se abría grande, y era tan suave, tan deliciosa. La otra mano mantuvo el movimiento en la pequeña cintura sudada. Todo era tan jodidamente perfecto.

 

-       Te amo gatito – gimió, moviéndose con más fuerza, golpeando directo en la próstata del otro

-       ¡Ahhhhhmmmm yo también! – se quejó, cabalgando más rápido, enterrando sus uñas en la espalda firme, sintiendo que no podía más.

 

El orgasmo les golpeó consecutivamente y ambos se aferraron el uno al otro, sintiéndose tan expuestos, con el alma tan desnuda ante tal situación. Minho miró jadeante al castaño, apartándole el flequillo húmedo de su frente perlada, dejando un beso dulce en la piel salada. Todo era ridículo e ilógico, pero la forma en que su corazón latía, con desespero, era tan real.

 

-       No me quiero separar de mi amo – habló seguro, con firmeza, casi caprichosamente el de mirada felina

-       Eso nunca va a pasar amor – sonrió, extasiado, mirándole apenas, rendido ante el cansancio

-       Llévame a la cama Minho – suspiró, levantándose un poco para desvincularse del mayor con un pequeño quejido, solo quería dormir.

-       Claro gatito – asintió, cargándolo suavemente.

 

Que importaba sin las cosas se habían dado de una forma totalmente fantástica y surreal, el cariño era verdadero, esa sensación de satisfacción estaba por todos lados. Minho lo besó profundo, dejándolo caer en su cama, y durmió esa noche junto a él feliz. De verdad que amaba a su gato, fuera de todo lo normal, pero dentro de los parámetros desenfrenados y sin límites del amor.

Notas finales:

BD actualicé justo a tiempo! *-* espero que les haya gustado ;) iré a responder reviews, ¡Saludos!


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