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El Bello Editor Durmiente [En Pausa] por Sekai Takaritsu

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Notas del capitulo:

Hey!
Hola a todos de nuevo. Bueno creo que con este fic sí que me tardé en actualizar. De verdad lo siento muchisisisísimo! Tengo que admitir que cuando lo empecé no tenía la idea muy clara que digamos y bueno pues a principio no se me ocurría como continuarlo. Pasaron los días, las semanas, los meses y nada. Pero hace unas semanas la idea llegó a mí, pero el inconveniente era la escuela y pues con tanta tarea no me daba tiempo de escribir y bla, bla, bueno no los quiero aburrir.

Aquí les dejo la conti y espero que la disfruten. No se preocupen que ya no me tardaré tanto en actualizar

Saludos a todos!


El bello editor durmiente

Capítulo 2

Después del incidente con Haitani, Isaka-san se preocupó por la seguridad de su editor estrella, por esta razón les pidió a los demás editores de Emerald que no dejaran salir a Takano por la noche. El pelinegro por supuesto que no estaba nada encantado con esta, para él, innecesaria prevención. Él conocía a Haitani y no le tenía en absoluto algún tipo de miedo o pavor, además no quería que alguna persona pensara que necesitaba a alguien lo protegiera.

Dentro de dos días sería su cumpleaños y no se mostraba para nada emocionado, de hecho jamás lo había estado, ni siquiera cuando era niño. Las felicitaciones, los presentes y los regalos que le daban año con año no eran suficientes para llenar el gran vacío que llevaba dentro, claro que agradecía por todo pero lo único que de verdad quería era tener a su lado a su persona especial, a la que más le importaba, a Onodera Ritsu. Tal vez era demasiado pedir pero de verdad quería verlo el día de su cumpleaños, eran 10 años de soledad, tristeza e incertidumbre. Pero el destino lo había puesto frente a él de nuevo, ¿sería otra oportunidad? Si así lo era no iba dejarla ir.

Faltaba una semana para que el castaño ojiverde comenzara a trabajar en Marukawa y estaba seguro, por más que lo quisiera, que no lo vería hasta entonces, por lo que su deseo sería imposible de cumplir.

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Mientras tanto, en una parte de Tokio no muy lejana de allí, se encontraba un castaño alto de nombre Haitani que tramaba algo nada bueno. Sólo estaba seguro de algo, todo era injusto para él. Takano no podía ser más exitoso que él. Él había comenzado su carrera de editor mucho antes que el ojimiel, había trabajado muy duro por años y de repente llega un mocoso principiante que luego de tan sólo unos meses lo transfieren a editor en jefe de todo un departamento. Takano Masamune se las iba a pagar.

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24 de diciembre, Noche Buena, cumpleaños del guapo editor pelinegro. Despertó y como cada año, la primera llamada que recibía era de sus padres. Tenía que admitir que le agradaba recibir llamadas de ellos, escuchar a su madre decirle cuánto lo extrañaba y cómo reclamaba por sus escasas visitas; y oír los sabios consejos de su padre, era en verdad reconfortante sentir su apoyo y cariño.
Todos en Emerald se mostraban emocionados por el cumpleaños del editor en jefe excepto, claro está, el propio Takano, quien se limitaba a intentar hacer su trabajo mientras escuchaba los planes que hacían sus compañeros. En realidad no puso atención alguna a lo que decían, sólo los escuchaba parlotear y reír. ¿Algún día él reiría de nuevo?

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Ritsu, por su parte, no dejaba de pensar en el día de la cena. Después de reunirse con Takano luego de 10 años, fue un gran shock. Aunque aún no entendía cómo es que en vez de golpearlo por haberse reído aquella vez que le preguntó si lo quería, realmente no sintió rencor alguno y se sonrojó sólo porque le prestó un pañuelo, el cual llevaba consigo desde que lo tuvo en sus manos. Sintió como si hubiera retrocedido en el tiempo. Recordó que era día de Noche Buena, no vería a sus padres ya que ellos habían ido a un viaje al extranjero y realmente no tenía algún amigo con quien pasar Navidad. Obviamente desconocía del tan importante acontecimiento que se llevaba a cabo ese mismo día. Resignado a cenar algo de la tienda de conveniencia salió en busca de ello, eran las 4 pm pero era mejor salir temprano ya que más tarde las tiendas serían un caos total y prefería ahorrarse eso. Así que se dirigió al centro comercial para hacer sus compras.

