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The Damned por Ahria

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Este de Alemania… 186 años después…

 

 

Tom suspiraba mirando con el ceño fruncido como la camioneta de su hermano gemelo se estacionaba frente a él, sin aparentes intenciones de seguir su camino. Apagó el motor mientras abría la puerta y se bajaba de su propio vehículo para enfrentarse a él. Desde hacía dos noches no se alimentaba, y estaba de suficiente mal humor para descargar sus frustraciones con él. Especialmente porque desde hacía un tiempo Bill no hacía más que eso.

_ ¿Qué diablos pasa ahora Bill?_ le espetó cuando estaba frente a él.

_ Tengo hambre_ dijo él simplemente mirándolo por debajo de la capucha que le tapaba el rostro.

_ Estamos en un pueblo perdido en medio de la nada… ¿No te basta con todo el desastre que hemos dejado detrás de nosotros?

_ Eso es lo que somos ¿no? Monstruos_ replicó Bill sin prestarle atención.

_ No, al menos no quiero considerarme así_ murmuró Tom más para sí mismo que para su gemelo.

_ Muy tarde Tom_ dijo este dándole la espalda pero antes de que su hermano pudiera replicar, algo los distrajo de su discusión. Cinco jóvenes salieron por la puerta frente a la cual habían estacionado. Parecía que era un club o algo así, porque llevaban botellas de alcohol e iban unos encima de otros como si estuvieran borrachos. Bill y Tom se escondieron detrás de la camioneta de Bill con la rapidez antinatural que los caracterizaba. Si eran humanos tenían la cena asegurada, pero algo los detuvo al sentir el olor a vampiro llenar el aire… Más como ellos, y además en aquel lugar… Aquello era algo muy extraño…

 

_ Al final tenías que arruinarlo Sam…_ dijo Aless mientras salían del club todos para escapar del desastre que habían dejado atrás.

_ Fue su culpa Aless, me estaba provocando_

Aless miró a su hermana y después las dos se echaron a reír.

_ Están locas ustedes dos ¿saben?_

Michelle las miraba divertida mientras se daba un trago y tomaba la mano de Drake en la oscuridad de la calle.

_ Vamos Mieke, sabes que no tiene caso. Nunca van a cambiar_

Ahora era Heinrich quien se daba un trago y se acercaba a las hermanas para invitarlas a tomar con un gesto de la mano.

_ No me metan en eso, es ella quien siempre se mete en líos…_ replicó Aless en su defensa aunque sabía que no era cierto.

_ ¿Ella? Vamos Aless, tú eres la que termina cuatro veces a la semana en el despacho de Gordon… Acéptalo, siempre ganas el premio por el perfil más buscado…_

Los cinco se echaron a reír despreocupadamente pero en cuanto pasaron por delante de las dos camionetas se detuvieron en seco con los semblantes rígidos.

_ ¿Cuántos?_ murmuró Michelle comprendiendo que las dos hermanas habían captado algo ajeno a su presencia.

_ Dos_ dijo Sam y Aless asintió para reafirmar las palabras de su hermana_Y Vampiros…_

Los cinco se acercaron unos a otros cerrando una posición defensiva por si a los extraños se les ocurría atacar, pero al parecer, seguían escondidos detrás del auto, sopesando sus opciones…

_ Pues tengo que admitir que tienen un estupendo gusto para los autos…_ exclamó Aless desviando la atención de todos con su comentario.

_ En serio Aless, ¿puedes tomarte algo en serio por una vez?

_ Son sólo vampiros Sam_ replicó su hermana con fastidio_ Y es cierto que tienen un buen gusto para los autos, porque si esas son sus camionetas, me gustaría quedarme con la roja después de que acabe con ellos…

_ Me temo que no está en mis planes cedértela “petite”_

Bill apareció de pronto frente a ellos, escondido detrás de una capa. Nadie dijo nada, aunque se fijaron en que era un hombre, decididamente joven por su voz suave y su vestimenta, a pesar de que la capa no les dejaba asegurar su suposición.

