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La tempestad del mar por VampireSaga

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Notas del capitulo:

Ayer ya no alcancé a publicar el capítulo, está demasiado largo para algunos, pero aun así espero que les guste el próximo ya será el final,  no me maten, los misterios se resolvieron y solo falta uno. Les leo en los Rev. ¡Saludos y gracias!

                                                   -.-.-.-.-.-.Alemania-.-.-.-.-.-.                               

Atenea dormía después de las severas lecciones del santo de Géminis, Saga estaba sentado a la orilla de su cama, mientras Andrómeda dormía a su lado, se levantó y salió a caminar, termino por llegar al medio día a la mansión con el color de cabello ‘diferente’ ante los ojos de la muchedumbre, pero claro para él ese era su color de cabello, aunque más intenso. Cuando Saori le observó entendió todo, pero siguió trabajando duro, al pasar los días podía ve que por fin el alma de la diosa se apropiaba de aquel cuerpo y el alma de aquella chiquilla estaba siendo domada, sin embargo aún tenía demasiado trabajo por delante, primero sacar a los santos de bronce, por ahora estaban alejados, excepto por uno, cuyo cuerpo había disfrutado la noche anterior.

-¿Saga podemos discutir unas posturas filosóficas en las cuales tengo dudas? –La voz de Saori era demasiado firme y autoritaria, tal como le gustaba, esa diosa estaba por fin dominando a la humana.

-Por supuesto –Susurró viendo a Andrómeda en la cocina. Y ambos partieron a una sala fuera de ahí.

 

-.-.-.-.-.-.Santuario-.-.-.-.-.-.

 

Camus se encontraba durmiendo en una de las habitaciones de la clínica que estaba ahí, no hacía mucho tiempo que Kanon había partido para la playa, pero alguien vigilaba desde la ventana al santo de Acuario. El peli turquesa fue despertando poco a poco por el calor que se empezaba a encerrar, odiaba el calor y era por eso que utilizaba siempre algo de su cosmos para permanecer tan frío como le gustaba, al despertar e incorporarse en la cama noto que ya no le dolía el vientre como antes, ni que tenía ese molesto problema en su entrepierna. Parecía que los brebajes que ese viejo loco le hacía beber en cada comida estaba siendo efecto, pero claro quería que Aioria viniera a curarle gran parte de sus heridas, sin necesidad de sentir aquel dolor.

-¿Camus? –Alguien murmuraba desde las sombras, en aquella venta, una silueta se dirigía, pero la voz fue lo que le descoloco.

-Milo…-Las lágrimas se inundaron sus ojos, y se hundió en sus rodillas.

-No llores –Se terminó de sentar a su lado el peli cobalto. -¿Cómo estás?

-¿Cómo te atreves a venir?, ¿Y todavía haces esa pregunta? –Cuando Milo trato de abrazar a Camus este fue rechazado, estaba llorando, dolido y el santo de escorpio no lo entendía.

-¿Cómo me atrevo?, es porque tengo derecho –Milo le soltó una cachetada. –Porque eres mío, ¡Maldita sea Camus!, ¿Cuándo lo vas a entender? –El peli turquesa no le respondió, no cavia duda, Milo perdía rápido la paciencia. -¿Qué ganabas con mandar cartas a Kanon a mi nombre?, ¿Qué deseabas Camus? –Lo tomo de los hombros y lo sacudió -¡Responde, Maldita sea no te quedes callado!

-¿Qué ganaba? –Murmuró riendo y llorando como si estuviera loco -¡Que lo olvidaras por una maldita vez!, no, eso no era, solo quería que fueras feliz, lo nombrabas mientras dormías a mi lado, mientras hacíamos el amor, comprendí que estabas enamorado de él y yo como un idiota a tu lado, todo para saber que no existo ante tus ojos. Solo me quisiste para esas noches de placer, para imaginar que yo era tu querido Kanon. ¡Duele!, si hice todo esto fue para que de una buena vez le dijeras lo que sentías pero no…Duele, duele Milo –Se hizo bolita llorando, congelando todo el cuarto, estaba enojado, su cosmos era incontrolable, estaba destrozado por todo eso, Milo podía ver a través de él, lo podía desnudar y saber cuándo mentía o decía la verdad, era difícil estar enamorado de alguien así.

