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La tempestad del mar por VampireSaga

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Notas del capitulo:

Bueno ni que decir este capítulo lo escribí a las 7am (Horario Mexicano), pero pues creo que mi Internet no lo mando, así que apenas lo postee ya que anduve de paseo. ¡Que lo disfruten y nos leemos pronto!

-.-.-.-.-.-.Santuario-.-.-.-.-.-.

-¡Maldito seas Milo! –Murmuró Kanon queriendo golpear algo cuando su abuelo le explico con más detalles lo que Camus estaba sufriendo. –No entiendo por qué has hecho algo como esto –Murmuró con la voz llena de rabia, quería golpear a cualquiera en ese instante.

-Kanon, te pido salgas, ve a distraerte o algo, necesitamos seguir atendiendo a tu amigo, por ahora conseguiremos sangre para que pueda sobrevivir y limpiaremos bien su cavidad porque aún tiene demasiado lastimadas las paredes de esta.

-¿Y qué más me queda? –Tomo sus cosas y se dio la vuelta –Te lo encargo –Susurró.

-Kanon, una cosa más, te servirá ir con tu madre, ese color de cabello no te queda. –Sonrío el abuelo del susodicho.

-Sí…-Lo dijo con una sonrisa, pensando que hacía más de una década que no visitaba a aquella mujer.

Mientras Kanon iba a casa de sus padres, era Mu quien buscaba a Shaka con desesperación y no precisamente porque tuviera que rogarle, solo quería ayudarlo a resolver las incógnitas que su corazón había desarrollado en esos días.

-Shaka –La voz terciopelada del santo inundaba la habitación.

-Dime, Santo de Aries.

-Puedes decirme Mu…-Sonrío el peli lila y se acercó a él –Tu comportamiento, aunque difícil de creer son meramente emociones terrenales, se llaman celos.

-¡¿Cómo te atreves a decir algo tan mundano como eso, Aries?! –El rubio enfureció pues era como si Mu le hubiese visto a través de él.

-Te diré algo Shaka, sin faltarte al respeto ni nada. Saga no es Saga sino Kanon –Confesó el santo dejando que la furia del rubio se disipara instantáneamente –Y Kanon ni siquiera siente atracción por mí, solo lo ayudaba a controlar un poco sus emociones en ausencia de su hermano mayor. –Mu camino alejándose del rubio, lo dejaría pensar, pero el brazo de este mismo le detuvo. -¿Shaka? –Mu se sorprendió por el gesto y termino besando aquellos delicados labios.

El carnero había comprendido ese gesto, amaba a Shaka, a ese casi dios, y Shaka parecía corresponderle por primera vez, había sido difícil corromper al hombre, cuando el hombre mismo se había corrompido con algo como el amor. Shaka y Mu continuaron con un beso suave, sin tentaciones sexuales de por medio, su amor era tan puro como los sonrosados pétalos del loto.

Kanon terminó yendo a aquella casa donde antes solía pasar escondido, incluso ahora lo estaba pero ya no como antes, tenía la libertad de decirle a medio santuario que era hermano gemelo de Saga, aunque por molestar siempre decía que Saga era su copia mal hecha.

-¡Kanon! –Gritó la mujer con los cabellos ligeramente tintados en un color plata, con una sonrisa y los ojos apunto de dilatarse quizás por las lágrimas. Era increíble como a simple vista ella podía reconocerle.

-¿Madre? –No sabía cómo reaccionar a ese simple sentimentalismo. Pero cuando ella le abrazo y aunque mucho más menuda y sumamente pequeña, emanaba una calidez que hacía calmar toda la furia del santo.

-Venga ya, no tienes que ser tan formal con quien te dio la vida, eres mi hijo al fin y al cabo –Murmuró ella dándole unos golpecitos sobre el pecho –Un hijo guapo, alto, demasiado fuerte, pero no me gusta ese nuevo look que traes, no me digas, ¿sigues queriendo imitar a Saga? –Ella le tomo de la mano y le llevó al interior de la casa, aquello parecía tan fresco y relajante.

-No, de hecho fue porque estábamos ayudándonos y era necesario. –Dijo con suma distracción al ver unas fotos de Saga y él de muy niños, incluso de bebes. –Dice el abuelo que puedes ayudarme con eso. –Se quedó concentrado en una foto donde estaban los cuatro, Kanon con una red de pesca y pantaloncillos cortos presumiendo un calamar y Saga vestido casi igual solo que con una estrella de mar en la mano y sus padres a un lado.

-Claro que puedo, es tarea fácil no por nada has sacado el color de cabello de tu madre –Ella regresaba con algo ‘refrescante’ para su hijo –Espera ya vengo –Musitó y escapo perdiéndose en esa casa.

Lo que ella decía siempre era verdad, Saga se parecía más al padre en cuanto a gestos, voz más ruda y salvaje, en la manera de expresarse e inclusive en el carácter, pero mucho más en el color de los cabellos, Kanon siempre era comparado con su madre, sus abuelos de ambas partes aseguraban que el gemelo tenía hasta los ojos como ella, llenos de ternura, sin maldad alguna. Mientras esperaba ahí bebiendo lo que su madre le había llevado, fue su padre quien entro de la nada, un hombre alto, un tanto moreno, de ojos verdes oscuros y algo viejo.