_ Déjala en paz Bill_ dijo Tom sonriendo mientras  aparecía al lado de su hermano captando la atención de los jóvenes.

_ Sólo si me lo pide amablemente…_ dijo este impasible irritando a Aless.

_ Pues puedes morirte en la espera “Bill”_ dijo ella dando un paso adelante y acentuando despectivamente el nombre del joven.

_ Por suerte para ti preciosa, ya estoy muerto…_

Antes de que Aless se diera cuenta de que la rabia ralentizaba sus sentidos Bill ya la estaba lanzando contra el muro más cercano, sin dejar de retenerla por el cuello.

_ ¡Maldita sea Bill, suéltala!_ gritó Tom mientras se lanzaba contra él y lo separaba de la joven_ ¿Qué diablos pasa contigo?

_ No soy de los que se echan atrás frente a un desafío…

_ Pues parece que tampoco eres de los que piensan bien lo que hacen_ replicó su hermano molesto.

_ Me estaba provocando Tom, esa chiquilla estaba…_

No terminó la frase. Antes de que pudiera hacerlo estaba volando lejos de su gemelo y aterrizando en la calle, con un golpe seco, impulsado por una fuerza invisible, que seguramente, de haber sido humano, lo habría matado.

_ No vuelvas a llamarme así imbécil… No te atrevas…_

La voz de Aless era amenazante. Tom no podía explicarse como había hecho aquello esa chica tan menuda y de apariencia frágil,  pero la verdad es que lo sostenía contra el asfalto sin que él pudiera hacer nada contra su voluntad invisible. Ninguno de los otros cuatro se había inmutado en hacer nada, excepto por la chica que había dicho ser su hermana y que se había acercado a ellos cuando Bill había arremetido contra la joven.

Antes de que Tom pudiera detenerla Aless ya estaba sobre Bill, ahogándolo, parada de pie sin mover un músculo, controlando sus poderes con la mente. Bill observó los ojos azules que brillaban en la oscuridad y dejó de debatirse en el suelo. No se había fijado en que la chica en realidad era hermosa. ¡Demonios! Era más que hermosa. Y lo impresionaba más ver como lo miraba con aquel odio inmensurable, sin ni siquiera inmutarse por lo que le estaba haciendo. La había provocado en serio, y no sabía por qué. Desde hacía un tiempo se había vuelto altamente irritable, cruel, frío… Desde que lo convirtieran el odio se había apoderado de su alma, sin dejar espacio para nada más. Pero aquella chica lo había dejado pasmado. Algo extraño en verdad.

Alessandria se quedó turbada cuando vislumbró el rostro del joven en suelo. Era idéntico al del otro, pero por alguna razón le parecía más delicado, más perfilado, perfectamente esculpido en la piel de mármol fría que poseía. Era perfecto. Demasiado bello para ser real. No recordaba haber visto a alguien tan hermoso en su vida. Aquellos ojos marrones de forma almendrada la mantenían hipnotizada, obligándola a relajarse… Se sentía enferma lastimándolo. Él acababa de mover algo en ella. Había tocado muy hondo en su alma, la que parecía haber estado dormida por demasiado tiempo. Aless no sabía por qué, pero indudablemente, se comenzaba a sentir atraída hacia aquel vampiro tan irritable.

Bill notó como la presión en su cuello disminuía y se paró al instante, poniéndose frente a frente a Aless y mirándola fijamente.

_ ¿Cómo hiciste eso?_

Aless enmudeció. La respuesta le dolía en aquel instante. Él era un vampiro, y no podía contar con que fuera uno como los Kalliat, que aceptaban a su raza como sus iguales. Podía mentirle, pero no tenía caso. Seguramente lo descubriría. Y sabía que cuando lo hiciera, esa mirada intensa que le dedicaba se convertiría en desprecio y frialdad.

_ No tengo que darte explicaciones Vampiro_ dijo ella y le dio la espalda, molesta consigo misma por dejarse afectar así con la belleza de ese joven.