-¡Que imbécil eres! –Gritó el peli cobalto. Mientras Camus intentaba golpearlo con toda su furia, pero se detuvo, no le haría daño a ese hombre. -¿Sabes porque nunca me atreví a decirle a Kanon lo que sentía?, ¿Por qué a pesar de todo seguía a tu lado y te prefería a ti?, por una simple razón, porque sin darme cuenta entraste en el fondo de mi ser, te clavaste ahí y no he podido sacarte, quise arrancarte pero me daba cuenta que al hacerlo mi corazón se iría contigo, que te pertenecía, no porque yo quisiera, sino porque eras un egoísta, te amo Camus, te adoro como no tienes idea, pero te has concentrado en el tema de ‘Kanon’ que para mí ya estaba más que olvidado. Te amo, así te haga daño, así me saques de mis casillas yo te amo y no me cansaré de repetirlo. –El peli turquesa quedó atónito ante lo que escuchaba, se dejó abrazar por Milo y sus lágrimas no dejaban de surcar sus finas mejillas.

 

-.-.-.-.-.-.Kanon y Radamanthys-.-.-.-.-.-.

 

-¡Camus! –Gritó separándose abruptamente el peli azul del rubio.

-Tranquilo Kanon, tu amigo está bien, está en buenas manos.

-¿En buenas manos? –Desconfiado pregunto.

-¿Cómo crees que he llegado hasta aquí?...-Sonrío el rubio. –Veras vine al Santuario a buscarte, alguien me ayudo después de conocer al horrible de tu hermano, me encontré con el santo de Aries quien me dio la tarea de custodiar la casa, pero uno de tus camaradas se dio cuenta de mi presencia, Milo de Escorpio. Él me dijo que sabía quién era, que te buscaba y que me llevaría contigo, puesto que también deseaba ver a una persona. Aquí estoy, a tu lado, besando esos finos labios tuyos –Tomo la mano del griego y le obligo sentarse sobre sus piernas. -¿Dónde estábamos?–susurró sobre sus labios, aunque quería patearle el trasero a Milo, ese beso le hizo olvidarse hasta de su nombre.