-¿Saga? –Ladeo el rostro dudando.

-No, soy Kanon, ¿hola? –En serio, el pobre santo no sabía cómo saludar después de diez años.

-Ya decía yo que esos ojos se me hacían conocidos

Después de ello el padre y el hijo estuvieron platicando de diversos temas, aunque al principio parecía ir demasiado mal para el menor, se fue dando cuenta que no lo era, pues afortunadamente su habla fluida, el conocimiento metido a fuerzas por Saga y el saber de otros temas triviales lejos del santuario le estaban ayudando, todo eso mientras la madre regresaba el color original al cabello de su hijo.

-¿Así que uno de los santos está herido? –Su padre no podía creer eso.

-¿Habrá una nueva guerra santa?

-No madre, él solo tiene lesiones porque su… Ah, su... ¿pareja? que también es un santo lo hirió de gravedad, no quiso usar nada de técnicas deduzco que fue para no levantar sospechas en el santuario.

-Tranquilo Kanon –Susurraba la mujer que secaba con una toallas aquello cabellos de nuevo azul añil. –Sabemos que se pueden enamorar de quien sea, hombres, mujeres, no importa.

El santo sonrió y aquella noche se quedó ahí, disfrutando de los mangares que su madre preparaba y a su vez preguntándose porque extrañaba de pronto a aquel rubio estúpido, honestamente le daba lastima no poder estar ahí. De pronto una especie de deseo empezó a nacer en su interior, como si tuviera ganas de ser besado, abrazado y cobijado en brazos ajenos, se preguntaba si el amor era tan grande como el que profesaba Camus o simplemente se había convertido en una obsesión.

 

-.-.-.-.-.-.Alemania-.-.-.-.-.-.

 

Después de varios días Saga decidió que era hora de que Saori tomara un baño, más bien los dos, la habitación apestaba a todo entre comida y demás olores extraños. Había tenido noches estudiando a la mocosa y seguiría una vez regresando al santuario porque claro la comida no le gustaba al pobre santo de Géminis. Estaba en la bañera cuando alguien o algo interrumpieron aquello.

-¿Estas espiándome? –Murmuró Saga -¿No que te gustaba mi hermano, Andrómeda?

-No es eso…-dijo el santo dándole la espalda al mayor –Solo me pidieron traer las toallas limpias, las demás señoritas fueron a dejárselas a Atenea, pero como tú eres hombre ellas mujeres y…

-Sí, sí, ya capte, ahora salte de aquí –Ordenó de mala gana –No me engañas, eres Saga –susurró tratando de salir de ahí.

-¡Espera! ¿Qué has dicho? –sin querer Saga se había levantado desnudo, con el agua chorreando sobre su cuerpo deteniendo a Shun, quien por cierto se concentró más en el cuerpo del mayor que en otra cosa.

-Kanon…-musitó –Kanon es más cortante, dice algo con firmeza y luego corta la plática, tu no, eres demasiado bueno… -susurró. –Atractivo y… y… el tinte se está deslavando, algo que no sería normal si usaras agua fría, pero aun así tu color cabello se supone es natural no debería teñirse azul.

-Shun…-Saga estaba demasiado extrañado con lo que acababa de decir, de pronto el cuerpo del menor le parecía atractivo, pues al verlo sonrojado fue más llamativo.

-¿Puedo lavarte la espalda?, tienes tinte en toda la piel –murmuró el menor con un atrevimiento en la voz. –Saga le veía con desconcierto, no podía creerse que aquel santo de Bronce estuviera diciendo aquello. Apenas el mayor había colocado la esponja en una de sus manos, Shun se atrevió a besarle, fue intesto y largo el beso, Saga correspondía a ello, hasta que de nuevo cayo en cuenta de todo lo que sucedía.

-Basta…-Susurró poniéndole la mano en el rostro.

-Pero…

-Seguiremos después, ve a descansar en unos minutos iré por Atenea para que sigua estudiando. –Murmuró el mayor, viendo que el peli verde se marchaba, pero no sin antes darle un beso en la mejilla.

Ese gesto hizo que Saga detuviera al menor, que lo hundiera entre sus brazos, importándole poco si lo mojaba, le beso con intensidad, enredando sus manos a su cabello cuando comenzó a acariciarle y Shun se acomodaba sobre él. El peli azul comenzó a quitarle las húmedas prendas, desnudando ese torso delgado y pálido. Sus manos acariciaron la piel desde la nuca hasta la cintura y lo hizo de nuevo por enfrente, deteniendo ambas manos sobre sus tetillas, estimulándolas poco a poco, haciendo que se endurecieran con su tacto. Jaló su labio inferior entre los suyos, escuchó un ronco sonido de aquel pecho eran esos jadeos incontrolables, las caderas del santo de Andrómeda se movían rítmicamente sobre la entrepierna de Saga, su miembro desnudo y demasiado erecto hacía que el peli verde le deseara más. “Saga”, susurró el peli verde perdiéndose en un mar de sensaciones cuando el mayor comenzaba a besarle el cuello, a acercarlo más, ambos se movían acompasados provocándose uno al otro. Andrómeda gimió aferrándose a sus hombros cuando sintió la húmeda lengua de Saga jugar con uno de sus pezones.