_ ¿Qué eres?_

Bill la tomó del brazo reteniéndola y Aless no se soltó al instante. Se dedicó a saborear como la textura fría y a la vez aterciopelada de su piel quemaba la suya ardiente. ¡Maldita sea! ¿Por qué tenía que ser tan atractivo?

_ Una Demonio_ dijo ella simplemente y sintió enseguida como él la soltaba.

No se había equivocado. La reacción le advertía que si no quería salir lastimada no lo mirara a los ojos, porque el asco estaría reflejado en aquella hermosa y cruel mirada. Pero parecía que su cuerpo ansiaba verlo de nuevo frente a frente, y no le obedeció.

_ Lo siento si te lastimé_ le dijo él y ella vio fascinada como su expresión no había cambiado para nada, si algo se había vuelto más intensa.

_ Gracias_ susurró ella extasiada.

De pronto el mundo pareció detenerse. Ambos se quedaron absortos el uno en el otro. Sin mover un músculos o dejar de mirarse a los ojos. Parecía que quisieran decirse algo pero no sabían cómo. Bill, sin comprender por qué, alzó una mano hasta el rostro de ella y acarició su mejilla que se había sonrojado levemente.

_ Extrañaba esto_ murmuró sin apartar la mano y ella volvió a deleitarse con su tacto.

_ ¿Qué?

_ Sentir la calidez de una piel suave, en las mejillas sonrojadas de una chica hermosa…_

Aless sonrió agradecida y él pareció acercarse más a ella, cuando de pronto cambió y se alejó bruscamente, dejando a la chica terriblemente confundida. La expresión impasible y fría volvió a apoderarse de su rostro e incluso de sus ojos, y ella vio como se alejaba cada vez más hasta llegar al lado de su hermano colocándose de nuevo la capucha sobre la cabeza, disimulando los mechones de pelo rubio que caían por su rostro.

Aless también fue con rapidez al lado de su hermana y se agarró a su brazo para desentenderse del hermoso forastero que la había humillado delante de su familia.

_¡Mierda!_ susurró sabiendo que sólo Sam podría oír su fastidio y así fue.

_ ¿Qué fue lo que te pasó allí Aless? Tu nunca cedes antes nadie de esa forma_

Alessandria lo sabía, pero no había podido evitarlo. El impacto de aquel rostro había sido demasiado grande. Era inútil pretender que no le había afectado.

_ Creo que me enamoré Sam_ murmuró Aless y vio como su hermana la miraba con un asombro indescriptible.

_ ¿Qué dijiste?

_ Pues que me enamoré…_

La carcajada de Sam desvió la tensión de todos los jóvenes que se miraban unos a otros sin saber qué hacer…

_ No le veo la gracia Sam…_ chilló Aless con las mejillas encendidas.

_ ¿Tú… que tú te enam…?

_ Te juro que si te sigues riendo lo lamentarás…_

Los demás no entendían nada de lo que hablaban pero la discusión acompañada de las risas había roto la tensión y por fin, Michelle se aventuró a los forasteros para preguntarles  que hacían allí.

Después de unos minutos los cinco Kalliat supieron por qué habían ido a parar allí y que necesitaban su ayuda. Los chicos se mostraron reticentes, pero al final, tuvieron que ceder y secundar  la invitación de Michelle a que fueran a ver a Gordon para que los ayudara. Después de todo, aquel clan se había formado gracias a que ellos también habían llegado allí perseguidos por Los Reichs, y sin un lugar adonde ir… No podían dejar de lado a dos hermanos de su raza que necesitaban protección.

Los cinco echaron a andar mientras los dos gemelos los seguían unos pasos más atrás entre murmullos ininteligibles. Sin embargo, Sam y Aless los seguían a cada rato con la vista, sin poder despegarse por mucho tiempo de su indescriptible e innegable belleza.

_ Parece que tengo algo que agradecerle a esa chica después de todo_ dijo Tom divertido para provocar a su hermano.

_ ¿De qué hablas?