El roce de sus labios, aquella sensación húmeda de estarse besando, provocaba una excitación mayor en ambos, las manos del rubio comenzaban a acariciar la cintura del griego, la moldeaba con lentitud, alzando un poco aquella camisa que portaba, tocando su fina piel, tan blanca y tersa, marcaba sus músculos con las yemas de sus dedos, subiendo hasta sus costados para atraerle más en aquel beso apasionado, la respiración se le había ido y el peli azul se había separado recobrando el aliento...-‘Radamanthys’ –Susurraba cerca de sus labios, sin separarse, acariciando su labios con su aliento. El rubio solo sonrió de forma cínica –Me pones caliente con ese tono de voz –Le beso la barbilla bajando por su cuello, Kanon emitió un ligero sonido, los labios de su amado tocando su piel estaban enloqueciéndolo. Pronto el rubio tumbo a Kanon en la arena, poniéndose encima de él, sin dudarlo y preso de la desesperación termino rasgando la camisa del peli azul, quitándose la suya también. Kanon puso sus manos contra el pecho del rubio, pensando si era buena idea seguir, pero cuando aquel empezó a lamer su abdomen su resistencia fue nula. Se retorció al sentir la humedad de su lengua abriéndose paso sobre su torso, acariciando sus tetillas, lo húmedo que se sentía su tacto, el estallido de las olas en las rocas era como la vibrante excitación de Kanon. Sentía su erección sobre las telas de su pantalón, eran estorbosas y a su vez lastimosas, su voz entre cortada imploraba que su amante se detuviera, sus labios lograban enloquecerle, sus mejillas se tornaron carmín y su voz obtuvo un timbre sensual, el rubio fue delineando los labios del peli azul con la punta de su lengua hasta besar su nariz. Fue entonces que Kanon tuvo conciencia de que aquello estaba ‘mal’, o que siempre lo había visto así -¡Detente! –Dijo de golpe al abrir los ojos y verle con esa mirada llena de lujuria. –Vamos Kanon, no puedes dejarme así, estoy demasiado excitado para detenerme.-Lo miró fijamente a los ojos. –Si te preocupa que seamos hombres, no debes de temer… te amo, no sería capaz de lastimarte –Radamanthys tomo la mano de Kanon y la puso sobre su torso –Estas palpitaciones solo las causas tu –Se sentían más feroces que las olas, más fuertes que la marea, la brisa fue relajando al menor de los gemelos. El peli azul se atrevió a besarlo, a buscar más contacto con él, el rubio respondió al beso, un beso fugaz pero ardiente, lo tumbo de nuevo a la arena y sus manos recorrieron especialmente la cintura de aquel griego, esculpido por los dioses. Sus besos fueron descendiendo hasta la bragueta de aquellos pantaloncillos de tela, sus manos le ayudaron a deslizarlos junto a la ropa interior, dejando al peli azul desnudo, esbelto, maravilloso, jamás había apreciado semejante belleza. El sonido de las gaviotas a lo lejos fue la imagen que Kanon grabaría al sentir la oleada de placer sobre su miembro, erecto, húmedo y en los labios del rubio, Kanon hacia amago de lo que fuera con tal de silenciar sus preciosos labios que insistían el liberar gruñidos, se retorció sintiendo la arena sobre su espalda, los dedos de sus pies se contraían cuando el rubio comenzó a lamerle por completo, de arriba abajo hasta morder la punta de dicho miembro, sus labios succionaban con fuerza, probando aquel cristalino líquido que emanaba de su cuerpo. El griego gruñía de placer, enredando sus manos en aquella rubia cabellera queriendo acercarlo y a su vez alejarlo, sintiendo que ya no podía más que en cualquier momento llegaría al clímax. Radamanthys metió todo el miembro de su amante en sus labios haciendo movimientos constantes de arriba abajo acariciando con la lengua cada centímetro, hasta que el peli azul curvo la espalda y gritó de placer liberando su esencia, el rubio lamió lo que quedaba en la punta de aquel pene y se relamió los labios al observar a Kanon con los ojos cristalizados, con las mejillas sonrojadas y la respiración totalmente descompuesta. –Delicioso-Se acercó besándolo y acomodándose entre sus piernas, comenzando a moverse de forma brusca, como embistiéndolo. –Es mi turno –Le murmuró al oído, lamiendo su lóbulo, para después poner al peli azul contra la arena, masajeando sus hombros. –Joder Kanon, tienes un culo hermoso –Murmuró el juez, sus grandes manos tomaron los glúteos del peli azul apretándolos ligeramente, Kanon gimió por dicho acto, sonrojándose de golpe, jamás, nunca nadie había tomado sus nalgas de esa forma, pero se sentía delicioso, estaba deseoso. Apretó las piernas cuando el rubio le hizo ponerse sobre sus rodillas. –Así me gusta, alza más esas caderas –murmuró viendo que estaba prácticamente en cuatro. No era humillación lo que sentía, si no placer, estar expuesto de esa forma le excitaba, su miembro comenzó ponerse erecto de nuevo –Vamos Kanon, nada me gustaría más en este mundo que ver cómo te masturbas –Sonrío y el peli azul gimiendo y con la vergüenza colorando su rostro comenzó a estimularse. El rubio gruño de placer al verlo y se acomodó tras sus nalgas, pasando un par de dedos sobre su entrada, abriéndole más las piernas a su amado, tomo con fuerza aquellas nalgas separándolas lo más que podía y su lengua toco aquella cavidad tan húmeda y estrecha. Kanon gritó de placer, el sentirle en esa zona se sentía jodidamente excitante, la lengua del juez entraba y salía lentamente de aquella cavidad, humedeciéndole despacio, lamiendo a su alrededor a la vez que apretaba esas nalgas, el peli azul sintió que perdía la conciencia en ese punto, pero al sentir aquella nalgada el placer aumento abruptamente. Kanon mordió su labio inferior evitando gemir más alto, pues los dedos de su amado se abrían paso en su interior y aquello aunque un poco doloroso era placentero, sentirle dentro de esa forma, sus dedos entraban y salían con rapidez. Deseando que no fueran los dedos si no otra cosa, aquellas yemas tocaban sus paredes que se contraían poco a poco. -¿Deseas algo más? –Lamiendo la espalda de Kanon, el rubio preguntaba. –A ti –Dijo sintiéndose desfallecer. –Quiero que me penetres-Lo decía en serio, su mano se movía sobre su propio pene y apenas podía sostenerse, pero deseaba más.

