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Te espera algo mejor por Dragon no Shiryu

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Notas del capitulo:

Bueno, aquí les dejo el tercer capítulo, espero que les agrade. Ese Shion es tan malo ¬_¬ jejeje bueno, espero que lo disfruten, ya no falta mucho XD 

A partir de ése momento, al guardián de la octava casa no lo abandonaba el recuerdo del caballero de Libra, recordaba su entrenamiento, su forma siempre tan segura de andar por la vida y su deseo de mejorar en los entrenamientos. Pero lo que más se negaba a desaparecer eran las largas charlas que habían tenido en contadas ocasiones. A Kardia le parecía que el Santo de Libra siempre tenía un tema de conversación interesante, los recuerdos que tenía de él lo hacían sonreír, incluso sus errores, su impulsividad y su sobreprotección hacia Tenma.


Diez días después, no soportó la extraña desesperación que sentía por volverlo a ver, pero sobre todo, sabía que el librano necesitaba un consejo, o al menos la compañía de alguien. No podía imaginar cómo había sobrellevado esos días.


Se dirigió a la casa de Libra caída la tarde y entró en ella sin permiso, para encontrarse con el caballero chino sentado en el suelo mirando hacia ninguna parte. Kardia se sentó a su lado y suspiro.


-¿Quién te dejó entrar?- preguntó Dohko en un tono de voz que no sonaba brusco, más bien desolado. Al escucharlo así, Kardia no supo qué tono hubiera preferido. Alzó las cejas sorprendido, aunque no supo si fue por la pregunta del librano o por la forma en que la dijo.


-Pues nadie… pero…- suspiró -ya no puedes seguir escondiéndote-


-¿De qué hablas? yo no me escondo-


-Estás evadiendo los problemas, Dohko, y no es así como un caballero debe actuar, si quieres servir a Athena, debes enfrentar los problemas, y no sólo me refiero a los externos-


-Yo no tengo ningún problema, no he hecho nada malo-


-Lo sé… pero sabes que en algún momento tendrás que hacerles frente-


El librano suspiró, sabía que Kardia estaba en lo cierto y en algún momento tendría que enfrentarlo.


-Sabes…- continuó el caballero de Escorpio -puedo asegurar que algo mejor está por llegar a tu vida, nunca olvides que si se cierra una puerta, otra se abre y todo pasa por una razón-


-Es posible pero… no quiero volver a sentir lo que sentía por Shion, es mejor que me concentre el proteger a Athena, a fin de cuentas, a eso vine al santuario, no a llorarle al caballero de la primera casa o a perder el tiempo con juegos sentimentales-


-Una cosa no tiene que ver con la otra, y sería una lástima que un caballero con tus cualidades, le cerrara la puerta a otro de poder amarlo-


Dohko se quedó impresionado con las palabras del santo de la octava casa, pero no dijo nada. Se levantó y se dirigió hasta una pequeña caja de metal.


Tomó un pequeño prendedor con una brillante gema azulada y se lo extendió a Kardia.


-Esto…-


-Era un regalo- contestó sin más el caballero de Libra


-¿Para Shion?-


Dohko asintió con la cabeza


-¿Y por qué me lo entregas? ¿quieres que se lo lleve?-


-No, es para ti- le contestó el librano seriamente y volvió a sentarse, aunque sin dirigirle la mirada ni por un instante.


-¿Para mi?- el santo de escorpio se mostró sorprendido


-Eres el único que me ha dado algo de consuelo- le dirigió una rápida mirada y volvió a ver hacia el frente -pero por favor, voy a pedirte que me dejes solo, quiero pensar algunas cosas, mañana voy a comenzar a entrenar de nuevo-


Kardia sonrió un poco


-Bueno, entonces debo agradecer el regalo, Dohko, y si puedo ayudarte con tu entrenamiento házmelo saber-


-Lo haré- el librano se levantó y lo acompañó hasta la entrada del templo.


-Buenas noches, Kardia, te agradezco que hayas venido-


-Buenas noches, caballero de Libra-


Esa noche, el santo de Libra observaba las estrellas y se preguntó si en verdad volver a enamorarse era una elección tan mala como había creído hasta ese momento.


 


Durante los siguientes tres días, el Caballero de Libra entrenaba con el Santo de Escorpio. Las sonrisas no volvían a su rostro, y su actitud impulsiva y alegre parecían haberse esfumado, pero había mejorado como caballero. Quizá el dejar de sentir lo había vuelto mucho más observador y analítico, y es que tener la mente ocupada era lo único que lograba aliviar su corazón que aún estaba destrozado aunque él mismo no quisiera admitirlo.


Kardia se ocupaba en hacerlo explotar su cosmo al máximo, sabiendo de antemano que el caballero de Libra quedaría totalmente agotado, así no pasaría noches en vela pensando en el engaño de Shion de Aries. No sabía a qué se debía, pero para el santo de Escorpio cada vez era más insoportable ver la forma en que Dohko había cambiado, y la manera en que su característica alegría se había esfumado para siempre. Cada que tenía oportunidad, buscaba sacarle una sonrisa, cosa que lograba sólo en contadas ocasiones, cuando estaba demasiado cansado para protestar.