_ De que logró hacer que volvieras a ser el mismo Bill que yo conocí una vez_

Bill notó la amargura en el tono su hermano y lo fastidió saber que le estaba haciendo daño a él también con esa actitud. Pero no podía evitarlo. Se sentía lleno de odio…

_ Pues no te ilusiones demasiado… Es sólo una chica…_ le espetó para desviar el tema.

_ Sí claro_ replicó Tom divertido_ Porque tú miras así a cualquier chica que te tira al suelo como si fueras un juguete_

Bill no dijo nada. Se limitó a sonreír débilmente sin que Tom lo notara y miró de reojo hacia adelante. No había sonreído desde la noche en que lo habían convertido. Y de eso hacía mucho tiempo. Quizás demasiado.

Llegaron a los límites de la pequeña ciudad, donde empezaba el bosque, y allí, todos echaron a correr siguiendo a Michelle, la cual lideraba el grupo. En pocos minutos vislumbraron la mansión, y segundos después, los gemelos se veían envueltos por la cálida bienvenida que los Kalliat daban a sus hijos.

_ ¿Desde cuándo se traen las presas a casa, Mieke…?_ le preguntó Gordon a su hija y ella sonrió.

_ Creo que Aless debe responderte eso…

_ Claro, Aless_ dijo el hombre y junto a su esposa se presentó a los forasteros.

_ ¿Qué quieren o qué buscan aquí, jóvenes vampiros?_

Bill no dijo nada. Estaba fastidiado por la actitud de esa gente. Vivían y eran felices como si no fueran monstruos oscuros que asesinaban personas inocentes para drenar su sangre como animales.

Tom, al ver que toda la responsabilidad caía sobre él, le presentó sus respetos a Gordon y le contó que venían huyendo de unos hombres que se hacían llamar Los Reichs…

Justo después de que los convirtieran, ellos habían notado que tenían algo diferente. Bill era más rápido y más ágil de lo que los otros vampiros con los que los habían secuestrado parecían ser, además de que podía leer los pensamientos y dominar las emociones, y Tom, bueno, era evidente que era diferente, porque se podía hacer invisible o variar su composición molecular a sus anchas… Aquella organización había encontrado el nido de vampiros y los habían destruido a todos, excepto a ellos, a los que habían llevado consigo y encerrado para hacerles pruebas físicas de todo tipo…

Los gemelos habían logrado escapar de allí, para volver a casa, pero había sido un error. Bill y Tom no sabían que su deseo de sangre podía convertirse en un impulso  asesino si estaban expuestos entre humanos, y aquella noche en la que volvían a casa, no se percataron de que los esperaba una humana totalmente indefensa e ignorante de lo que les ocurría. La humana era la prometida de Bill, y antes de que este pudiera controlarse y tomar conciencia sobre lo que hacía ya era demasiado tarde… La chica estaba muerta.

_ Desde entonces hemos estado huyendo…_

Cuando Tom terminó de contar su historia Aless no pudo dejar de notar como la expresión de Bill se había transformado. Parecía adolorido, como si llevara dentro de sí una culpa y un peso enorme, que no lo dejaba seguir adelante. Entonces era por eso que no sonreía nunca. Era por eso que se mantenía alejado de todos bajo aquel escudo que conformaba con su actitud fría y distante… Había matado a la mujer que amaba, y no podía dejar de odiar lo que era por eso…

_ ¿Entonces aceptarían la invitación de unirse a nuestra familia?_

La pregunta de Gordon iluminó el rostro de Tom con una mirada de agradecimiento.

_ Por supuesto Sr., no tenemos a donde ir…_

Gordon asintió complacido y todo el Clan supo que se les habían unido dos miembros más.

_ Claro que la única condición es que no pueden abandonar este lugar… Nos expondrían y pondrían en peligro nuestra paz fuera de los dominios de Los Reichs…

_ No se preocupe, no violaremos sus condiciones…_

La sonrisa del padre Kalliat se hizo más grande y acogedora y después de un gesto que todos comprendieron, la familia se reunió al lado de los padres para ser presentados a los nuevos acogidos…

_ Sean bienvenidos…_ exclamó Gordon y Tom asintió contagiándose de su sonrisa siempre cálida_ Esta es mi esposa, Ava_ continuó el hombre al ver que ambos gemelos le prestaban atención_ Y ella es mi hija mayor y consanguínea, Michelle_

La muchacha rubia de ojos azules y físico esbelto que los había interrogado antes les guiñó el ojo y también sonrió, en señal de acuerdo con la bienvenida que su padre ofrecía.