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Los tres subordinados de Emerald, Kisa, Hatori y Mino, aprovechaban el desinterés de su jefe en su plática para planear una fiesta sorpresa en su propio departamento. Al ver que Takano se mostraba un poco decaído a pesar de ser su cumpleaños a Kisa se le ocurrió que tal vez una fiesta lo alegraría aunque sea un poco. Los tres ya habían decidido a quien invitar, Hatori a Chiaki, Kisa a Yukina y Mino a Yuu, incluso habían planeado invitar a Onodera-kun pero nadie tenía su número de teléfono o su email por lo que no fue posible.
En fin, sería una fiesta con un pastel, regalos, música y ¡un vestido para el cumpleañero!... Ejem, algún regalo para su jefe. También invitarían a Isaka-san y Asahina-san.

Hicieron un plan, para alejar a Takano de su departamento mientras preparaban la fiesta, que consistía en pedirle que fuera a atender a un autor en una cafetería del centro comercial ya que ellos debían atender una tarea asignada por Isaka-san. Luego le llamarían para decirle que el supuesto autor no podría llegar y así tendrían tiempo suficiente para dejar todo listo y darle la sorpresa en su departamento.

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Takano salió a la hora de la comida, como aún era de día no era necesario traer a sus escoltas. Ya que era Noche Buena, Isaka-san les había dado el resto del día libre, también porque quería asistir a la fiesta del editor en jefe de Emerald. El pelinegro pensó en dirigirse a casa, pero sus subordinados lo detuvieron y llevaron a cabo su plan. Estaba esperando sentado en el café cuando una llamada de Hatori le sorprendió.

-Hai, Takano desu.

-Takano-san, me temo que el autor que había pedido la asesoría no podrá llegar a la cita. Sentimos mucho hacerte ir en vano.

-¿Eh? ¡Pero qué…! *suspiro* olvídalo, no te preocupes.- contestó. Por lo menos podría irse a casa de una vez.

-Ne, Hatori ayúdanos a decorar el departamento de Takano-san- Era evidentemente la voz de Kisa. –Kisa-kun ahora está hablando con Takano-san, baja la voz o se dará cuenta de la fiesta- esta vez fue Mino, ¿dijo una fiesta? -¡Tonto! Acabas de decir lo de la fiesta sorpresa- Esa voz no la reconocía muy bien pero… ¿fiesta sorpresa? ¿En su departamento? ¿Qué?

-Oigan, ¿qué se traen ustedes? ¿Están en mi departamento?- cuestionó Takano.

-Ejem, lo siento Takano-san. Te esperamos en tu departamento dentro de unas 3 o 4 horas. Hasta luego.- Dijo finalmente Hatori.

-¡Espera! ¡Qué…!- le colgó.

Genial. Ahora que quería descansar llegan sus compañeros de trabajo a su departamento y alborotan todo. Seguramente lo del autor era una mentira, además de todo le hacían esperar hasta para ir a su propia casa. Aunque realmente apreciaba el gesto que tenían los de Emerald para con él, tal vez una fiesta no sería tan malo.

Ritsu iba caminando por los pasillos del centro comercial cuando pasó junto a una cafetería y escuchó esa voz, era su voz, de Takano-san. Reconocería su voz en cualquier parte, incluso quejándose como ahora lo estaba haciendo, podía oír como replicaba a algo que no entendía. Sin pensarlo el apuesto castaño se dirigió a la cafetería y lo vio. Estaba sentado en una mesa hasta la esquina con el celular en la mano y una taza de café puesta en la mesa.

Un presentimiento llevó a Takano a alzar la vista de su teléfono móvil y lo único que vio fue a un ángel de ojos verdes cruzar la entrada del establecimiento. Inmediatamente se puso de pie y logró captar a atención del castaño. Sus miradas se cruzaron y todo tipo de emociones se transmitieron, alegría, felicidad, sorpresa, pena, timidez, en fin, demasiadas sensaciones. El pelinegro creía que estaba soñando cuando observó que Ritsu venía hacia él, caminaba hacia su dirección.

-Buenas tardes, Onodera-kun- dijo Takano-san una vez que Ritsu estaba justo enfrente de él.

-Buenas tardes, Takano-san- contestó.

Ninguno de los dos sabía cómo empezar la conversación, nadie sabía qué decir. Todo el mundo se congeló cuando sus miradas se encontraron de nuevo. Esos ojos verdes combinaban perfectamente con aquellos de color miel. Ambos sabían que tenían que hablar sobre lo que ocurrió en el pasado, ya que en la fiesta fue imposible. Sería realmente incómodo trabajar en el mismo espacio sin haber discutido antes lo que pasó hacía 10 años.