El tercer día, Kardia había insistido en acompañarlo a su templo, era una noche lluviosa y helada. El caballero de Libra había aceptado porque hasta él mismo sabia que la compañía lo hacía sentir bien, incluso aunque no platicaran mucho, debido a las cortantes respuestas del guardián de la séptima casa. Estaban por llegar al final de las escaleras, cuando hallaron a Shion acorralado por Manigoldo, besándose como si fuera la última vez.


Dohko alzó las cejas sorprendido del descaro que podía llegar a expresar el lemuriano.


-¿Qué diablos hacen aquí?- preguntó Kardia interrumpiendo su ardiente choque de labios.


-¿Y tu? éste ni siquiera es tu templo- le contestó Shion -sólo queríamos hablar contigo, Dohko-


-Ah, claro, besándose en la entrada de mi templo ¿no?- contestó con una voz que no demostraba ira, sino vacío.


-Escucha, Dohko… no pensé que llegaras tan pronto, sólo queríamos decirte…-


-No me interesa lo que tengan que decirme Shion, están juntos ya ¿o no? y no he interferido entre ustedes, ¿qué mas quieren?-


-Mira, libra, estamos aquí porque Shion me lo pidió- le dijo Manigoldo -no creas que venir a tu templo me hace muy feliz, sólo queremos decirte que es tiempo que retomes tu camino y que estar triste por algo como esto no vale la pena-


-Gracias por tu preocupación, pero Shion no es tan importante como dice ser- habló Kardia en un tono sarcástico -Dohko no lo necesita de la forma en que ustedes creen-


-Y tienes que hablar por el ¿no?- le dijo Manigoldo molesto


-Y tu tienes que hablar por Shion…-


-Ya, basta a los dos- evidentemente, Dohko no estaba interesado en la discusión y sólo quería entrar a su templo y ver a Shion y a Manigoldo desaparecer de su vista -gracias por venir, pero hagan el favor de retirarse, Shion, ya basta de creer que soy un niño débil e indefenso, y basta de atribuirte valores que no te corresponden, no creas que dependo de ti y no creas que soy infeliz porque no estás conmigo, no voy a valorarte más de lo que mereces, y desde que me engañaste, de mi no mereces nada-


-Bueno, si no es tan importante para ti, ¿por qué no tienes pareja?- le preguntó Manigoldo -supongo que más de uno querrán estar contigo-


-¿Quién dijo que el no tener pareja significa que siga sintiendo algo por Shion?- preguntó Dohko


-¿Y quién dijo que no tiene pareja?- añadió Kardia intentando que ambos quedaran satisfechos y se marcharan del templo de Libra.


-No lo hemos visto con nadie… sólo contigo- reflexionó el caballero de cáncer.


-Así es, Kardia es mi pareja, ahora los dos váyanse de aquí por favor, que nos interrumpen- miró al griego con expresión suplicante para que lo ayudara. Kardia se había quedado impresionado con esa respuesta, asintió de forma casi imperceptible y rodeó la cintura de Dohko con su brazo. Al hacerlo, inexplicablemente, una sensación de electricidad recorrió el cuerpo de Kardia por primera vez, y tuvo que cerrar los ojos y aspirar con fuerza para mantener su expresión tranquila y serena.


Shion y Manigoldo alzaron las cejas incrédulos y sorprendidos. El lemuriano no se movió y se quedó mirándolos mientras Manigoldo lo tomaba por el brazo.


-Bueno, qué gusto, Libra… ya nos vamos y te dejamos seguir con tu vida- le dijo jalando del brazo a Shion de Aries -ya vámonos Shion, era lo que querías saber ¿no?-


-Espera yo…- Shion bajó la cabeza de una forma que Dohko interpretó como tristeza, pero en seguida descartó la idea, seguramente eran solo ideas que reflejaban la única tristeza que parecía haber ahí, la suya. Aún así, mantuvo una expresión firme y se obligó a sí mismo a esbozar una sonrisa que reflejara una alegría que no sentía.


-Te deseo suerte, Dohko- concluyó Shion en un tono de voz extraño, que bien podía haber sido de confusión, como también podía serlo de tristeza -me da gusto que hayas encontrado quien si te ame, y no sólo sienta atracción física por ti- añadió con un tono de voz que hirió aún mas el alma del caballero de Libra. Cerró los ojos e intentó asimilar lo que había escuchado ¿Sólo atracción física? ¿eso era lo único que había sentido por él? ¿ni siquiera un poco de cariño? ¿un poco de compasión? ¿un poco de… lastima?


Sin más, Dohko bajó las escaleras y se sentó sobre una de ellas. La lluvia se había convertido en tormenta y le empapaba el rostro por el cual, extrañamente, no salieron lágrimas.


Kardia llegó hasta su lado y se sentó junto a él. No le importó que pudiera mojarse, sólo deseaba hacerlo sentir bien. Dudó en darle un abrazo, pero ¿qué habían significado exactamente esas palabras para Dohko de Libra?


Fin del Flashback


 


Kardia: -¿Tienes frío?-


Dohko: -No-


Kardía: -¿Aún lo amas?-


Dohko: -Si-

Notas finales:

Dejen sus comentarios, espero que les agrade.

Ya falta sólo un capítulo, es un mini fic :) 

Saludos


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