_ Él es Drake_ continuó Gordon_ fue el primero que se unió a nosotros, huyendo de Los Reichs. Él posee el poder de mutar en cualquier especie que toque…_

El joven al lado de Michelle los saludó con un gesto de la cabeza y tomó la mano de su novia mientras le susurraba algo al oído. Tenía los cabellos de un rojo chillón, y los ojos color ámbar, una combinación extraña, pero que ligados a sus facciones atractivamente masculinas, ofrecían un conjunto digno de apreciar.

_ El segundo que nos encontró fue Heinrich, que posee una fuerza sobrenatural, incluso mayor que la de los vampiros más antiguos conocidos…_

Ante la voz de Gordon Bill y Tom miraron al gigante rubio de ojos de felino color verde que los miraba desde el otro lado de la habitación. Era musculoso, incluso llegaba a intimidar, pero la sonrisa burlona en su rostro y la actitud despreocupada que demostraba mientras hablaban de él, decía que no era demasiado peligroso.

_ Y por último, las hermanas Samantha y Alessandria, que no son de nuestra raza…_

Enseguida los nombres de las chicas atrajeron la atención de los gemelos, que clavaron sus ojos en ellas.

_ ¿Qué quiere decir con eso? ¿Son una clase alterada de humanas…?_ preguntó Tom intrigado por la declaración del hombre.

_ No, son una especie diferente de criaturas… Ellas son Demonios…

_ ¿Demonios…? ¿A qué se refiere con eso?_

Gordon no estaba extrañado de que los chicos desconocieran qué era un Demonio, se notaba a simple vista que era recién nacidos, creados sin ningún tipo de formación o guía que les mostrara a qué se enfrentaban de verdad en aquel mundo…

_ Los Demonios son una raza de seres que se parece a la nuestra en algunos aspectos, pero que difieren de ella en muchos otros. Ellas se alimentan de sangre como nosotros, son también portadoras del don de la eterna juventud, y gozan de una inmortalidad física… pero no espiritual… Los Demonios poseen un alma, y eso los hace más parecidos a los humanos, lo cual los convierte en una especie más vulnerable, es decir, que con los métodos adecuados, los cuales son pocos y muy complicados, pueden llegar a morir. No son creados, sino que nacen siendo lo que son. Y todos poseen fuerza sobrenatural como nosotros, y la agilidad y rapidez de la que gozamos, incluso en más medida que la nuestra. Además ellas poseen una ventaja que nosotros no, y es que tienen alas, y pueden volar… Sin embargo, nuestras chicas no son tampoco Demonios normales, sino que poseen además otras facultades que las hacen deseables para los Reichs… Por ejemplo, Samantha puede predecir el futuro, viajar en el tiempo e incluso cambiar hechos que están por ocurrir o que ocurrieron en el pasado. Y Alessandria, por su parte, ella tiene una mente extremadamente poderosa, que le permite controlar cualquier poder o amenaza natural y antinatural que se le interponga… Además de refrenarlas e incluso destruirlas… Por esta razón, los Reichs las perseguían como a los otros, y no por huir, sino porque querían destruirlas, ya que, dos criaturas como ellas, podrían representar un problema en su contra…_

Los hermanos quedaron fascinados ante aquellas revelaciones. Nunca se habrían imaginado que los Vampiros existían de verdad hasta que la maldición de aquellas criaturas les fue impuesta… Y ahora veían con sus propios ojos, otra clase de seres, diferentes y más poderosos que ellos, que también se veían sometidos ante aquellos malditos hombres que los perseguían a todos…