Takano le pidió sentarse a Onodera y este aceptó. Le invitó a ordenar algo y el castaño se limitó a pedir un café. Incomodidad. Esa era la palabra correcta para describir la situación. Alguien debía decir algo, romper el hielo.

-Oí tu voz- empezó a decir sorprendentemente Onodera.

-¿mi voz?- preguntó un confundido Takano.

-Sí, oí que te quejabas- respondió.

-Ah, claro…

-¿Por qué?- cuestionó Ritsu.

-¿Por qué qué?- repitió Masamune.

-Han pasado ya 10 años, ¿por qué nos volvimos a encontrar? ¿Por qué no puedo guardarte ningún tipo de rencor?

-¿Rencor? Pero si tú fuiste el que se fue sin decir nada.

-¡Porque tú te burlaste de mí!- gritó el ojiverde.

-¿Burlarme? Yo jamás…

-Cuando te pregunté si me querías, si me amabas, tú simplemente te reíste. Te burlaste de mí y de mis sentimientos. Te aprovechaste de que yo no sabía nada de nada sobre relaciones amorosas y sólo me usaste.

-Yo nunca me burlé de ti. Nunca te usé, jamás me reí de tus sentimientos- dijo preocupado el pelinegro- Ritsu…

-Perdón, me voy. Gracias por el café.- dijo el menor, tomó sus cosas y se levantó para irse.

-¡No te vayas!- dijo Takano. Dejó dinero suficiente para pagar la cuenta y salió corriendo detrás del castaño.- ¡Ritsu!- gritó en cuanto lo alcanzó y lo tomó de un brazo teniendo cuidado de no lastimarlo.

Miró a su alrededor y se dio cuenta de que se encontraban frente a la preparatoria a la que asistían cuando se conocieron. Regresó su completa atención al chico delante de él que sollozaba.

-Por favor, déjame ir-pidió Onodera.

-No hasta que me escuches, por favor mírame- contestó Takano, pero el ojiverde seguía sin voltear a verlo- Ritsu, te lo suplico.- con su mano libre tocó su hombro y delicadamente hizo que se diera la vuelta y así ya podía verlo.

-Esto es muy difícil para mí, tú no sabes…

-Te amo- interrumpió Takano, ganando un enorme sonrojo por parte del menor- Siempre te he amado, te lo juro frente a esta escuela, en donde te conocí, en donde me enamoré de ti. Ritsu, yo nunca quise ofenderte, cuando nos unimos yo estaba realmente enamorado de ti y aún lo estoy. Estos 10 años no he dejado de pensar en ti, de intentar encontrarte. Aquella vez tal vez te confundiste, digo, era muy obvio que después de todo lo que había pasado entre nosotros te amara y te valorara muchísimo, por eso fue mi risa. De haber sabido que terminaría de esa manera jamás lo hubiera hecho. Perdóname, Ritsu. Te amo, te amo muchísimo. Y te entiendo muy bien, esto es difícil para mí también, sé cómo te sientes, yo me he sentido de la misma forma todo este tiempo desde que me dejaste. Yo…

-¡Takano-san!- gritó RItsu y luego se lanzó hacia el nombrado para envolverlo en un abrazo.- Dios mío, lo siento mucho. Perdóname tú a mí. Confundí todo y dañé a ambos. Es sólo que el simple hecho de pensar que la persona a la que más quería, a la que más confianza le tenía, a la que le entregué todo de mí me había engañado fue algo muy duro para mí. Fui un tonto, no debí de irme sin haber escuchado una explicación antes. No puedo creer que haya sido tan idiota, perdón. Todo este tiempo me decía a mí mismo que tal vez no había sido lo que yo había pensado. Te he tenido en mi mente cada día desde que nos separamos. También te amo, más de lo que puedas imaginar.
Ambos con lágrimas en los ojos, buscaron intensificar más su abrazo. De pronto comenzó a nevar, los pequeños copos blancos caían sobre ellos, un momento mágico. Takano separó su cabeza un poco y con una mano tomó delicadamente el mentón de Onodera. Sus miradas se cruzaron de nuevo y lo siguiente que notaron era que se estaban besando.

