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Todos se encontraban en el comedor, solo se escuchaba el sonido de los cubiertos, unos a otros se miraban, hasta que Shion observo a ‘Saga’. Camus, Mil y sobre todo a Mu. El patriarca dio un sorbo de vino viendo a los demás santos.
-¿Quién te ha herido el cuello Milo? –Preguntó viéndole fijamente, sabía que el santo no le iba a mentir.
-Camus… Pero si le preocupa que estemos en guerra, no es así, esta misma noche eso terminara –Susurró viéndole fijamente.
-Más te vale y espero que así sea una más y los dos se largan del santuario. –Pronuncio viendo a Saga -¿Saga, no ha bajado algún santo femenino a tu casa?, juraba que ayer te entregaron ropa limpia, no es que tenga nada en contra de que uses los ropajes de Kanon, pero es un tanto extraño.
-Pues no, a mí no me han entregado la ropa limpia, así que me he puesto esto y ya dejen de insistir en el tema, es solo ropa, no le veo la ciencia. –Frunció el ceño molesto, pero todos parecían encontrar algo raro en el santo de Géminis. Si no fuese por el color de cabello, sería Kanon quien estaba ahí.
-Bueno dejemos ese tema, hoy hablaré con los santos femeninos para que pasen por la ropa sucia y entreguen la limpia de alguno de ustedes, además Kiki se ha ofrecido también –Añadió Shion –Mu, ¿a dónde te has teletransportado varias veces por la noche? –Su alumno termino con la mirada gacha.
-Ah, Shion, fue por mi culpa –Dijo el menor de los gemelos –Mande mi respuesta a Kanon con Mu, fue personalmente, no quise mandar notitas, Kanon respondió y fue así como Mu ha ido y venido. –Estaba seguro de lo que decía, además era ‘casi verdad’
-Entiendo, pero para ello estaba Kiki
-A esa hora ya me encontraba durmiendo –Dijo el aludido.
-Es cierto maestro, Kiki estaba demasiado cansado para andar haciendo esas cosas, así que me he ofrecido yo –Mu acarició la cabeza de su pequeño alumno ofreciéndole más comida de su propio plato.
Shaka por su parte vio fijamente al carnero y después a Saga. Shion comenzó a preguntar detalles a cada santo, era demasiado estricto cuando quería así que debían ‘obedecerle’ como fuera, siempre amenazaba con exiliarlos, hace poco lo había hecho con un santo de plata y desde entonces en el santuario temían del gran maestro.
-.-.-.-.-.-.Alemania-.-.-.-.-.-.
-¿Radamanthys? –Murmuró una mujer de piel blanca como la nieve, de largos cabellos azabaches y de expresión amable pero parca.
-¡Pandora! –Expresó levantándose de su asiento dándoselo a ella. –Hace demasiado que no te veo. –murmuró el juez.
-Ya no témenos clases compartidas, además he dejado casi todas, estoy dedicándome al arpa –Susurró con amabilidad. Ella estaba enamorada del espectro, pero aquel hombre siempre parecía distante y se comportaba de cierta forma delante de ella, como si fuera una reina o algo parecido.
-Bueno tu eres demasiado perfecta para la música.-sonrío y le ofreció uno de los panecillos que comía y ella tomo uno llevándolo a sus labios. -¿Tus padres están bien?
-Sí, te mandan muchos saludos. Incluso he estado custodiando la prisión de aquellos dos dioses, mi pequeño hermano es demasiado curioso y temo que algo malo pase.
-No pasará Pandora, tu eres una mujer excelente, demasiado autoritaria, recuerdo cuando de niños a Mino, Aiacos y a mí, nos dabas una paliza en el futbol. El juez termino por soltar una carcajada.
-No lo sé Radamanthys, los tiempos han cambiado, incluso a esos dos ya no los he visto. –Pronunció viendo a su amigo -¿Qué sucede, puedo ayudarte en algo? –Llevó una de sus blancas y delgadas manos a las del rubio.
-Busco a alguien, a un Santo de Atenea
-¿Estás pensando en atacarlos o qué? –Se sorprendió a lo que el rubio hecho una carcajada.
-No Pandora, es sol que le conozco de niño, lo he encontrado hace poco pero al irlo a ver ayer parece una persona distinta –Se le quedó viendo.
-Eso es extraño, dime el nombre del Santo –Susurró y termino por cerrar los ojos
-¿Qué harás?...-Se le quedó viendo.
-Radamanthys tengo ciertos medios para saber a quién buscas. –Le sonrío esperando el nombre.