_ Vulnerables…_ repitió Bill por lo bajo para sí mismo_ Entonces pueden morir, como los humanos…_ Su mirada se desvió hasta Aless, que observaba el suelo, como si las palabras de Gordon la apenaran…_ Ella puede morir…

_ ¿Qué dices Bill?_ le preguntó su hermano al no poder entender el murmullo en el que hablaba, pero al ver que no le prestaba atención, comprendió que no estaba hablando con él, sino consigo mismo…

_ Mi nombre es Tom_ dijo entonces dirigiéndose a la familia que los miraba expectantes_ y este es mi hermano gemelo Bill… Muchas gracias por acogernos…_

La tensión se disipó y todos se acercaron a ellos para saludarlos con cordialidad. Sin embargo Bill no parecía dispuesto a confraternizar, así que Gordon prefirió darles un tiempo para que se acostumbraran al ambiente y llamando a Aless y Sam las colocó frente a ellos, para que pudieran verse unos a otros.

_ Chicas, ellos van a ser sus compañeros de cuarto…_ dijo mientras aguardaba la reacción de Sam.

_ ¿Qué?_ chilló  esta_ Pero si hay un millón de habitaciones en esta casa Gordon…

_ Creo que es mejor que se adecúen a nuestro modo de vivir lo más rápido posible, además, no queremos que nuestros nuevos acogidos se sientan rechazados si los enviamos al ala oeste, apartados de los demás…

_ Están bastante grandecitos, pueden cuidarse solos…_ replicó nuevamente la chica invariable en su resolución.

_ Vamos Sam, gracias a tu hermana están aquí, así que creo que es justo que sea vuestra responsabilidad entrenarlos para esta vida…

_ Pero si nosotras no somos vampiras…

_ Pero conocen las costumbres…_ la cortó Gordon y se alejó lentamente_ Agradéceselo después a Aless, ¿sí?_

Sam fulminó con la vista a su hermana, y luego se encaminó hacia las escaleras con un seco “síganme”.

Los chicos obedecieron, y también Aless, que sabía que se había metido en problemas con Sam. Daba la casualidad que su hermana adoraba la intimidad y la privacidad. Por eso es que compartían el último piso ellas solas, en la habitación más grande de la casa. Sam y ella eran algo así como las niñas mimadas de Gordon. Él las adoraba a ellas y a Michelle por igual, aunque no fueran sus verdaderas hijas.

Cuando llegaron al tercer piso Sam se volvió hacia Aless con cara de pocos amigos y esta se apresuró a abrir la puerta mientras se acercaba a ellos. Cuando entraron los cuatro, Sam cruzó los brazos sobre el pecho en actitud molesta y se dirigió a los gemelos.

_ Bien, hasta que subamos una cama, pueden dormir en el sofá y los sillones.

_ No necesitamos dormir, preciosa_ le dijo Tom dirigiéndole una radiante sonrisa que hizo que la chica se turbara por un momento.

_ Bien, en ese caso, no hay problemas… Sólo una cosa más…

_ Aunque si me dejaras, me encantaría dormir contigo… Quizás pudiera hacer el intento si se trata de ti…_

Las mejillas de Sam se volvieron rojas al instante, mientras lo miraba con ojos desorbitados. Aless no sabía si se había molestado más por la interrupción que por el comentario…

_ ¿Te crees muy lindo no? Pues déjame decirte imbécil, que aún si fueras la última criatura en el mundo no me acostaría contigo… ¡Nunca! Y que te quede claro…

_ Oh vamos. ¿Crees que no noté como no parabas de mirarme en todo el camino hasta aquí?_ replicó Tom divertido, viendo como la ira de ella aumentaba.

_ ¿Serás…? Pues que sepas que no te estaba mirando, estúpido, y que si crees que me gustas estás muy equivocado…

_ Nunca dije que te gustara, eso lo acabas de admitir tu solita cariño…

_ Eres el cretino más arrogante y patán que he conocido jamás… Si te atreves a acercarte a mí parte del cuarto, vas a lamentarlo por el resto de tu existencia…

Notas finales:

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