De repente todos esos años de soledad y tristeza se esfumaron, sólo quedaban ellos dos en el mundo. Nada ni nadie los distraería en ese momento, ni el frío, ni el viento, ni la nieve. De una cosa estaban seguros, estaban hecho el uno para el otro. Millones de sensaciones dentro de ambos, compartían el mismo sentimiento, amor. Se separaron y se miraron a los ojos, tan intensamente como si su vida dependiera de ello.

-Ritsu- dijo Takano- sé que tal vez necesites pensarlo pero te quiero proponer algo. Empecemos de nuevo. Ambos cometimos errores, ambos nos hicimos daño, pero también es cierto que ambos nos amamos. No puedo vivir sin ti, todo este tiempo no le veía sentido a la vida. Te amo.

-Takano-san, yo… Yo ya no soy el mismo de antes, ¿qué tal si ya no me amas como soy ahora? Tengo miedo de que pase algo que nos haga separarnos y estoy seguro de que esta vez no podré soportarlo. También te amo, pero tengo muchas dudas.

-Amo tu personalidad del pasado, pero amo aún más cómo eres ahora. Desde la fiesta en donde nos encontramos de nuevo me di cuenta de que cambiaste, yo también he cambiado, te amo por quien eres ahora. Yo también tengo mis dudas, ¿y si encuentras a alguien mejor? Soy muy celoso, pero confío en ti. ¿Qué me dices de empezar de nuevo?- finalizó el pelinegro tomando con sus manos las de Ritsu y le dio un beso.

-Yo…-apenas y podía hablar, el castaño no sabía qué hacer. Quería estar con él- Sí, empecemos de nuevo.

Apenas de pronunciar esas palabras, Takano se lanzó a los labios del menor y lo abrazó de nuevo. Juntos, en la nieve. El pelinegro recordó algo y soltó una pequeña risita.

-¿Eh?- dijo temeroso el ojiverde, la última risa que escuchó de él no había sido la mejor del mundo.

-Acabo de darme cuenta de algo- captó la atención de Onodera, quien volteó a verlo sin soltar su abrazo- Hoy pedí un deseo. ¿Sabes lo que pedí?- viendo la cara de confusión del chico frente a él continuó- Deseé estar con la persona que amo, mi persona especial el día de mi cumpleaños- recibió un gran sonrojo por parte del castaño.

-¿Tu cumpleaños? ¿Hoy es tu cumpleaños, Takano-san?- preguntó sorprendido.

-Así es. Mi deseo de cumpleaños se cumplió.

-Feliz cumpleaños, Senpai- añadió Ritsu escondiendo su rostro en el pecho del mayor.

-Es la mejor felicitación que me han dado en toda mi vida- besó la cabeza de su chico- Ne, los chicos de Emerald me organizaron una fiesta sorpresa, ¿te gustaría ir?

-¿Fiesta sorpresa? ¿No se supone que no deberías de saberlo?

-Digamos que no son las personas más discretas del mundo. ¿Quieres venir?

-Eh, claro. Sólo debo regresar a la oficina para arreglar unas cosas, debido a que me traslado la próxima semana.

-Oh, entonces te dejo mi dirección y nos vemos allá, ¿te parece?- repartió un corto beso en los labios del más bajo, causando que el color rojo de su cara no fuera sólo por el frío.

-E-está bien.- El ojimiel escribió en un papel la dirección de su apartamento y se lo entregó, Onodera lo leyó- ¿Nani?

-¿Pasa algo?

-Es sólo que es el mismo edificio al que me mudaré la próxima semana, de hecho al departamento junto al tuyo.

-¿De verdad? ¡Dios, qué feliz estoy!

Se abrazaron de nuevo y se despidieron. Takano se fue muy entusiasmado, su cumpleaños ahora no era nada malo. Ritsu regresó al trabajo con una sonrisa en la cara esperando ver al pelinegro más tarde.

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Haitani se preparaba para llevar a cabo su plan. Esa misma noche actuaría.

Continuará…

Notas finales:

Siento como si mi manera de escribir hubiera cambiado, no lo sé. Bueno nos leemos en la próxima. El viernes voy a estar convaleciente y el lunes no tengo clases así que me dará tiempo de escribir más.

Les agradezco su paciencia y les juro que no volveré a tardar más de medio año en actualizar, fue demasiado!

Dejen sus reviews porfa. Me encanta leer lo que piensan de lo que escribo. Oh, claro. Tengo instagram. ahí subo dibujos que hago e imágenes y fotos de mis manuaidades para quien guste seguirme me encuentran como@sekaitakaritsu


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