El peli azul ya no aguantaba aquellas provocaciones de parte del otro, empezó a guiar sus manos sobre aquellas caderas y terminó quitando las prendas que sobraban, podía sentir la erección del peli verde contra la suya, moviéndose una contra otra. Podía sentir la calidez del cuerpo de Andrómeda. Saga tomo a Shun de las caderas obligándolo a levantarse ‘Siéntate sobre mis piernas’ dijo en un murmuró cargado de sensualidad besándolo el lóbulo del otro quien no pudo evitar tomar la punta del miembro de Saga y comenzar a acariciarlo lentamente, después de escuchar al mayor gruñir comenzó a masturbarlo lentamente con la mano, de arriba abajo. ‘Basta’ ordenó Saga abriendo las piernas de Shun, acariciando sus muslos, su entrada, notándolo deseoso y jadeando mientras mordía su labio inferior y buscaba penetrarlo, fue de una forma lenta que Shun comenzó a bajar las caderas contra el firme pene del peli azul. Sintiendo como su miembro llenaba su estrecha cavidad, gemidos intensos salieron de los labios del peli verde, Saga intento callarlo con un par de besos, mientras comenzaba a moverse con cierto ritmo sobre las nalgas de Andrómeda. El agua de la bañera salía por los bordes desparramándose, el peli azul mordió la piel de Shun, besando sus labios, adueñándose de su boca cuando sus lenguas se encontraron en un vaivén. Las embestidas del santo de Géminis comenzaron a hacerse más fuertes, rudas hasta el punto de hacer estallar de puro placer al menor, sentía que perdía la conciencia, pronto, mientras Saga jugaba con sus emociones y su miembro, terminó eyaculando en la mano del peli azul que empezó a lamer los restos de aquella dulce esencia. Lo que dejó sonrojado a Shun, esa imagen le parecía excitante y sensual, se apodero de los labios de Saga y movió sus nalgas entorno del pene de Saga, hasta que sintió su semen en su interior, caliente, llenándolo lentamente, sus besos fueron apasionados y no se atrevieron a separarse después de aquello, Shun enredaba sus delicados dedos en los largos cabellos del santo.

-.-.-.-.-.-.Santuario-.-.-.-.-.-.

 

Habían pasado días, tantos que ya ni sabía si estaba correcto seguir ahí, afortunadamente Camus ya estaba mejor y ahí estaba Kanon, en medio de una hitación, con un Kanon esperando de forma inexpresiva a los pies de la cama.

-¿Milo? –Murmuró el santo, creyendo que su amado es el que veía entre lo borroso de su vista.

-Te equivocas…-Sonrío acercándose –Será mejor que descanses, estas demasiado herido para continuar de esa forma, unos días más y podrás regresar al santuario.

-¿Por qué me ayudas Kanon? –Sollozo el peli turquesa.

-Es mi deber como santo, aunque mi lealtad no este con ustedes, son mis compañeros. No importándome lo demás, Milo sí que te puso una buena tunda, deberías renunciar a un amor así de enfermizo –pero mientras Kanon hablaba su compañero negaba rotundamente con la cabeza.

-Cuando ames tanto a alguien comprenderás…-Le dio la espalda tratando de descansar y Kanon salió de ahí, era una tarde preciosa, una que ya casi se iba. El gemelo quiso irse, caminar por la playa, lejos del bullicio y de los ruidos que hacía el amor a su alrededor.

El peli azul se sentó entre la arena y el mar, sintió un enorme vació, un hueco en el pecho, un sentimiento golpeando su rostro, el cálido y abrazador aire estaba poniéndolo nostálgico, a lo lejos el sol se ahogaba en el mar, pudo sentir la briza en sus cabellos, a las gaviotas con su canto acompañando al sol, mientras el tono rojizo de este se deslavaba sobre las aguas convirtiéndolo casi en una extinta oscuridad. Sus pensamientos no eran complicados, pero siempre había estado bien solo, en esa playa, sin nadie a su alrededor, solo él ahí sentado en una roca. Poco a poco fue cerrando los parpados y aquella imagen la contemplo, la sonrisa cínica del rubio. Pronuncio su nombre en un murmullo para que el viento se lo llevara, pero el viento había traído otra cosa.  

-¿Así qué me extrañas? –Esa voz, ese aroma y cuando abrió sus ojos parecía que la persona que deseaba ahí estaba, aunque frunció el ceño a Kanon le parecía un sueño. El rubio se sentó a su lado, viendo como esos cabellos azul claro se ondeaban con el viento, le tomo de la barbilla y cerrando los parpados se acercó dándole un beso.

Notas finales:

¡No me asesinen por lo de Saga! D: (?)


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