Radamanthys dejo de estimularle con aquello dedos, humedeció sus dedos y le acarició por última vez haciendo vibrar al santo de Géminis, poco a poco fue liberando su pene de aquellas prendas y estimulándose un par de veces el peli azul pudo ver lo grande y excitado que se encontraba. -¿Puedo hacer algo? –Murmuró a lo que el juez se quedó pensando –Claro –Kanon se dio la vuelta quedándose frente a Radamanthys, metiendo de un solo golpe el miembro del rubio en su boca, tenerlo se sentía caliente, excitante y llenaba sus labios, era tan grande que ya deseaba tenerlo dentro, quería sentirse penetrado. El juez gruño, aquello le tomó por sorpresa y si no detenía a Kanon se vendría en sus labios, pero el santo parecía disfrutar, observaba como su pene entraba y salía de esos deliciosos labios. Le terminó mordiendo la punta y fue cuando Radamanthys le detuvo. Lo maldijo por lo bien que se sentía aquello pero ya no aguantaba, deseaba probar, hacer suyo al peli azul. Lo recostó  bocabajo y alzo aquellas caderas, tomo su miembro y se empujó lentamente sobre esa cavidad. El santo sintió un fuerte dolor, una estocada, quiso gemir y gritar al mismo tiempo pero parecía que le habían robado la voz, mordió su labio inferior haciéndose sangrar hasta que el juez entro por completo en su interior, fue de forma rápida e instantánea, claramente aquel miembro llenaba su cavidad, proporcionándole calor, excitación y placer. El rubio tomo aquellas caderas con fuerza y empezó a moverse lentamente, entrando y saliendo, lo disfrutaba, era de lo más estrecho que se había imaginado. La oscuridad se apropiaba del lugar, pero ni cuenta se había dado, pues el placer lo tenía cegado disfrutando de las embestidas que cada vez se hacían más rápidas, lujuriosas y placenteras. El peli azul rogaba por más de aquello, cada vez que le penetraba con vértigo no podía evitar que sus embestidas se movieran acompasando el movimiento, ese placer, esa lujuria y la vergüenza crecían en él, buscaba los labios del mayor, enredando su lengua en la ajena, sintiendo ese placer desencadenarse, una y otra vez, Radamanthys lo nalgueaba y aquello solo lograba encenderle más, sentía que se perdía como las olas en el mar, que la tempestad del aquel placer comenzaba a guiarlo a la locura más grande que había hecho. Mordió los labios del rubio mientras se masturbaba con fuerza y finalmente termino eyaculando, llevando esa mano llena de su esencia a los labios de su amado quien de forma lujuriosa comenzaba a lamer sus dedos, el peli azul alzo las caderas y abrió las piernas lo más que pudo, tomo sus nalgas para sentir más aquel miembro golpear su interior, su piel estaba llena de la caliente arena, gimió fuerte al sentir que ya no podía más, que aquello les estaba superando, el calor, la llama que ardía en su interior se hizo más grane, las paredes se su cavidad se contraían una y otra vez absorbiendo el pene de su amado, quien no aguanto aquel acto y termino eyaculando en su interior, jadeando y con las palpitaciones tan descontroladas, su respiración se iba por momentos al llamar al menor, abrazo su cintura con fuerza, descansando sobre la arena, besándose una y otra vez, mordiéndose y coqueteando con aquellas miradas llenas de pasión y lujuria.

 

-.-.-.-.-.-.Una semana después-.-.-.-.-.-.

 

Saga había regresado con Atenea, Shion estaba sumamente molesto con los gemelos, más con Kanon por no ser capaz de hacerse cargo de esa simple tarea, pero al final Saga regresaba con una Atenea más culta, más centrada y dispuesta a quedarse en el santuario para aprender ciertos artes junto a otras de las mujeres que estarían a su servicio. Milo y Camus regresaron por la noche, en la cena, diciéndole a todos que su relación estaba mejor que nunca, que no había nada de qué preocuparse, incluso Saga confirmaba su relación con Shun de Andrómeda, aunque solo lo vería cuando pudiera. Mu y Shaka quedaron impactados por lo que Saga anunciaba.

-¡A mí no me importa nada de eso!, quiero saber dónde está Kanon. –Shion frunció el ceño.

-No lo sé, pero me pondré a buscar, mi abuelo me informo que estaba en casa de mis padres, posiblemente ellos sepan algo. –Añadió Saga.

-Confió en eso Saga –De malas ya se había puesto el patriarca.

-Yo... Marín y yo tenemos un anuncio que hacer –Susurró Aioria haciendo que las mujeres de servicio entrara y sirvieran copas de vinos –Nos vamos a casar –decía el santo de Leo, dejando a los demás impactados. Todos felicitaron a Aioria, unos cuantos bromeaban con aquello, sin embargo Kanon seguía desaparecido.

-Ya no podrás acompañarnos a ver a los santos femeninos pelear –Añadía Dhoko y Shion le tiro una mirada asesina.

-¡Felicidades hermano! –Felicitaba Aiolos.

-¡Bien por ustedes! –Gritaban por ahí.

-¡Yo seré el planificador de tu boda! –Decía Afrodita.

-Me alegro escuchar eso, porque la boda es en una semana –Cuando Aioria dijo eso, Afrodita se desmayó contando el trabajo que implicaba.

-Yo propongo un brindis y seré tu padrino –Dijo Saga dejando de nuevo en impacto a todos, pues de los santos a él jamás le importaban esas cosas.

-Hay que buscar a Kanon –Susurró Shura.

-Yo sé dónde podría estar –susurró una voz femenina. 

Notas finales:

¡Nos acercamos al final ;__;!


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