-Kanon… -Dijo mirando a Pandora quien cerraba los ojos y parecía demasiado abstraída en lo que hacía.
-Es el Santo de Géminis, nacido bajo la estrella más brillante y seguramente tiene un hermano gemelo, conoces esa constelación ¿no es cierto?
-Así es –Dijo sonriendo el rubio, -¿Así que gemelo? –pronunció en un murmullo el juez. -¡Pandora! –Saltó de su asiento y beso la mejilla de la chica. –Me iré a Grecia, muchas gracias. –Corrió alejándose de ahí. Y la chica hizo un gesto negativo con la cabeza.
-Estás enamorado… mí querido amigo…-Una lágrima surcó su mejilla.
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Los santo estaban realizando tareas entre ellos, Mu, Shaka, Afrodita y Dhoko estaban juntos discutiendo de la estética y las decoraciones de la cámara de Atenea. Aiolos, Aioria, Aldebarán y Shura movían varios muebles, acomodándolos según unos planos. Death Mask y Milo se encontraban poniendo unas modernas losetas plateadas para lo que sería la recamara de la diosa. Mientras Kanon y Camus se encontraban con los libros y demás cosas de ese tipo.
-¿Saga? –Susurró por cuarta vez el santo de Acuario. Quien no parecía responder al nombre, hasta que pico su mejilla.
-¿Qué diablos? –frunció el ceño mientras dejaba de ver el libreto.
-Saga, te estoy hablando –Murmuró y Kanon sacudió la cabeza.
-Perdón, andaba pensando, ¿Qué quieres?
-Solo, ¿es verdad que Kanon tiene pareja? –Dijo con seriedad el santo.
-Así es, es un estúpido Alemán, rubio, medio moreno, con una sola ceja, con una mirada fuerte y…-Tuvo que callarse pues Camus empezaba a verle raro.
-¿Le conoces? –Dijo con extrañeza.
-Algo así… pues cuando pedí a Mu el favor. Kanon me hablo de ese hombre ‘que lo acosaba’ –Sacudió la cabeza. ¿Cómo es que pensaba en aquel hombre, tan de pronto?
-Ojala sea verdad y no un invento de hermanos. –Camus se alejó, no entendía eso.
Kanon se movió donde Mu y se acercó cuando el peli lila estaba solo -¿Mu? …-Susurró viendo voltear al canero, lo primero que le hizo quedarse paralizado fueron sus hermosos ojos esmeraldas. -¿Puedo hablar contigo en privado?
-Saga ya te he dicho que... –Kanon termino por jalarlo. Lo llevó tras la estatua de Atenea y le beso. El santo de Aries se enfado
-Tranquilo, Saga nunca haría algo como esto, ¿no es así? –Se sacudió el cabello –No te bese porque me gustaras, solo quería que tu dejases de mirarme con sospecha, fue Saga a quien llévate a Alemania –susurró –Soy Kanon.
-¿Qué? –Mu no se creía eso y sonrió amablemente –Me alegra que no seas Saga, pero besarme no era la forma de probarlo.
-Era necesario de otra forma no me habrías creído.
-No cabe duda que son parecidos en casi todo –Susurró Mu sentándose a un lado de Kanon -¿Sucede algo Kanon?
-No lo sé Mu, ¿tu estas con Shaka verdad? –El carnero se sonrojo –Ya lo sabía, Saga es ciego, bueno jamás me he enamorado, eso lo desconocía, me desconozco desde hace unos días. En Alemania me encontré con un hombre que conocí de niño. Pero su manera de seguirme y acosarme, me hace falta.
-Sin dudas lo extrañas, estas sucumbiendo Kanon –Murmuró acariciando la mejilla del geminiano –Si quieres ir a verlo no dudes en pedírmelo. Seguro que el también piensa en ti.
Kanon termino abrazando a Mu por la cintura, como si fuese un chiquillo –Contrólame Mu, porque si no terminaré asesinando al patriarca, siento que me ha arruinado –Murmuró apretando la cintura de su compañero.
-No seas tonto, tarde o temprano te iba a tocar –Sonrío y abrazo a Kanon –Sé que es difícil, que sea hombre, que fuera de esa forma, pero Kanon, es parte del amor, no mide raza, sexo ni creencias.
Shaka buscaba a Mu para consultarle algunos detalles y llevaba los planos de las estatuas que iban a poner, sin embargo cuando fue a buscarle se quedó de una sola pieza abrazando a ‘Saga’, el rubio sintió una estocada en el corazón, fue de forma fuerte, que termino por no entenderlo y se dio la vuelta, sintiendo molestia o algo similar.